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Entradas etiquetadas como ‘fertilidad’

La España que decrece

Por Pedro García

A principios del pasado mes de julio conocimos unos datos demográficos preocupantes. En 2013 más de medio millón de personas abandonó España y sólo 300.000 decidieron venir, lo que hizo que a uno de enero de 2014 la población se situara en poco más de 46 millones y medio.

Imagen de una persona en un aeropuerto. (Juanjo Martín / EFE)

Imagen de una persona en un aeropuerto. (Juanjo Martín / EFE)

Por segundo año consecutivo desciende el número de personas que viven en nuestro país. Las cifras son consecuencia de dos tendencias. La primera es que España ha dejado de ser un país de inmigrantes para convertirse en un país de emigrantes. El saldo migratorio es negativo. La situación económica y la mejora de las condiciones de vida en países como Ecuador y Perú han hecho que muchos de los que vinieron hace años se estén marchando.

A eso hay que añadir una baja tasa de fertilidad. No hay suficientes nacimientos para equilibrar las defunciones. Las españolas tienen pocos hijos. En algunos casos por opción personal, pero en muchos otros casos por que el contexto laboral, familiar y social se lo hace muy difícil cuando no imposible.

La Cátedra de Política Familiar ha realizado numerosos estudios en los últimos años en los que se refleja que la mujer española quisiera tener más hijos pero en muchos casos se ve empujada a posponer la decisión o a olvidarse de su propósito.

La España menguante tiene consecuencias económicas y sociales. Los poderes públicos deben remover los numerosos obstáculos para las mujeres que quieren ser madres y no pueden.

Por unas justas pruebas de fertilidad en la Sanidad Pública

Por Núria Serra

Prueba para diagnosticar la fertilidad del hombre. (ARCHIVO)

Prueba para diagnosticar la fertilidad del hombre. (ARCHIVO)

Quiero reflejar mi malestar con la Seguridad Social con respecto a la fertilidad.

Me considero una persona joven (tengo 29 años). Hace un tiempo que mi marido y yo queremos formar una familia y parece que por motivos de la naturaleza no es posible.

No es normal que en un país en el que cada vez hay menos niños y que la población envejece por momentos, no se den más facilidades para traer al mundo nuevas generaciones. Ya no me refiero a que te den una subvención por tener un hijo, simplemente al hecho de que si tienes problemas para concebir, el médico te dé una solución.

Llevo pagando mi Seguridad Social desde que empecé a trabajar con 18 años y jamás he tenido que realizarme ninguna operación y creo que es justo que como mínimo consiga que me hagan unas pruebas de fertilidad, que al fin y al cabo yo pago esos sueldos, y no tenga que irme como muchas de mis amistades y conocidos a la sanidad privada.

Ojalá cambien las cosas y las personas como yo y mi marido tengamos más oportunidades de hacer algo tan bonito como crear una vida.

Con este ritmo de nacimientos el sistema es insostenible

Por Antonio Porras Castro

El continuo avance de nuestra sociedad en medios tecnológicos, disponibilidades, comodidades está tan sumamente arraigado en nuestra sociedad actual que estamos olvidando el fin de nuestra existencia. No debemos olvidar que trabajamos para el futuro, que investigamos para mejorar y que el progreso lleva implícito la generosidad. Mejoramos a velocidad de vértigo, viajamos en AVE, nos comunicamos a tiempo real con un innumerable montante de mensajes, fotos, email… Pero dejamos atrás el pasajero al que, de todo esto, sacará partido. Quiero con esta reflexión incurrir en el beneficiario;  no dejar atrás al niño que hoy no nace y que será el benefactor de semejante hazaña y que es el condecorado, el rey.

Las noticias saltan por todos los medios, las alarmas siguen encendidas y agitan sus colores más intensos, pero nosotros seguimos sumergidos en otros mundos. La natalidad sigue sufriendo una debacle injustificada; la tasa de natalidad desciende al ritmo de la de ferBebétilidad y los expertos no dejan de vociferar que estamos en riesgo de desequilibrio demográfico.

A fecha de hoy, el sistema, con este ritmo de nacimientos, es insostenible; los niños no nacen, el apoyo institucional a la familia sigue ausente, con lo que el sistema envejece y, gracias a los avances, los ancianos son más longevos. ¿Quién trabajará en breve? ¿Quién alimentará esta maquinaria que, sin el engrase pertinente, no funciona? ¿Quién contribuirá con su trabajo al sistema de pensiones? ¿Quién acudirá al colegio? Hay que recordar que de la crisis se sale pero los hijos nacen solo en determinadas épocas de nuestro ciclo biológico y que si nosotros no hubiéramos nacido no hubiéramos tenido esta oportunidad que tenemos por delante. Decir también que todos hemos sido hijos y que si nuestros padres hubieran pensado como se piensa hoy, no estaríamos aquí.

Recordar también que si no existieran los abuelos, que son hijos de hijos, quién soportaría  el paro y las separaciones matrimoniales de sus hijos; el drama que atravesamos sería infinitamente más sangriento y  cruel. Los hijos son necesarios y  anteponer su número a actitudes consumistas no deja nada más que entrever un sistema egoísta y ególatra, que inexorablemente conduce a la nada.