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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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TVE y los audímetros: es mejor conducir con los ojos cerrados

En RTVE no gustan los resultados de audiencia.

No me extraña, porque son malos. En algunos casos recientes son los peores de su historia.

¿Será porque, como tienen menos medios que antes, hacen una programación peor? Esa sería una buena razón. ¿Será, como dicen algunos,  porque los espectadores/oyentes perciben una cierta manipulación y prefieren acudir a otros medios?

Pues no. Si atendemos a sus directivos es porque los sistemas de medición no funcionan bien. La culpa es del árbitro o, también es un clásico, hay que matar al mensajero.

Si hace unos meses sus directivos arremetieron contra el EGM (Estudio General de Medios) y llevaron sus quejas, vía diputados del Partido Popular, hasta el Parlamento, ahora le ha tocado el turno a la audimetría. Según José Ramón Díez, Director de TVE, Kantar no es una fuente fiable para los datos de audiencia.

TVE no cree en los audímetro que ella misma impulsó

Lo de menos es que hable de 3.000 audímetros cuando actualmente los hogares con audímetros se aproximan a los 5.000; tampoco importa que Kantar sea la vara de medir que utilizan tanto los canales de televisión, como las productoras, las agencias de publicidad o los anunciantes, lo que importa es que, dice, Telefónica mide internamente al detalle a sus tres millones de abonados de Movistar TV.

¿Qué más da que Movistar TV sea una plataforma de pago para abonados, que reciben la señal por cable (y por tanto con un canal de retorno)?¿Qué más da que el primer sistema de audimetría se pusiera en marcha desde RTVE (yo estaba allí) en un momento en el que la competencia era mucho menor que ahora y aun así se veía necesaria?¿Qué más da que en todo el mundo las audiencias de la televisión en abierto se sigan midiendo con sistemas similares al que aquí utiliza Kantar?

Los actuales directivos de RTVE, con José Antonio Sánchez y José Ramón Díez a la cabeza, saben más.

 No se fían de las mediciones que existen; hablan de utilizar otras, pero esas otras no existen, o no sirven, o nadie está dispuesto a pagar su coste.

¿No será que si no hay mediciones nadie les podrá echar en cara su fracaso?¿No será que prefieren conducir con los ojos cerrados para no ver cómo se están dirigiendo hacia el precipicio?

Al Gobierno le salió el tiro por la culata

Ahora que está a punto de comenzar la campaña electoral (se ve que lo que había hasta ahora era otra cosa) creo que es bueno recordar el papel que deberían cumplir las televisiones públicas.

Las televisiones públicas deberían estar al servicio de todos nosotros y ser independientes del Gobierno de turno. Dicen que así funciona la BBC, que es una referencia mundial.

En España ni las televisiones autonómicas ni TVE han sido casi nunca así, independientemente del partido que estuviera en cada caso en el Gobierno responsable. Puede que haya excepciones, pero no son muy conocidas.

En el caso de TVE, que es el que conozco mejor, sólo hay dos momentos, que yo recuerde, que se aproximen a ese modelo: cuando fue Director General Fernando Castedo, en la época de UCD (que acabó tras el 23 F; los meses siguientes ya fueron muy distintos) y cuando fue Directora General Carmen Cafarell y luego Presidente de la Corporación Luis Fernández, con el PSOE y Rodríguez Zapatero en el Gobierno. Quienes dirigían los informativos en esos momentos, Iñaki Gabilondo en aquella primera época y Fran Llorente en la segunda son recordados como modelos de independencia, o de intento de conseguirla. Ninguno de los dos salía habitualmente en pantalla, pero se rodearon de un equipo sólido y capaz de transmitir la deseada imagen de independencia.

El pirulí, Torrespaña, uno de los símbolos de TVE

Durante el resto de la historia, los gobiernos han interpretado que la televisión pública estaba a su servicio; en muchos casos han nombrado para dirigir la cadena, los informativos o las dos cosas a hombres de partido. Con las consecuencias que se podían prever; las que se buscaban en el caso de la orientación ideológica, pero también unas, seguramente no deseadas, en el caso de la audiencia, que tiende a perderse.

El Gobierno actual no lo dudó: la orientación de la programación, y en especial de los informativos, ha de hacerse a la mayor gloria del partido en el poder.

Claro que, si la manipulación es muy evidente el público lo nota; la audiencia huye hacia otros lares. Cuando llega la campaña electoral sólo quedan como espectadores los muy fieles al Gobierno de turno, con lo que el discurso favorable al Gobierno llega a muy poca gente, a los ya convencidos, así que no sirve para cambiar la opinión a nadie y ganar votos.

Así que el tiro de la manipulación le acaba saliendo al Gobierno por la culata: poco más del 5% de los españoles vieron la entrevista que Ana Blanco hizo a Mariano Rajoy el pasado 26 de octubre en La 1. Unos informativos independientes y más creíbles podrían ser, a la postre, más útiles.

Claro que siempre queda la opción de utilizar otro tipo de programas. Si se tiene la suerte de dar en el clavo con un formato como En la tuya o en la mía siempre se puede tirar de Bertín Osborne para que haga una entrevista con alta audiencia al Presidente del Gobierno. (*)

(*) El programa En tu casa o en la mía batió ayer su récord de audiencia. Lo vieron 4.231.000 espectadores, una cuota del 23,2%. Superó en 552.000 espectadores la audiencia conseguida por la entrevista a Pedro Sánchez (que tuvo 3.679.000 y un 20,8% de cuota). Si, como otras veces, la pelea electoral se diera sólo entre estos dos competidores habría salido bien la jugada. Esta vez no lo sé.

Este artículo se basa en el que escribí, con un título parecido, en la revista IPMark del mes de noviembre.

Vamos Bertín: ¡Viva el bipartidismo!

A lo largo de la legislatura que ahora termina, las sucesivas directivas de RTVE nombradas por el Partido Popular han ido consiguiendo que la audiencia de la cadena pública (y en especial de sus informativos) se fuera reduciendo poco a poco. Todo un éxito si lo que se pretende es decir que los medios públicos no sirven y hay que eliminarlos…pero un problema cuando llegan las siguientes elecciones y hay que utilizarlos a mayor gloria del partido en el Gobierno.

Y en estas llegó Bertín.

El programa En la tuya o en la mía se ha convertido en todo un fenómeno televisivo, que consigue las mayores audiencias de la semana en TVE y es líder indiscutible de los miércoles una semana tras otra (incluso obligó a Mediaset a contraprogramarle con Ocho apellidos vascos, el gran éxito del cine de los últimos años).

Así que ¿por qué no utilizar este programa para hacer campaña?

Bueno, no; campaña no, que olería muy mal y hasta puede que, seguramente, sea ilegal.

Pero ¿y si lo hacemos en precampaña?

¡Gran idea!

Pero no puede ir sólo Rajoy. Cantaría mucho.

Ya, pero…¿a quién más podemos invitar?

Bertín compartirá un programa con Pedro Sánchez y otro con Mariano Rajoy.

Mira, del mal el menos:  los nuevos no, que tendríamos que elegir y puede que nos surja un rival nuevo. ¿Qué te parece si invitamos a Pedro Sánchez? Total, él no va a ganar y si no hay mayorías absolutas, con el bipartidismo que teníamos hasta ahora no nos ha ido mal.

Bueno. Y además, puede que a Pedro Sánchez salir en el programa de Bertín le quite más votos de los que le dé.

Et voilá:

La próxima semana Bertín compartirá programa con Pedro Sánchez y la siguiente con Mariano Rajoy.

¿Qué les parece?¿Seguirá siendo un gran éxito de audiencia?

Yo creo que sí. Pero también que es una chapuza política considerable.

¿Hicieron bien las teles en ignorar el terror?

Ayer fue un día triste para todos.

Hoy lo sigue siendo.

Que unos seres humanos se arroguen el derecho de segar la vida y las ilusiones de otros cientos de seres humanos elegidos al azar, es desolador.

Esta vez yo no me enteré por Twitter. Estaban cenando en casa mis hijos y mi nieto, así que durante un tiempo no miré mi móvil. Cuando se iban a ir encendieron una tele nueva que sustituía a la que se rompió hace unos días; justo en ese momento La 1 había interrumpido la película para dar la noticia. Luego, no sé si inexplicablemente, siguió con la película.

Momentos de desconcierto tras la suspensión del partido Francia-Alemania

A partir de ahí, con la tele sintonizada en el 24H de TVE, seguí el avance de las noticias por Twitter. Y pude ver muchas críticas al hecho de que todas las cadenas generalistas siguieran con su programación habitual. Las frivolidades de Sálvame o las películas programadas parecían tener más importancia para los directivos de las cadenas que informar sobre unos sucesos de una tremenda gravedad.

Leo que TV3 sí interrumpió sus emisiones habituales; probablemente alguna otra autonómica también lo hizo.

De las tres funciones que los clásicos del medio atribuían a la televisión (Informar, formar y entretener) está claro que la segunda ha perdido mucho peso; la primera también, casi siempre y en casi todas las cadenas, así que, al parecer, sólo queda la tercera: entretener, panem et circensis. Incluso en un momento como el de ayer.

Por supuesto; todas las decisiones son opinables. TVE puede aducir que ya tiene una cadena especializada en noticias (24H TVE) que cubrió con éxito (acabo de leer que multiplicó por 12 su audiencia habitual; lo que tampoco significa mucho si la cifra de partida es muy pequeña); puede que alguno de los directivos de las otras considere que su función es, precisamente, entretener a su adiencia, hacerle olvidar este tipo de tragedias. O puede, incluso, que algún otro piense que el objetivo de los terroristas es conseguir la mayor repercusión posible, para así ampliar el terror y no esté dispuesto a colaborar en su éxito. Y está en su derecho; no le falta parte de razón.

Todo es opinable, claro. Pero yo creo que, en días como el de ayer, las televisiones retratan sus verdaderos intereses. Y el de hacer buen periodismo no está entre ellos.

Y tú ¿qué opinas?

¿La película más vista en televisión?

Ayer Mediaset concentró toda su energía en destrozar a la competencia. La 1 había conseguido todo un hito en las semanas anteriores al colocar reiteradamente En la tuya o en la mía como programa más visto de los miércoles, mientras Antena 3 también superaba a Tele 5 con un no excesivamente brillante Top Chef. Así que programó Ocho apellidos vascos, aprovechando que se anuncia para la semana próxima el estreno en cines de su secuela Ocho apellidos catalanes.

Y no la programó sólo en Tele 5; lo hizo también, de forma simultánea en Cuatro.

Los resultados de audiencia no defraudaron: consiguió casi ocho millones de espectadores (un millón por cada apellido, casi la audiencia que acumuló el año pasado en las salas de cine): 5.138.000 en Tele 5 (30,7% de cuota) y 2.821.000 en Cuatro (16,9% de cuota). Además consiguió hundir (o tocar muy seriamente) a sus cadenas competidoras: el programa estrella de La 1 se quedó en 2.803.000 espectadores, casi un 18% menos que el de la semana anterior; mucho peor le fue a Antena 3; Top Chef se quedó en 1.480.000 espectadores, casi un 36% por debajo de los que había obtenido una semana antes.

¿Fue Ocho apellidos vascos la película más vista en TV en España?

Para algunos fue la película más vista en televisión en España.

Pero Ana, mi compañera de la que ya he hablado aquí en alguna ocasión, ya nos ha aclarado que no fue así: Cateto a babor, en 1992, le superó con 10.078.000 espectadores.

Es muy complicado hablar de récords absolutos de audiencia de televisión en España. Casi con toda seguridad las mayores audiencias se consiguieron antes de 1990, antes de que, con el nacimiento de las cadenas privadas, se produjera la primera gran fragmentación de audiencias. Otra cosa es que no podamos comparar los datos: hasta junio de 1986 no aparecieron los primeros audímetros y los datos del EGM no permitían bajar a la audiencia individual de una película. Se podrían haber estimado en función del número de respuestas obtenidas en otro estudio, el Panel de aceptación de programas, pero eso no se hacía de modo habitual.

Entre el verano de 1986, cuando se obtienen los primeros datos de audimetría, y el año 1993, ya teníamos datos de audimetría, pero Sofres (ahora Kantar Media) no considera los datos de Ecotel (la empresa inicial de audimetría, que Sofres compró en su momento) en la serie histórica.

Los datos que se pueden comparar sin demorarse mucho en la búsqueda comienzan en 1993, pero no nos engañemos: ya había televisión, audimetría e incluso fuerte competencia, antes de esa fecha.

Sin quitarle ningún mérito a la película emitida ayer, creo que no es correcto decir que fue la más vista de la historia de nuestra televisión.

En la tuya o en la mía: todo un fenómeno televisivo

Confieso que cuando vi que la gran apuesta de TVE para esta temporada era Bertín Osborne haciendo entrevistas no tuve la sensación de que nos íbamos a enfrentar a un gran éxito de audiencia.

Las cifras del primer programa, la entrevista a un ídolo de las jovencitas como Pablo Alborán, tuvo un dato poco más que discreto: 2.389.000 espectadores, un 14,7% de cuota, que no está mal para una cadena que ahora se mueve en torno al 10%, pero tampoco es una cifra sensacional. Aun así fue el segundo programa más visto del día, sólo por detrás de El Hormiguero.

Desde el primer programa con Pablo Alborán la audiencia ha subido un 62%

Pero desde entonces la audiencia no ha dejado de subir. Ya el siguiente programa, en el que el invitado fue el torero Jesulín de Ubrique, fue el más visto del día (algo que desde entonces se ha mantenido semana a semana) con 2.731.000 espectadores y una cuota del 15,5%.

La entrevista a Lolita ya superó los tres millones de espectadores (3.081.000 y 17,2%).

Con Pablo Motos (3,362.000; 18,5%) y Carmen Martínez Bordiú (3.382.000; 18,1%) pasó de los 3,3 millones.

El morbo de llevar en dos semanas consecutivas a una ex-pareja se vio premiado con más de tres millones y medio de espectadores: (3.504.000 y 18,7% en el caso de Mariló Montero y 3.567.000 y 19,7% en el de Carlos Herrera).

Cada semana la audiencia ha superado la del programa anterior, salvo precisamente ésta en la que la entrevista a Adolfo Suárez Illana, seguramente con un tono más serio que las anteriores, más alejado del tema cotilleo de revista del corazón, se ha quedado a medio millón de espectadores de distancia (3.387.000; 18,5% de cuota) del programa de la semana pasada, dedicado a Los Morancos (3.882.000; 21,1% de cuota). El dúo de humoristas, con su gran tirón en Andalucía, el granero de las audiencias de televisión, siempre triunfa en TVE.

La campechanía y el descaro del presentador a la hora de abordar algunos temas pueden ser la raíz de este inesperado éxito, que llega al público sin traicionar la línea editorial de la actual TVE. Bertín no busca directamente la polémica pero tampoco la rehúye. Tampoco hace nada por ocultar su ideología que, como le echó en cara entre risas el último entrevistado, le situaba como uno de los fachas que se enfrentó a Adolfo Suárez padre cuando legalizó el Partido Comunista.

La dirección de RTVE ya ha renovado el contrato para una nueva temporada del programa. Quizá se estén preguntando por qué no descubrieron antes esta veta de oro.

Es la financiación, estúpido

Hace ya unos años.

Corría el año 2004 cuando me invitaron a una reunión del Consejo para la Reforma de los Medios de Comunicación del Estado. Recuerdo siempre con mucho gusto aquel día que pasé en las instalaciones de la Biblioteca Nacional en las que se reunía el Consejo. El nivel intelectual del grupo, que presidía el reciente Premio Princesa de Asturias, Emilio Lledó, era muy alto y el debate que se produjo resultó muy interesante en todo momento.

Emilio Lledó presidió en 2004 el Consejo para la Reforma de los Medios de Comunicación del Estado

Aquella jornada se dedicaba al papel que debía jugar la investigación en las televisiones públicas. Supongo que me habían invitado ese día porque mis orígenes profesionales estaban ahí.

Pero llegó un momento, creo que fue después de la comida, en el que planteé que nada iría en la dirección que el Consejo dictaminara si no quedaba claro el sistema de financiación. A partir del nacimiento de las cadenas privadas RTVE había entrado en un peligroso proceso de endeudamiento que alcanzaba unas dimensiones muy preocupantes y que condicionaba cualquier movimiento que se pudiera plantear. Se debatió entonces y se plantearon algunas posibilidades, que en gran medida se recogieron en el informe final.

El Gobierno de Zapatero se había comprometido a llevar a cabo las propuestas que planteara el Informe del llamado Consejo de Sabios. Y realmente lo hizo así en algunas de las líneas fundamentales: la transformación de RTVE en Corporación, la elección de su Presidente por consenso y el planteamiento de unos informativos independientes del Gobierno de turno iban en la dirección adecuada.

Pero se obvió, o se dejó para más tarde, la parte referida a la financiación. Es verdad que el Estado asumió como suya la deuda acumulada, que era una de las claves del problema, pero se olvidó hablar del Contrato Programa, o del sistema mixto de financiación y cuando se trató de la sustitución progresiva de una parte de la publicidad por patrocinios…se tomó la decisión repentina de suprimir de golpe toda la publicidad, a beneficio de las cadenas privadas y sus accionistas.

El sistema alternativo de financiación que se planteó, con aportaciones de las cadenas privadas y de las operadoras de telecomunicaciones, era difícil de justificar y nunca llegó a funcionar bien. RTVE volvió a incurrir en las pérdidas que teóricamente, tenía prohibidas.

Eso ha vuelto a dejar a la cadena pública en manos del Gobierno de turno.

Los problemas de pérdida de audiencia y de prestigio que está viviendo en estos últimos años tienen ahí su raíz.

Creo que ese es uno de los errores más graves que cometió Zapatero durante su mandato. Y dicen que fueron muchos y gordos.

Parodiando a la frase que dicen que dijo Clinton a Bush padre durante la campaña electoral del 92:

Es la financiación, estúpido.

Rajoy frente a Albert y Pablo ¿es la persona o el formato?

Ayer se disolvieron las Cortes y Rajoy comenzó su campaña electoral, acudiendo a TVE, algo poco habitual en esta legislatura.

Una media de 2.190.000 espectadores estuvieron pendientes de la entrevista que Ana Blanco hizo al Presidente; ayudada por doce preguntas pregrabadas a otras tantas personas seleccionadas por una empresa de estudios sociológicos (de cuyo nombre no nos informaron). Esa cifra representa un 5,2% de los españoles, o un 11,6% de quienes estaban viendo la televisión en ese momento.

¿Son buenas esas cifras? Depende; como todo. Ese 11,6% se sitúa por encima de la media de la cadena, que suele ser el indicador de éxito o fracaso de los programas y que, en el caso de La 1 se sitúa este mes en el 10,2%. Fue el noveno programa más visto durante el día de ayer. No es brillante, pero no está mal.

Mariano Rajoy durante su intervención ayer en TVE

Tan sólo ocho días antes pudimos ver en La Sexta el programa en el que Jordi Évole presentaba el debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias.

La Sexta es una cadena menor; la media de la cadena en lo que va de mes se sitúa en un 7,2%. Eso quiere decir que por cada cien minutos que pasa el espectador medio viendo La Sexta, dedica 142 minutos a ver La 1.

Pues bien, el programa de La Sexta fue, con mucha diferencia, el más visto del domingo 18. Una media de 5.091.000 espectadores lo vieron. Esa cifra representa un 12% de la población que considera Kantar (el medidor de audiencia en España) y un 25,5% de los que veían televisión durante el periodo de su emisión.

La audiencia de Salvados multiplica por 2,3 la que obtuvo Ana Blanco con su entrevista al Presidente Rajoy.

¿Albert y Pablo, dos políticos que aún no han tocado poder, interesan más del doble que un Presidente contando los éxitos de su Gobierno tras una legislatura casi completa? Puede ser, pero…

¿No tendrá también algo que ver el formato? El debate entre Iglesias y Rivera respiraba vida, a pesar de ser un programa grabado; la entrevista de una muy correcta Ana Blanco a un Presidente que contestaba según un guión establecido sin tener en cuenta las preguntas de la entrevistadora, se veía encorsetada, a pesar de ser en directo. Las preguntas pregrabadas a los doce espectadores (a las que el Presidente contestó o no según se ajustaran a sus intereses) funcionaron mal. Se quiso hacer un remedo de Tengo una pregunta para usted y acabó dando pie a las bromas sobre las preguntas en plasma a un Presidente que ha sido plasma a lo largo de casi toda la legislatura.

Los encargados de Comunicación de los partidos tienen mucho que analizar a la vista de estos datos.

El muerto estaba muy vivo

Desde que nació Internet y todo el movimiento digital no pasa un mes sin que algún estudio o algún sesudo gurú del digital nos cuente que la Televisión ha muerto. Los más moderados nos dicen que lo que ha muerto es la Televisión tal como la conocíamos.

Pero los datos son muy tercos y nos siguen diciendo que la gente dedica casi el mismo tiempo que en el año de su mayor consumo (tan cercano como el 2012) a ver la Televisión en su forma más tradicional, la que en España lleva más de veinticinco años midiendo Kantar Media (aunque no siempre con este nombre): casi cuatro horas de media viendo la televisión en algún televisor del hogar en el día medio no son los parámetros que uno atribuiría a un muerto.

Es verdad que esa no es toda la Televisión que se ve y cada vez se ve más contenido audiovisual en aparatos diferentes del televisor y en lugares diferentes del hogar. Incluso hay personas que ven varias cosas a la vez en varios aparatos diferentes. Pero eso suma, no resta.

¿No ha cambiado nada? Todo lo contrario: ha cambiado casi todo. Ya es muy raro que un programa de Televisión sea visto por más del 10% de la población (en los años ochenta era casi habitual que algunos programas los viera más del 60%); las campañas de publicidad necesitan planes muy complejos, combinando varias cadenas (aunque en España sólo tengamos dos interlocutores y pico con los que negociarlas) a los que hay que añadir otro medios; la eficacia de una campaña que se emite cuando alguien está viendo a la vez otro contenido en otra campaña es dudosa, la imagen de la publicidad se ha deteriorado, en parte por las campañas en contra de los digitales, que ahora sufren en sus carnes ese rechazo…y muchas otras variaciones más.

Pero la Televisión sigue siendo el centro de las campañas de publicidad de más éxito. Un estudio realizado por Kantar World Panel para Antena 3 demuestra que la publicidad en Televisión contribuyó en 2014 a aumentar un 6,4% las ventas de las 10 mayores marcas, mientras que las marcas que no hicieron publicidad redujeron sus ventas.

Hasta Google, que hace ya tiempo es el mayor medio publicitario del mundo, tiene claro que la Televisión es la referencia y les dice a las marcas que, si quieren rentabilizar sus campañas

publicitarias, deben dedicar el 24% de su presupuesto de Televisión a sus canales de YouTube. Que sí; es cierto, no es la Televisión de toda la vida, pero es un contenido audiovisual muy, pero que muy, parecido a la Televisión.

Claro que, como dice Javier Pons (ex Director de TVE) en un excelente artículo que he encontrado en LinkedIn, los cambios que se han producido nos llevan a una realidad del medio muy diferente y ya no se puede programar como hasta ahora.

Ahora hay que hacerlo para un espectador que se enfrenta a una oferta casi infinita, que puede encontrar en cada momento lo que quiere ver y lo encuentra, seguramente, en varios sitios diferentes…pero también para el espectador que no quiere pagar por todo lo que ve y para el que no quiere (o no puede) estar permanentemente conectado sino que, todo lo contrario, quiere desconectar.

No sólo no ha muerto la Televisión; está más viva que nunca.

Tele 5 completa un año seguido de liderato

Puntual como cada día 1, incluso cuando cae en festivo, me ha llegado el informe de audiencias de Barlovento Comunicación.

Una vez más, y ya van doce meses seguidos, Tele 5 se ha situado como líder. Agosto no suele ser el mejor mes de esta cadena; por el menor consumo de televisión es un mes menos comercial y no es raro que los muy comerciales hombres de Mediaset levanten el pie del acelerador. De hecho, hace un año fue la última vez que cedieron el liderato a Antena 3. Ahora han mantenido el tipo, aunque sólo sea por dos décimas de diferencia.

La audiencia no es, como decía Joaquín en su comentario de hace unos días, el criterio de calidad (al menos no el único criterio que debería influir en la programación de las televisiones públicas). Pero para las televisiones comerciales la audiencia es clave: es la mercancía que venden a los anunciantes, que son su principal fuente de financiación. También es una medida de cuánto saben adaptarse a los gustos del público (unos gustos que ayudan a crear).

Vivimos unos tiempos de audiencias muy fragmentadas. Entre las tres grandes cadenas sólo alcanzan el 35,2% de cuota. Recuerdo, no hace tantos años (o sí) cuando yo hablaba del paralelo 27, el límite del que no debía bajar una cadena si quería ser líder (entonces lo era casi siempre La 1). ¿Quiere eso decir que los gustos son muy variados? No está claro.

Si prescindimos del fútbol (incluso en agosto, el mes menos futbolístico del año, los cinco programas más vistos son de fútbol; también lo es el programa más visto en Tele 5, Antena 3, Cuatro y La Sexta) parece que los gustos dominantes se concentran en los realities, los programas y tertulias de cotilleo y poco más. Últimamente también han pegado con fuerza los programas de cocina, pero no ha sido así en agosto.

Parece que Tele 5 es la cadena que mejor  ha captado los gustos actuales de los telespectadores españoles. Pero también vemos que una parte cada vez mayor de esos espectadores opta por otras alternativas. Casi un 65% de la audiencia se va a cadenas diferentes de las tres más grandes y tanto como un 45% a alguna que no se incluye entre las seis de mayor audiencia.

Además el consumo de televisión convencional cae; lentamente pero cae. En agosto un minuto menos que en el mismo mes de hace un año. ¿Una situación preocupante para las cadenas? Según se mire: aún con el descenso, en el mes de menor audiencia del año el español medio vio 191 minutos de televisión convencional al día. ¡Más de tres horas!

Si yo fuera directivo de Mediaset (Tele 5) o de Antena 3 miraría primero a los resultados del primer semestre ¡muy positivos! luego a la evolución de la audiencia y luego estudiaría muy a fondo las amenazas de Internet y de las nuevas opciones de pago. El presente es excelente; el futuro, cada vez más, incierto.

Por cierto, los resultados económicos del primer semestre han sido muy similares para Tele 5 y Antena 3 pese al claro dominio en audiencia de la primera. Parece que cuando hay programas rechazados por una parte de los anunciantes la audiencia no es el único criterio.

El target comercial, que se inventó en su momento Publiespaña (Tele 5) ha acabado volviéndose en su contra.