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"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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«El calentamiento no existe», dice el amigo de Aznar

El titular de El Mundo de hoy a la entrevista que le hace a Vaclav Klaus, el amigo checo de Aznar, tiene reminiscencias religiosas.

Bastaría con que cambiaramos la palabra «calentamiento» por «Dios» para comprender muchos aspectos acientificos del debate mundial sobre el CO2 y el papel relevante o ridiculo del hombre en el presunto calentamiento del planeta Tierra:

«Dios no existe, es solo una teoria discutible»

El presidente checo y proximo presidente de la Union Europea, Vaclav Klaus, ha sido una de las malas compañias que han llevado a Aznar por el camino polemico, aunque razonable, del primo de Rajoy. De hecho la Fundacion FAES, que preside Aznar, ha publicado el libro de Klaus.

¿Habrá divorcio Botella-Aznar por culpa del CO2?

No lo quiera dios, pero la disidencia matrimonial acerca del papel del hombre (relevante o ridículo) en el aumento o disminución del CO2 podría dar al traste con el matrimonio Aznar-Botella.. Las declaraciones públicas sobre este espinoso asunto enfrentan claramente las posiciones del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, con las de su aún esposa, Ana Botella, consejera de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.

El diaro El País ha puesto desinteresadamente de manifiesto estas diferencias matrimoniales en su página 31 de hoy (primer y último párrafos). Afortunadamente, mi mujer y yo hemos crecido juntos en el escepticismo ante los dogmas religiosos del calentamiento global. Fuimos creyentes por un tiempo (y de buena fe) y nos delcaramos apóstatas casi al mismo tiempo. (Ella antes, pues domina el inglés y la documentación científica mejor que yo). Pero ¿qué será ahora de Ana Botella, luchando sola en su casa contra el aumento del CO2 sin que su escéptico marido, José María Aznar, le eche una mano en tan descomunal batalla?.

Esto tiene muy mala pinta y puede acabar como el rosario de la aurora.

Por otra parte, esta disidencia medioambiental Botella-Aznar o Aznar-Rajoy, que sitúa al primero, presidente de de honor del PP , muy lejos del segundo, presidente ejecutivo del PP, pero muy cerca, en cambio, de su primo, el catedrático de Física, puede puede traer cola en el seno del Partido Popular y en su propio ideario.

No nos viene mal una cierta disidencia refrescante dentro del PP acerca de estos asuntos estratosféricos. Les envidio. Ojalá hubiera una mínima disidencia también dentro del PSOE acerca del papel (relevante o ridículo) del ser humano en el aumento o disminución del CO2. Ya me gustaría. Pero eso, en varios años, no lo verán nuestros ojos. Como diría José Martí:

«Conozco al monstruo, porque viví en sus entrañas».

La izquierda (PSOE, IU, ERC, etc.) es muy obediente y está unida, por las razones equivocadas (como en el caso de Aznar), contra el pobre CO2.

¡Ay de aquél izquierdista que se atreva a disentir en público de la línea oficial!

¿Quién será el primero, dentro del PSOE, que se atreva a decir que el emperador va desnudo?

Afortunadamente, este blog lo leen pocos creyentes anti-CO2. Pero si se diera el caso de que fuera leído, quizás por casualidad, por inquisidores como Fernando Moraleda, (lean lo que dicen, más arriba, en la columna de El País) estaría perdido.

Mis amigos del PSOE -que son muchos- podrían retirarme el saludo en público, para no ver su carrera comprometida por su proximidad a un apóstata del dogma del sagrado calentamiento global provocado -¡que más quisieramos!- por el pobrecito ser humano.

Como he visto casi unanimidad en los grandes titulares de la prensa de pago sobre la crisis -y no hay nada más aburrido que la unanimidad- me ensañaré un poco más con los fieles devotos que luchan, de buena fe y a brazo partido, contra el aumento del CO2.

Voy a pedir a mi chica -que es una sabia del Club de Roma– que me aparte algunos enlaces de los científicos izquierdistas del mundo que ya han mostrado públicamente su disidencia (en inglés, claro) con la línea oficial del profeta Al Gore y sus discípulos.

Si puedo probar que muchos sabios progresistas extranjeros me han precedido en esta pequeña disidencia sobre el papel del CO2, quizás podría conservar el saludo de mis amigos eco-fundamentalistas de izquierdas, sin que tuvieran que arriesgar su pellejo (y el mío) en la hoguera.

Hay herejes de izquierdas. ¡Vaya si los hay! Y van en aumento.

Comprendo que, en materia de fe, es muy difícil cambiar de opinión únicamente porque los tozudos hechos, probados o puestos científicamente en duda- contradigan al dogma. Eso es otro cantar y solo el tiempo (como en el tiento: «dale tiempo al tiempo…») lo cura todo.

Ya se que es dificil reconocer que se mantiene una postura firme cuando los hechos empiezan demostrar que es errónea. En esos casos, lo mejor es cambiar de postura, hacerse el sueco o dejar pasar el tiempo y olvidarse del asunto hasta que la mayoría haya abjurado del viejo dogma.

Ahora mismo, van aumentando las voces heroicas que se atreven a contradecir en público al falso profeta Al Gore .

Recomiendo a estos dos disidentes izquierdistas: uno del diario The Guardian (inglés) .

El otro de The Nation (EE.UU.).

Ambos son emblemáticos de la izquierda progresista. Tengo otros dos famosos de la izquierda mas radical de Canadá. Ambos son profesores universitarios. El de Truth or Dare es profesor de Física (como el primo de Mariano Rajoy) y el segundo, profesor de Historia de la Ciencia. Básicamente disienten científícamente de todo el dogma, punto por punto, y creen que es un entretenimiento para las clases medias para sentirse bien y una distracción muy cara e inútil de los verdaderos problemas del mundo, de las causas tradicionales de la izquierda de siempre: la injusticia social, el hambre, el Tercer Mundo, etc. Estos dos últimos son muy radicales, para mi gusto, y utilizan el lenguaje tradicional de la izquierda. David Noble escribe sobre Regresión en la Izquierda.

Tambien escribe sarcásticamente sobre el CO2

Mientras tanto, muchos siguen con el paso cambiado, fieles al viejo catecismo. Y algunos científicos temen cambiar publicamente de opinión para no perjudicar la financiación de sus proyectos o por simple miedo al vértigo que produce disentir de la que aún consideran corriente principal.

Me atrevo a decir, con todo el respeto, que la ola de frío que nos invade en el planeta puede ser una señal del cielo para poner a prueba la vieja fe en el calentamiento global falsamente provocado por el presunto aumento del CO2 que emite el ser humano.

La ola de frío actual sobre la Tierra sería providencial para dejar en ridículo a los enemigos del falso apocalíptico calentamiento global. Pero, aunque se calentara un poco más la Tierra (cosa que no está ocurriendo) ¿qué tendría de malo? El calor siempre ha sido más benéfico para el ser humano qeu el frío. Ahí está la historia de la Humanidad para probarlo.

¿Ha visto alguien una estatua de patricio, cónsul, centurión o césar romano con botas, abrigos y mantas?

Van casi desnudos (y no sólo por seguir el canon griego de la belleza) sino porque vestían con fadillas cortas, sandalias y apenas una sábanas para estar frescos y vencer el calor de aquellos gloriosos siglso de calentamiento global y progeso. Luego vinieron los bárbaros del Norte, huyendo precisamente de las hambrunas provocadas por el enfriamiento global.

Los inquisidores del PSOE , como Moraleda, deberían pensarselo dos veces antes de acometer contra los gigantes del enfriamiento global que se nos viene enc¡ma por todo el planeta sin que el pobre ser humano tenga poco o nada que ver con ello. (En 1975 y 1976, tanto Newsweek como Time publicaron portadas tremendistas alertando del daño que iba a producir el «enfriamiento global de la Tierra y el presidente Carter creó una Comisión para estudiarlo … ¡y prevenirlo!)

Otra posición intermedia, entre los fanáticos de uno y otro extremo, es no hacer nada hasta que científicamente se haya podido demostrar algo palpable. En caso de duda, creo que es mejor seguir investigando sin maltratar innecesariamente a la madre Naturaleza.

Recuerdo ahora que si todos los países del mundo cumplieran al 100%los compromisos del Protocolo de Kioto para rebajar el CO2 en la atmósfera, la temperatura de la Tierra bajaría un 0,1ºC en cien años.

(Encontré el documento sobre el Protocolo de Kioto. Copio y pego).

Según el Protocolo de Kioto, la implementación total del protocolo por parte de todas las naciones participantes reducirían las temperaturas en el año 2100 meramente en un 0,14ºC. Eso es sin mencionar los miles de millones de euros y las privaciones que costarían a los contribuyentes el tener que cumplir con este protocolo.

Ya sabemos que los grandes países (EE.UU., China, India) y los paises pobres con derecho al desarollo incumplen todo lo acordado en Kioto. Se ha hecho poquísmo esfuerzo para cumplirlo.

No obstante, en un solo año, sin hacer prácticamente nada, la temperatura media mundial ha bajado -0,6ºC. Es decir, casi tanto como había subido en los últimos cien años. Con estos datos, ¿para qué sirve el Protocolo de Kioto ahora?

¿Donde está el papel del hombre-hormiga en estos cambios planetarios tan dramáticos?

Ana Botella ¡ríndete y acércate a José María Aznar!

Tu marido puede estar en lo cierto, contra los fanáticos anticalentamiento global, aunque sea por las razones equivocadas.

Ya sabemos que Aznar se opone a lo que él llama el «totalitarismo ecologista» porque es ultraliberal y no quiere órdenes ni planificaciones de nadie. Faltaría más.

¿ Lo recuerdan?

¿Quién es el Gobierno de turno capaz de decirle a Aznar si tiene o no que beber vino, hasta emborracharse, para poder conducir un coche?

Si no hace caso a las recomendaciones del Gobierno ni de la Dirección General de Tráfico , ¿quiénes son los «ecologistas totalitarios» para decirle a Aznar cuanto CO2 puede expulsar a la atmósfera cuando juega al padel?

Por cierto, esto del CO2 no tiene nada que ver con los agentes contaminantes de la atmósfera ni con la basura ni con el reciclaje ni con la desforestación ni con el urbanicicio del paisaje ni con el amor a las especies vivas o a la Naturaleza. En todo eso, yo soy un perfecto ecologista convencido y hago mis deberes como un buen ciudadano preocupado por el Medio Ambiente. Lo de la lucha contra el CO2 es una coña marinera, convertida en dogma de fe, sin suficiente base científica, con gran éxito mediático (que es por lo que me interesa y transtorna), que está dando lugar a la compra-venta de «indulgencias» entres los países ricos y pobres y sirve de maldita excusa para distraer recursos escasos de los retos más graves que tiene planteada la HUmanidad: el hambre, las enfermedades curables, la educación , la vivienda, etc. etc.

Me apena enormemente el desperdicio de sentimientos nobles y solidarios que se están desviando inutilmente de los retos básicos del ser humano hacia esta gilipollez del CO2 que escapa tanto a la voluntad como a las posibilidades reales de influencia y a la soberbia religiosa (fanática) del hombre.

Me consta que muchas personas nobles han creido el mensaje anti-CO2, de buena fe, como yo mismo desde hace tiempo. Pero me suele pasar -y perdón por la inmodestia- como a lord Keynes que decía:

«Cuando cambian los hechos, yo cambio mi opinión. ¿Qué haces tú?»

Esto suele ocurrir cuando hay una mente abierta, un respeto cartesiano por la duda misma y una cierta curiosidad científica por describir o explicar la realidad a través del uso de la razón.

Es imposible, en cambio, cuando hablamos de fe y de creencias donde la razón pinta muy poco.

¿Qué importa que cambien los hechos si las creencias están basadas en dogmas de fe inmutables y no en experiencias científicas verificables?

Cada uno puede creer lo que quiera. Faltaría más

Huyendo del falso calentamiento global, mañana me voy por unos días a pasar frío a Estocolmo. Por si acaso, me haré un poco el sueco.

Hasta la vuelta.

21/09/08 Estoy en Estocolmo y veo que algunos comentaristas me piden -con razón- que identifique las fuentes de los datos sobre cambios de temperaturas en la Tierra.

Ahí van:

La fuente para la bajada de temperatura es :

World Temperatures according to the Hadley Center for Climate Prediction y mide de enero,2007 a enero, 2008 – de invierno a invierno. http://www.dailytech.com/Temperature+Monitors+Report+Widescale+Global+Cooling/article10866.htm de la web científica http://www.dailytech.com.

Además, las cuatro agencias mas importantes de seguimiento de temperaturas medias del planeta ((Hadley, NASA’s GISS, UAH, RSS) dan cifras semejantes que varían de -0,65 – 0,75), valores equivalentes a todo el calentamiento registrado durante los últimos 100 años. Y todo en un año. De las cuatro fuentes (oficiales, universitarias, centros de investigación meteorológicos) es el cambio de temperatura mas rápido jamás registrado en un sentido u otro (hacia arriba o hacia abajo). Es espectacular y apenas ha aparecido en la prensa.

Aqui tenemos los gráficos de las cuatro fuentes http://wattsupwiththat.wordpress.com/2008/02/19/january-2008-4-sources-say-globally-cooler-in-the-past-12-months/

(El científico que compiló estas fuentes (segundo artículo adjunto) comenta que no se puede hablar de «el borrado completo» del calentamiento de los últimos 100 años, pero si dice que «es una anomalía de gran magnitud y coincide con otra evidencia anecdótica. Es curioso, es extraordinario, es grande, es inesperado, pero no ‘borra’ nada.» Entiendo que no se puede comparar la media de un año con la media de cien, digo yo, ni de «borrados» o «eliminación» del calentamiento pero si decir que es «equivalente» a la subida a lo largo de 10 años. Alterará la media de los últimos 10 años -desde 1998, año Niño, aun mas a la baja. Desde luego, si hubiera sido al revés – un calentamiento- estaríamos escuchando el fin del mundo por parte de los alarmistas.

De haber sido así, estaría en todas las portadas del mundo. Como la realidad contradice las teorías de los alarmistas del calentamiento global por CO2, éstos tratan de ocultar la realidad, descubierta por algunos científicos, en lugar de aceptar los nuevos datos y revisar sus teorías.

Anti-Gore (V): Rajoy se rajó

El sábado me quedé con ganas de replicar a algunos comentaristas del blog. Sin embargo , la peli «La fiesta del chivo» que vi en la tele me quitó las ganas. La novela es, desde luego, mucho mejor pero, para quienes no lean, resulta bastante pedagógica. El «generalísimo» Trujillo me trajo demasiados malos recuerdos de nuestro «generalísmo» Franco, maestro e inspirador de otros dictadores militares.

El domingo vi la prensa de pago y seguía erre que erre con el mensaje, cada día más religioso, de Al Gore y sus «discípulos«. ¡Pobre Rajoy y pobre primo de Rajoy!

Así lo tituló Público en portada

Al Gore evangeliza a 220 discípulos en Sevilla´

Esto ya me recuerda a una nueva secta religiosa que se extiende como la pólvora y que puede desaparecer de la misma manera, en cuanto nos llegue el frío del próximo mínimo solar dentro unos pocos años.

Para entonces, Newsweek y Time se habrán disculpado ya por sus actuales portadas, a mi juicio erróneas, demasiado prematuras, sobre el peligro inminete del «calentamiento global».

No sería la primera vez. Ya se han disculpado por sus portadas de 1975 y 1976, que nos alertaban con el mismo catastrofismo sobre el consenso científico acerca del peligro inminente del «enfriamiento goblal«. Dicen que entonces estaban todos los científicos equivocados pero que ahora no lo están. Veremos lo que dicen cuando vuelva el frío del ciclo corto del mínimo solar.

Más que el debate científico -en el que no puedo participar por falta de conocimientos- me interesa mucho el debate mediático. Por eso, creo que a Gore no deberían haberle dado el Nobel de la Paz ni el Príncipe de Asturias de Cooperación sino, en ambos casos, el primer premio de Marketing o Comunicación. Creo que le gana a San Pablo.

Al Gore es, desde luego, un gran predicador. Se ve que lo ha mamado en su tierra de Tennessee, cuna de tantos evangelistas fanáticos «nacidos de nuevo» («born again«). Claro que de científico tiene tanto como yo, que es muy poco.

(La rectificación de Rajoy , casi escondida a una columna al fondo de la página, es, naturalmente, de El Mundo. El País es mucho más generoso con el espacio que dedica a Rajoy, especialmente cuando éste rectifica algún error o presunto error. Ahí lo vemos, rectificando por arriba y a cuatro columnas con un hermoso titular)

Un comentario muy comedido de mi admirado colega Hernan Zin , en el post del viernes, me ha hecho reaccionar para retomar el hilo del debate mediático. También este mensaje de otro lector del blog que he recibido en mi correo de contacto y que dice así:

«Sobre Al Gore querría comentarle que, aunque el mensajero no sea el más idóneo ni el más coherente y su tono sea apocalíptico (como dicen Jiménez Losantos, desde la COPE, y los locutores de Libertad Digital), creo que lo importante es el mensaje y el mensaje es compartido por la mayoría de la comunidad científica.

Actualmente, se da una situación parecida a cuando hace unas décadas empezaron a aparecer los primeros estudios que relacionaban el tabaco con el cáncer de pulmón. Desde las compañías tabaqueras se movilizó a científicos, periodistas (viendo su trayectoria personal y profesional, estoy convencido que este no es su caso) y políticos para transmitir a la opinión pública que esos informes eran catastrofistas y que no había unanimidad en la comunidad científica al especto. El tiempo dejó a cada uno en su lugar.

Por eso, aunque el mensajero sea criticable (que lo es), el mensaje es para tenerlo muy en cuenta.» J.G.

(Fin del mensaje)

–No puedo copiar y pegar el PDF de la página 6 de Público (sólo consigo la portada) y es una pena porque lleva una foto de Gore que parece un santo en los altares y que lleva este gran titular:

Los 220 discípulos de Al Gore

El País le dedica otra página con el título:

«Siento que tengo una misión»

y este sumario:

«Les llevo un mensaje en el que creo apasionadamente»

El titular menos religioso es el de El Mundo:

–El tratamiento sesgado y desproporcionado que la mayoría de los medios de comunicación dispensan últimamente al papel presuntamente relevante del hombre en el calentamiento global de la Tierra aumenta cada día más mis dudas sinceras sobre los fundamentos científicos de esta hipótesis.

Dejo dicho, de antemano, que no me paga la Exxon, ni George Bush, ni Mariano Rajoy antes de su rectificación y propósito de enmienda.

Simplemente, tengo mi casa pagada y mis hijos criados y trato de escribir en mi blog lo que me apetece, como si fuera libre. Soy consciente de los riesgos que ello implica, por ir tan a contracorriente como el primo de Rajoy que ahora se ha quedado solo ante el peligro. Muy pocos colegas, que piensan como él, se atreven a apoyarle en público.

En realidad, el miedo razonable a disentir, mal disimulado por científicos muy respetables, también me ha movido a expresar públicamente mi creciente escepticismo sobre las tesis de la corriente dominante y ha despertado mis ganas de provocar debate.

Pero lo que me más me ha preocupado en los últimos meses ha sido el carácter moral, profundamente religioso hasta límites fanáticos, que impregna la campaña de propaganda de los “apóstoles” del nuevo cambio climático. Algo me huele a podrido en todo este negocio político/mediático y trataré de precisarlo, si el trabajo y mi tiempo libre lo permiten.

En los años 70 íbamos hacia el frío y ahora vamos hacia el calor

Hoy día, hablar del “cambio climático” equivale a hacerlo del “calentamiento global”. Naturalmente, -y esto es precisamente lo que yo discuto- Al Gore y sus discípulos (no todos los científicos) dan por hecho que tal calentamiento es causado o agravado por la acción del hombre.

Lo aclaro porque no era así a mediados de los años 70. Buscaré y pegaré aquí las portadas de Time y de Newsweek de 1975 y 1976, que mencioné más arriba, (y la posición de la ONU de entonces) alertando sobre la gravedad del “cambio climático”, igualmente provocado o agravado entonces por el hombre. Aquellas terroríficas portadas, ya convenientemente olvidadas por los medios de comunicación, nos amenazaban (¡Ay!) con un gravísimo “enfriamiento global”.

Y no hace tanto tiempo de esto. Sin ir más lejos, en 1976-77, viviendo en Cambrigde (Mass), sobreviví a uno de los inviernos más largos y fríos de mi vida. El campus de la Universidad de Harvard parecía Siberia y en Bufalo (NY) las casas estaban tan cubiertas de nieve que la gente salía de ellas por las chimeneas.

Sin caer en ningún extremismo, yo mismo he profesado durante años en el emergente movimiento ecologista y sigo convencido de que podemos cambiar el rumbo despilfarrador y avaricioso de nuestra especie, sin prestar atención alguna al CO2.

Separo y reciclo mi basura, limpio mi entorno, ahorro agua y electricidad, recojo papeles y plásticos del suelo. O sea, amo la Naturaleza y no me gusta cagar en mi nido.

Todas estas actitudes, beneficiosas para el Medio Ambiente, no tienen nada que ver con el calentamiento global del planeta ni con el dichoso -y seguramente maravilloso-CO2, ahora en el papel del malo de la película.

Lo digo porque, el día fatídico en que el pobre Rajoy metió frívolamente a su primo (el físico) en este lío descomunal, más de un oyente de la Ser tomó al líder del PP por un guarro enemigo del Medio Ambiente que va tirando plásticos por la calle, fuera de las papeleras. No sabe Rajoy donde se metió.

Por las reacciones suscitadas, y por su rápida y acobardada rectificación, deduzco que no sabía muy bien en qué jardín se metía. Casi se lo comen.

¿Cómo iba a desaprovechar el partido socialista la oportunidad que le brindaba en solitario el propio Rajoy para ser despellejado hasta el día de las elecciones? Eso sería pedir demasiado en vísperas electorales.

No queda tiempo para cambiar el rumbo a la corriente principal que, hoy por hoy, domina a los creadores de opinión y a la opinión pública. A río revuelto, ganancia de pescadores. Por eso, le han dado tanta leña a Rajoy el “hereje”.

En medio de tanta confusión, me gustaría separar prudentemente el trigo de la paja. No estoy cuestionado si hay calentamiento o enfriamiento global en el planeta. Pueden estar ocurriendo las dos cosas a a distintos ritmos y plazos. Hay teorías para ambos gustos: para unos científicos, estamos aún en fase de enfriamiento en el ciclo largo y para otros, igualmente respetables, estamos en fase de calentamiento en el ciclo corto. (Tengo los gráficos que lo muestran, pero debo escanearlos). Ambas teorías pueden ser compatibles pues, como en todo, la tendencia, a largo y a corto plazo, es lo que importa.

Sólo me refiero aquí a las dudas, más que razonables a mi juicio, de que sean las soberbias hormiguitas humanas las causantes del cambio climático, ya sea hacia el frío o hacia el calor. Estoy cada día más convencido de que, en este asunto, no somos nadie. (¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos) Y trataré de razonarlo, desde el análisis de la cobertura mediática del fenómeno, que es uno de los objetivos fundacionales de este blog.

En primer lugar, no gusta que los diarios simplifiquen la información presuntamente científica utilizando frívolamente (como hizo Público) el sujeto “Los científicos…”

Este fue su titular a toda página junto a una foto de Rajoy:

Los científicos le ponen verde

¿Quiénes son “los científicos”?

¿Acaso hay consenso científico universal sobre este asunto? Lo del consenso científico es sencillamente falso. Ahí están el primo de Rajoy y varios otros miles de sabios respetables. Además, las leyes científicas no son democráticas. No se votan por mayoría. Hasta ahora, todos los científicos del mundo juntos son incapaces de derogar, por ejemplo, la Ley de la Gravedad, establecida en minoría por Newton y aún vigente.

¿Acaso hubo consenso mundial a favor de las teorías de Galileo? Los demás científicos -la corriente dominante- casi le queman por decir que la Tierra se mvíalarededor del Sol. La mayoría de entonces no tenía razón en aquellos asuntos astronómicos.

Tampoco me gustó el titular de El País:

Al Gore, contra los negacionistas

Me parece de muy mal gusto, incluso inmoral, recurrir al terrible Holocausto de los judíos en la Alemania de Hitler, ese gran amigo de Franco, para chupar rueda emocional a favor del cambio climático. Eso es un golpe bajo.

Tampoco es bueno el sumario correspondiente en la misma portada de El País:

Rajoy se une a una corriente ya en retirada, la que niega las evidencias del cambio climático

¿Quien le ha dicho a El País que esa corriente mal llamada “negacionista” está ya en retirada? Yo veo todo lo contrario. Y ya me lo dirán dentro de unos años, cuando vuelva el frío de mínimo solar.

Además ¿por qué se atreve El País a calificar de “evidencias del cambio climático” lo que no son más que hipótesis muy discutidas en privado, y cada día más en público, por científicos muy respetables, aunque comprensiblemente miedosos?

Ese mismo día de infierno para Rajoy, El Mundo era mucho más retorcido con este titular:

Con Gore llegó la tormenta

Y con este otro titular que desautorizaba directamente a Rajoy , días antes de su rectificación:

El PP confirma que la lucha contra el cambio climático será clave en su programa

Tengo recortados otros titulares de la semana pasada que serán joyas para el recuerdo:

Público:

Los 220 discípulos de Al Gore

“Si Groenlandia se deshiela, el agua inundará Sevilla”

El Mundo:

El fracaso de los escépticos

La evidencia avalada por 2.500 científicos de la ONU demuestra que el cambio climático es real

Al Gore compara el cambio climático con Hitler y alerta de su efecto en Doñana

Al Gore reincide en su comparación entre el Holocausto y el calentamiento global

El calentamiento global puede aumentar el riesgo de “tsunamis”

El País:

La ciencia aún tiene enemigos

Al Gore sacude a los escépticos

Los desastres son ya inevitables

La concentración de CO2 en el aire sube más rápido de lo esperado

Al Gore: “Siento que tengo una misión”

“Les llevo un mensaje en el que creo apasionadamente”

Y,por fin:

Rajoy rectifica: “No me expresé bien y he metido en un lío a mi primo”

(Continuará… en cuanto escanee los gráficos contradictorios y burdamente manipulados por el mismísimo IPCC de la ONU)

Anti-Gore (IV): Rajoy (y su primo) van al infierno

Hace mucho que no escribo nada sobre (contra) Al Gore, ese falso profeta del apocalipsis climático producido, según él, por la acción del hombre sobre (contra) la Tierra.

Y como éramos pocos, en este apasionate y endiablado debate científico/religioso, parió la abuela. Es decir, salió Mariano Rajoy a echar más leña al fuego, con la venia de su primo el físico. Y ¡vive dios! que calentó el calentamiento global a temperaturas desconocidas en España.

Algunos comentaristas, que conocen mis opiniones y mis enormes dudas sobre el evangelio acientífico de Gore (véase, por ejemplo, el post Anti- Gore. III) me han pedido de diga algo sobre Gore y Rajoy, que no me esconda y que comente y compare los diarios sobre este asunto.

Hasta hoy sábado (con el Presupuesto 2008 de 20 minutos ya aprobado por el Consejo de Administración) no he podido ocuparme de los diarios de pago. Los tengo amontonados en la cocina de mi casa.

Al regresar hace un rato del cine sabatino obligatorio, me he enfrentado de golpe con las portadas del pasado miércoles, 24 de octubre, y he cortado y pegado aquí inmediatamente los titulares de Público, El Mundo y El País, en este orden.

Me disponía a comentarlos (porque tienen mucha miga) pero son las diez en punto y va a empezar «La Fiesta del Chivo» en el Plus. Voy a ver si la peli es mejor o peor que la gran novela de Vargas Llosa.

Continuaré mañana dando leña al nuevo beato Al Gore y a sus acólitos, apóstoles, serafines y querubines. Cada día que pasa se parece más a un nuevo líder religioso, que se llena de fe y se vacía de razón. El tiempo lo dirá.

(Continuará…)

Anti-Gore III: Falso consenso. Los científicos disienten

He visto lo que hoy publica la prensa española y mundial sobre la lucha contra el CO2 y contra «las fatales consecuencias del cambio climático» y me he echado a temblar.

Cientos de científicos no creen ni en las causas ni en las consecuencias del calentamiento global defendidas por el mal llamado «consenso científico». Hay otras causas (radiaciones solares, radiaciones cósmicas, explosiones galácticas… y muy distintas del CO2) y otras consecuencias, no sólo no alarmistas sino incluso beneficiosas para el ser humano. Las iré exponiendo en sucesivos posts, con sus enlaces, datos y gráficos correspondientes, así como el análisis de los mitos y articulos de fe que chocan con la razón científica.

A mi juicio, esto ya está pasando de castaño oscuro. Creo que los científicos disidentes afectados por este falso consenso deberían perder el miedo -bastante comprensible- a disentir públicamente y empezar a hablar con más claridad.

El consenso científico del que nos habla Al Gore sobre el papel relevante del hombre en el calentamiento global no existe. Es totalmente falso. Al Gore miente y él lo sabe.

¿Dónde están los límites de la cordura científica y de la manipulación política, mediática o pseudocientífica?

¿Hasta dónde vamos a llegar antes de decir, sin miedo a la hoguera, ¡basta ya! de engaños interesados y de moralinas perversas, que desvían la atención del ser humano de los problemas reales y verdaderamente urgentes como el SIDA, el hambre, la malaria, la desigualdad, la injusticia, la contaminación auténtica que daña la salud, la belleza del planeta, el despilfarro de recursos naturales, etc.?

Y no sólo me preocupa hoy lo que dice la prensa, y que presenta como «sabiduría convencional«, dando por resueltas cuestiones que están a años luz de nuestro conocimiento científico actual. Me empieza a preocupar mucho más que la llamada «corriente principal» (amparada en el dudoso burladero de un polémico informe de funcionarios la ONU) engañe a jóvenes de buena fe, con el pretexto falso de que los científicos están de acuerdo con esa presunta posición «oficial».

Entre esos jóvenes están mis propios hijos. Desde el debate que siguíó a la boda en Cabo de Gata de un colega, profesor de la Universidad de Almería, tengo a mi familia dividida con este cada día más turbio asunto del papel del hombre en el calentamiento de la Tierra. Los padres estamos en un lado, y los hijos, en el otro.

Hace un par de semanas, reaccioné impulsivamente a una carta de Coca Cola y a un discurso de George Bush. Ambos tomaban la dirección de Gore: «Juntos podemos luchar contra el cambio climático». Esa rara conjunción de intereses me hizo sospechar y escribí este post. ¿Estamos calentado la Tierra: no te lo creas ni borracho»

Recibí como regalo de un amable lector el DVD de Al Gore y, nada más verlo, escribí, el 3 de julio, este otro post: «Anti-Gore II: ¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos»».

El colmo de los colmos ha sido recibir ahora en mi blog (4-7-07) un comentario de mi hijo mayor Erik (licenciado en Económicas y en Literatura y guionista de TV en Hollywood) en el que muestra públicamente su posición pro-Gore y se identifica personalmente con su pagina web.

Mi hijo Erik me dice lo siguiente:

«Tampoco soy científico, pero sí he estudiado economía ambiental.

Aparentemente dudas de que el ser humano sea capaz de alterar su entorno de tal manera que afecte el clima. Niegas la evidencia. Por ejemplo: la deforestación reduce la lluvia y desertiza. Esto es A + B = C.

Digo yo, que cuando uno va al médico ha de fiarse de la preparación de un profesional y asumir un diagnóstico. Siempre se puede pedir una segunda opinión. Sería ridículo que una persona que no ha estudiado medicina intente contradecir a un doctor en diagnóstico y remedio.

Igualmente, si la comunidad científica está de acuerdo en sus conclusiones, ¿no resulta pretencioso descartar este criterio?

Me recuerda al amigo que iba al doctor a decirle lo que él creía tener.

lo dijo Erik Martínez Westley · 4 Julio 2007 | 12:08 AM»

Ante tamaña provocación filial, no tengo más remedio que cotestar a Erik y a los demás seguidores de Al Gore, con la ayuda inestimable -eso sí- de la ex periodista Ana Westley, la madre de Erik, que sabe mucho más que yo de todo esto.

El comentario Anti-Gore (II) ha merecido tantas críticas en este blog (además de la mi hijo) que me he sentido obligado a informarme un poco mejor acerca de lo que, con cierta osadía, dije, por intuición y casi de oídas, en el capitulo I (“¿Estamos calentando la Tierra? No te lo creas ni borracho?).

Para ello, he recurrido a dos fuentes maravillosas: mi mujer y Google (en este orden). Debo reconocer que tanto mi mujer como yo éramos creyentes convencidos -y mal informados- del papel fundamental del hombre en el cambio climático. Éramos pro-Gore, antes de ver su laureado DVD. Pero aún no somos conversos disidentes sino, más bien, escépticos caminando cautelosamente hacia la arriesgada disidencia.

Lo que más me intriga y subyuga, a la vez, es cómo hemos podido llegar hasta aquí, creyendo que hay consenso entre la comunidad científica acerca de la influencia del hombre en el calentamiento global del planeta. Como digo, yo mismo llegué a creerlo. Era fácil y cómodo seguir a la corriente principal y eso me creaba pocos o ningún problema.

Sin embargo, después de hurgar un poco en las heridas del debate mundial, compruebo que tal consenso científico no existe. Todo lo contrario. Es una pura mentira, eso sí, muy bien construida y con el viento de los grandes intereses corporativos a su favor.

Me he sentido engañado por personas que yo tenía por respetables, ente ellos, por el propio Al Gore, a quien conocí personalmente hace años y de quien solía decir que era “uno de los nuestros”, si es que esto significa algo hoy día.

Un miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias me ha declarado, naturalmente en privado, que Al Gore merecía el premio a la Comunicación o al Marketing pero, en ningún caso, el de la Cooperación Internacional que le habían concedido. ¿Por qué?

Mejor informado sobre los términos del debate, he vuelto a ver el DVD Una verdad incómoda/Una advertencia mundial”, que le ha merecido al ex vicepresidente Gore un Oscar, así como numerosos premios y aplausos de jóvenes comprometidos con su causa por todo el mundo. Ayer mismo, le oí hablar en la cadena SER, con Angels Barceló, sobre el cambio climático y el terrorismo, ambos relacionados por él con los intereses del petróleo. Me he quedado de piedra. Si, lo que se dice de piedra. Y me he dicho ¡Basta ya!

Esta semana hemos celebrado un buen Consejo de Administración de “20 minutos España S.A”, la empresa no va mal –gracias, por supuesto, a los lectores y al equipo humano de oro que tenemos- y el verano se acerca. Presumo que voy a tener algún tiempo libre para volver a estudiar en vacaciones. A mi me gusta estudiar; incluso investigar. Y este debate, por sus componentes mediáticos, me interesa. A muchos predicadores del “Apocalipsis climático” se les empieza a ver el plumero. Al Gore dice en su DVD:

“La ciencia ha hablado…”

Sólo le faltó decir:

“Palabra de Dios”

Más de un lector, como hace mi propio hijo, se preguntará, y no sin razón:

¿Quien eres tú para dudar de la palabra de Gore?

Antes no dudé del mensaje Gore y de la corriente principal porque no tuve acceso a los disidentes. Ni siquiera sabía que existían serios disidentes. Admití injustamente que serían lacayos o mamporreros de Bush o de la Exxon. Tal ha sido la eficacia del montaje mediático del mito del calentamiento global causado por el hombre que me lo tragué, como también hicieron otros muchos colegas de buena fe.

El mito/realidad del calentamiento global me está intrigando como algo más que una serpiente de verano. Por ello, invito y reto a los comentaristas y lectores habituales del blog a que aporten razones, creencias, fuentes, reflexiones, preguntas, incluso respuestas -si se atreven-, datos, fantasías, etc., sobre este debate apasionante para ver si, antes de los exámenes de septiembre, nos aclaramos entre todos acerca del mito o la realidad del papel, relevante o inexistente, del hombre en el calentamiento o enfriamiento global de la madre Tierra.

He observado un cierto acuerdo, bastante generalizado entre científicos de prestigio, en torno a dos fenómenos:

1.- Esta subiendo, aunque muy lentamente, la temperatura del planeta: Menos de 1 grado centígrado real en los últimos cien años

2.- Está subiendo, también, el CO2 (dióxido de carbono o anhídrido carbónico): entre un 20 y un 30 % en cien años. De esta cantidad, el 70% ocurrió antes de 1940, es decir, antes del boom industrial de la portguerra mundial.

La primera duda que surge –y para la que aún no he encontrado respuesta convincente- es si el calentamiento global aumenta el CO2 o es el aumento del CO2 lo que provoca el calentamiento de la Tierra. Volvemos al eterno dilema:

¿Qué va primero: el huevo o la gallina?

¿Qué pinta el hombre en todo esto?

El político Al Gore, en el papel de telepredicador, casi profeta del desastre planetario, dice en su documental que hace unos años encontró consenso sobre el calentamiento global en 928 artículos publicados en revistas científicas y ningún disidente y que, ahora, (636 frente a 50) sólo hay un pequeño grupo de científicos escépticos, en general ligados a intereses del petróleo.

Dice Al Gore:

“Ya sabemos todo lo que tenemos que saber… una cuestión moral…el tiempo del debate se acabó… ha llegado el momento de levantarnos…”

Ningún científico serio o aspirante a científico se atrevería a decir jamás semejantes barbaridades. Esto son cosas de políticos, predicadores o periodistas, pero no forman parte del lenguaje de la ciencia, siempre más precavido y menos tajante y con conclusiones somentidas a permanente verificación y/refutación. El proceso científico nunca puede estar cerrado.

¿Qué le ha pasado a nuestro Al Gore, desde que perdió o le robaron las elecciones a la Casa Blanca, para hacerse fundamentalista de una dudosa causa muy de moda pero en declive?

He buscado algunos artículos de ese “pequeño grupo” de valientes y arriesgados científicos disidentes (que ya son una legión de “herejes”, que no están vendidos a las petroleras, tal como les acusan los calumniadores habituales). Sus argumentos científicos me han parecido apabullantes. Intentaré desmenuzarlos, poco a poco, a partir de ahora, y sobretodo en vacaciones, con el mayor respeto por los creyentes pro-Gore que aún piensan como yo pensaba antes.

Mi primera conclusión es que no hay tal cosa como consenso entre los científicos. Ni siquiera entre los firmantes del Informe IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) de los funcionarios de la ONU hay consenso sobre el alarmismo climático, y mucho menos sobre el poder del hombre para cambiar el clima.

Algunos firmantes del documento de la ONU han pedido que retiren su firma (incluso mediante pleito) y otros científicos disidentes de la corriente principal están perdiendo empleos y fondos y ganando calumnias y difamaciones, como si fueran lacayos de George Bush o de las petroleras. John Christy y Richard Lindzen, firmantes del Informe de la ONU, son claros disidentes y sus nombres no ha sido aún borrados de la lista del «consenso».

La caza de brujas está en marcha y las técnicas de la Santa Inquisición ofrecen a la corriente principal del calentamiento global buenos manuales contra herejes y “traidores”.

Por tanto, quien diga hoy que hay consenso en la comunidad científica mundial, simplemente, miente.

¿Qué diría el profesor Roger Revelle, el maestro que inspiró a Al Gore en Harvard, si levantara la cabeza y oyera hoy las homilías alarmistas de su polémico y aprovechado discípulo? Roger Revelle nunca creyó en el alarmismo del cambio climático y siempre pidió mucha precaución contra acciones precipitadas.

Por lo que he leído hasta hoy, el doctor Revelle, renegaría de Al Gore como de un falso profeta. Revelle pensó que la subida del CO2 traería más beneficios que pérdidas y advirtió del peligro de tomar medidas precipitadas contra el C02, que perjudicarían sobretodo al Tercer Mundo.

En los años noventa, Al Gore acusó a su maestro Revelle de sufrir los efectos de la senilidad y a otros profesores de Harvard de haberlo engañado, por lo que ya tuvo un pleito por difamación. El asesor principal de Gore, como cabeza de turco, tuvo que pedir disculpas públicas por tal difamación.

Las emociones y las creencias fundamentalistas están sustituyendo, desgraciadamente, a la razón y frenando la investigación científica. Y, lo que es peor, los más fanáticos están pidiendo actitudes morales y acciones que pueden ser contraproducentes para el progreso y el bienestar del ser humano sobre la Tierra.

Algunas de esas acciones “morales” pueden ser malas, muy malas, desde luego, para sacar al Tercer Mundo del subdesarrollo y luchar contra el hambre y la pobreza. Son buenas, eso sí, para dar un equivocado baño de virtud a las clases medias, sobretodo a las medias altas, y a algunos intelectuales del Primer Mundo, poco respetuosos con las tradiciones científicas y que tienen muchas otras razones, ajenas al CO2, para sentirse culpables.

¡Qué lástima!

Voy a dar una primera entrega de los científicos, líderes en su campo, entrevistados por el Financial Post, de Canadá, que lo están pasando muy mal por decir lo que piensan en contra de la corriente principal.

Esquema de tabajo:

No hay consenso sobre las causas del calentamiento global:

.

1.- El aumento del CO2 puede ser bueno, malo o indiferente.

¿Es producido por el hombre o es un reflejo del clima de la Edad Media que nos llega con 800 años de retraso?

¿Que fiabilidad tienen las mediciones del CO2 en el pasado?

¿Está manipulado el gráfico de Gore que muestra la evolución de la temperatura como un palo de hockey, muy plano y que de pronto sube de forma alarmante?

2.- Hay otras muchas causas del calentamiento global (radiación solar, campo magnético del Sol, radiaciones cósmicas, ciclos climáticos moderados por variaciones orbitales, variaciones de ejes, tambaleos, explosiones de estrellas lejanas, etc.)

Tampoco hay consenso sobre las consecuencias del calentamiento global:

Para unos pueden ser apocalípticas y para otros, por el contrario, pueden ser muy beneficiosas para el ser humano.

Hay muchos mitos falsos:

1.- Los glaciales se derriten

2.- Los mares inundarán las zonas bajas de los continentes

3.- Aumentarán los huracanes

4.- Aparecerán graves enfermedades como la peste…

5.- Grandes hambrunas

6.- Se extinguirán muchas especies de plantas y animales

7.- Entraremos en una nueva Edad Glacial

Me quedo, para empezar, con estos siete jinetes del Apocalipsis y los iré analizando uno a uno, con datos y citas científicas, siempre que el trabajo, el tiempo y mis jefes lo permitan.

Coletilla para cada capítulo, mientras no se demuestre lo contrario:

El consenso científico sobre las causas humanas y las consecuencias terribles del calentamiento global no existe. Es falso.

(Continuará con numerosas pruebas científicas aportadas por los disidentes, y que abundan ya en Internet…)

No me quiero perder a Nadal