Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Delibes, feliz. Ni reyes ni Zapateros ni Rajoys.

Si el gran Miguel Delibes levantara la cabeza y viera que a su capilla ardiente y a su entierro en Valladolid acudieron miles de personas pero que, entre ellas, no hubo ningún gran líder político ni representante alguno de la Familia Real estoy casi seguro de que sonreiría feliz.

Así de sencillo lo hubiera querido el gran escritor castellano. Nada de oropeles ni fanfarrias.

Ni reyes ni políticos: pueblo llano.

Ahora, la Casa Real anda organizando homenajes a Delibes, a toda prisa, porque algún asesor se habrá percatado de que nuestros reyes y príncipes (que cobran por representar a todos los españoles en ocasiones como ésta) han quedado en ridículo. Vamos, que han metido la pata.

También Zapatero y Rajoy han quedado a la altura del betún. Claro que seguramente ninguno de ellos habrá leído (y/o entendido) a Delibes.

Los políticos no tienen obligación de representar a nadie en los entierros de personajes tan ilustres como Delibes (pagarán su precio en votos) pero la Familia Real sí tiene esa obligación.

Ninguna de las excusas que han dado tiene valor. Se les ha visto el plumero.

Esto les pasa por no leer.

Otra vez será.

Este no es el Arenys de mis sueños

No me lo puedo creer. Arenys de Munt ¡quién te ha visto y quién te ve! En este mi querido pueblo del Maresme, al que me unen tantos recuerdos juveniles, ayer votaron, en plan zarzuerelo (quizás tragicómico), si Cataluña debía ser un Estado separado de España.

El resultado, como era de esperar, ha sido favorable en más del 96,3 % de los votos a la independencia. Claro que sólo fueron a votar, en esta consulta informal, prácticamente los partidarios de la separación de Cataluña como Estado independiente (2.500 de una población de 8.000). El 67% no fue a votar.

No me preocuparían especialmente estas consultas semifestivas de los forofos nacionalistas independentistas si no fuera porque remueven las bajas pasiones del ser humano, los egoismos particulares, el miedo a lo diferente, el tribalismo de ellos y nosotros, las diferencias culturales de manera excluyente, no integradora, y, en el fondo, acarician un puntito de racismo que me remueve la tripas.

En esta página de El Mundo de hoy hay una foto racista que me asusta: es una pintada anónima que dice:

UN XARNEGO UNA BALAA-

Me asusta, entre otras cosas, porque yo creí que lo de «xarnego» era ya una antigualla de cuando yo estudiaba felizmente en la Universidad de Barcelona. Estaba convencido de que ese tinte racista ya se había superado en Cataluña. Me lo ha recordado ahora la segunda lectura de «Últimas tardes con Teresa» de mi admirado Juan Marsé, novela publicada en 1966 cuando yo vivía en una pensión de la calle Balmes de Barcelona.

En aquella época, como inmigrante almeriense, me sentí secretamente identificado, en algunos aspectos, con el xarnego Manolo, el Pijoaparte, el murciano pobre y orgulloso de Marsé. Recomiendo vivmente la lecura de esta novela a los racistas nacionalistas separatistas catalanistas y a los racistas nacionalistas separadores españolistas.

Me asusta la pintada contra los «xarnegos«. Uno de esos «xarnegos» amenazados es precisamente el honorable presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, elegido por la mayoría de los catalanes. Pero también me asusta y perturba la exhibición, igualmente amenazadora, de la bandera fascista de la Dictadura de Franco en mi querido Arenys de Munt.

El Mundo, calentando el ambiente, titula así, con carga editorial, su foto central de portada:

Bufonada independentista en Arenys

El País titula fría e infomativamente su foto central de portada:

Arenys vota sí a la independencia

Hace muchos años que no paso por Arenys de Munt. Aún tengo muchos parientes a ambos lados de la riera y en San Celoni (tíos, primos, etc,). En realidad, no voy por allí desde que murieron mis queridísimos chacho Frasco y mi tía Carmen, con quienes pasaba muchos fines de semana en mis tiempos de estudiante.

Con ellos, unas visitas balsámicas llenas de afecto, entroncaba con la historia de mi familia (mayoritariamente emigrantes económicos a Cataluña y Argentina y exiliados políticos a Francia). Allí reponía fuerzas físicas y morales, leía, comía (¡pollo con cava!), ayudaba en el campo (eran los aparceros de una finca), cabalgaba los caballos de los dueños y me sentía bastante feliz, altenando -claro- con los sinsabores y tristezas propios de la edad.

Cuando alguien -incapaz de identificar mi fuerte acento almeriense- me preguntaba en Barcelona de dónde era, yo solía responder que era de Arenys de Munt y soltaba, entre risas, algunas palabras en catalán. Conocía ese puebo como la palma de mi mano. Y me gustaba pasear por sus calles.

Mis recuerdos juveniles de Arenys de Munt, de Arenys de Mar, de San Celoni, de Mataró y de toda la maravillosa naturaleza que rodea el Montseny no pueden ser mejores. Por eso, me entristece tanto que unos fanáticos nacionalistas de ambos lados estropeen la imagen pacífica y alegre que guardo de esa tierra y de sus habitantes, cualquiera que fuera su origen.

En diciembre de 2007, en La Cartuja de Sevilla, me tocó hablar de los andaluces (sobre cómo nos ven y cómo nos gustaría que nos vieran). Copio y pego, a continuación, unos párrafos de aquella charla que escribí pensando en mis paseos por Arenys de Munt, cuando estudiaba en la Universidad de Barcelona allá por los años 1966 y 1967:

«Cuando me llegaban esos rumores racistas sobre el inmigrante andaluz me sublevaba interiormente:

-éramos muy buenos para la música, sabíamos llevar muy bien el ritmo, las palmas, llevábamos el baile en la sangre, aunque éramos perezosos para el trabajo, bastante pícaros, graciosos, con salero, no muy limpios, lentos para el estudio, poco eficientes, falsos, traicioneros, fuleros, éramos juerguistas y borrachines, olíamos a ajo, etc. etc. En ese cuadro siniestro, éramos también abiertos, acogedores, hospitalarios y –cómo no- bastante buenos para el sexo. Algo es algo.

(Por cierto, estas mismas características tergiversadoras y mistificadoras de la realidad se aplicaban también a los gitanos, incluso en Andalucía.)

Pero el senequismo andaluz lleva siglos enseñándonos el arte de la prudencia y la “taqiyya” árabe, el arte del disimulo. Con una beca del franquismo, practicaba yo entonces la “prudencia de los pobres”, que sabiamente cita García Montero.

Y me crecía con el recuerdo del orgullo de aquel jornalero andaluz que, en tiempos de la Restauración, devolvió el duro de plata al cacique, que intentó comprar su voto, y le replicó:

“En mi hambre mando yo”.

O aquel viejo almeriense, arrugado por el sol y la miseria, en un pueblo casi abandonado de la Sierra de los Filabres, que contradijo a un ministro socialista cuando éste le animó a trasladarse a la ciudad para recibir mejores cuidados.

“No tiene dios cojones –le dijo el viejo al ministro- de mandarnos el hambre que somos capaces de aguantar aquí nosotros”.

Sabemos hacer de tripas corazón y nos superamos. Hemos demostrado que tenemos capacidad de sufrimiento, de trabajo y de superación como el que más. Por todo eso, deberíamos poner un cartel en las escuelas andaluzas que dijera:

“No somos diferentes”.

En la Universidad de Harvard volví a oír los mismos rumores y chistes racistas –los mismos, sí- que había oído años atrás en la Universidad de Barcelona. Pero allí eran aplicados a los negros, a los judíos y a los hispanos. También a los polacos.

Alguna vez llegué a leer entonces el poderoso monólogo de “El mercader de Venecia”, de Shakespeare, pero cambiando judío por andaluz: Fijaos cómo suena:

“Soy un andaluz”. ¿Es que un andaluz no tiene ojos? ¿Es que un andaluz no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un catalán, un vasco o un inglés? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?

Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un andaluz insulta a un catalán, a un vasco o a un inglés, ¿cuál será la humildad de éste? La venganza. Si un catalán, un vasco o un inglés ultraja a un andaluz, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del andaluz, si quiere seguir el ejemplo del catalán, del vasco o del inglés? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado.”

Lo dicho: pese a la caricatura que han hecho de nosotros durante décadas, en lo esencial, no somos diferentes. Hay también, en la historia de Andalucía, reacciones aisladas, a veces violentas y bastante desconocidas, contra el fatalismo y la explotación. También sabemos enseñar los dientes.»

Sorprendente (por inusual) titular de portada en El País contra Zapatero.

Interesante (y oportuno) artículo del International Herald Tribune de hoy sobre las relaciones «rotas» entre El País y Zapatero, que nos ofrece algunas claves. (El ITH reparte cada día un suplemento/resumen de El Pais en inglés).

El País in Rare Break With Socialist President

By DOREEN CARVAJAL

Published: September 13, 2009

International Herald Tribune/New York Times

(El Pais

A caricature of President José Luis Rodríguez Zapatero by Fernando Vicente in the Sept. 6 issue of El País.)

PARIS — When loyal readers opened Spain’s leading daily newspaper, El País, last Sunday, some may have spilled their morning café con leche.

The 30-year-old, center-left newspaper — long a reliable supporter of the governing Socialist Party — published a huge, withering caricature portraying Prime Minister José Luis Rodríguez Zapatero at the helm of a sinking map of Spain, encircled by sharks marked unemployment and deficit.

El País says the Captain Zapatero cartoon — and searing critique of the Zapatero government’s economic policies — is simply part of its coverage of “el crisis.”

But others, inside and outside the government, suspect that the newly muscular coverage is a result of a backstage clash between the newspaper’s parent company, Grupo Prisa, and a rival, Mediapro, over digital television rights granted to Mediapro by the Zapatero government.

“Grupo Prisa felt like they were scorned and the other group benefited more,” said Victor Domingo, president of the Asociación de Internautas, an Internet rights group critical of the government dealings on digital television. “Now it’s a battle, and all of the group is more aggressive with the government.”

This contest of media “galácticos” pits rivals based in Spain’s two power centers — Mediapro is in Barcelona, Grupo Prisa in Madrid — against each other. Both have ties to the Socialist party and global aspirations.

Grupo Prisa is one of the largest media groups in the Spanish-speaking world. It owns El País, which has an average daily circulation of a little more than 402,000, and several television and radio stations. Battered by the downturn in advertising that has affected nearly every media company, Grupo Prisa recently negotiated an extension on a bridge loan of €2 billion, or $2.9 billion, and sold a 4.5 percent stake for $56 million to Talos Partners, a New York private equity firm.

Mediapro produces and distributes films and has financed three Woody Allen movies, among them the recent hit “Vicky Cristina Barcelona.” It is also the controlling shareholder in La Sexta, a television channel, and paid more than €1 billion for the coveted broadcast rights to the soccer clubs Real Madrid and Barcelona. It owns the rights to other soccer clubs as well.

In mid-August, Mediapro was the chief beneficiary of a special “royal decree” approved on a fast-track vote by the Spanish cabinet that opened the way for digital over-the-air television available on a subscription basis.

Almost immediately, Mediapro seized the opportunity to introduce a pay digital channel, Gol Televisión, which sells subscriptions for programming dedicated to soccer.

That step, timed for the start in late August of the season for La Liga, the Spanish soccer league, was a direct foray into the territory of Grupo Prisa, which owns the satellite platform Digital Plus through its subsidiary, Sogecable. It has its own soccer channel as part of its premium-pay package, although it pays Mediapro €700 million for the rights to air matches.

Juan Luis Cebrián, Grupo Prisa’s chief and a former editor of El País, bristled at the government’s decision, loudly comparing it to the handiwork of a banana republic and accusing the Zapatero administration of “attempting to subdue the media” through a “war against those who are independent.”

He still does not mince words about how he views the government’s decision.

“This decree is for matters of extreme emergency,” Mr. Cebrián said during an interview from the Grupo Prisa headquarters in Madrid, adding, “I don’t believe that this law should be used to govern to favor friends.”

Mr. Cebrián said he supported the arrival of digital television, but he contended that “what is really grave is the favoritism in the industry.”

For his part, Jaume Roures, the chief executive of Mediapro, has given interviews to the Spanish business media denying that his company had received a gift from the Zapatero administration. In Spain, he said, “we have a tendency to look for political motives behind everything.”

In the aftermath of the dust-up, the Spanish competition regulator, the National Commission of Competition, announced this month that it was starting an antitrust review of Mediapro and Gol Televisión. Prisa lodged a complaint that the Catalan group was not reselling broadcasting rights for the Spanish soccer league in a fair way.

With corporate tensions building, critics are closely watching the coverage of the Zapatero government in El País.

They note, for example, that the newspaper has not only been tough on Mr. Zapatero but also took aim at the Socialist stronghold of Barcelona with stories about desperate immigrant women forced to take hormones to work harder in bordellos allegedly linked to a Barcelona city official.

This is not the paper’s first break with the Socialists. In 1995, El País published a front-page editorial questioning the ability of Felipe González Márquez, the president at the time, to govern amid corruption scandals and political turmoil after his 12 years in office.

Now, Javier Moreno Barber, the editor of El País, contends that the newspaper is taking a harsher look at the Zapatero administration in the face of the country’s greatest economic crisis since its civil war in the 1930s. Unemployment stands at 17.9 percent, and the country has a budget shortfall nearing 10 percent of output.

“We’re getting tougher on our local assessment of how the government is tackling the crisis,” Mr. Moreno said. “There’s no doubt about that. But I would deny it’s because of the problem we had this summer. We’re harsher now because we’re starting to see France and Germany are back on their feet.”

Still, the coverage leaves some longtime readers a little stunned. The critical business cover story that accompanied the Captain Zapatero caricature provoked a furious debate, with more than 600 readers posting comments online. One of the baffled readers was José Antonio Martínez Soler, executive editor of 20 Minutos in Madrid and a former El País journalist.

When his wife opened the newspaper to the caricature, she turned to him and said, “This is not my El País,” he recalled.

But Mr. Martínez Soler said he believed that the issue ran deeper and that the battle between Grupo Prisa and Mediapro over pay digital television was just a tipping point.

“It’s much more complicated,” he said. “El País never had the same relationship with Zapatero that it had with Felipe.”

He added that under the leadership and ownership of Jesús de Polanco, who died in 2007, Grupo Prisa had not had big problems with the Zapatero administration but that that had changed under Mr. Cebrián, who is not the owner and, he said, is not a diplomat.

At a news conference in late August, Mr. Zapatero weighed in with his reasoning for the fast-track television decree. The government, he said, had moved quickly so that Spain would not fall behind other European countries and also so that the industry would be made more diverse with the ability to offer alternative channels.

“The facts are incontestable,” he said, that more diversity would benefit “el país,” which in Spanish means the country. Then, realizing that people might think he was talking about El País, the newspaper, he quickly corrected who would profit: “The nation, of course.”

FIN

¡Todos somos vascos!
Qué bien me sienta, hoy, la txapela

Soy de Almería pero hoy me siento vasco. ¡Aleluya! Pase lo que pase, que me quiten lo «bailao». Y mi enhorabuena a los líderes del PSOE y del PP que han hecho posible este florecer de la democracia en el atormentado País Vasco.

Aunque Zapatero perdiera el Gobierno de España, porque Rajoy se aprovechara de la pérdida de los votos del PNV en Las Cortes, debería darlo por bien empleado y pasar a la historia por este gesto de increible generosidad. Por la misma razón, no creo que Rajoy saque ventaja espuria en Madrid de las consecuencias del acuerdo PSOE-PP en el Pais Vasco. Debe hacer oposición e intentar llegar a La Moncloa (la posición del PP vasco le ayudará), pero no abusar de la pérdida de los votos del PNV que Zapatero ha sufrido en el Congreso, precisamente por haber aplaudido el pacto PP-PSOE que ha llevado a Patxi López a ser el primer lehendakari no nacioalista. ¡ETA ríndete ya!

Como digo, pase lo que pase, nadie me va a quitar ya la alegría que siento, desde ayer, por tener un jefe de Gobierno no nacionalista en el País Vasco.

Alguien, que no recuerdo, ha escrito con asombro:

«Un negro en la Casa Blanca, un Montilla en el Palau de la Generalitat y un López en AjuriaEnea».

Lo nunca visto. Y que dure.

Mucha suerte, Patxi. Gracias por cambiar la Biblia por la Constitución y por borrar ese anacrónco «humillado ante Dios» del juramento nacionalista. Ya era hora.

Y un fuerte abrazo.

Ah! Y otro abrazo también para el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti cuyo discurso y actitud democrática me han impresionado. (¡Quién lo pillara para España!)

Se acabó la crisis ¡en China!

La recuperación podría estar a la vuelta de la esquina. Y nos viene de la China, el principal acreedor de los Estados Unidos.

¡Quién lo diría! Un país que todavía se llama comunista parece dispuesto -con una inversión pública de 450.000 millones de euros- a sacar al capitalismo de la mayor crisis de este siglo. China es el primer país que muestra síntomas de cambio de ciclo, empezando por un alto crecimiento del crédito bancario reanimado por el fomento del consumo interno.

La noticia -por si acaso se trata de un espejismo- sólo va a una columnita y en las páginas interiores de Economía de El País. Quizás nos agarramos a un clavo ardiendo, pero, sediento como estoy de indicios económicos positivos, esta pequeña noticia -casi un breve- me ha llamado la atención y por eso quiero compartirla con los asiduos a este blog:

«El volumen de crédito se multiplicó por seis el pasado mes de marzo, respecto al mismo mes del año anterior».

¡Quien lo pillara aquí!

¿Lo ha entendido, señorita Salgado?

Por repetitivos, los síntomas de la crisis apenas son ya noticia. La noticia, como indica su nombre, está en la novedad, en lo nuevo, en lo distinto. La crisis económica ya es rutina, cosa vieja y ojalá que pronto sea cosa del pasado. Desde luego, la crisis económica aún dará que hablar porque todo es empeorable.

Sin embargo, por primera vez, vemos hoy esta noticia positiva que nos permite vislumbrar (¡ya es gana de ser optimista!) los primeros síntomas de recuperación. Y nos viene de China, antes que de Estados Unidos.

Todas la miradas europeas parecen estar puestas en Obama y en la economía de Estados Unidos, mientras las miradas de los norteamericanos se dirigen suplicantes hacia la China, para asegurarse allí la colocaciòn de su deuda.

Vientos de Este y vientos del Oeste.

¿Cual de los dos llegará antes a nuestras costas?

Ayer mismo pude leer algunos dudosos indicios de recuperación en Estados Unidos. Pero los titulares venían entre signos de interrogación. No les hice caso. Hoy, en cambio, tenemos un titular claro con sujeto, verbo y complemento:

El negocio bancario se recupera en China

Last but not least. Otra noticia positiva: El País y El Mundo han coincidido hoy al descatar, con el mismo sesgo, en sus portadas, la noticia del PNV deslegitimando al próximo lehendakari Patxi López.

El acuerdo del PSOE y el PP para nombar a Patxi López jefe del Gobierno vasco ha sido una de las mejores noticias del siglo. Aún me parece un milagro que los vascos puedan conocer de cerca la dulzura de la libertad. Una vez que prueben la democracia en su propia tierra, será difícil dar marcha atrás.

Bienvenido también este acuerdo tan inusual entre El País y El Mundo para titular por lo sano.

Y gracias a Zapatero y a Rajoy por hacerlo posible.

Hoy veo que El País ha rectificado su error de ayer y ha ofrecido a sus lectores la imagen de la exagerada reverencia de Obama ante el indigno rey Abdulá de Arabia Saudita. Más vale tarde que nunca. Eso sí, la foto parece un sello de correos. Claro que Enric González, como fino periodista que es, ha salido al rescate galante de su periódico con un comentario muy adecuado a las circunstancias (en las páginas de televisión).

Y, ya puestos a alegrarnos el día del regreso de las vacaciones de Semana Santa (yo sólo llegué hasta El Escorial), les invito a ver y escuchar un video espléndido (tipo Bollywood) que me acaba de enviar mi hijo Erik desde Hollywood.

Muy pocos podrán evitar una sonrisa al recordar, con esta música, su infancia en tiempos difíciles. La cantaban los austriacos para escapar de los nazis. Aquéllos eran tiempos difíciles…

Que les aproveche:

Pinche aquí para ver y escuchar este genial Do Re Mi que está dando la vuelta al mundo

Se trata, como habrán visto, de «La Danza (del “Sound of Music”) de la Estación del Tren»

¿Por qué es tan popular?

Traduzco el último párrafo de una columnista del Huffington Post (web demócrata) sobre las razones del éxito de más de un millón de personas que han visto este video de la Estación Central de Antwerpen (Bélgica) donde bailaron mas de 200 personas -algunos espontáneamente- al estilo Bollywood más puro. No hay nadie que se resista a sonreir:

Último párrafo:

«Es un truco publicitario para un reality show, pero eso no molesta a nadie; a la gente le encanta por lo que es: un video muy guay, bien hecho, que permite a las personas normales expresar su alegría y talento y hacer felices a los que les rodean durante un ratito breve. Los productores eligieron la canción perfecta: una que nos lleva a nuestra infancia, pero que también nos recuerda el optimismo sin pudor de María ante la maldad. Estamos en una crisis global económica, EE.UU. está luchando en dos guerras, hay genocidio en Darfur, el SIDA se extiende sin freno, y hay una posibilidad real de que una gripe aviar nos pueda matar a todos dentro de un año o dos. Necesitamos a este video… «

Y ahora en inglés:

«Sound Of Music» Train Station Dance: Why Is It So Popular?

(VIDEO)

Huffington Post, Alex Leo, April 12 at 06:13 PM

http://www.huffingtonpost.com/2009/04/12/sound-of-music-train-stat_n_186016.html

A video of almost 200 people taking over Antwerpen’s Centraal Station in Belgium and doing a carefully choreographed dance to the Do Re Mi song (aka Maria’s Dance aka Maria’s Song) from «Sound of Music» has garnered almost a million views on YouTube, and continues to grow, sprouting a new round of google trends today.

People like viral videos, they like flash mobs, and they like weird junk on the Internet, but this video has struck an especially emotional chord with those who’ve watched it. The folks at Shallow Nation called it a «sheer joy to watch»; Dancer Universe blog chirped, «How could you not smile for hours? I’m smiling now just typing this!»; and Salon.com’s Table Talk offered this to the discussion:

«The dancers are presenting the purest form of art imaginable: art simply and truly for the sake of art…They managed to punch right through my cynicism and show me that good things are still out there and there are good people in the world…In a small way, I have a deeper understanding of what it is to be human because of the actions of 200 fellow humans in a train station in Belgium.»

It’s a publicity stunt for a reality show, but that doesn’t seem to bother anyone, they just like it for what it is: a really cool, well shot video, that lets average people express their joy and talent and make those around them happy for a brief period. The producers chose the exact right song: one that harkens back to our childhoods, but also recalls Maria’s unabashed upbeatness in the face of evil. We’re in a global economic crisis, America’s fighting two wars, there’s genocide in Darfur, AIDs running rampant, and a pretty good shot that we could all be killed by bird flu in a year or two. We need this video.

Amén

“¿Lo ha entendido todo, señorita Salgado?”

El mal recibimiento que algunos dan a Elena Salgado puede ser augurio de futuros éxitos. No hay más que ver lo desacertados que estuvieron los españoles que apodaron “el Breve” al rey Juan Carlos, que lleva 34 años en el trono, o “el Deseado” nada menos que Fernando VII, el rey más turbio y felón de nuestra historia.

Los españoles no somos, desde luego, muy afortunados con los motes, apodos o adjetivos. Suelen fallar por prematuros. ¿Recuerdan aquellos alféreces “provisionales”? Duraron más de 40 años.

El Mundo se apresuró a titular ayer, a toda portada, que la economía (¿a quién se referiría con eso?) recibía con “estupor” el nombramiento de Elena Salgado como vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía.

Si Pedro Jota personificaba la “economía” en los agentes sociales y económicos, hoy mismo todos ellos han desmentido eso del “estupor”. Tanto los líderes sindicales como los empresariales le han quitado hoy la razón al director de El Mundo, pues han manifestando su satisfacción por el nombramiento de Salgado y le han ofrecido su leal colaboración.

En la mayoría de las crónicas y artículos de opinión que he podido leer, he percibido un cierto desdén hacia la “burócrata ideologizada”,disciplinada” o “rígidaElena Salgado debido –dicen- a su falta de prestigio, escaso peso, pocos conocimientos sobre la materia e inexperiencia en el mundo económico.

En lo único que, a mi juicio, aciertan es en lo de “escaso peso” pero en lo estrictamente físico –eso sí, porque la señora es menuda y flaca- y no en lo económico.

Durante años, he tenido el gusto de compartir mesa y club con la vicepresidenta económica. Y con cierta frecuencia: los primeros jueves de cada mes, hasta que ocupó la cartera de Sanidad. Los debates siempre fueron “off the record” por lo que no voy a romper esa regla. Pero sí recuerdo que, cuando me dirigía a los compañeros de mesa, solía hacerlo –no sin cierta ironía- con el saludo obligado de “señora y señores” o “lady and gentlemen. Es decir, sólo había una mujer sentada entre veinte o treinta hombres. Por tanto, Elena Salgado está acostumbrada a pelear, e incluso a triunfar, en las cumbres repletas de caballeros.

Más aún, hace muchos años, Elena me contó una anécdota que no le molestará que desvele hoy. Aunque es más joven que yo –y se nota-, cuando ella estudiaba Ingeniería Industrial era la única chica de la clase. Las niñas de entonces iban a Filosofía y Letras y muy pocas apostaban por las carreras técnicas.

Un profesor hueso, algo machista y claramente paternalista, de cuyo nombre no quiero acordarme, tenía la gentil costumbre de volverse hacia los alumnos, cuando resolvía alguna compleja ecuación en la pizarra, y, dirigiéndose exclusivamente a la única chica de la clase, le preguntaba persistentemente:

“¿Lo ha entendido todo, señorita Salgado?”

Así creció Elena Salgado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. Luego se licenció en Ciencias Económicas (entonces, con más chicas a su lado), se casó, tuvo una hija, se divorció y fue abriéndose camino en un mundo económico, privado y público, claramente dominado –y hasta qué punto- por hombres.

Zapatero ha cometido muchos errores, pero yo considero que la paridad de género en el Gobierno ha sido su segundo mayor acierto. Sólo así ha podido una mujer ocupar la cartera de Economía y Hacienda, reservada desde hace siglos a los hombres.

Por fin, lo que es real en casi todas las familias españolas –que la mujer es quien mejor lleva las cuentas de la casa- va a ser oficial en la economía española.

No es, pues, de extrañar que nos produzca sorpresa (nunca estupor) imaginar el retrato de esta rubia menuda y flaca entre los de tan preclaros barbudos economistas y hacendistas españoles.

La llaman “burócrata” y, sin embargo, ella sabe lo que es ganarse la vida en la empresa privada tanto como el sector público. Una experiencia altamente recomendable para quien se dedique a la política. Recuerdo su entusiasmo por las nuevas tecnologías –entonces novísimas- cuando trabajaba en Vallehermoso Telecom en los años noventa.

Por entonces, Francisco Ros, Ignacio Santilla y yo habíamos publicado un librito de divulgación sobre “Las autopistas de la información” y estábamos interesados en todos los avances producidos por el cruce intersectorial e internacional entre la informática, las telecomunicaciones y el entretenimiento. Algunos lo llamaron entonces “compu-fono-visión”. Elena Salgado se ofreció a enseñarnos el funcionamiento de una “casa inteligente” que podía ser gobernada a distancia. Era un proyecto piloto muy avanzado y apasionante. En aquel tour “inteligente”, Elena mezclaba las explicaciones técnicas, con la precisión de una ingeniera industrial, con la racionalidad económica, o sea, con el análisis de costes y utilidad tan propio del economista.

Hay una cosa que nadie le niega a Elena Salgado: es eficaz en lo que se propone. ¡Qué más queremos!

Y otra cosa: es gallega (de Orense, como Manolo Saco) pero apenas ejerce. Cuando te la encuentras de frente en una escalera sabes muy bien si sube o baja. Y tiene buen gusto para la música y para la naturaleza. Le gustan la ópera y el Cabo de Gata.

Y no digo más. Solamente desearle muchísima suerte en su nuevo empleo. Por la cuenta que nos trae.

Las portadas de hoy hacen honor, como es costumbre, al sesgo ideológico de los feligreses de cada periódico.

Ambos diarios coinciden en el sujeto (Zapatero) y en el tamaño del titular (a toda página). Sin embargo, difieren claramente en el verbo:

«Zapatero descarta…», en El Mundo.

«Zapatero acomente…» en El País.

Perdón por la errata:

«Zapatero acomete…» en El País.

¿En qué diario hablan de «confrontación»?

¿Y en cual hablan de «cambio profundo para vencer a la crisis»?

No fallan: Caperucita y el lobo.

¿Qué será de nosotros sin Losantos?

Sólo una noticia bomba como el relevo de Federico Jiménez Losantos en «La mañana» de la pecaminosa COPE podía despabilar y sacar a este blog del letargo fatal en el que había caído, por culpa de la crisis y de mi mala cabeza (y no precisamente en este orden).

Habrá quien quien se escandalice (y quizás no le falte razón) por la importancia que le doy a la caída en desgracia de este extraordinario predicador, que tanto ha hecho por el bien de España, destrozando al PP y dificultando su ascenso al poder.

Si yo fuera Zapatero estaría llamando ahora mismo al aprendiz de Torquemada, el cardenal Antonio Cañizares -a quien Losantos atribuye su exilio de maitines- para que reconsiderara su error y dejara al pico de oro de la extrema derecha en «La mañana» de la COPE.

Tanto Rajoy como Gallardón habrán caido en la vanidosa tentación de alegrarse por la gran lanzada con la que el mismísimo Vaticano Losantos dixit– ha descabalgado al locutor más mordaz, venenoso, incendiario, ingenioso y cínico de nuestro tiempo.

Sin embargo, deberían moderar sus muestras de alegría. El bicho aún dará mucha guerra, para deshonra de mi vieja y hermosa profesión. Por la misma razón, Esperanza Aguirre debería disimular su tristeza por la caída temporal de su adalid. No ha sido despedido sino trasladado desde el amancer a la medianoche; del despertar al dormitar.

A partir del 14 de abril -¡qué día tan señalado!-, los masoquistas ya no podremos recibir los merecidos latigazos que nos propinaba Losantos por atrevernos a sintonizarle en la COPE. Conectamos con su programa, creyendo que es de humor, y desconectamos despavoridos, al comprobar que se trata de un programa de terror. Tan sólo describe su realidad en términos de cielo y de infierno. Y lo hace magistralmente. Diabólicamente.

El fenómeno Losantos -como cualquier otro fenómeno religioso, deportivo o político- merece un análisis serio y detenido. Quizás un blog, escrito tan a vuelapluma, no sea el lugar adecuado. Precisa, a mi juicio, de una tesis doctoral.

¿Hay por ahí algún valiente doctorando que se atreva con tan descomunal proyecto de investigación?

Quien sí puede y debe alegrarse por el desplome de audiencia y salario sufrido por Losantos es el priopio Rey de España a quien el locutor no trataba con la merecida «humanidad«. Lo supimos tras la última cena real que produjo ciertas indecorosas filtraciones. Por algún deslenguado, conocimos el arriesgado e inmerecido apoyo que Esperanza Aguirre dió a su caballero Losantos en la mesa del Rey.

Debo reconocer que echaré de menos esos cinco minutos de horror que paso cada mañana conectado al veneno nacionalcatólico y fascistoide de Losantos.

Cuando mi cerebro está al límite, me paso entonces a la SER,donde mi corazón se llena del suero balsámico y dulzón de Francino.

Al cabo de otros cinco minutos de rigor –«equal time»– no lo puedo remediar y regreso, feliz, a mis orígenes:

¡Radiolé!

Sólo así puedo entrar, alegre y confiado, en la sede de 20 minutos y meterle mano a la crisis con cierto optimismo.

No se si podré cambiar mis hábitos: despertarme con el electroshock infernal de Losantos, adormecerme con la miel celestial de Francino para finalmente conducir, cantando y golpeando con mis dedos el volante, como si fuera un bongo o un yembé, al son de Radiolé.

¿Qué cadena y qué programa podré sintonizar, después del 14 de abril, para que me de un motivo diario por el que sobrevivir con dignidad para luchar contra el mal?

¿Qué será de nosotros sin Losantos?

¡No te vayas, Federico! Te necesitamos ahí, cada mañana, para que mantengas al PP asilvestrado muy lejos del poder; como sólo tú sabes hacerlo.

¿Nos definimos por lo que somos o por lo que no somos?

Recuerdo ahora la pregunta profunda -toda una tesis filosófica- que nos explicó, a su paso por Madrid, el viejo maestro italiano Norberto Bobbio, tras la caída del muro de Berlín:

«¿Qué será de nosotros sin los bárbaros?»

Y ahí van, por fin, la portadas -¡Ay!- de los dos primeros diarios de pago sobre el cambio de Gobierno:

«Estupor», en el titular de El Mundo.

«Eficaz», en el titular de El País

Nada nuevo bajo el Sol.

¡Alegraos y sosegaos!

Mañana comienzan unas breves vacaciones, Obama ha regado Europa de esperanza, el Euribor sigue cayendo, como el euro, la primavera tarda pero ha venido y, tras el gran desastre del 2008, ya no quedan tantos empleos por destruir. De hecho, se está desacelerando el ritmo de destrucción de empleo, algo imprescindible para que se empiece a recrear empleo.

Y además –last but not least– hay un nuevo Gobierno con mi paisano Chaves, templado y bonachón, y con otra vice económica que manda mucho. La conozco bien.

Ya se pueden echar a temblar todos los banqueros, incluido Botín. O los bancos comienzan a dar créditos o la Salgado les quita la licencia, que les dio la vida, como a los demás nos quitó el tabaco.

Me la imagino -mano de hierro en guante de seda- como a mi maestro y jefe, Fernando Abril Martorell, en la otra gran crisis, que nos alivió con los Pactos de la Moncloa) y poniendo firmes a los entonces «siete grandes» de la banca.

De los 150 bancos que había en España sólo 100 quedaron vivos. 50 bancos fueron abiertos en canal (yo estuve allí) y estaban infectados de células cancerígenas (autocréditos, autocarteristas, etc.) impropias de la segunda profesión más vieja del mundo.

La Salgado lo tiene más fácil que Abril Martorell. Para dar ejemplo, sólo tiene que poner firmes a los dos gigantes que se comieron a cinco de los grandes formando estas sopas de letras: BSCH y BBVA, o sea, Emilio Botín (¡qué gran apellido para un banquero!) y Francisco González (Miguel Sebastián no pudo con él y por eso hoy no es vice como la Salgado).

¡A por ellos, Elena!.

No no falles, como Zapatero.

«¡El sueño americano vive!» Y mi suegra rompió a llorar…

El 4 de noviembre, después de votar, Geraldine (Benson)Westley, la abuela americana de mis hijos (89 años) se rompió la cadera y la llevaron al hospital de Exeter (NH) donde fue operada urgentemente y con éxito.

El viernes pasado salió de la UVI y reconoció al instante el rostro de su hija, Ana Westley Benson, recién llegada al hospital procedente de Madrid.

-«¿Qué ha pasado?»

, preguntó la abuela.

-«Te has roto la cadera y ha ganado Barack Obama»,

le respondió mi esposa, en ese orden.

Grandma se olvidó de la cadera y le replicó:

-«¿Qué me dices? ¿Obama es presidente de los Estados Unidos? ¡No me lo puedo creer!»

-«Sí, mamá. Obama ha sido elegido presidente de los Estados Unidos»,

le dijo su hija mientras le mostraba la portada del diario The Boston Globe con la foto del presidente electo.

(Esta es una foto de Grandma, de hace unos años, con sus adornos de Dakota de Norte, de origen noruego).

Con la garganta aún molesta por los tubos del quirófano, la voz un poco ronca y con lágrimas brotándole ya de los ojos, contestó a su hija:

«Entonces, el sueño americano no ha muerto. ¡El sueño americano está vivo!».

Y, llena de emoción, la abuela yanqui de mis hijos rompió a llorar.

Esta señora de mirar tan dulce -que es mi suegra- tiene mucho coraje cuando se trata de defender principios éticos. Uno de los más arraigados en ella es el de luchar contra la injusticia y, por tanto, contra el racismo.

Conozco muy bien su historia y en la familia estamos muy orgullosos de ella y del abuelo, Alph Westley, que falleció poco antes de caer el Muro de Berlín y sin haber visto -¡qué lástima!- a Obama en la Casa Blanca. De ambos, recuerdo hoy algunas anécdotas que explican esas lágrimas tan emocionantes.

Hacia 1957 (escribo de memoria), mi suegro, Alph Westley, oficial de la Fuerza Aérea norteamericana, fue destinado como profesor de Telecomunicaciones a la Escuela Militar de Montgomery, la capital del estado sureño de Alabama donde hizo amistad con uno de los pocos oficiales negros de su Escuela.

Tan sólo tres años antes (1954), el Tribunal Supremo había declarado inconstitucional la segregación racial enlas escuelas.

Hacía dos años que una vecina de Montgomery, la heroica Rosa Parks, se había negado a ceder su asiento a un blanco en un autobús de su ciudad. Fue arrestada por ello. Mi familia política recuerda el rescoldo -aún muy vivo cuando se instalaron allí- que había dejado la gran protesta, liderada con éxito por el reverendo Martin Luther King, que se dio a conocer entonces gracias al boicot contra los autobuses de Montgomery durante un año.

En ese ambiente, pasó mi mujer tres años de educación pública y de hegemonía racistas. No me extrañó que, siendo aún adolescente, Ana participara personalmente en la Gran Marcha de Washington (1963), en la que el ya famoso luchador por los Derechos Civiles, Martin Luther King, pronunció su discurso histórico y promonitorio «Tengo un sueño».

Al año siguiente ganó el Premio Nobel. (Lo dejo escrito aquí para que mis hijos no lo olviden).

De 1957 a 1961, mi mujer estudiaba en una escuela pública de Montgomery, en cuyo coro cantaba (aún canta de maravilla). Por las tardes, Ana iba en autobús hasta la Escuela de Empresariales, donde su madre era profesora de Lengua y Taquigrafía.

Por las ventanas de esa Escuela, en un lugar céntrico, todos los alumnos y profesores pudieron seguir, con el estómago encogido por el miedo y la rabia, las protestas de los racistas y los antiracistas de Alabama que habitualmente acababan con violentas cargas policiales y enfrentamientos callejeros sagrientos.

(Por esas fechas, dos niñas fueron asesinadas por los segregacionistas del Ku Kux Klan, en el interior de una iglesia de Birmingham (al norte de Montgomery), a la que pegaron fuego con los fieles dentro.)

El día de 1957 en que mi esposa debutó en una obra de teatro infantil, en el salón de actos de su Escuela, fue muy especial para sus padres y sus hermanos pequeños. Quien lo probó, lo sabe. Cualquier padre que haya visto actuar a sus hijos en el Colegio lo habrá hecho con emoción contenida.

A mitad de la obra -que trataba, naturalmente, de la Guerra Civil nortamericana- los niños de Montgomery interpretaron en el escenario el asesinato del presidente Abraham Lincoln , que abolió la esclavitud en 1863.

Padres y niños del público estallaron entonces en un gran aplauso y vitorearon (no precisamente por sus dotes interpretativas) al actor que encarnaba al asesino de Lincoln.

Mi suegra saltó de su silla, subió al escenario, tomó a su hija de la mano y la sacó a rastras del coro y de aquel salón infecto, lleno de racistas. Lo explícó diciendo:

«Mis hijos no pueden participar en actos tan vergonzosos»

A partir de ese momento, Geraldine pasó a formar parte de la lista -entonces muy pequeña en Alabama– de los «nigger lovers» («amantes de los negros«), tan despreciados y vejados por los racistas del Sur.

Naturalmente, el día en que los sureños celebraban anualmente el nacimiento de la Confederación y el comienzo de la Guerra Civil (que perdieron), la familia Westley no tenía nada que celebrar en su casa acosada de Montgomery. Ana y Grieg Westley eran niños y vivieron ilusionados los preparativos del Centenario de la Guerra Civil que estalló en 1861. Las niñas debían ir vestidas como princesitas de Versalles («las bellas del Sur») y los niños, naturalmente, con traje militar color gris de soldado confederado.

Mis suegros (ambos de Dakota del Norte) se negaron a confeccionar aquellos trajes y a que sus hijos celebraran la secesión del Sur cuya Confederación defendía la legalidad de la esclavitud de los negros. De hecho, los Westley vivieron en Alabama como si los del Norte hubieran sido los perdedores de aquella Guerra Civil que habían perdido los del Sur. La victoria del Norte permitió la derogación de la esclavitud en los Estados Unidos. Por eso, el abuelo de Michelle Obama, la primera dama electa de los Estados Unidos, pudo crecer como un hombre libre hijo de esclavos.

Mi suegro Alph (en la foto, con traje militar) no le iba a la zaga a su esposa en la lucha contra el racismo. Ana recuerda el día de 1957 en que su padre había invitado a cenar en casa al oficial negro amigo suyo. Mientras tomaban el aperitivo, los vecinos del barrio comenzaron a apedrear la casa y a romper los cristales. Los niños, asustados, tuvieron que esconderse lejos de las ventanas.

A partir de entonces, la vida de la familia Westley -los «nigger lovers«- fue un infierno en Montogomery, Alabama, hasta que mi suegro fue destinado a Boston, una ciudad maravillosa del Norte, donde no te apedreaban por ser «amante de los negros».

Cuando me tocó cubrir en Atlanta (Georgia), en 1988, la Convención del Partido Demócrata que eligió candidato presidencial al gobernador Dukakis, hijo de emigrantes griegos, me acerqué con mi gran amiga (compañera de pupitre en Harvard) Katherine Jonhson al monumento donde reposan los restos de Martin Luther King.

Emocionado y silencioso ante su tumba, recordé a la valerosa familia Westley en su paso por Alabama donde coincidieron con el líder pacifista de los Derechos Civiles asesinado a tiros, como el presidente Lincoln, por racistas del Sur.

¡Que te mejores de la cadera, mi querida y admirada suegra!

¡Qué pena de profesión periodística!

¿Es información u opinión lo que puede leeerse en este párrafo de la portada de El Mundo sobre Zapatero y el G-20?

Gobierno/Banca: El País «apoya»; El Mundo «rescata»

Parece mentira. Sin embargo, ha ocurrido: bajan medio punto los tipos de interés y, contra toda teoría económica vigente, la Bolsa sigue bajando también, como si nada.

Lo normal es que cuando baja el precio del dinero, éste salga del sistema financiero para buscar refugio en las acciones de la Bolsa en busca de mayor rentabilidad. Y viceversa: cuando el dinero está muy caro, la gente suele vender sus acciones (con lo que la Bolsa baja) para colocar su dinero a buen precio en el sistema financiero.

Quizás, mañana, los inversores recuperen el gusto por las viejas tradiciones y compren acciones, huyendo de la menor retribución del dinero dictada hoy por los bancos centrales.

Algo se está moviendo en los mercados de manera acelerada. Lo dificil es saber si es para mejorar o para empeorar. Pronto lo veremos.

Los diarios de pago siguen con su vieja costumbre de alimentar a sus huestes sesgando la información al gusto de su consumidor.

Ayer, el presidente Zapatero tomó una medida drástica y bastante popular (garantizar los depósitos hasta 100.000 euros por persona) y creó un fondo para inyectar 50.000 millones de euros a bancos y cajas.

El País salió hoy disparado a 5 columnas:

50.000 millones para apoyar a la banca

Zapatero repitió varias veces, en su comparecencia pública, que no se trataba de ningún rescate ya que no había ningún banco que necesitara ser rescatado en España de ningún peligro. «Rescate» es la palabra usada para el Plan Bush en Estados Unidos y negada en el Plan Zapatero en España.

Pues bien, Pedro Jota le tomó cariño a esta palabra maldita y la plantó hoy en su primera página:

Zapatero lanza un plan preventivo de rescate de la banca con dinero público

Observese la posición (nada neutral) de la mano de Zapatero en la foto de portada de El Mundo.

No se puede enterrar el olvido

JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN en El País 08/10/2008

«Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido».

Carlos Piera, en la introducción a la novela ‘Los girasoles ciegos’, de Alberto Méndez

Una ley de amnistía preconstitucional no puede impedir que se investiguen crímenes contra la humanidad

El juez Garzón ha puesto en marcha una investigación judicial sobre los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y los inagotables años de una dictadura que terminó físicamente con la muerte de un dictador que decidió despedirse de este mundo con cinco ejecuciones acordadas en un juicio sumarísimo que motivó la repulsa de la comunidad internacional.

Cien años de injusticia no pueden generar ni siquiera un año de justicia. Recuerdo esta frase clásica a los que mostrando generosamente su aceptación al entierro digno de los asesinados consideran odioso que se trate de descubrir a los asesinos. Ni paz ni perdón ni justicia para los vencidos, sólo unos gramos de piedad.

Algunas voces racionalmente críticas han considerado que la apertura de unas diligencias judiciales para averiguar la verdad (sin verdad no es posible la reconciliación) es una gestión que denota la vanidad personal del juez Garzón, pero no han aportado argumentos jurídicos y de justicia que desaconsejen iniciar el camino de la verdad.

También se han vertido críticas por sectores inequívocamente demócratas que encuentran la medida desproporcionada y procesalmente incorrecta. Pienso que es el momento de hacer una recapitulación, en términos puramente jurídicos, de lo sucedido y de la oportunidad de la medida adoptada.

1. La Constitución republicana de 1931 se anticipó a muchos textos políticos de la época. Su vigencia contribuyó a una sustancial mejora de las conquistas sociales pendientes y estableció las bases para desarrollar políticas que recuperasen el tiempo perdido desde que la clase dirigente rechazó la cultura de la Ilustración. Permitió el acceso democrático al poder de la derecha y tuvo que enfrentarse a convulsiones sociales semejantes a las que se producían en otros países europeos. El triunfo del Frente Popular, formado por partidos de izquierda que hoy gobiernan nuestro país y por otros que ahora serían considerados de centro derecha, desató una violencia de las bandas fascistas que no era ajena a los movimientos emergentes del fascismo europeo.

2. El 18 de julio de 1936 un grupo de militares de ideología mayoritariamente fascista se alzó en armas contra la legalidad constitucional. Santos Juliá califica la asonada como una acción del Ejército para frenar la revolución proletaria. No estoy a su altura, por lo que me remito a las dos declaraciones de Naciones Unidas del año 1946 retirando los embajadores. Condenanrotundamente un régimen fascista, aupado por la Alemania nazi y la Italia fascista, que derribó la legalidad democrática.

3. Los que diseñaron y ejecutaron el golpe dejaron por escrito sus siniestros propósitos. Transcribo unos párrafos del bando de guerra del general Queipo de Llano: «Serán pasados por las armas los directivos de los partidos del Frente Popular y si no fueren encontrados un número proporcional de afiliados».

4. Durante los casi tres años que duró la Guerra Civil, la República trató de hacer frente a la situación con las armas legales a su alcance. Los documentos lo acreditan. Es cierto que, desbordados por la presión de los sectores más extremistas, no pudieron contener acciones criminales, ejecuciones extrajudiciales, torturas y desaparición forzada de personas que incuestionablemente constituyeron crímenes contra la humanidad. Los vencedores ya se encargaron de castigarlos y a su vez de cometer muchísimos más.

Sin averiguar la verdad no es posible la reconciliación

5. Terminada la guerra implantaron un régimen de terror físico y psíquico que ha perdurado de alguna manera hasta nuestros días. Los que hablan de remover los demonios son un vivo ejemplo de lo que acabo de escribir.

6. Las innumerables ejecuciones sumarísimas sin las más mínimas garantías de un proceso justo, las torturas, el expolio de los bienes de los vencidos, las ejecuciones extrajudiciales seguidas de la desaparición forzada de personas ya eran entonces, con arreglo al derecho internacional de los tratados y el consuetudinario, crímenes contra la humanidad.

7. Los crímenes contra la humanidad se han considerado imprescriptibles, según toda la doctrina y la jurisprudencia de los tribunales internacionales, cuya legitimidad reconoce el Estado español.

8. Recientemente la Corte Suprema Argentina, a cuyos criminales hemos juzgado y condenado (caso Scilingo), y sobre todo la Corte Interamericana de Derechos Humanos de San José de Costa Rica, en varias sentencias referentes a Chile y Perú, declaran inadmisibles la amnistía y la prescripción de estos delitos por contravenir derechos inderogables reconocidos por el derecho internacional de los derechos humanos.

9. El Juzgado Central de Instrucción nº 5 ha recibido numerosas denuncias de particulares y asociaciones de víctimas del franquismo sobre casos de ejecuciones extrajudiciales y desaparición forzada de personas que no podía dejar de investigar sin incurrir en dejación de funciones.

10. Juristas de diversos sectores opinan que no tiene competencia y que no se puede abrir una investigación sobre crímenes de hace 72 años que ya han prescrito y que además han sido amnistiados.

11. Sobre la competencia sólo diré que se trata de hechos cometidos en todo el territorio nacional y no hay previsión en la ley procesal para otra alternativa. Más concretamente, la Ley Orgánica de 25 de mayo de 1988, en su Disposición Transitoria, encomienda a la Audiencia Nacional la instrucción y enjuiciamiento de los delitos cometidos por personas relacionadas con elementos rebeldes. El Código Penal de 1932 y el vigente castigan la rebelión.

12. Sobre la prescripción recordaré la doctrina que emana de Núremberg y que ha sido admitida y recogida por la inmensa mayoría de los países que forman parte de la comunidad internacional.

13. Sobre la amnistía me remito a la doctrina de la Corte Interamericana y de la Comisión de Derechos Humanos que declara incompatible La ley francesa de Amnistía de 1998 (Nueva Caledonia) con la obligación de investigar violaciones de derechos humanos.

Además, recuerdo a los puristas que nuestra Ley de Amnistía es preconstitucional, por lo que cualquier juez puede, de acuerdo con la disposición derogatoria del texto constitucional, declararla inaplicable. Además, nos recuerda que las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los acuerdos y tratados internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.

Por todo ello estimo que la iniciativa del Juzgado de Instrucción Central nº 5 está ajustada a la más ortodoxa legalidad constitucional y al derecho internacional asumido por España, por lo que ningún poder del Estado o institución pública o privada puede poner obstáculo a sus peticiones sin el riesgo de incurrir en el delito de obstrucción a la justicia.

Si ocasionalmente alguno de los autores viviese y se demostrase -en un juicio justo y con todas las garantías- que fue autor de crímenes contra la humanidad, será condenado. Incuestionablemente existen razones humanitarias para evitar la cárcel.

La verdad puede resultar incómoda pero el olvido mata y es un obstáculo insalvable para la salud y la dignidad de una sociedad.

José Antonio Martín Pallín es magistrado emérito del Tribunal Supremo.

FIN

¡Gracias, muchachos! Casi todos somos España

Gracias, muchachos de la selección española de fútbol y gracias, Luis Aragonés por las alegrías que hemos recibido de vosotros en una semana gloriosa. Sobretodo, porque la gente estaba muy contenta. Todos hemos estado llenos de contento por vuestras victorias en la Eurocopa. . Aunque sólo quedáramos subcampeones de Europa, ha sido muy bonito mientras duró. Pero aún conservamos el sueño y la ilusión de volver a ser alguien en este deporte cuya técnica tanto me cuesta entender. Podemos ganar. Y, si le ganamos esta noche a Alemania, es posible que le debamos a las selección española. además de la consiguiente alegría nacional, unas décimas de recuperación del PIB, en medio de esta crisis económica (sí, Zapatero, crisis) que estamos sufriendo.

Por mucho que lo nieguen los sabios, la alegría colectiva es muy productiva y genera riqueza y empleo. Aunque sólo fuera por eso, deberíamos ganar a Alemania esta noche. Pero es por algo más. Como dijo el mister: por los jugadores, por España y por el mismísimo Luis Aragonés, que se ha merecido la victoria.

Y, como nadie en profeta en su tierra -que es la nuestra- Luis Aragonés dejará incomprensiblemente de dirigir la selección española de fútbol, lo mismo que el gran Pepu Hernández dejó de dirigir la selección española de Ba-lon-ces-to, después de llevarla hasta lo más alto del mundo. Así es la política en las federaciones.

«Voy contra mi interés al confesarlo» (como diría Bécquer), pero reconozco no entiendo (casi) nada de fútbol. Y, sin embargo, el jueves pasado, durante la segunda parte del partido España-Rusia, disfruté muchísimo viendo a los nuestros bailando con el balón, con gran naturalidad y extraordinaria destreza, en la cuna del valls. Y esta noche espero disfrutar igual con algo que nunca me apasionó; espero disfrutar, por lo menos, tanto como como cuando ganamos el Mundial de ba-lon-ces-to. Fue hace casi un par de años. Me emocioné con el baloncesto como espero hacerlo esta noche cono el fútbol. Y escribí que ya no me daba miedo la bandera española.

Y es es que, para los españoles, esta Eurocopa de 2008 trasciende ya al propio fútbol, con todo lo que este deporte supone de sublimación de identidades colectivas, de amor a la competición y -no digamos- a la victoria. Si ganamos, estoy dispuesto a aprender, con humildad, algo más de fútbol. Ahora estoy empezando a entender al «mariano» de Forges pegado/incrustado a la pantalla del televisor cuando hay un gran partido como el que nos espera esta noche.

Un acontecimiento de esta índole, basado en expectativas de victoria o derrota, no puede ni debe pasar inadvertido para los directores de los diarios de pago. Por eso, las portadas de hoy son especialmente relevantes.

El joven director de Público , Ignacio (Ina, de pequeño) Escolar, anima a su muchachada izquierdista, a toda página, con un simpático juego de palabras (o doble sentido) que hará sonreir de complicidad a más un lector con este grandísimo titular:

LA FINAL

Hoy todos somos rojos

Aunque a Público se le ha visto siempre más el plumero de su devoción económica por La Sexta que por la Cuatro, hoy no duda en anunciar en su portada el partido Alemana/España a las 20.45 en la CUATRO.

Lo cortés no quita lo valiente.

El Mundo, fiel a su reciente tradición, dedica su portada, arriba, a cuatro columnas, a una entrevista con su nueva lideresa, Esperanza Aguirre.

Abajo y a tres columnas (aunque con foto) va el partido de la Eurocopa con un titular integrador, no realista, pero cargado de buenos deseos:

España con España

Ni ayer ni hoy ha recogido El Mundo noticia alguna (ni una línea) en su interior sobre la declaración de su columnista Federico Jiménez Losantos ante el juez, acusado de nuevo de injurias y columnias, esta vez contra el ex comisario de Vallecas, durante el 11-M, Rodolfo Ruiz.

–De la misma forma que El Mundo dedica hoy el escaparate de su portada, a cuatro columnas, a su lideresa, Esperanza Aguirre, no debería extrañarnos que El País (al que siempre le exigimos un poco más de solvencia profesional) le dedique casi toda su portada -a cuatro columnas y un porrón de páginas interiores de texto soso y aburrido- a su líder, el presidente Zapatero.

Se trata, también en este caso, de una entrevista realizada con antelación, para el lector dominguero y con fotos de relleno promocinal.

Estoy seguro de que han titulado en primera así, con la malsana intención de ayudar y/o halagar a Zapatero, pero maldita la gracia que tiene el titular de Pero Grullo que han destacado, bajo una foto forzada, menos natural que el Danone y más falsa que los duros sevillanos:

«Es opinable si hay crisis»

Salvo en Teología, todo es opinable en esta vida. ¡Vaya notición de primera, en visperas de la final de la Eurocopa!

¡Te cagas!

Y al gran tema del día le dan tres columnas del faldón, con foto tipo sello de Correos para el héroe nacional Iker Casillas, y con un titulín a una columna, por abajo:

La hora del duelo final

La verdad es que hoy se han lucido los intelectuales de mi querido El País

Menos mal que, en páginas interiores de El País, hay dos artículos magníficos de dos intelectuales de verdad (Javier Marías y Gonzlao Suárez) que salen al rescate galante del tercer diario más leido de España (después, naturalmente, de 20 minutos y Marca)

JAVIER MARÍAS EUROCOPA 2008 – La gran final

Lo contrario de lo que hemos sido

JAVIER MARÍAS en El País29/06/2008

En otras ocasiones, cualquier actuación aceptable de la selección española -no digamos cualquier victoria, como la inicial goleada a Ucrania del último Mundial- ha desatado una euforia desmedida y un patrioterismo achulado de la peor especie. Esta vez, en cambio, y pese al cutrerío montado por la cadena Cuatro en la plaza de Colón, lo que creo que prevalece es una sensación de desconcierto e incredulidad, que extrañamente templa los ánimos, en lugar de exaltarlos, y nos lleva a ser modestos, o lo que quiera que sea lo contrario de fanfarrones y triunfalistas.

Ojalá tengamos que renunciar de una vez a nuestra falta de carácter y a nuestra mala suerte

No estamos acostumbrados a que España convenza y juegue de maravilla. Ni a que su actitud en el campo sea serena y esté exenta de agonismo y también de agonía. Nos resulta tan raro ganar sin angustias y sin heroicidades que hasta cierto punto nos cuesta ver al actual equipo como a la España de siempre, lo cual, contradictoriamente, nos tienta a sentirlo como menos nuestro, o aún es más, como una pandilla de impostores. Lo extraordinario del caso es que estos mismos jugadores, hace tan sólo unos meses, durante la insoportable fase de clasificación, nos parecían no sólo el grupo dubitativo, inseguro, insípido y más bien aburrido de casi siempre, sino, como yo mismo dije en una columna, «una selección de medianías». A la vista de sus partidos de la Eurocopa, sobre todo de la semifinal contra Rusia, está claro que me equivoqué o que se ha producido una monstruosa y jovial transformación. Supongo que lo primero, y que no supe ver lo que encerraba este conjunto de futbolistas. El verbo «encerrar» es aquí particularmente adecuado, porque su excelencia y su aplomo eran todo menos manifiestos, creo yo.

Y ahora, ¿cómo nos acoplamos, cómo hacemos? Supimos ver con objetividad, y dentro de todo se nos hizo verosímil, que Holanda barriera del campo a Francia y a Italia; desde luego que España jugara agarrotada y nos sometiera a sufrimiento en su partido contra la segunda; también que Rusia, a su vez, barriera del campo a la hasta entonces aguerrida Holanda.

Lo último no ha habido manera -o tiempo- de asumirlo como verdadero: que España, precisamente la acomplejada y pusilánime España, barriera del campo a los que habían barrido del campo a los vigentes campeones y subcampeones del Mundial último, Italia y Francia. ¿Somos en verdad «nosotros»?, es la pregunta incrédula que nos sobrevuela. Y esa extrañeza se traduce, curiosamente, en menos bravuconería y vociferación, menos patriotismo y mayor moderación. Ganar mereciéndolo nos deja perplejos y nos invita a sacar menos pecho. Quién sabe si a partir de ahora aprenderemos hasta a ser elegantes. Queda la final. Es probable que contra Alemania todo regrese: las bajas pasiones, el navajismo, el llanto a lo Luis Enrique y el juego aturullado y frágil. Contra la terquedad y la buena suerte alemanas, contra su pesadez y su fútbol tan poco imaginativo como irreductible, todo eso cabe. Es más, hay que contar con la peor pesadilla: que luchemos y haya «no goles» a lo Cardeñosa o Michel, que el árbitro nos perjudique, que Casillas la pifie como Arconada hace 24 años, que fallemos tres penaltis o que en el último segundo nos hunda un defensa, como Lahm a la divertida Turquía o Schwarzenbeck cuando impidió que Luis Aragonés levantara una Copa de Europa.

Entonces todo volverá a su lugar. Nos lamentaremos durante varios lustros, clamaremos contra la injusticia, los locutores repetirán hasta la saciedad: «Ha sido una pena, ha sido una pena». Lo de Rusia quedará como anécdota, como un sueño, una excepción. Ojalá no sea así. Ojalá tengamos que renunciar de una vez a nuestra falta de carácter y a nuestra mala suerte. Ojalá mantengamos nuestro primer estilo definido en decenios y sigamos viendo a nuestro equipo como si fuera el de otros. Es decir: ojalá sigamos desconcertándonos, para así empezar a acostumbrarnos a ser por fin lo contrario de lo que siempre hemos sido. Por lo menos en fútbol. Por algo se empieza.

FIN

EUROCOPA 2008 – La gran final

Esplendor en la hierba

MARTÍN GIRARD en El País, 29/06/2008

(Martín Girard es el seudónimo que el escritor y cineasta Gonzalo Suárez utilizaba en sus tiempos de cronista deportivo)

En este campeonato de Europa hemos visto equipos que bajarían a Segunda si jugaran en Primera. La selección española se ha lucido dos veces contra un conjunto ruso técnicamente torpe y físicamente lento (a pesar de lo de Holanda, que resultó ser un espejismo de dos caras). Nunca acabaremos de saber si un equipo juega bien porque el otro juega mal o si el otro juega mal porque no le dejan jugar bien. A ciencia cierta, no sabemos nada. Salvo que hemos visto una Francia de pena, una Italia lastimosa, una Grecia anodina, un Portugal arronaldado, una deslizante República Checa entre los guantes de Cech, una peripatética Polonia y una milagrosa Turquía, cuya inocencia acabó siendo mayor que su fe.

Tampoco los croatas vieron premiado su fervor patriótico. Y, que me perdonen, pero dejando aparte a los finalistas, no recuerdo gran cosa de los demás, incluida la tan temida Suecia. Quienes afirman que hemos visto uno de los mejores campeonatos europeos se refieren, sin duda, a la emoción propiciada por una esporádica genialidad de última hora o un fallo de último minuto. También eso es fútbol, es verdad. Pero, a mi entender, ni siquiera Alemania ha estado a la altura de los más grandes de otras épocas. Juro que no es añoranza, sino evidencia. Europa está en crisis y, en ese contexto, el equipo español es, al tiempo, una esperanza y una realidad.

Un equipo joven de la llamada España plural (la que se rompía y no se ha roto), con un inmigrante de lujo y otros integrantes con acento anglosajón. Bajos de estatura y altos de nivel técnico, crecemos por momentos y contamos además con uno de los pocos porteros que no ha cantado bajo la lluvia. Como cierta cerveza de Copenhague, probablemente, es el mejor. Nunca habíamos tenido un equipo así y, en eso, sí estoy de acuerdo con todos. Por tanto, esperemos que a la enésima vaya la vencida.

Pero antes de citar aquí la arenga de Jenofonte a sus soldados en La retirada de los diez mil, como alternativa al barriobajero «¡a por ellos!», me viene a la memoria, por algo será, una de las más miserables anécdotas xenofóbicas que me ha tocado vivir. Érase una vez un muchacho negro (de Cabo Verde, supongo) que llegó a Portugal para jugar con el Belenenses. Traía una carta de presentación que exhibía orgulloso. La carta decía así: «Este desgraciado es una bestia, criado en plena selva, y habrá que tener cuidado de que no huela el alcohol o vaya con mujeres, porque se comportaría como un auténtico salvaje».

El muchacho en cuestión resultó ser un buen chico, muy atento y disciplinado. Se llamaba Yanka. No fue fácil conseguir que se desprendiera de la carta de presentación que para él significaba su único documento de identidad. Y vaya ahora la prometida arenga de Jenofonte antes de la batalla: «Y si alguno de vosotros está desalentado porque no disponemos de caballería y los enemigos la tienen numerosa, considerad que diez mil jinetes no son nada más que diez mil hombres: nadie murió jamás en una batalla a consecuencia de los mordiscos o las coces de un caballo; son los hombres quienes deciden la suerte de las batallas. ¿Y puede negarse que nosotros marchamos sobre un vehículo mucho más seguro que los jinetes?

Ellos van suspendidos sobre sus caballos, temerosos no sólo de nuestros ataques, sino también de caerse. Nosotros, en cambio, que marchamos sobre tierra, golpearemos con mucha más fuerza si alguno se acerca, daremos con más facilidad en el blanco que queremos. Sólo en una cosa nos llevan ventaja los jinetes: podrán huir con más seguridad que nosotros». Así que ya lo sabemos. Los alemanes son más altos, fuertes y experimentados que nosotros. Si tropiezan, caerán desde más arriba. Y será nuestro el esplendor en la hierba.

Fin

Feliz partido para (casi) todos

¡Que viva España!

Llega «el pedrojotismo ilustrado» (e íntimo): Pasen y vean
(Sin comentarios)