Archivo de julio, 2013

La madre de todas las burocracias

Por Raquel García Hermida Raquel García Hermida

Estar embarazada es como llevar en la frente un cartel que diga ‘acepto consejos’, aunque en muchos casos estos sean completamente innecesarios o abiertamente inoportunos. Y, sin embargo, hay un capítulo que todo el mundo obvia (tal vez porque tan solo hablar de ello ya produce desaliento) pero que probablemente sería el más útil de todos: la burocracia asociada al hecho de tener un bebé.

Ilustración Burocracia. 20 minutos.

Ilustración Burocracia. 20 minutos.

Cualquier trámite administrativo es, para la mayoría de nosotros, cuando menos una inconveniencia. Añade la variable migración a la ecuación, y el resultado puede tornarse francamente sobrecogedor. Las madres migrantes, especialmente si hace poco que han llegado a su nuevo país de residencia, solemos desconocer el sistema legal, a qué derechos podemos acogernos y cómo ejercerlos. Incluso dentro de la Unión Europea, donde se han realizado importantes esfuerzos homogeneizadores en ámbitos importantes como la cobertura sanitaria o las leyes de familia, las diferencias entre estados pueden ser abismales.

En los Países Bajos, donde resido, sigo aprendiendo los entresijos de un sistema de salud que requiere por ley la contratación de un seguro médico que sin embargo no cubre todos los servicios. Los españoles residentes en otros países de la UE tenemos derecho a que nuestros hijos lleven dos apellidos y no uno, pero el trámite cuesta unos 400 euros (y varias visitas a distintas oficinas gubernamentales). Y más: ¿Qué tipo de derechos sociales tengo en caso de no estar trabajando? ¿Tendrá mi hijo doble nacionalidad desde el momento de su nacimiento? ¿Me debo acoger a los permisos de maternidad holandeses o a los españoles, puesto que mi empleador está en España? ¿Cómo voy a inculcarle a la criatura espíritu merengue en la tierra de Cruyff?

Los interrogantes se acumulan y la atención de las oficinas de información es con frecuencia deficiente (para la cuestión madridista no hay ayuda posible: estás sola ante la omnipresencia culé). Si tu situación se sale mínimamente de lo habitual, olvídate de recibir una respuesta clara de nadie. Si, como en mi caso, las circunstancias son tan sumamente específicas que la máxima autoridad diplomática en la materia en los Países Bajos se queda callada durante diez incómodos segundos y luego resopla un “jooooder” tan castizo que es imposible no sonreír, por favor no sucumbas a la tentación de tirarte por la ventana o cometer magnicidio funcionarial. Registra al detalle tus interacciones con la administración, incluyendo las fechas y horas de las consultas y con qué departamento o persona hablaste, para poder, en caso de que surjan problemas, justificar por qué finalmente seguiste un curso administrativo u otro.

Cada vez que supero con éxito un trámite burocrático me asalta la misma e incómoda pregunta: ¿cómo se las apañan otras mujeres migrantes? Las que no tienen recursos o una red de apoyo; las que no hablan el idioma del lugar; las que apenas saben leer; las que jamás han rellenado un formulario; las que ni siquiera tienen ciertos derechos porque son “ilegales”, invisibles. ¿Qué hacen? ¿A quién recurren? Son muchas, muchísimas, y con algunas me he cruzado en las oficinas de la administración pública española: he visto a trabajadores que las atendían desde el respeto y la evidente vocación de servicio, y a otros que las despachaban con malos modos, prisas e incomprensión ante su particular situación. He visto a ciudadanos acercarse amablemente a ellas para echarles una mano, y he escuchado a otros despotricar por el tiempo que requería su consulta, normalmente aderezando el comentario con algún chascarrillo xenófobo o abiertamente racista.

Ante eso, no hay más que una respuesta posible: ‘Ahí le quería yo ver’. Nos íbamos a reír todos.

 

Raquel García ha dedicado su carrera profesional a la comunicación  en distintas ONG, en España y Estados Unidos. Su última parada es Gorredijk, una pequeña comunidad rural en los Países Bajos, desde donde escribe sobre los retos de la emigración, la maternidad y cómo conciliar las aspiraciones personales y laborales

 

El hombre valiente no es violento

Por Júlia Serramitjana  Julia Serramitjana

Hombres que lloran mientras mecen bebés. ¿Por qué no? ¿Qué hace a un hombre valiente? Para mí, el hombre es valiente cuando rompe estereotipos y asume que las emociones  también forman parte de su comportamiento. Reprimirlas está muchas veces en la base de las expresiones violentas.

Esta es una de las reflexiones que me planteé durante el pasado año mientras vivía en Centroamérica, en Panamá, cuando conocí  la iniciativa ‘El Valiente no es violento‘ y el trabajo que están llevando a cabo varias agencias de Naciones Unidas en el marco de la Campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres en América Latina y El Caribe.

Y es que, según datos de ONU Mujeres, en las Américas, el 29,8% de las mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual ejercida por parte de su pareja, y el 10,7% ha sufrido violencia sexual por alguien fuera de la pareja.

Los  jóvenes que participan en la iniciativa pueden hacer sus propias propuestas. (c) ONU Mujeres

Los jóvenes que participan en la iniciativa hacen sus propias propuestas. (c) ONU Mujeres

Es impresionante ver cómo los mismos jóvenes son quiénes están actuando como agentes de cambio para dar la vuelta a esta situación en sus casas, escuelas y comunidades, impulsando proyectos que contribuyan a poner fin a esta lacra en diferentes países de la región. Por ejemplo, me llamó la atención la colaboración que se está llevando a cabo con MTV, una excelente forma de conectar con los jóvenes, y en la que propuesta más creativa será protagonista de un video en MTVLA. También se han llevado a cabo acciones en países como Ecuador o Cuba, donde ya ha empezado a dar sus frutos.

A través de esta iniciativa, se quiere hacer ver que los auténticos “héroes” no son los que pegan, maltratan o discuten, sino los que escuchan, respetan y dialogan. ¡Estupendo enfoque! Desde que lo descubrí, no he dejado de seguir y apoyar esta iniciativa en Facebook  y Twitter 

Lo que más me gustó es que se toma como referencia una atribución de la masculinidad, “la valentía”, para vincularla a valores que implican no ser violento y generar acciones positivas. Incorpora a los hombres jóvenes como parte de la solución, no sólo del problema.  Y es que ser valiente no es ser violento. Ser valiente es lograr cambiar ese estereotipo y son ellos quiénes pueden lograr sembrar la semilla para un futuro sin violencia contra las mujeres y las niñas.

 

 

 

Júlia Serramitjana es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

 

Cautiva

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

La noticia de la liberación de dos cooperantes españolas en Somalia prácticamente ha coincidido con el estreno de la película Cautiva (‘Captive’, Brillante Ma. Mendoza, 2012), que narra el secuestro en Palawan (Filipinas) de una cooperante francesa, Thérèse Bourgoine  (interpretada por Isabelle Huppert), y de varios turistas, por el grupo separatista islámico Abu Sayyaf. Ambientado en la selvática isla de Basilán, el film ha querido diferenciarse de la factura tradicional americana de películas como El jardinero fiel (‘The constant gardener’, Fernando Meirelles, 2005) o Diamante de sangre (‘Blood diamond’, Edward Zwick, 2006). Su ritmo es lento, con pocas escenas de acción y tiros, y la realización se asemeja a un documental, con muchos planos de situación. Estos planos largos ralentizan la acción, pero también nos permiten experimentar la espera de una mujer que sueña con la libertad.

Cautiva. Cartel de la película dirigida por Brillante Ma. Mendoza

Cautiva. Cartel de la película dirigida por Brillante Ma. Mendoza

Por otro lado, quienes dirigen la acción son las mujeres y la mirada del director se centra, inevitablemente, en ellas. Lamentablemente, las mujeres son doblemente cautivas. Primero como rehenes, igual que los hombres, y en segundo lugar porque deben someterse a la machista doctrina  fundamentalista. A este respecto la interpretación de Isabelle Huppert deja bastante que desear. Es fría e inexpresiva y no logra que, durante los 120′ de duración, sintamos esa identificación imprescindible en un buen relato. No niego que, posiblemente, el director haya obtenido de esta manera mayor realismo, en esa situación pocos nos atreveríamos a hacer algo más que sobrevivir, pero estamos ante un relato cinematográfico y prescindir de una heroína bien definida es una jugada muy arriesgada.

De hecho, este escaso interés por la protagonista se me hace difícil de entender. No sabemos qué hacía en Filipinas, en qué proyecto participaba su ONG… nada de nada. ¿Por qué ese desinterés en profundizar en el personaje? Precisamente hubiera sido el principal atractivo de esta película, conocer porqué se juegan el tipo los cooperantes en la vida real, qué es lo que hacen personas como Monste y Blanca y porqué les ha merecido la pena asumir ese riesgo. Quizá a Brillante Mendoza sólo le ha interesado subirse a un tema de actualidad, pero no se ha fijado en lo que realmente importa: la razón por la que esa cooperante estaba allí.

Me gustaría recordar que los secuestros de cooperantes son hechos muy reales. Si consigo que quien lea este post vaya a ver Cautiva desde ese punto de vista, me daré por satisfecha. Pero el cine es negocio. Es algo que podemos criticar o ignorar, nos puede gustar o no, pero las películas buscan entretener a la gente y, rara vez, si acaso como un plus añadido, denunciar o dar a conocer situaciones terribles. Y ésta no es una excepción. ¿Es justo condenarla por ello? Les animo a que lo decidan ustedes mismos en la sala de cine.

 

 

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Colaboradora del equipo de comunicación de Intermón Oxfam.

 

Las estadísticas del maltrato

 Por Susana Martínez-Novo  SusanaMartinezNovo70

Hace pocos días, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha comunicado que está diseñando una nueva estadística nacional para medir los malos tratos en las que se incluirá a las víctimas mortales y entre las no mortales, únicamente a aquellas mujeres que requieran hospitalización superior a 24 horas.

Las estadísticas son necesarias. Conseguir que se visibilizara la magnitud del problema del maltrato fue uno de los primeros retos que las asociaciones de mujeres se plantearon en los años setenta, cuando aun no existía ningún tipo de dato al respecto. Ahora bien, no podemos olvidar que las estadísticas son el reflejo de una realidad alarmante en nuestra sociedad y que sesgarlas en base a criterios confusos no supone sino minimizar la gravedad de una lacra que se está cobrando vidas y víctimas.

Campaña '18 segundos', de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mueres y el Instituto de la Mujer (2006)

Campaña ’18 segundos’, de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mueres y el Instituto de la Mujer (2006)

Ante un ataque terrorista hablamos de víctimas mortales y personas heridas, pero no exigimos a estas últimas requisitos mínimos como la  permanencia hospitalaria para tenerlas en cuenta como víctimas. Por otra parte, la estancia hospitalaria tampoco tiene por qué ser siempre sinónimo de gravedad.

Uno de los logros en la lucha contra el maltrato fue cuando se consiguió  en el año 2003  que  las antes consideradas faltas de lesiones, fueran elevadas a la categoría de delitos cuando se cometen en el ámbito de la pareja.  Se busca generar una mayor protección mediante el establecimiento de medidas preventivas y represivas.

Entre estos delitos se encuentran las lesiones que solo requieren una primera asistencia hospitalaria y aquellos malos tratos que desgraciadamente constituyen el día a día de muchas mujeres, consistentes en empujones, zarandeos, golpes que no dejan marca. Estos no serán contabilizados.

Por otra parte me pregunto, ¿Que pasará con las lesiones psicológicas, que tanto esfuerzo costó que se incluyeran en el ámbito de aplicación  de la ley?

He visto muchas mujeres con graves lesiones psicológicas, siguiendo tratamientos por depresión y ansiedad como consecuencia de la violencia recibida por parte de sus parejas que sin embargo no requieren hospitalización. ¿Vamos nuevamente a invisibilizar este tipo de maltrato?

Si dejamos fuera de las estadísticas todas estas formas de violencia, estamos obviando el porcentaje más elevado de malos tratos en el ámbito de la pareja, lo que puede dar lugar a manipulaciones malintencionadas.

Creo que es peligroso que nos acostumbremos  a normalizar lo intolerable, pues lo que comienza por un empujón puede acabar no en 24 horas, sino en muchos más días de hospitalización o tratamiento.

Es importante tener buenas estadísticas. Nadie pone en duda que  hacer una radiografía puede ser necesario para obtener un diagnóstico correcto y prescribir un tratamiento. Pero si la radiografía no está bien hecha, es oscura e  incompleta, puede generar falsos diagnósticos y ocasionar graves errores en el tratamiento.

Por eso, para tener buenas estadísticas sobre la violencia que sufren las mujeres en nuestra sociedad, mejor sería que empecemos a contar por el principio y no por el final.

 

Susana Martínez-Novo es abogada y activista. 

El infierno se llama Paradise

Por Irene Milleiro  Irene Milleiro

El Paradise es cualquier cosa menos un paraíso.  El Paradise es uno de los prostíbulos más grandes de Europa, si no el más grande. Y ese dudoso honor está aquí mismo, a unos cientos de kilómetros, en La Jonquera, en Girona.

En el Paradise cada día ejercen la prostitución más de 150 mujeres, o eso anuncian. «Aquí todo es voluntario, no obligamos a nadie», decía su dueño, José Moreno, el día de la inauguración en 2010.

Tan voluntario todo, que en marzo de este año la Policía rescataba a una joven rumana de 22 años con una grave discapacidad psíquica, a la que supuestamente su madre llevaba obligando a prostituirse desde los 18, en el Paradise entre otros lugares. El caso de esta chica dista mucho de ser único. Hace poco más de un año la Policía liberaba a una joven de 19 años secuestrada en un piso en Madrid por haber intentado escapar de una red de prostitución. Además de sufrir golpes y latigazos, le raparon el pelo y las cejas y le tatuaron en la muñeca un código de barras en el que constaba su deuda con la red.

Imagen del prostíbulo Paradise, en La Jonquera (20 minutos)

Imagen del prostíbulo Paradise, en La Jonquera (20 minutos)

Podría seguir contándoles historias similares, pero creo que la idea está clara. Miles de mujeres cada año son engañadas en sus países y obligadas a prostituirse en clubes de carretera, pisos y calles por toda España. Entre enero de 2012 y marzo de este año la Policía ha realizado 337 operaciones, en las que se ha liberado a 722 mujeres y se han producido más de 1.000 detenciones. La mayoría de las víctimas proceden de Brasil, Rumanía, Paraguay, Nigeria y Rusia. En las escuchas policiales se pueden oír frases como «tengo tres kilitos de carne» o «he traído unos terneritos» para referirse a mujeres jóvenes, algunas incluso menores de edad, que las mafias mueven de burdel en burdel como verdaderas esclavas sexuales.

Les reconozco que yo no me imaginaba que este horror podía estar viviéndose en España. Que muchas de esas chicas con las que me cruzo cada día en la calle Montera en Madrid están ahí obligadas. Y tengo que darle las gracias a Mabel Lozano por haberme abierto los ojos a esa realidad.

Mabel lleva muchos años colaborando con organizaciones que quieren acabar con esta pesadilla, y ha escuchado decenas de testimonios verdaderamente horripilantes. De esas experiencias nacen varios trabajos dirigidos por Mabel, como el escalofriante corto “Escúchame”, el documental “Voces contra la Trata de Mujeres” o los spots que ha realizado para el Plan Integral contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual que acaba de lanzar la Policía.

Hace un año Mabel decidió crear una petición en Change.org para pedir a la Generalitat y al Ayuntamiento de la Jonquera el cierre del Paradise. ¿Por qué el Paradise? “Porque la sociedad española tiene que responder y por algún lado tenemos que empezar. Hagámoslo por el más grande”, dice su petición, que ya han firmado más de 83.000 personas. Unos meses después, la alcaldesa de la Jonquera anunciaba que “iniciaría las actuaciones necesarias” para cerrar definitivamente el prostíbulo.

Por desgracia para muchas mujeres, el Paradise sigue abierto. No culpo a la alcaldesa, no es tarea fácil: la trata de mujeres con fines de explotación sexual mueve mucho dinero, más de 5 millones de euros al día sólo en España, y más de 25.000 millones de euros al año en todo el mundo.  Por eso tenemos que colaborar todos.

Les voy a pedir un favor. Cuando vuelvan a ver a una prostituta en la calle, intenten no juzgar. Porque las cosas, muchas veces, no son lo que parecen. Y si no, vean este video, realizado en directo en el Barrio Rojo:

 

Irene Milleiro es responsable de campañas de Change.org

La bicicleta verde

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Una niña mira una bicicleta verde en un bazar. La desea, y quiere cumplir con ella el reto de ganar a su amigo en una carrera. Una historia sencilla si ocurriera en cualquier calle de nuestras ciudades. Pero la historia de La bicicleta verde es la historia de Wajda, una niña de diez años que vive en los suburbios de Riad, en Arabia Saudita. Todavía está en algunos cines y merece la pena verla.

Cartel de 'La bicicleta verde (Wajda)'

Cartel de ‘La bicicleta verde (Wajda)’

Es difícil no sentir simpatía por esta niña alegre, dinámica, siempre con alguna idea entre manos, siempre con una sonrisa y capaz de sentirse fuerte por sí misma. Y es difícil no sufrir cuando vemos cómo poco a poco los límites, las barreras, las murallas, van surgiendo a su alrededor.

No me gustaría estropear la historia, pero algunos de los elementos que más preocupan en la película es que hay personas que quieren mucho a Wajda, y que quieren protegerla del sufrimiento evitándole el rechazo de su entorno. Para ello no tienen otro remedio que invitarle a cumplir las normas, sin cuestionarse si son injustas. Son las paradojas de estas sociedades conservadoras, donde los papeles están muy claros y las normas para las mujeres son tremendamente limitantes: quien quiera a una mujer no la invitará a exponerse a un castigo implacable.

En el entorno de Wajda, muchas personas piensan que una bicicleta no es propia de la dignidad de una niña. No es conveniente que aprenda a montar, no es conveniente que se le vea en público con ella. No es correcto que tenga el anhelo de conseguir una bicicleta, ni que haga lo posible por conseguirla. Debe acostumbrarse, no es más que un ejemplo, y cuando sea mayor, tampoco podrá conducir un coche. Si no se resigna, sufrirá. Si se resigna, nunca podrá ser ella misma.

Siempre que se habla de las mujeres árabes en este blog, surgen muchos comentarios sobre la cultura y las costumbres. En muchos de ellos se percibe la superioridad. Pero no hace tantos años, a una mujer que fumaba, que bailaba o que hacía top less en una playa se le suponía una baja calidad moral. No reproduciré aquí los comentarios que todavía se escuchan en cualquier pueblo de la Mancha cuando una chica cambia de pareja con frecuencia. De modo que quizá hay factores culturales que también para nosotros se convierten en barreras.

Haifaa Al Mansour, la primera mujer directora de cine de Arabia Saudí, dice que muchas escenas de la película están basadas en sus propias experiencias. Quizá por eso pone mucho cuidado en que los personajes no se vean como estereotipos, sino como personas con conflictos y emociones en su pequeño entorno. Un entorno que los presiona para que sean y se comporten de determinadas maneras, y si eligen otra vía, serán considerados anormales, despreciables. El temor a quedar marginado, a sufrir el castigo de un sistema brutal e implacable, es para todos.

 

Quizá por eso merece la pena, aún más, ver esta película. Porque si conseguimos burlar el miedo, o reflexionar sobre los estereotipos – los de otros y también los nuestros- llegaremos a cuestionar y demoler las barreras. Entonces, para esta niña árabe, y para nuestras hijas, seguirá habiendo esperanza.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

 

Madres solteras ¿del siglo XXI?

Por una madre soltera, miembro de la asociación de madres solteras por elección.

Guardería pública de un barrio céntrico de Madrid, abril de 2011. Mi hija  había nacido en el 2010 y quería inscribirla para el curso 2011-12.  Ilusa de mí, pensé que dada nuestra condición de familia monoparental tendría derecho a algún punto más, tal y como sucede en algunas comunidades como Cataluña.

Como no fue suficiente la fotocopia del libro de familia donde no figura ningún padre, tuve que entregar una carta de la clínica donde me sometí al tratamiento de fertilidad con donante anónimo para que vieran que era cierto. Todavía me pregunto para qué me hicieron perder el tiempo pidiendo ese certificado, ya que no hay ningún punto adicional por ser familia monoparental. Al entrevistarme con la directora del centro y protestar por dicha situación su respuesta fue: ‘señorita, solas estamos todas, no hay ninguna diferencia entre usted y una pareja‘.

Cartel del blog embarazo.net

Cartel del blog embarazo.net

Hay veces que una tiene que respirar muy profundo para no soltar toda clase de improperios, ya que por mucho que yo haya elegido ser madre sola y haya sido la mejor decisión de mi vida, mi situación dista mucho en todos los aspectos de ser la de una pareja que tiene un hijo.

Desgraciadamente como esta situación podría contar muchas más de las discriminaciones que sufrimos a diario las mujeres que hemos decidido emprender la aventura de la maternidad en solitario, desde el comentario de ‘usted dice ahora que no tiene padre, pero igual luego aparece…’,  hasta no querer ponernos en primer lugar en el libro de familia, dando lugar a situaciones cómicas (aunque para mí no lo sean) y que la niña aparezca en el libro de familia como hija de un guión y de mí misma en segundo lugar.

Desde el jueves pasado ya tenemos otra discriminación más, junto con las mujeres con pareja homosexual: quedamos excluidas de la sanidad pública en cuanto a tratamientos de reproducción asistida se  refiere. La señora ministra podría haber recortado en función de la edad de la paciente, de la renta o en el número de tratamientos que la  sanidad pública cubre pero no, ha pensado que es más lógico discriminar a  todos los que no compongan una pareja ‘como dios manda’: un hombre y  una mujer.

Seguramente la señora Mato ha decidido no leer ninguno de  los múltiples informes que señalan que por norma ninguno de los dos  colectivos tiene problemas de fertilidad, con lo cual suelen salir más  baratas que una pareja que al acudir a dicho sistema sí que los suele  tener.  Dicho esto me gustaría acabar diciendo que yo fui una de las afortunadas que sí que fue atendida por la sanidad pública madrileña, cosa que ni siquiera en ese momento (año 2007) se hacía con mucha facilidad, ya que se dejaba al criterio del jefe de la unidad en cuestión o del hospital. Pero tuve la suerte de que el hospital que me correspondía tenía (y tiene) una jefa de unidad que no discrimina y no me puso ninguna traba por no tener pareja.

Os animo a apoyar la acción con vuestra firma para que no seamos consideradas ciudadanas de segunda clase, aunque a la hora de pagar  impuestos no tengamos ningún tipo de exención fiscal.

 

 

Canciones que curan heridas

Por Marian Villafruela  Marian Villafruela

Yo he sido víctima de la violencia de género. En mi búsqueda por salir de mi situación, llegué a lo que hace 13 años empezaban a ser los cimientos de un lugar muy fundamental en mi vida y en la de muchas mujeres: la asociación Generando Igualdad. De esto ya hace trece años. Ahora es un proyecto hecho realidad, donde las mujeres son asesoradas, escuchadas, acogidas, sobre todo arropadas.

De esta manera, de esta forma, empezó para mí el modo de soltar las cadenas de mi prisión. Con la palabra más fuerte y real que me liberaría dije: ¡¡BASTA!! Día a día, este lugar es refugio y unión para retomarse, poder contar y curar nuestras heridas, y en mi caso se ha convertido en una pieza clave para ser dueña de mis ilusiones, dueña de mi ser.

Por desgracia, en todas nuestras historias de maltrato hay características comunes, como nos dicen nuestras heroínas: psicólogas, terapeutas y asesoras en los aspectos legales. Ellas son muy importantes para nuestra carta de libertad. Heroínas, en fin, porque invierten horas de su tiempo y dedicación de una manera admirable dentro de este refugio emocional.

Hace ya casi medio año, aunque parece que forme parte de nuestras vidas desde hace. mucho, un hombre con letras mayúsculas por la humanidad que nos da y transmite, llamado Rafa Sánchez (@fabricanciones), llegó a nosotras con inquietudes en el alma hechas música y letra. Y con él un taller de composición de canciones en el que cada martes transformamos nuestro dolor y nuestros recuerdos en esperanza e ilusiones volcadas en un canto para transmitir que sí se puede y se debe renacer, aunque sea desde nuestras propias cenizas, como el ave Fénix. Y compartimos, agitando nuestras tormentas interiores, a través de las frases y de la música convertidas en voces que renacen. Nuestro objetivo somos nosotras mismas.

Participantes del taller @fabricanciones en el proceso de composición. Imagen de Generando Igualdad.

Participantes del taller @fabricanciones en el proceso de composición. Imagen de Generando Igualdad.

Así pasa cada martes, como un milagro en un parto doloroso para dar luz a un sueño, a un futuro. Es como un suave soplo que transforma nuestros tornados en un viento, aire que nos hace avanzar, que deja un mensaje hecho melodía. Seguimos camino, sin mirar atrás pero recordamos que estamos en los raíles de nuestras decisiones, que todos estamos en un tren, que nos lleva a un lugar. Porque gracias a esta asociación, a las cálidas tardes con un cantor del alma, no le tenemos miedo a volver a empezar.

Participantes en el taller Fabricanciones. Imagen de Generando Igualdad

Participantes en el taller Fabricanciones. Imagen de Generando Igualdad

¡VIVE! es una de las últimas canciones compuestas en el taller “fabricanciones” con Rafa y otras mujeres víctimas de violencia de género. Si eres víctima y quieres participar en el taller, ponte en contacto con nosotr@s

 

 

Marian Villafruela es madrileña y madre de dos hijos, -ya soltera y sin compromiso-, y trabaja para la Administración. Le interesan las personas y sus vivencias. Le gusta la risa y las cosas de verdad. Dispuesta a ser ella misma y poder seguir soñando y cumpliendo objetivos.

Siria: ‘nunca pensé que esto podría pasarnos’

Por Claire Seaward Claire Seaward

Recientemente he conocido a Reema*, una joven siria de 19 años de edad, en un campo de refugiados de Líbano. En Siria, Reema tenía toda la vida por delante. Acababa de terminar la escuela secundaria y estaba a punto de entrar en la universidad. Estaba ansiosa por trabajar y forjarse un futuro.

Pero en ese momento su casa fue bombardeada y ella, sus padres y hermanas tuvieron que huir. Ahora espera sentada en un campo sin posibilidad de acceder a la educación superior, sin perspectivas de independizarse, y –tal como refleja su mirada- sin esperanza para un futuro mejor.

Lamentablemente, la historia de Reema es solo una de muchas en Siria. En los últimos cuatro meses, he conocido a muchas mujeres refugiadas en el Líbano y Jordania. Me siento honrada de escuchar sus historias. En una crisis como ésta, las opiniones y preocupaciones de la gente común a menudo son difíciles de encontrar. Las voces de las mujeres son especialmente raras.

Muchas mujeres sirias están luchando para hacer frente a esta nueva realidad. Como tú o como yo, tenían casas, trabajo, agua, electricidad, educación y salud. Algunas son profesoras universitarias, arquitectas, y sus maridos son diseñadores de jardines, albañiles y empresarios. Hasta que, un día, todo desapareció.

A muchas madres que he conocido lo que más les preocupa son sus hijos. Muchas huyeron de Siria porque temían por sus vidas. Están preocupadas porque sus hijos e hijas no pueden ir a la escuela, porque el agua que beben les provoca enfermedades, o porque no serán capaces de darles la comida que necesitan. Las mujeres embarazadas están preocupadas por dar a luz y criar a sus bebés en un campo polvoriento y sucio.

Samira se ha visto obligada a vivir en un campo de refugiados de Líbano. © Luca Sola/Oxfam.

Samira se ha visto obligada a vivir en un campo de refugiados de Líbano. © Luca Sola/Oxfam.

Escuchar estas historias hace que sea consciente de la suerte que tengo de haber crecido en un país estable y próspero como Australia. Cuando estoy enferma, voy a ver a mi médico de cabecera. Cuando abro un grifo, tengo agua potable. ¿Qué haría yo si mañana me convirtiera en una refugiada? Sinceramente, no lo sé. Y suelo pensar que eso no me pasará nunca.  Aunque estas mujeres sirias pensaban lo mismo que yo. De hecho, una de las frases que más he escuchado entre las personas refugiadas de Siria es: «Nunca pensé que esto nos iba a pasar a nosotros.»

Desde que comenzó el conflicto hace tres años, 1,8 millones de personas han tenido que abandonar Siria para encontrar seguridad en los países vecinos, a veces con nada más que la ropa que llevaban puesta. Otros 4,25 millones de personas están todavía dentro de Siria, pero han tenido que huir de sus hogares para tratar de encontrar un lugar seguro para vivir.

Oxfam (donde yo trabajo), y muchas otras organizaciones, son capaces de ayudar con los problemas inmediatos que enfrentan las personas refugiadas. Por ejemplo, en Oxfam estamos trabajando con organizaciones locales para proporcionar dinero en efectivo y cupones para que las familias puedan comprar alimentos y tener un techo sobre sus cabezas, aunque ese techo sea un sótano, que forma parte de un edificio abandonado, o láminas de plástico para hacer una tienda de campaña.

Pero la ayuda que dan los gobiernos y las personas individuales es lo que realmente marca la diferencia, es lo que está salvando vidas.

La ONU acaba de pedir a Estados Unidos 5 millones de dólares para proporcionar a las personas afectadas por la crisis de Siria durante el 2013. Se trata de una enorme cantidad de dinero, pero es lo que se necesita para proporcionar la ayuda esencial, como alimentos, agua, refugio y atención médica a millones de personas afectadas.

Lo que Oxfam y otros organismos de ayuda no podemos hacer es que Siria vuelva a ser lo suficientemente segura para que su población pueda volver. Los gobiernos y los grupos de la oposición dentro de Siria tienen que lograrlo y les instamos enérgicamente a encontrar una solución pacífica a la crisis lo antes posible.

Las mujeres con las que he hablado quieren desesperadamente volver a casa. Ellas aman Siria. Pero hasta que no sea seguro volver, se sientan en el limbo, en países como Líbano y Jordania, sin saber cuál será su destino.

Para ayudar a las mujeres como Reema a volver a su hogar, puedes hacer un donativo para la emergencia de Siria.

 

 

* Reema no es su verdadero nombre. Hemos tenido que cambiarlo por motivos de seguridad.

Claire Seaward es responsable de campañas de Oxfam. Durante los últimos 9 años ha trabajado en Gran Bretaña,  África y  Asia. Defiende los derechos de los refugiados sirios en el Líbano y Jordania desde febrero de 2013.

Los monstruos existen

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

Caperucita Roja se adentra en el bosque. En la maleza, el Lobo se relame sus puntiagudos dientes y babea. Quiere comérsela. Oh, sí, quiere devorarla. Está ansioso.

Seguramente, en nuestro final preferido el cazador mata al Lobo y salva a la asustada niña. Pero no nos engañemos, pese a que suene tópico, en estos casos la realidad suele superar a la ficción. ¿Quién es ese Lobo en realidad y qué quiere hacerle a la pobre Caperucita?

Aunque sea triste, en la vida real existe ese lobo. Es un Tony Alexander King o un falso shaolín. Los Lobos son monstruos que nos rodean. Son violadores, asesinos, psicópatas, estafadores… Basta con abrir el periódico. Un monstruo es el padrastro de la niña chilena que fue madre a los once años, tras ser violada desde los siete.

Entonces, yo me pregunto:  ¿qué sentido tiene este cuento? ¿Quiere asustar a la niñas? No, no, creo que va mucho más allá. Como nos cuenta Espido Freire en su libro  Los malos del cuento. Cómo sobrevivir entre personas tóxicas, la función del cuento es alertar y prevenir. Es pura enseñanza. El cuento ayuda a reconocer a esas personas malvadas presentes en nuestras vidas.

Los malos del cuento, libro de Espido Freire

Los malos del cuento, libro de Espido Freire

Durante generaciones miles de niñas hemos escuchado relatos como Blancanieves o La Cenicienta. Lo que no sabíamos es que ese hombre que se sienta a nuestro lado en el metro puede ser el Lobo o  la quiosquera, por ejemplo, una auténtica Madrastra. No quiero decir que haya que ir con miedo, no es eso. Pero debemos saber reconocerlos y para mí las claves que aporta Espido son fundamentales para poder hacerlo.

Éste no es un libro de psicología. No pretende crear perfiles o pautas de comportamiento de personas malvadas. En realidad, lo que la autora quiere es hacernos ver que, desgraciadamente, los monstruos (ogros, vampiros, brujas, dragones…) habitan más allá del papel y que en muchos casos las mujeres somos sus principales víctimas. Así, nos encontramos con el monstruo de Cleveland, que violó y mantuvo secuestradas a tres jóvenes durante diez años; el monstruo de Amstteten, que retuvo y violó a su hija durante 24 años… La sociedad los ha apodado con un curioso sobrenombre: monstruo. ¿Casualidad? No, no lo es.

Los monstruos existen y siempre han estado ahí, acechando. A veces se tratará de un vampiro, que nos absorberá hasta anularnos (el famoso Edward Cullen); o ese compañero que te roba las ideas en el trabajo (un envidioso Caín). Puede tratarse hasta de tu suegra. En algunos casos pueden ser muy peligrosos y dañinos, como los maltratadores o psicópatas.

Sin duda, el mejor repelente para estos bichos es desenmascararlos a tiempo. Si lo conseguimos, muchos se disolverán y desaparecerán de nuestras vidas como si nunca hubiera existido. El reconocimiento siempre es el primer paso. Seamos realistas, no podemos ni queremos creer que vamos a ser rescatadas por un caballero andante. Eso sí que es un cuento chino. Mi consejo es que no se dejen amargar por estas alimañas varias porque, como dice Espido, “un lobo no nos va a estropear el paseo por el bosque”.

 

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación. Actualmente colabora con el equipo de comunicación de Intermón Oxfam.