La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Massiel en ‘Sé lo que hicistéis…’

Con todos mis respetos -y mi cariño-, lo que está haciendo el programa de sobremesa de La Sexta con Massiel es muy tomatero. La mofa diaria, la recuperación de viejos vídeos, las constantes referencias y chascarrillos son más de JJV que de Angel y Patricia.

Me sorprende y me decepciona.

Tanto como cuando el domingo pasado llegué a casa dispuesto a ver el documental sobre el Mayo del 68 en España -y no por el asunto de Eurovisión, que me da lo mismo, sino porque me suele gustar el rollo fresco de los documentales de La Sexta– y descubrí que habían decidido retrasar su emisión para regalarnos otro gran documento televisivo: forofos en La Cibeles. Maravilloso. Lástima que no me diviertan los documentales de animales.

Lo que está haciendo La Sexta con el documental del Mayo del 68 español es idéntico a lo que hizo Telecinco con aquel reportaje sobre el hijo secreto de El Pescaílla. Un ascazo oportunista. Una buena promoción a costa de carnaza. Y a la que ha contribuído Massiel, que calladita estaba mucho más guapa.

El domingo tenía ganas de verlo, pero he decidido que esta noche me lo voy a perder.

El Gran Wyoming «En la calle»

Anoche, mientras -supongo- varios expertos analizaban en Tele5 los hábitos y frecuencias sexuales de un grupo de individuos encerrados en una casa de la sierra madrileña, La Sexta emitía un excepcional reportaje presentado por el Gran Wyoming sobre el sida de aquellos que no andan en desiertos ni montañas lejanas, sino en los bajos de nuestros centros comerciales o en los poblados de pobreza que sólo nos aparecen en los mapas de la televisión.

Fue un excelente reportaje. Sobre el sida, no ya como ese trágico diagnóstico fulminante de los 80 y 90. Sobre el sida como una enfermedad que viene a complicar la supervivencia de todos aquellos que andan evitando la miseria y la cárcel, que combinan la metadona con los retrovirales y la tuberculosis con el mono. Así, pero sin dramatismos, ni lecciones morales ni recursos fáciles. Sólo gente hablando. Gente enferma y gente que trabaja y ayuda. Profesionales y voluntarios. Responsables de Planes de Ayuda contra el sida y de planes de ayuda para los enfermos de sida.

Muy bueno el programa de Wyoming. Bueno y sobrio. Serio, bien planteado, riguroso y responsable. De rara televisión. Un programa que seguramente no habrá visto casi nadie. Y que espero que esté muy pronto en YouTube. Merece de verdad mucho la pena.

BUENAFUENTE en La Sexta

A ver cómo os lo explico; a mí me cae muy bien Buenafuente pero todavía no sé si su programa me gusta o no.

Anoche vi su nuevo show de La Sexta y aún no sé qué me pareció.

Bien, supongo. Aunque me dio la sensación de que algunos de los sketches estaban vacíos (el del perro policía, por ejemplo). Algunos chistes eran demasiado obvios (Amor de GH y el Kinder), y el monólogo inicial fue bastante más flojo que el de anteanoche (que fue brillantísimo, la verdad).

Aunque creo que me gustó mucho la conversación telefónica con Carme Chacón – que se dedicó a dar un telemitin y a quien Buenafuente trató como a esa amiga pesada que se lanza en picado verborrea abajo y no deja meter baza (como yo al aparato, sin ir más lejos).

Una lástima que después me entrara el bajón con la sección del primito lejano o con la entrevista/promoción a Valdano (uy… ¡un ripio! ¡A Anson que voy!)

Así es que termino como empecé: me gusta Buenafuente, pero su programa… no lo sé. Aunque lo que sí tengo claro es que me parece muy agradable que esté en el televisor de casa, me hace sentir bien acompañado.

¡Eso es!

¿Me gusta el programa de Buenafuente? No lo sé. Pero me hace sentir bien. (Yo sé que es raro, lo sé…)

¿Me gusta el programa de Buenafuente? es una pregunta incorrecta.

La fetén sería: ¿Me gustan los programas de Buenafuente? Y la respuesta, cuando es afirmativa, es de lo más entusiasta; me acabo de dar cuenta al releer un post que escribí hace más de un año sobre él.

Los calcetines negros de Gasol

La final del Eurobasket de anoche no la pudo salvar ni el desfile de celebauthorities, ni las inquietantes extrañas compañías de asiento que vimos en las gradas:

José María García al lado de Pedro J., que después se desplazó a la vera de Agatha,

Almodóvar y novio junto a Aznar,

Samaranch – vivo y con prismáticos que parecían de infrarrojos – junto a Lissavetzky – enorme papelón…

Y mucho menos la locución de Montes; hombre anuncio – incluso de sí mismo – onomatopéyico que me pone de los nervios.

Perdimos (oe), pero fue un buen espectáculo televisivo. Dos horas que pasaron volando a pesar de que no vimos un buen partido. Pero vivimos buena televisión.

Y escuchamos al Príncipe y al Presidente – por separado – augurar un oro que no fue.

Y al mismísimo Zapatero felicitar a La Sexta «por todo».

Anoche perdimos el oro, sí. Pero por fin disfrutamos de un final televisivo inesperado. Y eso está muy bien.

Felicidades por todo a La Sexta (no me preguntéis qué es «todo», yo me limito a imitar a ZP).

Feliz lunes a todos. Por todo.

Sabía a lo que iba… uf

Como en casa no vemos La Sexta – somos la clásica comunidad catalana sin antenizar -, yo aprovecho cualquier escapada para ponerme al día con la cadena: cuando paso unos días en Madrid en casa de amigos que SÍ están antenizados, o cuando pernocto en hoteles de cinco estrellas con vistas al mar – desde donde os escribo ahora.

Y claro, resulta que acabo descubriendo – tarde, mal pero por desgracia no nunca – el programa nocturno de Santiago Segura, donde anoche El Cigala era el invitado estrella y en el que vi

[uf, uf, todavía no me he recuperado…]

un gran sketch televisivo, en el que un mago [o algo] entraba en una taberna de la euzkadi profunda al grito de »SOY UN MAGO ESPAÑOL», pedía silencio a los parroquianos – sofisticadísimos todos, por cierto – y afirmaba tener »UNA BARAJA ESPAÑOLA, COMO DEBE DE SER» [»como debe DE ser», lo que implica que o bien el señor mago español no sabe hablar su propio idioma o bien la españolidad de la baraja era sólo una posibilidad…]. Y como fin de fiesta, el truco final – convertir una ikurriña en una bandera española con el clásico truco del puño [no confundir con el fistfucking, por favor]: entra ikurriña por arriba, sale rojigualda por abajo. »TRAE PA’CÁ QUE LA QUEMO», afirmó uno de los simpáticos clientes de la taberna. Ideal.

Bueno… »SABÍAS A LO QUE VENÍAS», me podéis decir vosotros – porque Segura no creo que me dirija la palabra… Y tendréis razón. Yo lo sabía. Sabía que el programa era un horror. Pero no TANTO. Ni que El Cigala era el clásico señor que celebra sus malos chistes con carcajada-de-0-a-100, ni que los espectadores tienen la posibilidad de poner o quitar secciones a golpe de SMS [después de lo que vi, me pareció dificilísimo votar por lo peor del programa…], ni que en los clubs de carretera se organizan excursiones para ir de público a la grabación de un programa de televisión… yo ESO NO LO SABÍA.

Claro, que el problema es mío porque nunca me enteré de que Segura era un genio…

1977

Anoche vimos en La Sexta el estupendo documental que emitieron sobre España 1977. Y nos encantó.

Aunque lo que más nos gustó de todo fue descubrir cómo gracias a esos ejercicios televisivos de nostalgia es posible entender a la perfección cómo funciona España.

España es ese país donde en 1977 – hace 30 años – Florentino Pérez ejercía como delegado de los Servicios de Saneamiento y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Recogida de basuras, vamos.

Ese negocio sobre el que tanto sabía el desaparecido Tony Soprano… [¡qué asociaciones de ideas tan raras tengo últimamente!]

Pues eso, que nos encantó el documental. Aunque la verdad es que mostraba España como un país bastante triste. Y gris.

Sobre todo si lo comparamos con lo que ocurría ese mismo año fuera de aquí:

  • David se quitaba el maquillaje, se volvía un poquito nazi y cantaba ‘Heroes‘, esta maravilla:
  • Freddy aún no se había dejado crecer el bigote:
  • Baryshnikov era bellísimo y bailaba como Dios:
  • John Waters estrenaba ‘Desperate living‘, el eslabón – nada perdido, pero sí desgraciadamente olvidado – entre un melodrama de Sirk y ‘Desperate Housewives‘:
  • Y en el Studio 54 de Nueva York Charles Jourdan presentaba su colección de zapatos:

    Mientras, en España, Florentino Pérez se encargaba de limpiar la basura electoral…

    … y en los despachos se escuchaba cantar:

    Libertad, libertad, sin ira, libertad,

    guárdate tu miedo y tu ira,

    porque hay libertad, sin ira, libertad

    [y porque además te vas a forrar].

  • Noche electoral y más

    Ayer, apasionante – ejem – noche electoral en casi todas las televisiones – nacionales, autonómicas, locales, públicas y privadas. Aunque no en Tele5, por lo que pude ver, que prefirió la ficción de Sardá y »La que se avecina» a la ficción electoral.

    De nuevo tengo que admitir mi debilidad por Iñaki G., algo que seguro va a hacer que muchos de mis lectores se lleven las manos a la cabeza y entretengan sus pausas laborales lanzándome improperios y acusaciones de cohabitación polanquiana y demás lindezas, que dirán mucho más – y peor – de ellos que de mí.

    Porque si Polanco y yo fuéramos uña y esmalte, queridos difamadores anónimos, yo ya estaría dando el tiempo en Cuatro, batiéndome en una batalla de gracia e ingenio con Javier Gómez, el hombre de La Sexta, ese nuevo mito mediático…

    … y no. A mí Polanco todavía no me ha puesto un piso ni un programa propio.

    Sin embargo, yo me quedo con Iñaki Gabilondo. Y no sólo con su especial electoral de anoche, sino con su informativo nocturno que, pese a los problemas iniciales [esa mirada perdida de Iñaki de los primeros tiempos, que le hacía pensar a uno que tenía a alguien detrás del sofá, a alguien a quien Iñaki se dirigía directamente.

    O ese exceso de maquillaje base que hizo afirmar a San Pérez de Albéniz después de la primera emisión de Noticias Cuatro que él sólo había visto »a un señor mayor muy maquillado».

    O esa ubicuidad gabilondiana que afortunadamente ha desaparecido], me parece el mejor de la noche.

    Sobre todo si lo comparamos con el de Telecinco o Antena 3, una sucesión frenética de sucesos, morbete y estupidez que contrasta con el rigor de algunos de los reportajes de Noticias Cuatro – la semana pasada, sin ir más lejos, el informativo de Iñaki ofreció un espléndido reportaje sobre urbanismo en ciudades españolas. Una gozada.

    Y anoche, lo mismo. Me quedé con Gabilondo y su espléndido especial elecciones. Que me pareció eficaz, ágil, conciso, inteligente… y que, por supuesto, empalmé con Factor X. Más que nada por ver si Polanco lee esto y decide apadrinarme. O, por lo menos, nombrarme heredero universal.

    [NOTA.

    Por cierto, qué pena tan grande que anoche quedara fuera de Factor X la pareja de gemelos canarios, esos muchachos que parecían el resultado de clonar al Dr. Spock en el secador de pie de una peluquería de barrio.

    A mí me encantaban. Eran tan diabólicos…]

    ‘Sexto Sentido’, en La Sexta…
    … y pobre del que cecee

    Las presentadoras de los Informativos de La Sexta se pluriemplean los lunes noche para este magazine informativo de entrevistas, debates, reportajes y opinión, cuyo título remite al mito de la especial sensibilidad femenina – Sexto Sentido -, al tiempo que sus cortinillas de inicio y continuidad sugieren referencias constantes a la femineidad.

    Como si, de alguna manera, quisieran decirnos que hay un estilo ‘femenino’ de hacer periodismo.

    ¿Lo hay?

    ¿Preguntarle a Zaplana en una extensa entrevista si su moreno es de Rayos Uva es una muestra de ese tipo de periodismo? Francamente, creo que no.

    Tener a Zaplana frente a frente, y no mencionar el asunto de la corrupción urbanística no tiene que ver, en absoluto, con ‘lo femenino’, sino que – en mi molesta opinión – responde al espíritu de la cadena, a su apuesta por el entretenimiento amable en cualquier formato.

    Al espíritu Emilio Aragón.

    Bien sea a través del fútbol animado por Andrés Montes, bien sea a través de un informativo* semanal como este ‘Sexto Sentido‘, que despacha a buen ritmo una amable entrevista a Zaplana – en la que él, tengo que reconocérselo, estuvo muy hábil y proyectó una imagen de tipo cabal y moderado -, un cara a cara entre Sádaba y un directivo de la COPE acerca de la posición de la iglesia católica en la sociedad española, un foro de Terelu Campos con el público a propósito de los desmanes de la prensa rosa nacional, un reportaje sobre religiosos díscolos con la iglesia o una entrevista final con Patricia Conde y Angel Martín – de ‘Sé lo que hicistéis la última semana‘ – que fue, probablemente, lo más flojito de todo el programa, por mucho que lo hubieran reservado como plato fuerte final caza-audiencia.

    *¿He dicho informativo? Sí. Pero ‘Sexto Sentido‘ no es un informativo. Es eso que los americanos bautizaron como ‘Infortainment‘, y que podríamos traducir como ‘Infotenimiento‘. Una mezcla ligerita de noticias y entrevistas, de actualidad y análisis sin demasiadas complicaciones. Un formato muy similar al que intentó Julia Otero en Tele5 con aquel nocturno dominical llamado ‘La semana que viene‘ y con el que, desgraciadamente, no tuvo demasiado éxito.

    Confío en que no suceda lo mismo con ‘Sexto Sentido‘ que, con algunos meses de rodaje, algunos cambios en su escenografía – terribles esas animaciones en la pantalla gigante que desviaban la atención durante la entrevista con Zaplana y no aportaban nada, fatales esos botes con lápices de colores frente a las presentadoras – y un apoyo de la audiencia, podría ganar en contundencia y convertirse en un referente de la información amena y bien contada. Ojalá.

    ‘Sé lo que hicisteis la última semana’ en La Sexta

    Anoche, mientras España veía a España perder – a por ellos, oe, y tal -, yo ganaba un referente televisivo. Un programa. Bueno, no: la sección de un programa. La de Ángel Martín en Sé lo que hicisteis la última semana, con Patricia Conde, en La Sexta.

    Porque el programa, con esas parodias de personajes famosos realizadas con dobles y encuadres muy de lejos en situaciones supuestamente divertidas, protagonizadas por sosias de la familia real británica o del famoseo interior bruto, no funciona, no me gusta.

    La ficción caricatura no me divierte. Y sin embargo, la realidad televisiva, lo que de verdad pasó, comentado por Angel Martín con la colaboración de una fabulosa Patricia Conde, que ejerce de rubia hasta el córtex, me encanta. Me parece un hit televisivo total, un espacio lleno de mala leche muy inteligente, con espléndidos guiones donde se aprecia un profundo conocimiento del medio televisivo y una capacidad de análisis que va bastante más allá del jijijajá de los convencionales zappings – que se han convertido en pura autopromoción de las cadenas, como el descarado ‘Surferos‘ de Cuatro, que es más un reclamo para que el espectador se abone a Canal+ que un repaso bien hecho del panorama televisivo semanal.

    La Sección de Angel Martín de ‘Sé lo que hicisteis la última semana’ – debería ser por sí misma un programa. Ocupar la hora entera. Venderse en los kioskos en DVD. Convertirse en una asignatura de la ESO. Y salir de gira por los cines, teatros y casas de la cultura de los pueblos de España – de los mismos que anoche vieron perder a España y que no ven La Sexta aún.

    Y no sólo por lo bueno que es Angel y sus guionistas. No sólo por éso. También porque tienen una especial fijación con uno de los programas de TV que a mí más me encandilan: ‘Corazón de milenio‘, de Canal 7, con Carmen Hornillos. El único programa de cotilleos en formato karaoke de la televisión mundial. El único programa donde cada imagen de la noticia se repite dos veces: una en versión karaokera, con reportaje sin sonido y la Hornillos en off, y otra – a continuación – con el sonido real. Que dice EXACTAMENTE lo mismo que la Hornillos acabó de recitar. Marvellous, que diría la Montiel.

    Y vosotros, hacedme caso. El miércoles que viene, a las 10 de la noche, La Sección de Angel Martín de ‘Sé lo que hicisteis la última semana’. Dicho está.

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    Por cierto. Acabo de recibir un mail de mi amiga Ajo:

    Tom prometerá lealtad, una olla y quizás un gato a Katie

    Un trabajador de ’20 minutos’, a por el Guiness de tirarse por las escaleras

    Es lo más parecido que he visto a Búscate la vida nunca.

    Y es verdad. Qué bonito que éste, mi periódico, homenajee con sus titulares el espíritu de esa serie de culto. Pero qué bonito…