Bienvenidos.
Mi mente ha organizado un simulacro de felicidad en compañía, se evade la realidad – tan solitaria – y me invita a celebrar por todo lo alto la euforia de la amistad, la bondad de los desconocidos en que confiar, y por la que brindar con el champán de las botellas que van descorchando, a lo largo de la enorme mesa alargada, Tenesse Williams, en batín, Pedro Almodóvar, Marisa Paredes, Marlon Brando, en camiseta de tirantes, Andy Warhol y Capote nos miran entrar: yo de la mano de un chapero que me salvó la vida en un semáforo, y detrás de nosotros un niño de la mano de otro niño que tiene su misma edad pero es más alto y más fuerte y ha decidido ser más alto y más fuerte para algo más: para que los otros altos fuertes no se atrevan a pegarme, ni a tirarme la mochila por el hueco de las escaleras, ni a gritarme ¡MARICA, MARICÓN!, le grita Marlon a Truman de punta a punta de la mesa, y Truman agita su manita hacia él, le lanza besos, me mira, se sonríe con malicia y mira de reojo hacia Andy que se graba a sí mismo con una cámara de vídeo digital y habla al objetivo:
«Bueno, al principio yo… yo lo vi y bueno, quise hacerme su amigo, porque vi su foto y pensé que de él no tendría miedo, porque él habría pasado el mismo miedo que yo. Truman, quiero decir… le mandé cartas, a Truman, y nunca me respondió, y cuando llegué a Nueva York me quedaba enfrente de su casa, en la calle, de pie… y un día me invitó a su casa y su madre me echó de allí a gritos, me gritaba ¡MARICA, ..!»
«… MARICÓN! ¡Dame la cámara! ¡Déjame a mí!»,
las manitas de Truman sostienen con fuerza las muñecas de Andy y le obligan a apuntar la cámara hacia él:
«Pero después fue él quien se vengó de mí. Nos hicimos amigos y se vengó de mí cruelmente; abusó de nuestra confianza y me tomó unas polaroids cuando más hinchado estaba (tantas pastillas, tanto vodka, tanta mierda), y él, clic-fshhhhhhhhhhhhhhh clic-fshhhhhhhhhhhhhhh.»
Capote le arrebata la cámara de las manos a Warhol y la gira para grabar a Brando, que da de beber champán de su copa a la pareja de niños,
«Míralo. El Duque fuera de sus dominios, el Duque fuera de todo lugar… Andy se vengó de mí, yo me vengué del Duque. Andy pensaba que yo no daría miedo y lo desprecié; Marlon fue uno de aquellos que siempre me dieron miedo, y lo humillé. Porque él habría sido uno de aquellos que de niño me gritaban ¡MARICA, MARICÓN!»