Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Manolo Escobar, sueño español y alegría del pobre

Huyó de la miseria almeriense y, con su talento y bonhomía, salió de pobre en Cataluña. Ayer murió como el andaluz/catalán más querido de España.

Las 20 coplas de oro de Manolo Escobar. Las llevo en mi coche... y en el itunes.

Las 20 coplas de oro de Manolo Escobar. Las llevo en mi coche… y en el itunes.

En los años 40, en plena represión franquista, un ventero de El Ejido (Almería) recogió a un maestro republicano represaliado y le dio parada y fonda a cambio de que educara a sus 10 hijos. El de en medio, con 4 hermanos mayores y 5 menores, tenía madera de superviviente. Se llamaba Manolo García Escobar y sacó buen provecho de aquellas clases domésticas clandestinas. El joven Manolo Escobar aprendió la lección (ética republicana, laúd, piano y las cuatro reglas) y se hizo un hombre cabal.

Eran años de hambre y emigración. Sin igualdad de oportunidades, el sueño español (salir de pobre) solo podía alcanzarse como torero, futbolista o cantante. Algunos niños pobres de entonces fueron enviados a seminarios o a cuarteles para asegurarles comida caliente. Manolo, maleado por el Barrio Chino de Barcelona, escogió el camino del arte y la farándula. Sin complejos, pero con toneladas de disimulo y de gracia, acertó de pleno.

La Dictadura quiso sacar provecho de sus éxitos y le jaleaban en el No-Do. Pero Manolo Escobar nunca fue franquista. Solía decir, con gran sonrisa socarrona, que no se metía en política. Jamás actuó en El Pardo ante el ominoso dictador ni en el Palacio de La Granja donde acudía la flor y nata del Régimen. Ridiculizaba a carcajadas a los censores franquistas que le prohibieron una rociera porque “…a la Virgen le asomaba una enagua blanca, una enagua blanca…”

Como almeriense y emigrante, siempre he presumido de él, he cantado sus canciones de oro y, por malas que fueran, he celebrado sus películas. En la segunda mitad de los 60, Manolo Escobar ya era un charnego que, desde Cataluña, había cautivado a España entera. Bueno, a decir verdad, no cautivó a toda España.

En mis círculos de amistades antifranquistas, lo que en los últimos años 60 equivalía a miembros y simpatizantes del Partido Comunista y unos pocos del PSOE, no estaba bien visto presumir de Manolo Escobar por muy almeriense que yo fuera. Disimulé cuanto pude mi admiración por el cantante favorito de mis padres para poder ser aceptado en aquellos círculos tan intransigentes.

Si algún día era pillado in fraganti canturreando eso de que “no se compra ni se vende el cariño verdadero” me ganaba una bronca de los comisarios comunistas para que me concentrara en las lecciones de Materialismo Dialectico de Politzer en lugar de caer en esas “ridículas canciones de la pequeña burguesía que alienaban a la clase obrera”. Pero la clase obrera que yo veía camino de la Universidad estaba cambiando el arado por el andamio al son de Manolo Escobar. Las coplas de Manolo, cargadas de sentimentalismo, ternura y algunos tópicos del desarrollismo reinante, eran una fuente de alegría para los pobres.

Un día me planté y salí del armario. Les dije a mis colegas clandestinos (dando voces) que me encantaban Manolo Escobar, la copla y el flamenco y que odiaba los tanques soviéticos que habían invadido Checoslovaquia. Fui proscrito y, enamorado como estaba de una yanqui, fui considerado -¡cómo no!- sospechoso agente de la CIA.

Si, como dice Rilke, la infancia es la patria del hombre, mi patria está llena de coplas de Manolo Escobar.

60 coplas de oro de Manolo Escobar

60 coplas de oro de Manolo Escobar

Algo de esto le conté a Manolo la primera vez que compartí mesa y mantel con él (y otros paisanos de la Casa de Almería en Madrid como Barrionuevo, Chencho Arias, etc.). Se partía de la risa. Pero no se mojaba en nada referente a la política. Viniendo de tierras de moriscos, este alpujarreño de la costa sabía lo que era disimular en público, incluso en los estertores de la Dictadura.

En otra ocasión, cuando regresé de Cataluña, nos reímos juntos gracias al ingenio de otro paisano. Una pintada en el barrio gótico, cerca de la Catedral de Barcelona, pedía un obispo catalan (“Volem bisbe catalá”). Al día siguiente, apareció pintada la respuesta de un charnego: “Como somos mayoría, lo queremos de Almería”.

Manolo Escobar podía lucir con orgullo, y a la vez, la insignia de oro y brillantes del Barça, la de oro de Almería y la medalla de Andalucía. Mis compañeros de la 19 Compañía del CIR 5 de Cerro Muriano (Córdoba) eran casi todos de Las Norias, la pedanía donde nació Manolo Escobar. ¿Qué coplas íbamos a cantar si no? Manolo nos alegró la mili franquista, una de las experiencias más tristes y lamentables de mi vida.

Como la bajita y grandísima catalana Carmen Amaya (que exigía “pa amb tumaca” en el Waldorf de Nueva York) o Peret, el gigante de la rumba catalana, Manolo Escobar simboliza lo mejor y más potente de la Cataluña moderna e integradora, de la Cataluña universal. El otro gran Manolo (Vázquez Montalbán) lo sabía muy bien y defendió la copla andaluza/catalana incluso en su Crónica Sentimental de España en Triunfo, la biblia de la izquierda. Cuando leí a Vázquez Montalbán supe que no estaba solo. Y puede cantar el Porromponpero, sin miedo, fuera de la ducha.

Descanse en paz este andaluz/catalán universal.

Y “¡que viiiivaaaaa Eeespañaaaaa!”… Sobretodo en el Mundial de Brasil.

Gracias, Manolo, el sueño español de los 50 y 60, por toda la alegría y la ternura que te debemos.

 

Quebrar o renegociar… y que parezca un accidente

Ahora o nunca. Como antes ocurrió con Grecia, el tiempo juega ahora, contrareloj, a favor de Alemania y en contra de España. Cada día que pasa, España pierde fuerza negociadora en Europa, a medida que la banca alemana se va deshaciendo rápidamente de sus posiciones en deuda española e italiana.

Europa le echa una mano (al cuello) a España

Ahora aún podríamos amenazar con una suspensión de pagos, que haría mucho daño a la banca europea, si no se resuelve inmediatemente la refinanciación de nuestra deuda mediante la creación de los eurobonos o la compra masiva del bono español por el Banco Central Europeo.

Como ambas soluciones no están contempladas en la legislación europea, sólo un órdago del gobierno español (acompañado por el italiano o viceversa) podría convencer a la señora Merkel del inmediato cambio legal en la UE para que fuera posible acabar ya con la presión insoportable que sufren la deuda española y la italiana. Dentro de tres meses, ese posible órdago (suspender pagos y renegociar la deuda en condiciones de tipos y plazos soportables) ya será pólvora mojada. No será posible. Merkel le dirá entonces al pobre y despistado Rajoy: «No, Muchas Grecias». O  bien: «Ahí te pudras».

Keynes dijo algo así:

«Si un ciudadano debe mil libras a un banco, el ciudadano tiene un problema. Si le debe al banco diez millones de libras, quien tiene un problema es el banco».

Nosotros tenemos un problema, pero Alemania tambien lo tiene. Alemania y España  -tanto el que da como el que toma- son igualmente culpables o responsables de nuestra burbuja inmobiliaria.  Y ambos tienen ahora un problema común que exige soluciones comunes y reparto equitativo de costes. Que no se lave ahora las manos la banca europea, o sea, alemana, sin coste alguno.En cambio, si le damos tiempo, en otoño, el problema será más español que alemán. La deuda estará entonces en manos de la banca española y España, sin cartas que jugar e incapaz de financiar su déficit en el exterior, estará más cerca del «corralito».

El gobierno alemán no va a cambiar su parcialmente falso discurso sobre los vagos y derrochadores del Sur si no le damos un empujoncito. De la avaricia a la solidaridad no se pasa de la noche a la mañana si no le damos a Alemania motivos para ello. La solidaridad con los miembros del euro le tiene traer más cuenta a Alemania que su actual avaricia a corto plazo. Y eso lo verá Merkel muy claro solo si España e Italia (o Italia y España, como ocurrió un poco en la pasada cumbre europea) enseñan sus cartas seriamente y a cara de perro: suspensión de pagos ordenada (con su quita correspondiente) sin que apenas se note… y que parezca un accidente. Sin escándalo. Pero debe quedar muy claro ante el mundo (o los mercados, como dicen ahora) que la deuda soberana de los países del euro es solvente y está garantizada a tope por el Banco Central Europeo.

Como la tozuda realidad nos muestra cada dia (prima de riesgo por encima de los 500 puntos y tipos de interés por encima del 7 por ciento), la solución de compromiso adoptada en la pasada cumbre europea de final de Junio como un gran paso adelante no ha convencido a nadie. Por lo que se ve, fue un engañabobos. La banca europea están ganando tiempo para quitarse de encima el problema de la deuda hispano-italiana y pasar entonces al sálvese quien pueda.

Ahora dicen en Alemania que la ayuda de hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar la banca española, aprobada el 9 de Junio, no será independiente del déficit hasta la primavera de 2013 o incluso hasya 2014. Para entonces, todos calvos.

Paul Krugman nos da una clave en su último artículo (El País, 8 de Julio, 2012):

«Una parte del problema radica en el hecho de que los políticos alemanes se han pasado los dos últimos años diciéndoles a los votantes algo que no es cierto; concretamente, que la crisis es culpa de los Gobiernos irresponsables del sur de Europa. En España —que es ahora el epicentro de la crisis— el Gobierno tenía en realidad poca deuda y superávits presupuestarios justo antes de la crisis; si el país está ahora en crisis, esto es consecuencia de una inmensa burbuja inmobiliaria que los bancos de toda Europa, entre ellos especialmente los alemanes, ayudaron a inflar. Pero ahora, esa historia falsa se interpone en el camino de cualquier solución viable.»

Veremos quien le pone primero el cascabel al gato. Y cuando…

 

 

¿Son anticatólicos los especuladores?
¿Son manirrotos los católicos?

¿Por qué atacan los mercados a la Unión Europea Católica? Cinco mendigos piden limosna a los inversores/especuladores internacionales: España, Italia, Portugal, Irlanda y Grecia.

¿Les dice algo este dibujo de Jim Morín publicado hoy por el New York Times y el International Herald Tribune?

¿Que tienen en común estos cinco países, además de ser manirrotos, provocar la desconfianza en los inversores internacionales y sufrir una crisis económica descomunal?

Max Weber nos diría inmediatamente que todos ellos son católicos. Bueno, todos salvo Grecia que es ortodoxa; o sea, de una religión oriental prima hermana del catolicismo.

Los mercados internacionales aún no han atacado a ningún pais protestante de la Unión Europea.

Aquí está pasando algo que quizás merezca una reflexión, más allá de la famosa etiqueta británica de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) que en inglés significa CERDOS. Los cuatro países tiene algo en común: son mediterráneos, soleados, alegres y del Sur de Europa.

¿Son «cerdos» sólo los países europeos del Sur?

Así aparecieron hasta hoy en la prensa británica. Sin embargo, en el centro del dibujo de Jim Morin aparece hoy un mendigo arrodillado, rezando en actitud piadosa, y lleva la marca inconfundible de Irlanda. Irlanda no está en el Mediterráneo ni es un país soleado del Sur de Europa.

¿Qué tiene, pues, en común con los PIGS, aparte de un abultado déficit público y un gran endeudamiento?

Obviamente, que Irlanda, aunque frío, verde y lluvioso, es también un país mayoritaramente católico.

Si yo fuera polaco estaría muy preocupado, vigilando el déficit público y la deuda por si los inversores/especuladores hubieran tomado manía sólo a los países católicos y perdonaran a los protestantes.

Voy a repasar este fin de semana la sugerente obra de Max Weber que no me canso de recomendar a mis alumnos: «La ética protestante y el espíritu del capitalismo».

Un pequeño examen histórico de conciencia no nos vendría mal en estos momentos de turbación

¿Qué debemos corregir en nuestros comportamientos individuales y/o colectivos para que los inversores/especuladores internacionales no nos ataquen tanto y tan ferozmente?

Aquí se abre una nueva pizarra con ideas para ZP y Rajoy.

Este no es el Arenys de mis sueños

No me lo puedo creer. Arenys de Munt ¡quién te ha visto y quién te ve! En este mi querido pueblo del Maresme, al que me unen tantos recuerdos juveniles, ayer votaron, en plan zarzuerelo (quizás tragicómico), si Cataluña debía ser un Estado separado de España.

El resultado, como era de esperar, ha sido favorable en más del 96,3 % de los votos a la independencia. Claro que sólo fueron a votar, en esta consulta informal, prácticamente los partidarios de la separación de Cataluña como Estado independiente (2.500 de una población de 8.000). El 67% no fue a votar.

No me preocuparían especialmente estas consultas semifestivas de los forofos nacionalistas independentistas si no fuera porque remueven las bajas pasiones del ser humano, los egoismos particulares, el miedo a lo diferente, el tribalismo de ellos y nosotros, las diferencias culturales de manera excluyente, no integradora, y, en el fondo, acarician un puntito de racismo que me remueve la tripas.

En esta página de El Mundo de hoy hay una foto racista que me asusta: es una pintada anónima que dice:

UN XARNEGO UNA BALAA-

Me asusta, entre otras cosas, porque yo creí que lo de «xarnego» era ya una antigualla de cuando yo estudiaba felizmente en la Universidad de Barcelona. Estaba convencido de que ese tinte racista ya se había superado en Cataluña. Me lo ha recordado ahora la segunda lectura de «Últimas tardes con Teresa» de mi admirado Juan Marsé, novela publicada en 1966 cuando yo vivía en una pensión de la calle Balmes de Barcelona.

En aquella época, como inmigrante almeriense, me sentí secretamente identificado, en algunos aspectos, con el xarnego Manolo, el Pijoaparte, el murciano pobre y orgulloso de Marsé. Recomiendo vivmente la lecura de esta novela a los racistas nacionalistas separatistas catalanistas y a los racistas nacionalistas separadores españolistas.

Me asusta la pintada contra los «xarnegos«. Uno de esos «xarnegos» amenazados es precisamente el honorable presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, elegido por la mayoría de los catalanes. Pero también me asusta y perturba la exhibición, igualmente amenazadora, de la bandera fascista de la Dictadura de Franco en mi querido Arenys de Munt.

El Mundo, calentando el ambiente, titula así, con carga editorial, su foto central de portada:

Bufonada independentista en Arenys

El País titula fría e infomativamente su foto central de portada:

Arenys vota sí a la independencia

Hace muchos años que no paso por Arenys de Munt. Aún tengo muchos parientes a ambos lados de la riera y en San Celoni (tíos, primos, etc,). En realidad, no voy por allí desde que murieron mis queridísimos chacho Frasco y mi tía Carmen, con quienes pasaba muchos fines de semana en mis tiempos de estudiante.

Con ellos, unas visitas balsámicas llenas de afecto, entroncaba con la historia de mi familia (mayoritariamente emigrantes económicos a Cataluña y Argentina y exiliados políticos a Francia). Allí reponía fuerzas físicas y morales, leía, comía (¡pollo con cava!), ayudaba en el campo (eran los aparceros de una finca), cabalgaba los caballos de los dueños y me sentía bastante feliz, altenando -claro- con los sinsabores y tristezas propios de la edad.

Cuando alguien -incapaz de identificar mi fuerte acento almeriense- me preguntaba en Barcelona de dónde era, yo solía responder que era de Arenys de Munt y soltaba, entre risas, algunas palabras en catalán. Conocía ese puebo como la palma de mi mano. Y me gustaba pasear por sus calles.

Mis recuerdos juveniles de Arenys de Munt, de Arenys de Mar, de San Celoni, de Mataró y de toda la maravillosa naturaleza que rodea el Montseny no pueden ser mejores. Por eso, me entristece tanto que unos fanáticos nacionalistas de ambos lados estropeen la imagen pacífica y alegre que guardo de esa tierra y de sus habitantes, cualquiera que fuera su origen.

En diciembre de 2007, en La Cartuja de Sevilla, me tocó hablar de los andaluces (sobre cómo nos ven y cómo nos gustaría que nos vieran). Copio y pego, a continuación, unos párrafos de aquella charla que escribí pensando en mis paseos por Arenys de Munt, cuando estudiaba en la Universidad de Barcelona allá por los años 1966 y 1967:

«Cuando me llegaban esos rumores racistas sobre el inmigrante andaluz me sublevaba interiormente:

-éramos muy buenos para la música, sabíamos llevar muy bien el ritmo, las palmas, llevábamos el baile en la sangre, aunque éramos perezosos para el trabajo, bastante pícaros, graciosos, con salero, no muy limpios, lentos para el estudio, poco eficientes, falsos, traicioneros, fuleros, éramos juerguistas y borrachines, olíamos a ajo, etc. etc. En ese cuadro siniestro, éramos también abiertos, acogedores, hospitalarios y –cómo no- bastante buenos para el sexo. Algo es algo.

(Por cierto, estas mismas características tergiversadoras y mistificadoras de la realidad se aplicaban también a los gitanos, incluso en Andalucía.)

Pero el senequismo andaluz lleva siglos enseñándonos el arte de la prudencia y la “taqiyya” árabe, el arte del disimulo. Con una beca del franquismo, practicaba yo entonces la “prudencia de los pobres”, que sabiamente cita García Montero.

Y me crecía con el recuerdo del orgullo de aquel jornalero andaluz que, en tiempos de la Restauración, devolvió el duro de plata al cacique, que intentó comprar su voto, y le replicó:

“En mi hambre mando yo”.

O aquel viejo almeriense, arrugado por el sol y la miseria, en un pueblo casi abandonado de la Sierra de los Filabres, que contradijo a un ministro socialista cuando éste le animó a trasladarse a la ciudad para recibir mejores cuidados.

“No tiene dios cojones –le dijo el viejo al ministro- de mandarnos el hambre que somos capaces de aguantar aquí nosotros”.

Sabemos hacer de tripas corazón y nos superamos. Hemos demostrado que tenemos capacidad de sufrimiento, de trabajo y de superación como el que más. Por todo eso, deberíamos poner un cartel en las escuelas andaluzas que dijera:

“No somos diferentes”.

En la Universidad de Harvard volví a oír los mismos rumores y chistes racistas –los mismos, sí- que había oído años atrás en la Universidad de Barcelona. Pero allí eran aplicados a los negros, a los judíos y a los hispanos. También a los polacos.

Alguna vez llegué a leer entonces el poderoso monólogo de “El mercader de Venecia”, de Shakespeare, pero cambiando judío por andaluz: Fijaos cómo suena:

“Soy un andaluz”. ¿Es que un andaluz no tiene ojos? ¿Es que un andaluz no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un catalán, un vasco o un inglés? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?

Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un andaluz insulta a un catalán, a un vasco o a un inglés, ¿cuál será la humildad de éste? La venganza. Si un catalán, un vasco o un inglés ultraja a un andaluz, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del andaluz, si quiere seguir el ejemplo del catalán, del vasco o del inglés? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado.”

Lo dicho: pese a la caricatura que han hecho de nosotros durante décadas, en lo esencial, no somos diferentes. Hay también, en la historia de Andalucía, reacciones aisladas, a veces violentas y bastante desconocidas, contra el fatalismo y la explotación. También sabemos enseñar los dientes.»

Sorprendente (por inusual) titular de portada en El País contra Zapatero.

Interesante (y oportuno) artículo del International Herald Tribune de hoy sobre las relaciones «rotas» entre El País y Zapatero, que nos ofrece algunas claves. (El ITH reparte cada día un suplemento/resumen de El Pais en inglés).

El País in Rare Break With Socialist President

By DOREEN CARVAJAL

Published: September 13, 2009

International Herald Tribune/New York Times

(El Pais

A caricature of President José Luis Rodríguez Zapatero by Fernando Vicente in the Sept. 6 issue of El País.)

PARIS — When loyal readers opened Spain’s leading daily newspaper, El País, last Sunday, some may have spilled their morning café con leche.

The 30-year-old, center-left newspaper — long a reliable supporter of the governing Socialist Party — published a huge, withering caricature portraying Prime Minister José Luis Rodríguez Zapatero at the helm of a sinking map of Spain, encircled by sharks marked unemployment and deficit.

El País says the Captain Zapatero cartoon — and searing critique of the Zapatero government’s economic policies — is simply part of its coverage of “el crisis.”

But others, inside and outside the government, suspect that the newly muscular coverage is a result of a backstage clash between the newspaper’s parent company, Grupo Prisa, and a rival, Mediapro, over digital television rights granted to Mediapro by the Zapatero government.

“Grupo Prisa felt like they were scorned and the other group benefited more,” said Victor Domingo, president of the Asociación de Internautas, an Internet rights group critical of the government dealings on digital television. “Now it’s a battle, and all of the group is more aggressive with the government.”

This contest of media “galácticos” pits rivals based in Spain’s two power centers — Mediapro is in Barcelona, Grupo Prisa in Madrid — against each other. Both have ties to the Socialist party and global aspirations.

Grupo Prisa is one of the largest media groups in the Spanish-speaking world. It owns El País, which has an average daily circulation of a little more than 402,000, and several television and radio stations. Battered by the downturn in advertising that has affected nearly every media company, Grupo Prisa recently negotiated an extension on a bridge loan of €2 billion, or $2.9 billion, and sold a 4.5 percent stake for $56 million to Talos Partners, a New York private equity firm.

Mediapro produces and distributes films and has financed three Woody Allen movies, among them the recent hit “Vicky Cristina Barcelona.” It is also the controlling shareholder in La Sexta, a television channel, and paid more than €1 billion for the coveted broadcast rights to the soccer clubs Real Madrid and Barcelona. It owns the rights to other soccer clubs as well.

In mid-August, Mediapro was the chief beneficiary of a special “royal decree” approved on a fast-track vote by the Spanish cabinet that opened the way for digital over-the-air television available on a subscription basis.

Almost immediately, Mediapro seized the opportunity to introduce a pay digital channel, Gol Televisión, which sells subscriptions for programming dedicated to soccer.

That step, timed for the start in late August of the season for La Liga, the Spanish soccer league, was a direct foray into the territory of Grupo Prisa, which owns the satellite platform Digital Plus through its subsidiary, Sogecable. It has its own soccer channel as part of its premium-pay package, although it pays Mediapro €700 million for the rights to air matches.

Juan Luis Cebrián, Grupo Prisa’s chief and a former editor of El País, bristled at the government’s decision, loudly comparing it to the handiwork of a banana republic and accusing the Zapatero administration of “attempting to subdue the media” through a “war against those who are independent.”

He still does not mince words about how he views the government’s decision.

“This decree is for matters of extreme emergency,” Mr. Cebrián said during an interview from the Grupo Prisa headquarters in Madrid, adding, “I don’t believe that this law should be used to govern to favor friends.”

Mr. Cebrián said he supported the arrival of digital television, but he contended that “what is really grave is the favoritism in the industry.”

For his part, Jaume Roures, the chief executive of Mediapro, has given interviews to the Spanish business media denying that his company had received a gift from the Zapatero administration. In Spain, he said, “we have a tendency to look for political motives behind everything.”

In the aftermath of the dust-up, the Spanish competition regulator, the National Commission of Competition, announced this month that it was starting an antitrust review of Mediapro and Gol Televisión. Prisa lodged a complaint that the Catalan group was not reselling broadcasting rights for the Spanish soccer league in a fair way.

With corporate tensions building, critics are closely watching the coverage of the Zapatero government in El País.

They note, for example, that the newspaper has not only been tough on Mr. Zapatero but also took aim at the Socialist stronghold of Barcelona with stories about desperate immigrant women forced to take hormones to work harder in bordellos allegedly linked to a Barcelona city official.

This is not the paper’s first break with the Socialists. In 1995, El País published a front-page editorial questioning the ability of Felipe González Márquez, the president at the time, to govern amid corruption scandals and political turmoil after his 12 years in office.

Now, Javier Moreno Barber, the editor of El País, contends that the newspaper is taking a harsher look at the Zapatero administration in the face of the country’s greatest economic crisis since its civil war in the 1930s. Unemployment stands at 17.9 percent, and the country has a budget shortfall nearing 10 percent of output.

“We’re getting tougher on our local assessment of how the government is tackling the crisis,” Mr. Moreno said. “There’s no doubt about that. But I would deny it’s because of the problem we had this summer. We’re harsher now because we’re starting to see France and Germany are back on their feet.”

Still, the coverage leaves some longtime readers a little stunned. The critical business cover story that accompanied the Captain Zapatero caricature provoked a furious debate, with more than 600 readers posting comments online. One of the baffled readers was José Antonio Martínez Soler, executive editor of 20 Minutos in Madrid and a former El País journalist.

When his wife opened the newspaper to the caricature, she turned to him and said, “This is not my El País,” he recalled.

But Mr. Martínez Soler said he believed that the issue ran deeper and that the battle between Grupo Prisa and Mediapro over pay digital television was just a tipping point.

“It’s much more complicated,” he said. “El País never had the same relationship with Zapatero that it had with Felipe.”

He added that under the leadership and ownership of Jesús de Polanco, who died in 2007, Grupo Prisa had not had big problems with the Zapatero administration but that that had changed under Mr. Cebrián, who is not the owner and, he said, is not a diplomat.

At a news conference in late August, Mr. Zapatero weighed in with his reasoning for the fast-track television decree. The government, he said, had moved quickly so that Spain would not fall behind other European countries and also so that the industry would be made more diverse with the ability to offer alternative channels.

“The facts are incontestable,” he said, that more diversity would benefit “el país,” which in Spanish means the country. Then, realizing that people might think he was talking about El País, the newspaper, he quickly corrected who would profit: “The nation, of course.”

FIN

Salgo del armario: Me gusta el fútbol

A esta hora, ya están llegando a Madrid nuestros campeones de Europa. La gente está contenta y yo mismo estoy contento. Estoy pensado incluso en ir a recibir a la selección española de fútbol, como hice con los campeones del mundo de baloncesto.

Nunca lo hubiera imaginado.

¿Habré salido, sin apenas darme cuenta, del armario del fútbol?

Más de un intelectual, que tenía reparos en reconocerlo, me ha dicho que ya no siente vergüenza alguna y que va diciendo a todo el mundo que adora el fútbol.

Tampoco le asusta ya ver tantas banderas españolas juntas, sino todo lo contrario.

¡Los españoles unidos por el fútbol!

¿Quién me lo iba a decir?

Me he constituido en jurado único de portadas de diarios y he decidido dar el primer premio (de manera totalmente subjetiva) a la que ha hecho Arsenio en 20 minutos con el título:

¡Que viva el ARTE!

que hoy es como decir:

¡Que viva ESPAÑA!

sobre una foto espléndida de Iker Casillas , con su camiseta recortada, levantando la Copa de Europa.

El 2º premio se lo doy a Público por haber elegido la misma foto de portada que nosotros pero con un título menos original:

¡POR FIN!

El va para El Mundo, con la foto del gol de Torres y este titular:

La gloria española

Y el último, por rácano, para El País, que dedica sólo cuatro columnas a este título demasiado informativo para esta ocasión y poco original:

España conquista Europa

Hoy declaro solemnemente que, aunque no tengo ni idea de técnica y que sólo he jugado de defensa, me gusta el fútbol.

Gracias, campeones

. He disfrutado viendo vuestro juego. Y habéis conseguido que salga del armario donde mantenía escondida mi aficción futbolera.

¡Viva el FUTBOL!

¡Viva el ARTE!

y

¡Viva ESPAÑA!

que, hoy, es lo mismo.

¡Gracias, muchachos! Casi todos somos España

Gracias, muchachos de la selección española de fútbol y gracias, Luis Aragonés por las alegrías que hemos recibido de vosotros en una semana gloriosa. Sobretodo, porque la gente estaba muy contenta. Todos hemos estado llenos de contento por vuestras victorias en la Eurocopa. . Aunque sólo quedáramos subcampeones de Europa, ha sido muy bonito mientras duró. Pero aún conservamos el sueño y la ilusión de volver a ser alguien en este deporte cuya técnica tanto me cuesta entender. Podemos ganar. Y, si le ganamos esta noche a Alemania, es posible que le debamos a las selección española. además de la consiguiente alegría nacional, unas décimas de recuperación del PIB, en medio de esta crisis económica (sí, Zapatero, crisis) que estamos sufriendo.

Por mucho que lo nieguen los sabios, la alegría colectiva es muy productiva y genera riqueza y empleo. Aunque sólo fuera por eso, deberíamos ganar a Alemania esta noche. Pero es por algo más. Como dijo el mister: por los jugadores, por España y por el mismísimo Luis Aragonés, que se ha merecido la victoria.

Y, como nadie en profeta en su tierra -que es la nuestra- Luis Aragonés dejará incomprensiblemente de dirigir la selección española de fútbol, lo mismo que el gran Pepu Hernández dejó de dirigir la selección española de Ba-lon-ces-to, después de llevarla hasta lo más alto del mundo. Así es la política en las federaciones.

«Voy contra mi interés al confesarlo» (como diría Bécquer), pero reconozco no entiendo (casi) nada de fútbol. Y, sin embargo, el jueves pasado, durante la segunda parte del partido España-Rusia, disfruté muchísimo viendo a los nuestros bailando con el balón, con gran naturalidad y extraordinaria destreza, en la cuna del valls. Y esta noche espero disfrutar igual con algo que nunca me apasionó; espero disfrutar, por lo menos, tanto como como cuando ganamos el Mundial de ba-lon-ces-to. Fue hace casi un par de años. Me emocioné con el baloncesto como espero hacerlo esta noche cono el fútbol. Y escribí que ya no me daba miedo la bandera española.

Y es es que, para los españoles, esta Eurocopa de 2008 trasciende ya al propio fútbol, con todo lo que este deporte supone de sublimación de identidades colectivas, de amor a la competición y -no digamos- a la victoria. Si ganamos, estoy dispuesto a aprender, con humildad, algo más de fútbol. Ahora estoy empezando a entender al «mariano» de Forges pegado/incrustado a la pantalla del televisor cuando hay un gran partido como el que nos espera esta noche.

Un acontecimiento de esta índole, basado en expectativas de victoria o derrota, no puede ni debe pasar inadvertido para los directores de los diarios de pago. Por eso, las portadas de hoy son especialmente relevantes.

El joven director de Público , Ignacio (Ina, de pequeño) Escolar, anima a su muchachada izquierdista, a toda página, con un simpático juego de palabras (o doble sentido) que hará sonreir de complicidad a más un lector con este grandísimo titular:

LA FINAL

Hoy todos somos rojos

Aunque a Público se le ha visto siempre más el plumero de su devoción económica por La Sexta que por la Cuatro, hoy no duda en anunciar en su portada el partido Alemana/España a las 20.45 en la CUATRO.

Lo cortés no quita lo valiente.

El Mundo, fiel a su reciente tradición, dedica su portada, arriba, a cuatro columnas, a una entrevista con su nueva lideresa, Esperanza Aguirre.

Abajo y a tres columnas (aunque con foto) va el partido de la Eurocopa con un titular integrador, no realista, pero cargado de buenos deseos:

España con España

Ni ayer ni hoy ha recogido El Mundo noticia alguna (ni una línea) en su interior sobre la declaración de su columnista Federico Jiménez Losantos ante el juez, acusado de nuevo de injurias y columnias, esta vez contra el ex comisario de Vallecas, durante el 11-M, Rodolfo Ruiz.

–De la misma forma que El Mundo dedica hoy el escaparate de su portada, a cuatro columnas, a su lideresa, Esperanza Aguirre, no debería extrañarnos que El País (al que siempre le exigimos un poco más de solvencia profesional) le dedique casi toda su portada -a cuatro columnas y un porrón de páginas interiores de texto soso y aburrido- a su líder, el presidente Zapatero.

Se trata, también en este caso, de una entrevista realizada con antelación, para el lector dominguero y con fotos de relleno promocinal.

Estoy seguro de que han titulado en primera así, con la malsana intención de ayudar y/o halagar a Zapatero, pero maldita la gracia que tiene el titular de Pero Grullo que han destacado, bajo una foto forzada, menos natural que el Danone y más falsa que los duros sevillanos:

«Es opinable si hay crisis»

Salvo en Teología, todo es opinable en esta vida. ¡Vaya notición de primera, en visperas de la final de la Eurocopa!

¡Te cagas!

Y al gran tema del día le dan tres columnas del faldón, con foto tipo sello de Correos para el héroe nacional Iker Casillas, y con un titulín a una columna, por abajo:

La hora del duelo final

La verdad es que hoy se han lucido los intelectuales de mi querido El País

Menos mal que, en páginas interiores de El País, hay dos artículos magníficos de dos intelectuales de verdad (Javier Marías y Gonzlao Suárez) que salen al rescate galante del tercer diario más leido de España (después, naturalmente, de 20 minutos y Marca)

JAVIER MARÍAS EUROCOPA 2008 – La gran final

Lo contrario de lo que hemos sido

JAVIER MARÍAS en El País29/06/2008

En otras ocasiones, cualquier actuación aceptable de la selección española -no digamos cualquier victoria, como la inicial goleada a Ucrania del último Mundial- ha desatado una euforia desmedida y un patrioterismo achulado de la peor especie. Esta vez, en cambio, y pese al cutrerío montado por la cadena Cuatro en la plaza de Colón, lo que creo que prevalece es una sensación de desconcierto e incredulidad, que extrañamente templa los ánimos, en lugar de exaltarlos, y nos lleva a ser modestos, o lo que quiera que sea lo contrario de fanfarrones y triunfalistas.

Ojalá tengamos que renunciar de una vez a nuestra falta de carácter y a nuestra mala suerte

No estamos acostumbrados a que España convenza y juegue de maravilla. Ni a que su actitud en el campo sea serena y esté exenta de agonismo y también de agonía. Nos resulta tan raro ganar sin angustias y sin heroicidades que hasta cierto punto nos cuesta ver al actual equipo como a la España de siempre, lo cual, contradictoriamente, nos tienta a sentirlo como menos nuestro, o aún es más, como una pandilla de impostores. Lo extraordinario del caso es que estos mismos jugadores, hace tan sólo unos meses, durante la insoportable fase de clasificación, nos parecían no sólo el grupo dubitativo, inseguro, insípido y más bien aburrido de casi siempre, sino, como yo mismo dije en una columna, «una selección de medianías». A la vista de sus partidos de la Eurocopa, sobre todo de la semifinal contra Rusia, está claro que me equivoqué o que se ha producido una monstruosa y jovial transformación. Supongo que lo primero, y que no supe ver lo que encerraba este conjunto de futbolistas. El verbo «encerrar» es aquí particularmente adecuado, porque su excelencia y su aplomo eran todo menos manifiestos, creo yo.

Y ahora, ¿cómo nos acoplamos, cómo hacemos? Supimos ver con objetividad, y dentro de todo se nos hizo verosímil, que Holanda barriera del campo a Francia y a Italia; desde luego que España jugara agarrotada y nos sometiera a sufrimiento en su partido contra la segunda; también que Rusia, a su vez, barriera del campo a la hasta entonces aguerrida Holanda.

Lo último no ha habido manera -o tiempo- de asumirlo como verdadero: que España, precisamente la acomplejada y pusilánime España, barriera del campo a los que habían barrido del campo a los vigentes campeones y subcampeones del Mundial último, Italia y Francia. ¿Somos en verdad «nosotros»?, es la pregunta incrédula que nos sobrevuela. Y esa extrañeza se traduce, curiosamente, en menos bravuconería y vociferación, menos patriotismo y mayor moderación. Ganar mereciéndolo nos deja perplejos y nos invita a sacar menos pecho. Quién sabe si a partir de ahora aprenderemos hasta a ser elegantes. Queda la final. Es probable que contra Alemania todo regrese: las bajas pasiones, el navajismo, el llanto a lo Luis Enrique y el juego aturullado y frágil. Contra la terquedad y la buena suerte alemanas, contra su pesadez y su fútbol tan poco imaginativo como irreductible, todo eso cabe. Es más, hay que contar con la peor pesadilla: que luchemos y haya «no goles» a lo Cardeñosa o Michel, que el árbitro nos perjudique, que Casillas la pifie como Arconada hace 24 años, que fallemos tres penaltis o que en el último segundo nos hunda un defensa, como Lahm a la divertida Turquía o Schwarzenbeck cuando impidió que Luis Aragonés levantara una Copa de Europa.

Entonces todo volverá a su lugar. Nos lamentaremos durante varios lustros, clamaremos contra la injusticia, los locutores repetirán hasta la saciedad: «Ha sido una pena, ha sido una pena». Lo de Rusia quedará como anécdota, como un sueño, una excepción. Ojalá no sea así. Ojalá tengamos que renunciar de una vez a nuestra falta de carácter y a nuestra mala suerte. Ojalá mantengamos nuestro primer estilo definido en decenios y sigamos viendo a nuestro equipo como si fuera el de otros. Es decir: ojalá sigamos desconcertándonos, para así empezar a acostumbrarnos a ser por fin lo contrario de lo que siempre hemos sido. Por lo menos en fútbol. Por algo se empieza.

FIN

EUROCOPA 2008 – La gran final

Esplendor en la hierba

MARTÍN GIRARD en El País, 29/06/2008

(Martín Girard es el seudónimo que el escritor y cineasta Gonzalo Suárez utilizaba en sus tiempos de cronista deportivo)

En este campeonato de Europa hemos visto equipos que bajarían a Segunda si jugaran en Primera. La selección española se ha lucido dos veces contra un conjunto ruso técnicamente torpe y físicamente lento (a pesar de lo de Holanda, que resultó ser un espejismo de dos caras). Nunca acabaremos de saber si un equipo juega bien porque el otro juega mal o si el otro juega mal porque no le dejan jugar bien. A ciencia cierta, no sabemos nada. Salvo que hemos visto una Francia de pena, una Italia lastimosa, una Grecia anodina, un Portugal arronaldado, una deslizante República Checa entre los guantes de Cech, una peripatética Polonia y una milagrosa Turquía, cuya inocencia acabó siendo mayor que su fe.

Tampoco los croatas vieron premiado su fervor patriótico. Y, que me perdonen, pero dejando aparte a los finalistas, no recuerdo gran cosa de los demás, incluida la tan temida Suecia. Quienes afirman que hemos visto uno de los mejores campeonatos europeos se refieren, sin duda, a la emoción propiciada por una esporádica genialidad de última hora o un fallo de último minuto. También eso es fútbol, es verdad. Pero, a mi entender, ni siquiera Alemania ha estado a la altura de los más grandes de otras épocas. Juro que no es añoranza, sino evidencia. Europa está en crisis y, en ese contexto, el equipo español es, al tiempo, una esperanza y una realidad.

Un equipo joven de la llamada España plural (la que se rompía y no se ha roto), con un inmigrante de lujo y otros integrantes con acento anglosajón. Bajos de estatura y altos de nivel técnico, crecemos por momentos y contamos además con uno de los pocos porteros que no ha cantado bajo la lluvia. Como cierta cerveza de Copenhague, probablemente, es el mejor. Nunca habíamos tenido un equipo así y, en eso, sí estoy de acuerdo con todos. Por tanto, esperemos que a la enésima vaya la vencida.

Pero antes de citar aquí la arenga de Jenofonte a sus soldados en La retirada de los diez mil, como alternativa al barriobajero «¡a por ellos!», me viene a la memoria, por algo será, una de las más miserables anécdotas xenofóbicas que me ha tocado vivir. Érase una vez un muchacho negro (de Cabo Verde, supongo) que llegó a Portugal para jugar con el Belenenses. Traía una carta de presentación que exhibía orgulloso. La carta decía así: «Este desgraciado es una bestia, criado en plena selva, y habrá que tener cuidado de que no huela el alcohol o vaya con mujeres, porque se comportaría como un auténtico salvaje».

El muchacho en cuestión resultó ser un buen chico, muy atento y disciplinado. Se llamaba Yanka. No fue fácil conseguir que se desprendiera de la carta de presentación que para él significaba su único documento de identidad. Y vaya ahora la prometida arenga de Jenofonte antes de la batalla: «Y si alguno de vosotros está desalentado porque no disponemos de caballería y los enemigos la tienen numerosa, considerad que diez mil jinetes no son nada más que diez mil hombres: nadie murió jamás en una batalla a consecuencia de los mordiscos o las coces de un caballo; son los hombres quienes deciden la suerte de las batallas. ¿Y puede negarse que nosotros marchamos sobre un vehículo mucho más seguro que los jinetes?

Ellos van suspendidos sobre sus caballos, temerosos no sólo de nuestros ataques, sino también de caerse. Nosotros, en cambio, que marchamos sobre tierra, golpearemos con mucha más fuerza si alguno se acerca, daremos con más facilidad en el blanco que queremos. Sólo en una cosa nos llevan ventaja los jinetes: podrán huir con más seguridad que nosotros». Así que ya lo sabemos. Los alemanes son más altos, fuertes y experimentados que nosotros. Si tropiezan, caerán desde más arriba. Y será nuestro el esplendor en la hierba.

Fin

Feliz partido para (casi) todos

¡Que viva España!

Necesitamos otra derecha. ¡Por favor!

Los diarios, aunque tengan un comportamiento muy previsible, no dejan de sorprenderme. Eso les asegura una larga vida.

¿De qué España habla cada diario?

Público lo tiene muy claro. Sobre una foto de una joven cubierta con la bandera estremecedora de la Dictadura, titula a toda página:

España es otra cosa

Antetítulo:

El día del orgullo español que quería montar el PP se quedó en nada

El Mundo hace una composición retorcida o, mejor dicho, torticera:

Bajo una gran foto a cuatro columnas de contenedores ardiendo en San Sebastián (sin ningún cintillo de separación) va este gran titular:

Zapatero afirma que los ataques a España «ni siquiera son un resfriado»

Sumario:

Apenas dos horas después, cientos de jóvenes encapuchados iniciaban una larga batalla campal contra la Ertzaintza en San Sebastián empleando técnicas de guerrilla urbana

Al informar sobre esa foto de «arde España«, El Mundo no menciona nada sobre la protesta de estos radicales contra una marcha de Falange. Tanto la Falange como los radicales tienen derecho a expresarse pero no a destozar el mobiliario urbano de una ciudad tan bonita como San Sebastián.

Bajo una foto similar a la de portada de El Mundo, Público titula en su interior:

Batalla campal en Donosti

Jóvenes radicales destrozan el centro de la ciudad en protesta contra una marcha de Falange

El segundo titular de El Mundo es mucho más malicioso aunque, por ridículo y pueril, resulta inofensivo:

El presidente abucheado durante el desfile de la Fiesta Nacional pese a intentar escudarse en el Rey

El abucheo de «algunos ultras», según Público, no fue durante el desfile. Este es su sumario:

Zapatero fue abucheado durante el homenaje a los soldados fallecidos

El País trata este mismo asunto en su portada con un gran titular sobre la censura que hace el Ejército de los abucheos a Zapateroen «la ofrenda a los caídos«. Y lleva este sumario:

Rajoy elude reprochar que los silbidos empañaran el momento más emotivo

Mucha banderita y mucho patrioterismo pero muy poco respeto por los soldados que mueren defendiendo los ideales que representan tanto el Rey como la bandera.

¡Qué pena que la derecha española esté de nuevo presa en manos de la extrema derecha!

Como decía un comentarista en el hilo de ayer de este blog: necesitamos otra derecha.

Estoy de acuerdo. Tanto que voy a reproducir a continuación su comentario y mi respuesta.

Comentario de «necesitamos otra derecha» en el hilo de ayer de este blog:

«Siempre que leo la cosa esa de la fiesta nacional me pienso que estan hablando de toros. Absolutamente de acuerdo en todo, incluso en los 500 años de derechas, aunque haya quien no lo entienda. La tragedia española es que cuando estaba a punto de llegar la modernidad, salia la derecha al grito de «¡Vivan las cadenas!» y ganaba el Antiguo Regimen. Leyendo los comentarios esta claro que aun no han entendido ni lo que es una nación ni lo que es la democracia ni siquiera lo que es la derecha. Miro con envidia a Francia, Inglaterra, Alemania, donde podría votar a la derecha. Lo primero que hizo Sarkozy presidente fue ir a depositar un ramo de flores a la tumba de un comunista fusilado por Petain. Aqui aun estan defendiendo a Franco.Desde luego no voy a votar a un cizañero que acusa al presidente del gobierno de traicionar a los muertos por hacer lo mismo que el habia hecho unos meses antes».

«Lo de sentirse orgulloso de ser español me parece una enfermedad parecida a ser nacionalista vasco o de cualquier otro sitio. ¿Como puede alguien estar orgulloso de haber nacido aqui en vez de alli? Yo estoy orgulloso de cosas que he conseguido con esfuerzo, me siento comodo siendo español y me parece un buen pais este pero ¿orgullo? ¿No tiene otra cosa mejor que hacer Rajoy que agitar esos sentimientos tan absurdos? ¿No ha aprendido nada de su ilegal referendum contra Cataluña?¿Tiene que seguir siendo cmo Ibarretxe, cabezón y empecinado?»

lo dijo necesitamosotraderecha · 13 Octubre 2007 | 07:42 PM

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Mi respuesta a «necesitamos otra derecha«:

Hola «necesitamosotraderecha«:

Gracias por el comentario anterior, con el que estoy totalmente de acuerdo. También agradezco los comentarios críticos, porque siempre aprendo algo con ellos.

No obstante, me preocupa la forma que algunos tienen de entender mis palabras. Quizás escribo en este blog con demasiada rapidez y espontaneidad. Esto no es una tesis doctoral. Pero si Internet tiene algún valor es el de la inmediatez, la frescura y la capacidad de diálogo.

Es como hablar en la barra de un bar. Por eso, aunque no responda a menudo, me gustan los comentarios. Algunos de ellos me desaniman porque confirman, desgraciadamente, que el miedo que le tengo a la extrema derecha española (que sigo llamando la «españa negra» con minúscula) no es infundado. Pero no importa. Algún día alguno de ellos llegará a pensar por sí mismo, sin cumplir consignas fanáticas.

A veces, me tratan como si fuera un extraño en mi tierra o un antipatriota, antiespañol, traidor a mi gente, a mis ideales, enemigo de la bandera o enemigo del Rey y hasta de mi padre.

¡Qué sabrán de ideales estos fanáticos nacionalistas!

Los separatistas se juntan a veces con los separadores. Son tal para cual.

Ninguno de ellos tiene por qué saber que muchos años antes de que Su Majestad Mariano I de ¡Paña! hiciera su patética soflama patriotera en favor de la banderita de «todo a cien» y del dia del «orgullo español«, en el comedor de mi casa ya había colocada una bandera de mesa de la España constitucional (sin la gallina fascista, claro).

Debo reconocer que la tengo en casa desde 1986 y está ya un poco descolorida. Se la quité a mi entonces jefe, José María Calviño, de su mesa de director general de RTVE, cuando fundé el primer informativo de la mañana «Buenos Días» en la primera cadena de TVE. Tampoco está sola sino acompañada por una bandera de los Estados Unidos del mismo tamaño. Mi chica, la pobre, tiene la desgracia de ser de Boston, señor Rajoy. Así, tengo el corazón partío entre dos banderas.

(Detesto la política del presidente Bush, pero respeto la bandera de los Estados Unidos tanto como la de España).

Pero no voy diciendo por ahí que tengo una bandera en casa. Tampoco digo que, por agradecimiento y afecto personal, tengo colgada en el hall de la entrada una foto de los Reyes de España con el Aga Khan, conmmigo y con mi hija Andrea (tomada en el Patio de los Leones de la Alhambra)

Señores comentaristas de la extrema derecha: ¡No se lo van a creer!. Esa foto está dedicada a nosotros por el Rey y por la Reina. Para los incrédulos, la descolgaré algún día de la pared y la escanearé para ponerla en el blog. Ya ven: un «rojo de mierda«, como dicen que soy yo, con foto de los Reyes de la España de todos en la entrada de su casa.

He caído -perdón- en una debilidad que siempre critico. No hay que pavonearse de las cuestiones sentimentales o accidentales.

Soy español porque me parieron en Almería. Y punto. Si tuviera que elegir mi lugar de nacimiento elegiría, por supuesto, Almería. Faltaría más. Pero no es mérito mío sino fruto del azar.

Si hubiera nacido -al margen de mi voluntad, de mi libre albedrío- un poco más arriba o más abajo sería marroquí o francés. Presumo de mis logros personales, no del azar. Soy cervantino y creo -¡sí!- que «el hombre es hijo de sus obras».

Muchos de los que critican mi presunta falta de amor por España (o por Almería, que ya es el colmo) son los que más daño están haciendo a nuestra convivencia en paz y en libertad y a nuestras instituciones democráticas.

Pero pueden seguir criticándome libremente en este blog (sin palabras soeces, eso sí) porque nunca pierdo la esperanza de que la razón venza alguna vez a su fe y lleguen a amar la libertad tanto como yo.

Tuve un maestro que me decía que, en cualquier grupo de gente, siempre hay dos orejas que oyen y dos ojos que ven (leen) por los que vale la pensa seguir luchando.

Si estos debates sirven para abrir la mente de alguien en favor de la libertad me doy por satisfecho.

Así ayudaremos a construir otra derecha a la que pueda votar la gente moderada con alegría y sin miedo.

Amén.

Saludos

JAMS

lo dijo JAMS · 13 Octubre 2007 | 10:06 PM

Sin alternancia no hay democracia. Por eso, necesitamos otra derecha que limpiamente pueda volver a ganar las elecciones.

Por favor, que baje del monte en son de paz.

Cuando vivía Franco, España me daba miedo

A los lectores más jóvenes puede haberles extrañado el dibujo histórico-filosófico-político del genial Forges. A mi me ha hecho sonreir, una vez más.

Cuando fundamos el semanario Cambio-16, en el otoño de 1971, no nos atrevimos a poner el nombre de «Nacional» a la sección de noticias nacionales (o sea, de España). Tampoco quisimos ponerle «España» porque eramos jóvenes antifranquistas y ese nombre nos sonaba un poco extraño, casi hostil.

Lo habíamos pronunciado con los gritos de rigor, en mi caso por obligación, miles de veces, con las rodillas heladas, antes de entrar en clase:

«España, una, España, grande, España libre, viva Franco, viva, arriba España, arriba»

Nos parecía una palabra apropiada -expropiada, robada- por el enemigo. Era una palabra tan manoseada por los fascistas del bigotito, la raya clara y limpia, la mirada siniestra o las gafas oscuras que nos dio repelús utilizarla en el número Cero como nombre de una sección informativa de nuestra nueva e ilusionante revista.

Ya no recuerdo si ponerle «Este país» a la sección fue idea de Juan Salas (el empresario) o de Carmen Rico Godoy (llevaba suscripciones en la cocina de García de Paredes ) o de Manolo Saco (nuestro primer redactor de base). Pero ese simple matiz tuvo cierto éxito pues nos diferenció de la prensa franquista, o sea del resto de la prensa.

Cuando nació El País, en mayo de 1976, el dictador ya estaba muerto y a mis colegas les pareció llegada la hora de perder el miedo al nombre de «este país» y recuperar la palabra España para todos los españoles.

El País abrió (y aún abre) con la sección «Internacional» (yo fui su redactor-jefe hasta 1978). Queríamos reivindicar el extranjero (considerado enemigo por Franco) como algo más próximo y amistoso y ponernos en el mapa del mundo.

Después de «Internacional» venía, por coherencia gramatical, la sección «Nacional«. Sin embargo, la sección «nacional» de El País nació con el nombre, entonces valiente, de España.

Durante la transición de la Dictadura a la Democracia, nos fuimos acostumbrando a pronunciar «España» cada vez con menos miedo y cada vez con más afecto. Hasta Santiago Carrillo recuperó la bandera bicolor y el nombre de España.

Y así, más de la mitad de los españoles nos fuimos haciendo amigos de España.

Hasta que llegó José María Aznar al Gobierno -«la mirada clara y lejos y la frente levantada«- y nos empezó a meter miedo, otra vez, apropiandose de los nombres, de los himnos, de las banderas, de los Reyes y de todos los símbolos que los demócratas habíamos empezado a adoptar, en paz, como propios.

Desde entonces, los líderes de la «españa negra» no han descansado en su empeño por romper la España de todos. La quieren sólo para ellos. Con su pan se lo coman. Me refiero a la «españa negra«, no a la buena, generosa, España en libertad.

Gracias, Forges.