La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Liza, oh, Liza

Ayer Liza Minnelli cumplió 60 años, y lo celebró subida a un escenario en Nueva York, cantando, con la voz un poco más ronca; cantando.

Pese a los grandes momentos de entretenimiento, drama y diversión que nos ha proporcionado a lo largo de estos últimos años – Liza en silla de ruedas y desahuciada, Liza casada con OTRO marica muppet, amadrinada por Liz Taylor y Jacko; Liza la cruel hijastra, Liza borracha otra vez, borracha con un mechón del implante de pelo de su exmarido en la mano – ninguno es comparable con la emoción que me provoca escuchar su voz rugir en «Cabaret«, en esa estrofa donde se encara con la muerte y canta:

And as for me,

I made up my mind back in Chelsea,

When I go, I’m going like Elsie.

Start by admitting

From cradle to tomb

Isn’t that long a stay.

Life is a Cabaret, old chum,

Only a Cabaret, old chum,

And I love a Cabaret!

Porque ahí Liza no interpreta: se confiesa. Canta a conciencia y hace confluir su futuro y su pasado en un quiebro de garganta que me hace llorar siempre. Cada vez. Y espero poder hacerlo frente a ella, si son ciertos los rumores que afirman que Liza Minnelli ofrecerá este año una serie de recitales en España. Ojalá.

Life is a Cabaret, old chum,

Only a Cabaret, old chum,

And I love a Cabaret!

Y puede decir Calderón que Sueño, Nati Mistral que Un picnic, Goethe que Buena, Coixet que Un guión, o Begnini que Bella

… yo sólamente me creo a Liza y, como ella, pienso que es un caaaaaaaaa-baaaaaaaaaa-reeeeeeeeeet.

El rey de los maricas

Así se autoproclamó el Infante Luis de Orleans, y a fe que cumplió con las exigencias de su reinado. Con creces, queridos míos.

Nieto de la reina Isabel II y primo de Alfonso XIII, este nada tierno Infante campó a sus anchas por la Europa de la época (principios del Siglo XX); conquistó salones y puertos (al personal de servicio en los salones, a los marineros en los puertos), como en una imposible novela a cuatro manos de Genet y Proust.

Descubrió la delicia de los cantarines gondoleros venecianos (cuyo canto, como todo el mundo sabe, ha de apreciarse de rodillas y con la boca ocupada), tal vez inspirado por el mismísimo Barón Corvo.

Ah, el Infante Luis de Orleans, que llegó incluso a encararse con su primo, Rey de los españoles, cuando éste trató de arrebatarle el infantado:

«Moriré Infante como tú morirás Rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te hayan dado la patada en el culo que mereces.»

Jajajajaja.

El rey de los maricas, que llegó a formar parte del imaginario humorístico aristócrata (el clásico IHA), tal y como cuenta Bruquetas de Castro a propósito de una princesa alemana que, arruinada tras la Primera Guerra Mundial, recibió a una dama en su palacio a quien ella misma abrió la puerta:

La visitante, sorprendida por lo impropio e incorrecto, mostró un gesto de desaprobación pensando que era una pena llegar a aquel extremo; pero la anfitriona lo interpretó como un desaire personal y se justificó diciendo que estaba desesperada, porque «entre la tuberculosis, que se llevó a mi fiel doncella; y el infante de España, que se llevó a mi mayordomo, me he quedado sola.»

Luis de Orleans murió en 1945, tras una complicada operación de testículos, pero en sus últimos años, tal vez hastiado de otras aventuras, dedicó su energía, posición y esfuerzos, a colaborar con la Resistencia francesa contra los nazis e incluso tuvo el valor de pasearse por Berlín, en plena efervescencia del nazismo, con la estrella amarilla de los judíos (aunque Balansó afirma que llevaba dos: la amarilla y la rosa). Olé ahí.

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Y tras este bonito homenaje a Don Luis, sólo me queda llamar a mi amiga XX de Orleans , y pedirle que me imponga, en un sencillo acto, el título de su tío abuelo (o lo que sea), que prometo llevar con responsabilidad y honor. E ilusión. Mucho tul ilusión.

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ACTUALIZACIÓN 03.03.2006: Mi amiga XX de Orleans me confirma que era su tío bisabuelo. Y que de lo otro, ya hablaremos…

Quién es quién en ‘Walk on the wild side’, de Lou Reed


Holly came from Miami, F.L.A.

Hitch-hiked her way across the USA

Plucked her eyebrows on the way

Shaved her legs and then he was a she

She says, Hey babe

Take a walk on the wild side

Hey honey

Take a walk on the wild side

Holly Woodland: nacida Harold Santiago Rodriguez en Puerto Rico, en 1946.

Veinte años más tarde, ya era go-go en un bar de Siracusa al ritmo de To Love Somebody de los Bee-Gees.

Miss Donut 1968 para la fábrica de donuts del padre de su novio.

Actriz en ‘Trash’ de Paul Morrissey.

Holly vive actualmente en Los Ángeles, aunque en 2004 el New York Post le diera por muerta.

Prepara una película autobiográfica con un título ma-ra-vi-llo-so: «La Historia de Holly Woodlawn: Una vida arrastrada… en tacones altos«.

Candy came from out on the Island

In the backroom she was everybody’s darlin’

But she never lost her head

Even when she was giving head

She says, Hey babe

Take a walk on the wild side

I Said, Hey baby

Take a walk on the wild side

And the colored girls go

doo do doo do doo do do doo..

Candy Darling: nacida James Lawrence Slattery en Brooklyn en 1946.

Devota de Kim Novak, de quien aprendió todo lo que supo, musa de Warhol y, posteriormente, compañera de reparto de Jane Fonda y Sofía Loren; llegó incluso a estrenar una pieza teatral de Tennessee Williams, cuyo personaje fue escrito por el dramaturgo especialmente para ella.

Su fotografía os resultará familiar porque Antony la usó como portada de su segundo disco ‘I am a bird now’.

El 21 de marzo de 1974, Candy Darling murió de leucemia. Antes de morir, escribió esta carta a todos sus amigos:

A quien pueda interesar

Cuando leáis esto, ya me habré marchado. Desgraciadamente, antes de mi muerte no me quedaban deseos de vivir. Incluso con el apoyo de todos mis amigos y de mi prometedora carrera, me siento demasiado vacía como para continuar con esta existencia irreal. Estoy tan aburrida de todo… Podría decirse que estoy mortalmente aburrida. Puede sonar ridículo, pero es verdad.

He organizado mi propio funeral, incluída la lista de invitados, y lo he pagado todo. Me gustaría decir adiós a Jackie Curtis, creo que eres fabulosa. A Holly, a Sam Green, un verdadero amigo y una persona noble, a Ron Link, nunca te olvidaré. A Andy Warhol, qué te puedo decir, a Paul Morrissey; Lennie, sabes que te amé, Andy, tú también; Jeremiah, no lo pases demasiado mal, recuerda lo zorra que fui; Geraldine, supongo que lo viste venir. Richard Turley y Richard Golub, sé que podría haber sido una estrella pero decidí que no quería serlo. Manuel, estoy mejor ahora, lejos de aquí. Terry, te quiero. Susan, lo siento, sabías que no podría durar, yo siempre lo supe.

Ojalá nos volvamos a encontrar todos de nuevo.

Adiós por ahora.

Os quiere siempre,

Candy Darling

Little Joe never once gave it away

Everybody had to pay and pay

A hustle here and a hustle there

New York City’s the place where they say,

Hey babe, take a walk on the wild side

I said, Hey Joe

Take a walk on the wild side

Joe Dallesandro: impresionante chulazo (en todos los sentidos de la palabra, incluso en el económico. Sobre todo en el económico), actor porno, delincuente juvenil, alcohólico y heroinómano, protagonista de muchas de las películas de Warhol y Morrissey (si vivís en Madrid, podréis verlo en ‘Flesh’ en el cine del Círculo de Bellas Artes hasta el viernes. Yo lo gocé ayer).

En 1996 posó junto a Kate Moss para esta campaña de Calvin Klein.

Jackie is just speeding away

Thought she was James Dean for a day

Then I guess she had to crash

Valium would have helped that bash

Said, Hey babe,

Take a walk on the wild side

I said, Hey honey,

Take a walk on the wild side

Jackie Curtis, travesti y poeta, muerta de una sobredosis en 1985, a los 38 años, y otro de los miembros del clan Factory de Warhol (llevaba tatuado ANDY en su brazo como símbolo de devoción).

Tras su muerte, un amigo encontró una nota escrita por ella que decía:

«No eres realmente una Superestrella de Warhol a menos que estés muerta».

Jackie compartió apartamento con Candy Darling durante algún tiempo.

And the colored girls say,

doo do doo do doo do do doo

doo do doo do doo do do doo

doo do doo do doo do do doo

doo do doo do doo do do doo

doo do doo do doo do do doo

doo do doo do doo do do doo

Lynda Milito, Señora de la Mafia

La ¿esposa? ¿viuda? de uno de los grandes capos del clan mafioso de los Gambino hace años que decidió que la ley del silencio, tan cosa nostra, no iba con ella.

Algún tiempo después de que su marido desapareciera -precisamente a las dos semanas de confesarle en medio de una discusión conyugal que había sido él quien había matado a Hoffa (es lo malo de las discusiones de pareja; que se te acaba calentando la boca y terminas por soltar lo que no debes) – ella escribió y publicó ‘Mafia Wife: My Story of Love, Murder and Madness (Harper Collins, 2003), donde lo largaba – casi – todo. Y que se dedicó a promocionar allá donde pudo con jugosas primicias, tales como que seguía buscando el cuerpo de su marido para darle un entierro digno y que para ello se había leído todos los libros de los mafiosos de los clanes rivales para encontrar pistas del paradero de su cuerpo, pero sólo había conseguido averiguar que lo metieron en un saco y lo lanzaron al maletero de un coche (un clásico). Y a pronunciar frases TAN maravillosas como:

It’s a brave man that dies once, it’s a coward that dies many times.

(Un hombre valiente muere una vez, los cobardes mueren varias veces).

Esta semana, tras algunos años de silencio y con la cuenta corriente no demasiado saneada, Lynda Milito ha vuelto. Y quiere dinero. El de la Cadena HBO.

Después de 6 temporadas en antena, la señora de la Mafia acaba de darse cuenta de que Los Soprano son un calco exacto de su vida familiar y exige que le den su parte. ¿Por qué? ¡Está clarísimo!

  • Porque ellos también tenían una casa en las afueras.
  • Porque en su jardín también había patos.
  • Porque a su marido, al igual que a Tony Soprano, le encantaba «El Padrino«.
  • Porque a su marido su madre también le había hecho la vida imposible.
  • Porque el matrimonio tenía, igual que la pareja Soprano, una hija (mayor) y un hijo (menor).

    La HBO, por supuesto, ha dicho que no piensa soltarle un dólar.

    La Señora Milito, si es espabilada, debería apuntarse a un Curso CCC de Español para Extranjeros y venirse a hacer una ronda por las televisiones españolas: una mafiosa profesional que dejara en la cuneta a tantas amateurs… ¡se iba a forrar!

  • Luis Escobar Kirkpatrick

    Conocido sobre todo por su faceta de actor (maravilloso en las «nacionales» de Berlanga, algo menos en «Las aventuras de Enrique y Ana«), Luis Escobar es uno de los personajes más interesantes de la cultura española del siglo XX: aristócrata, cosmopolita, culto, osado vanguardista, genio teatral, testigo de la brillantez de una época dorada en Europa, Escobar avivó con su valentía e ingenio el oscuro tiempo de la dictadura española, aunque siempre desde una posición de señor de derechas (muy de derechas) de toda la vida; una posición privilegiada que no le impidió hacer cosas como atreverse a traducir y poner en la escena comercial madrileña al último Nobel de Literatura, Harold Pinter, ¡en 1967!

    Amigo de T. S. Elliot:

    «Con Elliot hice una buenísima amistad. Siempre que volvía a Londres nos vimos y también en Madrid, cuando vino a mi casa, a la bendita casa de mis padres. En el María Guerrero le estrenamos su obra Cocktail Party, escrita en verso libre, magnífica, misteriosa, profunda y desde luego la obra más difícil que he dirigido en mi larga vida de teatro.»

    Escobar aparece en la dedicatoria del libro de Cocteau «La corrida du premier Mai«:

    «À Luis Miguel Dominguín et à Luis Escobar, pour qu’il le lui traduise».

    (A Luis Miguel Dominguín, y a Luis Escobar, para que se lo traduzca.)

    Leer sus Diarios es disfrutar de una mezcla delirante de ilustrísimos personajes, retratos certeros, relatos cotidianos y reseñas de grandes acontecimientos mundiales:

    Miércoles 21 de Agosto de 1968

    Por la tarde vienen muchas visitas.

    Los rusos han entrado en Checoslovaquia.

    Domingo 2 de Mayo de 1971

    La noticia del día es que el Centro de Investigaciones Atómicas de La Moncloa, que creíamos que no servía para nada, ha contaminado de radioactividad al Manzanares, al Jarama y al Tajo y a estas horas me figuro que habrá contaminado también al oceáno Atlántico.

    Domingo 5 de Marzo de 1972

    Me llama George Cukor, que ya no hace la película Katherine Hepburn, sino Maggie Smith. Voy a verle al Palace.

    Jueves 18 de Marzo de 1982

    Fui a la radio al programa vespertino de Luis del Olmo, donde un horrendo personaje llamado Jesús Mariñas intentó ser impertinente. Yo contesté que no entendía esa clase de preguntas, ni ese lenguaje y no pasó nada.

    Jueves 2 de Septiembre de 1982

    Por la tarde vienen Pin y Román con Almodóvar, el director de cine, y varias gentes más. Creo que quieren rodar dos días en casa. En el interior y en el jardín. Almodóvar es joven, inteligente y, para mí, simpático.

    Martes 22 de Noviembre de 1983

    A las 4.30 me vienen a buscar de Abc a retratarme para una portada que prepara Ansón en caso de que suba la gasolina.

    Martes 19 de Septiembre de 1989

    Hay preguntas de varias radios. Una de ellas: «¿Qué haría usted, soltero, si al salir de su casa se encontrara a un recién nacido abandonado en su puerta?» Contesté que recogerle y llamar a Sara Montiel.

    Escobar murió el 15 de Febrero de 1991. Pronto se cumplirán los 15 años. No sería un mal momento para reivindicar su enorme talla intelectual. Y, por supuesto, sus grandes dotes de observación:

    «(…) me siento en la terraza del Manila y durante media hora veo pasar la horda de la Gran Vía en día de fiesta. Veo un carnaval de horrores. Hasta los niños pequeños eran feísimos.»

    Salvadas en serie

    Anoche, leyendo el reportaje de EPS sobre Sarah Jessica Parker (fabulosa sesión fotográfica con gran grano en la barbilla), pensé en ese momento en que – de repente, en la treintena – uno se da cuenta de que «hasta aquí hemos llegado» y «a partir de ahora, todo es decadencia«.

    Ese momento en que pensamos que ya dimos y obtuvimos lo mejor de nosotros y la vida, de nuestro talento y del entusiasmo ajeno y sólo nos queda saber cómo vamos a sobrevivir y de qué coño vamos a morirnos.

    Anoche, ya véis, tuve un fugaz arranque de oscura lucidez.

    Pensé en Sarah Jessica, en su mediocre carrera como actriz cinematográfica, hasta que llegó ‘Sex and the city’ y todo cambió.

    En Anita Obregón (esa cincuentona famosa internacional según los tabloides británicos), que lo intentó todo (todo es TODO) para triunfar en el cine como actriz y tuvo que esperar a la televisión para enderezar su maltrecha carrera.

    En Candice Bergen, cuando ya en la cincuentena, descubrió que se habían acabado los papeles dignos de ella y entonces llegó ‘Murphy Brown‘.

    En Liza Minelli, cuando le dieron la oportunidad de protagonizar un reality semanal junto a su último exmarido, el muppet; oportunidad que desaprovechó (y es que los lanzamientos de botellas de vodka vacías no dan demasiado bien en cámara).

    En Mercedes Milá, periodista de prestigio olvidada en un rincón, que guardó la reputación en el mismo cajón que el secador de pelo y volvió a la vida gracias a Gran Hermano (tampoco nadie le preguntó a Lázaro si el precio a pagar por volver a la vida era demasiado alto…)

    Pensé en todas ellas en medio de mi tenebroso arranque de honestidad brutal, me serví un whisky con poco hielo y me animé. No hay nada como pensar (y si es con poco hielo, mejor que mejor).

    Moana Pozzi y Lolo Ferrari, pornostars

    Leí en uno de los textos incluidos en «Desde la ciudad nerviosa» de Vila-Matas que Moana Pozzi era la actriz porno favorita de Roberto Bolaño.

    Leo en la Revista Lateral, un relato del escritor serbio Igor Marojevic titulado «La guerra por el honor de Moana Pozzi«:

    (…)mientras follaba con tres negros a la vez, los observaba con una expresión que parecía decir: “Chicos, aprovechen ahora, porque en la calle no los voy a saludar”.

    donde descubro que Marojevic ha traducido al serbio obras de Bolaño y Vila-Matas.

    Me encuentro con un artículo de un diario italiano acerca de un libro que afirmaba que la Pozzi no está muerta, sino callada y escondida.

    Y me acuerdo de la difunta Lolo Ferrari, la actriz porno con las tetas más grandes del mundo, que acabó suicidándose con una sobredosis de los mismos calmantes que usaba para aliviar sus insoportables dolores de espalda, provocados por el enorme peso de sus tetas. Lolo Ferrari, casada con su manager y director, una loca teñida que la convenció para que se inyectara kilos de silicona en las tetas y algunos gramos en los labios.

    Me acuerdo de Lolo Ferrari y de cómo cada vez que veía una de sus películas me imaginaba a su marido, y no a ella, protagonizando las escenas, todas con un esquema similar:

    1. ella se contonea ceñidísima delante de un señor (o varios) calentísimo a quien

    2. pasa a felar con gula mientras

    3. él la magrea con fruición hasta

    4. pasar al sexo anal

    Pienso en el literario cuarteto formado por Vila-Matas, Bolaño, Marojevic y Pozzi.

    Pienso que mi análisis de la estructura de las películas de la Ferrari demuestra que soy un crítico de cine porno de la escuela freudiana cojonudo, o que los curas tenían razón y las pajas dañan la médula espinal.

    Feliz de semana. Y hasta el lunes. Con sorpresa y CONCURSO. ¡BIEEEEEEEEEEEN!

    Princesa Letizia

    «La princesa está perfectamente», ¿qué tendrá la princesa?

    A juzgar por su aspecto a la salida de la Ruber, unas contracciones efecto lifting que han dejado en mantillas (españolas, faltaría más) al físico aeroespacial de la Nasa que dio con la fórmula de La Crème de la Mer.

    Con lo pálida y triste que pasó el embarazo, qué bien le ha sentado una monitorización a horas intempestivas.

    Que ha ganado la risa, que ha ganado el color…

    Maravillas de la ciencia médica para desgracia de decadentes poetas modernistas y alborozo de anfitriones cantautores que podrán rimar en consonante «estupendamente», «perfectamente» y «monitorización». Chimpón.