Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Que el frío no quiebre tu fe en el calentamiento…

Hacía tiempo que no oía yo, con tanta frecuencia y admiración, la recomendación de nuestras abuelas de que

«hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”.

Lo normal, entonces, era pasar frío hasta el 10 de junio, más o menos.

Hoy (día 45 de mayo) me levanté tarde y me dispuse tomar el desayuno dominguero en la terraza. El sol ya estaba alto, pero hacía fresquito. Llevaba un pijama de franela (de riguroso invierno) y, aún así, tuve que recurrir a un jersey (abierto, eso sí) para poder leer la prensa de pago al aire libre. Chispeó durante unos minutos y pronto volvió a salir el sol, con un espléndido cielo azul madrileño, de los de Velázquez.

Nos acercamos a la noche mágica de San Juan y al día más largo del año, a las puertas del verano, y, sin embargo, aún duermo con pijama de franela, edredón y ventanas cerradas. El campo de Villanueva de la Cañada (Madrid) sigue tan amarillo chillón y morado-violeta como cuando arranca la primavera a finales de marzo. Apenas se ven amapolas, la sangre de los trigales, como las llamaba Gómez de la Serna en los años 20 y 30, durante el último ciclo menor de calentamiento global.

Los niños y, quizás, también los borrachos (“in vino veritas”) nos dirán sin rubor que hace frío en pleno mes de junio. Y que hemos tenido un invierno que, como indica su nombre, ha sido bastante invernal, o sea, frío.

Esos niños y esos borrachos serán los encargados de proclamar, a los cuatro vientos, que el emperador del cuento va desnudo. Ni traje invisible ni leches: sencillamente, va en pelota picada. Los demás, gente sensata que ya ha sentado la cabeza y que vela por su empleo, su salario y su instinto de supervivencia, apenas se atreverán –nos atreveremos- a llevar la contraria a la corriente principal; esa que adora mayoritariamente al nuevo becerro del oro del medioambietalismo acientifico como único dios (y a Al Gore, que es su profeta).

Hay científicos escépticos (sin llegar a ser herejes) que no se atreven a proclamar que el emperador va desnudo, por miedo a perder la subvención, el ascenso o, lo que es más importante, el aplauso.

Temen que les ocurra a sus presupuestos lo mismo que a los del minitrasvase fallido del Ebro a Barcelona. El Gobierno lo aprobó, como respuesta de emergencia frente a la «pertinaz» sequía. En cuanto volvió a llover a cántaros, canceló el proyecto.

Hay científicos que reciben dinero para investigar el calentamiento.

¿Qué será de esos fondos si reconocen que no hay calentamiento sino enfriamiento?

Acurrucado en mi jersey de invierno, me topé esta mañana con la página editorial –la más noble y seria- de El Pais. El titular del comentario editorial no podía ser más actual:

El frío calentamiento

Lo copio y pego aquí arriba, pues, aunque sólo cuenta una parte mínima de la realidad, mi juicio, no tiene desperdicio. El dibujo (pingüinos entre cocoteros) resume bien la contradicción que trata de justificar el editorial. Apoya el contenido incompleto de una doble página interior, presuntamente informativa, sobre por qué el frío actual se debe solo (¡oh contradicción!) al calentamiento global causado por el hombre. O sea, el frío se debe al calor. (¿La gallina?).

Y recurren únicamente a la teoría de la corriente cálida del Golfo y al efecto de las grandes cantidades de agua dulce producidas por el deshielo del Artico. Esa es una de las teorías que tratan de explicar el enfriamiento actual, pero hay muchas otras.

¿Pero de qué deshielo me hablan?

¿Acaso han olvidado esos científicos subvencionados las teorías sobre los ciclos oceánicos Pacífico/Altántico?

¿Habrán estudiado alguna vez el «mínimo de Maurander»(tan temido) y los efectos del llamado cariñosamente «Sol perezoso» (con menor actividad solar?

En ciclos de subida y bajada de actividad solar (y de manchas solares), el campo mágnético de un Sol fuerte y activo nos protege de la radiación cósmica. En cambio, cuando cambia este ciclo desciende la actividad protectora solar y llega más radiación cósmica a la Tierra .

Ahora hay pocas manchas solares y algunos científicos temen que nos estemos acercando a otro «mínimo de Maurander» con el consiguiente enfriamiento de la Tierra. Ojalá vuelvan pronto las manchas solares para que regresemos al calentamiento, que tan beneficioso ha sido siempre para el ser humano. Los nordicos saben muy bien que el calor es bueno y que el frio es malo.

El editorial y el reportaje de El País se refieren sólo a la corriente del Golfo y a la presuntamente abundante agua dulce del Artico para justificar que este frío de ahora está producido, ni más ni menos, que por el calor.

Eso es lo que dicen algunos predicadores de la nueva religión de moda, que atribuye al hombre (a sus pecados y/o excesos) el cambio climático, ya sea hacia el calor, hacia el frío o, ¿por qué no?, hacia los dos a vez.

El titular del amplio reportaje, a toda página y con interrogantes poco profesionales, no es nada informativo. Más bien provocador:

¿Calor o nueva edad de hielo?

¿En qué qudamos?

Habituado a leer y a comparar titulares de prensa, me he percatado hoy de que hace tiempo que no los veo dedicados al famoso “calentamiento global” que nos traía fritos durante todo el verano pasado. Ya se sabe, en verano suele hacer calor y en invierno, frío. Tengo la impresión de que no conviene a los intereses de la corriente principal hablar del calentamiento global cuando hace frío. De hecho, desde el curioso incidente del primo de Rajoy (¿lo recuerdan?, en el pasado otoño), no me he ocupado de este asunto por falta de titulares sugerentes o provocadores.

Desde que acabó el otoño (y empezó el frío) la prensa no suele titular en portada con las palabras “calentamiento global” sino, más bien, y sólo si es necesario, con las de “cambio climático”. Resultan más ambigüas y menos chocantes cuando estamos titiritando de frío.

La prensa de pago es muy hábil para dar o quitar cobertura a lo que quieren o no quieren leer sus feligreses. Y ese es uno de los objetivos principales de este blog. Sacarnos los colores cuando se nos ve el plumero y alertar a los más ingenuos para que no se fíen, a la primera, de lo que leen (y no leen) en los periódicos.

¡Si lo sabré yo!. No se fíen de los titulares de la prensa, porque los hace gente como yo.

He repasado el archivo de este blog y he comprobado que, salvo error, desde octubre pasado no he recogido ningún titular de portada sobre calentamiento global ni he criticado las homilías de Al Gore, profeta apocalíptico y, no sabemos por qué, Premio Nobel.

Pronto volverán los días calurosos (eso que llamamos comúnmente verano) y volveremos a leer titulares llamativos sobre esos pocos pobres ancianos que mueren cada día a causa de la terrible “ola de calor”. Por el calor mueren unos cientos y salen a cuatro columnas. Por el frío, mueren varios miles y apenas les dedicamos un breve y a una columna en página par.

¿Por qué no leemos titulares semejantes en la prensa invernal sobre la multitud de ancianos que mueren a causa del frío?

Sencillamente, porque no interesa a quienes hacen los periódicos ni a sus fuentes de información ni, seguramente, a sus fervorosos lectores, imbuidos de la nueva fe en el papel hegemónico que le atribuyen al hombre en el calentamiento global.

Leo y sigo con interés y curiosidad estos asuntos que definen al hombre como causante principal del frío o del calor (da igual) en la prensa, por lo que tienen de fondo moral o religioso. No soy científico sino divulgador y me interesa sobretodo la cobertura mediática que se da a estos fenómenos, desde el punto de vista científico, para-científico, ideológico, económico o casi místico.

Voy a releer lo que escribí aquí mismo el verano y otoño pasados:

1.- Anti-Gore V: Rajoy se rajó

2.- Anti-Gore IV: Rajoy y su primo van al infierno

3.- Anti-Gore III: Falso consenso. Los científicos disienten.

4.- Anti-Gore II: ¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos

5.- Anti-Gore- I: ¿Estamos calentando la Tierra? No te lo creas ni borracho

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Intentaré refrescar mis lecturas de censores y apologistas sobre el papel del pobre hombre-hormiga en los cambios cíclicos de nuestro universo descomunal (con todas sus galaxias, radiaciones cósmicas, manchas solares, etc.) que apenas entendemos.

Ya que la prensa tradicional de pago está dando la espalda al debate que mantienen ortodoxos y heterodoxos sobre las causas (¿humanas y/o galácticas) del calentamiento/enfriamiento global, la controversia se ha trasladado -¡cómo no!- a la divina Internet. La prensa antigua o tradicional (estilo siglo pasado) no se atreve aún a contradecir a la corriente oficial. Los escépticos se defienden de los ortodoxos en la web a pixelazo limpio.

La web está ardiendo con cientos de páginas y cientos de miles de comentarios sobre un asunto tan universal como la propia Internet. Y la prensa no se entera.

A los interesados les recomiendo especialmente este enlace sobre «debate climático diario» que recoje argumentos a favor y en contra.

Ahí verán por ejemplo que muy pocos lectores se han enterado de que la temperatura mundial ha bajado persistentemente desde 1998. No lo saben, sencillametne, porque eso ocurre y está probado pero no se publica.

¿Acaso saben los lectores habituales de la prensa de pago que el hielo del Artico ha vuelto a crecer?

Sólo se publica cuando el hielo se reduce, lo que suele ocurrir naturalmente cada verano. Unos colegas míos de la televisión pública canadiense (CBC) se adentraron, hace unos meses, en las tierras árticas de su país para realizar un reportaje («El hielo que se va») sobre la presunta desaparición dramática del hielo en el Polo Norte. Gran sorpresa: regresaron con las manos vacías. Nunca habían visto tanto hielo. Una vez más, la realidad les había destrozado una buena crónica. Se preguntaron:

¿De dónde sale tanto hielo?

El hielo no se estaba derritiendo -como suele titular la prensa- sino que estaba creciendo, formando una capa cada vez más gruesa que impedía el avance del rompehielos. Son cosas del invierno pero no se publican. Naturalmente, si vuelven en pleno verano verán menos hielo. Entonces, nos enteraremos de que «el hielo del Artico se está derritiendo» por culpa del hombre que expulsa tanto CO2 a la atmósfera.

¡Pobre CO2, tan injustamente denostado y perseguido!

Ese maravilloso gran fertilizante, como sabemos todos los almerienses… y quienes hayan visitado alguna vez un invernadero. Viva el CO2 y la madre que lo pario.

Mi conclusión es que, en los últimos años, el frío (sus causas y sus efectos) está muy subestimado (infra-reportajeado) por la prensa. Por el contrario, el calor (sus causas y sus efectos) está sobre estimado (super-reportajeado) por la prensa.

¿Por qué?

¿Qué hay detrás de esta distinta valoración de ambos fenómenos?

¿Tiene algo que ver con la verdad científica, con los hechos probados, o más bien, con el sesgo de los intereses políticos y económicos (la cultura corporativa) de quienes determinan lo que se publica o no se publica en la prensa?

La experiencia nos ha demostrado que la verdad científica, probada, constrastada, no se descubre por votación democrática sino mediante la verificación empírica de las hipótesis. Si una teoria contradice a la realidad, conviene cambiar la teoria y no la realidad que peretendemos describir y explicar. Y no digamos precedir…

Me resulta extraño que algunos científicos puedan argumentar que su teoría es más cierta porque la apoyan más colegas.

El Universo es inmenso y el hombre es pequeño. Hay muchas explicaciones posibles, aunque no todas concluyentes, para los fenómenos que observamos en el Firmamento. Hay muchos ciclos planetarios, solares, galacticos, largos y cortos (de décadas, de miles y de millones de años) que afectan a la Tierra y -nos guste o no- el hombre influye bien poco -casi nada- en ellos.

A pesar de nuestra arrogancia de hormigas, entre millones de estrellas lejanas y descomunales, es muy posible que nunca sepamos por que se enfria o se calienta nuestro querido planeta.

No somos nadie. ¡Qué le vamos a hacer!

(Continuará…)

Mi huerta me reclama.

¿Para cuándo un homenaje a El Roto?

(El País de hoy, página 17)

La cuestión religiosa en la Segunda República

CARLOS GARCÍA DE ANDOIN

El País, 14/12/2006

En estas fechas hace 75 años, el 9 de diciembre, fue aprobaba la Constitución de la Segunda República. Es bueno hacer memoria de los múltiples avances que supuso -democracia constitucional, sufragio femenino, establecimiento de los pilares de un Estado descentralizado-, pero también de los fracasos, entre ellos el de la política religiosa. La mayoría gobernante poco imaginaba que aquel texto, lejos de cerrar la cuestión religiosa arrastrada en España desde el XIX, se volvería en el más poderoso factor en su contra.

El ministro de Justicia, el socialista Fernando de los Ríos, abrió el debate parlamentario sobre el artículo 26 del proyecto constitucional el 8 de octubre de 1931. Su vibrante oratoria arrancó una gran ovación cuando, dirigiéndose a la minoría católica, denunció la intransigencia del catolicismo español y el dolor causado por una Iglesia que había vivido por siglos confundida con la Monarquía «haciéndonos constantemente objeto de las más hondas vejaciones». Azaña lo cerraría el 13 de octubre, con el célebre discurso «España ha dejado de ser católica». En los días siguientes vendría la dimisión de la parte católica del Gobierno republicano, el presidente Alcalá Zamora y el ministro de Gobernación, Maura. Y también aquella noche en que Azaña se acostó ministro y despertó presidente. Es verdad que el líder de Izquierda Republicana había conseguido moderar la posición inicial de los socialistas en favor de la expulsión constitucional de todas las congregaciones. Pero aún así la expulsión de la Compañía de Jesús, la prohibición de enseñar a las órdenes religiosas y la supresión del presupuesto eclesiástico en dos años, en lugar de resultar una «verdadera defensa de la República» se convirtió en el principio del fin del nuevo régimen. En un país como España, la hegemonía republicana sólo podía construirse con éxito sobre la inclusión progresiva del catolicismo en el sistema republicano. La solución adoptada por la intransigencia de la minoría socialista a propuesta de Azaña, basada en la exclusión del catolicismo, «resolvió una crisis de gobierno, pero creó una crisis de sistema», como dice el biógrafo de De los Ríos y rector de la Universidad de Alcalá, Virgilio Zapatero.

La aprobación del que finalmente sería el artículo 24 marcó un antes y un después en el devenir de la República, como señalaron posteriormente diferentes protagonistas de la época como Largo Caballero, Marcelino Domingo, Alcalá Zamora o el propio Azaña. Hasta aquel artículo, los hombres que trajeron la República marchaban unidos. Pero como dijo Domingo ese día «marcó una división y trazó caminos que convergían y divergían». La cuestión religiosa había conseguido «unir a los antirrepublicanos y separar a los republicanos». No era la primera vez en la historia de España.

La modernización del Estado español exigía sin duda un proceso de laicización y de separación entre el Estado y la Iglesia. La formación del Estado había quedado sellada desde el siglo XVI por la confesionalidad católica. El nuevo régimen democrático debía constituirse sobre el principio de la libertad de conciencia y religiosa. Consiguientemente, debía afirmar la separación entre el Estado y la Iglesia y reconocer la libertad de cultos. En consecuencia, con ello había de impulsar diferentes medidas que toparon con las resistencias de la jerarquía católica de la época, como la escuela laica con religión optativa, la secularización de los cementerios, el divorcio civil o el reconocimiento de las confesiones minoritarias, principalmente de judíos y protestantes. Sin embargo el proyecto de laicización tomó un sesgo anticlerical excluyente y ello hizo fracasar el intento de una solución de conciliación.

Hubo una oportunidad, de ella es bueno hacer memoria. La protagonizaron De los Ríos y Alcalá Zamora por parte del Gobierno y Vidal i Barraquer y el nuncio Tedeschini, con el apoyo de Pacelli, por la de la Iglesia católica, en lo que se conoce como Acuerdo Reservado. Los puntos de conciliación que habían alcanzado se sustanciaron así: 1º) Reconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia, su estructura jerárquica, libre ejercicio de culto y de la propiedad de sus bienes; 2º) Un convenio entre la República y la Santa Sede para el reconocimiento antedicho. Aunque Alcalá-Zamora y Lerroux eran partidarios de un Concordato, el ministro de Justicia era partidario de un modus vivendi que más tarde pudiera conducir al Concordato en circunstancias más propi-cias. «Pero», escribe en sus notas Vidal y Barraquer, «no defenderá la forma de Concordato» y tampoco «acepta la declaración de Corporación de Derecho Público para la Iglesia», lo que en ningún caso significa «aminoración en el reconocimiento» de su personalidad jurídica; 3º) Respeto «en su constitución y régimen propios y en sus bienes, al menos los actualmente poseídos» a las congregaciones religiosas. Éstas quedarían sujetas a las leyes generales del país. El Gobierno defendería en bloque a todas las congregaciones; 4º) Reconocimiento de la plena libertad de enseñanza de todo español y por ello también de la Iglesia a «crear, sostener y regir establecimientos docentes, sometidos a la inspección del Estado en cuanto a la fijación de un plan mínimo de enseñanza y salvaguardia de la moral, higiene y seguridad del Estado»; 5) En presupuesto de culto y clero acordaron la conservación de los derechos adquiridos y la amortización a medida que se fueran produciendo vacantes. Se contemplaba la sustitución progresiva de la partida de culto por una subvención global dedicada a la conservación del patrimonio histórico-artístico. Este acuerdo implicaba por parte de la Iglesia el reconocimiento de la República y para facilitar las cosas la Iglesia se comprometía a forzar la dimisión del perturbador Primado de Toledo, Pedro Segura, lo que Roma cumplió.

De los Ríos se empeñó hasta el extremo por lograr una solución dialogada, defendió un modus vivendi entre la República y la Iglesia. Su discurso parlamentario, hecho a título personal y por motivos de conciencia, quiso convencer a la mayoría republicana de la Cámara y particularmente al grupo parlamentario socialista de su opción, la que habían tejido con hilvanes en los diálogos con la Iglesia. Sin embargo, su apuesta fracasó.

Nadie podía dudar de la voluntad laicizadora de Fernando de los Ríos. Tenía razones jurídicas, sociológicas y biográficas para ello. Se había forjado en la Institución Libre de Enseñanza, como discípulo y pariente de Giner de los Ríos. Republicanos y socialistas confiaron en él, primero, el Ministerio de Gracia y Justicia y, después, una vez aprobada la Constitución, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. En ambos iban a dirimirse los contenciosos que la República podía y habría de tener con la Iglesia. Sin embargo, él defendió una posición moderada, proclive al acuerdo. Pero perdió contra su partido y contra la Cámara. Así le escribía a Manuel de Falla el 19 de abril de 1933: «Frente a mi partido y contra la mayoría, al discutirse la cuestión religiosa en el Parlamento, sostuve la actitud más moderada y respetuosa que hubo de ser defendida, la que ahora lamentan las derechas que no se adoptara, esas derechas que en sus periódicos me presentan como símbolo de antirreligiosidad y en privado me piden amparo de continuo, desde el canónigo Molina hasta el propio Gil Robles. ¡Si viese cuanta amargura causa todo esto!».

En lugar de instrucciones y declaraciones un tanto arrojadizas sería preciso ponernos a sentar las bases de un pacto por una laicidad incluyente. Es necesario el desarrollo activo de la laicidad del Estado, de las instituciones públicas y de las leyes ante restos de confesionalismo; pero debe hacerse no frente al factor religioso sino desde el reconocimiento de su aportación a la construcción de una sociedad justa, a la deliberación pública y a la convivencia democrática. También es preciso un marco ético y cívico compartido, pero éste debe sostenerse y enriquecerse no sólo desde matrices laicas sino también religiosas y desde el diálogo entre unas y otras. Es necesaria una acción positiva para superar la discriminación de las minorías religiosas como son la protestante, la judía y la musulmana, pero no para difuminar el catolicismo como una entre otras, obviando reconocer lo sociológicamente obvio, la singularidad cultural y pública del catolicismo en un país como España. Es hora de debate sobre el papel de las creencias religiosas en la sociedad española, pero aprendamos unos y otros de nuestra historia.

FIN.

Me entretuve con La Oreja de Van Gogh y ya no tengo tiempo para pegar las portadas de hoy. El Roto es un buen anticipo. Me voy a comer.

Recuerdo a todos los blogueros que deseen participar en el II Concurso 20Blogs que el plazo de presentación de candidaturas termina el próximo dia 20 de diciembre.

Hay varios premios interesantes, con derecho a la estatuilla de Eneko, entre ellos algunos dotados con 3.000 euros y la posibilidad de publicar columnas y blog durante 2007 en 20 minutos y en 20minutos.es.

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Zapatero y Rajoy no se «ajuntan» ni por la Constitución

Triste cumpleaños. Las imagenes de ayer en la tele, mostrando a Zapatero y a Rajoy evitándose como niños que no se «ajuntan», no podían ser más ridículas ni patéticas. Y eso que ambos habían sido invitados por el presidente del Congreso a celebrar el 28 cumpleaños de la Constitución.

Las portadas de los diarios de hoy reflejan en sumarios que ambos líderes no se saludaron durante la fiesta. Nuestros líderes se comportan, a veces, como niños.

Pero esa actitud tan pueril es síntoma de algo mucho más grave: el desprecio de las mínimas reglas de urbanidad democrática por una parte de la derecha española que se muestra persistentemente incapaz de aceptar la alternancia, es decir, que el Poder no les pertenece eternamente.

Por lo demás, los titulares reflejan cierta propensión al diálogo constitucional entre los dos grandes partidos, una propensión desmentida por las imágenes de la tele.

Cada diario elige para su portada a su sujeto favorito: El País al Ejecutivo («El Ejecutivo acepta…») y El Mundo a Rajoy («Rajoy ofrece…»)

El Mundo, a tres columnas:

Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia

El País, a 4 columnas:

El Ejecutivo acepta negociar una reforma más amplia de la Constitución

Ambos diarios destacan el protagonismo de Baker (los amigos de papá Bush) que acuden al rescate galante del niño presidente, que parece deprimido e inclinado de nuevo a la bebida.

Ahora resulta que los ministros y asesores de papá Bush le están recomendando a su hijo presidente lo mismo que, en su día, hizo Zapatero: sacar a las tropas invasoras de Irak.

El Mundo, arriba, a 2 columnas:

Baker propone que EE UU retire las tropas de combate de Irak en un año

El País, a 2 columnas:

Baker aconseja a Bush más diplomacia y menos militares par Irak

El tercer gran titular (autotema) de El Mundo, a tres columnas, me impresiona tanto como las columnas salomónicas, retorcidas, estilo remordimiento:

El PP califica de “involución democrática” el nuevo montaje de Interior contra El Mundo

Sumario:

Angel Acebes equipara la divulgación de las conversaciones privadas de un periodista con la falsificación documental y con la detención de militantes del PP

Ramírez: “Es una vergüenza que haya policías en la cárcel por hablar con un periódico y no haya ninguno por el chivatazo a ETA”

El País no informa de estas fantasías “conspiranoicas” de Pedro Jota Ramírez, tan del gusto del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana), pero dedica todo un editorial al ruido mediático con este titular:

La estrategia del ruido

Nada hay en la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, de enviar a la cárcel a seis implicados (tres de ellos agentes de policía) en un intrincado montaje de tráfico de drogas y explosivos, que no se ajuste a las conclusiones que cabe obtener del auto, conocido el martes, y a los delitos que se imputan a los encarcelados.

En síntesis, la trama, montada inicialmente por el policía José Luis González Clares y el supuesto narcotraficante Manuel Romero, implicó en principio un delito de tráfico de drogas -para acusar falsamente a una ciudadana rusa y arrebatarle la custodia de sus dos hijos, en beneficio de un abogado, su suegro y otro de los detenidos- y después la falsificación de una confidencia de tráfico de explosivos a la policía con los que se pretendía influir para que el padre de Romero, encarcelado en Galicia, fuese trasladado a Madrid.

Como remate de esta cadena de simulaciones, dos agentes, Celestino Rivera -que intentó suicidarse el martes- y Jesús Parrilla, según está acreditado en el sumario, colocaron la información sobre la investigación del tráfico de explosivos al diario El Mundo, que acabó vinculándola a la delirante conspiración que pretende conectar la masacre del 11-M con ETA.

La sarta de embustes y presuntos delitos cometidos por los policías y su confidente merecerían una atención limitada, la que corresponde a un desgraciado caso de corrupción policial, de no mediar la circunstancia de que los delincuentes intentaron disfrazar sus fechorías, y al mismo tiempo rentabilizarlas, recurriendo al fantasma de esa conspiración sobre la autoría del múltiple atentado del 11-M que viene defendiendo un sector del Partido Popular sobre la base de las exclusivas que administran El Mundo y sus alrededores.

Aunque las conclusiones judiciales conocidas, adoptadas después de investigaciones amplias y contrastadas, rechazan cualquier conexión de ETA con la masacre, y aunque las supuestas investigaciones periodísticas han incurrido en ridículos tan estrepitosos como el de la mochila cambiada o atribuir un vehículo a ETA porque aparecía una cinta de la orquesta Mondragón, los partidarios de la fantasmal conspiración insisten en exigir que jueces y policías no cejen en la búsqueda de pruebas que confirmen sus disparatadas hipótesis.

Era de esperar que esa conducta tuviera consecuencias para la justicia. Una de ellas es que los delincuentes acudan ahora a protegerse en el burladero de la conspiración, en el que todo es posible, hasta lo más estrambótico, para borrar los rastros de sus desmanes. «La vamos a liar» y «mañana vamos a hacer mucho ruido» se jactaba el redactor del diario ante el complaciente policía que le había filtrado la noticia. Tanto lío y tanto ruido buscan sin embargo un siniestro e inadmisible objetivo: desprestigiar el sumario contra los autores probados de la masacre del 11-M.

(FIN)

El País incluye dos temas religiosos que apenas tienen hoy cobertura en El Mundo.

Uno trata de la opresión de la mujer árabe por interpretaciones arcaicas del Islam, a dos columnas:

La ONU certifica la discriminación legal de las mujeres árabes

La encuesta sobre el velo, viajar de forma independiente, pedir el divorcio, ser primer ministro o rechazar la poligamia es bastante expresiva.

El otro trata del enfado de Izquierda Unida por la rendición de Zapatero ante las presiones de la Iglesia Católica, a tres columnas, con este titular:

La regulación de la enseñanza religiosa irrita al líder de IU

Sumario:

FEPER sostiene que Educación se ha humillado ante los obispos

Y para terminar, nunca viene mal una mirada al genio de El Roto en El País. Sabe muy bien cómo arañar el corazón de las personas todavía sensibles ante a la injusticia.

El 11-M sale hoy en El País, pero no en El Mundo
Aquí pasa algo…¡Viva la Constitución!

Estoy en Almería, muy cerca del mar y muy lejos de Internet. La conexión es pobre, pero un amigo me ha traido los diarios desde la capital y, despues de verlos, no me he podido resistir a comentar las portadas de hoy, aunque sea un gran día de fiesta.

Ahora consigo, por fin, conectarme y voy a pegar aquí todo lo que he escrito. Tiene razón Pericles al destacar los titulares de hoy en su último comentario.

Pocos días podemos señalar, desde la pérdida del poder por el trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana), en los que El Mundo no haya incluido el 11-M entre sus titulares de portada.

Hoy, Día de la Constitución, es uno de ellos.

Tiene, además, la peculiaridad de que es también uno de esos raros días en los que El País sí cita el 11-M en alguno de sus titulares de portada.

Se trata, pues, de un día señalado en la breve historia del análisis que hacemos de las portadas de ambos diarios en este blog.

Coincide, además, con una fecha emocionante para los demócratas (y para los que puedan disfrutar del puente): 6 de Diciembre, Día de la Constitución.

El Mundo abre su portada, a cuatro columnas con este gran titular:

Prisión para un policía de la trama de la Goma 2 y para sus denunciantes

El País abre a dos columnas:

Prisión incondicional para los policías que urdieron un montaje sobre el 11-M

Aunque se trata de la misma noticia, El Mundo –sin mentir, ahí está la gracia- mete en la cárcel solo a un policía mientras que El País –sin mentir, tampoco- mete en la cárcel a más de un policía (“los policías que urdieron…”) y además los mete de manera “incondicional”.

Como vemos, El Mundo destaca “la trama de la Goma 2” y El País destaca “un montaje sobre el 11-M”.

Pero ya sabemos, por experiencia, que una cosa es la portada –la más cara de todas, el escaparate del diario- y otra, las páginas interiores, mucho más baratas.

En su página 12 (par), a 4 columnas, El Mundo sí encarcela (”sin fianza”) a otros dos policías (“acusados de revelar una trama mafiosa”) aunque, por arte de magia –y no de mafia- no aparece por ningún lado el “11-M” ni a quien revelan esta presunta “trama mafiosa”.

El País concede al mismo asunto una página completa (la 23, impar) en la que sí alude al 11-M.

El Mundo huye de la palabra “montaje” –¡qué palabra tan socorrida y jugosa!- al informar de la prisión para los policías que le “revelaron” la presunta relación de etarras con islamistas pero la utiliza, en cambio, para otra “denuncia” de Cartagena, su confidente favorito, a una columna:

Cartagena denuncia que la “operación Nova” fue un montaje de la Policía

Ambos coinciden en ilustrar su portada con foto de “civiles” con tricornio reclamando derechos. Hoy es un buen día para apoyar la desmilitarización de la Guardia Civil cuya función, sobretodo en democracia, –y como su propio nombre indica- es civil y no militar.

Es proverbial el abuso que los españoles hacemos de los oxímoros y con qué frecuencia nos equivocamos con ellos.

Algunos me vienen a la memoria: Guardia Civil (es militar), alférez provisional (o sea, para toda la vida), tolerancia religiosa (imposible), justicia militar (más imposible, si cabe), médico militar (o cura o mata), etc.

Y no digamos cuando adjudicamos algún título a los famosos: Fernando VII, “El Deseado” (el rey felón, el mayor cabrón de nuestra historia reciente), Juan Carlos I, “El Breve” (y ya lleva 31 años de reinado, uno de los más largos de nuestra historia).

O sea, que no acertamos ni una.

Con ser llamativa la diferencia de tratamiento que ambos diarios hacen del caso del montaje policial para ligar a ETA con el 11-M (y contárselo a El Mundo), me ha llamado más la atención la cobertura que hacen del nuevo éxito de la Iglesia Católica, que ha tumbado también al ingenuo Zapatero, equiparando la enseñanza de los dogmas y creencias religiosas, en la escuela pública, con la enseñanza de las ciencias, las artes o las letras.

El Mundo da un perfil muy bajo al nuevo triunfo de los obispos.

No le dedica ni una sola palabra en su portada.

Cuando los obispos pancarteros exigían religión obligatoria por las calles, y dinero de los impuestos de todos para financiar el lavado de cerbero que hacen a los niños en la escuela pública, El Mundo les sacaba a todo trapo y en primera página.

Cuando, por fin, consiguen lo que perseguían, amenazando desde el púlpito y desde las calles, El Mundo lo rebaja a 3 columnas en página interior y con un sesgo que merece indulgencia plenaria:

El Gobierno reduce en 35 horas la presencia de Religión en la ESO

Sumario:

Educación desoye al Consejo Escolar y acepta que la materia cuente para pasar curso

El País, en cambio, que daba las protestas eclesiásticas en pequeño, ahora destaca en su primera el triunfo de la Iglesia Católica, a dos columnas:

La religión contará para repetir curso en secundaria y tendrá dos alternativas

Obsérvese que Pedro Jota Ramírez eleva la primera consonante de la presunta asignatura sobre creencias y dogmas a la categoría de mayúscula (“Religión”) mientras que Javier Moreno, el director de El País (que es químico), prefiere darle aún el tratamiento de minúscula (“religión”).

Creo que se equivoca El País al decir en castellano que “tendrá dos alternativas».

En nuestra lengua, existe algo, cualquier cosa, y también su alternativa, en singular. No soy de letras, pero me parece que es imposible tener dos alternativas a la religión. En lugar de la palabra “alternativas” deberían haber escrito “opciones”, “posibilidades”, etc.

Ya nos hubiera gustado a mis hijos o a mi tener como alternativa a la peligrosa asignatura de “religión” (¿podría acaso considerarse como abuso infantil?) otra que fuera, por ejemplo, “ateismo” o bien –por qué no- varias opciones como clases para el carné de conducir, urbanidad, democracia en acción, más música, etc.

Creo que deberíamos enviarle a Zapatero (a quien se le ve el plumero en cuanto tropieza con los curas) el dibujo filosófico que el El Roto publica hoy en El País para que lo enmarque y lo cuelgue en su despacho.

¡Que gran sistema financiero el de la Iglesia!

Cobras a los clientes en este mundo y prometes pagarles en el otro, si lo hubiera.

Y, además, es difícil que quiebre porque no le faltan clientes potenciales.

Disminuyen los creyentes y las vocaciones sacerdotales en los países más avanzados (que no suman ni 800 millones de habitantes) pero aumentan en los países más atrasados (que suman más de 5.000 millones).

También les recomiendo, hablando de curas y ya que es fiesta laica, el artículo esclarecedor publicado por Julián Casanova en El País con el título:

Moral, religión y política

JULIÁN CASANOVA 06/12/2006

Leídas desde la distancia, hay noticias que parecen auténticas bromas. Éstas, por ejemplo. Los obispos critican la decisión de un colegio público de Zaragoza de suprimir el festival de Navidad. La Conferencia Episcopal acusa al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de abrir «viejas heridas de la Guerra Civil». Y el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, es nombrado por mayoría absoluta académico numerario de la Real Academia de la Historia.

No tiene mucha importancia, la verdad, que un colegio público suprima el festival de Navidad, como tampoco debería tenerla el hecho de que en otros colegios públicos se celebren todo tipo de fiestas religiosas en homenaje a los patronos y vírgenes de la localidad. Son manifestaciones externas de un problema irresuelto por la democracia en España, que lo vamos a tener con nosotros durante muchos años. La enseñanza de la religión, católica o de cualquier otro credo, no debería impartirse en las escuelas.

La intolerancia no está en el supuesto laicismo del Gobierno o de algunos ciudadanos, sino en un sistema de enseñanza concertada que condena a las escuelas públicas a un creciente deterioro casi insalvable. Ni siquiera tienen la libertad de suprimir, sin bronca, un festival de Navidad.

Al final, son más importantes los villancicos que la calidad de la enseñanza, la disciplina en las aulas o lo que aprenden los alumnos en las asignaturas de lengua, matemáticas o historia. Y lo que le preocupa a la Iglesia católica no es si la enseñanza pública va bien o mal, sino los «síntomas de menosprecio e intolerancia en relación con la presencia de los signos religiosos en los centros públicos», según puede leerse en la pastoral «Consideraciones morales ante la situación actual de España».

Una broma parece también que la Iglesia acuse al Gobierno, a los izquierdistas y a los historiadores todavía pagados con el oro de Moscú, de «abrir viejas heridas de la Guerra Civil». Lo que se debate es la historia, que se conoce bastante bien, por cierto, y lo que todavía queda por resolver, entre otras cosas, es el reconocimiento moral a los miles de republicanos asesinados sin registrar, que nunca tuvieron ni tumbas conocidas ni placas conmemorativas.

La Iglesia sabe, porque las pruebas son incontestables, que apoyó y bendijo aquella masacre. Lo puede reconocer, y hacer un gesto público y definitivo, o seguir refugiándose en su condición de víctima, recordando a sus también miles de mártires. Si nos atenemos a las diversas declaraciones que sus obispos han realizado en este año de recuerdo y conmemoraciones, ellos no tienen ningún problema con el pasado. Ni con el de la guerra que la Iglesia convirtió en santa y justa ni con el de la larga dictadura que legitimó. Son otros quienes abren las heridas ya cicatrizadas.

Eso es lo que piensa también el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y primado de España, abanderado de la cruzada contra el laicismo del Gobierno socialista y recién elegido académico de la historia. El cardenal cree que la recuperación de la memoria histórica, que dirige y manipula Zapatero, resulta peligrosa por «remover» el pasado y porque la Guerra Civil la causó, ya se sabe, la Segunda República y su proyecto reformista y laico, sobre el que la «objetividad histórica» ya ha dejado claro su veredicto: fue un «fracaso».

Conozco perfectamente esa «objetividad histórica» a la que se refiere el nuevo académico. Es la que propagaron los vencedores de la guerra, amos y señores de la historia durante la dictadura de Franco, y la que vocean ahora los nuevos propagandistas, periodistas y falsos historiadores desde la emisora de radio de los propios obispos. No es eso, sin embargo, lo que se escucha en los congresos de historia a los que acuden los mejores profesionales y especialistas, en las aulas de las mejores universidades del mundo o lo que puede leerse en las revistas científicas.

Para nosotros, los historiadores, la República, la Guerra Civil y la dictadura de Franco son objeto de investigación y estudio, donde tenemos que demostrar fidelidad con las fuentes y rigor con las interpretaciones, que podemos y debemos discutir y debatir. Y las opiniones, personales o políticas, las dejamos para otros foros. El cardenal Antonio Cañizares puede ser un perfecto académico, que para eso está la Real Academia de la Historia, para que se sienten allí los mejores, pero debería informarse mejor sobre lo que la mayoría de los historiadores especialistas han escrito en las últimas décadas sobre la República y la Guerra Civil y saber separar, ahora que ya es académico, el conocimiento histórico de la moral y de la política.

Sorprende, en fin, a la luz de esas tres noticias, que la religión y la libertad sigan todavía en España direcciones tan opuestas. Las declaraciones de los representantes de la Iglesia Católica en los dos años y medio del Gobierno de Zapatero podrían recopilarse en un manual de cómo utilizar el engaño y la propaganda para auxilio espiritual y material de la derecha política.

La Iglesia despliega toda su infantería y la pone al servicio del Partido Popular. El objetivo: echar a Zapatero, a los socialistas y recuperar las riendas del Gobierno. Les gusta, a la Iglesia y a la derecha española, amasar el poder y mantenerlo. Les va de maravilla cuando lo tienen y si lo pierden, utilizan todos los medios a su disposición, que son muchos, para recuperarlo.

La Iglesia ha encontrado un auténtico filón en la «intolerancia del laicismo que promueve el Gobierno». Por ahí va a atacar una y otra vez, para defender sus privilegios, hasta que logre derribarlo. No hace falta ser un adivino para saberlo. Basta con conocer un poco nuestra historia más reciente, la misma que ahora se supone que estamos removiendo.

(Julian Casanova es Hans Speier Visiting Professor en la New School for Social Research de Nueva York)

FIN.

Menos mal que tenemos aún vigente la Constitución de 1978.

Feliz puente y ¡Viva la Constitución!

En mi casa, como cada año en este día, ya hemos brindado por ella.

El PP sube y el PSOE baja ¿en qué diario?
Turquía contra el Papa no es noticia para El Mundo

Las de hoy son portadas ya clásicas, casi aburridas. El sujeto que manda, a toda página, en El Mundo es «El PP» y el verbo que le acompaña es «sube»:

El PP sube (…) mientras el PSOE baja (…)

El País manda con Zapatero como sujeto y le adjudica el verbo «replica»:

Zapatero replica al PP (…)

Las protestas contra la visita del Papa en Turquía son casi invisibles en El Mundo.

Y de la guerra en contra y a favor la enseñanza de la religión en las aulas sólo quedan restos del informe del Consejo de Estado en esta breve información de El País.

Tampoco se hace eco El Mundo de la doctrina impartida por los obispos españoles este fin de semana y que ha valido para todo un comentario editorial en El País, que repoduzco aquí por su interés.

Tengo la impresión de que la Iglesia -que apenas organiza ahora manifestaciones contra el Gobierno de Zapatero-recibe un tratamiento de perfil bajo en El Mundo.

EDITORIAL de El País

Instrucción pastoral

27/11/2006

Los obispos dieron a conocer el viernes un resumen de su instrucción pastoral sobre «la situación actual de España», elaborada con el objetivo de orientar moralmente a sus fieles y animarles a participar en la vida pública. Loable función de los prelados, que, en un ejercicio de autocrítica poco habitual, indagan también en las causas de la indiferencia y el agnosticismo de la sociedad, e intentan espantar la tentación de la «acuciante desesperanza» que se extiende entre los católicos por lo que llaman «pérdida de influencia».

Una instrucción pastoral no es el catecismo, pero sí doctrina oficial de la Conferencia Episcopal, que ha hecho apenas una decena de estos documentos desde su creación. Ello subraya la excepcionalidad que los obispos aplican a la «situación actual». En España, según ellos, se reabren las viejas heridas y enfrentamientos de la Guerra Civil por utilizar la «memoria histórica con mentalidad selectiva»; existe un alarmante laicismo, «radical y excluyente», guiando la legislación del Gobierno; el relativismo comete la impertinencia de engrandecer al hombre, «colocándolo en el centro de todo», y la unidad nacional no está siendo tratada con la responsabilidad que aconsejaría «la verdad de los hechos y de la historia». También sostienen los obispos que los procedimientos democráticos «no son la última referencia moral».

Estamos hablando del resumen de la instrucción pastoral facilitado a la prensa el viernes. Es de suponer que el documento completo argumente afirmaciones tan arriesgadas, por no decir irresponsables. Es cierto que los procedimientos democráticos, despojados de otros valores, no son ejemplares (morales) per se, pero lo son más que el totalitarismo o el absolutismo pontifical. Y no es la memoria o el recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil lo que divide a los españoles, sino comportamientos del entorno eclesial que parecen añorar el ambiente guerracivilista de un pasado lejano. Como diría el poeta, la memoria libera al hombre de la brutalidad. Los obispos deberían tomarla más en cuenta, no sólo para recordar, como hacen, supuestas aportaciones al «establecimiento de la democracia» en 1978, sino para aprender de pasadas contribuciones a la trágica pérdida de esas libertades y al sostenimiento de la cruzada franquista. Ni siquiera la doctrina sobre la lacra del terrorismo, o sobre el nacionalismo, está libre de politización. Los obispos ofrecen atinados consejos, como que el Gobierno, los partidos y las instituciones «están obligados a anteponer la unión contra el terrorismo a sus legítimas diferencias», pero no han podido disimular su madrugadora aversión ante el proceso de diálogo abierto por el actual Gobierno.

FIN

Como decía antes, me ha sorprendido la escasísima importancia que El Mundo -siempre tan solícito con Su Santidad– dedica hoy a las reacciones en Turquía contra la visita que mañana inicia el Papa a este país 90% musulmán.

La portada del International Herald Tribune lleva una gran foto de los turcos contra el Papa semejante a la de El País.

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Mientras tanto, en otras partes del mundo civilizado, la Religión se enfrenta de nuevo a su más terrible enemigo: la Ciencia.

¡Vuelve la Ilustración!: «Lucha libre entre Ciencia y Religión»

Una reunión de grandes sabios, recién celebrada en La Joya (California), se ha convertido en una especie de pistoletazo de salida para una nueva Ilustración en el sigo XXI.

Por lo que ha publicado el New York Times, el pasado 21 de noviembre, los debates sobre Ciencia y Religión no tienen nada que envidiar a los más clandestinos de los enciclopedistas y otros racionalistas que precedieron a la Revolución Francesa.

El título de la información del New York Times no puede ser más expresivo:

A Free-for-All on Science and Religion

(«Lucha libre entre Ciencia y Religión»)

El autor es GEORGE JOHNSON

Foto de un grupo de científicos reunidos en La Joya. Richard Dawkins, autor del libro «God Delusion» («Ficción de Dios», «Alucinación de Dios» o «Engaño de Dios», no se como traducir exactamente la palabra «delusion») aparece en la foto con un libro en la mano.

Vale la pena leer el artículo, incluso para los creyentes. He esperado hasta hoy por falta de tiempo, de conexión y también por ver si El País -que tiene los derechos de los servicios del NYT– lo publicaba en castellano.

Si no lo hace, intentaré traducirlo yo mismo o resumirlo cuando tenga más tiempo.

(Estoy seguro de que mi vecino de blog Manuel Saco disfrutará leyéndolo tanto como yo.)

El artículo describe una conferencia entre cientificos ateos o agnósticos (la aplastante mayoría y, por lo que leo, bastante envalentonados) y cientficos creyentes (en minoría) que resultó ser un auténtico duelo dialéctico sobre razón y fe.

Al final, los científicos ateos insistieron en la necesidad de tomar un papel más activo para predicar el ateísmo, y no dejar todo el campo libre a los creyentes que, según ellos, «nos están lavando el cerebro».

Hay muchas «perlas» como esta:

“Anything that we scientists can do to weaken the hold of religion should be done and may in the end be our greatest contribution to civilization.”

(«Cualquier cosa que los cientificos podamos hacer para debilitar el arraigo de la religión debe hacerse y, al final, puede que ésta sea nuestra contribución mas grande a la civilización.»)

O ésta otra:

«El mundo necesita despertarse de su larga pesadilla de la religión».

La religión fue denunciada como «lavado de cerebro» y «abuso infantil» por los cientificos ateos que, además, regañaron a sus colegas por haberse tragado el otro «lavado de cerebro» que consiste en que hay que respetar las creencias religiosas.

Dice otro:

«Estoy harto del respeto que, mediante lavado de cerebro, nos han hecho creer que debemos conceder a las creencias religiosas.»

Hay muchas frases más queno tienen desperdicio.

O sea que los cientificos (entre los que había varios premios Nobel) creen que ha llegado la hora de hacer campaña a favor de la ciencia y en contra de la religion.

Muchos de ellos escriben libros, van a conferencias, aceptan invitaciones a debates de los fundamentalistas «creacionistas» y pregonan la necesidad de hacer campaña a favor de la ciencia con las mismas técnicas que las instituciones religiosas.

El International Herald Tribune ha publicado anteayer una versión resumida de la de su diario matriz, el NYT con el título:

Cuando los científicos se convierten en evangelistas

Intentaré pegar el PDF, por si se puede leer, y la foto de estos promotores de la Segunda Ilustración contra el Oscurantismo.

Ya era hora.

El Estado se somete a la Iglesia. ¡Nunca más!

Las relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno español parecen ir de maravilla (para la Iglesia, claro).

Así se desprende del besamanos y la posición genuflexa y solícita del ministro de Asuntos Exteriores ante su colega el cardenal Bertone, ministro de Exteriores vaticano, y que publica hoy El Mundo (pág. 14)sobre este titular:

Moratinos busca el apoyo del Vaticano

La postura del besamanos no puede más ridícula, tratándose de un miembro de un gobierno que presume de laico.

Y de las sonrisas complacientes de ambos, mejor no hablar.

Esta imagen tan obsequiosa de un ministro español ante un colega del gobierno de otro Estado (minúsculo, por cierto, y lógicamente el de menor tasa de natalidad del mundo) me ha recordado un vieja polémica repetida en Boston por mi familia política.

El debate nacional debió ser extraordinario, en vísperas de la primera visita del flamante presidente John F. Kennedy al Vaticano.

Kennedy, por su origen irlandés, era católico, pero presidía un Gobierno laico y representaba a un país con católicos, protestantes, judíos, musulmanes, ateos, etc.

¿Besaría Kennedy, el presidente del país más poderoso del mundo, la mano (o el anillo) del Papa, jefe de otro Estado?

¿Se presentaría Kennedy inclinado, genuflexo o sometido ante el Papa , como católico, o le saludaría de pie, estrechando su mano, como a cualquier otro colega jefe de Estado?

Hubo gran expectación. Kennedy se mantuvo firme (impasible el ademán) al estrechar la mano de su colega el Papa y no genuflexo ante su líder religioso.

Nuestro pobre Moratinos no debió conocer o recordar aquella gran polémica que sacudió a los Estados Unidos al rendirse, como lo ha hecho, ante su satisfechísmo colega vaticano.

¡Qué pasada!

¿Cómo no van a estar contentos los obispos de la COPE si el Gobierno de Zapatero les reconoce públicamente dinero y santidad?

Esta información de El Mundo sobre las enmiendas del Consejo Escolar al proyecto de real decreto del Gobierno sobre enseñanzas mínimas en la ESO, completa la imagen entregada y vencida de Moratinos ante la Iglesia .

Las enmiendas quieren sacar la religión fuera de clase y ampliar la asignatura «Educación para la Ciudadanía», pendiente en España desde hace siglos.

El periodista de El Mundo, muy en la línea de su director, que mezcla información con opinión, sin pudor ni distinción, nos dice que las propuestas del Consejo Escolar «tienen visos de caer en saco roto».

El titular, con tipografía propia de una información sobre hechos, tiene en cambio un contenido bastante opinativo y hasta en latín:

«Vade retro», Religión

Los datos quedan para el sumario:

El Consejo Escolar pide que la materia se dé fuera de clase y que Educación para la Ciudadanía cite a la familia homosexual

«Con la Iglesia hemos topado», amigo Zapatero. Ya estás fallando…

Atentos, porque la religión (cualquier religión) lleva más veneno dentro que la guerra de Irak.

Salir de Irak fue una broma comparado con salir del Vaticano.

Ahora estamos hablando de sacar la religión católica fuera del aula escolar, como hacen en otros países más avanzados en democracia y tolerancia que el nuestro. Dentro de muy poco tiempo el conlficto se agravará con la enseñanza en clase -de igual a igual en derechos- de la religión islámica, protestante, judía, etc. Esas demandas de trato igual ya están proliferando -y con razón- en estos momentos.

Iglesia-Estado: ¡Qué triste es luchar por cosas evidentes!

Los obispos amenazaron ayer al Gobierno laico de España con la desobediencia civil, la movilización callejera, la objeción de conciencia, etc., contra leyes del Estado si sus demandas sobre la enseñanza privilegiada de la religión católica en la escuela no eran atendidas a su gusto.

«Con la Iglesia hemos topado», amigo Zapatero. Ahí quiero verle.

Sacar a nuestras tropas de Irak, y enfrentarse por ello al mayor imperio del mundo, fue una minucia, si lo comparamos con la que se le viene encima al Gobierno si mantiene sus principios éticos y su programa político y no cede a las amenazas y chantajes de los dueños de la COPE.

Entiendo que Rajoy, Acebes y Zaplana sean (o se sientan) prisioneros de la COPE y de elmundobórico.es, porque en ello les puede ir un puñado de votos de la derecha exaltada. Y que sean fieles aliados de la Iglesia. Su doctrina -dicen- está inspirada por el humanismo cristiano.

En cambio, no puedo entender el pánico que les entra a los líderes socialistas (ya sean creyentes o ateos) cuando reciben la más mínima presión, amenaza o chantaje de los obispos más montaraces y cavernícolas de la Iglesia católica. Se arrugan a la primera de cambio.

He recomendado a varios colegas por sms que no se pierdan el chiste que Forges publica hoy en El País:

Después de verlo, una colega y, sin embargo, amiga, me ha contestado con este mensaje:

«¡QUÉ TRISTE VOLVER A LOS TIEMPOS EN QUE LA VERDAD Y LO IMPORTANTE SÓLO LO DECÍAN LOS HUMORISTAS!»

Me ha recordado una frase parecida de Dürremat (creo que en «Frank V«) que decía (más o menos):

«Es triste una época en la que hay que luchar por las cosas evidentes»

La información sobre el presunto pacto educativo Iglesia-Estado sólo es publicada hoy en El Mundo y, por los mensajes cruzados y velados que envía de una parte a la otra, creo que vale la pena leerla.

Tiene algunos párrafos de opinión -como de costumbre, sin citar fuentes- que caen fueran de cualquier manual de periodismo para principiantes.

Este, por ejemplo, es uno de ellos:

«El trato es tan favorable para la Iglesia que los obispos no podrán negarse a aceptarlo»

¿Quien envía a quién este mensaje tan valorativo de la presunta oferta del Gobierno a la Iglesia?

¿Va desde el Gobierno a la Iglesia?

¿Va desde la Iglesia – con 2.000 años de diplomacia continuada- al Gobierno socialista -tan bisoño y asustadizo en estas lides?

El País -salvo por el magnífico artículo de Fernando Savater de hace un par de semanas- parece no enterarse de lo

que se juega la democracia española (y buena parte de sus lectores) con el gravísimo asunto de la enseñanza de la religión en las escuelas laicas de España, en lugar confinar tan sagrado ministerio -como ocurre en los países más avanzados del mundo- a la familia, a la parroquia, a la mezquita o a la sinagoga.

Dedica la información sobre la cumbre de los obispos, reunidos en Madrid, a la «preocupación moral» que sienten por la situación politica de España y por la unidad nacional.

Preocupación moral e indignación me produjeron a mi las palabras guerracivilistas de un obispo fascista (¿de Cartagena?) que leí en «Morir en Madrid»:

«Benditos los cañones si en la brechas que ellos abren florece el Evangelio»

¿Es esta la doctrina cristiana que quieren inculcar a mis hijos en la escuela laica?

¡Válgame dios!

Nada de esto aparece hoy en las portadas, tan diferentes, de ambos diarios.

Tan sólo comparten un tema en portada.

El Mundo, a una columna:

En ex espía ruso, a punto de morir envenenado en Londres mientras seguía una pista del asesinato de Anna Politkovskaya

El País, a tres columnas:

El envenenamineto de un ex agente ruso en Londres resucita la sombra del KGB

Sumario:

El coronel exiliado investigaba el asesinato de la periodista Politkóvskaya

Sobre el asesinato de nuestra colega rusa, Juan Goytisolo publica hoy un artículo interesante en El País. (Pongo el enlace, en lugar de copiarlo como hacía antes, por si el acceso fuera gratuito a partir de hoy).

Con la Iglesia (y con la xenofobia) hemos topado… otra vez

La portada de El Mundo, excitando las más bajas pasiones contra los inmigrantes, y el editorial de El País, crónica blandengue de la rendición del Gobierno ante la Iglesia, destacan, a mi juicio, sobre los demás contenidos de fin de semana de ambos diarios.

El Mundo titula, arriba, a cuatro columnas, con una encuesta de encargo casi preelectoral:

El 57% considera ya «negativa» la regularización de Caldera

Y, tras varios sumarios, muy del gusto de Le Pen y otros racistas europeos, coloca este otro dudoso titular de difícil confirmación:

España, el país de la UE que da más facilidades para conseguir «papeles»

En otro contexto, este titular de El Mundo debería llenarnos de orgullo, por ser nosotros los más solidarios con quienes vienen aquí en busca de un mundo mejor y nos dan, además, lo mejor de ellos mismos para asegurar nuestra jubilación. No en vano, los españoles salimos de la miseria de la postguerra gracias, entre otras causas, a las remesas y al aprendizaje de nuestros emigrantes en Europa.

Pero el tono y la intención indisimulada de El Mundo nos lleva por los derroteros catastróficos del más feo José María Aznar en aquel febrero preelectoral de año 2000 de tan triste memoria, sobretodo para los almerienses de bien.

¿Recuerdan los dramáticos sucesos de violencia racista de El Ejido(Almería), alentados por el Gobierno central de Aznar y el local de Juan Enciso, ambos del PP? Dudo que el entonces ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, -que honrosamente dimitió a continuación- se haya repuesto de aquella indecencia política y moral de su líder.

Tengo grabadas en mi memoria las estampas siniestras de «La noche de los plásticos rotos».(Este fue el título de mi primer artículo sobre aquella desgracia).

Nunca olvidaré las vergonzosas imágenes (que dieron la vuelta al mundo) de la policía nacional y local contemplando impasibles (cumpliendo la orden de brazos caídos) cómo una minoría de racistas enloquecidos atacaba a los inmigrantes y quemaba sus viviendas y comercios en mi tierra. (Creo que los almerienses aprendimos la lección y espero que El Ejido nos haya servido de vacuna para evitar la repetición de esas infamias).

El Gobierno minoritario de Aznar recurrió entonces al todo vale para revalidar su victoria. A dos semanas de las elecciones generales, ese ataque frontal al inmigrante desde el corazón del PP (unido a una radicalización oportunista en la lucha contra el terrorismo, después del fracaso de la tregua y de las conversaciones Gobierno-ETA, contribuyeron a dar la mayoría absoluta a José María Aznar.

La derecha tiene mucha experiencia en el Poder y sabe dónde apretar para meter miedo a la población. Inmigrantes y terrorismo fueron las claves de su victoria por mayoría absoluta. Los líderes del PP no lo han olvidado y, para subsanar el efecto rabioso y pernicioso de sus mentiras sobre el 11-M, y ETA, vuelven ahora a calentar motores contra los inmigrantes y contra el diálogo con los terroristas de ETA.

El discurso del PP, compartido o inspirado –por lo que se ve- por El Mundo, se basa otra vez en acusar al Gobierno de blandengue contra la “invasión” de inmigrantes y de blandengue contra los terroristas de ETA y sus socios de Batasuna con los que quiere dialogar.

Mientras tanto, el Gobierno de Zapatero con quien sí se muestra, en efecto, blandengue –yo diría que rendido- es con la Iglesia Católica, aliada fiel del Partido Popular. No hay más que ver lo felices que están los obispos con el aumento de la paga que el Gobierno quita de otros asuntos sociales para dársela a los curas. Y no digamos con la rendición gubernamental en materia de enseñanza de la religión. Nuestro Gobierno, presuntamente laico, hace mucho ruido al airear sus principios éticos pero luego le da las nueces –bajo cuerda- a la Iglesia.

No sabemos qué parte de nuestros impuestos será destinada a alimentar las bocas injuriosas y calumniosas de la COPE. La financiación de la Iglesia Católica (y la musulmana, la judía, la budista, etc.) debería hacerse con el dinero de sus fieles, al margen de los impuestos.

¿Por qué los católicos no contribuyen como los demás españoles a las finanzas del Estado?

Yo soy respetuoso con los católicos y ellos deben serlo con los no catótilos. Ellos contribuyen a los gastos del Estado con un 0,75 % menos que los demás en su IRPF. Por tanto, somos desiguales ante la Ley.

Al menos, el Gobierno, al subir la paga a los curas, se ha comprometido a no cubrir eternamente el déficit permanente de la Iglesia. Puede ser un primer paso hacia la autofinanciación. Pero hay algo que me hace temer lo peor: esta vez, los obispos no han sacado al PP ni a sus politizadas “víctimas” a la calle para hacer ruido contra el Gobierno.

¿Por qué están tan tranquilos los obispos?

Me quedé perplejo al conocer la confusísima posición del Gobierno, presuntamente laico, acerca de la enseñanza de la religión (católica, se entiende). Tampoco han reaccionado los obispos contra esa blandengue posición oficial: ¡lagarto!, ¡lagarto!.

O sea, Zapatero se lava las manos como Pilatos y deja en manos de los colegios y de los padres lo que los niños pueden hacer si no van a clase de religión.

¿Qué madre trabajadora o qué padre trabajador quiere que sus hijos salgan una hora antes del colegio-depósito, para deambular sin control por las calles, mientras los demás dan clase de religión?

Hoy viene El País a recordarnos este asunto, que me parece de la máxima trascendencia para evitar el lavado de cerebro prematuro de nuestros hijos, en este comentario editorial:

Alternativas a la religión

EL PAÍS – Opinión – 14-10-2006

El Gobierno ha regulado los contenidos mínimos que deben estudiar los alumnos de primaria de toda España, entre los que se encuentra la polémica cuestión de la religión y su alternativa para quienes no quieran cursar la materia confesional. El real decreto, en fase de borrador, señala sólo que los que no estudien religión deben recibir la debida «atención educativa», aunque el Gobierno ha explicado que esto implica que los colegios podrán decidir si quieren o no impartir alguna alternativa, lo que supone una novedad. Si un centro opta por no ofrecerla, podría colocar la asignatura al principio o al final del día y los alumnos que no cursen religión podrían ausentarse esa hora.

El Ministerio de Educación lleva meses negociando este asunto con la Conferencia Episcopal. El Gobierno baraja ofrecer esas dos opciones (actividades complementarias diversas o nada) para quienes no quieran cursar religión. Que los padres tengan libertad para no elegir ninguna de las dos parece muy razonable en un Estado aconfesional, para que los derechos de unos no supongan una obligación para otros. Del texto del real decreto se puede deducir que existe la opción de no cursar como alternativa esta «atención educativa» que se entiende como voluntaria para los padres. Pero no se afirma de forma expresa, lo que permite concluir que la propuesta peca de falta de claridad en un asunto que precisamente constituye el meollo de unas de las principales reyertas educativas de las últimas décadas.

El problema de fondo es saber en manos de quién se deja la regulación de la alternativa. La pretensión de ceder la decisión a los colegios o a las comunidades autónomas es muy discutible. Aunque la política educativa de esta legislatura se caracteriza por dejar la máxima autonomía a los centros en todas las cuestiones, precisamente en este tema no resulta lo más adecuado.

Dado que esta polémica ha aparecido a partir de los acuerdos suscritos entre la Santa Sede y el Estado español, sería aconsejable que fuese el Gobierno quien adoptara una posición clara sobre la alternativa y que fuera establecida del mismo modo para toda España. Esto evitaría tanto que la alternativa se regule de un modo distinto según el partido político que gobierne en cada autonomía, como que los alumnos que no quieran cursar religión sean tratados de modo desigual si se cambian de colegio. FIN

Aclárese y pronto, señor Zapatero, porque en este borrador de decreto-ley se le ve mucho el plumero.

¡Que nadie pueda llamarle “calzonazos” frente a las sotanas!