La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de la categoría ‘R, de Rosa Lee Parks’

Keith Richards… y yo

Anoche en el patio del CCCB en una sesión de «Gandules», que es cine de verano diferente; con tumbonas y películas fuera de circuito. Anoche en el patio del CCCB, ‘Gimme Shelter’: un magnífico documental de 1970 sobre la gira de los Rolling Stones por EEUU el año anterior, que terminó con un multitudinario concierto gratuito en Altamont (San Francisco), donde además actuaron los Flying Burrito Brothers y Jefferson Airplane (reverencia: los Jefferson Airplane).

Los Rolling en directo (¡qué guapo era Mick Jagger!) y los Rolling (muy stoned) en el estudio de montaje de las imágenes del concierto en Altamont, para el que utilizaron a los Angeles del Infierno como personal de seguridad y donde uno de los espectadores murió apuñalado. A manos de uno de esos Ángeles. Angelitos…

Hell’s Angel: They told me, if I could sit on the stage so nobody climbed over me, I could drink beer till the show was over.

Dos escenas memorables del concierto final:

– un Ángel del Infierno golpea accidentalmente al cantante de los Jefferson Airplane, y lo deja inconsciente sobre el escenario

– los Rolling comienzan a tocar ‘Simpathy for the devil’ y tienen que parar porque los espectadores de las primeras filas han empezado a pelearse a muerte – literalmente. Mick Jagger increpa al público y le pide que se calme, mientras Keith Richards, que no se ha enterado de nada, sigue a lo suyo, tocando. Mick Jagger sigue hablando con el público y se gira para pedirle a Richards que pare. Richards sigue tocando. Mick grita a los asistentes Who’s fighting and what for? y a Richards: ‘STOP, KEITH, STOP!‘ ¡Qué grande, Keith!

Keith Richards y yo

Yo tuve un jefe cuya hermana trabajaba como abogada en un importantísimo bufete español, uno de cuyos clientes eran los Rolling Stones cuando viajaban a España. En una de las últimas visitas de los Stones a nuestro país, la hermana de mi exjefe tuvo que encargarse del caso Rolling, que consistía, exactamente, en personarse en el aeropuerto de Torrejón, hacerse cargo de «la maleta de las medicinas» de los Stones y sacarla de allí sin trámites aduaneros.

Supongo que lo que la hermana de mi exjefe llevó en la mano, lo llevó puesto Keith Richards después.

Grados: 3º

Keanu Reeves… y yo

Yo quería mucho a Keanu – por lo suyo con River en su Idaho Privado, por aquellos rumores de su boda marica con un productor de Hollywood, yo quería mucho a Keanu. Hasta que lo vi en «El pequeño Buda» de Bertolucci y pensé:

a. «qué malas son las drogas, Bernardo

b. «qué overdose de eyeliner, Keanu

Después, Keanu en cuero negro. Y otra vez cuero negro. Y venga cuero negro. Y pensé:

c. «Keanu, para mí estás muerto.»

«¿MUER-TO-EN-QUÉ-DI-MEN-SI-ÓN-E-XAC-TA-MEN-TE?» – me replicó desde la pantalla de cristal líquido de mi báscula digital, «JO-DER-QUÉ-GOR-DO-ES-TÁS», añadió el muy cabrón.

Anoche, al subir por Aribau de vuelta a casa, vi a Keanu a la entrada de unos multicines. Estaba con Sandra Bullock. Y pensé:

d. «Muerto… y enterrado»

Hace unas semanas, alguien dejó el nombre de Keanu Reeves en un comentario para que revelara mis grados de separación con él. Lo había olvidado. Hasta esta mañana. Cuando leí en «La montaña del alma«, de Xingjian (muy, muy recomendable):

«He aquí por qué Buda enseñó la iluminación: todas las imágenes son mentiras, la ausencia de imagen también lo es.»

Y me acordé de Keanu como Siddharta en la película de Bernardo Bertolucci, que es amigo íntimo de Marisa Paredes.

De Marisa Paredes.

Sólo tengo dos recuerdos de la noche del estreno de «Tacones Lejanos«: mi breve conversación con Marisa Paredes y el beso que me dio mi acompañante en la azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Del beso, nada más que decir.

De Marisa Paredes, sí.

Nada más finalizar la proyección y los aplausos, mi amable acompañante – un muchacho encantador – me pidió que lo acompañara al escenario, tras el telón, donde Almodóvar y amigos lo habían invitado a subir para brindar con champán.

¿Vamos?

Claro. Qué vergüenza. Claro

… y allí estaba Marisa Paredes, que primero se abrazó a mi amigo y después me saludó con un sonoro par de besos.

– Os presento, Marisa: Roberto Enríquez, de la Guía del Ocio de Madrid.

– ¡De la prensa! ¿Eres crítico? ¿Cómo he estado? ¿Cómo he estado? ¿He estado bien? ¿Te he gustado?

No, yo no era un crítico, ni nada parecido. Pero me lo callé y solamente dije «maravillosa». Y pensé que acababa de conocer a Marisa Paredes pero en realidad había saludado a Tina Quintero (Carmen Maura en «La ley del deseo«) tras la noche de su estreno de «La voz humana» dirigida por su hermano, Pablo Quintero (en la película, Eusebio Poncela, que no existe, que en realidad es la misma persona que Marisa Paredes).

Y, al cabo de unas cuantas horas, me dije, «Almodóvar es Mátrix«.

– ¿Qué es «mátrix«?

– No lo sé. Mmmmmm…

Entonces, nos besamos.

Grados: 3º

Stockard Channing, Pérez Reverte, Agatha Ruiz de la Prada, La Duquesa de Alba… y yo

  • Stockard Channing

    Trabajó con Will Smith en ‘Six degrees of separation’ (gran película).

    Will Smith denunció hace unos años el racismo de Norteamérica cuando los productores no consintieron que su partenaire femenina en ‘Men in Black II’ fuera Cameron Díaz (más info, AQUÍ)

    Cameron Díaz estuvo hace unos años en Madrid con quien era su novio por entonces, Matt Dillon, y cenaron en el restaurante de mi amiga Arantza, el Jai Alai.

    Cameron Díaz estuvo jugando con la perrita de Arantza, Bai. Yo he paseado con esa perrita y su madre, Neska, por el Retiro, y nos saludamos siempre que voy al Jai Alai.

    Grados: 4º

  • Arturo Pérez Reverte

    El 8 de noviembre de 2002, Juan Cruz conversó con Pérez Reverte sobre «LA REINA DEL SUR» en la Universidad de Murcia durante el Curso Internacional sobre Pérez Reverte.

    Algunos años antes, Juan Cruz había sido profesor mío en un curso de edición

    Grados: 2º

  • Agatha Ruiz de la Prada

    Hace años, Agatha, Pedro Jota y sus hijos, visitaban habitualmente la casa que el pintor Gerardo Rueda tenía en Cuenca, donde coincidían con mi amigo José Ramón Danvila (crítico de arte para El Mundo).

    Grados: 2º

  • La Duquesa de Alba

    La Duquesa de Alba estuvo casada con Jesús Aguirre, que dirigió hasta 1977 la editorial Taurus. Taurus ha publicado gran parte de la obra de Emilio Lledó. Emilio Lledó es el padre del médico que me diagnosticó la esclerosis múltiple hace 15 años.

    Grados: 4º

    [Continuará…]

  • R de Rodrigo (Fresán)


    «En el futuro todos seremos directores de cine, todos filmaremos la película de nuestras vidas. Pienso en un mañana cinematográficamente autobiograforme. Pienso en los tiempos que vendrán como estudios por donde caminaremos nuestros días y noches como escenas, secuencias y fundidos a negro. Tal vez, incluso, bailemos y cantemos y entremos en cuadro riéndonos como esos personajes de películas que siempre aparecen por el costado izquierdo de la pantalla con una carcajada en la garganta, sacudiéndose una lluvia falsa y de interiores. ¿De qué se ríen? Entonces lo sabremos, porque la Historia habrá adquirido la textura de un Film Total.»

    Leí «Mantra», de Rodrigo Fresán, hace cinco años, y no lo terminé: por miedo, porque sentí que al leer «Mantra» veía pasar mi vida imaginaria tras mis ojos, como si me estuviera muriendo después de haber sido otra persona. Como si me fuera a matar un maligno tumor cerebral ajeno con forma de Sea Monkey.

    He vuelto a leer «Mantra», después de cinco años, así pasaron cinco años; y esta vez lo he hecho como un hombre precavido (lo que – dicen – me da valor de dos): he releído «Mantra» bajo la protección de un bolígrafo y una libreta verde donde se lee ‘green’ al pie de cada hoja, donde he ido anotando en la libreta todas las palabras con equis que aparecen en el libro, todas, incluso las repetidas. Todas hasta la palabra ‘Exit’. Una lista de, exactamente, ochocientas setenta y tres palabras con equis hasta ‘Exit’: Salida.

    Sólo así puede leerse «Mantra» sin riesgo de, según vamos avanzando en sus páginas, andar perdiendo poco a poco (17, 18, 19,… 531) la memoria propia para acabar acordándonos de otro que fuimos – mexicano -, por eso es tan bueno ser precavido: porque al valer por dos, dejamos que se confunda nuestro otro yo extranjero, mientras nosotros anotamos MéxicoMexicoMexicanspróximoextinguenextrañosaproximarseexacto,… hasta ‘Exit’: Salida. Y al final, escapamos. El otro, por supuesto, ha muerto.

    «Mantra» no es una novela. «Mantra» no es para todo el mundo: «Mantra» es una novela que debería leer todo el mundo. Y un canal de televisión en papel para muertos que estuvieron en México, con canales en orden alfabético. Muertos abiertos en canal en orden alfabético: Artaud, Buñuel, Burroughs, Breton, Cortázar, Dylan, Einsenstein, Francis Ford Coppola, Gainsbourg , Huxley,… memoria televisiva de los muertos. Memoria prodigiosa de Fresán, asombrosa capacidad de contar México por dentro, enorme talento para describir los efectos en su escritura y en la vida de esos muertos que ven el televisor, imposibilitados para el zapping, incapaces de apagar el aparato por miedo a verse reflejados en la pantalla oscura.

    Libro de viajes pop, fotonovela global mitómana (y a veces, iconoclasta); libro de amor por las fantasías de nuestra niñez, que acaban conformando nuestro paraíso futuro, nuestro espacio de evasión, que Fresán nos revela no como refugio seguro, sino como un lugar tan peligroso que nos puede costar la vida y el precio que cuesta trasladar por aire un ataúd blanco hasta París (¿para qué querremos ahora que nos quede siempre París?)

    «Mantra» es México y México es en «Mantra» las imaginaciones de infancia, la dimensión desconocida, un juego de máscaras, la muerte, Dios y Godzilla, la lucha libérrima, 2001: A Space Odyssey, Frida Kahlo, Trostsky y Monctezuma, la telenovela infinita y una enciclopedia de méxicos posibles que no incluye entradas por R (aunque ahora que Javier Marías ocupa el sillón erre mayúscula en la Real Academia Española, tal vez Fresán le pida prestada la letra para incluirlas: erre de Rosebud, por ejemplo, o de Robert Redford. Erre de Rodrigo (Fresán) profundamente contenido en el libro).

    «Mantra» es México: extraña, excesiva, exacta, expresiva, explosiva, exhibicionista, exigente, flexible, extraterrestre, tóxica, excitante, exagerada, conexa, convexa, inexplicable, asfixiante, existencialista, extrema, textual, exterminadora, experimental, extática, taxidérmica, extraordinaria. Mantra es excelente.

    «Te mintieron, te ocultaron la verdad: no es una eterna luz blanca al final de un breve túnel negro sino un eterno túnel negro al final de esta breve luz blanca que ves ahora y que aquí se apaga para ya no encenderse.»

    [Este texto saldrá publicado – próximamente – en la revista literaria colombiana Pie de Página, junto con la entrevista que le hizo a Fresán mi amigo Javier Moreno.

    Lo que significa – amigos lectores – que os he dado a leer una primicia.]

    Partirle la cara a Rafael Reig

    Había leído (mal y con prisas) el último libro de Rafael Reig, «Manual de literatura para caníbales» y no me había gustado. Después de hablar sobre él con un par de amigos, descubrí que no recordaba por qué. He vuelto a leerlo.

    Releía (bien, tranquilo, a gusto) «Manual de literatura para caníbales«, de Rafael Reig y me gustaba. Me gustaba mucho. No dejaba de preguntarme por qué coño no me había gustado la primera vez.

    Leía y me encontré con un párrafo sobre la literatura que me encanta:

    Al fin y al cabo, la literatura no es más que un tipo que está en su casa y se pone a escribir en pijama. Este individuo obstinado escribe y escribe, sin parar, hasta que consigue terminar un libro. Después otro objeto lo imprime, otro lo distribuye y, al final del recorrido, siempre aparece otro, también en su casa, que se pone a leer sin zapatos, con los pies encima de la mesa. Esto es el fenómeno literario. Pare usted de contar. Tipos cansados, con ojeras, que escriben en pijama. Mujeres adormiladas en un vagón de tren. Hombres que se descalzan para leer más cómodos. Niños absortos en un rincón del patio durante el recreo.

    Que contradice, con excelente criterio, otra definición – relamida y pesada – que dio Danilo Kis:

    La literatura es elevación. No inspiración, les ruego. Elevación. Epifanía joyceana. Es el instante en que se tiene la impresión de que, en toda la nulidad del hombre y de la vida, hay de todos modos unos cuantos momentos privilegiados, que hay que aprovechar. Es un don de Dios o del diablo, poco importa, pero un don supremo.

    Leía y – aunque no llegaba a cogerle el punto al juego entre ensayo, historia y ficción que propone Reig (y que tan bien le había salido a Orejudo en «Fabulosas narraciones por historias»), aunque a veces me parecía que a Reig se le olvidaba la saga Belinchón y se entusiasmaba con la realidad y se olvidaba del personaje, – me gustaba.

    Me gustaban muchísimo las partes en que hablaba de Darío (Rubén) y Vallejo (César). Me parecieron emocionantes, líricas, espléndidas. Y también las divertidísimas burlas hacia Larra, Espronceda, Azorín (jajajaja), Ortega, los del 27, Cela, Goytisolo

    Hasta que llegué a la página 253, donde leí:

    Lea con atención la poesía de Claudio Rodríguez. Evite la de José Angel Valente, pero acérquese a la de Blas de Otero.

    Y entonces me acordé del porqué de mi mal concepto de este libro de Reig: Porque aconsejaba evitar la poesía de Valente. JODER. Yo, que me partiría la cara por Valente. Por la poesía de Valente. Y entonces pensé en partirle la cara a Rafael Reig. Y después, en ese párrafo que tanto me gustaba de Rafael Reig sobre la literatura. Y pensé «soy gilipollas».

    Ayer volví a leerme, de un tirón, «Manual de literatura para caníbales«, de Rafael Reig. Y me gustó. Os lo recomiendo. Es más, lo recomiendo como libro de texto entusiasta para los Institutos. Aunque tal vez, en tal caso, sería conveniente eliminar el último capítulo para evitar dar buenas ideas a los muchachos y facilitarles así demasiado la vida.

    Hace meses me había leído «Manual de literatura para caníbales«, de Rafael Reig. Y no me había gustado nada, porque desaconsejaba la poesía de Valente. Hay que joderse…

    Rostros pornográficos [pOrN The Go]


    Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.

    John Berger

    Busco la verdad, la realidad; instantes sublimes fugacísimos de vida VIDA. Busco en el cine porno rostros masculinos en orgasmo. No hay mayor verdad que el rostro del clímax de un actor – lamentablemente cada vez menos; las nuevas tecnologías permiten

  • ralentizados montajes eyaculatorios
  • falseados montajes eyaculatorios (rostros que no coinciden con fluídos)
  • extendidos montajes eyaculatorios

    y, pese a ello,

    El orgasmo masculino en la pornografía desmonta todas las teorías sobre la virtud mentirosa de la cámara: hay instantes, centésimas de segundo, en los que la cámara desaparece y contemplamos una verdad imposible a Stalisnavsky, al Grotowski teatral. Inalcanzable verdad para cualquier otro cine, y ya ni hablar de la vida real…

    El miedo al orgasmo femenino fingido nos hizo maricones: buscábamos la verdad.

  • «Osos», OUT – «Pequeños», IN

    Así es, mis queridos lectores. Una nueva tendencia gay (masculina) comienza a triunfar en Manhattan de la manita del cantante de los Magnetic Fields – maravilloso su CD ‘I‘, maravilloso -, Stephin Merritt, que cada miércoles organiza en el Nowhere Bar la Runt Nite (Noche de los Pequeños): un encuentro semanal de hombres bajitos y hombres interesados en hombres bajitos, donde además de conocer a Merrit personalmente (o al modo bíblico, tanto no sé), los asistentes lucen etiquetas con su nombre y estatura, son obsequiados con camisetas del evento, disfrutan de cervezas baratas (pequeñas, claro) y buena música.

    ¡Qué poco nos ha durado la gloria a los gorditos!

    ¡Qué pronto nos va a tocar entregarles el cetro a los bajitos!

    ¡Qué crueles y superficiales somos las maricas!

    ¡Menudo bajón!

    El Rey de Araucania y Patagonia

    En 1859, Orélie-Antoine de Tounens, un mediocre abogado francés, lector de Voltaire – gracias a quien había descubierto La Araucana, de Ercilla -, abandonó su aburrida existencia para embarcar rumbo a Chile, donde se autoerigió en Rey de Araucania con el apoyo de los araucanos, cuyo penúltimo cacique había profetizado antes de morir que «el final de la guerra y la esclavitud coincidirá con la llegada de un forastero blanco y barbudo». Tan buena acogida le animó a anexionar a su reino también el de la Patagonia y proclamar una monarquía constitucional con sucesión dentro de su propia familia.

    Orélie-Antoine de Tounens comunicó la creación del nuevo reino al presidente de Chile y a las autoridades francesas. En Francia nadie le tomó en serio, y de Chile fue expulsado por sus intenciones belicistas y arrestado en cada uno de sus posteriores viajes de regreso.

    El 17 de noviembre de 1878, exactamente 18 años después de su autoproclamación, murió arruinado en Francia.

    Casi 100 años después, para su libro «En la Patagonia«, Bruce Chatwin se entrevistó con quien se decía sucesor de Tounens ; Philippe Boiry, Su Alteza Real El Príncipe Philippe de Araucania y Patagonia, a quien preguntó si conocía el relato de Kipling, «El hombre que quiso ser rey».

    – Claro que sí, respondió Boiry.

    En 1997, Philippe Boiry demandó al periodista y corresponsal de Clarín en París Enrique Oliva , que en su libro «El Rey de Araucania y Patagonia» – firmado bajo el pseudónimo de Francois Lepot – dejaba al descubierto la impostura del supuesto monarca. Boiry perdió la demanda, todos sus falsos títulos y fue calificado por Maurice Druon, Secretario Perpetuo de la Academia Francesa, como «un fanático impostor de vocación a repetición, permanente y progresivo.»

    (En la imagen, el Señor Boiry junto al busto de Tounens).

    Un «fanático impostor»… como si no lo fuéramos todos.

    Rafa Fernández, Mejor Blog en Castellano 2005 – ‘Diarios de sexo y libertad’

    Si alguien merece un premio en la vida es Rafa.

    Alguien que dispone de 2.200 euros en su cuenta bancaria de «ezcritor» – 1.200 conseguidos de 5 en 5 gracias a la contribución de sus lectores, más 1.000 que puso él mismo – para editarse su libro, y de 700 en su cuenta bancaria personal; y posee la generosidad y los cojones de entregar los 3.000 euros del premio de 20minutos a una asociación encargada del cuidado de niñas víctimas de abusos sexuales «la gente que va a criticar que yo entregue ese dinero a una ONG es la gente que hace que el mundo sea una mierda, Bob«. La misma gente que considera su blog homófobo y machista, «hay muchísima gente que no sabe leer». Alguien así sólo merece que le sucedan grandes cosas.

    – ¿Y el dinero para el libro, Rafa?

    – El dinero surge de cualquier parte, de repente, viene el dinero.

    Si alguno de los candidatos al premio al Mejor Blog en Castellano de 20minutos.es ha contribuido a elaborar ficción a través del nuevo medio, a provocar reacciones apasionadas, a zafarse de la corrección política más oscura y a generarnos adicción, ese es Rafa.

    Por eso su premio me ha hecho tan feliz. Porque nunca – ni siquiera Lucía Etxebarría aquella noche del Nadal – nadie había mostrado tanta felicidad, tanto entusiasmo, tanta ilusión, tanta modestia y gratitud como Rafa anoche con sus dos premios en la mano.

    Y hablando del Nadal, Rafa me confesó que Lorenzo Silva le había dicho que su novela podría ser finalista de ese premio, pero él prefiere publicarla en unos meses y no esperar a enero. Porque Rafa Fernández, micabeza.com (ojalá), sabe que tiene dinero y lectores para hacerlo. Aunque lo que sus lectores y mecenas no saben es que si contribuyen a financiar su edición, podrán conocer al único autor que, en la presentación de su novela, les abrazará para darles las gracias con tanta sinceridad que les hará saltar las lágrimas. Como a mí anoche.

    Enhorabuena, ezcritor. Felicidades.

    [NOTA: Yo, que no era candidato a nada, que no gané nada, y me lo bebí todo, hay que ver lo fantástico que quedo con un buen movimiento, ¿no?]

    El Miró de Roca

    I.

    Hace 40 años, Marbella era un elegante lugar de reposo al que acudían a veranear, descansar y divertirse Capote, Sinatra, Orson Welles, Jean Cocteau, James Stewart, Rock Hudson, Marlon Brando, Alain Delon, Brigitte Bardot, Onassis y Maria Callas, Rainero y Grace Kelly, los Rostchild, los Kennedy, Sean Connery, Deborah Kerr… tal y como recuerda Ignacio Martínez en su estupendo artículo Gomina, silicona y ‘parné’, en el Diario de Sevilla.

    II.

    Para saberlo todo sobre lo que está pasando, un blog: Marbella, 27 de mayo de 2007, creado en noviembre del año pasado y dedicado a contar los días hasta el fin del gilismo:

    Faltan 418 días para las elecciones. ¿Y para el fin del gilismo? Parece que pronto, muy pronto.

    III.

    Alguien que cuelga un Miró en el cuarto de baño de su casa y asesina animales para después mostrarlos disecados, es alguien que desprecia lo fundamental: el arte y la vida. Que además se haya forrado de manera ilícita, me parece sólamente la guinda del pastelón.

    ¡Policía Estética YA!