De acuerdo. Yo soy el que se hunde, y el que se saca de la manga un nombre falso y una historia que es mentira, pero que fue verdad. Yo soy el que se hunde, el que se escapa, el que montó a alguien en un taxi con la esperanza de no verlo morir, de que me dejara en paz, solo. De una puta vez por todas solo, me siento en este café, pido un gintonic «de Bombay Sapphire, por favor, en copa de balón, con limón exprimido… gracias» – La primera vez que vi una botella de Bombay Sapphire pensé que la ginebra era azul. Años después me inventé la historia de una escritora que un mal día descubrió que la Bombay Sapphire no era azul, sino transparente, como su novela, como todas las demás ginebras no artúricas:
Hanna Card se pasó dos años encerrada en casa escribiendo su primera novela y alimentándose exclusivamente de patatas fritas, agua del grifo y Bombay Sapphire. Dos años. Cuando en la fiesta de presentación del libro le sirvieron una copa de su ginebra, se la devolvió al camarero porque no era azul; tenía que ser un error. Su editor se esforzó en convencerla de lo contrario y fue entonces cuando descubrió que Hanna Card había pasado dos años bebiendo ginebra directamente de la botella y escribiendo una novela que, como el Bombay Sapphire, resultó no tener el color que ella pensaba. Ser transparente, casi invisible para todos los demás.
Me sirven, bebo, escribo ésto – y lo anterior
… pido un gintonic «de Bombay Sapphire, por favor, en copa de balón, con limón exprimido… gracias» …
enciendo un cigarrillo, inspiro, espiro – dudo si escribirlo con equis o con ese, siempre dudo y recurro a un truco, que es pensar que la ese es anterior a la equis en el alfabeto, que expirar es posterior a espirar, y ya lo tengo: inspiro – otra vez, espiro, suelto el humo, me llevo a la boca la mano que sostiene el cigarrillo y utilizo el pulgar para presionarme el labio superior contra los dientes. Y morderlo, y arrancar algo de piel, y no me duele.
«No me gustan los escritores que narran por narrar», me dijo una vez alguien a quien admiro, «No me gustan los libros donde el personaje sube, baja, corre, mira, hace…»
Inspiro, espiro, bebo, fumo, me muerdo, pienso en la S y en la X que viene siempre a sustituirla: como vino cuando el porno pasó de ser clasificado S a ser clasificado X. Como vendrá, cuando inspire, espire, inspire, espire, inspire, eXpire.
¿Por qué algo se termina? Porque la S pasa a X.
Porque Setiembre pasa de ser verano a ser otoño.
Porque ya es hora de dejar de hablar por boca de los demás.
Ahora que sé que aún me queda aliento
cambiaré de voz y de registro
y puede que juegue con cartas marcadas
para evitar las trampas y las sorpresas.