Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El 11-M sale hoy en El País, pero no en El Mundo
Aquí pasa algo…¡Viva la Constitución!

Estoy en Almería, muy cerca del mar y muy lejos de Internet. La conexión es pobre, pero un amigo me ha traido los diarios desde la capital y, despues de verlos, no me he podido resistir a comentar las portadas de hoy, aunque sea un gran día de fiesta.

Ahora consigo, por fin, conectarme y voy a pegar aquí todo lo que he escrito. Tiene razón Pericles al destacar los titulares de hoy en su último comentario.

Pocos días podemos señalar, desde la pérdida del poder por el trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana), en los que El Mundo no haya incluido el 11-M entre sus titulares de portada.

Hoy, Día de la Constitución, es uno de ellos.

Tiene, además, la peculiaridad de que es también uno de esos raros días en los que El País sí cita el 11-M en alguno de sus titulares de portada.

Se trata, pues, de un día señalado en la breve historia del análisis que hacemos de las portadas de ambos diarios en este blog.

Coincide, además, con una fecha emocionante para los demócratas (y para los que puedan disfrutar del puente): 6 de Diciembre, Día de la Constitución.

El Mundo abre su portada, a cuatro columnas con este gran titular:

Prisión para un policía de la trama de la Goma 2 y para sus denunciantes

El País abre a dos columnas:

Prisión incondicional para los policías que urdieron un montaje sobre el 11-M

Aunque se trata de la misma noticia, El Mundo –sin mentir, ahí está la gracia- mete en la cárcel solo a un policía mientras que El País –sin mentir, tampoco- mete en la cárcel a más de un policía (“los policías que urdieron…”) y además los mete de manera “incondicional”.

Como vemos, El Mundo destaca “la trama de la Goma 2” y El País destaca “un montaje sobre el 11-M”.

Pero ya sabemos, por experiencia, que una cosa es la portada –la más cara de todas, el escaparate del diario- y otra, las páginas interiores, mucho más baratas.

En su página 12 (par), a 4 columnas, El Mundo sí encarcela (”sin fianza”) a otros dos policías (“acusados de revelar una trama mafiosa”) aunque, por arte de magia –y no de mafia- no aparece por ningún lado el “11-M” ni a quien revelan esta presunta “trama mafiosa”.

El País concede al mismo asunto una página completa (la 23, impar) en la que sí alude al 11-M.

El Mundo huye de la palabra “montaje” –¡qué palabra tan socorrida y jugosa!- al informar de la prisión para los policías que le “revelaron” la presunta relación de etarras con islamistas pero la utiliza, en cambio, para otra “denuncia” de Cartagena, su confidente favorito, a una columna:

Cartagena denuncia que la “operación Nova” fue un montaje de la Policía

Ambos coinciden en ilustrar su portada con foto de “civiles” con tricornio reclamando derechos. Hoy es un buen día para apoyar la desmilitarización de la Guardia Civil cuya función, sobretodo en democracia, –y como su propio nombre indica- es civil y no militar.

Es proverbial el abuso que los españoles hacemos de los oxímoros y con qué frecuencia nos equivocamos con ellos.

Algunos me vienen a la memoria: Guardia Civil (es militar), alférez provisional (o sea, para toda la vida), tolerancia religiosa (imposible), justicia militar (más imposible, si cabe), médico militar (o cura o mata), etc.

Y no digamos cuando adjudicamos algún título a los famosos: Fernando VII, “El Deseado” (el rey felón, el mayor cabrón de nuestra historia reciente), Juan Carlos I, “El Breve” (y ya lleva 31 años de reinado, uno de los más largos de nuestra historia).

O sea, que no acertamos ni una.

Con ser llamativa la diferencia de tratamiento que ambos diarios hacen del caso del montaje policial para ligar a ETA con el 11-M (y contárselo a El Mundo), me ha llamado más la atención la cobertura que hacen del nuevo éxito de la Iglesia Católica, que ha tumbado también al ingenuo Zapatero, equiparando la enseñanza de los dogmas y creencias religiosas, en la escuela pública, con la enseñanza de las ciencias, las artes o las letras.

El Mundo da un perfil muy bajo al nuevo triunfo de los obispos.

No le dedica ni una sola palabra en su portada.

Cuando los obispos pancarteros exigían religión obligatoria por las calles, y dinero de los impuestos de todos para financiar el lavado de cerbero que hacen a los niños en la escuela pública, El Mundo les sacaba a todo trapo y en primera página.

Cuando, por fin, consiguen lo que perseguían, amenazando desde el púlpito y desde las calles, El Mundo lo rebaja a 3 columnas en página interior y con un sesgo que merece indulgencia plenaria:

El Gobierno reduce en 35 horas la presencia de Religión en la ESO

Sumario:

Educación desoye al Consejo Escolar y acepta que la materia cuente para pasar curso

El País, en cambio, que daba las protestas eclesiásticas en pequeño, ahora destaca en su primera el triunfo de la Iglesia Católica, a dos columnas:

La religión contará para repetir curso en secundaria y tendrá dos alternativas

Obsérvese que Pedro Jota Ramírez eleva la primera consonante de la presunta asignatura sobre creencias y dogmas a la categoría de mayúscula (“Religión”) mientras que Javier Moreno, el director de El País (que es químico), prefiere darle aún el tratamiento de minúscula (“religión”).

Creo que se equivoca El País al decir en castellano que “tendrá dos alternativas».

En nuestra lengua, existe algo, cualquier cosa, y también su alternativa, en singular. No soy de letras, pero me parece que es imposible tener dos alternativas a la religión. En lugar de la palabra “alternativas” deberían haber escrito “opciones”, “posibilidades”, etc.

Ya nos hubiera gustado a mis hijos o a mi tener como alternativa a la peligrosa asignatura de “religión” (¿podría acaso considerarse como abuso infantil?) otra que fuera, por ejemplo, “ateismo” o bien –por qué no- varias opciones como clases para el carné de conducir, urbanidad, democracia en acción, más música, etc.

Creo que deberíamos enviarle a Zapatero (a quien se le ve el plumero en cuanto tropieza con los curas) el dibujo filosófico que el El Roto publica hoy en El País para que lo enmarque y lo cuelgue en su despacho.

¡Que gran sistema financiero el de la Iglesia!

Cobras a los clientes en este mundo y prometes pagarles en el otro, si lo hubiera.

Y, además, es difícil que quiebre porque no le faltan clientes potenciales.

Disminuyen los creyentes y las vocaciones sacerdotales en los países más avanzados (que no suman ni 800 millones de habitantes) pero aumentan en los países más atrasados (que suman más de 5.000 millones).

También les recomiendo, hablando de curas y ya que es fiesta laica, el artículo esclarecedor publicado por Julián Casanova en El País con el título:

Moral, religión y política

JULIÁN CASANOVA 06/12/2006

Leídas desde la distancia, hay noticias que parecen auténticas bromas. Éstas, por ejemplo. Los obispos critican la decisión de un colegio público de Zaragoza de suprimir el festival de Navidad. La Conferencia Episcopal acusa al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de abrir «viejas heridas de la Guerra Civil». Y el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, es nombrado por mayoría absoluta académico numerario de la Real Academia de la Historia.

No tiene mucha importancia, la verdad, que un colegio público suprima el festival de Navidad, como tampoco debería tenerla el hecho de que en otros colegios públicos se celebren todo tipo de fiestas religiosas en homenaje a los patronos y vírgenes de la localidad. Son manifestaciones externas de un problema irresuelto por la democracia en España, que lo vamos a tener con nosotros durante muchos años. La enseñanza de la religión, católica o de cualquier otro credo, no debería impartirse en las escuelas.

La intolerancia no está en el supuesto laicismo del Gobierno o de algunos ciudadanos, sino en un sistema de enseñanza concertada que condena a las escuelas públicas a un creciente deterioro casi insalvable. Ni siquiera tienen la libertad de suprimir, sin bronca, un festival de Navidad.

Al final, son más importantes los villancicos que la calidad de la enseñanza, la disciplina en las aulas o lo que aprenden los alumnos en las asignaturas de lengua, matemáticas o historia. Y lo que le preocupa a la Iglesia católica no es si la enseñanza pública va bien o mal, sino los «síntomas de menosprecio e intolerancia en relación con la presencia de los signos religiosos en los centros públicos», según puede leerse en la pastoral «Consideraciones morales ante la situación actual de España».

Una broma parece también que la Iglesia acuse al Gobierno, a los izquierdistas y a los historiadores todavía pagados con el oro de Moscú, de «abrir viejas heridas de la Guerra Civil». Lo que se debate es la historia, que se conoce bastante bien, por cierto, y lo que todavía queda por resolver, entre otras cosas, es el reconocimiento moral a los miles de republicanos asesinados sin registrar, que nunca tuvieron ni tumbas conocidas ni placas conmemorativas.

La Iglesia sabe, porque las pruebas son incontestables, que apoyó y bendijo aquella masacre. Lo puede reconocer, y hacer un gesto público y definitivo, o seguir refugiándose en su condición de víctima, recordando a sus también miles de mártires. Si nos atenemos a las diversas declaraciones que sus obispos han realizado en este año de recuerdo y conmemoraciones, ellos no tienen ningún problema con el pasado. Ni con el de la guerra que la Iglesia convirtió en santa y justa ni con el de la larga dictadura que legitimó. Son otros quienes abren las heridas ya cicatrizadas.

Eso es lo que piensa también el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y primado de España, abanderado de la cruzada contra el laicismo del Gobierno socialista y recién elegido académico de la historia. El cardenal cree que la recuperación de la memoria histórica, que dirige y manipula Zapatero, resulta peligrosa por «remover» el pasado y porque la Guerra Civil la causó, ya se sabe, la Segunda República y su proyecto reformista y laico, sobre el que la «objetividad histórica» ya ha dejado claro su veredicto: fue un «fracaso».

Conozco perfectamente esa «objetividad histórica» a la que se refiere el nuevo académico. Es la que propagaron los vencedores de la guerra, amos y señores de la historia durante la dictadura de Franco, y la que vocean ahora los nuevos propagandistas, periodistas y falsos historiadores desde la emisora de radio de los propios obispos. No es eso, sin embargo, lo que se escucha en los congresos de historia a los que acuden los mejores profesionales y especialistas, en las aulas de las mejores universidades del mundo o lo que puede leerse en las revistas científicas.

Para nosotros, los historiadores, la República, la Guerra Civil y la dictadura de Franco son objeto de investigación y estudio, donde tenemos que demostrar fidelidad con las fuentes y rigor con las interpretaciones, que podemos y debemos discutir y debatir. Y las opiniones, personales o políticas, las dejamos para otros foros. El cardenal Antonio Cañizares puede ser un perfecto académico, que para eso está la Real Academia de la Historia, para que se sienten allí los mejores, pero debería informarse mejor sobre lo que la mayoría de los historiadores especialistas han escrito en las últimas décadas sobre la República y la Guerra Civil y saber separar, ahora que ya es académico, el conocimiento histórico de la moral y de la política.

Sorprende, en fin, a la luz de esas tres noticias, que la religión y la libertad sigan todavía en España direcciones tan opuestas. Las declaraciones de los representantes de la Iglesia Católica en los dos años y medio del Gobierno de Zapatero podrían recopilarse en un manual de cómo utilizar el engaño y la propaganda para auxilio espiritual y material de la derecha política.

La Iglesia despliega toda su infantería y la pone al servicio del Partido Popular. El objetivo: echar a Zapatero, a los socialistas y recuperar las riendas del Gobierno. Les gusta, a la Iglesia y a la derecha española, amasar el poder y mantenerlo. Les va de maravilla cuando lo tienen y si lo pierden, utilizan todos los medios a su disposición, que son muchos, para recuperarlo.

La Iglesia ha encontrado un auténtico filón en la «intolerancia del laicismo que promueve el Gobierno». Por ahí va a atacar una y otra vez, para defender sus privilegios, hasta que logre derribarlo. No hace falta ser un adivino para saberlo. Basta con conocer un poco nuestra historia más reciente, la misma que ahora se supone que estamos removiendo.

(Julian Casanova es Hans Speier Visiting Professor en la New School for Social Research de Nueva York)

FIN.

Menos mal que tenemos aún vigente la Constitución de 1978.

Feliz puente y ¡Viva la Constitución!

En mi casa, como cada año en este día, ya hemos brindado por ella.

Pedrojota pedrojoteado (II): ¿trama policial o montaje conspirativo?

El gran titular de portada de El Mundo sobre la “trama de la Goma 2” y el pequeño titular de El País sobre el “nuevo montaje para alimentar la teoría conspirativa del 11-M” difieren como la noche y el día. Han desaparecido todos los matices.

Tengo la impresión de que Pedro Jota Ramírez (¿pedrojoteado? y no es la primera vez) no se ha dejado ni un resquicio para escurrir el bulto, y ahora no sabe cómo salir del jardín conspiranoico en el que se ha metido al intentar ligar el 11-M con ETA, según el guión original del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana).

Cualquier dato, real o imaginario, por minúsculo que sea, que encaje en el puzzle de esa extravagante teoría conspirativa aznarista es elevado por el director de El Mundo y de elmundobórico.es a la categoría de gran titular de primera página.

(Naturalmente, las rectificaciones posteriores o no se publican o van a una columnita, abajo, en pagina par y con una redacción tan confusa que da la impresión de que «quien rectifica ratifica»).

Por otra parte, si uno no puede o no sabe cómo resolver un problema, la solución puede consistir en agrandarlo tanto que nadie pueda jamás resolverlo. Y parece que en esas estamos. Basta con dar una vuelta por las portadas de hoy.

Ambos diarios coinciden en la foto de portada, dedicada al juramento del conservador Felipe Calderón como presidente de México. Pero se distancian cuando tratan asuntos nacionales.

El Mundo, a cuatro columnas:

Del Olmo ordena detener a cuatro policías por la trama de la Goma 2

El País, a una columna:

La policía destapa un nuevo montaje para alimentar la teoría conspirativa del 11-M

En pagina interior, El País amplía su información de primera:

De la segunda noticia (contra el PP) y la tercera (contra EE UU) de El País no hay ni rastro en la portada de El Mundo.

El País, a tres columnas, centrada:

Un contratista reconoce ante el juez que pagó al PP por favores en Telde

El Pais, a dos columnas:

“Mi mujer dio a luz a niños monstruosos”

Sumario:

Miles de menores sufren aún las secuelas de los herbicidas usados por EE UU en Vietnam

Estas fotos que El País publica hoy en paginas interiores merecen un recuerdo para que el Imperio no vuelva a repetir impunemente estos crímenes contra la Humanidad.

La visión de estas fotos me ha traido viejos recuerdos de soldados norteamericanos que también sufrieron los efectos de este terrorífico herbicida, conocido como «agente naranja», empleado en Vietnam.

Algunos eran aún tratados en un hospital especial de Seatle cuando (¿en 1988?) fui a cubrir la operación de transplante de médula del tenor José Carreras.

Caminar por las plantas de aquel hospital, habitado por niños y adultos prematuramente calvos, flacos, blanquecinos, uniformados con bata verde y de andar pausado, fue como viajar por otra galaxia. Al ver ahora estas fotos, y recordar aquella experiencia, se me han vuelto a poner los pelos de punta.

¿Hasta dónde quieren llegar los fabricantes de armas de destrucción masiva?

Acabo de ver este comentario:

JAMS,¿Qué me dice del articulo de Suso de Toro «Son Molinos» hoy en El Pais?. No tiene desperdicio. ¿http://www.elpais.com/articulo/opinion/molinos/elpepiopi/20061202elpepiopi_13/Tes

lo dijo En Irak es 11-S todos los dias · 2 Diciembre 2006 | 08:25 PM

Lo he leido y, efectivamente, es muy interesante y oportuno pero creo qeu el enlace no basta porque aún es de pago. Intentaré copiar y pegar:

Son molinos

SUSO DE TORO

02/12/2006

Vivimos un momento singular en el campo intelectual: hay toda una generación que se sintió parte de esa época en que pasamos de un régimen totalitario a una democracia, que ayudó a construir el discurso central, nacional, de esa época, una generación de intelectuales que se imaginaban a sí mismos en la izquierda y que, agotada esa etapa y ante un cambio político del calado del que protagoniza Rodríguez Zapatero, sin capacidad para comprenderlo debido a su bagaje ideológico, a los intereses adquiridos o incluso a razones de historia personal, reacciona de un modo radical confundiendo sus posiciones con las de la derecha española.

Y por falta de tiempo o de medios para instituirse en el espacio público, no aparece una nueva camada intelectual que explique y defienda lo que estamos viviendo.

Así que tanto la derecha tradicional como esos intelectuales que fueron de izquierdas se movilizan ahora para denunciar que España se desvanece y que nos disipamos hacia el exterior en una política de futilidades dispersas y disparatadas.

Probablemente, este Gobierno no ha sabido llegar a esos intelectuales, pero para entender el debate y las objeciones que éstos le hacen deberíamos considerar también el verdadero viaje ideológico de los últimos años tanto de militantes del nacionalismo militar vasco como del leninismo y la izquierda tradicionales hacia las posiciones de la derecha española, una derecha muy nacionalista.

Creo que ese desplazamiento es posible porque en el fondo la cultura política de esos viajeros apenas cambió. El viaje ideológico es posible porque cuando izquierda y derecha hacen del Estado nación la fuente de su razón comparten un mismo terreno. En este caso, izquierda y derecha no son sino dos caras de la misma moneda, el nacionalismo. Y es preciso señalar que para estas posiciones el Estado es siempre el existente en ese momento, el suyo, el que los ha creado y formado con su cultura, el que les proporciona identidad. El Estado nación es su patria. Puede hablar una lengua u otra pero siempre será el mismo tipo de patria, en el fondo autoritaria. Del Estado nación, que ha sido una gran creación cultural, política, económica y militar europea, hacen ideología y aun fetiche. Eso cuando la tecnología, la economía, la realidad social lo han hecho obsoleto en su sentido tradicional.

Y en el caso español no es difícil recurrir a nuestra memoria colectiva para comprender cómo se podía, y se puede, ser de izquierdas en cuanto a las relaciones laborales y la preocupación social y compartir con la derecha la ideología nacional que nos suministró el régimen de Franco, una visión nacionalista construida por sus intelectuales, sus historiadores, filólogos y escritores.

Las historias nacionales ofrecen un repertorio común de memoria, episodios, momentos, figuras que valen bien para la izquierda o bien para la derecha. Quien se ve en Isabel la Católica o el Cid, quien en las Cortes de Cádiz o Mendizábal; pero al final siempre habrá una figura, Unamuno, por ejemplo, en cuyo integrismo nacional se puedan encontrar muchos. Eso permitió a finales de los cincuenta el acercamiento de jóvenes falangistas idealistas, una especie de izquierda falangista, a la izquierda de matriz leninista. Eso permitió, en los cincuenta y sesenta, la entrada en esa izquierda de jóvenes que provenían del mundo ideológico del régimen.

Somos los que somos, es nuestra historia colectiva. La historia de una sociedad militarizada, educada en el integrismo católico y militarista, de la que había sido amputada toda cultura cívica, republicana.

Creo que el rechazo de algunos a Rodríguez Zapatero, antes instintivo que intelectual, responde a que la cultura política que éste representa, con su énfasis en la ciudadanía y los derechos personales, les es totalmente ajena. Ese rechazo muestra la incapacidad para dialogar con el presente que solemos padecer casi todos llegado un punto de nuestra vida. Hay quien es capaz de reconsiderar las bases de su pensamiento a la luz del presente y también hay, la mayoría, quien no.

Que ese cambio en la cultura política de la izquierda venga encarnado de modo natural en una nueva generación hace más cruel el sentimiento de ser relevado biológicamente. Pero era esperable que fuese desde la generación de Rodríguez Zapatero, que ha vivido sin Franco ya desde la adolescencia, desde donde nos llegase con naturalidad una cultura política no autoritaria ni integrista. Esa naturalidad es lo que se puede identificar con «levedad». Frente a ello, no hay tanto gravedad cuanto ranciedad.

En los últimos meses esto se manifiesta de modo revelador en los apoyos al partido Ciutadans / Ciudadanos. No hay duda de que nació de la propia dialéctica interna catalana, de su debate nacional; es una respuesta, acertada o no, a ciertas políticas. Pero tampoco cabe duda de que es una respuesta desde el españolismo casticista tradicional; no es preciso que lo evidencie el entusiasmo de los medios del nacionalismo madrileño más radical o la procedencia directa del PP de su portavoz.

Para algunos intelectuales, incapaces de dar directamente su apoyo al PP, Ciutadans es la referencia para mantener posiciones muy semejantes sin sentirse incómodos estéticamente.

Posiciones que pone sobre la mesa el artículo de Antonio Elorza de hace unos días, La insoportable levedad de un presidente, donde se ataca directamente a la figura política de Rodríguez Zapatero desde todos los ángulos. Pocos presidentes de Gobierno fueron juzgados con tanta dureza, hasta el punto de que uno tiene que echar un vistazo a su alrededor y constatar cómo van las cosas para comprobar que no estamos ante el cataclismo histórico descrito.

Se juzga su política dentro de su partido como un diseño autoritario, un afán por liquidar enemigos, un proceder autoritario impropio de un socialdemócrata. No fue juzgada con tanta acidez la época de «el que se mueve no sale en la foto».

Se valora el intento de acabar con ETA como la voluntad de conseguir una buena foto cueste lo que cueste, aunque sea a un precio muy alto. Parece un juicio cruel a un propósito que siempre se había considerado antes, con otros Gobiernos, como plausible.

Se presenta el proceso de actualización de los estatutos de autonomía, que afronta claramente el encaje político de Cataluña en España, como síntoma de una enfermedad incurable que hará prácticamente imposible hacer prevalecer los intereses generales sobre la aspiración de poder de cada uno. Y a la política exterior del Gobierno cabe reprocharle todo: desde apoyo al dictador Fidel Castro hasta rendición ante el islamismo político.

Estas posiciones casi nos hacen olvidar que tenemos un Gobierno que trata con respeto a la ciudadanía, incluida la oposición; que no usa la mentira de forma sistemática; que nos ha sacado de Irak; que es paritario, ha legalizado la vida de muchos conciudadanos homosexuales, ha reconocido la existencia de tantas personas que precisaban asistencia…

El panorama que relatan ese y otros artículos casi conduce a añorar la política interior y exterior del anterior presidente del Gobierno, que hacía todo lo contrario que el actual. Desde luego, la derrota electoral del 14-M afectó a más gente de lo que parecía. Pero, bueno, no nos hallamos ante feroces gigantes de largos brazos: sólo son molinos de viento. FIN

La Audiencia desmonta (¿o no desmonta?) la tesis del PP

Naturalmente, el control de Endesa y el embarazo de la princesa de Asturias se llevan hoy casi todas las portadas de los diarios.

Pero hay otra noticia, bastante singular a la hora de hacer comparaciones, que me ha llamado la atención.

Debo reconocer que me ha costado mucho trabajo encontrar esta noticia en la portada de El Mundo, tan pródiga en columnas y en tipografía gruesa cuando se trata del 11-M y la Goma 2. Ni siquiera con mis nuevas gafas he podido encontrar un titular o un sumario, por pequeño que fuera. Quizás -he llegado a pensar- vengo muy cansado después de pasar dos días agotadores en París.

Pero no he sido confundido por la radio ni por 20minutos.es, donde confirmé la noticia desde el extranjero.

La acabo de ver en la portada de El País, destacada a tres columnas, con este titulo:

La Audiencia desmonta la tesis del PP al afirmar que el 11-M se hizo con Goma 2

Sumario:

Tres magistrados de la Sala de lo Penal desestiman todos los recursos de los procesados

En un segundo repaso de la portada de El Mundo, casi con lupa, he visto un párrafo, sin titular, bajo la información de “El juez Garzón se apresura…” (¡qué verbo tan neutral!) en el que se dice lo siguiente:

“Una Sala de la Audiencia considera “acreditado” que en los trenes estalló Goma 2 Eco a pesar de que el jefe de los Tedax declaró que los análisis no han podido determinar cuál fue el tipo de dinamita”.

Pero, con todo, lo más sabroso de la prensa de hoy, vista con gran rapidez al llegar al periódico, ha sido el contenido de dos cartas de sendos catedráticos al director de El País que copio y pego aquí mismo.