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Entradas etiquetadas como ‘embarazo’

Pequeños gestos en el día a día… como ceder el asiento a una embarazada

Por Eugenia Peña

Estimado compañero de vagón:

Mujer embarazada (Europa Press)

Mujer embarazada (Europa Press)

Soy esa chica a la que esquivas la mirada cada mañana. Esa cuya tripa de más de 6 meses de embarazada logra incomodarte tan sólo unos segundos antes de finalmente decidir volver a enfrascarte en tu lectura o en el juego de tu móvil.

Me gustaría decirte que con tu gesto la sociedad me decepciona cada día un poco más y me hace preguntarme en qué momento nos hemos vuelto tan insensibles con las embarazadas, los mayores, los niños o las personas con movilidad reducida.

Me levanto a las 6 de la mañana para ir a trabajar, para pagar mis impuestos y para intentar conciliar mi vida profesional con mi faceta de madre, algo cada vez más complicado en la sociedad en la que vivimos.

Por supuesto que tener hijos no es un gesto altruista, sino una elección personal que asumo con total responsabilidad. Sin embargo, sí creo que en uno de los países más envejecidos del mundo, la maternidad y la infancia deberían estar más protegidos.

Siempre dirigimos la mirada a los políticos, y se nos llena la boca al pedir más medidas de conciliación, pero en este caso la responsabilidad empieza por uno mismo, con estos pequeños gestos.

Estimado compañero de vagón, espero volver a verte mañana. No me gustaría tener que pedir la baja antes de tiempo para evitar casi dos horas de trayecto al trabajo de pie. Por favor, no mires para otro lado.

Seguros médicos que deciden por ti dónde dar a luz

Por A. Bardina

Imagen de una mujer embarazada. (ARCHIVO)

Imagen de una mujer embarazada. (ARCHIVO)

Hoy en día, cuando una mujer está embarazada, se le informa de que el parto es suyo, de que no está enferma y que, por tanto, no está supeditada a la decisión de otros en lo referente a cómo desea que sea su embarazo y parto.

Si decide dar a luz en un hospital, se realiza un plan de parto en el que constan todos los detalles por escrito para garantizar que se respetan sus decisiones en un momento tan delicado e íntimo.

Tengo un seguro privado. Lo escogí con cierta compañía nacional, hace más de un año, mirando expresamente que trabajase con un médico en concreto, de mi máxima confianza, y con su equipo de la clínica El Pilar.

Sin embargo, a pocas semanas de salir de cuentas se me informa de que a partir de junio tendré que parir en el hospital Cima (Barcelona) y si bien podré contar con mi ginecólogo, no con su equipo, pese a que mi aseguradora sigue trabajando con otros ginecólogos que llevan partos en El Pilar.

¿No sería más razonable que implantasen este cambio progresivamente a las futuras mamás? De esta manera, ellas podrían escoger.

Me siento engañada y traicionada, y me indigna profundamente que crean que pueden decidir dónde voy a parir y con quién, como si eso no tuviese ninguna trascendencia.

También me decepciona mucho que a día de hoy mi aseguradora no me haya contestado a la petición que les hice, informándoles de la situación y solicitándoles que respeten las condiciones bajo las que contraté la póliza, permitiéndome dar a luz en la clínica El Pilar, con mi médico y su equipo de confianza.

Ni siquiera enviándoles un burofax a Madrid he conseguido respuesta alguna. Siento tristeza cuando le doy vueltas a la situación y me doy cuenta que desearía que se adelantase la fecha de parto para dar a luz en mayo y no tener este problema en el que parece que sólo puedo patalear a merced de las grandes compañías, que nos hacen creer con hermosos anuncios que tienen interés real por sus clientes, cuando lo único que quieren es ganar dinero.

Descontenta con el trato médico recibido

Por M. C. S.

Un médico pasa consulta presencial. (ARCHIVO)

Un médico pasa consulta presencial. (ARCHIVO)

Me gustaría transmitir mi indignación y cabreo por el trato de ciertos médicos del hospital 12 de Octubre de Madrid, en concreto de la unidad de infertilidad.

Tengo 36 años y llevo años intentando quedarme embarazada pero por problemas diversos no puedo y he decidido ir a la seguridad social. Primero porque me gusta lo que tenemos y segundo porque no puedo pagarme sanidad privada.

He pasado 14 meses en lista de espera. El primer día de cita me hicieron una ecografía, una citología y me pesaron. Llevaba una carta de mi dietista donde ponía el seguimiento que llevo desde hace cuatro años y los problemas que estamos teniendo para mi bajada de peso. Ahí empiezó el maltrato hacia mi persona: me trató mal y usó un tono intentado imponer y coaccionar.

Me dijo que tenía que bajar peso, que ahora teníamos un objetivo. Le contesté que llevaba años luchando y que mi deseo era perder peso, y más ahora que estaba deseando tener un hijo, pero ella con sus malas maneras no me dejó casi contarle mis problemas y continuaba diciendo que le daba lo mismo.

Volví para otra cita. Esta vez, una prueba para mi marido. En esta ocasión la cosa cambió. Estaba más amable, me dijo otra vez lo del peso y mi marido comentó que hacía todo lo que podía pero que era cierto que tenía muchos problemas.

Este lunes he vuelto para recoger los resultados. Estaba con dos estudiantes y nuevamente me ha recibido de malas maneras y tratándome mal. Me ha preguntado que cómo iba el peso y le he contestado que he perdido. Tras pesarme, me ha dicho que es mentira y que cree que no me estoy esforzando por lo que me ha dado cita para septiembre.

Según he salido por la puerta, me ha preguntado si ya me han hecho una prueba para ver qué tal tengo las trompas. Como no me la han mandado, una de las estudiantes ha empezado a rellenar los papeles pero de repente ha dicho que no me la manda hasta septiembre, en función de si para entonces he perdido peso o no.

Y me planteo: ¿No puede decirme desde en el principio que tengo que pesar un mínimo y no hacerme perder el tiempo con tanto ir y venir? ¿Se piensa que haciendo presión y tratando mal a los pacientes nos vamos más contentos? ¿O quizá, todo esto es porque tienen orden, a raíz de los recortes sanitarios, en tirar a todo el que se pueda con argumentos dañinos y acusar de mentirosos a los pacientes para ahorrarse dinero? Puede ser que sea eso y que el Gobierno esté haciendo recortes para que no podamos tener hijos y optemos por las clínicas privadas para soltar un dinero que no tenemos.

Lo único que sé, e independientemente de quién sea el responsable, es que no es normal que nos tiren para atrás un tratamiento y una ilusión y otras tantas cosas. Y menos, que nos traten de cualquier manera. Somos personas, no cosas, bichos o animales y mucho menos inferiores a los médicos.

Esto es lo que me ha pasado este lunes 7 de abril. Espero que esta carta haga pensar a los sanitarios de este país, esos que nos pedían que firmásemos para que la sanidad continuara siendo pública y algunos de ellos no perdieran su puesto de trabajo.

Mi odisea para conseguir el anticonceptivo de urgencia

Por I.

Sábado por la mañana. Mientras mantengo relaciones con mi pareja se nos rompe el preservativo. En principio la preocupación principal es la posibilidad de embarazo, ya que somos una pareja estable y hasta el momento no hemos tenido problemas con las ETS. Creemos que el riesgo de embarazo es bajo por diversas razones, entre ellas que nos dimos cuenta enseguida y pudimos interrumpir las relaciones, pero yo siempre he sido muy cauta en ese aspecto y no quise arriesgarme, aunque tardé un poco en decidirme.

Así comienza la búsqueda del Arca Perdida.

Domingo. Cuando regreso a la ciudad donde resido, acudo a un centro de salud público de urgencias. Creo necesario remarcar que, siendo familiar de personal sanitario, estoy muy concienciada acerca del servicio de urgencias público y, en general, soy bastante reticente a utilizarlo, si no es un caso de vida o muerte, por deferencia hacia las personas que lo necesiten de verdad. Presento mi tarjeta que me acredita como beneficiaria de la Seguridad Social y el personal de turno me comunica, sin consultar con nadie más, que tendré que acudir el lunes a Planificación Familiar en mi centro de salud. Le pregunto si no hay posibilidad de que me suministren la píldora en ese momento, recibiendo por respuesta que acuda al hospital a la mañana siguiente.

Lunes. Acudo al hospital más cercano, a 40 minutos en autobús, y pregunto en la ventanilla de admisión. Me dicen que vaya a una farmacia, que allí hay veces que no dispensan la píldora pero que me hacen el ingreso por si quiero quedarme a probar suerte. No es de extrañar que decida esperar, pues mi situación económica no me deja muchas opciones. Una hora después, una mujer de personal pasa a la sala de espera y me comunica, delante del resto de pacientes, que al hospital normalmente ya no le suministran el anticonceptivo de emergencia y que no pueden atenderme. Que me avisa ella en vez de hacerme pasar a consulta para que no pierda el tiempo. Me lo podías haber dicho hace una hora, pienso. Vuelven a mencionarme eso de planificación familiar, aunque a mí me suena a que es precisamente lo contrario a lo que busco.

Así que allí voy, de vuelta en el autobús para llegar a mi centro de salud después de media mañana perdida. Un amable recepcionista me pide el DNI, y cuando le digo que quiero acudir a Planificación Familiar, tal como me indicó un compañero del centro la noche anterior, me da cita para el martes a las cinco de la tarde. Unas cuentas mentales rápidas bastan para darse cuenta de que para entonces ya habrán pasado más de 72 horas, así que le explico que me corre cierta prisa. Me veo en la obligación de repetirle las razones por las que me urge que me atiendan y, ni corto ni perezoso, me suelta un sermón sobre la información que debo dar cuando llego a la ventanilla de administración, sin que de nada sirva el que le explique que no tengo experiencia en el asunto y que sólo he hecho lo que me indicaron sus compañeros. Pero da igual, porque esa mañana no ha desayunado All Brans. Finalmente, consigo una cita con mi médico de cabecera. Eso sí, a la cola de pacientes esperando detrás de mí no les cabe ninguna duda del motivo de mi visita.

Imagen de una píldora del día después (ARCHIVO)

Imagen de una píldora del día después (ARCHIVO)

No me quedaban muchas esperanzas para entonces, la verdad, pero esperé hasta la hora convenida sin tener ya nada que perder. Me atiende un médico de edad avanzada. Lo que me faltaba.

Cuál no será mi sorpresa cuando el médico, en lugar de despacharme como todos sus anteriores compañeros, me pregunta la fecha del incidente. Me advierte que el efecto de la píldora se verá disminuido por haber pasado demasiado tiempo, pero que me la puede facilitar si me la tomo de inmediato. Me deshago en agradecimientos y él, extrañado, me pregunta los motivos. Cuando le explico que llevo dando tumbos de un sitio a otro sin que nadie me ayude sólo me dice: pues eso es para que denuncies a unos pocos.

Y por eso he decidido escribir esto. Supongo que, como la mayoría, yo no tenía mucha información acerca del tema. Al decirme en un sitio y en otro que no dispensaban la píldora no pude hacer más que agradecerles la atención y seguir la ruta que me marcaban hasta que di con una persona que me atendió debidamente. Por supuesto, seré otra de las tantas personas que decidan no denunciar. En primer lugar, por las molestias que me tomaría; en segundo, por considerarlo un esfuerzo inútil.

Pero al menos voy a dejar constancia de esto: la píldora del día después, según me comunicaron, es de obligada administración en servicios de urgencias públicos (hospitales o centros de salud) y de obligada disposición en farmacias. Que no os tomen el pelo.

Espero que si alguien se ve en esta situación pueda hacer uso de esta información y reclamar sus derechos cuando se los nieguen.

Y si el trato que he recibido se debiera a los movimientos ProVida, tal como me ha indicado mi médico de cabecera, sólo pido un poco de respeto hacia mis decisiones igual que yo lo tengo hacia las suyas.

Gallardón, bajo palio de la Almudena

Por Francisco Javier España Moscoso

Ni en mis peores pesadillas pensaba que algún día iba a escribir esto y créanme que todavía no se si está pasando. Sr. Gallardón; es cierto que usted nos anticipó sus intenciones nada más coger el cargo de Ministro de Justicia, pero hombre, rebajar los derechos de la mujer a posiciones decimonónicas, o peor, preconciliares, me parece un exceso y la única explicación que veo en esta recalcitrante decisión de cargarse la actual Ley del aborto, es pretender reconciliarse con esa rancia parroquia de ultraderecha que se ha sentido ultrajada por la reciente revisión de la “doctrina parot”, parroquia a la que ya le estaban saliendo novios en partidos con pocos escrúpulos.

Gallardón saluda a una parlamentaria  (Ballesteros / EFE)

Gallardón saluda a una parlamentaria
(Ballesteros / EFE)

El caso, Sr. Ministro, es que volvemos a aquellos años de plomo en donde los preservativos se compraban en cajetillas con nombre de conocidos tabacos de importación y las mujeres se la jugaban en la ruleta del aborto clandestino; eso si, muy a su pesar y gracias a la globalización, lo que en los setenta era un infausto y caro viaje a lo desconocido para abortar, ahora solo será un billete low cost de ida y vuelta a Londres con visita guiada.

Sr. Gallardón, usted siga a lo suyo que ya se ha ganado salir bajo palio de la Almudena.

Un parto triste y angustioso

Por Mª Revenga

El 24 de noviembre de 2013 ingresé en el Hospital de Sanitas de La Moraleja para tener a mi bebé.  Quiero denunciar una serie de hechos que se han ido sucediendo, desde mi ingreso, y que han convertido un momento que debería haber sido inolvidable y único en una experiencia traumática y triste. En primer lugar, desde mi ingreso a las 00:30 hasta la hora del parto a las 06:20, el bebé estuvo sufriendo, ya que en cada contracción que yo tenía, sus pulsaciones bajaban prácticamente a la mitad (de 150 a 70-80). Estuve atendida ese tiempo por varias ginecólogas y matronas que tras cambiarme de posición repetidas veces para ver si mejoraba la situación, y no mejorando en ningún momento, decidieron esperar un poco en lugar de realizar una cesárea, tal y como una de las ginecólogas que me estaba atendiendo propuso al resto del equipo allí presente.

Seis horas más tarde (sobre las 6 de la mañana) el parto se complicó y tuvieron que intervenir rápidamente al sufrir yo una contracción más larga que provocó una bradicardia en mi bebé. Tuvieron que utilizar espátulas y presionarme la tripa para que la niña pudiera nacer, y finalmente pudo salir pero nació con falta de oxígeno, por lo que tuvo que ser reanimada inmediatamente e intervenida por las pediatras de urgencia.

AUBREY KILIAN  / WIKIMEDIA COMMONS

AUBREY KILIAN / WIKIMEDIA COMMONS

Una vez estabilizada, la niña fue llevada a la UCI por mi marido, al cual le hicieron pasar por caja para hacer un depósito de 500 euros para el tratamiento de la pequeña (cada día en la UCI suponían 360 euros), aspecto que no nos habían comentado en los 9 meses de seguimiento del embarazo. Puesto que las complicaciones habían sido culpa de las malas decisiones del equipo médico responsable, no entendimos que se nos obligara a realizar este pago. Tras pasar 4 días en la UCI, nuestra hija fue dada de alta en perfectas condiciones según la pediatra y el informe de alta que nos dieron. Cuál fue nuestra sorpresa cuando 10 días después de su nacimiento la llevamos al pediatra de la Seguridad Social y nada más examinar a la niña nos derivó al hospital de La Paz por una posible fractura de la clavícula. Efectivamente, en La Paz le realizaron una placa y confirmaron que tenía una fractura en la clavícula derecha provocada seguramente durante el parto con espátulas.

Nos parece vergonzosa la falta de profesionalidad y de ética del personal tanto en la toma de decisiones que podían haber evitado el sufrimiento de la niña como en la falta de información sobre su verdadero estado a la salida del hospital.

Mi intención es por un lado denunciar los hechos y, principalmente, informar a futuras madres para que no sean víctimas como yo y, por culpa de la falta de profesionalidad del personal de este centro conviertan un momento único, como es el nacimiento de un hijo, en una experiencia triste y angustiosa. Por suerte mi hija Paula hoy tiene ya algo más de 3 semanas y a pesar de su fractura se recupera favorablemente y se encuentra muy bien en casa con su familia.

Con este ritmo de nacimientos el sistema es insostenible

Por Antonio Porras Castro

El continuo avance de nuestra sociedad en medios tecnológicos, disponibilidades, comodidades está tan sumamente arraigado en nuestra sociedad actual que estamos olvidando el fin de nuestra existencia. No debemos olvidar que trabajamos para el futuro, que investigamos para mejorar y que el progreso lleva implícito la generosidad. Mejoramos a velocidad de vértigo, viajamos en AVE, nos comunicamos a tiempo real con un innumerable montante de mensajes, fotos, email… Pero dejamos atrás el pasajero al que, de todo esto, sacará partido. Quiero con esta reflexión incurrir en el beneficiario;  no dejar atrás al niño que hoy no nace y que será el benefactor de semejante hazaña y que es el condecorado, el rey.

Las noticias saltan por todos los medios, las alarmas siguen encendidas y agitan sus colores más intensos, pero nosotros seguimos sumergidos en otros mundos. La natalidad sigue sufriendo una debacle injustificada; la tasa de natalidad desciende al ritmo de la de ferBebétilidad y los expertos no dejan de vociferar que estamos en riesgo de desequilibrio demográfico.

A fecha de hoy, el sistema, con este ritmo de nacimientos, es insostenible; los niños no nacen, el apoyo institucional a la familia sigue ausente, con lo que el sistema envejece y, gracias a los avances, los ancianos son más longevos. ¿Quién trabajará en breve? ¿Quién alimentará esta maquinaria que, sin el engrase pertinente, no funciona? ¿Quién contribuirá con su trabajo al sistema de pensiones? ¿Quién acudirá al colegio? Hay que recordar que de la crisis se sale pero los hijos nacen solo en determinadas épocas de nuestro ciclo biológico y que si nosotros no hubiéramos nacido no hubiéramos tenido esta oportunidad que tenemos por delante. Decir también que todos hemos sido hijos y que si nuestros padres hubieran pensado como se piensa hoy, no estaríamos aquí.

Recordar también que si no existieran los abuelos, que son hijos de hijos, quién soportaría  el paro y las separaciones matrimoniales de sus hijos; el drama que atravesamos sería infinitamente más sangriento y  cruel. Los hijos son necesarios y  anteponer su número a actitudes consumistas no deja nada más que entrever un sistema egoísta y ególatra, que inexorablemente conduce a la nada.

¿Cómo tratar a una embarazada en Hacienda?

Por Noemi

Mujer embarazadaEl martes 4 de junio, en la Delegacion de Hacienda de Alcorcón, las dos guardas jurado me intentaron obligar a pasar por el arco de
seguridad. Estoy embarazada de 5 meses y medio. Les pedí que me cachearan manualmente y se negaron diciendo que no tenían guantes. ¿Qué pasaría si viene alguien con un marcapasos o algo similar?

Al final tuve que llamar a la Policía Nacional y una agente femenina me cacheó y pude pasar sin poner en riesgo a mi bebé. Las vigilantes de seguridad, muy maleducadas, se llevaron por mi parte la correspondiente reclamación. Además, fueron muy hostiles ya que me acusaron de hacerle más daño al bebé con el móvil y el microondas, además de atravesando los arcos de seguridad de los comercios, que detectan alarmas y códigos de barras, no metales a gran nivel.

La respuesta que me dio en persona el PP a la reforma sobre la ley del aborto

Por Nerea Prados (Castelldefels)

Hoy he visto que en mi pueblo por la fiesta mayor estaban colocando stands de los diferentes partidos políticos. Acordándome de la reciente noticia sobre que el PP pensaba realizar cambios en la ley del aborto he decidido aprovechar para preguntar qué cambios y bajo qué directrices querían modificar esta ley. Me he acercado al stand y he dicho : «disculpen, ¿puedo hacerles una pregunta?». Al principio todo ha sido «sí, sí, claro». Acto seguido he dicho: «era sobre la reforma de la ley del aborto que quiere realizar su partido, me gustaría saber qué cambios y sobre qué directrices van a realizar la reforma».

En ese momento casi todos han mirado a otro lado, un hombre (que debo decir que ha sido la persona más respetuosa y amable en todo momento y no tengo queja alguna sobre él) me ha indicado que podía enviar un correo al partido para que me hicieran llegar toda la información. Le he indicado que la información podía conseguirla yo, que lo que quería era saber la opinión en persona del partido y aclarar mis dudas. En ese momento un hombre bastante mayor se ha prestado amablemente a contestarme y lo cierto es que al principio ha sido una conversación amable en la que yo realizaba preguntas y este hombre, como bien podía, me iba respondiendo.

Hasta que las preguntas que le hacía ya no parecían (por algún motivo) ser de su agrado, concretamente la pregunta: «si me dice que los médicos no informarán a las niñas menores de edad que tienen que acudir a un asesor en caso de no querer acudir a sus padres por un posible embarazo, ¿quién las informará?». Tras esta pregunta, el hombre intentaba contestarme pero visiblemente algo alterado hasta el punto de tener que indicarle que yo le estaba hablando con respeto.

Tras acabar respondiéndome que el medico informaría a dicha niña, he comentado «disculpe, pero antes me ha dicho que los médicos no darían la información y ahora me dice que sí, ¿en qué quedamos?». Tras esto, el hombre ha tenido que ser sujetado por dos compañeros suyos del PP y apartado debido a que ha empezado a gritarme: «¡tú no estás liada, tú has venido aquí a liarme a mí!» mientras sus compañeros decían por detrás «¿esta para qué ha venido?», «esta ha venido aquí a liarla», todo con tono muy despectivo.

embarazoLes he indicado que yo les estaba hablando con respeto en todo momento, que no había levantado la voz y que solo había venido a informarme sobre esta ley que al fin y al cabo me influye y es su partido el que la está promoviendo.

El hombre amable y educado que comenté anteriormente, con respeto y educación me ha indicado que podía solicitar toda la información necesaria a través de la página web. Me ha entregado un folleto donde estaba escrita dicha página y le he dado las gracias tras indicarle que de ahora en adelante solo me informaría por Internet. Me ha ofrecido un bolígrafo gratis y he de admitir que le he indicado: «no gracias, no lo necesito». Mientras me iba de vuelta a mi casa seguía escuchando cómo los militantes del PP bajo la carpa de su stand seguían diciendo «esta viene aquí a liarla». Solo quería informarles de la mala imagen que a mi parecer ha dado hoy su partido en Castelldefels y recalcar el muy buen comportamiento de ese hombre que tan amablemente me ha atendido incluso cuando sus compañeros han perdido por completo la compostura, la educación y el respeto hacia mi persona.

Espero que tengan a más gente como ese buen compañero de su partido que ha sabido mediar en una situación tan delicada y menos de esas otras personas que hoy han hecho gala de muchas cosas pero desde luego de educación y respeto, no. Un saludo de una votante de Castelldefels.

Pd: no es necesario que me faciliten información sobre dicha reforma de la ley del aborto, hoy he aprendido que es mejor buscar la información por medios propios que no a través de un partido político que hasta el día de hoy tristemente me representaba.

Así será el aborto en España

Por J. M. Redondo

Cartel a favor abortoLa nueva ley sobre el aborto, por su efectividad, contentará a Gobierno e Iglesia. En nuestro país, oficialmente, desaparecerá el aborto. Existirán tres modalidades para que esto se cumpla. Y no tendrán validez estadística. Por una parte, las jóvenes de familias bien irán a clínicas privadas, regidas por órdenes religiosas, donde médicos amigos de la familia les operarán de miomas benignos. Por otro lado, las jóvenes de nivel medio, como antaño, volarán a Londres y se acabó. Por último, aquellas de pobreza evidente acudirán a las parteras del barrio o de la localidad y en esos pisos, sucios y siniestros por ser clandestinos, serán manipuladas a tal efecto, con grave riesgo para su vida y con grandes posibilidades de morir desangradas. De esta manera, el Gobierno de Rajoy con la alegría de la Iglesia siniestra, acabarán con el aborto en España.