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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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soretiritiT: el mundo al revés

Nunca me gustó el teatro de títeres. Supongo que de pequeño no entendía los gritos y las disputas de los Don Cristóbal o los Polichinelas de la obra y el final en el que siempre había alguien a quien molían a palos.

Creo que nunca llevé a mi hija a ver una obra de ese tipo.

Ahora que los famosos titiriteros de Madrid ya no están en la cárcel quiero hablar de un aspecto que creo que no se ha tocado pero que me parece clave: el papel de los medios (y de los políticos, pero ese es otro cantar) en este tipo de asuntos.

¿Cuánta gente vio el cartel en directo?

Confieso que no entendí el juego de palabras del famoso cartel. Cuando vi lo de Gora Alka Eta pensé que no sabía lo que quiere decir alka en euskera; luego pensé en una marca de digestivo y me costó un día llegar a saber que se trataba de una mezcla entre Al Quaeda y ETA.

Supongo que los niños que veían el espectáculo aún entendieron menos y que probablemente a muchos de los padres les pasó algo parecido a lo que me pasó a mí.

Supongo, creo haber leído, que el público asistente no pasaba de unas cuantas decenas de personas. Si no hubiera habido denuncia y el consiguiente escándalo en los medios (el incidente ha llegado a ser portada en prensa internacional, como el Financial Times) sólo unas pocas de esas personas habrían pensado que en la obra se hablaba de ETA o de enaltecimiento del terrorismo. Esas pocas formarían parte del grupo de los que no habían entendido nada: al parecer el cartel lo colocaba un policía corrupto sobre el cadáver de otro personaje (de otro títere) para incriminarle falsamente. Pero eso es lo de menos.

En cualquier caso sólo unas pocas decenas de personas habrían visto ese famoso cartel (famoso y cutre, en mi opinión). Ahora somos millones de personas, incluso de varios países, los que hemos visto ese supuesto enaltecimiento del terrorismo.

¿Era eso lo que pretendían los denunciantes?¿Era eso lo que pretenden los medios que han hecho de altavoces del suceso?

Si de verdad piensas que es un mensaje nocivo; si crees que hace daño a las víctimas (como he leído) ¿qué sentido tiene amplificar millones de veces el efecto del incidente?

Francamente: no lo entiendo.

¿Sobrevivirá el papel?

Hace ahora veinte años de la caída del Muro de Berlín. Todo un símbolo de los cambios que se han producido en el mundo.

Decía el tango que veinte años no es nada, pero seguro que no se refería a estos últimos veinte años

Casi por las mismas fechas debió de nacer El Mundo. Leo que acaba de celebrar una gran fiesta por su vigésimo cumpleaños. Estaba destinado a pelear por el liderato de la prensa diaria, algo que, por el momento, nunca ha conseguido.

No muchos años después, en la segunda mitad de los noventa, nació elmundo.es que, esta vez sí, se convirtió en líder de la prensa digital en español.

Por ahora debe de hacer diez años del nacimiento de Madrid y m@s, el antecedente de lo que hoy es 20 Minutos, que abrió un capítulo, el de la prensa gratuita, de gran repercusión en nuestro mercado. Hasta comienzos de este año, cuando cerró Metro, llegó a haber cuatro cabeceras gratuitas de ámbito nacional y múltiples de distribución más reducida.

Así nos hemos dado de golpe con los dos grandes temas que afectan actualmente a los diarios: digital o papel y gratuito o de pago (y en el caso de ser de pago, el precio).

La digitalización ha puesto en nuestras manos una cantidad casi infinita de información, a la que tenemos acceso en fracciones de segundo, prácticamente sin coste. En esas condiciones ¿siguen teniendo sentido los diarios tradicionales en papel? ¿No será el papel sólo un romanticismo más, para aquellos que necesitamos su tacto y el olor de la tinta? Al fin ¿cuántos jóvenes están dispuestos a pagar por un diario en papel?

La información interesa y seguirá interesando, pero cada uno quiere una información y un grado de profundidad en el análisis. Parece más fácil conseguir esa adecuación en Internet que en papel.

Otra cuestión es el precio.

En los primeros momentos de Internet, cuando empezamos a tener acceso gratuito a cantidades impensables de información, el elemento diferencial parecía la accesibilidad y la cantidad de información. Luego vinieron los diarios gratuitos en papel y llegamos a pensar que la clave era el precio (o su ausencia).

¿Y la publicidad?

Una publicidad cada vez más desprestigiada no ha sido capaz de vender a la sociedad su importancia en el mantenimiento del sistema de medios, que a su vez juega un papel central en la vida de las sociedades democráticas.

Estos días se ha publicado el Proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual. En su Exposición de Motivos se puede leer que la regulación de la publicidad…está concebida como un instrumento de protección del consumidor frente a la emisión de mensajes publicitarios.

Hay que proteger al consumidor frente a la publicidad.

Algo parecido vivimos este verano a raíz de la decisión del Gobierno de suprimir bruscamente la publicidad de TVE. Se estaba librando a los ciudadanos de un enemigo. Se llegó a decir que la gente prefería la televisión sin publicidad- ¡Claro! Y también prefiere no pagar impuestos.

La voz de los publicitarios no fue escuchada. El sector fue ninguneado.

A veces los medios también dan la sensación de que para ellos la publicidad es un incordio. Con la crisis nos hemos hartado de ver y de leer reportajes en los que se enseña a los consumidores a comprar mejor, que se reducen a comprar aquellos productos menos apoyados por la publicidad. La compra inteligente es la compra de marca blanca, la de aquellos productos que no han despilfarrado en comunicar a través de los medios sus virtudes. ¿Alguien lo entiende?

También en plena crisis hemos visto como los diarios subían su precio de portada en un porcentaje que, más o menos, se acababa traduciendo en una reducción de su difusión en un porcentaje similar, con lo que se demostraba que quién tomaba esa decisión (la subida de precio) no tenía en cuenta la repercusión que la caída de otros indicadores iba a tener en la inversión publicitaria. A más precio, menos difusión y menos audiencia, ergo menos deberemos pagar por cada inserción ¿o no?

Pero este es un tema tabú, por el que ya pagué un precio hace unos meses y no quiero que me vuelva a pasar.

La difusión de los diarios líderes cae aproximadamente un 10% cada año. La audiencia cae más lentamente y se mantiene en torno al 40% de la población, pero se sujeta, sobre todo, en los diarios gratuitos.

La inversión publicitaria en prensa ha caído un 28% en los tres primeros trimestres de 2009, según datos de I2P; según la misma fuente el año podría cerrarse con una caída del 25%. No son mucho más optimistas las previsiones de mi querido Zenith Vigía. Esa cifra se une a una caída de más del 20% el año anterior.

¿Qué negocio puede resistir esta caída en los resultados?

La clave sería, podría ser, que el negocio se estuviera trasladando a las ediciones digitales.

No es fácil de comprobar.

Hasta hace poco se decía que por cada diez euros que se retiraban de la edición en papel, la edición digital recuperaba uno. Yo creo que ya no es así, pero acaban de publicarse los resultados del estudio de IAB referidos al primer semestre y hablan de una ligera caída de la inversión en Internet. Además parece que la parte menos perjudicada sigue siendo la de buscadores. Así que la prensa no parece salir muy bien parada.

Nos hemos dedicado durante años, sobre todo desde el lado interactivo, a denostar la publicidad impuesta, la que había que ver a la fuerza, pero no está claro que la publicidad buscada por el consumidor sea capaz de financiar los medios. Ni siquiera está claro que todos los productos sean capaces de generar publicidad que luego sea buscada.

Además hemos conseguido, con publicidad muy barata, saturar de mensajes al sufrido consumidor.

Y en esto llegó el e.book. ¿Seremos capaces de descargarnos cada día nuestro diario habitual en nuestro e.book? ¿Pagaremos por ello?

Creo que estoy escribiendo el artículo más caótico de mi vida.

Creo que refleja muy bien la situación. La situación también es caótica.

El caos no tiene por qué ser malo. Se habla de un caos creativo. Seguro que éste puede serlo.

¿Sobrevivirá el papel? Algo en mi interior me dice que sí, que nada muere del todo. Pero no veo a nadie con las ideas adecuadas para gestionar bien este momento. O sea que no tengo ni idea.

¿Pagaremos por la información? También hay algo que me dice que sí, que por algún tipo de información se pagará. Pero no me puedo olvidar de que, después de unos años en los que se decía que la clave estaba en los contenidos, en los derechos, en algunos países, con el nuestro a la cabeza, parece haberse impuesto la idea de que todo tiene que ser gratis y que los creadores de contenido bastante tienen con que su obra se conozca y se difunda.

Hemos creado en la SGAE al enemigo público número 1.

¿Sobrevivirá el papel? Sinceramente, no lo sé.

¿Se pagará por los contenidos? No tengo ni idea.

Pues vaya. ¿Para esto un artículo?

Este artículo se ha publicado en la edición en papel de la revista El Publicista.

Más referencias sobre el tema en El Mundo; marketingdirecto.com; sobre contenidos de pago; sobre ayudas a la prensa; sobre la querella entre los diarios y Google; sobre cobrar por contenidos; sobre otras fuentes de ingresos para la prensa;

Bye, bye Bush

Hoy termina la era Bush.

Han sido ocho años en los que el mundo ha vivido sus peores pesadillas:

El 11 S

La guerra de Afganistán

Las mentiras sobre las armas de destrucción masiva

La guerra de Irak

Que Irak se convierta en foco de terrorismo internacional

El 11 M en Madrid

El 7 J en Londres

Los ataques terroristas en Bali

Los repetidos ataques terroristas en Bombay (los trenes, los hoteles…)

La crisis de las puntocom

La crisis de las subprime

La caída del sistema financiero internacional

El surgimiento de la piratería en Somalia

El deterioro de la situación en Pakistán

Los desastres humanos en Darfour

La permanente guerra civil en el Congo

Que Guantánamo se haya convertido en sinónimo de tortura

Que la imagen internacional de Estados Unidos viva sus horas más bajas

La guerra de Líbano

El crecimiento de Hamás

La invasión de Gaza

Todo empezó con unas elecciones sospechosas en las que unas papeletas mariposa pudieron ser manipuladas.

Pero cuatro años después el triunfo fue rotundo e indiscutible.

Hoy el mundo es más inseguro, más pobre, con menos confianza.

Pero los amigos de Bush son más ricos y él cree que deja un buen legado.

Mañana empieza la era Obama.

Mañana es un día para la esperanza.