‘Aníbal’, de Gisbert Haefs: reencuentro con un influyente clásico noventero de la novela histórica

Fotograma de Aníbal, el peor enemigo de Roma (BBC, 2006)

Viernes de recomendación en XX Siglos y hoy os propongo volver a otra novela muy conocida y exitosa de la novela histórica internacional. Aprovecho que el Aníbal, de Gisbert Haefs acaba de ser reeditado por Ediciones Pàmies (con la traducción de siempre de José Antonio Alemany) para volver a sumergirme en esta novela que supuso el primer gran éxito en el género de este escritor alemán y, seguramente, su novela más aclamada, aunque quizá otros muchos lectores le recuerden más por su díptico sobre Alejandro Magno que sirvió de base literaria para la tan interesante como fallida Alejandro Magno, de Olvier Stone.

El otro día charlaba sobre esta novela con los amigos del podcast del Certamen de Novela Histórica de Úbeda -este debate lo podréis escuchar en el próximo programa- sobre esta obra y comentaba que, para quien no lo conozca, para acercarse al Aníbal de Haefs hay que tener en cuenta varias cuestiones. La primera es que el título puede ser engañoso: quien espere una novela biográfica protagonizada por el celebrado general cartaginés que puso a Roma en jaque se verá decepcionado. El título original, en alemán, era Aníbal. La novela de Cartago y resulta más ajustado.

Pues no es esta una novela protagonizada por Aníbal, ni sus batallas y campañas son el epicentro de la historia, aunque sí sean fundamentales. El protagonista principal de la novela es Antígono, un banquero heleno residente en Cartago –meteco-, que será amigo y compañero de Amílcar y su hijo, Aníbal. Así pues, el vencedor de Cannas no aparece hasta bien entrada la novela y se convierte en un secundario importante solo en la segunda mitad de la misma. Como lector, disfruté más en esta novela de episodios menos conocidos como la lucha partidista en Cartago y las revueltas de mercenarios y libios que de los grandes hechos de la biografía del púnico como Cannas o Zama.

La segunda cuestión que hay que tener en cuenta al acercarse a esta novela es que no es una novela histórica escrita hoy y destinada al gran público actual. No es una novela de ritmo eléctrico, de pinceladas impresionistas que se apoyan en el conocimiento audiovisual del lector, de batallas colosales. No es Posteguillo, ni Ben Kane -por compararle con dos autores posteriores que han tratado el tema de Aníbal y las Guerras Púnicas-. El Aníbal de Haefs -que salió publicada originalmente en 1989 y se convirtió en un gran éxito de los 90 en España- es una novela que, por aliento y ambición, busca entrar en ese Olimpo de los clásicos del género, de los Yo, Claudio, de Robert Graves, y el Juliano, el apóstata, de Gore Vidal. Es una búsqueda de parecerse a esas grandes novelas de largo recorrido y, a la vez, ofrecer algo nuevo. Quizá no llegue a codearse con los Graves y Vidal, pero la apuesta de Haefs funciona y entra en ese brillante club.

Y lo hace ofreciendo una lectura que exige paciencia y calma, pide saber que no estás ante una novela de lectura veloz -un page turner que dicen los angloparlantes-, que por momentos puede resultar algo densa, pero que, a cambio, te ofrece un viaje excitante y exótico a un pasado conocido, pero de una manera diferente. La Antigüedad de Haefs se eleva como un lugar peligroso y maravilloso, interconectado y mestizo, pero humano y reconocible. Bombardeados por el punto de visto romano de las Guerras Púnicas, la mirada de Haefs al otro bando resulta refrescante y reveladora todavía hoy.

En un género donde lo militar y lo bélico tiene siempre un peso gigante, Haefs nos explica una guerra poniendo en valor la importancia de las finanzas -el protagonista es un banquero-, el comercio y la política y lo apoya en personajes de carne y hueso, de fluidos y pasiones.

Su mirada y la reconversión de la Antigüedad en su universo particular funciona porque Haefs es un autor con todas las letras. La lectura de Aníbal nos traslada y nos interpela, y así entendemos algunas frases del propio Aníbal (por ejemplo, sobre el imperialismo de Roma y sobre la posibilidad de que algún día impongan una divinidad única) que resultan difícilmente creíbles en el personaje histórico pero en el literario de Haefs encajan a la perfección. También le podemos perdonar la complejidad geográfica, de nombres, lugares y personajes, que a veces puede llevar a la confusión y a que el lector tarde un tiempo en situar lugar, acción y protagonista.

El conjunto, global, funciona y resulta en una de las novelas históricas, al menos en España, más influyentes en las actuales generaciones de novelistas de género en este país. El último en mencionarlo fue José Luis Corral en una entrevista en La Razón, hace apenas unos meses.

Quienes, ya sobre aviso, acepten las normas de esta novela y se adentren en ella viajarán a la Antigüedad con billete de primera clase. Vivirán y sufrirán, comprenderán a unos personajes tangibles y disfrutarán de una novela poderosa, compleja, emocionante y, a veces, desconcertante escrita con el aliento de los dioses púnicos. Y comprenderán, que frente a las lecturas simplificadoras, el pasado debió ser, por lo menos, tan complejo como el presente.

Y a vosotros, ¿os ha gustado el Aníbal de Gisbert Haefs?

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1 comentario

  1. Dice ser Carlos

    Muy buena. Me gustó mucho. Aunque he oído ese comentario de que es un poco densa y cuesta leerla, a mí me enganchó desde el principio. Un poco menos que la Troya de Haefs (fantástica), pero mejor que su Alejandro.
    Muy recomendable, sobre todo si eres fan del general cartaginés, antes que de Escipión.

    12 marzo 2021 | 21:39

Los comentarios están cerrados.