La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Resaca Porno

Anoche terminó el Festival Erótico en Barcelona. Anoche llegué a casa y me subió la fiebre. Del cansancio. He dormido diez horas.

Esta mañana, todavía en Barcelona, escribo en el salón de una casa extraña, solo y con la cabeza aún llena de las voces, los ruidos y las imágenes del festival.

Voces

La del animador de uno de los stands, que animaba a los visitantes a contratar un privado con una de sus chicas al grito de A TOPE, A TOPE CON LA COPE.

La de otro animador multifuncional, que lo mismo describía la vagina de una de las chicas que se desnudaban en su stand, que jaleaba a un espontáneo, que se quitaba la ropa o se practicaba una autofelación. Un gran personaje ese hombre multitask. De nombre Micky y nacido en Linares, Jaén. «De Linares, donde dos cojones son tres pares». Ahá. Encantado.

Las de mi amigo JQ y la mía, que en medio del striptease de una actriz, que empezó vestida a la manera del siglo XIX, exclamamos – para estupor del resto del público que nos rodeaba: PUES EL POLISÓN ES MUY MONO.

Imágenes

Paquetes:

Reclamos publicitarios:

Y personajes divinos:

Ha sido agotador. Pero he gozado.

Placer y Olor (Día Porno IV)

Escribe Lawrence Durrell en «El cuarteto de Alejandría«:

Las partes del cuerpo que más huelen son aquellas que nos provocan mayor deleite o satisfacción.

Según este baremo Durrell, el FICEB estaría lleno de visitantes fetichistas de la axila. Muy fetichistas de la axila. Porque el FICEB no huele a sexo. Ni a polla. Ni a lubricante. Ni a flujo vaginal. No, queridos, el FICEB huele a sobaquina.

[NOTA: Hoy, descanso. Hoy, cumplo 35 años. Hoy, me lo merezco.

Hasta mañana.]

Fotos con chicas
(Dia Porno III Parte II)

1.

Las chicas que pasean por el FICEB se prestan encantadas a fotografiarse con los visitantes que les piden que posen junto a ellos para llevarse a su casa una instantánea con la mano en la cadera de una actriz porno. Y lo que más me llama la atención es que todas las chicas son encantadoras, cariñosas, simpáticas, amables, bien dispuestas.

Las actrices porno que recorren los pasillos del Festival no destilan sexo, sino buena educación. Las chicas que se dejan abrazar para la foto no exudan morbo, sino un profundo olor a limpio y una enorme profesionalidad.

2.

Los hombres que se sacan la foto con las chicas no lo hacen porque sean sus fans. La mayoría, ni siquiera saben quiénes son. Los hombres que se retratan con las chicas lo que quieren es tener en su PC una imagen donde salgan abrazados a una tía buena. O varias. A varias. Cuantas más mejor. Y pese a ello, todas las chicas son encantadoras, cariñosas, simpáticas, amables, bien dispuestas…

3.

… Tanto, que en cuanto ven una cámara, ahí van, a posar. Aunque no les digan nada:

4.

Después de tres días aquí, creo que sufro de:

Sobredosis de vulva (jamás había visto tantas tan cerca. Es más, jamás había visto NINGUNA tan cerca).

Síndrome de Estocolmo. Y creo que me empiezo a creer ese tópico de la «gran familia del porno».

Sonrisas y erecciones
(Día Porno III Parte I)

Esa sonrisa maravillosa. Una contagiosa sonrisa de satisfacción la de este muchacho a quien descubrí entre el público de uno de los espectáculos de sexo en directo – en el cual el espontáneo había demostrado estar bastante bien preparado, casi erecto, hasta que la actriz le puso el consolador en la boca para ir a sentarse encima de su cara[*].

Sonrisas como ésa son las que uno espera ver cuando se trata de sexo. Claro, que uno también espera ver erecciones de caballo, y como mucho se encuentra con miembros en estado morcillón que no dan para demasiadas alegrías.

La Erección Española ya no es lo que era (la Selección tampoco; la Selección, ya lo dice Joaquín en éste, mi periódico, «es un despelote») , y lo compruebo – decepcionado – con algunos vistazos entre los paquetes del público de los stripteases, los numeros lésbicos[**] o los ejercicios circenses vaginales: no hay vida en las entrepiernas. No la hay. Y es una pena.

POR CIERTO:

[*]… la actriz le puso el consolador en la boca para ir a sentarse encima de su cara: No es un caso aislado, sino un recurso escenográfico bastante común en los números de sexo con espontáneos. Yo no sé si meterse un consolador en la boca es lo que les provoca el bajón a los señores que se atreven a subir al escenario. Debe de ser raro. Pienso yo.

[**]… los números lésbicos: No entiendo esa denominación. El sexo entre chicas en el porno está destinado – casi siempre – a un público masculino heterosexual. No es lésbico. No lo es.

Lo que he visto hoy
(Dia porno II Parte III)

Espontáneo ufano luce barriguita. Muy bien.

Las muchachas se cosen sus disfraces sexies.

Él quiere verla hacer XXX.

Gracita Morales, rediviva y entradita en carnes, se entrega al SM.

Y Gracita Morales cuando se entrega – como buena española – se entrega de verdad…

La lente porno
(Día Porno II. Parte II)

Todo el mundo lleva en la mano lo más duro: su cámara fotográfica o de vídeo.

Me siento como en ese cuento de Italo Calvino, «La aventura de un fotógrafo» de «Los amores difíciles», en el que después se inspiró Almodóvar para uno de los personajes de «Kika» (esa película tan mala). Me siento rodeado de gente que sólo se interesa en lo que ve a través de su lente.

El público (masculino, en su mayoría) no ha venido aquí a tener sexo. Ni siquiera a ver sexo. Han venido aquí a guardar en vídeo o en fotografía el sexo que aquí se les muestra en directo. Como si no fuesen capaces de soportar lo real y se vieran obligados a filmarlo. A convertir el sexo en porno a través de sus lentes.

Entrevista a Bruce LaBruce
(Día Porno II. Parte I)

Bruce LaBruce es el único artista que es capaz de combinar el color de su tinte de pelo con el de las lentes de sus gafas de sol. Un meritazo.

Bruce LaBruce es, además, el autor de una de las escenas del cine que más me han conmovido nunca, una de mis escenas de amor preferidas: en su película ‘Hustler White‘ («Chapero blanco«) uno de los personajes penetra analmente a otro con el muñón de su pierna. De acuerdo, suena terrible, pero a mí me emocionó hasta las lágrimas. Y esa es la grandeza de LaBruce; ser capaz de convertir lo hardcore y lo punk en emoción.

Desde esa profunda admiración – que le confieso – me senté a entrevistar a Bruce LaBruce.

BOBPOP: ¿No tienes la sensación de ser el «artista» en los ambientes porno y el «porno» en los ambientes artísticos?

BRUCE LABRUCE: Sí. Pero a mí eso me gusta. Me gusta poder ser ‘snob’ con el porno en mis fotografías y que la industria del cine me considere demasiado hardcore. Eso me ayuda a no acomodarme en ningún sitio.

BOBPOP: Pero, en realidad – creo – el asunto no es si haces o no haces porno. En realidad – me parece – lo que haces en el fondo es contar cosas que te interesan.

BRUCE LABRUCE: Por supuesto. Lo que pasa es que muchas veces lo que me interesa incluye sexo. Ahora mismo, por ejemplo, tengo dos proyectos diferentes: una película de zombies en la que hay sexo hardcore. Y una película «japonesa» de mujeres, de mujeres que hablan y tienen sexo.

BOBPOP: ¿Un Douglas Sirk porno-japonés?

BRUCE LABRUCE: Algo así… A mí me gusta el porno por lo que muestra de nuestra zona oscura, de nuestros deseos ocultos…

BOBPOP: Una de tus películas ‘Hustler White‘ se proyectó con bastante éxito hace algunos años en Sundance, donde este año se han presentado varios proyectos que introducían escenas de sexo explícito en el cine convencional, ¿has visto alguna de esas películas? ¿qué te han parecido?

BRUCE LABRUCE: He visto, por supuesto, ‘Shortbus‘, de John Cameron Mitchell, y la verdad es que no es mi ‘cup of tea‘. Puede llegar a interesarme lo que cuenta, pero tengo la sensación de que se cree que para poder introducir sexo en el cine hay que hacerlo muy limpio, muy delicado… y el sexo real no tiene por qué ser así. El sexo puede ser sucio, sórdido, políticamente incorrecto.

BOBPOP: ¿Y no te parece que el porno es cada vez más políticamente correcto?

BRUCE LABRUCE: Bueno… hay un tipo de porno, muy masivo, donde sí sucede eso. Pero hay otro porno – especialmente heterosexual – donde cada vez se ven cosas más salvajes: una chica penetrada por muchos hombres a la vez, que después eyaculan en su cara uno tras otro… algo que a mí – personalmente – no me parece nada sexy, la verdad… Pero sí que me parece que se está superando la corrección política (siempre que se transmita una sensación de ambiente seguro y nadie resulte herido). Y eso me parece bien.

A mí también, Bruce, a mí también. Y tú, un encanto. De verdad.

Lo que he visto
(Día Porno I. Parte IV)

Lo que sé de ellos
(Día Porno I. Parte III)

El muchacho de la cámara de fotos, que sonríe feliz bajo las piernas de la actriz (ver foto completa) viste una camiseta que dice «TRÁFICO ILEGAL DE COCAÍNA», recorre el festival en compañía de un amigo, junto a quien ha estado esta tarde en el escenario ayudando a Sonia Baby («acróbata vaginal») a sacarse (adivinad de dónde, teniendo en cuenta su entrecomillada actividad acrobática) varios metros de cadeneta de la que colgaban banderas del mundo. Sonia Baby piensa lograr su récord mundial este año durante el festival: sacar de su vagina 30 metros de cadena. Allí estaré y os contaré.

El simpático caballero que posa bajo la rubia y exprime pezón con sonrisa satisfecha es Nick Moreno, ganador del casting del año anterior y rutilante estrella del porno (foto completa aquí).

Lo he visto en acción y sí: merecía ese premio. No hay duda. Lástima que sufra una enfermiza propensión a posar a ritmo enloquecido de reaggetón

[ NOTA: He entrevistado a Bruce LaBruce. Mañana podréis leer la entrevista aquí.]

Comienza el Festival…
(Día Porno I. Parte I)

Son las 12:15. Hace quince minutos que abrieron las puertas del FICEB. Yo ya estoy dentro y descubro que una feria de sexo es como una feria cualquiera cuando acaba de empezar: arreglos de última hora en los stands, pequeños desastres organizativos (folletos que faltan, dossiers que no han llegado). Martillazos a destiempo y esa tristeza de los espacios enormes vacíos que, en este caso, posee también la tristeza de los consoladores a plena luz de día, de las prendas de cuero que cuelgan de las perchas iluminadas por neones potentes. La frialdad del porno en pantalla gigante sin nadie que lo mire. Lo mismo que un parque de atracciones una mañana de verano, muy temprano.

Con vuestro permiso, me marcho a investigar. Más tarde os cuento.