La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de la categoría ‘F, de Federico Jiménez Losantos’

La familia sí importa. E incluso exporta: armas, drogas,…

Hay que ver qué mal ha empezado el siglo para la «sagrada institución familiar», y qué de estupideces chabacanas se cometen en su nombre.

Hace un año se manifestaban – con mucha mecha y pashmina de verano – contra la aprobación del matrimonio homosexual. Hace unas semanas, creyeron que su recompensa era la visita de su Papa a Valencia. JA-JA-JA. La BRATZinger ni mencionó el fuego eterno para los maricones, ni se puso apocalíptica, ni ná de ná. Vaya decepción, qué blanda la Bratz.

Eso en España.

En los EEUU, todavía peor, porque un tribunal acaba de dar la razón a varias productoras de Hollywood en contra de una serie de empresas «de cine familiar» que se dedicaban a distribuir en DVD versiones CENSURADAS de películas de éxito. Empresas de «cine familiar», que cogían cualquier éxito de taquilla, lo editaban, metiéndole más tajos que a la cara de Ribery, y lo distribuían entre su fiel clientela integrista religiosa, de modo que las películas – en sus palabras – «se limpiaban de basura innecesaria». Toma ya.

Empresas como Cleanfilms o Cleanflicks, tendrán que cerrar sus chiringuitos y dejar de forrarse a costa de la mojigatería de los demás. Una pena.

Así es que lo dicho, la familia muy mal (y la Saboya ni te cuento). Tan mal que hasta Fofito, que cantaba junto a sus tíos y primos (Los Payasos de la Tele) aquéllo de «No hay nada más lindo que la familia unida«, anda ahora de plató en plató denunciando que su primo, Emilio Aragón, lo tiene vetado en televisión.

Menos mal que nos quedan Los Soprano

Robin Fletcher: mago, proxeneta, Wiccano y escritor

El señor Fletcher (nada que ver con Jessica), fue encarcelado en 1996 tras ser declarado culpable de prostituir y violar a dos niñas de 15 años, a quienes – según la Corte Suprema del Estado australiano de Victoria, ¡alucina vecina! – habría hipnotizado para conseguir que ellas se entregaran con fervor a la prostitución, la magia negra y el sadomasoquismo.

El señor Fletcher, que saldrá de prisión el mes que viene, durante su estancia en la cárcel denunció al Estado porque, según él, «el curso Alpha Christinity del Ejército de Salvación, que se ofrecía en las cárceles, le discriminaba por motivo de su religión». El mes siguiente, un juez de Victoria pidió cambios en la ley estatal sobre vilipendio religioso. El señor Fletcher, no os lo he dicho, es Wiccano. Y afirma, sin rubor alguno, que hizo lo que hizo llevado por sus creencias religiosas y que se ve incapaz de renunciar a ellas. Olé ahí él.

Las autoridades de Victoria, obviamente, han decidido hacerle un seguimiento durante los 5 años siguientes a su salida de la cárcel. Razones no les faltan, no.

Pero no acaba ahí la cosa, nononono, paranada, quéva.

La cosa sigue.

Ahora viene lo mejor.

El señor Fletcher es autor de varios libros de autoayuda, tales como «Domine su Fuerza Mental en Beneficio de su Salud»

o

«Sorprendentes Casos de Telepatía y Alucinaciones. Desdoblamiento de Personalidad y Materializaciones».

Y LO MEJOR: una de sus obras puede encontrarse en la Biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger: «Sorprendentes. casos de manifestaciones del más allá : narrados por sus protagonistas»

Una prueba de vital importancia que se les ha pasado a los investigadores de la trama del 11-M en la COPE y en El Mundo . Una revelación que deberían incluir en sus spams esos botarates que se dedican a llenarme los comentarios de TODASUVERDAD.

«El Código Cervantes» va a arrasar. Jajajajaja.

San Fernando Vallejo, Mártir

Vaya por dios (con perdón y con minúscula); ya me parecía a mí que a Don Fernando lo estaban dejando demasiado tranquilo campar a sus anchas y proclamar su desprecio por el catolicismo (bueno, y por los pobres, y por los campesinos colombianos, y por las mujeres embarazadas, y por su propia madre, y por sí mismo incluso) en sus novelas – que son deliciosos delirios dolientes en primera persona, y que figuran entre mis lecturas preferidas.

Al escritor Fernando Vallejo lo acusan de «incitación al genocidio».

Vaya por dios (con perdón, con minúscula y SIN tetas), qué gracia que lo mismo que ha venido proclamando Don Fernando en todas sus novelas durante tantos años no haya llamado la atención a los prebostes de las buenas costumbres y morales rectas (rectas como el filo de una AMEX impregnada de coca), hasta que ha sido una revista a todo color el medio que lo publicaba.

¿Eso es porque nadie lee libros? ¿Eso es porque los libros son largos y entre tanto barullo la gente no se enteraba de las diatribas de Don Fernando? ¿Eso es porque quien se compra un libro asume que ahí dentro puede haber ficción y quien compra una revista confía en descubrir realidades semanales a todo color? ¿O porque las ideas de San Fernando Vallejo venían adornadas de una Cristo con tetas?

¿O será porque los libros de Vallejo vinieron publicados por Alfaguara, que nunca se metió en política, y Soho – la revista donde se ha publicado el texto que acusan de «incitar al genocidio» – pertenece a Felipe López, también propietario de Semana y opositor a Uribe?

El estado está para reprimir y dar bala. Lo demás son demagogias, democracias. No más libertad de hablar, de pensar, de obrar, …

LA VIRGEN DE LOS SICARIOS

Frases

I.

Dicen que Truman Capote dijo de «On the Road«, de Kerouac:

«Eso no es literatura, es mecanografía»

Dicen que lo dijo también de Tennesse Williams. Y de Jacqueline Susann.

Dicen que Gore Vidal dijo de Jacqueline Susann:

«Eso no es literatura, es mecanografía»

II.

Dicen que Oscar Wilde dijo tantas frases brillantes, que uno podría preguntarse:

a. en qué momento se sentaba Wilde a escribir sus obras

b. quién perseguía a Wilde por París, Tánger y Londres para ir anotando sus felices ocurrencias

Y lo que pasa es que la mayor parte de las frases brillantes que atribuyen a Wilde no las dijo él: las escribió para los personajes de sus obras. Lo que responde a ambas preguntas y nos deja muchísimo más tranquilos.

III.

A todo esto, el Che y La Pasionaria se confunden en la memoria de aquella frase sobre morir de pie antes que vivir de rodillas.

Heidi Fleiss, esa emprendedora

En 1997, la famosísima «Madame de Hollywood«, fue sentenciada a 3 años de cárcel; cuatro años después de que su negocio de prostitución femenina de lujo quedara al descubierto y los tabloides se hubieran llenado de nombres de famosos, supuestos clientes de sus chicas (Charlie Sheen – que aseguró haberse gastado 53.000 dólares en sus servicios – Jack Nicholson, Billy Idol, Mick Jagger o hasta el mismísimo Arnold Schwarzenegger).

Hace ya algunos años que la Fleiss cumplió su condena y no ha perdido el tiempo: publicó varios libros, vendió la historia de su vida a la Paramount para una película, editó un DVD titulado ‘Sex Tips‘ en colaboración con su amiga Victoria Sellers (hija de Peter Sellers), lanzó una línea de ropa y complementos…

… y ahora prepara un nuevo proyecto: la Stud Farm (algo así como «La Granja de los Macizos«), un prostíbulo en Nevada exclusivamente para mujeres, donde trabajarán 20 muchachos a una tarifa de 250 dólares la hora y sobre cuya creación prepara un documental la HBO.

Si alguno de vosotros, lectores, estáis interesados en formar parte del personal masculino de la Granja de Heidi (joder, cómo ha cambiado el cuento), podéis enviar vuestros datos online a través de su web.

Eso sí – en agradecimiento por la información – si conseguís el trabajo, prometedme que seré el primero en enterarme de la identidad de vuestras clientas famosas.

Gracias.

Fran Lebowitz

Hoy, tras el hermoso baño de masas de ayer y después de ser increpado por personas tan encantadoras, vuelvo a lo mío, que es el deleite de mis cuatro gatos (divinos y con un pelaje fabuloso, pero cuatro). Hoy, queridos mininos, Whiskas Gourmet:

La Lebowitz.

Divina bollera (a no confundir con la otra gran bollera viuda de la Sontag, Annie Leibovitz, la fotógrafa. No, no, no. La nuestra es la escritora, la cronista, la articulista. Esa gran vaga.)

Que empezó su carrera en la mítica Interview de Warhol en los 70 (por si se me ha colado algún hooligan de JiménezLosantos: nada que ver con la Interviú que exhibe las cachas de la Esteban. De nada, sweeties.)

Fran Lebowitz , autora de únicamente dos libros para adultos donde recopilaba sus hilarantes ensayos y reflexiones urbanas humanas (que son para mí una biblia): Metropolitan Life, en 1978 y Social Studies, en 1981 y de uno infantil (que desconozco) se ha convertido en un mito, en un referente amoral y en una imagen habitual de las fiestas de los Oscars que organiza el Vanity Fair cada año, donde ella aparece INVARIABLEMENTE fotografiada con su smoking y su copazo, tirada en algún diván con actitud cínica y distante.

La Lebowitz, esa gran mujer capaz de elaborar maravillosas frases lapidarias que pasarán a la historia de la misantropía universal, la incorrección política (que en gloria esté) y el ingenio literario dipsómano (perdón por la redundancia), tales como:

  • Ask your child what he wants for dinner only if he’s buying.
  • If you are of the opinion that the contemplation of suicide is sufficient evidence of a poetic nature, do not forget that actions speak louder than words.
  • My favorite animal is steak.
  • Original thought is like original sin: both happened before you were born to people you could not have possibly met.
  • Success didn’t spoil me, I’ve always been insufferable.
  • The opposite of talking isn’t listening. The opposite of talking is waiting.

    Y una de mis favoritas, acerca de la literatura de autoayuda:

  • Si quieres salir adelante en la vida, búscate un abogado, no un libro.

    Maravillosa Fran Lebowitz. Esa mujer a quien – cada verano, mientras sustituye a Elvira LindoEmpar Moliner plagia descaradamente en El País, como mínimo, un par de veces.

  • Federico Jiménez Losantos

    En vista de la que está cayendo – con disculpas de mi director y declaraciones de principios del señor Urbaneja y, dado que Pop también es oportunismo, ahí va lo mío. A mi manera:

    No escucho el programa de Federico Jiménez Losantos salvo cuando no me queda más remedio y los taxistas lo llevan puesto (en ocasiones por vía intravenosa a juzgar por los cabezazos asertivos con que acompañan su conducción). En tales casos lo que me sucede es que no doy creditito y estoy deseando llegar a mi destino cuanto antes. Nada más. Ni me da por pensar que España se acaba, ni que en breve escucharemos el canto apocalíptico del macho cabrío, ni siquiera un tono/politono desde el mismísimo averno.

    Escucho a mis amigos hablar de Jiménez Losantos. Leo lo que algunos escriben acerca de él. Veo en televisión expresiones de mofa y a universitarios que se sacan unos euretes a costa de publicar un libro con algunas de sus perlas, y ahí sí que me quedo de piedra pómez.

    Porque no me puedo creer que un señor como Jiménez Losantos pueda conseguir tantas cosas desde un programa de radio: incitar al odio, a la crispación, a la intolerancia, al regreso a las cavernas y a no sé cuántas barbaridades más.

    Porque no me creo que la gente obtenga de un medio de comunicación demasiadas ideas nuevas. Lo que pienso es que la gente consigue de ellos lo que espera: ver reforzados sus propios puntos de vista, generados gracias a la combinación de variados elementos. Y ese ha sido el éxito de Jiménez Losantos : legitimar el pensamiento en voz alta de mucha gente que llevaba la procesión (en muchos casos, con pancarta y peineta) por dentro y hoy siente que puede hablar con total libertad (analógica y digital). Pues fenomenal.

    En el fondo, lo de Jiménez Losantos nos viene muy bien para darnos cuenta del país en que vivimos. Un país que era ya así antes de que él llegara a las mañanas. Muchísimo antes.

    Y que no me digan que la culpa de todo la tiene este señor. Ojalá fuera así. Pero no.