Lucía Luengo, editora de Ediciones B: «Cuando hay crisis de identidad, la novela histórica puede ayudarnos a comprender quiénes somos»

La editora de novela histórica de Ediciones B, Lucía Luengo (©Lucía Luengo)

Para los que nos gusta la narrativa histórica, Ediciones B lleva ya décadas siendo un sello habitual. En los últimos años y, coincidiendo quizá con malos momentos de otras editoriales clásicas del género, se ha convertido claramente en el referente en el género por muchas razones: su conjunción de autores nacionales e internacionales; su mezcla de grandes autores -sus habituales como Sánchez Adalid o fichajes de relumbrón como Lindsey Davis o José Calvo Poyato-, con autores camino de igualarlos o superarlos –Sebastián Roa, el creador de El Ministerio del Tiempo, Javier Olivares, o Luis Zueco– y jóvenes apuestas –Álvaro Arbina-; su variedad temática; la apuesta por estar en los eventos de novela histórica, sobre todo el Certamen de Úbeda, del que publica su premio de novela inédita… Capitaneando esta expansión está la editora de esta colección, Lucía Luengo.

Lucía, historiadora de formación, se pasa por XXSiglos para contarnos cómo entiende la novela histórica y su trabajo en Ediciones B. Y. En un género que huele a antiguo, esta editora se desmarca hablando de innovación y apuesta por el género como algo más que entretenimiento…

Eres historiadora de formación y de los que conozco, la gran mayoría solo tienen dos posturas: o adoran o aborrecen la novela histórica. Antes de llegar a esta colección, ¿a ti te gustaba el género?

Siempre he sido lectora de novela histórica y de otras muchas cosas. De hecho, recuerdo que en el primer año de carrera cuando estábamos en una asignatura sobre el origen del hombre nos recomendaron la lectura de las novelas de Jean Marie Auel, El clan del oso cavernario. En aquellos momentos los prejuicios hacia la novela histórica ya estaban desapareciendo y aquella era una profesora muy joven. Había entendido el potencial que tiene la buena novela histórica para acercar al público a determinados momentos de la historia. Yo aquellas las disfruté muchísimo, aunque bien es verdad que muchas de las teorías que se usaban en esas novelas se han superado. Pero a mí me ayudó a acercarme a ese periodo histórico. Muchas de las novelas históricas que se publican ahora pueden ser una excelente manera de aprender historia, incluso para universitarios… Hay autores de  una talla intelectual altísima que hace una novela histórica muy cuidada y de las cuales se puede aprender muchísimo.


La primera profesora que me recomendó novela histórica en la facultad había entendido el potencial que tiene para acercar al público a determinados momentos de la historia


¿Te imaginabas por aquel entonces que ibas a acabar de editora de novela histórica?

Para nada. Cuando terminé la carrera estudié un máster de edición, era la primera promoción y en aquel momento estaban apareciendo los primeros. Yo lo que sabía en aquel momento era que me quería dedicar al mundo del libro. Al principio, mi camino iba más hacia la no ficción. Pero después de estudiar el máster, entré en una beca de prácticas en Alfaguara y allí me empecé a meter en el mundo de la ficción. Y desde entonces he estado haciendo siempre ficción, pero muy diversa: en Alfaguara, literatura internacional; en Ediciones B, me adentré en la literatura de género, también en infantil y juvenil y acabé finalmente en histórica. Y entonces, me hice esta pregunta que me haces. ¡Qué cosas tiene el destino! Acabé haciendo algo que tenía mucho que ver con mi formación universitaria.

Estuviste en el lanzamiento de la llamada Generación Kindle, cuando Ediciones B intentó atraer a los autores independientes de Amazon. Los datos parecen indicar que la novela histórica no es tan fuerte en ebook como otros géneros… ¿Por qué crees que ocurre?

No lo sé, no tengo una respuesta clara para eso. Pero sí que hay novelas históricas que han funcionado muy bien en ebook como las de Santiago Posteguillo.

En casos como el de las novelas de Santiago te ahorran espacio en la estantería…

Eso es verdad. Pero no sé por qué no funcionan tanto en digital.

¿Quizá por el tipo de lector? En el último CIS, la novela histórica era el favorito en todas las franjas de edad menos en los más jóvenes que quizá sean los lectores más acostumbrados al digital…

Puede ser. A mí me gusta creer que hay lectores jóvenes que están interesados en la novela histórica. Yo creo que hay una generación, por ejemplo la de Álvaro Arbina, que han leído mucha novela histórica, aunque quizá no hayan surgido muchas novelas históricas para ellos. Cuando una novela histórica triunfa en ventas es porque ha llegado también al público joven.

Quizá haya una oportunidad en el público juvenil para la novela histórica. Si les gustan las novelas fantásticas es porque disfrutan de las aventuras, la épica… Y eso está en la histórica.

Empiezan a surgir cosas; por ejemplo, Espido Freire acaba de sacar una novela histórica juvenil. El género histórico tiene capacidad más que de sobra para enganchar al público más joven. El ejemplo que te acabo de mencionar, La mujer del reloj de Álvaro Arbina la pueden leer chavales de 16 años y engancharles, el protagonista es un chico joven…

Hace un par de meses estuvimos en el Certamen de Úbeda. ¿No te dan envidia los ‘saraos’ que montan en fantastía, ciencia ficción o novela negra que se ven muy activos y con mucho público? Y los de novela histórica, quizá con algunas excepciones como Úbeda, son todavía muy parados, con un tono exageradamente serio…

Sí, por eso nosotros nos hemos implicado tanto en el Certamen de Úbeda, porque es una manera fresca de acercar el género y romper ese cliché de que es un género aburrido. La novela histórica puede ser pura acción, diversión,… como es el Certamen de Úbeda. Y ahí se ve que la recreación histórica y la novela tienen mucho en común. Para mí Úbeda es un ejemplo de cómo hacer llegar la Historia al gran público. También hay que mencionar a la Semana de Novela Histórica de Barcelona que también hace cosas muy interesantes. No tiene ningún componente de recreación, pero tiene un formato de charlas muy dinámico.

Cuando llegas a Ediciones B y su colección de novela histórica, ¿cómo te lo planteaste? Porque ya tenía una colección con nombre y solera ….

Ediciones B lleva la novela histórica en su ADN; hay una tradición que incluye novelas como El médico de Noah Gordon y ha descubierto a gente como Antonio Cabanas, Jesús Sánchez Adalid…Cuando me hice cargo, quise respetar esa tradición y aprender de los éxitos del pasado.

¿Que qué pienso cuando compongo un plan editorial? Busco aunar rigor y entretenimiento: conseguir la combinación de ambas me parece el gran logro de la buena novela histórica. Ese es el punto de partida. Porque como editora tengo que pensar en que mis libros vendan lo máximo posible y el editor que diga que eso no le importa, está mintiendo. Lo cual no está en absoluto reñido con la calidad: el lector busca calidad.


Como editora tengo que pensar en que mis libros vendan lo máximo posible y el editor que diga que eso no le importa está mintiendo


La primera barrera que como editor tienes que superar es la de llamar la atención del lector. En novela histórica lo más importante es que el tema llame la atención. Cada vez más, analizamos tendencias y temáticas que puedan resultar atractivas en función de los intereses que vemos en la calle y así superar la barrera de la atención.

Hay veces que esos temas tan atractivos viene solos: aparece un autor con una novela de un tema apasionante que es redonda y la publicas. Otras veces, el editor piensa temas de antemano y lo va comentando con los autores para ver si pueden desarrollar una novela.

Hablas de temas, pero ¿de qué épocas no puedes pasar un año sin publicar algo?

Roma, sobre todo desde el bombazo de la trilogía de Africanus de Posteguillo, se ha convertido en una tendencia que no se ha agotado. Así que estamos muy atentos a las novelas de esa época, pero no sólo porque esté de moda, sino porque merezcan la pena…


Cuando se pone en duda la identidad o hay necesidad de construirse una, la novela histórica puede ayudarnos a comprender quiénes somos, de dónde venimos y de quiénes somos herederos


En estos momentos, hay mucho interés por nuestra propia historia de España. Puede estar relacionado con la crisis de identidad que vivimos. Cuando se pone en duda la identidad o hay necesidad de construirse una, la novela histórica puede ayudarnos a comprender quiénes somos, de dónde venimos y de quiénes somos herederos.

¿Alguna vez te ha llegado algún manuscrito de una novela que estuviera muy bien, pero que políticamente pensaras: “Madre mía, si publicamos esto”?

No me ha ocurrido mucho. Presumo de los autores que tengo que tienen una talla intelectual extraordinaria y son capaces de contarnos la historia sin caer en el maniqueísmo. La Trilogía Almohade de Sebastián Roa nos habla del pasado y de nuestro presente. Son autores muy formados, que han investigado y que nos pueden transmitir lo que saben y nos ayudan a interpretar lo que ocurre.

A mí no me gusta entender la novela histórica como algo cuya finalidad es la de aprender historia, pero en una sociedad que cada vez valora menos las formaciones en humanidades, la novela histórica puede ser una cuña para interesar en esos contenidos…

Me parece un debate interesante el de si con la novela histórica se puede aprender historia. Sebastián Roa también dice lo mismo: que quien quiera aprender historia, se vaya a los historiadores. Pero no estoy del todo de acuerdo. Las novelas son novelas, pero estas novelas están sostenidas por amplias bibliografías.

Si lo que te interesa es tener un conocimiento certero y exacto quizá la novela histórica no sea la mejor vía. Pero si quieres tener una idea global de un acontecimiento histórico o de las mentalidades, o de la política, quizá sí puede servir.  Vuelvo con Roa, en sus novelas te quedan claros los conflictos de las monarquías cristianas de la época, y tras leer sus novelas son conceptos que no se te van de la cabeza.

Sí, aunque el Adriano de Yourcenar no sea exactamente histórico ya te quedas con el personaje y su imagen se te queda incluso cuando lees no ficción…

Lo que se aprende en una novela como Barbarus, de una especialista en la materia como Santiago Castellanos, sobre la caída del imperio romano y del momento actual que yo creo que eso no lo consigues con un ensayo. Logras una vivencia y un conocimiento.

Hablas de autores con formación histórica como Castellanos y otros que vienen de otros ámbitos como Roa. ¿Notas muchas diferencias entre ellos?

Esta pregunta es complicada (se ríe). Los profesores de universidad que escriben novela diferencian mucho entre su trabajo académico de su actividad literaria y les gusta mucho precisar cuándo se toman licencias y cuando no. Lo que hay que diferenciar es entre escritores que quieren ser tan cuidadosos con la historia que les condiciona todo y otros que, aún siendo rigurosos e históricamente fiables, se toman más licencias y buscan un acabado más literario. Le dan más peso a la fuerza dramática de la historia que al rigor. Pero creo que el rigor siempre tiene que estar presente en la novela histórica. Y cuando te matizan qué es verdad y qué es inventado descubres  cosas sorprendentes: muchas veces lo que crees que es inventado, no lo es.

No te parece que hace unos años había una tendencia a hacer más historia novelada y ahora la tendencia va hacia esa ficción histórica que acabas de comentar, que intenta ir más allá que el mero hecho de novelar los hechos históricos?

Quizá sí, creo que siempre ha habido de los dos tipos y que coexisten. Quizá ahora hay menos prejuicios por ejemplo en el mundo académico. Todo eso ha quedado atrás, y ahora hay catedráticos de Historia haciendo novela histórica con más libertad de lo que quizá lo podrían haber hecho hace treinta años como José Calvo Poyato o José Luis Corral.

Otra tendencia actual es la mezcla de género: thriller, novela negra se entremezclan con lo puramente histórica…

No hay que tener prejuicios y no hay que olvidar nunca lo que buscamos con una novela histórica: entretenerse y aprender. Pero lo primero es entretenerse en el mejor sentido de la palabra, que para mí solo tiene ese sentido. Vivir otras vidas, disfrutar…  Si hay que recurrir a elementos de thriller para darle fuerza narrativa a la historia… bienvenido sea. Yo sí busco ese tipo de mezclas, me fijo mucho en las tendencias, por qué les gustan unas novelas más que otras, qué buscan… Y analizando todo eso lo intento llevar a las novelas que publicamos.


Hay que explorar, si la literatura no es libre, si los escritores no pueden crear con libertad, no tiene sentido. Hay que estar siempre innovando y mezclar géneros es una buena forma de hacerlo


Hay que explorar, si la literatura no es libre, si los escritores no pueden crear con libertad, no tiene sentido. Hay que estar siempre innovando y mezclar géneros es una buena forma de hacerlo.

¿Qué le falta a la novela histórica española?

Me gustó lo que te dijo Santiago Posteguillo hace poco, eso de que nos falta creérnoslo. Y eso nos pasa en otros muchos ámbitos. Yo creo que Posteguillo es mejor que Robert Graves y que Sebastián Roa es mejor que George R. Martin. Y no me cabe en la cabeza que ninguno de los dos esté traducido al inglés. Hay que dar a conocer nuestra novela histórica porque en España tenemos novelas de género de primera calidad. Ahora es un momento ideal para llevarnos nuestra novela histórica fuera. Creo que la novela histórica española está en un momento muy buen de talento y de recibimiento del público. Yo no echo de menos nada, ni en estilo ni en rigor.

En la última Feria de Frankfurt me llamó la atención la poca novela histórica que se estaba escribiendo internacionalmente: en Italia algo más, sobre todo thriller histórico; en Francia también, allí se apuesta por la historia novelada; en Inglaterra se escribe pero allí triunfa la histórica bélica; de EE UU, nos viene poca…


No me sorprendería que uno de los próximos fenómenos editoriales sea una novela histórica, como lo fueron en su día Ken Follet o Noah Gordon


Fíjate, con todo lo que te estoy diciendo, no me sorprendería que uno de los próximos grandes fenómenos editoriales sea una novela histórica, como fueron en su día Ken Follet o Noah Gordon. Hace mucho que no aparece un fenómeno así. ¡Ojalá fuera un autor español y de Ediciones B!

¿Por qué lo piensas?


Los editores somos como los economistas por cada vez que acertamos, fallamos diez


Ahora hay una cantidad abrumadora de domestic noir y novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Los editores están buscando otras cosas, así que lo histórico que llega tienen que ser muy potente. Además, con la crisis de identidad que vive occidente hay necesidad de mirar a nuestro pasado. Creo que hay elementos para pensar que eso puede pasar. Aunque también te digo que los editores somos como los economistas por cada vez que acertamos, fallamos diez.

Y cómo te imaginarías ese fenómeno global literario de novela histórica…

No me atrevo a decirlo. Tendría que estar un rato largo pensándolo y haciéndolo como un escritor.

¿Sería de una autora?

Estaría bien. La gracia y la magia de los fenómenos editoriales es que nunca se sabe. Es lo bueno y, a veces, lo desesperante para nosotros.

Aprovecho que me recordabas la entrevista con Posteguillo. Me contó que tú le dijiste una vez que creías que los escritores que tenían otro trabajo y no se dedicaban solo a escribir eran mejores ….

¡No quiero hacerme responsable de ninguna decisión de ningún escritor sobre si deja o no de trabajar! El mercado editorial no ofrece ninguna seguridad. Nunca se sabe qué va a pasar con tu siguiente novela. A los escritores yo les aconsejo prudencia. Creo que Posteguillo ahora puede hacer lo que quiera. Se habla mucho de si se puede vivir de escribir libros, pero tú puedes hacer mucho para vender, para la decisión final del comprador nunca se puede controlar.

¿Es fácil vender novela histórica en España?

En España, hoy en día, no es fácil vender nada. Hay algunos datos respecto al mundo del libro que animan a ser optimistas y además, los libros y la literatura no van a desaparecer nunca, pero ahora es un sector que vive momentos complicados. Ahora lo que hay que hacer es ser muy imaginativo. Desde que piensas en la novela y luego aprovechar todas las nuevas vías de promoción, sobre todo las redes sociales. Yo creo que éstas y los blogs tienen un papel fundamental, permiten crear unas redes de públicos interesados en novela histórica y además a un coste más reducido.


El sector editorial tienen que salir de los caminos trillados. Y la novela histórica te da cancha a hacer cosas más diferentes


En España, ¿el sector editorial se vende y comunica bien? A mí me parece que no mucho…

Creo que eso está relacionado con lo que te decía antes. Hay que ser más imaginativos y no dar por hecho que al otro lado hay alguien que sabe lo que hacemos. Hay que generar interés. Hay que buscar el punto fuerte de cada novela y apoyarnos en ello: puede ser el tema, el perfil del autor, sus dotes de comunicación… Hay que pensar en estrategias muy individualizados. El sector editorial tienen que salir de los caminos trillados. Y la novela histórica te da cancha a hacer cosas más diferentes.

Pienso en la promoción que hicimos con Álvaro Arbina y La mujer del reloj en el que nos fuimos con el autor a la isla de la Cabrera. Eso no se puede hacer siempre pero es un ejemplo. Los que fueron allí seguro que lo olvidan.

Hace unos meses te leí un tuit en el que decías que pensabas sobre sinergías entre videojuegos y novela histórica…

Ahí hay un camino interesante. Los escritores de novela histórica son grandes creadores de contenidos pero que tienen otras muchas posibilidades y creo que nuestra obligación es explorarlas. Pero, de momento sólo estoy en fase de reflexión.

¿No te da pena cuando algunos de tus escritores se van a otros sellos? 

Cada novela es un mundo y cada autor es un mundo. Hay casos que duelen más y otros menos… Y así lo dejamos (y sonríe).

¿Hay mucho postrero en la novela histórica?

Fíjate, creo que en el mundo de la novela histórica hay menos que en otros ámbitos literarios. Hay menos prejuicios. No, a mi alrededor no veo mucho postrero.

Y ¿es fácil tratar con los autores?

Volvemos a lo de antes, cada uno es un mundo. Una de las cosas más gratificante de ser editora de novela histórica es el trato con los autores: es gente muy culta donde cada encuentro con ellos se convierten en auténticas lecciones.

¿Encuentras muchas diferencias entre los autores internaciones y los nacionales?

Los de fuera ya han tenido cierto éxito y de alguna manera, su publicación aquí es un añadido, una explotación secundaria. No hay tanta atención sobre el autor. Y además no hay tanta comunicación tan directa y cercana y continua con los autores nacionales.

Cuando tienes una novela en la que tienes muchas esperanzas y llega al mercado y no responde a esas expectativas, ¿cómo te sientes?

Da mucha pena. Son las expectativas tuyas, de la editorial y del autor. Pero hay que mirar hacia adelante siempre y pensar en el siguiente lanzamiento. En novela histórica, ahora que estamos haciendo lanzamientos más estratégicos, no estamos teniendo casos de mucho bajón.

Entonces, la venta de la novela histórica, ¿es bastante regular?

En la colección de Ediciones B hemos alcanzado a un público lector que nos identifica y que confía. Y eso nos da una base. Luego cada vez conocemos mejor los canales para llegar a ellos y eso puede ser el comienzo de un fenómeno de boca-oreja, tenemos los prescriptores localizados, etc. Eso nos permite que nuestros libros salen arropados y garantizan ciertas cifras.

¿Qué época o hecho histórico te repatea y no te gustaría sacar nada sobre eso?

Ninguno.

Y ¿qué autor de los que no publiques te encantaría publicar?

En la edición del décimo aniversario de Africanus Santiago Posteguillo  dice en el prólogo que está dando vueltas a escribir una cuarta novela y convertirla en tetralogía. Y esa me encantaría publicarla, claro. Y a Ken Follet: soy admiradora de él hace mucho tiempo.

¿Qué podemos esperar en este 2017 en la colección de novela histórica de Ediciones B?

Podéis esperar algunos grandes fichajes como José Calvo Poyato o Gilbert Haefs y nuevas novelas de autoras internacionales como Margaret George con una biografía sobre Nerón que es un temazo. Y algún otro autor novela que creemos que merece la pena. Y seguir en nuestra línea buscando novelas históricas de calidad que cumplan con las famosas tres ‘E’ de las que hablaba Luis García Jambrina: entretener, enseñar y emocionar.

 

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1 comentario

  1. Dice ser Juan Strem

    Tengo un manuscrito con tema histórico documentado. ¿Como haria para enviarles?
    Cordialmente
    J.S.

    07 febrero 2017 | 13:09

Los comentarios están cerrados.