La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Personaje secundario en el cine español

La otra noche vi en la tele una película española con guión de la novelista Belén Gopegui y protagonizada por un actor que se llama y se apellida como yo.

La otra noche vi en la tele «El principio de Arquímedes» y al principio pensé que la historia era maniquea y demagógica, y después pensé que tampoco era para tanto y que a veces la vida lo es también. Terminé de ver la película y me dormí. Y hasta hoy no sé si me gustó o no me gustó. Pero me dio pie a formular una nueva teoría (¡OTRA!):

¿Os habéis dado cuenta de que en los últimos años (diez, más o menos) hay un nuevo personaje que aparece SIEMPRE en las películas españolas?

Así es. En los últimos años, en todas y cada una de las películas españolas ambientadas en la época contemporánea aparecen… ¡MUEBLES DE IKEA!

El cine español (y las series televisivas nacionales, también) nos ofrecen a los espectadores de esta última década el aliciente de – en caso de que nos aburra la trama, nos chirríen los diálogos o nos resulte imposible creernos a los actores – reconocer qué objetos de IKEA aparecen en cada escena.

¿No sería fantástico que se creara una corriente de cinéfilos Ikeanianos que fueran capaces de llamar por su nombre cada objeto de Ikea cuando apareciera en la pantalla? Imaginaos: ¡LÁMPARA KROBY! (aplausos en las butacas) ¡MESA BJURSTA! (plasplasplas) ¡SOFÁ TYLÖSAND! (ooooooh plasplasplasplas).

Es más, qué coño, voy a tomar la iniciativa y proponer a Ikea la creación de un catálogo razonado de sus colecciones a través del último cine español. Ahí va eso. Ese es vuestro Bob…

Iñaki Gabilondoº

Iñaki transmite la sensación de trabajar para quien realmente le da de comer, que no son ni Prisa, ni los políticos, sino quienes acabamos de terminar de ver su nuevo informativo.

Me ha sorprendido muy gratamente escucharle utilizar expresiones que no recordaba haber oido en ningún otro informativo televisivo en mucho tiempo: «intentar resumir«, «tratar de entender«. O hacer juegos de palabras con un título orteguiano. Y hablar de los sucesos callejeros de las periferias de París desde allí mismo; buscar el punto de vista de un escritor, un antropólogo y un político, y osar a salirse de la opinión de consumo rápido televisivo con consideraciones sobre el problema de la banalización de la violencia o la injusticia social versus la inmigración mal integrada.

En estos tiempos de predicciones apocalípticas, sensacionalismos hediondos y descalificaciones sobre la marcha, me ha sorprendido encontrarme con Iñaki Gabilondo esta noche: nervioso pero sereno, directo, personal y más preocupado por dejar algunas cosas claras que por abarcarlas todas.

Esta noche me he vuelto a creer a Iñaki Gabilondo. Como esta mañana me creí a su hermano Ángel, rector de la Universidad Autónoma de Madrid, en su artículo de La Vanguardia:

Pero precisamos de argumentos, de la confrontación de los motivos, y unos y otros no han de ser sustituidos por las consignas, eslóganes y titulares. Algunos parecen querer desenvolverse sólo en las catástrofes o en el anuncio de su inminente llegada, para airear lamentos y pronosticar desastres.

Angel Gabilondo, «Los airados propietarios de la razón», La Vanguardia, 07/11/2005

Y, por favor, no me llenen los comentarios de soflamas contra Polanco, que la cosa no va por ahí. Gracias.