‘La mujer del reloj’: la Guerra de Independencia, en clave de thriller de aventuras

Recreación histórica de la Batalla de Vitoria (2013)

Recreación histórica de la Batalla de Vitoria (2013)

Atentos todos y todas, hoy nos ponemos casaca y sombrero y nos vamos directos a la Guerra de la Independencia española, a comienzos del turbulento siglo XIX en este país. El responsable es Álvaro Arbina, un joven escritor vitoriano de 24 años (meritorio, ¿eh?), que se ha marcado un gran debut y al que habrá que tener un ojo echado en los próximos años. ¿Su novela? La mujer del reloj (Ediciones B, 2016).

Arbina nos presenta a Julián de Aldecoa Giesler, un joven de 16 años que vive en las afueras de Vitoria, y cuyo padre va a ser asesinado. Es el año 1808. En su intento por arrojar luz a ese traumático hecho, Julián se adentrará en una oscura aventura que le llevará, en los cinco años siguientes, a lugares tan dispares como el Madrid ocupado por los franceses, el Cádiz sitiado donde se discute la Constitución o un campo de concentración situado en la isla de Cabrera en pos de logias secretas y asesinos. Vivirá, en definitiva y nosotros con él, la Guerra de Independencia española contra los franceses.

«Empecé con 16 años en los veranos», me cuenta este joven autor, «lo dejé durante la carrera (estudió arquitectura) y después lo retomé: había madurado y las cosas cambiaban muchísimo, solo mantuve el personaje y el esqueleto de la historia«. Es fácil ver que su protagonista comienza esta aventura con esa misma edad y la concluye con los años que Álvaro finaliza la novela: «Es una casualidad», admite, «pero me ha ayudado bastante a hacerlo verosímil. Habría sido más complicado hacerlo con un personaje de otra edad».

Personalmente, me alegra de que se haya lanzado en su ópera prima a la Guerra de la Independencia. En las últimas dos décadas, la novela histórica española ha sufrido un boom, pero pocos, Arturo Pérez-Reverte y alguno más aparte, se han centrado en este asunto tan apasionante y a la vez tan determinante en nuestra historia.

Arbina, además, lo ha hecho con mucha inteligencia. Entre sus tramas y cabriolas de amoríos juveniles, venganzas, asesinatos, lances de esgrima y sociedades secretas ha sabido armar todos los elementos históricos de esta contienda: la invasión francesa, el choque entre liberales y absolutistas que ha marcado los dos últimos siglos de historia de España, los afrancesados, las Cortes de Cádiz, la guerrilla, las grandes batallas (en este caso la de Vitoria)

Y hay un visión en ese armazón. «Las Cortes de Cádiz es el símbolo de la oportunidad perdida, fue un oasis en medio de un país derrumbado. Fue esa España que no pudo llegar a ser», me dice. Suena (y la novela en ciertos pasajes, también) a Pérez-Reverte y el joven escritor no lo oculta: «Es un referente a seguir; he bebido de él».

20948gE incluso se luce marcándose una visita al poco conocido campo de concentración para soldados franceses capturados en la batalla de Bailén que hubo en la isla de Cabrera. La idea es tan buena, que se le perdona algún forzamiento para llevar a su personaje allí.

«Me sorprende lo poco conocido que es este hecho», me dice. «Lo encontré mientras me documentaba y dije: esto es una mina de oro. Escuchas mucho sobre los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial y aquí un siglo antes teníamos un campo en el que entraron 14.000 franceses y salieron vivos 3.000″.

Le empiezo a hablar sobre novela histórica y se rebela un poco: «Veo la novela como una mezcla de géneros y no sé cuál predomina. Es un thriller anglosajón adaptado a las condiciones históricas que requiere más ambientación». Puede ser, aunque yo lo veo más como una novela de aventuras, con aire folletinesco. Aunque hay coincidimos, el también cree que tiene algo de «novela de aventuras de toda la vida». Hay algo de Dumas, aunque sea llegado vía Pérez-Reverte.

Así que, para los que echéis en falta más tratamiento literario de la Guerra de la Independencia, os dejo con esta La mujer de reloj. Thriller, novela histórica o de aventuras, da un poco igual, es una historia que no te suelta hasta llegar a su final y que tiene ambición respecto a la Historia. Y que te deja alucinado que lo haya escrito alguien con 24 años, pero, claro, Arbina te dice que «intenta escribir lo que le gustaría leer» y eso es buena señal. Se dice mucho, pero también lo dicen los más grandes.

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