… una tarde en Nueva York, en Central Park
… en la piscina
… en un curso de edición
… en la consulta del Dr. Lledó
… en la Guía del Ocio de Madrid
… en el restaurante de mi cuñado
… en una antología de relatos autobiográficos de mujeres
… en la Sala Mirador
… en Santiago de Compostela
… en la cama con un heterosexual
… en las fiestas de Villaviciosa de Odón
… en la piscina del Hotel Emperador
… en otra boda, en Ojén. Sobrio
… en El Cangrejo
… con Vicky Martín Berrocal en una Garden Party
… con mi amiga, la Señora Estupenda
… con mi amigo D.
… con el Director General de ING Direct España
… con Roberto Enríquez (el actor)
… con mi amiga A. D.
… con Haro Tecqlen y Mauro Armiño
… con William Ospina en Bogotá
… con Miguel de la Quadra-Salcedo
… pajeado por una mano que apretó la del Rey
… espiando a Javier Marías por la mirilla
… pujando en eBay por un bolso de Tori Spelling
… besado en la azotea del Círculo de Bellas Artes
… compartiendo piso con un periodista de Valladolid
… testigo del montaje de un trailer porno de los hermanos Lapiedra
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Todo es verdad. O al menos lo recuerdo así.
Ése era yo. Durante casi un mes y medio aquí.
«Pero ése no soy yo», pienso. Como si me viera en fotos.
Termino y me repito, me copio, me cito:
Para mí este Grados de separación resulta ser un ejercicio muy interesante (y no sólo de egomanía mayúscula). A través de este ‘work in progress‘ me demuestro y descubro que aunque todo lo que cuento es cierto, el personaje final de todas las conexiones («yo») no soy yo. Es un personaje (BobPop).
Que a partir de datos biográficos reales es posible, es muy fácil, elaborar una autobiografía completamente ficticia, impostada.
Que se puede inventar sin mentir, editando la vida. Que no es verdad que ese «yo» en el que terminan todas mis liaisons no sea yo. Soy yo. Pero no todo. Pero no solo.
Muchísimas gracias por todo. El final de Bobpop de Verano llegó. Se acabó. A partir del próximo lunes 4 de Septiembre: Bobpop is back.