Claro que sí: yo fui uno de los 2.600.000 españoles que vieron a Cachuli el viernes en Telecinco. Aunque es verdad que yo, igual que él, lo hice por dinero.
También es cierto que su entrevista me pareció uno de los momentos clave de la televisión en España.
Por ese momento maravilloso en el que Jorge Javier Vázquez quiso darle a Cachuli las «Gracias por las tardes de gloria que ha proporcionado a AQUÍ HAY TOMATE» para, acto seguido, justo antes de que empezarara la entrevista, espetarle a Jordi González un taurino «¡Suerte, y al Julián Muñoz!»
Creo que ese momento fue clave en esa entrevista. Tele5 había criado en sus dehesas a un toro bravo que el viernes estuvo banderilleando y picando. Incluso la reacción del público en el plató (un público más torista que torerista) fue de puro circo romano o coso, con gritos y abucheos al animal, que salió manso, para que embistiera.
Un animal que, como el toro de Pipas Facundo, utilizó el don fabuloso del habla para jalear a su poco voluntarioso matador, Jordi González, con un muy torero «Olé tú».
Un torero, El Niño de la Noria, que hizo todo lo que estuvo en su mano para que el astado saliera indultado, no se fuera a terminar el negocio tan pronto, e incluso contribuyó con una estremecedora estampa de rosa blanca y retrato de la hermana muerta del entrevistado en primer plano. Conmovedor:
Aunque si algo, de verdad, aprendimos en entrevista con Muñoz fueron las razones clave de la crisis financiera mundial: todos sus bienes -según él- los pagó con créditos e hipotecas (casas, relojes,…), y el dinero todavía se lo debe al banco. Lo que pone de manifiesto que operaciones como la Malaya son las culpables de la crisis bancaria española, clarinete total. Que de no haber desmantelado sus tramas, los bancos segurían forrándose a costa de esos bandidos (que se vayan preparando las cajas de ahorro de Castellón…)
Eso, y que lo peor que nos podía pasar esa noche, nos pasó. ¿Indignación por ver a un chorizo llevárselo calentito por no decir nada? NO ¿Ascazo al ver como los tertulianos del estudio demostraban una vez más tal bajeza moral que su ojeriza podría devolverle la dignidad a cualquiera que ellos pusieran en la picota? TAMPOCO.
Lo peor que nos podía pasar, y nos pasó, fue ver en imágenes de archivo a Rappel vestido de faralaes.
Tras verlo y saber que Rappel sigue en libertad, demasiada condena parece un tercer grado para Muñoz. Vamos, digo yo.