La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Empieza IDENTITY [puaj], termina FACTOR X [snif] y descubro ‘MAKEOVER TRAIN’ [yupi]

TVE1 estrenó IDENTITY, otro concurso tonto que consiste en averiguar a qué se dedica una serie de personajes que se plantan frente al concursante en un panel humano que da bastante miedo.

Vi a un señor que era fakir y para demostrarlo se metió dos pequeñas dagas por sendos agujeros de la nariz. No quiero ni pensar lo que haría Bienvenida Pérez con la botella de vodka si la llevaran al programa…

[Bienvenida Pérez – recuerdo – es la autora de una de las mejores frases que he escuchado nunca por televisión: ¡Qué de tonterías hace la gente sobria!]

IDENTITY es malo. Es aburrido y no es en directo. Tres cosas que no le puedo perdonar a un concurso televisivo.

FACTOR X al menos era en directo. Y anoche lo ganó una muchachita que toca el violoncelo, canta a Dulce Pontes y llora. Confieso que yo quería que ganase Angy, pero está claro que estos concursos los gana la gente a quien vota la gente. Y España vota cañí. Casi siempre.

Terminó el primer Factor X nacional y con él perdemos esos primeros planos de los policromados pezones erectos de las gogós replicantes y los fabulosos estilismos de Miqui Puig. Snif.

Pero me queda el consuelo de mi último gran descubrimiento televisivo: ‘Makeover train‘, un fabuloso formato de TLC – The Learning Channel – en el que tres estilistas se cuelan en el metro de Boston y en el tiempo que dura el trayecto de alguna de las viajeras – más o menos 3 minutos -, le arreglan el maquillaje, el pelo y le dan consejos de cómo tiene que vestirse para estar ideal. Me encanta esta mezcla entre ‘Queer eye for the straight guy‘ y »Desnudas». Es buenísimo.

Podéis ver los diez episodios que han emitido hasta el momento online. Y no os preocupéis – Irene – si no domináis el inglés. Está todo bastante claro. Por ejemplo, llevar los ‘jeans like painted‘ es exactamente eso: ir apretá como una madalena…

[Y OTRA COSA: Desde ayer hay en la columna derecha una nueva sección que dice LO QUE VEO AHORA… Es mi Twitter TV, donde iré actualizando en vivo y en directo lo que vaya viendo por televisión.

Podéis crearos uno vosotros para contar lo que estáis viendo, agregarme como amigo y así podemos montar un simpático guateque para que los lectores de BopPop TV sepan qué vemos y qué pensamos… vamos, si os apetece…]

Lo malo de Factor X

UNO

Lo malo de no saber inglés es pensar que Choni se traduce como Lady

Eso, y salir al escenario vestidas como un quinteto de maites zaldívares después de haber sido violentamente atacadas por un enjambre de enloquecidos rulos salvajes.

DOS

Lo malo de las puestas en escena »baratitas pero muuuuuuuy modernas» es que se te acaba llenando el escenario de réplicas de replicantes de Blade Runner que lo mismo cargan con espejos – GLUPS -, candelabros o cualquier otro elemento de atrezzo disparatado.

O de un bailarín madurito al que alguien ha obligado a ver diez veces seguidas el ‘Blow Up’ de Antonioni

O de una cantante de nombre Ailyn que con voz trémula y un look pseugogothic Lolita canta ‘Moonlight Shadow‘ con un globo blanco atado a su muñeca. De verdad. En serio [lo del globo y lo de »Ailyn»…]

TRES

Lo malo de Factor X es que lo más divertido es el jurado. Es que me da igual quién gane – bueno, no, yo quiero que gane la muchacha con peinado de escarabajo, Angy, de quien me confieso súperdiva…

Pero, insisto, a mí me divierte mucho más el jurado. Y los estilismos de Eva Perales, que me parecen fabulosos.

CUATRO

Lo malo es que los estilistas del programa han querido alejarse de la línea OT y han acabado en la línea »Lluvia de estrellas»…

CINCO

Lo peor de todo es que, pese a todo lo anterior, la gala de Factor X de anoche me aburrió terriblemente.

Me da que me voy a quitar…

Noche electoral y más

Ayer, apasionante – ejem – noche electoral en casi todas las televisiones – nacionales, autonómicas, locales, públicas y privadas. Aunque no en Tele5, por lo que pude ver, que prefirió la ficción de Sardá y »La que se avecina» a la ficción electoral.

De nuevo tengo que admitir mi debilidad por Iñaki G., algo que seguro va a hacer que muchos de mis lectores se lleven las manos a la cabeza y entretengan sus pausas laborales lanzándome improperios y acusaciones de cohabitación polanquiana y demás lindezas, que dirán mucho más – y peor – de ellos que de mí.

Porque si Polanco y yo fuéramos uña y esmalte, queridos difamadores anónimos, yo ya estaría dando el tiempo en Cuatro, batiéndome en una batalla de gracia e ingenio con Javier Gómez, el hombre de La Sexta, ese nuevo mito mediático…

… y no. A mí Polanco todavía no me ha puesto un piso ni un programa propio.

Sin embargo, yo me quedo con Iñaki Gabilondo. Y no sólo con su especial electoral de anoche, sino con su informativo nocturno que, pese a los problemas iniciales [esa mirada perdida de Iñaki de los primeros tiempos, que le hacía pensar a uno que tenía a alguien detrás del sofá, a alguien a quien Iñaki se dirigía directamente.

O ese exceso de maquillaje base que hizo afirmar a San Pérez de Albéniz después de la primera emisión de Noticias Cuatro que él sólo había visto »a un señor mayor muy maquillado».

O esa ubicuidad gabilondiana que afortunadamente ha desaparecido], me parece el mejor de la noche.

Sobre todo si lo comparamos con el de Telecinco o Antena 3, una sucesión frenética de sucesos, morbete y estupidez que contrasta con el rigor de algunos de los reportajes de Noticias Cuatro – la semana pasada, sin ir más lejos, el informativo de Iñaki ofreció un espléndido reportaje sobre urbanismo en ciudades españolas. Una gozada.

Y anoche, lo mismo. Me quedé con Gabilondo y su espléndido especial elecciones. Que me pareció eficaz, ágil, conciso, inteligente… y que, por supuesto, empalmé con Factor X. Más que nada por ver si Polanco lee esto y decide apadrinarme. O, por lo menos, nombrarme heredero universal.

[NOTA.

Por cierto, qué pena tan grande que anoche quedara fuera de Factor X la pareja de gemelos canarios, esos muchachos que parecían el resultado de clonar al Dr. Spock en el secador de pie de una peluquería de barrio.

A mí me encantaban. Eran tan diabólicos…]

Factor X. Los castings

El ‘casting’ como formato televisivo. Que me encanta.

»Pero ¿cómo puede?..»

»Qué fuerte…»

»Ja ja ja ja ja ja»

O me emociona hasta las lagrimitas – me hago viejo, y lloro cada vez más a menudo con la televisión. Con los anuncios, y con la gente »real». Con »Desnudas» y con el casting de »Factor X».

Hay algo emocionante y patético en los castings de Factor X, como lo había en los de OT. Hay algo terriblemente perturbador en esa gente ilusionada para quien »la música es mi vida».

Una mierda de vida, intuyo, a tenor de la música que escuchan y cantan.

A pesar de todo, me encantó el primer Factor X. Me gustó mucho la edición, el montaje con las intervenciones de los candidatos y las respuestas del jurado. Que es un hallazgo. Eva Perales es un magnífico descubrimiento, una guapa mala fantástica. Y Jorge Flo, un guapo bueno estupendo.

Y, claro, Miqui Puig. Yo amo a Miqui Puig. Su »Casualidades» me parece uno de los mejores discos pop de los últimos tiempos. Y él, un personaje fantástico. Espléndidamente vestido, además.

Me temo que pienso seguir a diario los castings de Factor X. Porque me divierten horrores. Y porque quiero saber qué va a ser de la señora mayor sevillana hiperactiva que ayer quedó seleccionada y del muchacho africano que canta todo Craig David.