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¿Cuál es el origen del término ‘fiasco’?

Conocemos como ‘fiasco’ al acto que provoca fracaso o decepción. Etimológicamente, el término llegó al castellano desde el italiano fiasco, el cual hacía referencia a cierto tipo de frasco o botella, y éste lo tomó del latín vulgar flasco (recipiente, botella), que, a su vez, lo recibió del germánico flaskô (molde de mimbre que recubría las botellas de vidrio).

¿Cuál es el origen del término ‘fiasco’?

Parece ser que en la Venecia del siglo XVI (posiblemente es más probable que fuese en la isla de Murano), existía la expresión ‘fare fiasco’ (que significa ‘hacer botella’), y aquellos sopladores de vidrio menos hábiles, a los que algunas botellas no les salían bien del todo, acabaron bautizando con un simple fiasco las que salían defectuosas

Pero existe una segunda hipótesis sobre el porqué el término fiasco (frasco) acabó designando un fracaso o decepción, la cual apunta a la Comedia del Arte en el siglo XVII, donde el afamado actor, Domenico Giuseppe Biancolelli, después de una representación que interpretaba con una botella en la mano (y que resultó ser un auténtico fracaso, al no conseguir los aplausos del público), arrojó decepcionado el recipiente contra el suelo, quedando asociado el término ‘fiasco’ con el malogrado y decepcionante resultado de algo.

 

 

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Fuente de la imagen: Ivan Radic (Flickr)

El origen del nombre de los diferentes tamaños de botellas de vino

Comúnmente las botellas de vino o cualquier espumoso (cava, champán), suelen ser de 75 centilitros. A pesar de que esa medida es la estándar, en los comercios y algunos establecimientos de hostelería podemos encontrarnos con botellas de diferentes tamaños (más grandes y más pequeñas) y cada una tiene un nombre:

El origen del nombre de los diferentes tamaños de botellas de vino

Benjamín. Se trata de las botellas más pequeñas, cuya capacidad es de 18,7 centilitros, lo que equivale a un cuarto de la botella estándar, la medida exacta para servir una copa. También podemos encontrar que se denomina piccolo o split. El término benjamín proviene de un nombre bíblico.

Chopine. Un cuarto de litro o 25 centilitros. Es una medida poco común y a veces se ofrece como recuerdo en algún evento, no solo con vino, sino también de aceite. El término proviene del francés y este, a su vez, lo recibió del alemán schopen, cuyo significado escucharada’. Es curioso que el chopine en Francia se consideraba una medida equivalente a una  pinta de cerveza (algo más de 400 mililitros).

Demi. Las botellas cuya capacidad es de 37,5 centilitros son conocidas de este modo y también como  media botella, debido a que equivale a la mitad de la estándar. El término demi proviene del francés y significa ‘mitad’.

Jennie. Nombre que se le da a algunas botellas de medio litro (poco comunes) en las que se embotellan vinos dulces o generosos. Según indican algunas fuentes, la denominación proviene de un tipo de aguardiente que se embotellaba en Gales.

Clavelin. Extraña medida de 62 centilitros en el que se embotellaba el vino procedente de los viñeros de Jura (en el este de Francia). Parece ser que el 38 % del vino amarillo elaborado se perdía por evaporación natural, por lo que de cada litro quedaban esos 62 centilitros. La denominación clavelin proviene del apellido de la familia, que, en el siglo xviii, le encargó a una fábrica de vidrio de La Vieille-Loye que les fabricaran botellas de 0,62 litros para embotellar su preciado vino amarillo.

Estándar. Medida común del embotellado de vinos, espumosos y bebidas espirituosas. Son 75 centilitros, tal y como explico en la cabecera de la página.

Litro. Curiosamente una medida muy poco común para embotellar ese tipo de bebidas.

Mágnum. Tiene una capacidad de 1,5 litros. Su nombre proviene del latín y significa ‘grande’.

Marie Jeanne. Botella con capacidad de 2,25 litros, equivalente a tres botellas estándar y muy común en Francia para embotellar coñac o vino de Burdeos. Posiblemente reciba tal denominación en homenaje a  Juana de Arco.

Doble mágnum. Tres litros, cuatro botellas estándar y el doble de la botella mágnum, de ahí su nombre.  Curiosamente, en la región de la Borgoña esta medida se conoce como jeroboam (nombre de dos reyes de Israel)

Rehoboam. Cuatro litros y medio o seis botellas estándar. La denominación la recibe en honor al rey de Judá Roboam.

Matusalén. Nombre que reciben las botellas de 6 litros (equivalente a 8 de tamaño estándar). En Burdeos es conocido como imperial. La denominación matusalén hace referencia a uno de los patriarcas bíblicos.

Salmanazar. Nueve litros o 12 botellas de 75 centilitros. Corresponde al nombre del rey asirio que deportó las tribus de Israel. En algunos lugares esta medida también es denominada mordechai, por el nombre de un personaje del Antiguo Testamento.

Dame-jeanne o damajuana. Nombre recibido por una especie de garrafa de diez litros de capacidad en la que se embotellaba el vino de la Provenza. Parece ser que recibía dicha denominación de la reina Juana I de Nápoles, quien, según cuenta la leyenda, se refugió un día de tormenta en el taller de un maestro botellero; este le permitió a la monarca que soplase un recipiente y, gracias a su gran capacidad pulmonar, consiguió hacer, de un soplido, una botella de diez litros.

Baltasar. Este nombre de uno de los tres Reyes Magos va para la botella de 12 litros (16 de 0,75 centilitros de capacidad).

Nabucodonosor. Famoso gobernante de Babilonia que da nombre a las botellas de 15 litros (20 botellas estándar).

Melchor. Otro de los Reyes Magos que dio nombre a una botella de vino, en este caso las que tienen 18 litros de capacidad (equivalentes a 24 normales). Cabe destacar que en la Borgoña esta medida recibe el nombre del rey de Israel Salomón.

Melquisedec. Rey de Salem, este personaje bíblico da nombre a las botellas de 30 litros (40 estándares), cuyo peso supera los 50 kilos.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué las botellas de vino y cava tienen una capacidad de 75 centilitros?

¿Por qué las botellas de vino y cava tienen una capacidad de 75 centilitros?

Días atrás, mientras estábamos disfrutando de una comida entre amigos, a la hora de los postres el camarero nos obsequió con una botella de cava y uno de los comensales presentes se percató de que su capacidad era de 75 centilitros (la misma cantidad que las botellas de vino que todavía estaban por allí). Evidentemente el siguiente paso fue preguntarme a mí por qué el vino y cava se embotella en esa medida y no en botellas de un litro.

Pues bien, no se sabe a ciencia cierta la verdadera razón, ya que dependiendo a qué fuente o experto le consultes te responderá una cosa distinta (de las varias hipótesis que existen).

Por una parte encontramos que esa cantidad de vino es la que se estipuló que era la adecuada para ser consumida diariamente por una persona durante la hora del almuerzo (sobre todo pensando en los obreros que debían de continuar trabajando después de comer). Si se sobrepasaba los 75cl en una sola ingesta ya era peligroso (tal y como se pensaba años atrás, evidentemente).

Otros defienden que se hizo porque 75cl es la cantidad exacta que cabe en seis copas de vino.

También hay quien asegura que fue tras adoptarse en el siglo XIX la unidad de medida en el Reino Unido del conocido como ‘galón imperial’ el cual equivalía a 4 litros y medio (o lo que es lo mismo 450 centilitros). Cuando los vinicultores franceses empezaron a comerciar con los ingleses vieron que éstos les pedían las cantidades en galones y como debían exportarlo en cajas donde cabían seis botellas decidieron hacer los envases de 75cl que daba como resultado un galón imperial -el que se usa en Gran Bretaña- 6x75cl= 450cl (algunas fuentes apuntan que eran cajas de 12 botellas, por tanto de dos galones).

Pero el posible origen que más personas defienden es el que indica que en los orígenes de hacer las botellas de vidrio a base del método del soplado, la capacidad pulmonar media de uno de esos artesanos era aproximadamente de 80cl y se optó por hacerlas de 75cl para dar un pequeño margen (hoy en día se realizan en cadena, pero antiguamente las botellas eran hechas una por una).

Cabe destacar que hay constancia de botellas de mayor tamaño en décadas posteriores y que la regularización en Europa se realizó a mediados de los años 1970 y posteriormente, a finales de esa década, se adoptó en otros continentes (aunque en lugar de indicar 75cl en algunos países –como EEUU o Australia- pone 750ml).

 

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Fuentes de consulta: wineintro / historiasdelaciencia / wallafaces / quora / vivancoculturadevino
Fuente de la imagen: Alfred López

¿Cuál es el origen de bautizar un barco estrellando una botella de champán?

¿Cuál es el origen de bautizar un barco estrellando una botella de champán?

Desde la antigüedad siempre se ha hecho algún tipo de ceremonia a la hora de inaugurar un barco y echarlo a navegar (lo que comúnmente se conoce como ‘hacer la botadura’).

Desde sacrificios de animales, pasando por grandes festines y celebraciones en honor a sus deidades fueron las formas en que civilizaciones como la romana, griega o egipcia (entre otras) realizaban los bautizos de sus embarcaciones.

Según fue avanzando el tiempo cada país, cultura o religión tenía su propia manera de hacerlo. Unos rociando de agua bendita por todo el barco, otros realizando una misa y había quien simplemente daba un discurso pomposo.

En la Edad Media se puso de moda el ‘apadrinar’ los barcos con una personalidad relevante que hacía un brindis desde la borda de la embarcación utilizando para ello una copa de oro y piedras preciosas incrustadas.

Parece ser que en el año 1610, a Enrique Estuardo (príncipe de Gales y heredero al trono de Inglaterra y Escocia) que por aquel entonces contaba con 16 años (falleció dos años después a causa de la fiebre tifoidea) no se le ocurrió otra cosa que, tras el brindis de inauguración de una embarcación, lanzar la valiosísima copa hacía la muchedumbre que allí se encontraba. Algo que causó furor y que en siguientes ocasiones siguió haciéndose en otras botaduras (aquel que la atrapaba se quedaba con ella, algo que hizo que cada vez que se bautizaba un navío fuese un acto multitudinario).

Pero llegó un momento, a finales del siglo XVII, en el que el ritmo de construcción de barcos en Inglaterra era tan alto que no salía a cuenta el hecho de lanzar la copa (además de provocar numerosas peleas por ser quien la atrapaba), por lo que se volvió a la tradición de realizar simplemente un brindis.

La primera constancia que existe de la utilización de una botella y que ésta se rompiera sobre el casco de la embarcación en el momento del bautizo es del 21 de octubre de 1797 durante la botadura del USS Constitution (una de las primeras fragatas de la Armada de los Estados Unidos) en el puerto de Boston. Durante aquel acto, el capitán James Sever agarró una botella de vino de madeira y la estrelló contra el bauprés (el mástil horizontal colocado en la proa).

Parece ser que de aquí surgió el romper una botella de algún tipo de licor (lo más común vino o whisky). Este ritual se fue extendiendo por otros países, adoptando esta tradición.

Durante mucho tiempo la forma de romper la botella era agarrándola por el cuello (boca abajo) y golpear contra el casco. Pero hubo más de una ocasión en el que quienes apadrinaban los barcos eran niños o niñas de corta edad, adolescentes o mujeres que no tenían fuerza suficiente para lograr romper de un golpe la botella, por lo que se optó por atarla a una cinta (que salía de uno de los mástiles) y desde cierta distancia y cogiendo impulso se lanzaban contra la embarcación.

No fue hasta bien entrado el siglo XIX que no comenzó a usarse la tradicional botella de champán. Fue a partir del momento en el que esta bebida espumosa se había hecho muy popular entre las clases altas y el hecho de usar esta bebida para los actos de botadura le confería un aire aristocrático, además de glamuroso.

Desde entonces la mayoría de actos en los que se ha bautizado una nueva embarcación se ha realizado con champán (o cava en nuestro país).

Eso sí, en algunas ocasiones se han utilizado otro tipo de bebidas (sobre todo en aquellos lugares en los que se destilaba) como es el caso que tuvo lugar el 4 de julio de 2014 y en el que la reina Isabel II inauguró el portaaviones ‘HMS Queen Elizabeth’ y para la ocasión estrelló una botella de whisky escoces que se destilaba en la misma población en la que se realizó dicha botadura.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué cuando reutilizamos varias veces una misma botella de agua acaba sabiendo y oliendo mal?

¿Por qué cuando reutilizamos varias veces una misma botella de agua acaba sabiendo y oliendo mal?Las botellas de agua que se comercializan están destinada a un único uso para después deshacernos de ellas (depositándolas en el contenedor de reciclados de plásticos), pero es muy habitual volverlas a utilizar rellenándolas de nuevo con agua del grifo, de una fuente o incluso de otra botella mayor o garrafa.

Y muchas son las veces en las que tras haber rellenado una y otra vez comenzamos a apreciar que el agua que estamos bebiendo nos sabe diferente, incluso mal y que puede llegar a tener un olor que no termina de ser del todo agradable.

Este tipo de botellas están diseñadas para ser usada una sola vez (con el agua que viene envasada) y son muchos los motivos por los que se desaconseja totalmente realizar esta insalubre costumbre de reutilizarlas.

Las botellas de agua convencionales (como la que aparece en la fotografía que ilustra este post) están hechas de tereftalato de polietileno (PET) un plástico que aunque preserva la calidad del agua embotella (o refrescos si es el caso), una vez abierto va degradándose su calidad, pero de ahí a admitir que libera ciertas toxinas, como advierten algunas personas, es ir un poco lejos.

Y es que en realidad los mayores culpables de que ocurra somos nosotros mismos, siendo dos los factores principales que le dan ese mal olor o sabor al agua de una botella reutilizada. Por un lado la propia agua con la que rellenamos las botellas, la cual suele ser del grifo o de alguna fuente pública y contiene cloro; pero lo que más incide en el deterioro son nuestras bacterias. Aquellas que tenemos en nuestra boca, en la saliva (y ya no digo si compartimos la botella para ser bebida por varios), además de los gérmenes que tenemos en nuestros dedos, con los que tocamos infinidad de cosas y después usamos para desenroscar el tapón e incluso para ‘limpiar’ la boca de la botella tras haber bebido otra persona.

Todo ello va a parar al interior de esas reutilizadas botellas, convirtiéndose en un cultivo de bacterias que estropean el agua y, lo que es mucho peor, que acabamos ingiriéndolas a través del agua, con el consiguiente riesgo para nuestra salud.

Como consejo final, si necesitáis rellenar botellas con agua, procurad que sea en un envase fabricado con polietileno de alta densidad (HDPE), un plástico que soporta mucho mejor la reutilización (por ejemplo las fiambreras suelen estar realizadas de este material).

Para saber de qué plástico está hecho cada botella tan solo debéis girar el envase y fijaros en el triangulito que hay en la base, si aparece un 2 es que es de polietileno de alta densidad, si aparece un 1 es que es de tereftalato de polietileno.

Os recomiendo leer el post que publiqué en 2006 (en los inicios de este blog): ¿Qué significa el triángulo que hay en el fondo de los objetos de plástico?

 

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Fuente de la imagen: Alfred López

¿Por qué el champán "Louis Roederer Cristal" tiene el culo de la botella plano?

Louis Roederer CristalLa casa que servía al zar Alejandro II descartó los huecos en el culo de las botellas de su exclusiva marca Cristal –el champán del zar– para evitar atentados.

Louis Roederer Cristal es el único champán que tiene el fondo de la botella plana, detalle en el que insistió el propio Alejandro II para evitar que se pudieran esconder explosivos en el hueco. El fondo plano, añade la casa Roederer, fue un capricho necesario.

Las botellas originales eran de cristal y, por tanto, más frágiles. Así que las botellas con el fondo plano “podían resistir la presión del gas durante la segunda fermentación”.

 

Fuente:  GPS (Guía Para Sobrevivir)