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¿De dónde proviene llamar ‘A capela’ al hecho de cantar sin acompañamiento instrumental?

A raíz del post El curioso e histórico origen del término ‘capilla’, que publiqué días atrás, David Gozalo García me preguntó, a través de un comentario en la página en Facebook de este blog, si el canto A capela tenía alguna relación con el término ‘capilla’.

¿De dónde proviene llamar ‘A capela’ al hecho de cantar sin acompañamiento instrumental?

La respuesta es un rotundo sí. Ambos términos tienen mucho en común.

De hecho, el designar a la forma de cantar sin un acompañamiento musical o instrumental como ‘A capela’ significa literalmente como en la capilla’ y proviene del italiano ‘A cappella’, haciéndose universalmente genérico su uso prácticamente en todos los idiomas.

El hecho de cantar sin acompañamiento instrumental es antiquísimo y se pierde en el tiempo, pero fue a partir de la expansión del catolicismo durante la Edad Media cuando se popularizó el evangelizar a través de las canciones.

En todas las iglesias (y más concretamente en sus capillas) se colocaba un coro que, acompañado de un órgano u otros instrumentos, armonizaban con canciones religiosas los oficios religiosos.

Pero no siempre se disponía de instrumentos con los que acompañar dichas canciones, por lo que se hizo habitual que muchas fueran las ocasiones en las que se realizara a plena voz y sin música, algo que se puso muy de moda, sobre todo, durante el Renacimiento, creándose obras musicales específicamente para ser interpretadas sin acompañamiento instrumental.

Al ser principalmente interpretadas en las capillas de las iglesias (monasterios, catedrales u otras edificaciones de culto religioso) se comenzó a conocer a esa técnica como ‘A capela’ (como en la capilla).

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El curioso origen del villancico ‘Noche de Paz’

El curioso origen del villancico ‘Noche de Paz’

Innumerables son los casos en los que de un pequeño contratiempo han salido grandes ideas e inventos y una de esas ocasiones es lo que propició que surgiera ‘Noche de Paz’, el villancico más famoso y cantado en todo el planeta.

Debemos situarnos en la Iglesia de San Nicolás, en la población austriaca de Oberndorf, donde, en las horas previas a la celebración de la Misa del Gallo en la Nochebuena de 1818, el sacerdote Joseph Mohr que debía impartir la ceremonia se percata que el órgano de la iglesia está estropeado y tiene que modificar en poco tiempo las canciones que esa noche interpretarían los miembros del coro.

Para ello se reúne en el domicilio de Franz Xaver Gruber, organista y director del mencionado coro, con la intención de preparar los villancicos que deberán ser acompañados por una guitarra.

Con la intención de aportar algo nuevo a la ceremonia de aquella noche, Mohr le muestra a Gruber un poema que había escrito dos años atrás cuando oficiaba en la parroquia de la pequeña aldea de Mariapfarr.

El poema se titulaba Stille Nacht’ (Noche de silencio) y en poco más de dos horas Franz Xaver Gruber le compuso una melodía y lo arregló para ser cantado por un tenor y una soprano y el acompañamiento del coro y una guitarra.

Durante las siguientes navidades el villancico siguió cantándose un año tras otro, pero como algo local entre los feligreses que residían en Oberndorf. Fue en 1833 cuando, en una de las muchas ocasiones en las que volvió a estropearse el viejo órgano de la iglesia de San Nicolás, viajó hasta allí Karl Mauracher (uno de los mayores expertos y maestros organistas) que acudió a reparar el instrumento, encontrándose con la partitura del villancico, copió y se llevó para interpretarla al órgano en Fügen, la población donde residía.

Fue el propio Mauracher quien le pasó una copia del villancico a la ‘Familia Rainer’, una saga de cantantes tiroleses que recorría toda Europa interpretando todo tipo de canciones populares. Éstos decidieron incorporar el villancico a su repertorio (que la interpretaban como si se tratara de una antiquísima canción del folclore tirolés, ya que desconocían quienes eran los autores).  Llegaron a cantar ‘Stille Nacht’ frente al emperador Francisco I de Austria o el zar de Rusia Alejandro I e incluso en 1839 viajaron hasta Estados Unidos, donde realizaron una gira.

El villancico se hizo sumamente famoso y fue incorporado a un buen número de cancioneros populares, pero la identidad de sus creadores era totalmente desconocida.

No fue hasta hace dos décadas (en 1995) cuando se descubrió el manuscrito original y pudo determinarse quiénes fueron los autores del villancico más famoso del planeta.

 

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Fuentes de consulta: stillenacht.info / silentnight.web.za
Fuentes de las imágenes: Bitchbuzz (Flickr)

La curiosa procedencia de la palabra ‘hígado’

La curiosa procedencia de la palabra ‘hígado’Como bien sabréis, el hígado es una víscera que poseemos y que entre sus muchas e importantes funciones está la de eliminar de la sangre las impurezas y sustancias nocivas que puedan ser perjudiciales para nuestro organismo.

En su origen, los griegos llamaban a este órgano ‘hépar’ (de ahí provienen términos como ‘hepático’, ‘hepatitis’ o ‘heparina’); en la Antigua Roma lo llamaban ‘iecur’ y de alguno de estos dos términos debería haber evolucionado hasta nuestros días la palabra con la que referirnos a él, pero no fue así, ya que pudo más el nombre de una técnica gastronómica que el de la propia víscera. Esta es la curiosa procedencia:

Los antiguos romanos ya conocían el uso culinario del  ‘foie’ y que tanta fama le ha dado a la gastronomía francesa. Ya por entonces tenían una técnica para conseguir un producto mucho más sabroso, siendo conocedores que para ello debían alimentar de un modo concreto a las ocas con el fin de que se les inflamase el hígado y así hacerlo más grande y exquisito. Lo que les daban de comer era nada más y nada menos que ‘higos’ (ficātum en latín), y sí, del nombre de este rico fruto se derivó el término con el que hoy llamamos comúnmente al hígado.

El proceso de engorde de las ocas y el resultado obtenido se llamaba ‘iecur ficātum’ (hígado alimentado con higos). Se hizo tan popular que incluso el famoso gastrónomo romano, del siglo I d.C., Marco Gavio Apicio utilizó esta técnica y habló de ella en algunos de sus escritos de la época, por lo que esta víscera comenzó a ser conocida como ficātum en lugar de iecur. Con los años y la evolución de la lengua el órgano acabó compartiendo nombre y etimología con el fruto de la higuera. Pero esto no es algo aislado que ha pasado únicamente con el castellano, ya que otras lenguas románicas también lo adoptaron: fetge (catalán), fégado/fígado (gallego), foie (francés), fegato (italiano), fígado (portugués).

 

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Fuentes de consulta: blog.lengua-e / elcastellano / RAE / etimologias.dechile / dicciomed
Fuente de la imagen: lemar (morguefile)