Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Nos deja ETA con síndrome de Estocolmo?

Victoria sobre ETA, sí, pero tan agridulce… El terror nos deja una huella, quizás, indeleble durante décadas. Me alegra el fin de la violencia terrorista pero aún siento un regomello («un disgusto que no se revela al exterior», según la RAE) que no puedo explicarme. La alegría no es tan completa como yo la había imaginado.

¿Nos hemos librado del terror de ETA de manera definitiva?

Etarras leyendo el comunicado del fin definitivo de la lucha armada

No lo creo. No podemos fiarmos ni un pelo de esos nazis y/o enfermos mentales que han matado, secuestrado, torturado, extorsionado, silenciado a miles de demócratas para imponer por la fuerza su proyecto identitario excluyente en el País Vasco: un Estado independiente en un territorio donde jamás existió tal cosa. Y, lo que es peor, los asesinos reconvertidos ahora en lobos con piel de cordero van a querer aprovecharse del eventual síndrome de Estocolmo que dejan dentro de muchos demócratas.

¡Ojo! Deberíamos echarnos todos un sicólogo colectivo para diluir los efectos peversos que nos causa tal síndrome en beneficio de los malvados que han secuestrado nuestra paz y nuestra libertad durante medio siglo.

Habrá mas de uno que querrá pagar con su voto a los sucesores de ETA por el alivio que siente al haber sido «liberado» del miedo a la muerte violenta o, simplemente, del miedo a hablar, a decir lo que piensa. Lo digo por experiencia. Yo creo que no fui el mismo después de haber sido liberado por mis secuestradores y torturadores. Tampoco se si he superado del todo (al cabo de más de 35 años) eso que llaman «síndrome de Estocolmo».

( Según Wikipedia: «El Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro o persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. En ocasiones, dichas personas secuestradas pueden acabar ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o a evadir a la policía.)

Por eso mismo recomiendo que estemos alertas ante nuestras propias reacciones, a veces insospechadas, en favor de quienes nos han causado tanto dolor, tando daño.

Hay colegas, muy lúcidos, que pueden ayudarnos a prevenir los efectos colectivos de ese eventual «síndrome de Estocolmo». Hoy recibí el efecto balsámico de Soledad Gallego Díaz, cuyos artículos nunca me canso de recomendar. O sea, que lo copio de El Pais de hoy y lo pego a continuación:

Lo que martirizará a ETA

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ  en El País, 23/10/2011

Siempre se ha dicho que el caso del IRA y el de ETA tenían pocas cosas en común, y es cierto que los dos respondían a escenarios muy diferentes. Aun así, quizás este sea un buen momento para pasar revista a algunas de las cosas que han ocurrido en Irlanda del Norte después de que la organización terrorista firmara los acuerdos de Viernes Santo de 1998 y renunciara al uso de la violencia, y tras el anuncio definitivo del abandono de las armas, que solo se produjo formalmente siete años después, en 2005.

El IRA, Ejército Republicano Irlandés, buscó durante años, mediante el uso de las armas y el terrorismo, el fin del gobierno británico en Irlanda del Norte y la reunificación de la isla. En su historial se registran 1.778 asesinatos así como 293 militantes propios que perdieron la vida de forma igualmente violenta. Casi 80 años después de iniciada su lucha anunció que buscaría esos objetivos por vías pacificas, a través de su partido político Sinn Fein.

Rápidamente se demostró que su principal problema no residía en el gobierno de Londres sino en buena parte de los habitantes de Irlanda del Norte, que no comparten su proyecto, por más que su mensaje haya ido suavizándose y modernizándose.

En las últimas elecciones a la Asamblea de Irlanda del Norte, creada por los acuerdos de 1998 y puesta en marcha en Belfast realmente en 2005, el Sinn Fein obtuvo 28 escaños, de un total de 108, y quedó en segundo lugar, por detrás del Partido Democrático Unionista, fundado en su día por el conocido reverendo protestante y radical probritánico Ian Paisley, que obtuvo 36. Gracias a los acuerdos firmados entre las dos comunidades, el ministro principal es Peter Robinson, unionista, y el viceministro, el antiguo miembro del IRA Martin McGuinness, que controla, además, cuatro de las once carteras el gabinete. Los dos mantienen una estrecha relación personal. En las últimas semanas, McGuinness ha levantado una fuerte polémica al anunciar que presentaría su candidatura a la presidencia de la República de Irlanda.

La única pregunta que los antiguos responsables del IRA se niegan a responder es la siguiente: «¿Hubieran podido alcanzar los mismos objetivos que han logrado hasta ahora, utilizando desde el primer momento medios pacíficos?». Si hacemos caso a la mayoría de los analistas y estudiosos del caso irlandés, se podría haber llegado a la situación actual incluso de manera más rápida y simple si el IRA no hubiera hecho uso del terrorismo. El problema es que los dirigentes del IRA jamás podrán aceptar ese análisis porque dejaría sin sentido a las casi dos mil muertes que provocaron a lo largo de estos años y les colocaría a ellos mismos en una posición moralmente insoportable. Como explica Albert Camus en Los Justos, para alguien que se considera a sí mismo un revolucionario es muy difícil vivir y convencerse de que es un asesino. Si las muertes que ha causado no eran necesarias y ni tan siquiera beneficiaron a sus objetivos, la carga individual podría ser abrumadora.

El problema en el caso de ETA es que tiene delante de sí un espejo nítido que le debería hacer muy difícil ignorar a Camus: Cataluña ha logrado los mismos grados de gobierno propio, la misma autonomía y personalidad nacional de que dispone Euskadi sin disparar un solo tiro y sin provocar la muerte de una sola persona. Los independentistas catalanes, que también rechazan la autonomía, han buscado los mismos objetivos que sus colegas vascos, pero no creyeron tener derecho a defenderlos con el terrorismo. Y no se puede decir que hoy estén más lejos de lograr esos objetivos que los independentistas vascos. Para colmo, los independentistas catalanes han renunciado a lo largo del camino a muchas menos cosas que sus colegas vascos, que se reclamaron en sus inicios marxista-leninistas y que ahora ignoran completamente esa ideología. En fin, sería una pena que los organizadores de la Conferencia de San Sebastian no hubieran leído a Camus.

FIN

Y éste otro artículo excelente (preventivo y curativo) de Fernando Aramburu, en El País de ayer:

No les hagan caso

FERNANDO ARAMBURU en El País, 22/10/2011

Entiendo el júbilo de algunos como reacción de alivio, pero no lo comparto. Aún menos comparto la ingenuidad imprudente de quienes, sin tomarse tiempo para la reflexión, ya están dispuestos a abrazar y, por supuesto, a hacer concesiones a diestro y siniestro a fin de quedarse tranquilos.

Urge impedir que se levante una historia heroica y bucólica de ETA

que convierta los lobos en ovejas

Portada de El País, 20 de octubre de 2011

ETA persiste con sus arsenales, su propaganda, su objetivo férreo y sus pasamontañas. Dicha realidad no cambia un ápice por el simple hecho de que, con grotesca escenografía y verba falaz, tres tipos sin cara hayan anunciado el cese de la única actividad que continuará dando su razón de ser a la banda terrorista mientras esta no se disuelva o sea disuelta: matar y hacer sufrir a la gente para consumar unos fines más o menos políticos. Al verlos pensé de inmediato en el lobo de Caperucita. ¡Qué boina más grande tienes!

ETA no tiene ningún sentido fuera del crimen. No lo ha tenido nunca. ETA no es una asociación deportiva ni una cofradía para el fomento de las bellas artes. Fue fundada para lo que ha hecho. Su mera existencia, aunque sea en grado de congelación (a saber hasta cuándo), implica una potencialidad criminal continua, punteada en el pasado de un sinnúmero de atentados cuyas sangrientas consecuencias todos conocemos y algunos, las víctimas, siguen padeciendo.

Tuvo fuerza hasta que a un juez se le ocurrió un día mirar con lupa el funcionamiento del cotarro. ETA no era, no es, como pensaron muchos, un grupo, mucho menos un grupo cerrado. Era, es, la parte ejecutante de un procedimiento colectivo de actuación encaminado a obtener la conversión en Estado de un territorio. Todo lo que no sea la consumación de dicho objetivo no es democracia. Por eso, dicen (ellos o los que profesan sus mismos ideales), la democracia española, a pesar de sus comicios, sus partidos, sus tribunales de justicia y su prensa libre, no es democracia. En estos niveles de debate nos movemos los vascos desde hace más de 40 años.

El referido procedimiento de actuación no depende directamente de los individuos implicados. Cualquiera podía, puede, incorporarse a él, incluso sin necesidad de entrar en estructura organizativa alguna. Quemar autobuses por cuenta propia, pegar carteles, golpear a un periodista, amedrentar de cualquier manera a la ciudadanía, todo era, es, válido siempre que empujase la causa en la dirección adecuada. Solo la procura de fondos ha mantenido ocupada a mucha gente que, como no empuñaba armas (obtenidas, eso sí, con su recaudación), se considera limpia de delito.

Con una punzada de vergüenza he comprobado en ocasiones que a numerosos ciudadanos españoles ETA les parecía unacosa lejana, de vascos de por allá arriba, sin percatarse de que esta gente brutal ha estado atacando sin descanso el sistema democrático que, con todos los defectos y excesos que se le quieran imputar, disfrutan los españoles desde hace unas cuantas décadas. Hay que estar muy poco versado en historia de España para ignorar la suerte que hemos tenido los contemporáneos de la época actual. Quien albergue dudas al respecto que eche un vistazo atrás.

ETA ha matado en todas partes. En Palma de Mallorca a los últimos. Ha matado a no pocos niños. También a peatones que mejor se hubieran quedado aquel día en casa. Usted mismo, que lee estas líneas, podría estar ahora criando malvas. Quien dice usted, dice un familiar suyo, o un amigo, o un compañero de trabajo. ¿Qué noble causa es aquella cuyo cumplimiento pasa por colocar una bomba en el garaje de un supermercado, matar a cinco niñas en un cuartel o a dos ecuatorianos en el aparcamiento de un aeropuerto, y así hasta 858 personas?

Ahora se hacen los buenos, los políticos, hablan de un nuevo panorama (como si en democracia los panoramas no los decidieran las urnas) y reclaman diálogo para resolver el conflicto. Parecen no haber reparado en que, no bien ha dejado ETA de matar, hay paz.

¿Qué extraño conflicto armado era este en el que solo disparaba una de las partes? ¿O es conflicto armado el que las fuerzas de orden público detengan y lleven ante un juez a quienes vienen de cometer unos cuantos asesinatos?

El conflicto persiste, dicen. ¿Qué mayor prueba de que han sido derrotados? Tantos muertos, ¿para esto? ¿Para estar igual que al principio? Aún peor, ¿para haber hecho del pueblo vasco un pueblo dividido, un pueblo de agresores y víctimas, para trasladar aquel infortunio de las dos Españas a las dos Euskadis?

Llevan tantos años creyéndose sus eslóganes y sus dobleces que aún piensan que van a conseguir, sentándose a una mesa con el ministro del Interior de turno, lo que no les procuraron las bombas ni las pistolas. Amigos, los conflictos, las diferencias, en los sistemas democráticos, se dirimen en los Parlamentos, que para eso están, para discutir y tomar decisiones, y no asesinando congéneres por la simple circunstancia de que vistan de uniforme, militen en la oposición o ejerzan la crítica en los medios de comunicación.

Así y todo, la derrota decisiva les va a venir a los terroristas a partir de ahora, a medida que vayan saliendo a la superficie las mil y una historias de terror y de podredumbre moral a ellos debidas, y a medida que numerosas manos asienten por escrito todo lo que hicieron. El relato histórico y literario de lo sucedido es hoy por hoy una tarea nacional, un gesto ético de primer orden para con las víctimas y una obligación pedagógica encaminada a dar respuestas positivas a las preguntas que plantearán, quieras que no, las futuras generaciones cuando vuelvan la mirada hacia nuestra época y deseen entenderla.

Dicha tarea es, además, necesaria para no ponérselo fácil a quienes en adelante, comprensivos con el terror, se afanarán por minimizarlo, borrar las huellas, expandir el humo denso del olvido y tejer los hilos perversos del revisionismo histórico. No estamos por fortuna en la Edad Media. Abundan el material gráfico y los relatos testimoniales de todo tipo. Urge, no obstante, impedir que sea levantada una historia heroica y bucólica de ETA que convierta los lobos en ovejas. Tiempo de sobra han tenido para saber a qué abismos públicos y privados conduce la maldad.

Fernando Aramburu es escritor.

FIN

—-

Que les aproveche.

 

 

 

 

 

 

 

Unidos contra ETA (en El País) o desunidos (en El Mundo)

¿Quién confunde deseos con realidad? ¿Quién contribuye a unir o a desunir a los demócratas contra ETA? ¿Quién an¡ma o desanima con su contabilidad sesgada al alza o a la baja?

Ya sabemos que no hay noticia gratis ni titular inocuo. Pero, a veces, las diferencias de tratamiento en cada diario son tan clamorosas que escandalizan, con razón, al lector más confiado.

Titular de El País:

Gesto por la Paz aúna a los partidos políticos contra el terrorismo

Titular de El Mundo:

Los partidos vascos evitan dar una imagen de unidad en la marcha de Gesto por la Paz

El País suma Bilbao con Pamplona en este sumario:

Cerca de 5.000 personas marcharon en Bilbao y Pamplona en defensa de la paz y la libertad

Sumario de El Mundo:

Unos 2.000 manifestantes exigen a la banda en Bilbao «que no pongan las manos encima de nadie»

El corte de la foto tampoco resulta inocuo. El País ilustra la información con un plano general, que incluye desde la pancarta completa de la cabecera hasta casi la cola de la manifestación. El Mundo, en cambio, da una foto de plano medio en la que sólo puede leerse media pancarta de cabecera.

El arranque de las dos informaciones no puede ser más clarificador acerca de las habilidades contables de ambos diarios.

El Mundo comienza así:

«Cerca de 2.000 personas se manifestaron ayer en Bilbao convocadas por Gesto por la Paz…»

El País, que debe tener otro aparato de medir, comienza así:

«Más de 3.000 personas convocadas por Gesto por la Paz marcharon ayer en silencio por las calles de Bilbao…»

El País completa la información, que va a a toda página, con una entrevista a Fabián Laespada, portavoz de Gesto por la Paz que lleva este titular:

«No pierdo la esperanza de que Batasuna alce su voz contra ETA»

Por ahora, yo tampoco la pierdo.

Las portadas de ambos diarios (que llevan -¡menos mal!- la palabra «implacable«) tampoco defraudarán a sus lectores habituales. Abren con el mismo sujeto (Zapatero) pero le atribuyen un verbo muy distinto-

Para El País:

Zapatero afirma…

Para El Mundo:

Zapatero cambia…

Ahí una interesante visión del presidente del PNV, Jose Jon Imaz, a quien no debemos perder de vista. La publica El País:

Y un análisis muy acertado de Sol Gallego, también el El País:i

No crean que me olvidé de incluir la información que El País da en su portada sobre el presunto tráfico de influencias del ex presidente Aznar a favor de Centaurus , «uno de los fondos especulativos más activos y agresivos». Simplemente, la copié y la pegué en un post anterior y me puse a ver por la tele el partidazo de Rafa Nadal. Emocionante.

Juicio por el 11-M: Pedro Jeta habla de ETA pero no de islamistas

Como en este blog las notas las pongo yo, a Pedro Jota le doy hoy un suspenso en Periodismo de primer curso. Y ya me parece una nota alta.

El País titula a 5 columnas:

Arranca el juicio por la mayor matanza del terrorismo islamista en Europa

Y en su texto de portada habla seis o siete veces de los terroristas islamistas, de Al Qaeda, de El Egipcio, etc.

El Mundo dedica al juicio del 11-M un recuadrito a una columna con este título tan rimbombante para ese minúsculo espacio:

Guía para seguir el juicio más importante de la Historia de España

Manda, en cambio, a 4 columnas con este titular relacionado con el juicio:

El nivel de DNT indica que el explosivo de los trenes es diferente del resto

Lo que ya no sorprende a nadie cuerdo es que en toda la primera página de El Mundo, en el día en que comienza el «juicio más importante de la Hisotia de España», según Pedro Jota, no hay ni una sola mención a los acusados, ni a los terroristas islamistas, ni a Al Qaeda, etc. Nada de nada. Solo se menciona «el Titadyn que ETA robó en Plevin»

Es el colmo de la falta de profesionalidad, de la mala fe o de la estulticia. Que elija el lector.

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Cuando yo trabajaba en la tele, a estas imagenes nunca se les ponía un texto tan obviamente descriptivo como el que utiliza Pedro Jota para titular su foto de portada:

Zapatero no se aparta

Es posible que el director del El Mundo haya querido hacer una gracia pueril, muy del gusto de algunos de sus lectores. Para otros, la foto de portada podría afender su inteligencia.

En la tele, a esa combinación obvia de imagen y texto la llamábamos «patata, patata». Nos recuerda a esos cuadros en los que aparece un gallo pintado y el titulo del cuadro es, simplemente, «Gallo». Pero en el caso de El Mundo, el texto explica además el pretendido doble sentido de la imagen para ayudar a quienes no lo hayan entendido a la primera.

Con la Iglesia (y con la xenofobia) hemos topado… otra vez

La portada de El Mundo, excitando las más bajas pasiones contra los inmigrantes, y el editorial de El País, crónica blandengue de la rendición del Gobierno ante la Iglesia, destacan, a mi juicio, sobre los demás contenidos de fin de semana de ambos diarios.

El Mundo titula, arriba, a cuatro columnas, con una encuesta de encargo casi preelectoral:

El 57% considera ya «negativa» la regularización de Caldera

Y, tras varios sumarios, muy del gusto de Le Pen y otros racistas europeos, coloca este otro dudoso titular de difícil confirmación:

España, el país de la UE que da más facilidades para conseguir «papeles»

En otro contexto, este titular de El Mundo debería llenarnos de orgullo, por ser nosotros los más solidarios con quienes vienen aquí en busca de un mundo mejor y nos dan, además, lo mejor de ellos mismos para asegurar nuestra jubilación. No en vano, los españoles salimos de la miseria de la postguerra gracias, entre otras causas, a las remesas y al aprendizaje de nuestros emigrantes en Europa.

Pero el tono y la intención indisimulada de El Mundo nos lleva por los derroteros catastróficos del más feo José María Aznar en aquel febrero preelectoral de año 2000 de tan triste memoria, sobretodo para los almerienses de bien.

¿Recuerdan los dramáticos sucesos de violencia racista de El Ejido(Almería), alentados por el Gobierno central de Aznar y el local de Juan Enciso, ambos del PP? Dudo que el entonces ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, -que honrosamente dimitió a continuación- se haya repuesto de aquella indecencia política y moral de su líder.

Tengo grabadas en mi memoria las estampas siniestras de «La noche de los plásticos rotos».(Este fue el título de mi primer artículo sobre aquella desgracia).

Nunca olvidaré las vergonzosas imágenes (que dieron la vuelta al mundo) de la policía nacional y local contemplando impasibles (cumpliendo la orden de brazos caídos) cómo una minoría de racistas enloquecidos atacaba a los inmigrantes y quemaba sus viviendas y comercios en mi tierra. (Creo que los almerienses aprendimos la lección y espero que El Ejido nos haya servido de vacuna para evitar la repetición de esas infamias).

El Gobierno minoritario de Aznar recurrió entonces al todo vale para revalidar su victoria. A dos semanas de las elecciones generales, ese ataque frontal al inmigrante desde el corazón del PP (unido a una radicalización oportunista en la lucha contra el terrorismo, después del fracaso de la tregua y de las conversaciones Gobierno-ETA, contribuyeron a dar la mayoría absoluta a José María Aznar.

La derecha tiene mucha experiencia en el Poder y sabe dónde apretar para meter miedo a la población. Inmigrantes y terrorismo fueron las claves de su victoria por mayoría absoluta. Los líderes del PP no lo han olvidado y, para subsanar el efecto rabioso y pernicioso de sus mentiras sobre el 11-M, y ETA, vuelven ahora a calentar motores contra los inmigrantes y contra el diálogo con los terroristas de ETA.

El discurso del PP, compartido o inspirado –por lo que se ve- por El Mundo, se basa otra vez en acusar al Gobierno de blandengue contra la “invasión” de inmigrantes y de blandengue contra los terroristas de ETA y sus socios de Batasuna con los que quiere dialogar.

Mientras tanto, el Gobierno de Zapatero con quien sí se muestra, en efecto, blandengue –yo diría que rendido- es con la Iglesia Católica, aliada fiel del Partido Popular. No hay más que ver lo felices que están los obispos con el aumento de la paga que el Gobierno quita de otros asuntos sociales para dársela a los curas. Y no digamos con la rendición gubernamental en materia de enseñanza de la religión. Nuestro Gobierno, presuntamente laico, hace mucho ruido al airear sus principios éticos pero luego le da las nueces –bajo cuerda- a la Iglesia.

No sabemos qué parte de nuestros impuestos será destinada a alimentar las bocas injuriosas y calumniosas de la COPE. La financiación de la Iglesia Católica (y la musulmana, la judía, la budista, etc.) debería hacerse con el dinero de sus fieles, al margen de los impuestos.

¿Por qué los católicos no contribuyen como los demás españoles a las finanzas del Estado?

Yo soy respetuoso con los católicos y ellos deben serlo con los no catótilos. Ellos contribuyen a los gastos del Estado con un 0,75 % menos que los demás en su IRPF. Por tanto, somos desiguales ante la Ley.

Al menos, el Gobierno, al subir la paga a los curas, se ha comprometido a no cubrir eternamente el déficit permanente de la Iglesia. Puede ser un primer paso hacia la autofinanciación. Pero hay algo que me hace temer lo peor: esta vez, los obispos no han sacado al PP ni a sus politizadas “víctimas” a la calle para hacer ruido contra el Gobierno.

¿Por qué están tan tranquilos los obispos?

Me quedé perplejo al conocer la confusísima posición del Gobierno, presuntamente laico, acerca de la enseñanza de la religión (católica, se entiende). Tampoco han reaccionado los obispos contra esa blandengue posición oficial: ¡lagarto!, ¡lagarto!.

O sea, Zapatero se lava las manos como Pilatos y deja en manos de los colegios y de los padres lo que los niños pueden hacer si no van a clase de religión.

¿Qué madre trabajadora o qué padre trabajador quiere que sus hijos salgan una hora antes del colegio-depósito, para deambular sin control por las calles, mientras los demás dan clase de religión?

Hoy viene El País a recordarnos este asunto, que me parece de la máxima trascendencia para evitar el lavado de cerebro prematuro de nuestros hijos, en este comentario editorial:

Alternativas a la religión

EL PAÍS – Opinión – 14-10-2006

El Gobierno ha regulado los contenidos mínimos que deben estudiar los alumnos de primaria de toda España, entre los que se encuentra la polémica cuestión de la religión y su alternativa para quienes no quieran cursar la materia confesional. El real decreto, en fase de borrador, señala sólo que los que no estudien religión deben recibir la debida «atención educativa», aunque el Gobierno ha explicado que esto implica que los colegios podrán decidir si quieren o no impartir alguna alternativa, lo que supone una novedad. Si un centro opta por no ofrecerla, podría colocar la asignatura al principio o al final del día y los alumnos que no cursen religión podrían ausentarse esa hora.

El Ministerio de Educación lleva meses negociando este asunto con la Conferencia Episcopal. El Gobierno baraja ofrecer esas dos opciones (actividades complementarias diversas o nada) para quienes no quieran cursar religión. Que los padres tengan libertad para no elegir ninguna de las dos parece muy razonable en un Estado aconfesional, para que los derechos de unos no supongan una obligación para otros. Del texto del real decreto se puede deducir que existe la opción de no cursar como alternativa esta «atención educativa» que se entiende como voluntaria para los padres. Pero no se afirma de forma expresa, lo que permite concluir que la propuesta peca de falta de claridad en un asunto que precisamente constituye el meollo de unas de las principales reyertas educativas de las últimas décadas.

El problema de fondo es saber en manos de quién se deja la regulación de la alternativa. La pretensión de ceder la decisión a los colegios o a las comunidades autónomas es muy discutible. Aunque la política educativa de esta legislatura se caracteriza por dejar la máxima autonomía a los centros en todas las cuestiones, precisamente en este tema no resulta lo más adecuado.

Dado que esta polémica ha aparecido a partir de los acuerdos suscritos entre la Santa Sede y el Estado español, sería aconsejable que fuese el Gobierno quien adoptara una posición clara sobre la alternativa y que fuera establecida del mismo modo para toda España. Esto evitaría tanto que la alternativa se regule de un modo distinto según el partido político que gobierne en cada autonomía, como que los alumnos que no quieran cursar religión sean tratados de modo desigual si se cambian de colegio. FIN

Aclárese y pronto, señor Zapatero, porque en este borrador de decreto-ley se le ve mucho el plumero.

¡Que nadie pueda llamarle “calzonazos” frente a las sotanas!