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¿Sabías que los cacahuetes no son frutos secos sino una legumbre?

¿Sabías que los cacahuetes no son frutos secos sino una legumbre?

A pesar de que la mayoría de personas los identifican como frutos secos, en realidad los cacahuetes (también conocidos como maní) pertenecen a la familia de las leguminosas y más concretamente a la familia de los guisantes, siendo uno de los snakcs (aperitivos) más utilizados para consumir entre horas (viendo tranquilamente la televisión, acompañando a una cerveza en un bar o mientras se disfruta de un evento deportivo en el estadio).

Por muy raro que parezca y diferentes que sean los guisantes y los cacahuetes, estos son primos hermanos.

Es habitual incluirlos en el grupo de los frutos secos por el hecho de servirlos como snack al igual que se hace con las almendras, avellanas, anacardos, pistachos… además de ser un producto altamente perjudicial para aquellas personas que son alérgicas a los frutos secos, de ahí que también se le asocie tan estrechamente.

También cabe destacar que los cacahuetes no crecen como fruto de un árbol, al igual que la mayoría de frutos secos que conocemos, sino bajo tierra.

 

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Fuente de la imagen: pexels

Cuando se declaró que las Pringles no eran patatas fritas para pagar menos impuestos

Cuando se declaró que las Pringles no eran patatas fritas para pagar menos impuestos

Dicen que ‘hecha la ley, hecha la trampa’ y numerosos son los casos en los que alguien ha sabido sacar buen provecho a una ley para poder beneficiarse. Esto es lo que ocurrió cuando en 2008 en Reino Unido se declaró que las Pringles no eran patatas fritas y así pagar muchos menos impuestos, aunque la jugada no termino del todo bien y finalmente les salió el tiro por la culata. Esta es la curiosa historia…

Resulta que en el Reino Unido las patatas fritas son gravadas con un impuesto del 17,5%, mientras que los aperitivos a base de galletas saladas o frutos secos sólo lo tenían del 5% (según una ley de 1994). De esta forma, los fabricantes de Pringles tomaron la decisión de recurrir y solicitar que se les incluyera dentro del grupo de los snacks con menor impuesto.

Para conseguirlo demostraron que su producto se elaboraba a base de una masa con diversos ingredientes entre los que se encuentra la harina de maíz, patatas deshidratadas, almidón y grasas vegetales.

Cuando se declaró que las Pringles no eran patatas fritas para pagar menos impuestosLa cantidad de patata utilizada para la producción de las Pringles no alcanza el 50% requerido por la ley, por lo que reconocían que no elaboraban patatas fritas sino un aperitivo.

Su argumentación convenció al Tribunal Supremo del Reino Unido que, tras varios años con la demanda en marcha, finalmente la aceptó y a partir de julio de 2008 fueron declaradas snacks y gravadas oficialmente con un impuesto menor.

Pero  la resolución del Tribunal Supremo fue recurrida y un año después (en mayo de 2009) la Corte de Apelación británica revocó dicho dictamen declarando que una composición del 42% de patata es un porcentaje lo suficientemente alto de producto como para catalogar a las  Pringles como patatas fritas, volviéndole a aplicar a partir de aquel momento el gravamen correspondiente a ese tipo de producto, lo que supuso para la multinacional Procter&Gamble (P&G) el tener que desembolsar alrededor de 100 millones de libras esterlinas en concepto de pago de impuestos atrasados más sus correspondientes intereses.

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

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Fuente de la imagen: pixabay theimpulsivebuy (Flickr)

El curioso negocio que hay tras las cáscaras de cacahuete recicladas

El curioso negocio que hay tras las cáscaras de cacahuetes recicladasMillones son las toneladas de cacahuetes que anualmente se consumen en todo el planeta, generando estos unas cantidades desorbitantes de desechos en forma de cáscaras que habitualmente son lanzadas al suelo o la basura.

Normalmente cuando los cacahuetes son consumidos en casa acaban siendo recogidos por uno mismo y se tiran al cubo de la basura, pero el problema viene cuando éstas son tiradas al suelo en los estadios o instalaciones deportivas en el que han acudido miles de personas que los consumen.

El curioso negocio que hay tras las cáscaras de cacahuetes recicladasSe calcula que cerca de medio millón de toneladas de cáscaras de cacahuete son las generadas anualmente en ese tipo de lugares, por lo que el gasto que siempre se ha generado en recogerlo y deshacerse de él ha sido astronómico.

Hasta que a alguien se le ocurrió la brillante idea de dar una segunda vida a todas esas cáscaras desechadas que ayudase a respetar el medio ambiente, redujese los costes de recogida que generaba y que encima pudiese dar algún beneficio económico.

Tras investigar cuáles podrían ser las vidas útiles para las cáscaras de cacahuete tras ser recicladas han surgido un buen número de negocios que se encargan de recoger los desechos de los estadios, instalaciones deportivas, bares y otros lugares de consumo para después reciclar y vender como alimento para el ganado o animales de corral, abono orgánico (compost), material para hacer ladrillos ecológicos, combustible (biomasa) e incluso detergente (entre otras muchas utilidades que se les puede dar).

Aquellos que se dedican al curioso negocio que hay tras las cáscaras de cacahuete recicladas no facilitan cifras exactas de cuáles son las ganancias económicas que genera y aunque tímidamente dicen que apenas da para cubrir gastos, muchos son los expertos que aseguran que en realidad da unos pingües beneficios similares a los de otros productos derivados del reciclaje.

Cabe destacar que, aparte de los beneficios y negocios que se puedan crear en torno a esa segunda vida que se le da a las cáscaras de cacahuete, también hay que tener en cuenta todo el comercio que hay alrededor de la semilla en sí: la famosa mantequilla de cacahuete tan popular en Norteamérica, aceite, champús, jabones, biocombustible, colorante alimentario, insecticidas, pegamento, etc

Para finalizar y como nota curiosa, queda añadir que la ‘araquibutirofobia’ es el miedo irracional que sienten algunas personas a que las cáscaras de cacahuete o la mantequilla hecha con este producto se les pegue en el paladar.

 

 

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Fuentes de las imágenes: publicphoto / athleticbusiness