Madres que dan el pecho, madres que dan el biberón… no debería haber una guerra
Ahora hay muchos menos comentarios en el blog. La irrupción de las redes sociales ha hecho que la mayoría de la gente prefiera enviarlo a twitter o Facebook y, en todo caso, debatir con sus amigos o seguidores. Pero hace unos años, la primera mitad de la existencia de este blog que ya va para siete años, había muchísimos más. Y nunca se han montado discusiones tan grandes, tan fuertes, como en los posts relacionados con la lactancia.
Sensibilidades a flor de piel, gente que se siente atacada sin razón cuando se dice la verdad: que la lactancia materna es mejor que la artificial, personas que defienden esa realidad con demasiada vehemencia… Siempre saltaban chispas. Tantas que en mayo de 2009, cuando Julia tenía apenas un par de meses, me sentí casi obligada a escribir este decálogo con mi postura sobre la lactancia natural y artificial.
Dado que estamos terminando la Semana Mundial de la Lactancia Materna, he decidido recuperarlo:
Este es un post que nunca creí que tendría que escribir, pero viendo las polémicas que se generan últimamente en cuanto menciono la lactancia materna, me siento obligada a hacer algunas aclaraciones sobre mi postura.
1. Escribo relativamente a menudo de la lactancia natural sí. Lo hago porque en este blog hablo de mis vivencias y de aquello que me llama la atención como madre y dar el pecho a mi hijo es una parte importante. Además estoy bien informada. Por eso mismo no hablo de lactancia artificial: ni tengo experiencia ni información al respecto.
2. No creo que una mujer sea mejor madre por dar el pecho. Y eso me incluye por supuesto a mí.
3. No creo que una mujer sea peor madre por dar el biberón. La maternidad es mucho más.
4. Tampoco creo que dar el pecho sea motivo de presunción. Sería ridículo presumir por hacer algo tan natural. Pero dar el biberón por las razones que sean tampoco debería derivar en desprestigiar a la teta.
5. Pero sí creo que en ocasiones lograr una lactancia exitosa y prolongada es motivo de orgullo personal. Además creo que casi siempre es fácil si tienes información, paciencia y confianza, pero hay casos realmente meritorios.
6. Sí creo que la lactancia materna es sin dudas mejor que la artificial en muchos sentidos tanto para la madre como para el bebé. Y creo que es así por mucho que hayan mejorado las leches artificiales y aunque todos conozcamos bebés enfermizos criados a teta y otros sanos como robles de biberón. De hecho yo apenas caté la teta de mi madre y no pisé la consulta del pediatra más que para las vacunas.
7. Además de creerlo yo lo dice la OMS (entre muchos otros, incluidos los envases de leches artificiales). Y sí, como habéis apuntado en los comentarios la OMS se ha equivocado en algunas de sus recomendaciones pasadas, pero éste no es el caso.
8. También creo que muchas mujeres no logran dar el pecho pese a querer haberlo hecho por falta de información, de confianza en si mismas o de referentes de éxito. Hay quien me llama plasta en cuanto hablo de lactancia. Lo hago muchas veces precisamente por eso, para dar información y también contar mi experiencia, exitosa pese a cesárea o mastitis.
9. Todas las razones para no dar el pecho me parecen respetables, incluso las estéticas o de pura comodidad. Pero una mujer que anteponga la belleza o la comodidad a la lactancia tiene una escala de valores personales que tiene poco que ver con la mía.
10. La liga de la leche y asociaciones y grupos semejantes me parecen del todo admirables. Admiro su labor ayudando a madres recientes de forma individual y generalizada, contribuyendo a que haya más información y a su normalización.
En definitiva: defender la lactancia natural no es sinónimo de atacar a aquellas madres que hayan optado por la artificial.
Y ya está. Esa es mi visión del asunto, que nadie está obligado a compartir.