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Todo lo que quieres está al otro lado del miedo

Llevo unos días en los que el miedo está presente. Se acerca una circunstancia compleja lo que despierta en mi todo tipo de fantasmas. El magnetismo del miedo se revela cuando logra reclutar a otros miedos a su alrededor, montando, si me descuido, una terrorífica juerga.

Fue después de vivir un terremoto de fuerza ocho en Perú que empezó mi miedo a volar. A la mínima turbulencia de vuelo, mi cuerpo se ponía en estado de alerta, seguido por un miedo atávico y luego pánico en estado puro. Durante esta época de mucho viajar recuerdo las caras de las azafatas al darse cuenta de mi fobia: “pobrecita, solo le quedan doce horas por delante” parecían pensar. En una ocasión se sentó a mi lado un piloto de avión, que captó al instante mi estado emocional. Entablamos conversación y se me ocurrió preguntarle, “aunque pueda parecer que el avión se va a caer, ¿no hay para tanto verdad?”. “Bueno, unas turbulencias fuertes pueden llegar a romper el avión me dijo” con la seguridad de quien sabe de lo que habla. Justamente lo que necesitaba oír.

El miedo es una emoción paranoica, pues se preocupa por algo que todavía no ha ocurrido. En su mejor intención el miedo desea preservarnos, pues la posibilidad de que las cosas se tuerzan es real. El miedo entonces nos avisa con su mano helada para que estemos preparados.

(Kyle Trautner, UNSPLASH)

MIEDO & DESEO

El miedo está unido al deseo. Miedo a que ocurra algo o a que no ocurra. El miedo, sin examinar es un vector del apego, porque nos ata a una versión del devenir: lo que queremos evitar. Por esa razón el antídoto budista al miedo no es el coraje, sino el no apego. Cuando no estamos apegados a que las cosas sean de cierto modo, cuando hemos hecho las paces con nuestra condición de mortales e imperfectos, entonces el miedo se evapora. El camino que me mostró el miedo a volar era que yo no terminaba de confiar en la vida, sino que estaba apegada a una versión de la misma controlada por mi.

Algunos miedos se gestionan desde el ser. Otros necesitan del hacer. El budismo es una espiritualidad del ser, en lo que Ken Wilber denomina la corriente ascendente del espíritu, y su movimiento es el regreso al todo. Durante periodos intensos de meditación, lo superfluo desaparece y descanso en la plenitud del no hacer, de no buscar, de no aspirar. Fue así como mi miedo a volar se transformó en confianza.

Por otro lado, la corriente descendente del espíritu es la manifestación en el mundo del orden explicado de David Bohm. Al igual que una flor ansía abrirse, en nosotros existe una fuerza guía. En estos casos, el miedo es a la vez un indicador de lo que es importante y un bloqueo de esta corriente que precisa ser atravesado. Se transita a través de la acción consciente teñida de titubeos, torpeza, incomodidad, inseguridad, ridículo…para en el proceso revelar nuestro potencial.

En el próximo artículo te comparto algunos miedos frecuentes y cómo atravesarlos.

Nota: el título del artículo es una cita del autor Jack Canfield.

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Por qué ya eres una MOTOMAMI o lo que el arte hace por ti sin que lo sepas

“Artists are here to disturb the peace”,  “Los artistas están aquí para perturbar la paz” es la frase célebre, del dramaturgo, ensayista, poeta y activista James Baldwin. Esta frase vino a mi la semana pasada mientras buceaba en la odisea musical de Rosalía, dibujada en su nuevo álbum Motomami. El nombre de Rosalía sonaba a mi alrededor sin que me sintiera apelada a conocerla. Hasta que hace unos días en una fiesta empezó a sonar Chicken Teriyaki.

La originalidad, el ritmo y la vibración del tema me sacudieron de inmediato al tiempo que identifiqué su autora: Rosalía. De ahí guiada por la curiosidad empecé a investigar sobre ella y por supuesto a escuchar más canciones de su último álbum: Saoko, Hentai… a cual más brutal y rompedora.

Una amiga me decía: a mi Rosalía no me gusta. Pero el arte no tiene porque gustar. Al contrario, el arte cuando cumple su función revuelve algo en nuestro interior. La obra cubista de Picasso o las esculturas de Chillida son claros ejemplos para mi. La cuestión no es si me gustan o no me gustan, el efecto de ver sus obras es que alteran algo en mi interior, generan una experiencia y me ponen en contacto con una realidad que antes no estaba disponible para mi. Esa, según el físico y místico David Bohm es la función en la que el arte y la ciencia se tocan. Porque ambos nos revelan facetas de la realidad ocultas al ojo desnudo. La ciencia nos revela la estructura invisible de las cosas mientras que el arte puede revelarnos el orden implicado, usando un término acuñado por Bohm, la estructura oculta de la que emana lo visible.

La función del arte es a menudo inconsciente. Cuando vemos una película o nos exponemos a cualquier obra de arte, independientemente de que nos haya gustado o no, nuestro inconsciente ha bebido de ella y ha recompuesto las piezas del puzzle que necesitaba. Ésta es la teoría de la función de los grandes mitos según Joseph Campbell y que suscribo. Porqué cada obra de arte, condensa a su manera todo el arte que se ha creado hasta ese momento, reformulándolo.

Por esta razón te invito a exponerte al arte. Pintura, escultura, música, teatro, películas, novelas… Cuanto más en vivo y en directo, mejor. Embébete del mismo y luego pregúntate por el impacto que ha tenido en ti. Busca el arte verdadero, no meros sucedáneos. Si te expones suficientemente, lograrás discernir el uno del otro sin problema. Ah y cuando lo hagas sufre, desgárrate por dentro, inspírate, disfruta y sobretodo…no intentes entenderlo.

Cuando lo hagas con el último álbum de Rosalía descubrirás sin remedio que… ya eres una motomami 😉

Por qué no tienes que “aguantar” hasta que pase todo

PARA UN MOMENTO Y PIENSA

Recuerdo un anuncio de tele de hace años, en el que la actriz Andy McDowell, decía algo como, “antes de teñirte el pelo, ¡para un momento y piensa!”. Lo decía con tal intensidad que parecía que había mucho en juego. Podría haber dicho perfectamente: “antes de hipotecarte con la compra de un piso, para un instante y reflexiona”. O “antes de hacerte un tratamiento de fertilidad, para un momento y medita”.

LOS PENSAMIENTOS NOS PIENSAN

La frase del publicista, advertía del gran peligro de ir al tuntún en semejante momento crucial. ¿A quién se le ocurriría hacer algo así, cuando lo que está en juego es nada menos que nuestra cabellera? No es nuestra estabilidad financiera, tampoco nuestra profesión, ni tampoco nuestra familia. Guasas a parte, a lo que voy, es que….el problema de nuestras vidas no es que no pensemos, sino atención, todo lo contrario: pensamos demasiado. Mejor dicho, en palabras del físico David Bohm los pensamientos nos piensan y no sabemos como pararlos lo que tiene un problema: es agotador.

MEMES, PENSAMIENTOS Y OTROS VIRUS

Los pensamientos no se quedan en nuestra cabeza y ya, sino que algunos se propagan entre nosotros, como…¡un virus! Sí, se trata de un tipo de meme. Los pensamientos son información. Cada pensamiento está vinculado a un conjunto de emociones que de instalarse se hacen con nuestro estado de ánimo y añaden tensión. Hay pensamientos-meme que empoderan. Durante el tiempo en el que viví en EEUU, recuerdo como el “que tengas un gran día” y el “todo es posible” me insuflaban entusiasmo a todas horas.

Mujer sentada con mascarilla

(Dusan Jovic, UNSPLASH)

MEMES TÓXICOS

Luego hay pensamientos-memes que suavemente nos matan. Uno de pernicioso con el que no paro de cruzarme es el que responde a la pregunta de “¿Cómo estás?”. El perverso pensamiento-meme-virus responde así: “aguantando hasta que pase todo”. Te puedes decir, bueno, es una frase hecha, no tiene más. Te equivocas y es justamente así es como logran propagarse los pensamientos-meme dañinos, y… hundirte en la miseria.

AGUANTAR TE ESTÁ MATANDO

¿Aguantando el qué? ¿Es que aguantas algo con tus manos? Tal vez aguantes algo con tu mente. Pues claro, aguantas, esperas, aguardas,…a que pase todo. Y mientras lo haces una parte de ti está congelada, está muerta. Yo te pregunto: ¿de qué te sirve pensar así, o mejor dicho, que te piensen así? ¿es que te ayuda en algo comprar ese “aguantar”? Al contrario, te hunde un poquito más cada día, pues aguantar es cansado y tú solo tienes un par de brazos. Y mientras aguantas, tu vida, esa que viniste a vivir, pasa de largo, devorada sin piedad por el tiempo.

VACÚNATE

Las buenas noticias es que puedes inocularte de este pensamiento-meme-virus. Hazlo inyectándote el pensamiento “estoy vivo y doy gracias por ello”. No olvides pincharte un recordatorio diario. Sus efectos no tardarán en llegar. Pensarás menos, descansarás más y gozarás de la broma sagrada de estar vivo.