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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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El día de la Televisión

El 21 de noviembre es el Día de la Televisión.

UTECA, la asociación de las televisiones en abierto aprovecha ese día para celebrar una Jornada sobre el medio. Es una jornada para las loas y las reivindicaciones; a un nivel muy alto: el discurso de apertura lo imparte la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría. Un discurso muy correcto y muy bien preparado, por cierto. Esta vez el título de la jornada miraba al futuro: 2020 y más allá.

Este año he tenido el honor de que me invitaran a la jornada; no es la primera vez pero tampoco es habitual. Voy a tratar de hacer un resumen de los asuntos más interesantes (desde mi punto de vista) que se trataron.

Foto de familia con la Vicepresidenta. FOTO: UTECA

Creo que se pueden agrupar en tres grandes áreas: las cifras del medio, las audiencias y su problemática y la legislación con sus implicaciones.

Concha Iglesias de Deloitte fue quien dio más cifras, aunque también se escucharon algunas interesantes en la conversación sobre la audiencia. La Televisión en Abierto muestra una buena salud si miramos a la cifra de negocio: se recupera poco a poco tras la crisis; se mueve ya en las cifras de 2011 (muy lejos todavía de las de 2007; pero mejor que la mayor parte del resto de los medios). Si atendemos a la audiencia las cifras también son saludables: aunque el tiempo de consumo se reduce poco a poco desde 2012 aún se mantiene cerca de las cuatro horas diarias, por encima del dato de 2010 cuando a nadie se le ocurría hablar de muerte de la Televisión. Además el 98% del consumo medido en televisores corresponde a visionado lineal (el clásico de la televisión en abierto).

La Televisión es clave por su papel vertebrador en lo económico, lo social y lo cultural.

Desde el punto de vista de la realidad medida no parece haber problemas: el consumo de la televisión en abierto se mantiene y el mercado publicitario, su principal fuente de ingresos, sigue apostando por la Televisión. No parece haber preocupación en este aspecto. Y sin embargo…el discurso dominante en muchos ámbitos es el fuerte auge de YouTube o de plataformas como Netflix, Amazon y similares, que llevaría a la muerte de la Televisión tradicional. ¿Qué ocurre en realidad? La publicidad sigue apostando en gran medida por la Televisión en abierto porque sigue siendo el medio con el que se pueden conseguir grandes coberturas, algo que las marcas necesitan y que no obtienen en el hiperfragmentado mundo digital. Eduard Nafría destacó en su intervención que Digital es el medio para conseguir efectos a corto plazo pero también se agota enseguida por la dificultad para alcanzar grandes coberturas, un papel en el que la Televisión todavía es única. El otro aspecto del problema es precisamente la medición de lo que ocurre en otros dispositivos diferentes al televisor en los que todo parece indicar que se concentra el consumo de la otra televisión. Eduard Nafría prometió que pronto tendremos esa medición, fruto del acuerdo entre Kantar y ComScore. Pero no podemos olvidar que, dada la fragmentación de la realidad digital será una medición mucho más compleja y entraremos en el mundo de los etiquetados y las mediciones híbridas, con todo lo que eso implica.

La caída de audiencia de la Televisión en abierto es mucho mayor entre los jóvenes que en la media de la población

La legislación es el gran tema que preocupa al sector. Aún no se ha aprobado la nueva directiva europea sobre el Audiovisual; se espera que se apruebe a lo largo del próximo año. A partir de ahí los estados miembros tienen dos años para hacer su transposición a las legislaciones nacionales. Nos pondríamos así, con suerte, en el 2020. Pienso que a la velocidad que evoluciona la realidad, la legislación llegará ya obsoleta.  Y se trata de una legislación muy necesaria porque en este momento tenemos dos realidades muy diferentes compitiendo en un mismo mundo y por unos mismos clientes. Como recalcó Alejandro Echevarría, Presidente de UTECA, mientras las Televisiones en abierto se mueven en un marco muy regulado (limitaciones en publicidad, horarios protegidos, obligación de financiar la producción cinematográfica,…) los nuevos distribuidores desarrollan su actividad en una jungla legal, con limitados o nulos controles y obligaciones y con escasa contribución a la economía nacional.

Muchas veces nos quedamos mirando a nuestro pequeño duopolio local y se nos olvida que el gran duopolio, el que concentra las mayores inversiones publicitarias y el mayor crecimiento, lo forman empresas que no se rigen por nuestras leyes y que prácticamente no pagan impuestos en España. Parece lógico pedir que todos los competidores de un mercado se rijan por unas mismas leyes.

Fue una Jornada muy interesante; el mundo de la televisión en abierto lo sigue siendo.

600 islandeses no vieron el partido

Islandia está siendo la sensación de la Eurocopa de fútbol.

Que un país de 300.000 habitantes haya llegado a los cuartos de final del torneo, que se sitúe como uno de los ocho mejores países de Europa tras eliminar a los ingleses, los inventores de ese deporte, un país mucho más grande y que presume de tener la liga de clubes más importante del mundo, es, cuando menos, sorprendente.

Un jugador islandés celebra el gol del triunfo frente a Inglaterra.

Pero también está siendo la sensación en el mundo de la medición de televisión. Según una noticia que han publicado diversos medios, nada menos que el 99,8% de los islandeses vieron el partido entre Inglaterra e Islandia por televisión.

Estoy seguro de que fueron muchísimos los islandeses que vieron ese partido. En un país pequeño en el que el balonmano es el deporte nacional, tiene que ser toda una sensación que el equipo nacional de fútbol se clasifique por primera vez para la fase final de un torneo europeo, más aún que supere la fase de grupos y ¡claro! más todavía que juegue en octavos de final contra Inglaterra. Pero…

No sé cuántos hogares tendrán audímetros en Islandia. Por el tamaño del país supongo que no llegarán a seiscientos; o sea que en número de personas no estaremos hablando de más de 2.000. Por tanto, hablamos de que cuatro de esas personas que tienen audímetros en casa no vieron el partido…puede ser.

Pero por otro lado veo que había gente viendo el partido en pantallas en las calles; no sé cómo será el parque de bares en Islandia, seguro que muy pequeño comparado con el español. Pero alguno habrá y tendrá tele y quizá sintonizó el fútbol.

Pero…mucho más aún: en las imágenes de los partidos se ve que la selección islandesa tenía su pequeña, o no tan pequeña, hinchada en los campos de fútbol. Parece que el 8% de la población (26.000 personas) acompañó al equipo a Francia. Hoy mismo, esta tarde, en el partido de cuartos de final contra Francia, se espera que haya 15.000 islandeses entre el público.

Unos datos muy impresionantes pero también muy incoherentes, que demuestran que en cuestión de números estamos dispuestos a creernos cualquier cosa, sin pensar demasiado.

Eso sí: ¡qué grandes son, otra vez, esos islandeses que vuelven a darnos lecciones como ya ocurrió en la crisis o con ocasión de los papeles de Panamá!

Y lo serán sea lo que sea que ocurra hoy en el partido ante Francia.

La medición de audiencia en Portugal cambia de manos

Hace unos meses se convocó en Portugal un concurso para decidir quién realizará la medición de audiencia de televisión a partir del año próximo.

Hasta ahora en nuestro país vecino todas las investigaciones relacionadas con el mercado de medios los realizaban empresas del grupo Marktest, de Luis Queirós, uno de los grandes de la investigación en el mundo. Marktest realiza el Bareme, equivalente a nuestro EGM; gestionaba desde su nacimiento , aún gestiona, el panel de audimetría de televisión; realiza Mediamonitor el estudio sobre inversiones publicitarias, equivalente a nuestro Infoadex y es responsable de Telereport, uno de los softwares de análisis de audiencia más potentes del mundo, duro competidor de nuestro Infosys.

Hace algo más se un mes supimos cómo se había resuelto el concurso de audimetría y, creo que para gran sorpresa de todos, el ganador no fue Marktest, sino la empresa alemana Gfk, una de las mayores empresas de investigación del mundo, que hace ya varios años absorbió la suiza Mediacontrol, que lideraba Mathias Steinmann, otro de los grandes personajes de las operaciones de audimetría iniciales. No conozco los detalles de la oferta ganadora; no sé si Gfk ha ofrecido trabajar con los audímetros de reloj que probamos (con buenos resultados) en España hace ya ocho años. Pero en cualquier caso va a ser una experiencia interesante y merecerá la pena dirigir nuestra mirada hacia Portugal para seguir el desarrollo de los acontecimientos.

Siempre que cambia un operador de audimetría y se sustituye el panel existente se producen cambios en los datos de audiencia, que durante un tiempo provocan malestar en alguno de los operadores del mercado (los que salen peor parados en la nueva foto). Pero si el mercado apoya con fuerza el cambio y la tecnología utilizada es adecuada ( y estamos hablando de dos de los operadores indiscutibles) el cambio debería llevar a una situación mejor que la anterior.

En España estamos en pleno proceso de convocatoria del concurso para las mediciones digitales. Si todo va como está previsto este mismo mes se publicarán los pliegos de la convocatoria. La idea es que el concurso se resuelva después del verano para que el ganador comience a dar servicios al mercado como medidor único a comienzos de 2012. Después de más de cuatro años de gestación del concurso y tras el duro trabajo del Consejo para las Mediciones Digitales, parecen unos plazos excesivamente cortos (mejor hacer las cosas bien que hacerlas rápido). Pero bienvenidas las prisas si se hace bien.

Parece lógico que al concurso acudan los dos operadores que ya tienen panel de medición en España (Nielsen y ComScore) y sería deseable que participaran también algunos de los otros grandes de la medición (Kantar Media y Gfk, por ejemplo) pero por el momento no parece que hayan mostrado un gran interés.

Vivimos un momento muy interesante en el ámbito de la medición, que se animará, seguro, en el último trimestre, con la resolución del concurso y a comienzos del año próximo, con la puesta en marcha del medidor único para el mercado.

Otra cuestión que sería interesante es que AIMC e IAB, las dos asociaciones que han trabajado juntas en el planteamiento de este concurso (y que tienen en común a una buena parte de sus miembros) se plantearan la posibilidad de seguir trabajando juntas y acabaran constituyendo una única asociaciación. Si algo sobra en publicidad son asociaciones. Muchas veces pienso que si se trabajara más en conjunto, se podrían realizar acciones más potentes y el sector saldría más beneficiado. Pero seguro que más de un ego sufriría por el camino.

¿Estamos midiendo mal la audiencia de internet?

Decía hace poco Jaime Agulló que

 el pecado original de internet es que se puede medir todo.

Otro de los problemas es que tenemos una gran cantidad de datos y eso no siempre es lo mismo que tener una buena información. Sobre todo si no somos capaces de identificar qué datoa están bien y cuales mal.

Una de las maneras que tenemos en internet para identificar si desde un aparato se ha accedido con anterioridad a una web es marcarla con lo que se llama una cookie. Esto sirve, por ejemplo, para no enviar la misma publicidad al mismo ordenador más veces de las deseadas.

También sirve, o servía, para calcular el número de usuarios únicos que tiene un sitio web. Y los usuarios únicos se interpretaban como una aproximación a la audiencia (eran aparatos y no personas, no teníamos datos sociodemográficos, algo clave en los estudios de audiencia, pero eran datos sólidos).

La verdad es que cuando en alguna campaña el número de usuarios únicos nos salía mayor que la población a la que nos dirigíamos, sonaba raro.

Ahora Media Mind, una compañía que hasta hace más o menos un año operaba con el nombre de Eyeblaster, ha llevado a cabo un estudio en el que demuestra que el número de usuarios únicos puede estar muy exagerado, hasta llegar a multiplicarse por tres.

El problema viene dado por el borrado de esas cookies. Muchos usuarios de internet borran las cookies al menos una vez al mes; otros con mayor frecuencia, incluso todos los días. Este hecho engañará al robot que realiza la contabilidad. Cuando vuelva a entrar y no encuentre la cookie de nuestra campaña, volverá a contar como un nuevo usuario.

Una solución a este problema viene dada por el uso del viejo sistema de los páneles. En Zenith Media llegamos hace casi un año a un acuerdo con Comscore para medir la audiencia de todas las campañas (en este caso sí audiencia de personas y con datos sociodemográficos) en su panel.

Wolf Allisate, de Comscore ha dicho recientemente en el Next 11 de Berlín que la audiencia en internet se está midiendo mal. Pero creo que se refería al borrado de cookies. La medición de audiencia dentro del panel no está condicionada por el borrado de cookies. Las piezas publicitarias que se van a medir se etiquetan sí, pero cada vez que un miembro del panel entra en contacto con la campaña es identificado por el software de seguimiento del panel y contabilizado como audiencia.

A veces dar un paso atrás puede ser muy conveniente para explorar mejor el panorama y avanzar.

Un reto para la generación actual

Repasando archivos para escribir un artículo para Investigación y Marketing, la revista de AEDEMO, he encontrado éste, que escribí en diciembre de 2007  (poco antes de iniciar este blog) y que, salvo citas temporales, creo que sigue teniendo la misma validez que entonces:  

La investigación de medios es una actividad cada vez más importante, no sólo para el mercado de la investigación, también para el mercado publicitario y para la actividad económica en general.

Es necesario saber lo que se debe medir, encontrar la metodología más adecuada entre las que el mercado esté dispuesto a pagar, establecer el tamaño adecuado de las muestras (si la metodología elegida utiliza muestras) y llegar a consensos entre los diversos componentes sobre el buen uso de las medidas obtenidas. Es un mercado en el que los acuerdos, el consenso y la dimensión son elementos clave.

También es un mercado complejo, en el que una medición inadecuada (o un mal resultado de una buena medición) pueden llegar a hundir a una empresa. Al fin y al cabo los resultados de las mediciones son la mercancía que se vende en el mercado de los medios, o al menos constituyen un factor muy relevante en el establecimiento del precio de compra-venta.

Así no es extraño que cuando un medio (o esa figura tan española: un comunicador) no está de acuerdo con los resultados de un estudio, dispare contra él. El disparo se queda casi siempre en ruido mediático, pero ese ruido suele ser muy dañino, porque, como hemos establecido, el sistema se basa en el consenso, que es la base de la credibilidad y la fiabilidad de los datos. Si se hace ruido, puede ponerse en duda la credibilidad y romperse el necesario consenso. En España tenemos una larga tradición de este tipo de ruido: desde la prensa o la radio, pero también desde la televisión o las revistas y, no podía faltar, últimamente también desde Internet. 

Los retos

Ahora, mientras hemos pasado unos meses discutiendo si son galgos o son podencos, la realidad se ha ido moviendo rápidamente bajo nuestros pies. Cada vez podemos llegar a los consumidores de más maneras, de muchas más maneras; eso quiere decir con audiencias más fragmentadas, con contactos más breves, en casi todos los casos más difíciles de localizar y, por tanto más difíciles de medir. Los instrumentos de medida con los que hemos venido trabajando (y que todavía son útiles para medir el grueso de los contactos) se nos están quedando obsoletos entre las manos. Muy probablemente la encuesta con entrevista personal o el audímetro de botones que nos han acompañado durante los últimos veinticinco años, tienen los días contados. No está claro que el panel sea la mejor metodología para medir Internet, pero no hay acuerdo sobre cual puede ser la metodología alternativa (la marcación con tags, la medición en el servidor de publicidad, una combinación de métodos…). Y, repito, se trata de un mercado en el que los consensos son imprescindibles.

La tecnología, en su rápido avance, nos presenta un panorama de medios diferente cada día, a la vez que cambia el comportamiento diario de nuestro consumidor. Pero la tecnología nos ofrece también nuevas soluciones para medir. Sólo se trata de encontrar la tecnología adecuada, llegar a acuerdos sobre su implantación y estar dispuestos a financiarla.

Desde que en España puede hablarse de mercado publicitario propiamente dicho, cada generación ha tenido que afrontar sus propios retos.

En los años sesenta, cuando se necesitaron los primeros consensos, los profesionales de la época fueron capaces de poner en marcha la OJD, primero y el EGM después. Seguro que entonces no fue fácil llegar a acuerdos, pero se hicieron los esfuerzos necesarios, se cedió en lo accesorio para conseguir lo fundamental y se alcanzaron acuerdos que nos han servido a los que vinimos después.

En los años ochenta, cuando apareció la primera competencia en televisión, fue Televisión Española quién llenó un hueco ante la falta de consenso del mercado y convocó un concurso para la puesta en marcha del primer panel de audimetría. Probablemente no fue la mejor opción (aunque chapeau por la iniciativa), pero con el tiempo se acabó reconvirtiendo y tenemos un sistema de medición de televisión con un estimable grado de consenso y control por parte del mercado. A principios de este siglo se perdió la ocasión de establecer un sistema de medición de Internet acordado por todos; quizá aún estemos a tiempo de reconducir la situación.

Pero la situación está cambiando; las mediciones que nos han servido hasta ahora pueden quedarse obsoletas muy rápidamente. Un sistema de medición que no cumpla con las necesidades del mercado de medios está herido de muerte y en un mercado con una amplia multiplicidad de soportes con audiencias muy fragmentadas corremos el riego de que con los sistemas actuales la parte de la realidad que se nos quede sin medir sea mayor que la que midamos.

No se trata sólo de ampliar los tamaños de las muestras con las que trabajamos (que también. Y eso, ya se sabe, tiene aumentos de costes, con lo difíciles de asumir que son siempre), se trata, muy probablemente, de encontrar metodologías nuevas, que aprovechen los avances tecnológicos para medir de una manera más eficiente.

 El estado de la cuestión

A finales de noviembre se celebró en Madrid el VII Encuentro Internacional de Investigación de Medios, una cita de alto nivel entre investigadores que desde mediados de los años noventa viene organizando la AIMC.

Cómo medir la audiencia de televisión tanto si es en el hogar como si es fuera, tanto si se ve en un televisor tradicional como si se hace a través de un dispositivo móvil, qué puede aportar la tecnología a la medición de otros medios: el Mediawatch, ya utilizado en Chipre para los estudios multimedia o el Touch Point, que en el Reino Unido mide utilizando PDAs, las audiencias de los medios de todo tipo, incluso los no convencionales, pero también otras situaciones, incluido el estado de ánimo y ofrece datos de cada media hora de vida de las personas, los usos del GPS en medición de exterior, la combinación de audímetros de aparato y personales, el teléfono móvil como audímetro, la medición en la señal de retorno del descodificador…y tantas y tantas nuevas ideas convivieron con el intento de la Mesa IAB/AIMC por establecer los necesarios consensos en la medición de los medios interactivos y casi coinciden en el tiempo con el nuevo consenso para la medición de medios: un nuevo EGM que combine un multimedia menor con varios monomedias y luego llegue a un dato único mediante técnicas de fusión de ficheros; todo ello con entrevistas personales y telefónicas, a su vez debidamente combinadas. Y ahora viene el capítulo más duro: discutir cómo se financia todo eso. 

Lo dicho: se me antoja que nos hemos quedado en la vieja discusión de las liebres sobre si son galgos o podencos. 

Pero aún queda tiempo…cada vez menos tiempo.

Bueno, ahora quedan dos años y medio menos, pero no estoy seguro de que hayamos avanzado mucho.

Estos días se ha celebrado en Palma de Mallorca la reunión del EMRO, la organización que agrupa a las instituciones de investigación de audiencia de los principales mercados. ¡ojalah sea un paso adelante en la dirección adecuada.

Matar moscas a cañonazos

Hace unas semanas, coincidiendo con la culminación del pagón analógico, se presentó el libro La industria audiovisual en España, un libro coordinado por Corporación Multimedia.

Se trata del resumen de una investigación cualitativa basada en grupos de discusión de expertos y entrevistas en profundidad a un buen número de personas, entre las que tuve el honor de estar.

En la presentación, mi amigo Eduardo García Matilla, Presidente de Corporación Multimedia habló de las ventajas del nuevo escenario que se avecina. Entre otras cosas destacó que los publicitarios, que hasta ahora hemos matado moscas a cañonazos, podríamos hacer disparo de precisión.

Suelo estar de acuerdo casi siempre con Eduardo, pero esta vez no lo tengo tan claro. Mientras la nueva oferta de canales no se especialice y siga buscando en todos los casos el mismo tipo de público mayoritario, creo que seguiremos usando los cañonazos, aunque ahora muchas de las moscas (las que estén viendo cadenas de TVE) seguirán estando fuera de tiro.

Para determinado tipo de productos, muy mayoritarios, los cañonazos no son tan malos. Si al disparar a las moscas cae alguna avispa y compra el producto, bien venida sea.

Eso sí, cada cañonazo ahora nos está saliendo más, mucho más caro.

Otro problema que debemos abordar es el de la medición. Seguimos apostando a televisión una parte importante del dinero de los anunciantes. Pero una cuarta parte de la audiencia es inabordable y otra cuarta parte está mal medida.

El sistema de medición que utilizamos es adecuado para medir canales grandes y audiencias grandes, pero hay que buscar otras soluciones para el nuevo panorama de audiencias sumamente fragmentadas.

Es un problema que el mercado debe afrontar cuanto antes.

Nuevos retos en televisión

Ayer participé en una jornada sobre la nueva situación de la televisión organizada por el IFE (Instituto de Fomento Empresarial).

Fue una jornada muy interesante, en la que las novedades tecnológicas tuvieron mucho peso.

Panorama Audiovisual ha hecho hoy una amplísima reseña que recoge lo más interesante de la jornada.

Tras los cambios legislativos del año pasado y culminado el apagón analógico se plantea una situación completamente nueva.

El apagón analógico, positivado como encendido digital, se ha cerrado con éxito: el número de hogares con incidencias es menor del esperado. Eladio Gutiérrez, Presidente de Impulsa y sin duda el mayor responsable de este éxito, dirigía la jornada.

La tecnología no se detiene y eso mueve las ventas de receptores. Ahora lo que se nos viene encima es la HD (Alta Definición) y la televisión en 3D.

Se espera que para finales de este año, impulsados por el Mundial de Sudáfrica, se hayan vendido 3,5 millones de receptores de HD.

En opinión de algunos de los ponentes, una vez que se ve televisión en HD ya no se quiere ver otra cosa.

Mi intervención, que no se recoge en Panorama Audiovisual (aunque sí figuro en una foto) versó sobre los retos que afronta actualmente la medición de audiencia.

El mercado publicitario ha perdido desde principios de este año la posibilidad de contratar en TVE. Eso supone un 25% de lo que se negociaba el año pasado. Además aumenta la audiencia de los canales temáticos, tanto de pago como, sobre todo, en abierto.

Esos canales se miden mal, con muestras insuficientes, que dan resultados con un error relativo elevado.

Esto nos ha llevado a una situación en la que casi la mitad de la audiencia o es inalcanzable o está mal medida.

Habría que pensar en nuevos sistemas de medición, pero eso cuesta más dinero.

Será difícil que prospere cualquier iniciativa sobre nuevos sistemas de medición. Quienes ahora pagan más, las grandes cadenas, son las más beneficiadas con el mantenimiento del statu quo. Encontrar un consenso entre las otras partes del mercado (los canales pequeños, los anunciantes y las agencias de medios) es difícil.

No veo a nadie dispuesto a coger la antorcha de esa nueva medición necesaria, que costaría más dinero que la actual.

Lo más probable es que vayamos midiendo cada vez peor y que las grandes cadenas privadas sigan sacando de esta deficiencia un beneficio cada vez mayor.

Quien quiera que la situación cambie tendrá que poner dinero (y liderazgo) encima de la mesa.