De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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La educación prohibida, un alegato por una educación libre

Cualquier gestor cultural o ministro de Cultura debería estudiar con atención la estrategia del documental La Educación Prohibida. En menos de una semana, sin inversión en publicidad, sus números son espectaculares: 158.455 descargas, 1.488.220 reproducciones en web, 436 proyecciones en todo el mundo, 46.726 fans en Facebook 4.257 seguidores en Twitter. Un detalle: el documental no usa licencia copyright, sino licencia Creative Commons. Cualquier persona tiene derecho a copiar la obra, a modificarla y a difundirla cómo quiera. Además, el documental ha sido elaborado de una forma colaborativa: fue financiado colectivamente gracias a 706 co-productores. Los subtítulos también han sido hechos de forma colaborativa. Cualquier persona puede traducir el documental a cualquier idioma aquí.

Lo más curioso es que La educación prohibida toca un tema poco comercial: cuestiona los cimientos de la educación occidental, sus métodos, su sistema competitivo basado en calificaciones. El documental ha hecho «más de 90 entrevistas a educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido por 8 países de Iberoamérica (Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, México, Guatemala y España) pasando por 45 experiencias educativas no convencionales». Y realmente, no deja indiferente a nadie. El documental critica con dureza una educación que «no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo». Y muestra prototipos educativos que ya están funcionando, nuevos imaginarios replicables para esta nueva era en red.

Surgen muchas preguntas, sin duda, tras ver La educación prohibida. ¿Por qué Occidente (y medio mundo imitándole) todavía base sus sistema educativo en un modelo nacido en la Prusia militar del siglo XIX? ¿Por qué la educación se basa en un sistema competitivo que no incentiva el trabajo en equipo y la creatividad? ¿Por qué la educación se concentra en centros definidos sin contacto con la ciudad y/o la naturaleza? ¿Por qué no basar la educación en un proceso social, participativo, que convierta nuestras urbas en La ciudad del aprendizaje?

Sin más, recomiendo ver La educación prohibida y compartirla de cualquier forma posible.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

Diez libros para el ministro de (in)cultura

Muchos ministros españoles bien podrían ser conocidos como desministros. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas suspende a todos y cada uno de ellos de manera contundente. Pero José Ignacio Wert, ministro de Cultura, Educación y Deporte, se supera cada día con su (des) gestión. Podría ser el ministro de Casi Cultura. O el ministro de Propaganda Neoliberal. O el Ministro Familia. O el (sub) ministro de la Decadencia de Hoollywood. O simplemente Ministro de Incultura. No es de extrañar que la ciudadanía valore con 2,49 puntos sobre diez su gestión. Has leído bien: 2,49 puntos sobre diez.

Su medieval Ley Sinde-Wert demuestra que no ha entendido absolutamente nada de la era digital. Hasta los empresarios de Internet denunciaron su radical ceguera. Su giro fundamentalista en la asignatura de Educación por la Ciudadanía deja bien clara la huella de su partido (Partido Popular, para despistados): la asignatura dejará de hablar de parejas homosexuales y de sus derechos para hablar de propiedad privada, familia y nacionalismos excluyentes.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. Aunque Mr.Wert ha protagonizado hashtags de Twitter tan calamitosos para la marca España como #Wergüenza o #Wertnodoyuna, pienso que unas cuantas lecturas podrían abrir la mollera del susudicho (des)ministro o SubMinistro de la Casi Nada (nada dentro, nada fuera). He preparado una básica listita de libros que el señor (des) ministro de incultura podría leer en lo que queda de verano, si no es mucho pedir. En la mayoría de los casos, tendrá que bajarse cada libro de Internet de forma gratuita. Y totalmente legal, señor Wert. Aunque lo mismo, a su gestión como  Tal Vez Ministro le queda muy poquito y el señor Ministro de sus Amiguetes acabe pronto como consejero de alguna empresa nacional que no tribute en España, como es lógico. Pues eso: diez libros para el ministro de (in) cultura. Basta entrar en cada enlace (justo en esos links que su ley pretende criminalizar) para bajarse el libro.

1) The Wealth of Networks (Yochai Benkler). Un bello repaso a la era de las redes, la cultura colaborarativa (peering), la economía Peer-to-peer (P2P). La riqueza de las naciones de Adam Smith ya no sirve ni para encender una hoguera, señor Wert.

2) Por una cultura libre, (Lawrence Lessig). Algo así como la Biblia para entender los nuevos paradigmas de la creación y de la circulación de la cultura.

3) El código 2.0 (Lawrence Lessig). Fundamental para entender la era de la colaboración y aquella ya vieja idea de lo 2.0 que usted,  Super Ministro del Deporte que Compite, desprecia.

4) T.A.Z, Zona Autónoma Temporal (Hakim Bey). Una obra maestra que anticipó muchas de las cosas que están ocurriendo en este nuevo milenio.

5) Micromegas (Voltaire). Un clasicón de aquella Ilustración que desenbocó en aquella guillotina que le faltó a España (uy, si lo de la guillotina no lo dijo un perroflauta y sí un miembro de la Real Academia de la Lengua).

6) Q (Luther Blisset- Wu Ming). Espectacular western teológico que explica por qué una nueva tecnología (la imprenta) hizo perder muchos privilegios a la iglesia. La historia recreada tiene casi cinco siglos, pero Señor No Doy Una, sin duda que se sentirá identificado (con el lado del mal, lógico)

7) La ética hacker y el espíritu de la información (Peka Himanen, con epílogo de Manuel Castells). Un bonito texto sobre la ética de lo compartido, de lo abierto y lo colaborativo.

8) Ulises (James Joyce). Como sabemos que eres clasicote, aquí una pequeña concesión. Te recomendamos este tocho llamado Ulises que este año dejó de tener copyright y pasó a dominio público.

9) Inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio. (Pierre Levy). Leyendo este ya clásico libro entenderás (ójala) por que la Enciclopedia Británica perdió la carrera contra la Wikipedia. O por qué tu visión elitista de la educación está condenada a fracasar en la era del aprendizaje distribuido y abierto.

10) La rebelión de las masas (José y Ortega y Gasset). Oh, sorpresa, Ministro del Medalloro Olímpico: Ortega y Gasset no era tan conservador como el nacional-catolicismo creía. Esa apropiación ideológica conservadora de la obra de Ortega hace aguas. Aquí una joyita: «La polis no es, primordialmente, un conjunto de casas habitables, sino un lugar de ayuntamiento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no está hecha, como la cabaña o el domus, para cobijarse de la intemperie y engendrar, que son menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública. Nótese que esto significa nada menos que la invención de una nueva clase de espacio». Coño, otro perroflauta con apego a las plazas.

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La era de los procesos

Imagen: Open Source Way bajo licencia CC.

Alguien debería remezclar aquella frase de John Lennon (¿o era de Eric Clapton?): “La vida es aquello que pasa mientras haces otra cosa”. Puede ser un remix simple, mero maquillaje: la vida es eso que te pasa mientras no logras un objetivo. O mejor: la vida es aquello que te pasa mientras deambulas por un proceso imprevisible. Hagamos una prueba. Mira a la pantalla de tu ordenador. Entiéndela como algo más que un conjunto de plasma y aluminio. Piénsala, por ejemplo, como una suma de borradores, prototipos no usados, distribución, conversaciones, estudios de mercado, reuniones, recomendaciones, mejoras y futuros reciclajes.

Demos un paso más. Marchando una frase lapidaria: los objetos no existen. No te esfuerces en intentarlo: los contornos de las cosas se diluyen. Los objetos son algo más. Una experiencia colectiva en un espacio atemporal y distribuido, por ejemplo. Y solo existen gracias a un proceso compartido.

Ahora, algunos argumentos. En el año 2006, el reverenciado Tim O’ Reilly, dejó claro que la era del 1.0 se caracterizó por los “productos”. La era del 2.0 que inauguraba en aquel texto megacitado estuvo protagonizada por los servicios. Algo de cajón, vaya: no entiendas un site como un producto sino como un servicio web. Y en esta incipiente mutación de Internet 3.0 –esa mezcla de web semántica, territorio interactivo y geolocalización– aterrizamos de lleno en la era de los procesos.

No te esfuerces: nunca llegarás a la versión alfa, definitiva, de nada. El mundo está mejor en beta: en constante prueba, investigación y proceso. Para quien siga pensando que su ordenador es apenas un pedazo de aluminio, aquí van seis argumentos (en beta) sobre la era de los procesos.

1. La informática es un proceso. Desde que Richard Stallman saliese del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) por la rigidez de sus patentes, el mundo de la informática ha dado un giro radical. Stallman, hackeando los principios del copyright, creó la licencia copyleft. Y con ello brindó a programadores y usuarios de todo el mundo la libertad de copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software.

¿Existe mejor ejemplo de proceso que un programa de software libre en constante cambio, mejora y remezcla? El código fuente de un programa es apenas una primera línea de un proceso imprevisible. El éxito del sistema operativo Linux, en constante mejora gracias a una comunidad distribuida de programadores, ha puesto en jaque los productos cerrados de Microsoft. Y el movimiento open source, que libera el código de programación aunque no compartan todos los principios éticos del movimiento del software libre, está poniendo patas arriba el mundo tecnológico.

Abre tu código. Colabora en el proceso. Lo que Stallman no sospechaba es que su ética informática, su copyleft, contaminarían a otros ámbitos como la cultura.

2. La arquitectura es un proceso. Si eres concejal de urbanismo, olvídate de inaugurar plazas con fuentes llenas de patos de mármol falso. Si eres un ciudadano, concéntrate en esta frase: no necesitamos la arquitectura, tenemos Facebook.

Es el título de un polémico artículo del arquitecto holandés Edwin Gardner. En realidad, en boca del propio autor, la frase era una provocación para destacar que “una de las funciones de la arquitectura urbana es crear espacios para el discurso social y muchos discursos sociales han sido habilitados por internet y por las redes sociales”.

El espacio virtual convive con el espacio material. Y el proceso urbanísitico bottom up –de abajo arriba– se ha convertido en el epicentro del nuevo urbanismo. El Campo de Cebada en Madrid, un solar colectivo en Getxo, el proyecto Dreaming Hammar de Noruega (cocinado colaborativamente por Ecosistema Urbano) o una plaza de gestión comunal en Errentería son pruebas líquidas (no cuadra decir sólidas, perdón) de la pujante arquitectura-proceso. El hecho de que algunos arquitectos estén subiendo sus planos a la web con licencia abierta Creative Commons también refuerza el proceso-remix frente a la obra física.

3.La cultura es un proceso. Intenta olvidar la cultura estática y el público pasivo. La cultura como sinónimo de productos físicos (papel, plástico) fue apenas una pesadilla del pasado, vaya. La nueva gestión horizontal de la cultura dinamita todo. Un evento –digamos un concierto o un recital poético– deja de ser algo exclusivamente presencial. Se multiplica gracias a herramientas de streaming y a la vida paralela en redes sociales.

Lo presencial tiene un constante feedback desde diferentes esferas. Y la retransmisión en diferido perpetúa el evento o creación. Aunque quizá sea el cine el ámbito que mejor resuma el paradigma de la cultura como un proceso.

La película española El cosmonauta, que lleva años en un proceso de cofinanciación y cocreación, es cine-proceso en estado puro. Durante tres años han contado con la ayuda de 3.757 productores y 502 inversores (microfinanciadores). Han recaudado casi 500.000 euros colectivamente. Y han incentivado un intenso debate en red durante el rodaje.

El documental de Stéphane Grueso 15M.cc, sobre el movimiento 15M, confirma la senda procesual de la cultura. El cineasta cuelga en un blog, además de en YouTube, las entrevistas íntegras que realiza. Es posible que algunas de las personas que van acompañando el proceso de las entrevistas nunca asistan al producto final. El documental-producto no es tan importante. El proceso compartido sí lo es. Por si fuera poco, las imágenes en bruto estarán disponibles online. Cualquier persona podrá editar su propio documental. Y el proceso tiende a infinito.

4.Los objetos son procesos. No te empeñes: tu pantalla es mucho más que un objeto. Los edificios, como decíamos, no son exclusivamente algo físico. Y tu coche podríamos dejar de considerarlo como un conjunto de piezas y diseño. El caso del Fiar Mio, el modelo que la multinacional italiana codiseñó con los usuarios, confirma la supremacía del proceso sobre el objeto. Y el proyecto Local Motors, en el que se diseñan coches con un crowdsourcing distribuido y abierto, riza el rizo del coche work in progress.

5.El marketing es un proceso. Ya no existen marcas, apenas plataformas sociales. Ya no funciona la publicidad disruptiva (yo te vendo la moto, tú asistes en tu sofá). Ya no sirve hablar de uno mismo en un anuncio cerrado. Si tu estrategia para vender consiste en contratar a un famoso para que, por ejemplo, como chocolate en un anuncio, tal vez deberías pensar en cambiar de profesión.

Si abusas del storytelling (un cineasta conocido hace un clip comercial), tu marca puede estar en peligro. Si has conseguido que la comunidad de consumidores hable de tu marca y cuente historias alrededor de ella, sobrevivirás. Y seguramente te guste la definición (en beta) de commons marketing de Olmo Gálvez: “una estrategia de marketing distribuida en la que las personas, grupos e instituciones conectadas por una idea, la transforman, la distribuyen y la hacen propia en red, partiendo de un ADN previamente generado, en beneficio de la sociedad en general”.

Y seguro que te encanta la campaña ‘Name your plane’ de cocreación que Boeing lanzó para cocinar su modelo Dreamliner. Bienvenidos al avión-proceso: medio millón de personas de 166 países contando historias alrededor de su fabricación.

6. La democracia es un proceso. La democracia 1.0 consistía en un objeto: un parlamento físico ocupado por personas fijas que se regía por normas casi inalterables. La democracia objeto, estática durante cuatro años (o más, dependiendo del país), rompe el verticalismo en un día de participación (elecciones). Pero el código fuente es propietario: nadie lo puede modificar.

La democracia 2.0 es un servicio de un grupo de profesionales o de un país a un conjunto de ciudadanos. Está basada en el diálogo y en la participación. Las consultas son constantes. Hum. Cierto: la democracia, con excasísimas excepciones, sigue siendo un objeto 1.0. Un objeto monolítico, vertical, de contornos fijos y software propietario. Sin embargo, ciertos mecanismos de innovación social puestos en marcha por el movimiento 15M o por Occupy Wall Street, adelantan una democracia 3.0 en red, distribuida y en real time. Durante la explosión del 15M se destacó hasta la saciedad la importancia del proceso, de la convivencia, de buscar soluciones colectivamente en las diferentes asambleas.

Algunos prototipos de participación política como el Twittómetro (que permitía votar vía Twitter las decisiones de la asamblea de la Puerta del Sol) o el proyecto Demo 4.0(que permitiría la votación ciudadana de cada ley a costa de restar sillas de diputados) iluminan el futuro cercano de la democracia-proceso. La deliberación, la cocreación de soluciones, el outsourcing legislativo, acabarán cogiendo el testigo de la democracia objeto. El proceso ya ha comenzado.

Este texto fue publicado en el número de verano de la revista Yorokobu.

Busco Djs de palabras para despedazar mi libro

 

Busco Djs de palabras. Busco remezcladores de metáforas. Busco lectores proactivos que quieran despedazar mi libro #24H. Todo vale: cortar, pegar, reescribir, completar, modificar, clonar. O remezclar con otras obras. ¿Por qué no? Un pedacito de Rayuela, de Julio Cortázar, tras la batidora remix, puede solaparse a #24H de forma natural. O un cuento de J.G. Ballard. O las instrucciones de uso de un medicamento contra la taquicardia. El resultado puede ser sorprendente. Mejor que el original, incluso. Mi sueño es ser un autor diluido: pasar a la historia como el que escribió la primera línea del código de un software libre y compartido al que algunos siguen llamando libro. Que el autor sean los otros, ellos, vosotras. Que se olviden de mí. #24H fue apenas el inicio de algo mayor. De algo que no controlo. Por eso la sala de remezclas está lista, esperándote, en la plataforma herramienta Booki.cc, que permite incluso dialogar con otras personas que estén remezclando el texto. Yo mismo ya he  hecho dos remezclas, extrayendo partes ya existentes y creando los nuevos capítulos, ‘Mientras ellos bloguean’ y ‘Mientras duermen’. Aplicando la terminología del software libre ambos capítulos sería ‘forks’ (bifurcaciones).

#24H nació con vocación experimental. Tiene formato blog. Recrea 24 horas en un planeta llamado Internet. Y su trama se desdibuja en el subconjunto de microhistorias, comentarios y diálogos incompletos del día 16 de mayo de 2011. Reconocerás el paisaje: la España que está a punto de ver la Puerta del Sol llena de ‘indignados’. Pero #24H no nació con voluntad descriptiva. Sus líneas son más arqueología que foto fija. Más restos fósiles de una época que testimonios certeros. Por eso, sea cual sea tu mirada hacia este nuevo milenio convulso, encontrarás en #24H algo que te golpeé. Anonymous. Crowd funding. La sociedad en red capeando la crisis. Democracia Real Ya. La lucha contra el copyright. El dinosaurio SGAE. El desamor. Europa que se desmorona.

Pero #24H nació sabiéndose un relato incompleto. Sus párrafos, siempre, serán insuficientes. Forman parte de algo mayor. De un relato colectivo que irá creciendo, fragmentándose, recomponiéndose, perdiéndose. Tal vez alguien, de aquí a un siglo, transforme un pedazo de #24H en una reverenciada obra de arte. Como hacía Marcel Duchamp convirtiendo un paraguas inservible en un aclamado ready made. O como hacía Andy Warhol, refritando iconos publicitarios y mitificándolos. Un párrafo inservible de #24H, de aquí a dos años, podría ser aclamado como una insuperable creación artística. O como el hilo lírico de una posópera electrónica compuesta en red.

Pero para ello #24H te necesita. En #24H faltas tú. No tengas miedo. La licencia Creative Commons escogida libera la copia y la obra derivada. #24H es una obra copyleft. Cualquier modificación será considerada creación, no robo. Cualquier cambio será mirado con respeto. La copia, para la editorial DPR-Barcelona y para mí, no tiene ningún significado negativo. Copia era la diosa romana de la abundancia. La copia es el mecanismo base de las neuronas espejo del ser humano. La copia nos hace humanos. Genera empatía, solidaridad, comunidad. La copia es la base de la inspiración. La copia es una prueba de amor, de admiración. Sin copia/inspiración, sin series de Flash Gordon y películas de Akiro Kurosawa, no existiría la saga de La Guerra de las Galaxias. Sin el blues de Howlin´Wolf Led Zeppelin no sería nadie. Sin copia no hay creación.

#24H te necesita. Entre otras cosas, para dejar en ridículo a una industria editorial obsoleta y al sistema de copyright talibán que hizo retirar un remake de El Hacedor de Jorge Luis Borges cocinado con amor/admiración por Agustín Fernández Mallo. La sala de remezclas de #24H pretende transportar a la demasiado solemne literatura al rincón remix al que ya han llegado la música o incluso la pintura después de los colages. Pero no me conformaría con una remezcla-maquillaje. Quiero Djs mash up – salvajes, irreverentes, desequilibrados – que mezclen sin complejos. Porque la escritura del futuro, como vaticina Kennet Goldsmith “tendrá más que ver con cambiar cosas de sitio que con crear nuevos contenidos”.

El libro #24H está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel en DPR-Barcelona. También disponible en Bubok (comprando el papel se consigue automáticamente la obra en formato PDF) y Lulu

 

La maleta de los mapas imposibles

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  

A mí salón le ha crecido una maleta. Está vacía. En la etiqueta donde debería haber una dirección apenas hay una frase de Fernando Pessoa: «Viajar perder países, ser constantemente otro». Los costados de la maleta – sucia, desgastada, verdiazul- están forrados de mapas sujetos con pegamento. Mapas inexactos, oblicuos, exagerados. El verdadero tamaño de África, el mapa tipográfico de las calles de Valencia, el mapa de (metro) de la música indie española. Confieso que no tenía donde meterla: no cabía debajo de la cama ni en los armarios. Tirarla, tras las trece mudanzas de los últimos diez años, era claudicar de algo (aunque todavía no sé de qué). Por eso decidí llenarla de mis fantasmas. Mirando la maleta, la exactitud de mis mapas imposibles, saboreo un pequeño triunfo. El mapa mundial de Facebook – meras líneas, flujos, contorneando una forma – despedaza el mapamundi de Mercator que sobredimensionó el primer mundo durante siglos. La proyección de Peters me venga íntimamente del geógrafo alemán Karl Ritter (1779-1859) que concebía la tierra como un organismo vivo, los ríos como una voluntad divina y las fronteras como una inevitabilidad predefinida.

Y es que durante demasiado tiempo, los datos falsos y los verdaderos, mezclados en el cubata explosivo de la historia, formaron un laberinto insalvable. Pero fue todavía peor cuando el hombre alcanzó la plenitud de su razón y ya no quedaron rincones por cartografiar. Los «Colegios de Cartógrafos», como escribió Jorge Luis Borges, «levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él». Por eso, contemplar mi maleta me devuelve una paz incomprensible. El mapa topológico del Metro de Caracas – que desatiende la escala y la deforma para ser legible – despedaza la cartografía del Imperio. Y de alguna manera, regresa a aquella línea ténue y alegre de mapa mundi mental de los navegantes portugueses. A aquellas subjetivas cartas cartográficas que los aztecas construían con pieles, tejidos de algodón y palma.

Parece inevitable: la tecnología, las nuevas cartografías y mi maleta vacía me teletransportan al pasado idílico de los mapas inexactos. El mapa de los reinos virtuales de los vídeo juegos realizado por Information is Beatiful tiene la inocencia perfecta del disco flotante (aquel mundo incompleto) de Tales de Mileto que flotaba sobre las aguas. La representación-verdad naufraga, desaparece despedazada por el mapa pintado de las redes y señales wi fi de Oslo o por el mapa lingüístico del quechua. La infalibilidad del GPS hace aguas, desdibujada por los globos que Shai Efrati y Hagi Keysear lanzaron al aire con cámaras de fotos para retratar los secretos que la petrolera BP escondió tras la tragedia del golfo de México.

El mapa exacto ha muerto. Agoniza. El territorio respira colectivamente, libre de la dictadura de las latitudes. Aunque tal vez, nómadas de nuestro subjetivismo, lo único que sea cierto es que ya no diferenciemos el territorio de su representación, el asfalto de su ciberreflejo. Puede que el mapa – millones de mapas subjetivos – haya invadido el mundo. Tal vez sólo exista una pastosa y todopoderosa hiperrealidad que nos desgobierna. Jean Baudrillard – que murió hace no demasiado – pensaba que la realidad virtual no es ya más copia de la realidad, si no que la antecede y define: “La abstracción hoy no es ya la del mapa, el doble, el espejo o el concepto. El territorio ya no precede al mapa, ni lo sobrevive. De aquí en adelante, es el mapa el que engendra el territorio; hoy, serían las tiras de territorio las que lentamente se pudren a lo largo del mapa. Es lo real y no el mapa, cuyos escasos vestigios subsisten aquí y allí: en los desiertos que no son ya más del Imperio, sino nuestros. El desierto de lo real en sí mismo”. Siento deseos de abrir la maleta. Pero confieso que tengo miedo. No miedo de hallar arena o conchas. Miedo, simplemente, de encontrar otra maleta (vacía) del tamaño del mundo.

#82 Publicado por Boludo | Mayo 17, 2011 00:45 AM

Las navegaciones transversales, heterogéneas, oblicuas de los nuevos nómadas exploran otro espacio, otra dimensión de superposiciones. Somos, ante todo, inmigrantes del subjetivismo.

#83 Publicado por Pedro Por Su Casa, Mayo 17, 2011 01.03 AM

#acabemosconlatierra, con los Boludos, con los pretenciosos, con los intelectuales, con los doctores Honoris Causa sin curro que pierden eltiempo en este puto blog

#84 Publicado por Ya está bien | Mayo 17, 2011 01:10 AM

Consejos de un pirata para que compréis un libro (Linked)

Hace poco más de un mes publiqué una entrada titulada Soy un pirata involuntario. Intenté denunciar algunas contradicciones: ¿por qué cuando compramos un libro en formato papel no tenemos acceso a una edición digital? ¿Por qué el precio de los eBook es tan elevado? Tras haber perdido el libro Linked, de Albert-László Barabási, en formato papel, intenté comprarlo en formato digital. Me eché para atrás: no estaba ni en formato ePub (para leerlo en tabletas) ni en Pdf. Apenas en el lector de Amazon, Kindle,  estaba disponible, por 9,65 dólares, frente a los 10,16 de la versión papel. Decidí convertirme en una cobaya pirata. No estaba dispuesto a pagar dos veces por un mismo producto. Me bajé una edición no legal de Linked en 4shared.

Y aquí estoy, pirata confeso, tocanarices e involuntario, para recomendar encendidamente que compréis este magistral libro de Albert-László Barabási (aquí una reciente entrevista en castellano con el autor). De paso, quiero probar que la circulación de una obra al margen del mercado puede repercutir positivamente en las ventas. Linked es un maravilloso ensayo transdisciplinar y multiangular. Cruzando matemáticas con filosofía, biología con informática, Albert consigue dibujar un certero retrato mestizo de las redes. Leyendo sobre topologías de redes, células o la estructura de Al Qaeda el lector entenderá atmosféricamente, mejor que nunca, qué es Internet y por qué ha supuesto el mayor cambio en la humanidad desde la noche de los tiempos. Por todo ello, recomiendo con entusiasmo que compréis este libro, por ejemplo, en Amazon. La editorial, eso sí, bien podría lanzar una versión en eBook más accesible, licenciarlo con Creative Commons o dominio público y liberar la copia. Traducirlo a otras lenguas al margen del inglés, no estaría mal. Y si tuviera una licencia abierta la comunidad ya lo habría hecho.

Os dejo con un párrafo maravilloso de Linked.

«¿Hacia dónde vamos desde aquí? La respuesta es simple. Debemos deshacer el envoltorio. El objetivo es entender la complejidad.  Debemos ir más allá de la estructura y la topología y empezar a focalizar en las dinámicas que tienen lugar a lo largo de los vínculos. Las redes son apenas el esqueleto de la complejidad, las autopistas para los varios procesos que hacen bullir el mundo. Para describir la sociedad debemos vestir los links de las redes sociales con verdaderas interacciones dinámicas entre personas. Para entender la vida debemos empezar a mirar a las dinámicas reaccionales a lo largo de los vínculos de la red metabólica. Para entender la desaparición de algunas especies en el ecosistema, tenemos que reconocer que algunas son más fáciles de cazar que otras».

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

#24H, mi nuevo libro remix


#24H, mi última creación, ya está para todos aquellos que quieran usar el  sistema Pay with a tweet. Basta tuitear desde este link para conseguir la primera parte de #24H en formato PDF interactivo. Mañana, pondremos todo el libro entero a golpe de tweet.  Paulatinamente iremos ocupando formatos, plataformas digitales, papel. Hemos llamado a la estrategia ‘occupy plataformas’.

Presento #24H el día 16 de mayo en Madrid (Matadero,Paseo de la Chopera, 14, en la Offficina, 19.30 horas) con una conversación entre Virginia Pérez Alonso (directora de 20 Minutos.es), Pepe Cervera (periodista), Stéphane Grueso (cineasta, activista), el colectivo Zuloark y yo. En Barcelona, lo presento el día 23 de mayo (ZZZINC, Sant Vicenç 33, 19.00 horas) en una conversación entre José Luis de Vicente (investigador cultural, net-thinker) y yo. A todo esto, creo que #24H no es un libro. Como no sé exactamente lo que es, insinúo algunas posibilidades (así es la nota de prensa que he enviado a los medios).

#24H es un blog off line. El (casi) autor comenzó a garabatear lo que hoy llamamos #24H en el año 2007 en un documento de texto.  El formato emulaba un blog: una entrada, comentarios ordenados linealmente. El (casi) autor, entonces, estaba interesado en la realidad virtual, en Second Life, en las narraciones distribuidas de la red, en la ciberpolítica. Durante la Primavera Árabe retomó la escritura frenéticamente. Algunos de los garabatos de 2007 estaban sucediendo. Tras la explosión del 15M español, el (casi) autor continuó escribiendo el blog off line hasta completar 24 horas de linealidad. El blog-libro-relato recrea 24 horas, entre el 16 y 17 de mayo de 2011, en un planeta llamado Internet, justo antes de que la Puerta del Sol de Madrid se llenase de “Indignados”.

#24H es una trampa. Recrear linealmente un día en el siglo XXI es una osadía (una trampa). El tiempo es una sustancia fragmentada, deterrioralizada, cóncava, convexa. Un día en You tube tiene 50.400 horas de vídeo. 2.100 días caben en un día. 70 meses, en 24 horas. #24H tiene links, ecos del pasado, tweets que circulan, salidas, túneles, lectores que se refugian en chats paralelos. El flujo del blog es una trampa.

#24H es un edificio deconstruible. Cualquier lector puede deconstruir #24H. Puede leerlo de principio a fin. Pero también de forma oblicua. Puede eliminar una parte. Puede imprimir partes del libro gracias a un sistema de etiquetas. Existen tantos libros como lectores.

#24H es un relato coral. Las musas no han escrito #24H. La inspiración no es exclusivamente el alimento creativo de su (tal vez) autor. La escritura se basa en otros relatos, en otras inspiraciones. #24H forma parte del torrente de la historia.  Aunque buena parte es un libro de ficción, en sus líneas hay referencias, citas, realidades, tweets reales, pedazos de blogs. #24H es más un collage que un cuadro. Además, el autor colgó pedazos de #24H en su blog Alfacentauro.info e incorporó comentarios de sus usuarios en el río / relato.

#24H es un palco. Cualquier puede subirse a #24H, gritar, llorar o reir. También, cualquiera puede subir y limitarse a escuchar al público sin pronunciar una palabra.

#24H es remezclable. Cualquier lector puede descuartizar #24H, podarlo, rescribirlo. La licencia Creative Commons lo permite. El autor y la editorial creen en la creación colectiva. El remix es deseable. #24H es un código fuente. Cualquier puede mejorarlo igual que hacen los programadores de software libre o los Djs. Por eso existirá (en breve) una sala de remezclas para los DJ de palabras.

#24H es una caja de herramientas. Cada palabra puede ser un tornillo o una tuerca que encaje en otros lugares. Cada párrafo puede ser un alicate que transforme otra pieza en algo diferente. Cada página  puede ser un clavo que sostenga una estructura mayor.

#24H es un laboratorio de mercado. #24H es una cobaya voluntaria del mundo editorial. Pretende iluminar un camino. Vendiendo #24H a 1,99 euros en formato digital, el autor y editorial desean probar que hay otras fórmulas editoriales al margen de las fábricas de best seller. También quieren probar que liberar la copia sin fines lucrativos incide positivamente en el autor, editorial y obra.  Y que Internet es el mejor aliado (no enemigo) de la cultura.

#24H es un cajón de sastre. Los lectores de #24H (el blog) meditan sobre la crisis, las hipotecas, el capitalismo que “proyecta logos sobre la luna”, las ciudades patrocinadas, la corrupción, Internet y una clase política desprestigiada. En #24H conviven el movimiento hacktivista Anonymous con el subcomandante Marcos; Italo Calvino con la Bruja Avería; pensadores como Félix Guattari, Manuel Castells o Hakim Bey con Mortadelo y Filemón; Democracia Real Ya con Pancho Villa; Naomi Klein con Leo Bassi; el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway con Karl Marx; Einstein y los sonidos bastardos de las favelas de Río de Janeiro. Desamor, frustración, copyleft, utopías, cibermovimientos, contrapublicidad, Djs mash up, sueños, especulación, cartografías subjetivas, Twitter, neo-realismo mágico, wikiplazas, ciberpunk, volcanes en erupción. Y una Europa que se desmorona.

#24H es el inicio de una era. Más que un día en la tierra, con Madrid y la incipiente Spanishrevolution al otro lado de la ventana/frame, #24H es un espejo tuerto, empañado y crítico en el que se refleja el mundo, toda una época. #24H es apenas la primera línea de una nueva era que se precipita hacia un futuro misterioso, vibrante e imprevisible.

 

El blog que ridiculizó a la prensa brasileña

 

Imagínate una ministra de cultura de un país que tiene un pacto secreto con la industria cultural y con el organismo privado encargado de recaudar  (y repartir) los derechos de autor entre los artistas. Que dicha ministra da la espalda a la fuerte tradición de cultura libre de su país. Que de un día para otro retira el logo y licencia de Creative Commons del sitio del ministerio, pionero hasta entonces en el mundo. Imagina que dicha ministra (casi) abandona vanguardistas proyectos de cultura e inclusión digital. Y sigamos fabulando: la ministra hace caso omiso a la presión de los creadores, ciudadanos y productoras independientes. Ignora, incluso, un futurista marco civil de internet de su país, una especie de superestructura reguladora, que apuesta por la colaboración y la neutralidad de la Red, entre otras cosas. El clímax de este post llega en el momento en el que un blog independiente publica una exclusiva: documentos que prueban un oscuro contubernio entre la ministra y la llamada industria cultural, la élite artística y el organismo fiscalizador de los derechos de autor. El momento más álgido de este thriller llega cuando la prensa ignora el caso: no menciona ni una línea. ¿Cómo se llama el país en cuestión y la (des)ministra?

El país es Brasil. La ministra, Ana Buarque de Hollanda, perteneciente a una de las familia del 1%. El blog independiente se llama Farofafá. Me gustaría no estar escribiendo esta entrada. Viví muy de cerca la ilusionante era en la que Gilberto Gil convirtió a Brasil en el referente global de la cultura libre. Viví esa euforia colectiva. Vi cómo Lawrence Lessig, creador de las licencias Creative Commons, se inspiró directamente en aquel Brasil. Vi cómo el sucesor de Gilberto, Juca Ferreira, continuó por la senda de la cultura colaborativa y libre. Vi cómo en Brasil el MP3 comenzó a ganar la batalla al imperio del plástico (uno de los textos más han circulado de mi carrera). Vi cómo Brasil iluminó al mundo. Y cómo inspiró la fuerte tradición de la cultura copyleft en España, uno de los indiscutibles líderes mundiales.

Infelizmente, el sueño duró poco.  La élite cultural del país, la vieja guardia, los herederos de la corte portuguesa, impusieron a Dilma Rousseff a Ana Buarque de Hollanda (hermana del popular Chico Buarque) como ministra de Cultura. Un año y medio después, el panorama no puede ser más tétrico. Y lo más curioso es que los mass media mantienen una cortina de silencio sobre el asunto. Pero los  dos reconocidos periodistas que gestionan Farofafá, Pedro Alexandre Sanches (@pdralex) y Eduardo Nunomura (@enunomura), en un ejercicio de valentía y profesionalismo, llevan unas semanas levantando polvareda. Las relaciones del Escritório Central de Arrecadação e Distribuição de Direitos – la SGAE brasileña – con la ministra quedó en evidencia en el documento exclusivo divulgado por el blog. La prensa, claro, a lo suyo (silencio).

La bola de nieve crece. Muchos intelectuales del país piden la dimisión de Ana Buarque de Holanda. El ex ministro Juca Ferreira, por primera vez, califica de «desastre» su gestión.  Curiosamente, unos días después de la exclusiva, el círculo de la ministra comenzó a usar Twitter. Pero de una manera tan nefasta, vertical y manipuladora que fueron el hazmereír de la red. #Anadebelém, un hashtag promovido aprovechando que la ministra esta en la ciudad de Belém, fue una verdadera hecatombe. Estuvo en el primer puesto del trending topic de Brasil. Y los internautas criticaron, cuestionaron y dejaron en ridículo a un ministra que repite gafes e incoherencias a menudo. Hace unos días llegó a decir que Internet está «matando la cultura de Brasil».

La tristeza es doble. Primera, por Brasil. Segunda, porque me recuerda demasiado al proceso de la Sociedad General de Autores en España (SGAE) y la denostada Ley Sinde Wert. En España, la ley fue cocinada de espaldas a la ciudadanía. La SGAE, ese ente privado, continuó con sus privilegiado monopolio público. Y su corrupta cúpula acabó procesada. Lo mismo está pasando en Brasil. La ministra ha sido forzada a dar explicaciones en el Senado por las irregularidades del Ecad. Estados Unidos presionó a España para «proteger una industria del entretenimiento obsoleta empeñada en vender plástico y conservar monopolios. Pedro A. Alexandre me cuenta que Ana Buarque de Holanda se reunió con el secretario de comercio (no de cultura) de Estados Unidos. Triste para Brasil. Triste para el mundo.

Dos buenas noticias para acabar de contar esta triste historia.

1) En España, la Ley Sinde aglutinó a los ciudadanos, creó redes, calentó los motores del movimiento ciudadano 15M que, según The Guardian, está redefiniendo la política del país. En Brasil, estos autores, creadores y artistas indignados están empezando a unirse.

2) El hecho de que un blog independiente como Farofafá haga temblar la pirámide de poder  (industria, ministerio, élite…), es la prueba de que las reglas del juego mediático han cambiado totalmente. La horizontalidad ha llegado para quedarse.  

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

América invertida, América libre

                                    América Invertida (1943), Joaquín Torres García.

El mexicano José de Vasconcelos, en su libro La raza cósmica (1925), acuñó el concepto de «quinta raza». Vasconcelos pensaba que las ideas de raza y nacionalidad deberían ser trascendidas en nombre del destino común de la humanidad. El prestigioso pensador consideraba que el mestizaje de los pueblos ibéricos (españoles y portugueses), muy diferente a la exclusión racial de los anglosajones, convertiría América Latina en el epicentro de este nuevo mundo transfronterizo e interracial. La raza cósmica – más humana, más colaborativa – interpretaría la melodía afinada del futuro.

El brasileño Oswald de Andrade, en su visionario Manifiesto antropofágico (1928), vislumbró una sociedad contra el «las ideas objetivadas, cadaverizadas». Preconizó el individuo como «víctima del sistema» y anhelaba una «conciencia participativa». Siempre consideré a Oswald un futurista que entendió la sociedad en red antes de la existencia de Internet: «nunca tuvimos gramáticas ni colecciones de viejos vegetales. Y nunca supimos lo que era urbano, suburbano, fronterizo y continental».

El polifacético uruguayo Joaquín Torres Garcíaen su pintura América invertida (1943), creó con un trazo simple el imaginario de otra América posible. Aunque convivió con las vanguardias artísticas de Europa (y llegó a vivir en Europa), Joaquín siempre tuvo clara su vocación latinoamericana:  «Nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte».

He preparado un pequeño decálogo de cultura libre latinoamericana para el festival #CómeteLaCultura que se celebra hoy en Madrid en el Colectivo La Latina. En medio de la crisis existencial-económica del primer mundo, podría hablar del crecimiento macroeconómico de América Latina, de la bonanza de sus instituciones culturales o de una industria cultural que ahora sí tiene plata para super producciones. Pero el mundo necesita justamente lo contrario.

América Latina, la esperanza del Planeta Insostenible, puede iluminar en las próximas décadas al mundo. Y precisamente en la dirección contraria al supuesto «progreso económico», al consumismo y a la mercantilización de bienes y personas. Llegó la hora de las entusiastas profecías de José de Vasconcelos, Oswald de Andrade, Joaquín Torres y tantos otros. El mundo tiene que escuchar con atención a América Latina. Por eso he preparado para mi intervención quince casos de cultura libre, participativa y en red de América Latina. Algunos casos llevan años funcionando. Pero quizá no sean demasiado desconocidos por el gran público.Reproduzco (enriqueciendo con algún vínculo o frase) el texto que va a aparecer en el decálogo del festival. El streaming comenzará a las 11.00 (hora Madrid). Mi intervención será a las 20.00 (hora Madrid).

1) El colectivo brasileño Fora do Eixo (Fuera del Eje) prueba que es posible construir una red libre entre músicos, productoras, salas de conciertos y festivales al margen del mercado, las discográficas y los institutos de recaudación de derechos autorales. Desde Cuiabá dinamitaron el eje São Paulo-Río de Janeiro. Tienen moneda propia. Y un proyecto de televisión en streaming y descentralizado, PosTv, que aspira a robarle el monopolio a los mass media.

2) El colectivo Antena Mutante (Colombia), alentando el salto de Internet a la calle, disemina una idea clave: hackear el espacio público es tan necesario como hacerlo en el ciberespacio. Creen en las ciudades de código abierto, en el  espacio público, en la participación, en las intervenciones artísticas.

3) El colectivo Transparência Hacker (Brasil) autor del clon del blog de Planalto (Gobierno brasileño), demuestra que la sociedad civil puede obligar a los representantes políticos a dialogar y a ser más transparentes. Luchan por los datos abiertos con irreverencia. Y lanzaron recientemente gracias al crowd funding un autobús hacker que recorre el país

4) La experiencia de Todos Somos dateros (Perú) revela una verdad como una rosa (iba a decir un puño): que los ciudadanos (y no la tecnología centralizada) deben ser los verdaderos protagonistas de las nuevas “ciudades inteligentes”.

5) La iniciativa Música pra baixar (Brasil) deja en evidencia el sistema de los derechos autorales rígidos. Incentivando la descarga de canciones gratuitamente, esta plataforma crea una activa comunidad musical y dinamiza las giras de grupos minoritarios.

6) La plataforma ciudadana Portoalegre.cc (Brasil) muestra el camino del activismo georreferenciado. Sus denuncias / peticiones ubicadas en un mapa abierto son una vuelta de tuerca a las peticiones de plataformas de ciberactivismo.

7) La Plataforma de Cultura Digital (Chile) ilumina un futurible factible: que es más importante crear incubadoras de plataformas que convertir proyectos en productos cerrados. ¿Y qué mejor que crear plataformas alrededor de la cultura del remix, de la cultura colaborativa?

8) La aventura de Cotidiano sensitivo (Brasil) de reapropiación crítica de datos de objetos conectados hace palpable una necesidad urgente: que la Internet of things tiene que ser más humana. Nada como el arte digital para traducir datos ambientales y/o ecológicos de apariencia fría.

9) Cultura Senda (Venezuela / Argentina) confirma que el futuro pasa por el trabajo colaborativo y por la incorporación de instituciones públicas y privadas a redes multidisciplinares y distribuidas. Se acabó el chollo de los supuestos genios creadores que reciben mega subvenciones públicas.

10) El colectivo Puraqué (Brasil), que está aplicando la filosofía del software libre en comunidades indígenas de la Amazonia brasileña, descubre un link fascinantes: el commons (procomún) tiene milenios en las culturas indígenas y afro que desconocían la propiedad privada. El maridaje de software libre e indígenas es perfecto. Un cóctel a punto de explotar.

11) El proyecto Contra Vigilancia (México) da una primera vuelta a la tortilla de la vigilancia del poder y enciende faroles de una alerta creciente: la necesidad de luchar contra el big brother de imágenes / datos ciudadanos obtenidos arbitrariamente desde arriba. Su mapa colectivo alerta de la presencia de cámaras de vigilancia en las ciudades.

12) Los laboratorios de enseñanza No2Somos+ (Colombia) apuestan por lo que podría hacer renacer al mundo sedentario de individuos propietarios: la estrategia nómada, la diseminación itinerante de conocimiento. Talleres emergentes conectando a ciudadanos.

13) El proyecto Transborder Inmigrant Tool (México), que ayuda a inmigrantes mexicanos que cruzan ilegalmente la frontera con tecnología móvil y cartografías colectivas, nos enseña que las fronteras son frágiles ( y totalmente arbitrarias) cuando compartimos conocimientos.

14) La Fundación Vía Libre (Argentina), luchando encendidamente por el procomún, anima a todos los que actúan contra la privatización de bienes intangibles (y algunos tangibles). La cultura, el aire, el agua, las calles, nos pertenecen a todos.

15) La Red Sudamericana de Danza (varios países), experimentando con encuentros semi-presenciales (virtuales+físicos) nos prueba que lo importante es crear redes.

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

Los amigos menores de Wikileaks

Algún amigo mío ironizó tras la operación GIFiles, los nuevos cables de Wikileaks. «Va a ser más fácil que digan quién no tiene los archivos que digan quién los tiene». De los cinco magníficos que difundieron los primeros cables hemos pasado a un apretado camarote de los hermanos Marx (23 medios). Sus razones tendrá Julian Assange. A parte de los medios importantes (Público, La Repubblica, Página 12…), conocía una buena parte de estos nuevos amigos menores. Pero confieso que otros no. Navegando en esta creciente Wikileaks Family me he encontrado con blogs diseñados en la plataforma WordPress y sites sin copyright (la mayoría con Creative Commons). Comento algunos de estos sitios que no son periódicos conocidos. La lista completa, aquí (izquierda).

Ciper (Chile). Copy&paste: «El Centro de Investigación e Información Periodística es una institución independiente que desarrolla reportajes de investigación de acuerdo a principios de máxima calidad e integridad profesional.  Funciona como una entidad sin fines de lucro». Imitando el modelo ProPública recibe financiación de organizaciones externas (Grupo Copesa, Open Society Foundation, Fundación Ford… ). Al presidente Sebastián Piñera le dedicaron un gran reportaje sobre sus vínculos con las empresas que reconstruyeron Chile tras el terremoto. Tienen una sección de trabajos multimedia interesante.

Twitter: @ciper

Nawaat (Túnez). Es una plataforma de periodistas independientes con rincones de periodismo ciudadano. Desde el 2004, Nawaat está alzando la voz por la libertad. Fue una pieza clave en la Revolución de los Jazmines. Utiliza un tema de WordPress y tiene licencia Creative Commons.

Twitter: @nawaat

Owni (Francia). Uno de los pocos sitios que salvan a la adormilada Francia de Sarkozy de la debacle informativa 2.0. Impulsado por 22 Mars, este sitio apuesta por las nuevas narrativas, el periodismo de datos y la cultura libre. Otro feliz maridaje de WordPress y Creative Commons.

Twitter: @owni

Plaza Pública (Guatemala). Plaza Pública – según su propia web- «es un periódico digital de análisis, investigación y debates, que reivindica los derechos humanos, la democracia y la búsqueda de la verdad». Su entramado es más que interesante. Reciben ayuda de una universidad, de fundaciones. Plaza Pública, además, es una alianza de medios alternativos como Confidencial (Nicaragua), Verdad Abierta (Colombia) e IDL-Reporteros (Perú). Tiene autorización para reproducir artículos de La Silla Vacía (Colombia), Razón Pública (Colombia) y la agencia IPS América Latina (usan copyleft). La Fundación EFE le permite publicar los contenidos. Su licencia es Creative Commons.

Twitter: @PlazaPublicaGT

Al-Alkhbar (Líbano). Su eslogan, con la segunda palabra tachada, es un verdadero puntazo: Your foreign correspondent in the  Middle East. Al-Alkhbar es una aventura capitaneada por el periodista Joseph Samaha que ofrece una edición en árabe y otra inglés. Una visión alternativa de los conflictos de la región. Licencia Creative Commons .

Twitter: @AlakhbarEnglish 

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net. En Twitter soy @bernardosampa