Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¡Viva el calor, muera el frío!

¿Es responsable el hombre del frío que hoy padecemos? ¿Y del calor, tan benéfico para la prosperidad? Los enemigos del calentamiento global ya no saben qué inventar para extender la creencia de que el ser humano –esa hormiguita en el universo- es el responsable principal del cambio climático. ¡Qué soberbia!

La diosa Cibeles adornada con carámbanos. ¡Qué frío!

El frío que estamos pasando estos días me ha llevado a repasar el estado de la ya vieja polémica científica (a veces, seudocientífica, casi religiosa) sobre el papel dominante o irrelevante del hombre (frente a los factores solares, espaciales, orbitales, cosmológicos, físicos, meteorológicos, astronómicos, etc.) en el calentamiento global.

Claro que ahora –con el frío que hace – ya no lo llaman “calentamiento global” sino “cambio climático” y atribuyen estas olas de frío a “los extremos climáticos” producidos precisamente -¿lo adivinan?- por el “calentamiento global”.
¿Por qué se empeñan tanto en combatir el calentamiento minúsculo del planeta (que nadie niega) si, en épocas anteriores, el calor -mucho mayor- ha ido siempre asociado a la prosperidad y al bienestar?

¿Será por dinero?

Lo caliente es bueno, lo frío es malo.

En el frío siglo XIV la brujas eran quemadas acusadas, entre otras cosas, de causar el mal tiempo. O sea, el frío.

Un nuevo estudio europeo de anillos de árboles, publicado por P. Gosselin, el pasado 14 de enero, confirma que las épocas mas calientes conducen a la prosperidad y las frías a la muerte y a la miseria.

Los extremos climáticos, según este estudio, eran mayores en el pasado.

A medida que se van quedando sin argumentos científicos –tras el escándalo del “Climagate”, las deserciones, etc.- los enemigos del calentamiento se agarran ahora al actual deshielo del Ártico como a un clavo ardiendo.

Sobre esto, he encontrado otra joya de la hemeroteca. Se trata del alarmismo generado en 1922 por el diario The Washington Post al publicar una noticia de AP sobre la desaparición del hielo en el Ártico.

La desaparición del hielo ártico en 1922 fue más grave que ahora. El artículo, desde luego, no tiene desperdicio.

Según el Washington Post del 2 de noviembre de 1922:

«El  océano ártico se está calentando, los icebergs se hacen más escasos y  en algunos lugares las focas encuentran con que el agua está demasiado  caliente, según un informe del Departamento de Comercio de Consulafft, en  Bergen, Noruega.

Los informes de pescadores, cazadores de focas y exploradores todos señalan un cambio radical en las condiciones  climáticos y temperaturas sin precedentes, jamás conocidos en la zona  ártica. Las expediciones de exploración informan de que no se ha encontrado  casi nada de hielo en zonas tan al norte como 81 grados y 29 minutos.

Los  sondeos a una profundidad de 3.100 metros muestran que la corriente del Golfo aún está muy caliente. Grandes masas de hielo han sido sustituidas  por restos acumulados de tierra y piedras [de glaciales derretidos], según este informe, mientras en muchos puntos glaciales muy  conocidos han desaparecido por completo.

Nevó ayer en Abla (Almería) cerca de Nacimiento, el pueblo de mi madre.

Muy  pocas focas y ningunos peces blancos se encuentran en el Ärtico del  este, mientras grandes bancos de anchoas y “smelts” (un pescado azul  pequeño) que nunca han llegado tan al norte, se encuentran en los  viejos campos de pesca de las focas.  Dentro de unos años se predice que,  debido a la desaparición del hielo el nivel del mar subirá, haciendo  inhabitable la mayoría de las ciudades costeras.»

Esto se publicó el 2 de noviembre de 1922, a partir de una noticia redactada por la agencia Associated Press.  Esta fue la última vez que  tuvimos una alarma del calentamiento global.  Desde entonces, hemos  tenido una alarma de enfriamiento global, que tambien se desvaneció de los  periódicos, y ahora hemos vuelto de nuevo a la alarma del calentamiento global.  Y no  es que la hipérbole haya cambiado mucho en 88 años…

Hoy  en día, cada acontecimientoo natural notable, cada fluctuación del termómetro, cada inundación o sequía se atribuye al calentamiento  global. Un invierno seco y suave –es el cambio clímatico.  Un invierno nevado y gélido – es el cambio climático.  Calentamientos o enfriamientos históricos, sequías o lluvias,  de todo ello podemos echarle la culpa con confianza al cambio climático.”

(Recogido de The Resilient Earth).

¡Vivir -o leer- para ver! La hipérbole mediática o científica (a veces, seudocientífica, casi religiosa) se repite de manera tan cíclica como los cambios climáticos. No se cómo puedo creerme lo que dicen los periódicos si -como decía mi suegro- los hace gente como yo.


Mirando los gráficos de períodos largos -las temperaturas en los últimos 10.000 años- vemos las distintas épocas de calentamiento todas ellas, por supuesto, con pequeños altibajos.

Si las comparamos con la época actual, observamos que la tendencia general es a la baja.

Hace 2.500 años hacía mucho frío y abundaban las catástrofes. Durante el Imperio Romano hizo calor y hubo prosperidad.

¿Alguien ha visto estatuas de romanos con abrigos y bufandas? Las que yo he visto en Roma o en Mérida van con faldilla corta y sandalias. Hacia el siglo IV volvió el frío. Los bárbaros del norte huyeron espantados hacia al sur de Europa en busca de comida y de …calor.

Cayó Roma y se inició un período altomedieval frío, oscuro y lleno de miseria que se prolongó hasta el siglo IX. Con el nuevo milenio se equivocaron los catastrófistas de milenarismo.

En el siglo X cambió de nuevo el ciclo climático y volvió el magnífico calentamiento global. Los vikingos se extendieron por Groenlandia o Greenland (que significa precisamente Tierra Verde), los británicos tuvieron viñas y ¡vino!, floreció el Camino de Santiago y Europa se llenó de bellísimasa iglesias romáticas y, ya en el siglo XII y XIII, de espectaculares catedrales góticas. A ese periodo se refieren los sabios del clima y los historiadores como el «óptimo medieval». Llaman «óptimo», naturalmente, al calentamiento global.

El frío glacial volvió a Europa, desde 1300 hasta 1850, aproximadamente, acompañado de miseria, hambre, peste, caza de brujas, etc.. Este largo y triste periodo se conoce como «pequeña edad galcial«. Hay multitud de pinturas de paisajes europeos del norte que lo atestiguan.  Y los británicos se quedaron, otra vez, sin viñas y sin vino propio.

¿Qué gran experto en marketing -además del hábil predicador Al Gore– ha conseguido convencer a media humanidad -incluso a la ONU- de que el calentamiento global es malo para el ser humano y que debemos combatirlo? Para mí que ese tipo ha superado, en marketing, al mismísimo San Pablo.

Lawrence Solomon

En mi búsqueda de argumentos contra el frío, encontré una joya divertida (o triste, según se mire) en un diario conservador canadiense. Se trata de un artículo sarcástico de Lawrence Solomon, del 30 de diciembre de 2010, titulado así:

75 científicos del clima piensan que los humanos contibuyen al calentamiento global

Intentaré resumir el artículo.

Los resultados dudosos de una encuesta sobre el «consenso científico» burdamente manipulada, y publicada como creíble por grandes diarios como The New York Times y The Washingotn Post, muestran que el 97% de los científicos están de acuerdo en que los humanos hemos causado el calentamiento global.

¿Y el frío? Dicen que se debe a los cambios extremos consecuencia también del calentamiento global: más frío en invierno y más calor en verano.

¿Cómo han obtenido este consenso abrumador de la comunidad científica con un procentaje del 97 %?

Dos jóvenes entusiastas de Illinois sin credenciales hicieron una encuesta de dos minutos on line, nada científica a 10.257 científicos. Decidieron que los méritos no eran un factor importante y optaron por preguntar a empleados públicos y de universidades, no de empresas privadas.

Excluyeron de su lista a quienes eran propensos a dar importancia al Sol, al espacio, a los cosmólogos, físicos, meteorólogos y astrónomos. Dejaron fuera de la encuesta a la Geología, Oceanografía, Paleontología y Geoquímica. Tampoco tuvieron en cuenta el grado académico de los encuestados: preguntaron a 1.000 sin doctorado y a otros muchos sin master especializado.

La mayoría no contestó a la encuesta. Respondieron 3.146, o sea, el 30,7%. Estas fueron las dos preguntas, a minuto cada una.

1.- ¿Piensa que, desde 1.800, las temperaturas medias has subido, han caido o se mantienes iguales?

2.- ¿Piensa que la actividad humana es un factor importante en el cambio de las temperaturas globales medias?

Practicamente todos -hasta los más escèpticos del calentamiento- piensan que, desde mediados del siglo XIX, la Tierra se está calentado un poco -es un hecho medido y bastante irrelevante, si lo comparamos con series largas de ciclos climáticos. También están de acuerdo en que la actividad humana ha podido tener alguna influencia menor e irrelevante en los altibajos  de las temperaturaas locales o regionales por la desforestación, la agricultura, etc. pero cada vez más científicos niegan que el ser humano juegue un papel importante en el cambio climático.

Pues bien, el 82% de los encuestados respondieron que sí a la 2ª pregunta. Uno de cada 5 no le echa la culpa a los humanos. A los autores de la encuesta les pareció poco y buscaron subgrupos distintos. Eligieron solo a los expertos climáticos que había entre los 3.000 que habían respondido y eliminaron a los demás. Así llegaron a la cifra mágica de 75 de 77 (de cualificaciones desconocidas) apoyaron la ortodoxia.

Si dividimos 75 por 77 nos sale la cifra mágica del 97% a favor de la ortodoxia (¡el consenso!) que se publicó, sin rubor, en la prensa seria de pago. Y se quedaron tan panchos en el New Yok Times y el el Washington Post. Así se escribe la historia. Aceptamos como buenos los datos (manipulados o no) que encajan en nuestro esquema ideológico o religioso y rechamos los que no convienen (sean ciertos o falsos) a nuestros intereres.

——-

PS.1

Para quien quiera profundizar en el debate, ahí va este enlace:

http://www.climatedebatedaily.com/

Se trata de una página web que publica diariamente una larga lista de todo lo que sale en Internet (prensa, revistas, blogs, etc.) en los dos lados del debate climático.  A la izquierda, bajo el título de “Llamadas a la acción”, están los artículos del consenso.  A la derecha, bajo el título de “Voces disidentes”, está la lista de articulos que disienten.  Todos vienen con una linea descriptiva del tema y un link al artículo.

P.S. 2:

Sobre el Cabo de Gata

He visto con retraso algunos comentarios al post de anteayer, refridos al Cabo de Gata, a los que me veo obligado a replicar. Ahí va mi respuesta:

Para Rosa, Antoñico, Pelayo, etc.:
Me gusta polemizar, pero no suelo hacerlo con comentaristas de alquiler. Sin embargo, esta vez, lo hago solo para corregir un error de bulto.
Mi post sobre el libro de Antonio Orejudo “Almería, Crónica personal” ha recibido varios comentarios en los que sus autores coinciden con las mismas palabras -espontáneamente o por encargo de alguien- en que disfruto de “la poltrona del Cabo de Gata”, “un cargo tranquilo y bien remunerado”, mientras hay “más de 4 millones de parados”, etc.
No se si lo hacen por mala fe –“mala gente que va apestando la tierra”, diría Machado- o, simplemente, porque “piensa el ladrón que todos son de su condición”.
Me explico:
El “cargo” de presidente de la Junta Rectora del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar –que recibí como una carga, aunque con entusiasmo y por amor a mi tierra- es todo lo contrario a una “poltrona tranquila y bien retribuida”. Ni es poltrona ni es tranquila ni está bien ni mal retribuida.
Esa carga no me proporciona ni un duro. Todo lo contrario. No me importa, ya que tengo la casa pagada y mis tres hijos criados. Si se refieren a dinero, ese cargo me cuesta dinero, pero me da muchas satisfacciones no materiales.
De mi bolsillo pago los viajes a Almería en avión desde Madrid, la gasolina desde Cuevas, las cañas en El Quinto Toro con los colegas de la Junta Rectora y hasta el sombrero de paja que llevo habitualmente con el nombre del Parque Natural en la cinta y que compré en nuestra tienda de Rodalquilar por 3 euros.
O sea, el cargo/carga no está remunerado para nada. Solo percibo la felicidad que me produce poder ser útil a mi tierra después de haber pasado tantos años fuera de ella.
Presumo que estos comentaristas coincidentes con lo de la “poltrona” no lo entenderán pero así es. Es más, la Junta Rectora que presido es un órganos asesor y no tiene ni un duro de Presupuesto. Por tanto, lo hago gratis, por amor al arte y a la belleza del Parque Natural, porque me apetece y porque me siento en deuda con mi tierra desde que partí como emigrante en los años 60.
De niños, en la Calle Juan del Olmo, solíamos decir: “El que lo huele, debajo lo tiene”.
Y en cuanto a los 4 millones de parados, bien que lo siento. Pero he dedicado muchos años de mi vida (vease mi CV en “de qué va y quien soy”) a crear cientos de empleos muchos de los cuales aún siguen dando trabajo y bienestar a muchos colegas. Y estoy orgulloso de mi lucha personal contra el paro y de crear -como Dios, desde la nada- empresas, diarios, semanarios, programas de televisión, etc, -algunos desgraciadamente sin éxito.
También estoy muy orgulloso de mis clases de Economía Aplicada en la Universidad de Almería a las que nunca falté (aunque tuviera que volar desde muy lejos) y donde los alumnos -el tribunal más exigente que pueda imaginarse- me situaron entre los diez mejores profesores de la UAL. Ese es mi mejor título.
Tampoco fue una poltrona tranquila ni bien retribuida mi plaza de profesor titular de la UAL, a la que, por cierto, ya he renunciado por razones personales qeu no vienen al caso.

Saludos

JAMS

24 Enero 2011 | 14:19


Almería (agridulce) por dentro, según Orejudo

La ficción agridulce de Orejudo sobre Almería -guste o no a los almerienses- no puede ser más real, dura y cariñosa. Acabo de leer, de un tirón, las 150 páginas de la obra de Antonio Orejudo «Almería crónica personal», editada por la Fundación J.M. Lara. Me ha dejado un sabor indefinible, entre alegre y triste, que podría llamar «alegriste». ¡Vaya sábado que me ha dado mi amigo Antonio Cantón al pasarme este libro!

Antonio Orejudo, autor de "Almería crónica personal"

Los amantes de mi tierra almeriense y, en especial, los enamorados del Cabo de Gata deberían leer esta obra y reflexionar sobre su contenido. También los críticos, tanto paisanos como forasteros.

Son tantos los críticos que podrían agotar la edición y, a buen seguro, animarían a Orejudo a seguir escribiendo sobre Almería y los almerienses. Y esto es algo que solo puede hacer libremente un forastero sin que lo despellejen los nativos.

Ya me hubiera gustado a mi escribir, como si fuera libre, sobre mi tierra y mis paisanos como lo hace mi ex colega de la Universidad de Almería.

Pero no tengo tanto valor personal ni, por supuesto, capacidad literaria; y, lo que es peor, el corazón me traicionaría al intentarlo porque el amor es ciego, sobretodo hacia la tierra que nos vió nacer.

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Almería. Fotografía de Carlos Pérez Siquier

Me saldría un pregón edulcorado -como el que hice para la Feria de 1987– cantando únicamente las excelencias de Almería, que son muchas. Pero no se si me atrevería a decir lo que pienso de verdad sobre nuestros defectos seculares ni sobre los caciques locales.

Carlos Pérez Siquier, autor de las fotografías del libro

Por eso, celebro tanto que mi admirado Orejudo -que ha hecho honor a su apellido escuchando atentamente a propios y extraños- le haya hincado el diente a mi tierra con frescura, sin prejuicios, nada complaciente ni adulador, con dureza, a veces, pero también con ternura.

Al principio, dice Orejudo: «Me equivoqué al venir a vivir en Almería». Pero su relato, subjetivo a más no poder, honrado y cristalino, tiene calidad, duzura y fuerza literarias.

En ocasiones, su «crónica personal» nos obliga a revisar nuestra historia, nuestras actitudes, y a proyectar un futuro mejor para nuestra malherida tierra, tan rica en dineros como pobre en cultura. Y termina diciendo: «Me equivoqué al marcharme de Almería»

El libro lleva dentro un regalo inesperado: una colección fabulosa de fotografías de Almería de nuestro grandísimo maestro Carlos Pérez Siquier.

El libro me ha dolido y, a la vez, me ha gustado mucho. Quiero más libros como éste sobre Almería, aunque nos dejen algunos arañazos o basurillas en nuestro corazón pueblerino.

Claro que, conociendo personalmente a Antonio Orejudo (su Facultad está frente a la mía en la UAL y compartimos alguna tertulia) y habiendo leido, entre otras, sus dos obras más imponentes («Fabulosas narraciones por historias» y «Reconstrucción») debo reconocer que no me han sorprendido ni la excelente calidad literaria ni la valentía para contar su verdad sobre su paso por mi tierra -muy breve, desgracidamente para los almerienses.

Al final, me quedo con unas líneas de su prólogo:

«Un lugar al fin y al cabo son los amigos que hacemos  en él. A ellos están dedicadas las siguientes páginas».

Gracias, Antonio, por fijarte en Almería y por dedicar estas páginas a los amigos.  Me gustaría que me consideraras uno de ellos. Para presumir… Ya sabes.

Mucha suerte allá donde vayas.

¡Enhorabuena!

Y no te olvides del Cabo de Gata.


Cultura: Solo para enamorados del Cabo de Gata (y 2)

El Cortijo del Fraile se cae a pedazos. Allí se cometiron los crímenes que inspiraron a Federico García Lorca para su obra «Bodas de Sangre» y es un icono cultural, arquitectónico e histórico del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Por eso, pedí anteayer su restauración urgente al Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Juan Díaz Trillo, durante la sesión ordinaria de la Junta Rectora del Parque Natural que celebramos en Almería.

La primera parte de mi intervención como Presidente de la Junta Rectora, la dediqué a la belleza del Parque, lanzando un SOS para acabar con la basura en esta joya virgen de la Naturaleza que es el Cabo de Gata. La segunda parte, que viene a continuación,la dediqué a la Cutura y a la Participación. Esta fueron mis palabras:

El Cortijo del Fraile, en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

2.- CULTURA

Desde hace 23 años, el Cabo de Gata está oficialmente en el gran mapa físico, biológico y geológico protegido de Europa. El segundo de mis objetivos es poner también al Cabo de Gata en el lugar que le corresponde en el mapa cultural de Europa.

El Parque, por su prístina virginidad, por su rareza geológica y por la singularidad y riqueza de su fauna y flora, es único en Europa. Es “un paisaje del alma” y, por su dramatismo volcánico y su dureza semidesértica, no es apto para todos los gustos.  Es –eso sí- una Arcadia feliz que ha excitado y excita la fantasía de muchos creadores sensibilizados con la unión del Arte con la Naturaleza.

Si somos capaces de salvar y reconstruir los BIC que están en peligro, y recuperar la literatura, el arte, la ciencia y la historia que inspira y transpira el Parque, sueño con que, algún día, sea declarado por la UNESCO no sólo Geoparque o Reserva de la Biosfera (que ya lo es, y a mucha honra) sino también “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.

Algunos me llamarán utópico o iluso –y nos les faltará razón. Pero, tanto en la vida profesional como personal, siempre me ha inspirado la cita, ya clásica, de que “lo difícil se hace, lo imposible se intenta”.

Unos geólogos relevantes del Yellowstone (el primer parque natural del mundo), a quienes traje de visita hace unos años, me dijeron que, por su valor científico y didáctico, los almerienses no sabíamos bien lo que teníamos en Cabo de Gata. Y lo hicieron con estas palabras:

“Esto es un laboratorio a cielo abierto para estudiar el planeta”

Me hicieron recordar, con emoción, mis paseos juveniles por los parajes semiáridos del Cabo, buscando hierbas y bichos con el hermano Rufino, el mayor sabio que he conocido.

Se que lo que me propongo no es tarea fácil y tenemos tajo para rato. ¡Qué lastimica da, querido Consejero, ver  caerse a trozos El Cortijo del Fraile, una pieza relevante de la arquitectura almeriense, en el corazón del Parque! Allí se cometieron los crímenes que inspiraron a Federico García Lorca para su obra “Bodas de Sangre”. El labrador del Cortijo, que se quedó compuesto y sin novia, ha estado regando, hasta hace pocos años, los árboles que Doña Paquita Díaz tiene en el Parque.

Y hay otros casos de abandono cultural flagrante. Apenas quedan en pie los muros del Cortijo de la Unión de nuestra Carmen de Burgos, La Colombine”, en Rodalquilar. Y la Iglesia de Las Salinas, un icono del Parque con los flamencos rosados al fondo, está a pidiendo a gritos su restauración; tanto o más que los molinos de viento, los aljibes, las norias, el Castillo de San Pedro, las atalayas, los cortijos abandonados, los balates, las barcas, los telares, la artesanía del esparto, las jarapas, los hornos de alfarería, las minas, los museos y otras joyas arquitectónicas, arqueológicas o artesanales que enriquecen las señas culturales del Parque.

Iglesia de Las Salinas, en Cabo de Gata; otro icono del Parque Natural.

Para poner el Cabo de Gata en el mapa cultural de Europa pediré también a esta Junta Rectora su apoyo para la creación de otro Grupo de Trabajo sobre  “BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓN”, dentro de la Comisión de Educación y Cultura.

¿Y cómo vamos a perder la oportunidad espléndida que nos va a brindar la próxima llegada de AVE a nuestra capital para poner el Cabo de Gata en el mapa ferroviario de Europa? Pido al Consejero que solicite al Ministerio de Fomento que la estación final del AVE en nuestra provincia se llame “ALMERIA-CABO DE GATA”. Ya lo veo: “Estocolmo-Cabo de Gata” en tren. O, mas lejos aún, cruzando Europa desde el Ártico hasta el Mediterráneo: “Cabo Norte-Cabo de Gata” en tren.

y 3.- PARTICIPACIÓN

Y lo último, pero no lo menos importante, es reclamar a la ciudadanía y a las instituciones públicas y privadas su máxima implicación y PARTICIPACIÓN en esta tarea maravillosa, y tan gratificante, de salvar y conservar el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar para entregarlo en mejores condiciones a nuestros hijos y nietos.

Sin la participación y la complicidad ciudadanas no habrá salvación para el Parque. Será pasto de la voracidad de unos y de la apatía de otros si la generosidad y la compasión inter generacional, a largo plazo, no logran superar a la avaricia ciega del corto plazo.  Y la Junta Rectora –como órgano asesor de participación ciudadana que es- tiene una especial responsabilidad, precisamente, a la hora de promover y ensalzar dicha participación.

¿Cómo podemos pedir participación a los ciudadanos y a las instituciones si nuestras propias sesiones ordinarias se hacen a puerta cerrada, en secreto, sin luz ni taquígrafos?

Desconozco si hay alguna norma que prohíba la asistencia de la prensa, online y off line, de la radio y de la televisión a las sesiones de esta Junta Rectora. Creo que basta con la opinión favorable del Presidente y/o de la mayoría del Pleno. Todos los parlamentos democráticos, sin excepción, tienen tribuna de prensa y tribuna de invitados. ¿Acaso no es este “Parlamento de la Naturaleza” igualmente democrático?

Prácticamente, todos los miembros de la Junta Rectora hemos sido elegidos, directa o indirectamente, por los representantes de la voluntad popular, a través del gobierno regional, de los gobiernos municipales o de las instituciones que representan a los agentes sociales.

Por ello, solicito el voto favorable de los miembros de la Junta Rectora para que, salvo excepciones justificadas, podamos grabar todas nuestras intervenciones y permitir la asistencia de periodistas y de público invitado a nuestras sesiones. Sólo así nos cargaremos de razón para poder reclamar la participación ciudadana para la consecución de los objetivos del Parque.

Voluntarios de ASOVAL recogen la basura que dejan en el Parque ciudadanos guarros e insolidarios

Con luz y taquígrafos garantizaremos el éxito y legitimaremos mucho más los trabajos de la nueva Comisión de PARTICIPACIÓN, COMUNICACIÓN Y DIVULGACIÓN que os propondré crear al llegar al Punto 8 del Orden del Día.

El 22 de diciembre de 2012 se cumplirán los 25 años –un cuarto de siglo- del reconocimiento oficial del Cabo de Gata como Parque Natural.  Por esa razón, uno de los objetivos concretos e inmediatos de dicha Comisión, o del Grupo de Trabajo que se cree a tal efecto, será la propuesta de actividades para la celebración de las BODAS DE PLATA del Parque Natural durante todo el año 2012 así como, cada año, las correspondientes al DIA DEL PARQUE.

Si los ciudadanos conocen al detalle nuestro trabajo y nuestros desvelos participarán con mayor dedicación y entusiasmo en las actividades que favorezcan la conservación y el desarrollo sostenible del Parque. También favorecerá la captación de fondos públicos y privados (Amigos del Parque, Patronos o Benefactores del Parque, subvenciones y donativos varios, etc.) que nos ayuden a alcanzar tales objetivos.

Estoy pidiendo la participación generosa de todos los ciudadanos de cualquier clase, color político y condición (y sobre todo de los jóvenes y de los medios de comunicación) en las actividades del Parque.

Arrecife de Las Sirenas en Cabo de Gata

Muy especialmente es mi deseo invitar, desde hoy mismo, (Punto 6, Artículo 4º del Reglamento de Régimen Interior de la JRCG-N) a asistir a estas sesiones de propuestas, análisis y debate, con carácter permanente y honorífico (es decir, con voz y sin voto), a los presidentes de la Junta Rectora que me han precedido en el cargo (José Guirao, José Luis Martínez Vidal y Andrés Sánchez Picón).

Por supuesto, hago extensiva esta misma invitación, por coherencia y justicia en un Estado de Derecho, y en base al mismo Artículo 4º ya citado, con carácter permanente y honorífico (con voz y sin voto), a dos propietarios relevantes de territorio dentro del Parque. Me refiero a doña Paquita Díaz, dueña de 14 kilómetros de la mejor costa del Cabo de Gata, o a su representante, y al representante de la empresa Michelín.

Para llevar a cabo todos estos proyectos, que acabo de esbozar muy esquemáticamente en esta mi primera intervención ante la Junta, y otros que propondré en futuras sesiones, preciso la asistencia directa de dos nuevos expertos, de acuerdo con lo que la normativa legal permite al Presidente.

En el Punto 7 del Orden del Día analizaremos el procedimiento de designación de expertos y les daré los detalles curriculares de mis dos candidatos (Rodolfo Caparrós, geógrafo, y David Uclés, economista) quienes ya me han manifestado que aceptan su nombramiento con entusiasmo, en el caso de que sean designados por esta Junta Rectora.  Por su especialización y su excelente trayectoria profesional (y medioambiental), ambos pueden cubrir una buena parte de mis carencias.

También me gustaría proponerles la ratificación de Abel La Calle Martos, actual miembro de esta Junta, como experto en Derecho Medioambiental –que tanta falta nos va a hacer.

Y en el capítulo final de agradecimientos quiero resaltar mi deuda impagable con el anterior Presidente de la Junta Rectora, Andrés Sánchez Picón, compañero de Facultad (y de pasillo) durante más de 12 años en la Universidad de Almería. Él es uno de los responsables directos de mi amor, y actual dedicación, al Cabo de Gata.  Gracias, Andrés.

Y gracias también Juan José Amate, miembro de esta Junta por IU-Los Verdes, por la información y colaboración que me hizo llegar por escrito. Y  –¡cómo no!- mi agradecimiento y mis disculpas al Consejero, a la Delegada de Medio Ambiente, Sonia Rodríguez, y a todos ustedes por atender pacientemente tan largo parlamento.

Muchas gracias.

——

(1) El Cortijo del Fraile, en pleno corazón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, es un icono arquitectónico, cultural e histórico de la zona.

«Por la libertad se puede y debe aventurar la vida»

Con perdón, desde la orilla de Mediterráneo, ahí va una conferencia de un servidor y una nota de prensa de autobombo.

(La Asociación de la Prensa de Almería me ha regalado una estatuilla de mármol blanco de Macael, reproducción de la que hay en una plaza de mi tierra, y un libro/joya de Nicolás Salmerón sobre «La Prensa y la Dictadura«)

La lectura de esta charla es libre, como siempre. Gracias. Faltaría más.

«Vanidad de vanidades, todo es vanidad«

(Koelet o Eclesiastés).

TEXTO DE LA CONFERENCIA (sin las morcillas improvisadas)Premio a la Libertad de Expresión

29 de febrero de 2010, en Alhama, Almería.

José A. Martínez Soler

“Por la libertad se puede y debe aventurar la vida”

(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Libro II, Cap. LVIII.)

Buenas noches, (Subdelegado del Gobierno, Rector Magnífico, Alcaldes, Concejales, etc.), queridos paisanos y forasteros:

Dicen que “nadie es profeta en su tierra”. Como veis, no es el caso de Almería que es “un océano de generosidad”, según el poeta andalusí Al Qastilli. Por eso, mis primeras palabras tienen que ser de gratitud hacia mis colegas y paisanos de la Asociación de la Prensa de Almería, por distinguirme con este Premio a la Libertad de Expresión.

Primero, porque ya soy profeta en mi tierra.

Segundo, porque encierra dos palabras mágicas (Libertad y Expresión) tan fundamentales y maravillosas que, cuando se prohíben, producen escalofríos de miedo y de muerte y, cuando se ejercitan, dan sentido pleno a la dulzura y al afán de vivir.

Y tercero porque recibo este Premio en Alhama, la patria de don Nicolás Salmerón, un lugar emocionante, como ningún otro, para cantar las excelencias de la libertad de expresión y para reafirmar nuestro compromiso con su defensa a ultranza.

Tengo en mi casa una carpeta de viejos recortes sobre la libertad de expresión, que estremecen por su tremenda actualidad. Anteayer, por ejemplo, almorcé con nuestro colega Daniel Anido, director de la SER, condenado a un año y pico de cárcel junto con su jefe de informativos, Rodolfo Irago, por publicar –según dicta la propia sentencia- “una información veraz y relevante”. Se atrevieron a revelar un caso de corrupción política: las presuntas afiliaciones irregulares de 78 militantes del PP de Villaviciosa de Odón, previas a las elecciones autonómicas de 2003 que concluyeron con el escándalo del “tamayazo”.

Desde aquí – la cuna de Salmerón, uno de los mayores defensores de la libertad de expresión en la historia de España– envío un abrazo de solidaridad a estos dos periodistas que padecen, en la España democrática, una persecución injusta, simplemente por cumplir con su deber al investigar casos de corrupción, al practicar y defender la libertad de expresión, que es un derecho de todos los ciudadanos y no sólo de los periodistas o de los jueces.

Estos dos periodistas, perseguidos hoy por una justicia arcaica y tenebrosa, van a recibir el Premio a la Libertad de Expresión, que les ha concedido la Asociación de la Prensa de Cádiz, el próximo 5 de febrero, coincidiendo con el 200 aniversario del Decreto sobre Libertad de Imprenta de 1810.

¡Enhorabuena compañeros de la SER!

Y es que, amigos, en lo que a la defensa de la libertad de expresión se refiere, debemos estar en posición de alerta permanente, si no queremos perderla y volver a las tinieblas de la censura previa.

Cada vez que menciono la “censura previa”, que tanto sufrimos durante la ominosa Dictadura de Franco, me vienen a la memoria las excelsas palabras de Muñoz Torrero, un prohombre liberal de las Cortes de Cádiz –obispo electo de Guadix– que fue perseguido, encarcelado y torturado por los secuaces del absolutista Fernando VII por su defensa de la libertad de imprenta. Le persiguió el mismo rey felón que manó fusilar a Los Coloraos en Almería en 1824.

La previa censura –dijo Muñoz Torreroes el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir durante siglos”.

Pues bien, de esa carpeta de viejos recortes, he rescatado uno que me costó el empleo. Como director fundador del diario El Sol, publiqué en mi periódico, el 8 de julio de 1990, un artículo titulado “Tengo un sueño…” que provocó mi despido fulminante, pues fue la última gota en la batalla que mantenía con la propiedad para garantizar la libertad de expresión de mis lectores, redactores y colaboradores.

Leeré aquí algunos párrafos. Y pido perdón por esta larga autocita:

Tengo un sueño…

“Tengo un sueño, como Martín Lutero King, en el que veo a mis hijos y nietos comportándose como si fueran libres. Viven en la patria de Gracián, de Quevedo y de Cervantes, un país todavía llamado España, donde el miedo a decir y a escribir lo que se siente sólo es un recuerdo literario del pasado. Cuando se cruzan por la calle con algún conocido ya no dicen como antes: “Vaya con Dios vuesa merced” o simplemente “adiós”. En mi sueño se saludan con un respetuoso “Libertas habemus” o “somos libres”.

Hubo un tiempo en el que los más piadosos monjes se cruzaban el saludo cuaresmal (“Morire habemus”) y se decían pertinazmente que eran polvo y en polvo se iban a convertir. Ahora estoy seguro de que aquel recuerdo, siquiera fugaz, de tener que morir (el mismísimo miedo a la muerte) les hacía sentirse vivos y les llenaba de gozo en su valle de lágrimas. Quizás por pura comparación entre el ser y el no ser.

Lo mismo me pasa con la libertad. Es un placer tan dulce como la sensación de vivir, y se goza más con ella cuanto más se teme su ausencia o se recuerda su existencia.

Tengo un sueño en el que veo a los niños recitando, de memoria (voluntariamente), un pasaje de Cervantes, el más hermoso de cuantos se han escrito en lengua castellana. Dice así:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

Luego, en clase de Historia, repasan, llenos de perplejidad, la epístola satírica de Quevedo al poderoso conde-duque de Olivares:

“No he de callar, por más que con el dedo,

ya tocando la boca, o ya la frente,

silencio avises o amenaces miedo,

¿No ha de haber un espíritu valiente?

¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?

¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”

Hoy, sin miedo que el libre escandalice,

Puede hablar el ingenio, asegurado

De que mayor poder le atemorice”.

Tengo un sueño en el que mis descendientes guardan un respetuoso silencio, unas veces por sabiduría y otras por ignorancia: pero nunca por miedo. Oigo a los niños preguntar si Quevedo y Cervantes también eran espíritus libres, en aquel oscuro siglo de las luces. Y observo que los mayores no entienden por qué Gracián, Feijoo, Jovellanos, Salmerón, Unamuno, Azaña y tantos otros, que soñaron con regenerar y adelantar la civilización en España, se atormentaban tanto hurgando en nuestras heridas históricas.

Tengo un sueño en el que los nuevos ricos no me toman por tonto por no haber ganado mil millones en un fin de semana. Como persona (y también, con perdón, como periodista) hablo de buscar la verdad, apasionadamente, y la belleza y la justicia y, en mi sueño, nadie me llama trasnochado, ingenuo o utópico.

Los intelectuales (¡Dios, qué alegría!) no tienen pánico a disentir en público ni a romper el marco establecido para aventurarse por el camino espléndido de la innovación. Les da igual no salir en la foto del gran poder, porque hay una sociedad vertebrada con muchos otros poderes más pequeños que, juntos, suman tanto o más que el grande. Saben, como los inquisidores de la España negra, que la disidencia es escrita. Pero escriben sin pavor, como si fueran libres. Y nadie les persigue por ello como judaizantes o herejes sospechosos. Tampoco temen perder su empleo.

(…)

La primera vez que me acerqué, con el corazón encogido, a la tumba del reverendo Martin Lutero King recordé su sueño (“I have a dream”) y miré alrededor. Negros y blancos compartían autobuses, barrios, escuelas y se cogían de la mano por las calles de Atlanta. No estuvo tan loco el reverendo King cuando rompió el maleficio de un fatalismo histórico y soñó con la utopía de la igualdad de razas.

También yo tuve un sueño de libertad y de igualdad en los estertores de la dictadura franquista. Mientras mis secuestradores, un escuadrón paramilitar franquista armado de metralletas y porras, me interrogaba y torturaba en el Alto de los Leones, soñé con poder escribir (y hablar), algún día, como lo estoy haciendo ahora mismo.

—-

Y ya es hoy aquel mañana de ayer machadiano. No fue una utopía. Somos libres (“Libertas habemus”) pero no lo ejercemos ni lo recordamos persistentemente como debiéramos. ¿Miedo, prudencia, tolerancia, indiferencia?

(…)

Hay que escribirlo y recitarlo cien veces: somos libres, podemos ser libres, sí, pero no siempre lo fuimos. Y si no defendemos, con uñas y dientes, y ejercemos sin miedo nuestra libertad, entonces, merecemos perderla.”

Y terminaba así mi artículo

“También yo tengo un sueño en el que los españoles hemos perdido el miedo a la libertad, “el don más precioso a los hombres dieron los cielos”.

Cuando el dueño del diario El Sol leyó este artículo, cambió inmediatamente el rumbo de su yate y regresó a Madrid para decirme que él era “el amo de la burra” y me despidió. Luego despidió sucesivamente a otros cinco directores y apagó El Sol, la cabecera más hermosa de los siglos XIX y XX, la que fundó Ríos Rosas en 1842, Ortega y Gasset y Nicolás María de Urgoiti en 1917 y un servidor, con un equipo espléndido, en 1990.

Nunca supo aquel editor que el principal accionista de su “burra” era el lector y que, en su favor, trabajaban los redactores, los anunciantes, los administrativos, los de talleres, los vendedores de prensa y toda la cadena humana que da vida a un periódico.

Nunca supo que llevar un diario bajo el brazo es llevar abierto el escaparate del alma. Y que dos peatones que se cruzan con el mismo periódico en las manos están unidos por un hilo de plata. Si al astro rey le quitas el oxígeno se apaga. Al tercer diario El Sol le quitaron la libertad de expresión, su oxígeno, el lubricante de su espíritu, y se apagó en 1992.

No quiero abusar de esta ocasión, tan emocionante para mí, contando batallas de abuelo cebolleta de la última década del siglo pasado. Pero no hace tanto tiempo que mis jefes en TVE me dijeron que viniera de Nueva York –donde trabajaba como corresponsal- para hacer las entrevistas a los candidatos presidenciales en las elecciones generales de marzo de 1996. «¡Pobre de mí!», pensé. Me compraron un traje nuevo y me lanzaron al estudio frente a grandes figuras como Felipe González y José María Aznar (en ese orden, claro).

Entrevisté a los líderes políticos, como solía hacerlo en elecciones anteriores: les pregunté lo que me dio la gana, porque lo creía de interés para mis clientes, que eran los ciudadanos que debían votar a esos candidatos. Y se me cayó el pelo. La primera decisión de los nuevos jefes de TVE, nombrados por el vencedor, el flamante presidente José María Aznar, fue ponerme de patitas en la calle.

Nunca lo acepté como un simple despido laboral sino como una represión de la libertad de expresión de los periodistas y los espectadores de televisión.

¿Quién, en el futuro, se atrevería a preguntar libremente a los candidatos presidenciales, entrevistados en la televisión pública, sin temor a ser despedido por el vencedor, convertido en dueño de la tele? Nadie porque, además, desde entonces, ya no hubo en TVE más entrevistas a candidatos presidenciales.

Demandé a la televisión del Gobierno Aznar y gané el juicio por “despido improcedente”. Con la indemnización que ordenó el juez (y que mis hijos llamaron la “beca Aznar”) sembramos otra semilla de libertad: creamos, en el sótano de mi casa, la empresa editora del diario 20 minutos, el diario más leído de la historia de España. No hay mal que por bien no venga.

Pero las amenazas y restricciones a la libertad de expresión no vienen sólo del poder político o de los dueños de los medios de comunicación. Lo que se publica (y lo que no se publica: es decir el “no producto”) es la resultante de multitud de presiones (legítimas e ilegítimas) que llegan al periodista y/o al medio de comunicación y que obedecen a múltiples intereses. Entre ellos están, por supuesto, los dos polos me atraen y me empujan:

la pasión por la verdad y el instinto de supervivencia.

Debo reconocer que, en tantos años de ejercicio del periodismo, aún no me he tropezado con una fuente de información desinteresada. Todo lo que se publica tiene un precio. Y es natural. No hay nada gratis: no hay comida gratis, no hay sexo gratis, no hay noticia gratis. Ni siquiera el diario 20 minutos es gratis: el lector nos paga con su atención (¡oro puro!), que yo ofrezco a los anunciantes.

Por eso –y no sólo como periodista sino como profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Almería– me interesa tanto investigar y escrutar y, si es posible, descubrir cómo se determina el precio de las noticias, en este mercado tan opaco, gobernado por el intercambio de favores compensatorios entre fuentes, periodistas, editores, lectores y, naturalmente, anunciantes.

Ente colegas hablamos abiertamente de estas restricciones porque, quizás, los periodistas estamos más expuestos a ellas como intermediarios informativos entre la fuente y el lector. Por supuesto, todos (derecha, centro e izquierda) estamos de acuerdo en que no hay que cerrar periódicos (como hacía Franco) o emisoras de radio o televisión (como hace Hugo Chávez en Venezuela).

Todos estamos de acuerdo (incluido el PP y el PSOE) en criticar la sentencia estrafalaria contra los dos periodistas de la SER. Hay consenso total contra la censura del poder político. Y mucho más en casos graves de represión de la libertad de expresión mediante cárcel, torturas o asesinatos en dictaduras más o menos encubiertas. La lucha, desde luego, continúa…

No quiero ser aguafiestas, en esta celebración de la libertad de expresión, sino todo lo contrario: la celebro, ejerciéndola como si, de verdad, fuera libre. (Y esto que no salga de la provincia)

En las democracias del mundo occidental y desarrollado, también hay restricciones a la libertad de expresión, aparte de las naturales y lógicas que fijan las leyes. Son restricciones menores, pero mucho más sutiles y eficaces, que en los países en desarrollo y con dictaduras –como digo- más o menos encubiertas. También es cierto que tales restricciones se pueden percibir más ahora, en plena crisis económica y con no pocos empleos en peligro de extinción.

¿Qué ocurre cuando hablamos de la censura que ejercen los poderes económicos?

¿Quién puede enfrentarse a la llamada “cultura corporativa” del medio en el que trabaja, sin arriesgar su empleo, o a investigar operaciones irregulares del banco que da crédito a su editor o del mayor anunciante del medio?

Como dice el refrán español: «no muerdas la mano que te da de comer». Pero el refrán no añade que, en ocasiones, esa misma mano, que te da de comer, es la que tira de la correa, que te ha puesto al cuello, cuando no haces exactamente lo que quiere.

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(Al llegar a Alhama, con mi hijo mayor, Erik Martínez Westley, que está de paso por Almería)

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Recuerdo a mi padre -un hombre cabal que me inculcó los ideales salmeronianos de amor por la libertad, y de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace- cuando, poco antes de morir, rozando ya los ochenta años, me trajo a Alhama y, frente a la casa de Don Nicolás, me habló de su vida y de su obra y se le saltaron unas lágrimas. Mi padre solía decirme:

“Hijo mío, cuando alguien te diga que sientes la cabeza no olvides que lo que, de verdad, te está diciendo es que la agaches.”

Aunque no soy ningún valiente, pocas veces –en mis treinta empleos- he tenido que agacharla. Y menos ante los poderes políticos y/o económicos. Claro que, en caso de apuro, mi mujer podía mantenerme. “Así, cualquiera”, dirán ustedes, y con razón.

También, por eso, me permito pregonar abiertamente que a mí me encanta la publicidad auténtica, la que hacen los anunciantes que buscan trasladar eficazmente sus mensajes comerciales a su público objetivo, a través de los medios de comunicación que consideran más adecuados a sus necesidades.

Vivo de la publicidad, la celebro y apenas me influye cuando escribo o cuando hablo. Sin embargo, hay otra publicidad pecaminosa –que Arsenio Escolar, el director editorial de 20 minutos, llama de “trabuco” o de “pesebre”- que detesto, porque roza la corrupción periodística.

“La publicidad de ´pesebre´ –declaró hace poco Arsenio Escolar ante un amplio auditorio en los desayunos del Hotel Ritzes aquella que ponen algunas empresas, y sobre todo instituciones públicas, en soportes ideológicamente afines. La de ´trabuco´ es la que ponen algunos otros, o los mismos, en medios no afines para que lo les disparen. Ninguna de ellas ha llegado a los diarios gratuitos, afortunadamente, y en esas partidas no vamos a notar mengua. Otros sí, otros la echarán en falta”.

Los periodistas no somos objetos –por eso no podemos ser completamente objetivos- ni somos almas puras, sino que vivimos en el mundo, como cualquier otro profesional, sometidos a multitud de presiones. Hay periodistas buenos, malos y regulares. (Luego, aparte, está Pedro Jota). Y la prensa nunca estuvo libre de corrupción. Por eso, debemos mantenernos en posición de alerta.

(Junto a un busto de Salmerón)

Don Nicolás, en una entrevista que le hicieron en 1907, (y que me pasó la alhameña María Carmen Amate) advirtió de algo que aún pervive entre nosotros. Dijo así:

“El más grave mal que tiene que lamentar España es la corrupción del periodismo”

Y don Nicolas –“el apóstol de la Democracia”, como le llamó Ríos Rosas– conoció de cerca el periodismo de su tiempo: fue precisamente un luchador incansable por la libertad de imprenta, impulsor de tres periódicos, perseguido por sus escritos y que llegó a firmar un libro como “un periodista viejo”.

El poeta almeriense Alvarez de Sotomayor dijo que Salmerón era “el sembrador de la semilla de nuestra ansiada libertad”. De hecho, la Constitución Federal de la Primera República de 1873, que presidió Salmerón, garantizaba a los ciudadanos “el derecho al libre ejercicio de su pensamiento y a la libre expresión de su conciencia”. ¡Qué palabras tan bonitas!

Un siglo y pico más tarde, en 2010, ¿debemos los periodistas acogernos a la cláusula de conciencia o bien debemos sintonizar nuestra conciencia con la “cultura corporativa” o los intereses del medio de comunicación para el que trabajamos?

Con esas trabas nos tropezamos en la hermosa aventura de ganar, día a día, minuto a minuto, mayores cotas de libertad de expresión. Vale la pena correr el riesgo. El premio es enorme, descomunal, pues se mide con la satisfacción de la obra bien hecha. “Libertas habemus”: ¡qué gran placer, qué gusto!

La libertad de expresión es la esencia que adereza la dulzura de vivir, que nos acerca a la felicidad. A veces, yo la rozo con la punta de los dedos. Casi nunca la alcanzo.

Y para terminar, un par de citas, y perdón por la pedantería:

Una de don Manuel Azaña:

“La libertad no hace mejor al hombre; lo hace simplemente hombre.”

Otra de autor anónimo, por el momento:

“La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos”

Y termino ya con esta otra frase, que comparto, de Alexis de Tocqueville:

“Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla”.

Muchas gracias.

FIN

(Con Covadonga Porrúa, presidenta de la Asociación de la Prensa de Almería)

De: ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS ALMERÍA [mailto:asociacion@periodistas2005.com]

Enviado el: sábado, 30 de enero de 2010 12:17

Para: Jose Antonio Martinez Soler

Asunto: CONFERENCIA

Enlace: http://www.periodistasfape.es/almeria/vistafape/noticias.html?D.k=129852

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En la fiesta del patrón de los periodistas, celebrado en Alhama de Almería

«POR LA LIBERTAD SE PUEDE Y SE DEBE AVENTURAR LA VIDA», CONFERENCIA DE JOSÉ A. MARTÍNEZ SOLER

Unánime aplauso solidario con los periodistas de la SER, Anido e Irago, condenados por publicar información veraz y de relevancia

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER / ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE ALMERÍA 30/01/2010

El doctor en Ciencias de la Información, profesor de la Universidad de Almería y consejero – delegado del Grupo «20 minutos», José Antonio Martínez Soler, Premio Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), fue el encargado de pronunciar la conferencia del acto institucional de la fiesta de los Periodistas, en honor de su patrón, San Francisco de Sales.

Alhama de Almería, tierra de Nicolás Salmerón, fue el marco adecuado para que Martínez Soler hablara de «Por la libertad se puerde y se debe aventurar la vida».

Fue un recorrido emocionante por la vida del conferenciante en defensa de la libertad de expresión, con un mensaje solidario para los periodistas de la SER, Anido e Irago, condenados por publicar «información veraz y de relevancia«. Ofrecemos el texto de la conferencia.

José Antonio Martínez Soler, tuvo momentos de gran emotividad en su exposición cuando recordó los consejos salmeronianos, relativo a Nicolás Salmerón, de su padre; cuando refirió su cese en El Sol por un artículo titulado «Tengo un sueño«; cuando fue despedido de TVE, (nunca lo acepté como un simple despido laboral sino como una represión de la libertad de expresión de los periodistas y los espectadores de televisión, afirmó Martínez Soler) o cuando recordó a Daniel Anido, director de la SER, condenado a un año y pico de cárcel junto con su jefe de informativos, Rodolfo Irago, por publicar según dicta la propia sentencia- «una información veraz y relevante».

El periodista almeriense, rubricado por los aplausos de los asistentes dijo: Desde aquí -la cuna de Salmerón, uno de los mayores defensores de la libertad de expresión en la historia de España- envío un abrazo de solidaridad a estos dos periodistas que padecen, en la España democrática, una persecución injusta, simplemente por cumplir con su deber, al investigar casos de corrupción, al practicar y defender la libertad de expresión, que es un derecho de todos los ciudadanos y no sólo de los periodistas o de los jueces.

El consejero delegado del grupo 20 minutos y profesor de la Universidad de Almería hizo una defensa a ultranza de la libertad, insistiendo en la necesidad de estar en posición de alerta permanente, si no queremos perderla y volver a las tinieblas de la censura previa.

La libertad de expresión, insistió, es la esencia que adereza la dulzura de vivir, que nos acerca a la felicidad. A veces, yo la rozo con la punta de los dedos. Casi nunca la alcanzo.

Fuente: JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER / ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE ALMERÍA

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Imágenes Asociadas:

Defender la libertad de expresión

Documentos Asociados:

TEXTO DE LA CONFERENCIA DE JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ SOLER SOBRE «POR LA LIBERTAD SE PUEDE Y SE DEBE AVENTURAR LA VIDA», PRONUNCIADA EN ALHAMA DE ALMERÍA, EL 29 DE ENERO DE 2010

Juan Marichal, en casa de Nicolás Salmerón

Tan mal están los asuntos de actualidad que me da tanto miedo asomarme a las portadas de los diarios de pago como tirame por el balcón del IBEX 35. Por eso, voy a cortar y pegar hoy en el blog un articulo que he publicado en «El Eco de Alhama«, con motivo del centenario de la muerte de don Nicolás Salmerón, presidente que fue de la I República Española. En ese artículo recuerdo la visita emocionante que hice, hace unos años, a la casa natal de don Nicolás acompañado por mi maestro Juan Marichal y por su esposa Solita Salinas (que falleció el año pasado en Cuernavaca, Mexico).

Ambos recuerdos se me han unido hoy por motivos bien distintos. Por un lado, el centenario de la muerte de don Nicolás (una de las figuras que más me han influido en mi infancia almeriense) y, por otro, el reconocimiento (tacaño y tardío) con la Encomienda de Isabel la Católica a Juan Marichal (uno de los profesores que más me han influido en mi juventud y madurez).

He recibido de Cuernavaca esta foto de Juan Marichal con la flamante mellada de Isabel la Católica , acompañado por su hijo Carlos y su nuera Soledad. Con las fotos (que tanto agradezco a Carlos) me ha llegado también el discurso del embajador español, con motivo de la entrega de la condecoración a Marichal, el profesor más aplaudido por sus alumnos en toda la historia de la Universidad de Harvard.

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL EMBAJADOR DE ESPAÑA, D. CARMELO ANGULO BARTUREN, CON MOTIVO DE LA CONDECORACIÓN DE D. JUAN AUGUSTO L. MARICHAL.

• Saludos cordiales

• Es un enorme privilegio para mí entregar esta merecida condecoración. Nunca lo hubiera soñado. Juan Marichal es casi una leyenda para varias generaciones que, a través de sus investigaciones académicas y sus escritos, descubren la historia “encubierta y manipulada” por la dictadura franquista y el autoritarismo cultural.

• Nuestro homenaje más sentido al intelectual exiliado y comprometido, que se ve obligado a abandonar España y a pasar por París y Marruecos antes de recalar en México donde se licencia en Filosofía y Letras en la UNAM. Nuestro reconocimiento al historiador lúcido y al humanista, Premio Nacional de Historia, que a través de las aulas universitarias y una intensa actividad como conferencista nos acerca y descubre el ser de España, la entramada razón de nuestras decadencias y nos propone a través de figuras, como Feijoo, Azaña, Ortega y Unamuno, buscar e indagar en el regeneracionismo para descubrir y recuperar la “España creadora de civilización humanitaria”. Nuestra admiración al profesor universitario que a partir de la Universidad de Harvard y la Fundación Guggenheim, por tres décadas, promueve los estudios de las lenguas y las literaturas románicas formando e incentivando a centenares de jóvenes alumnos de todas las latitudes. Por fin, nuestro respeto total al convencido republicano que es capaz de criticar y denunciar los males del clericalismo español, las lacras del nacionalismo y el patriotismo exacerbado, y la debilidad de los intelectuales condicionados y sometidos a los intereses económicos.

• Condecorar a Juan Marichal es hacer frente a una deuda de gratitud de varias generaciones de españoles comprometidos con la democracia y que, a través de las obras completas de Manuel Azaña y de su biografía intelectual (introducción en realidad de sus memorias) que aparece en 1971 como “La vocación de Manuel Azaña”, gracias a la valentía intelectual de Pedro Altares y la editorial de “Cuadernos para el diálogo”, sacan del confinamiento la obra de este precursor del discurso democrático moderno, defensor de la moderación y el diálogo como método por excelencia de la política y que, como decía el Presidente Rodríguez Zapatero, en la presentación el año pasado de la edición ampliada de la obra completa auspiciada por Santos Julia, es el promotor de un proyecto reformista que reivindica “la reforma agraria, la expansión de la educación, la secularización del estado, una nueva estructura territorial del poder, la subordinación del ejército al poder civil y el desarrollo económico con fuerte intervención pública”.

• Gracias a Vd. Sr. Marichal, hemos descubierto este pensamiento lúcido y prodigioso que imaginó la España que hoy tenemos y necesitamos con cincuenta años de adelanto y que permitió ser una de las fuentes privilegiadas de pensamiento en las que se ha podido nutrir nuestra democracia contemporánea.

• Como dice en su libro citado, que recuerdo haber devorado en la Navidad del año 2003, “Azaña “sentía que en la condición humana predominaban los que él llamaba <>. El progreso civilizador consistía, según él, precisamente en<<domesticar>> dichos impulsos, educando a los seres humanos en la repugnancia hacia la violencia y la crueldad”.

• Estimado D.Juan, su obra es monumental y esclarecedora, es fruto de una profunda determinación y compromiso con la verdad y la libertad y sus estudios e interpretaciones se han convertido en materia de referencia obligada para cualquiera que pretenda acceder a nuestra historia contemporánea. Por su profundo amor a España, por este legado fenomenal que de Vd. heredamos y como reconocimiento del Gobierno español y de varias generaciones de estudiosos y políticos que se nutrieron de sus investigaciones, tengo el enorme gusto de hacerle entrega de esta Encomienda de Isabel la Católica cuya acreditación voy a leer a continuación………

• Imposición y agradecimiento a los presentes por este íntimo y emotivo encuentro

Cuernavaca, 24 de Agosto del 2008.

Carmelo Angulo Barturen

Embajador de España en México

He aquí una de las imagenes más recientes que guardo de Juan Marichal, en mi casa, con el juez Baltasar Garzón y conmigo, antes de partir de España con destino aMéxico, donde ahora vive rodeado de su familia.

Recuerdo, con esta foto, el brindis inolvidable que hizo el profesor Marichal , hace unos años, con motivo de la reciente detención entonces del dictador Pinochet, gracias a la decisión y el coraje que demostró el juez Garzón a la hora de defender los derechos humanos y de perseguir los crímenes contra la Humanidad.

Las sentidas palabras de Juan Marichal nos emocionaron a todos hasta ponernos los pelos de punta. Es uno de esos personajes que nos reconcilian con lo mejor de la condición humana.

Larga vida al profesor Marichal y ¡enhorabuena! por la condecoración recibida con tanto retraso.

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Y aquí va mi última foto (de la semana pasada) en la Puerta Purchena de Almería junto a la estatua de don Nicolás Salmerón y al profesor Andrés Sánchez Picón, un sabio en Historia Económica contemporánea que compartió pasillo conmigo en el Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Almería .