De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Un Facebookcidio para apoyar a una tribu indígena brasileña

El pasado viernes, 5.837 usuarios de Facebook confirmaron su suicidio virtual en dicha red social. Motivo: mostrar su apoyo con la tribu brasileña Guarani-Kaiowá. La persecución a dicha tribu es tan intensa que la comunidad de Pyelito Key/Mbarakay, en el estado de Mato Grosso do Sul, publicó una carta anunciando un suicidio colectivo. Desde entonces, el escándalo fue internacional. Y surgieron muchas iniciativas de apoyo para la demarcarción y protección de las tierras de los Guaraní-Kaiowá.

Nació una petición de apoyo en Avaaz. Algunas páginas de apoyo en Facebook.  Un vídeo con mensajes de caciques indígenas dirigidos a la presidenta Dilma Rousseff (el título es algo así como Ave Dilma, los que van a morir de saludan). Pero el Facebookcidio colectivo me parece la más original de las acciones. El pasado viernes, 5.837 personas confirmaron su participación en el suicidio colectivo. Posiblemente fueran muchos más los que se suicidaron virtualmente. Los organizadores recomendaban desactivar el perfil de la cuenta y dieron instrucciones técnicas para hacerlo. Para reactivar la cuenta basta hacer login normalmente con el e-mail y clave.

La acción ha sido todo un éxito y ha tenido bastante repercusión. Muchos grupos diferentes de ciudadanos se han unido en una causa común. Y el próximo día 9, a partir de las 13.00 horas, se ha convocado un simulacro de suicidio colectivo en la puerta del Museo de Arte de São Paulo (MASP). Otra prueba más de que la movilización en red está dejando muy viejas las estructuras clásicas de acción y organización. Al mismo tiempo, usar Facebook como plataforma pero cuestionar su existencia, al dejar abierta la puerta de la salida de la red, es algo inspirador. El día que los colectivos activistas de todo el mundo coordinen un suicidio colectivo para salir de Facebook, alguien se va a empezar a preocupar allá arriba.

De las redes a las calle (edición Brasil)

Quiero compartir un detalle de las recientes elecciones municipales de Brasil (pasado domingo) que ha sido ignorado, como era previsible, por las principales marcas informativas. Un hecho casi marginado por los grupos mediáticos de Brasil y por los corresponsales internacionales. Intentaré explicar y contextualizar brevemente de una manera muy simple lo que ha ocurrido alrededor de un hashtag de Twitter: #AmorSimRussomanoNão. Y cómo un grupo de personas de São Paulo ha articulado un movimiento en las redes, ha ocupado el espacio público y ha influido notablemente en la caída del que era el favorito en todas las encuestas: el radical y populista evangelista Celso Russomano.

La situación era verdaderamente alarmante para la izquierda y los movimientos sociales. En agosto, el candidato del derechista Partido Republicano Brasileiro (PRB) llegó a tener más de un 40% de las intenciones de votos en el primer turno. Además, el candidato conservador José Serra, mal llamado socialdemócrata por los corresponsales extranjeros, estaba en segundo lugar en las encuestas. El candidato de la izquierda, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), aparecía en último lugar. El formato broadcast del pasado – debates televisivos, mítines políticos, publicidad en medios – funcionaba a todo tren. Y beneficiaba a la derecha. Pero poco a poco, la red empezó a hacer un peculiar contrapeso.

Primero, el periodista Lino Bocchini, comenzó a realizar debates paralelos a los oficiales de los candidatos en la Pos.Tv, un canal que emite programas en streaming con una intensa vida paralela en redes sociales. El hackeo de los mensajes políticos oficiales estaba en marcha. Poco a poco, un grupo de periodistas, agentes culturales, colectivos y activistas fue dando forma a un frente popular contra el candidato favorito, Celso Russomano. Nació el hashgtag de Twitter, #AmorSimRussomanoNão (amor sí, Russomano no). Y se convocó un evento desde Facebook para ocupar pacíficamente la plaza Roosevelt, en el centro de São Paulo, durante la noche del viernes 5 de octubre. Se lanzó un mensaje contra Russoano: «Demagogo, sin propuestas, construido con sensacionalismo de la TV, proyectado por la Igresia Universal del Reino de Dios, visiblemente incapaz de gobernar. La ascensión de este sujeto es el síntoma terminal de la decadencia política de la cidade». Y se dio una consigna: «ven de rosa», en alusión a la declarada homofobia de Russomano. La apuesta era grande. Los riesgos muchos. ¿Y si la campaña beneficia a José Serra y el candidato de izquierda se quedaba fuera del segundo turno?

Y para suerte de todos,  Facebook prohibió el evento. Y automáticamente nacieron cien eventos, replicados, remezclados, distribuidamente. La creatividad alrededor del cartel original se desató (ver inicio de esta entrada). La prohibición generó otro grito: crea tu bloco (formato callejero de los carnavales). Y todas las causas – feministas, ciclistas, ecologistas, culturetas varios, libre pensadores, hacktivistas, artistas… – se subieron al bloco libre del #AmorSimRussomanoNão. El asunto se convirtió en Trending Topic en Twitter. Todo el mundo estaba hablando de la manifestación de la plaza Roosevelt. Y Facebook tuvo que dar marcha atrás. Da igual que no lo hubiera hecho: la ocupación de la plaza iba a pasar aunque los políticos y Facebook se opusieran.

Durante la celebración del pasado viernes llovió. La luz fue cortada deliberadamente. Se prohibió hasta la venta de comida. La clase política se blindó e intentó boicotear el evento. Despreció, una vez más, a las redes. Pero la multitud conectada, de las redes a la calle, ocupó la plaza. Triunfó. Convirtió la plaza en una plataforma. En una ágora glocal. La plaza fue el epicentro de un grito de un nuevo lobby ciudadano expandido por toda la ciudad de São Paulo. Triunfó el ludismo, el ARTivismo, la imaginación, la rebeldía, la inteligencia colectiva. Aquí una buena crítica de la periodista inglesa Clair Rigby (Time Out São Paulo), sobre la fiesta. Aquí un vídeo del evento, de la multitud de microeventos.

Facebook hundió a Russomano. Y José Serra y Fernando Haddad disputarán el segundo turno de las elecciones. Cierto: hubo muchos factores para que Russomano se quedase fuera. Pero el movimiento ciudadano de la plaza Roosevelt y las redes influyó. Se pueden hacer algunas críticas (constructivas, claro) al fenómeno #AmorSimRussomanoNão. Apenas se utilizaron redes propietarias, principalmente Facebook; fue meramente antagonista contra un candidato; no cuestionó el actual sistema democrático brasileño, corrupto, deformado y poco participativo; no creo ningún prototipo político al margen de los existentes; fue un fenómeno esencialmente partidista (desde la contra). Algunos grupos, también presentes en Río de Janeiro, no tuvieron coraje de hacer lo mismo contra el derechista Eduardo Paes que está sembrando Río de Janeiro de desahucios y especulación y ganó sobradamente en el primer turno.

Pero hay que reconocer su éxito. Su frescura. Su nuevo camino de conexiones. Es inevitable encontrar similitudes con algunas estrategias y prácticas de la global revolution o de movimientos como el 15M, Occupy o YoSoy132. El flujo de las redes a la calle no tiene vuelta atrás, por mucho que algunos políticos pretendan criminalizarlo. La expansión de memes e imágenes de alto impacto simbólico (toda la cartelería generada por los movimientos) influye cada vez más sobre los resultados electorales. Las redes equilibran las estrategias verticales y manipuladoras de los partidos políticos. Y una buena acción en red puede desbaratar una inversión millonaria del poder y desenmascarar las construcciones del marketing político, cada vez más patéticas. #AmorSimRussomanoNão, además, ha conseguido un objetivo concreto: parar los pies a un candidato simplemente impresentable. Y puede ser muy inspirador para elecciones locales, regionales o nacionales de los próximos meses en varios países.

La batalla, en São Paulo y en el mundo, continúa. El evento contra el derechista José Serra ya está convocado para el próximo día 26 de octubre, en la misma plaza. El hashtag-grito es #FaçaAmorNãoFaçaSerra (un juego de palabras con el «haz el amor y no la guerra»). Se sugiere ir de negro. Todos de luto para luchar contra un candidato gris.

 

Carta abierta a la nueva ministra de cultura de Brasil

Querida Marta Suplicy

Soy un ciudadano del mundo que se ha tomado la confianza de hablar en nombre de la sociedad en red. Puede sonar pretencioso, pero soy de los que se considera una neurona conectada de un nuevo cerebro planetario. Primero de todo, muchas felicidades por asumir el cargo del ministerio de Cultura de Brasil. Desde la sociedad en red, asistimos con pavor a la gestión de tu antecesora, Ana Buarque de Hollanda. Nos espantó cuando la ex ministra retiró la licencia Creative Commons del site del ministerio (nada más llegar, vaya). Mucho peor fue cuando Buarque de Hollanda fue dando la espalda a la alucinante y vanguardista gestión de los ex ministros Gilberto Gil y Juca Ferreira.

Desde la sociedad en red nos quedamos perplejos cuando la señora Ana Buarque de Hollanda aseguró que no tenía ninguna intención de promover la cultura libre y la libre circulación de ideas. Más todavía, cuando se entregó en cuerpo y alma a la industria cultural, al corrupto Escritório Central de Arrecadação e Distribuição (ECAD) de gestión de derechos de autor y al amigo americano. Parece que Buarque, la señora de la industria, se dedicaba a reunirse con secretarios de comercio estadounidenses, en lugar de con personas relevantes en la cultura. Dio la espalda a los colectivos, a los verdaderos creadores (no al 1%). Dio la espalda al pueblo brasileño. Dio la espalda a un mundo que confiaba en el Brasil del futuro. Por eso, un  distribuido y enREDado Movimiento Social de las Culturas brasileño declaró la guerra a la señora del ECAD, a la ex ministra Ana Buarque de Hollanda. A la hijita de papá que acaba de caer.

Tienes que saber, querida Marta Suplicy, que la sociedad en red planetaria fue una gran admiradora de la gestión de Gilberto Gil y Juca Ferreira. Brasil se convirtió en el primer país que apoyó desde instancias gubernamentales la cultura libre, las licencias abiertas, la circulación libre de la cultura y los formatos abiertos. El denominado movimiento de la cultura digital del mundo debe mucho a Gilberto Gil, a Juca Ferreira y a todo el movimiento de la cultura libre de Brasil. Por eso, querida ministra, llegas en el momento oportuno.

El mundo te necesita, Marta Suplicy. Llegaste en tiempos de tránsito. Las corporaciones, las teleoperadoras, la industria cultural y los gobiernos del 1% que están esquilmando el planeta nos persiguen. Mientras, la sociedad en red se articula en nuevos movimientos híbridos como el 15M español, Occupy Wall Street o #YoSoy132 en México. Los últimos años han sido complicados. Una industria anticuada, especializada en vender plástico (CDs le llaman), celulosa (libros, periódicos) y ancho de banda están consiguiendo aprobar leyes tan tétricas como la Hadopi en Francia o la Ley Sinde-Wert en España.  Quieren silenciar al mundo, a la sociedad en red. Quieren prohibir que compartamos cultura, afectos y contenido. Intentan imponer leyes absurdas como SOPA (Estados Unidos) o ACTA.

No entendieron nada. No entendieron el cambio. No entienden que nos comuniquemos entre nosotros sin intermediario, que creemos cultura de forma colectiva, que remezclemos, que compartamos. La Ley de Derechos Autorales de Brasil, por ejemplo, considerada una de las más restrictivas del mundo, fue escrita en 1998, cuando no existía Napster ni la posibilidad de intercambiar archivos digitalmente. Fíjate que la ley brasileña impide hasta la copia de un Cd a un Ipod. ¿Tiene sentido?

Un detalle, querida Marta. La cultura en la época de la red es mucho más que cultura. La cultura de red es mucho más que arte. Más que cine, música, literatura, teatro… La cultura de red es un nuevo paradigma de conexiones, de creación, de comportamiento, de mercado. Es otra forma de ver el mundo. Es otra forma de hacer política. La cultura de red entiende la realidad como un espacio colaborativo, libre, glocal y transfronterizo. Tienes que saber, además, que las licencias abiertas que popularizó la cultura, el copyleft, Creative Commons, ahora sirven para mucho más. Hay colectivos de arquitectos licenciando edificios con Creative Commons. Hay personas construyendo objetos en impresoras 3D gracias a las licencias abiertas. Hay gente usando las redes distribuidas ‘estilo  Napster’ para crear un mundo más sostenible y ecológico. El modelo fordista está en decadencia. Pero los gobiernos de Europa y Estados Unidos no quieren verlo. Han dado la espalda a sus pueblos.

Por eso, querida Marta, el mundo te necesita. Necesita a alguien que garantice el libre acceso y circulación de la cultura y la neutralidad de la red. El Ministerio de Cultura de Brasil, el popular MINC, puedes tener la certeza, puede ser el epicentro del nuevo Brasil, del nuevo mundo. Brasil no va a ser una nueva potencia, no va a influir al mundo, exportando carne y soja a costa de acabar con la Amazonia. Tampoco será potencia incentivando a que la clase media se endeude con los bancos y alimentando la burbuja inmobiliaria. Menos aún apostando por los combustibles fósiles y el crecimiento desaforado del parque automobilístico. Brasil será potencia si consigue rediseñar el mundo, la geopolítica del poder y de la industria, desde los nuevos paradigmas de la red.

Recuerda, querida Marta. Tupi or not tupi. Confiamos en ti. Estaremos a tu lado. Sabemos que lucharás por el sueño del Manifiesto antropófago de Oswald de Andrade. Esperamos que, como buena defensora de los derechos de las mujeres, luches por aquel ‘matriarcado de Pindorama’ del manifiesto. Por ese mundo glocal que no sabe que es «urbano, suburbano, fronterizo y continental». Confiamos en ti, Marta. Confiamos en ti, Brasil. No nos defraudeis.

Atentamente

La Sociedad en Red

 

La infinita velocidad de la red


«Es necesario repensar la riqueza como goce del tiempo y no como pulsión adquisitiva. No se trata de predicar otra idea de riqueza, sino de crear un movimiento de ricos, es decir, de personas libres que no posean nada, que tengan necesidades de poquísimo y de disfrutar del propio tiempo como propiedad inalienable. Un movimiento del ocio y del sabotaje, un movimiento de la substracción y de la lentitud, multiplicado por la infinita velocidad de la red»

El texto es un extracto del libro Generación Post Alfa (bájatelo gratis y legalmente aquí gracias a Tinta Limón Ediciones), del (gran) pensador italiano Franco Berardi BIFO. El vídeo es una de las acciones del movimiento ciclista Nuvem de Río de Janeiro. Piden fondos con crowd funding e invaden el espacio público con espíritu de sound system (bicis+música+Djs). La conexión (Bifo+Nuvem) se me ocurrió tras una charla con el (gran) Adriano de Angelis (@deangelis) en la casa Fora do Eixo de Minas Gerais (Brasil), durante la Invasión Hacker de la Casa de Cultura Digital y Fora do Eixo. El texto lo escribo en algún lugar entre Belo Horizonte y São Paulo, dentro del autobús hacker (ônibus hacker).

El vídrio refleja la pantalla de mi netbook. Los párrafos reflejados se incorporan a este espacio de flujos, fragmentado, no lineal. El verde-tras-el-cristal engulle «la infinita velocidad de la red».

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

El blog que ridiculizó a la prensa brasileña

 

Imagínate una ministra de cultura de un país que tiene un pacto secreto con la industria cultural y con el organismo privado encargado de recaudar  (y repartir) los derechos de autor entre los artistas. Que dicha ministra da la espalda a la fuerte tradición de cultura libre de su país. Que de un día para otro retira el logo y licencia de Creative Commons del sitio del ministerio, pionero hasta entonces en el mundo. Imagina que dicha ministra (casi) abandona vanguardistas proyectos de cultura e inclusión digital. Y sigamos fabulando: la ministra hace caso omiso a la presión de los creadores, ciudadanos y productoras independientes. Ignora, incluso, un futurista marco civil de internet de su país, una especie de superestructura reguladora, que apuesta por la colaboración y la neutralidad de la Red, entre otras cosas. El clímax de este post llega en el momento en el que un blog independiente publica una exclusiva: documentos que prueban un oscuro contubernio entre la ministra y la llamada industria cultural, la élite artística y el organismo fiscalizador de los derechos de autor. El momento más álgido de este thriller llega cuando la prensa ignora el caso: no menciona ni una línea. ¿Cómo se llama el país en cuestión y la (des)ministra?

El país es Brasil. La ministra, Ana Buarque de Hollanda, perteneciente a una de las familia del 1%. El blog independiente se llama Farofafá. Me gustaría no estar escribiendo esta entrada. Viví muy de cerca la ilusionante era en la que Gilberto Gil convirtió a Brasil en el referente global de la cultura libre. Viví esa euforia colectiva. Vi cómo Lawrence Lessig, creador de las licencias Creative Commons, se inspiró directamente en aquel Brasil. Vi cómo el sucesor de Gilberto, Juca Ferreira, continuó por la senda de la cultura colaborativa y libre. Vi cómo en Brasil el MP3 comenzó a ganar la batalla al imperio del plástico (uno de los textos más han circulado de mi carrera). Vi cómo Brasil iluminó al mundo. Y cómo inspiró la fuerte tradición de la cultura copyleft en España, uno de los indiscutibles líderes mundiales.

Infelizmente, el sueño duró poco.  La élite cultural del país, la vieja guardia, los herederos de la corte portuguesa, impusieron a Dilma Rousseff a Ana Buarque de Hollanda (hermana del popular Chico Buarque) como ministra de Cultura. Un año y medio después, el panorama no puede ser más tétrico. Y lo más curioso es que los mass media mantienen una cortina de silencio sobre el asunto. Pero los  dos reconocidos periodistas que gestionan Farofafá, Pedro Alexandre Sanches (@pdralex) y Eduardo Nunomura (@enunomura), en un ejercicio de valentía y profesionalismo, llevan unas semanas levantando polvareda. Las relaciones del Escritório Central de Arrecadação e Distribuição de Direitos – la SGAE brasileña – con la ministra quedó en evidencia en el documento exclusivo divulgado por el blog. La prensa, claro, a lo suyo (silencio).

La bola de nieve crece. Muchos intelectuales del país piden la dimisión de Ana Buarque de Holanda. El ex ministro Juca Ferreira, por primera vez, califica de «desastre» su gestión.  Curiosamente, unos días después de la exclusiva, el círculo de la ministra comenzó a usar Twitter. Pero de una manera tan nefasta, vertical y manipuladora que fueron el hazmereír de la red. #Anadebelém, un hashtag promovido aprovechando que la ministra esta en la ciudad de Belém, fue una verdadera hecatombe. Estuvo en el primer puesto del trending topic de Brasil. Y los internautas criticaron, cuestionaron y dejaron en ridículo a un ministra que repite gafes e incoherencias a menudo. Hace unos días llegó a decir que Internet está «matando la cultura de Brasil».

La tristeza es doble. Primera, por Brasil. Segunda, porque me recuerda demasiado al proceso de la Sociedad General de Autores en España (SGAE) y la denostada Ley Sinde Wert. En España, la ley fue cocinada de espaldas a la ciudadanía. La SGAE, ese ente privado, continuó con sus privilegiado monopolio público. Y su corrupta cúpula acabó procesada. Lo mismo está pasando en Brasil. La ministra ha sido forzada a dar explicaciones en el Senado por las irregularidades del Ecad. Estados Unidos presionó a España para «proteger una industria del entretenimiento obsoleta empeñada en vender plástico y conservar monopolios. Pedro A. Alexandre me cuenta que Ana Buarque de Holanda se reunió con el secretario de comercio (no de cultura) de Estados Unidos. Triste para Brasil. Triste para el mundo.

Dos buenas noticias para acabar de contar esta triste historia.

1) En España, la Ley Sinde aglutinó a los ciudadanos, creó redes, calentó los motores del movimiento ciudadano 15M que, según The Guardian, está redefiniendo la política del país. En Brasil, estos autores, creadores y artistas indignados están empezando a unirse.

2) El hecho de que un blog independiente como Farofafá haga temblar la pirámide de poder  (industria, ministerio, élite…), es la prueba de que las reglas del juego mediático han cambiado totalmente. La horizontalidad ha llegado para quedarse.  

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa