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Entradas etiquetadas como ‘cancer’

Carta a Don Amancio Ortega

Por Rosa Gómez

Amancio Ortega, creador de Inditex (Archivo).

Señor Ortega, quiero darle las gracias en mi nombre, y en nombre de todas las personas que han muerto víctimas de cáncer. Mis cuatro abuelos, cuatro tíos carnales, padres y madres de amigos muy cercanos, y lo peor de todo, muchos muy jóvenes. Gracias por su donación.

Actualmente, mi madre está siendo tratada de un tumor en el pecho en el hospital público Miguel Servet de Zaragoza, al cual aprovecho a dar también las gracias, a sus médicos, oncólogos, enfermeras y auxiliares.

Llevo dos días escuchando y leyendo barbaridades, como que somos un país “no necesitado”, “nuestra sanidad no necesita la caridad” o “por qué aceptar una donación cuando hay máquinas y pruebas suficientes”; esto último de boca de una radióloga, a la que con gusto, preguntaría de qué han muerto sus familiares y pacientes en los últimos años.

Para un paciente de cáncer no es justo oír este tipo de barbaridades, ya que alguien con esta enfermedad necesita hacerse muchas pruebas y estaría bien que nuestros médicos e investigadores, tuviesen la suficiente información, estudios, tratamientos, máquinas, y todo lo necesario, para que un paciente de cáncer se cure.

El cáncer es una lacra, y por desgracia afecta a niños y mayores, ricos y pobres, país necesitado o país millonario.

Siento vergüenza ajena de que la misma organización que se formó en defensa de la sanidad pública, no quiera aceptar una donación que puede ayudar a salvar vidas, a curar enfermos.

De nuevo, muchas gracias señor Amancio Ortega.

Quiero correr de rosa en la Carrera de la Mujer y no me dejan por ser hombre

Por Pedro García Moreno

Más de 30.000 mujeres participando en la Carrera de la Mujer de 2014 (EFE).

Más de 30.000 mujeres participando en la Carrera de la Mujer de 2014 (EFE).

Quería comentar algo que a mi parecer va en contra de la idea de la lucha contra el cáncer de mama que plantea la organización de la Carrera de la Mujer que se celebra este domingo.

Mi prima me inscribió en la carrera que se celebra este domingo en Madrid. No tengo intención de competir contra nadie, ni de llevarme ningún trofeo, sólo quiero compartir ese momento con mi madre, mi tía, mi prima Rebeca y la novia de mi hermano. Pagué por mi dorsal porque me parece un evento importante, entiendo que es una competición para mujeres, pero más allá de eso es un evento que trata de concienciar a la gente contra el cáncer de mama; enfermedad que también podemos sufrir los hombres.

Según la organización y pese a haber aceptado la inscripción como varón y el pago de la misma por una buena causa, no puedo correr por ser hombre, y la solución que me dan es devolver el dinero.

Repito, mi intención no es ganar, es pasar un día con las mujeres de mi familia que participan en la carrera. Me quiero poner la camiseta rosa y estar ahí con mi dorsal. ¿Por qué no existe un dorsal cero para los hombres que queremos apoyar esta iniciativa como comenta una participante? Esto debería ir más allá del sexo de las personas, debería ser igualdad ante una enfermedad. En mi familia perdimos a mi abuela muy joven por un cáncer de matriz, y una de mis mejores amigas sufrió un cáncer de mama del que ha logrado salir. Solo quiero apoyar la iniciativa.

 

Tengo el alma rota

Por Annabel Arcos Ruiz

Carrera de la Mujer.

Una mujer portando una peluca rosa durante la X Carrera de la Mujer. (NACHO CEMBELLÍN)

¿Has llorado alguna vez en silencio? Con aquel llanto ahogado, con el alma rota de dolor. Cuando hasta a las lágrimas les cuesta salir. La primera vez que lloré así fue cuando mis padres y mi hermana se fueron de viaje al cielo. Y aunque no volvieron, yo siempre les siento cerca. Hoy me he roto por dentro. Y no me importa decirlo, porque las fuertes también lloramos, también nos quejamos y también necesitamos ayuda. Hoy me he roto por dentro, pero mañana me pondré superglue en el corazón y me levantaré de nuevo.

Ayer fui a la asociación de ayuda a los enfermos de cáncer. Y me compré mis dos primeros pañuelos. Y me probaré también pelucas. Como decía mi madre: “Nena, a todo el mundo no le sienta bien el pelo corto”. Pues nada, yo toda fashion. Me siento un poco como Míster Potato, que me iré descomponiendo pieza a pieza: ahora el pelo, ahora las cejas, ahora las pestañas… Me decía una compañera que el día que la diñe estaré ardiendo en la hoguera 5 días, de todos los postizos que llevo. Como aquel capítulo de El Príncipe de Bel Air donde su novia se iba quitando las uñas y las pestañas postizas.

Hoy me he roto. Pero mi compi de equipo quiere ir al cine. Y tengo el alma rota. Pero mi compi de vida quiere unos nachos con queso. Y sólo tengo ganas de llorar. Pero mi compi quiere pedalear la vida al sol. Y yo sólo quiero gritar. Pero mi compi me coge de la mano para que viva. Así que mi alma rota y yo nos vamos con mi compi, con la luz que me ilumina. Porque sin ella no puedo. Sin ella no quiero.

Va por ti, Aina.

La mama, que t’estima fins a l’infinit i més (Mamá, que te quiere hasta el infinito y más).

Feliz día.

La batalla que gané

Cáncer de mama.

Una mujer con una pañoleta rosa, color representativo de la lucha contra el cáncer de mama. (ARCHIVO)

Por Rosa Matacás Cámara

Cada día sale de nuevo el sol, para recordarme que sigo sintiéndolo rozar mi cara. Hace ya muchos años de mi gran mal momento, pero aun recuerdo cada minuto, cada día, cada segundo de lucha. Me estremezco cuando recuerdo recorrer por mi sangre, ese liquido que a la vez que me sanaba, también me maltrataba duramente. Pero gracias a eso hoy puedo estar escribiendo estas líneas.

Al igual que muchas mujeres luchan hoy en día por lo mismo que luché yo, es un sentimiento con necesidad de ser compartido. Cada vez que mis ojos se abrían por la mañana, era un pensamiento positivo. «Sigo aquí». Momentos en los que ves que vas a caer, pero en unos segundos vuelves a levantarte. No piensas en nada, ni en nadie, solo en dos hijas que son mi vida y mis ganas de seguir luchando, aunque eso me mate por dentro.

Ver sus caritas, sus ojos clavándose en mi mirada, porque no entienden por qué su madre no tiene pelo. Sentir que siendo pequeñas, saben que no quieren ver a su madre de esta manera. Saber que por ellas esta lucha vale la pena, y no perderte ni un momento de sus juegos, de sus risas y de sus caricias.

Es duro mirarse al espejo y no verte, porque no quieres mirarte. Pero sí es cierto que aunque todo ello es duro, ahora recuerdo aquellos momentos y sé que pude, que me levante, que me sentí orgullosa de haber ganado la batalla. Con ayuda del amor y unas manos familiares a las que poderte coger. El amor de una madre que pasa contigo cada tratamiento, sin mirar lo que le cuesta ver cómo te vas destrozando, cogiéndome de la mano para que se haga el camino más fácil. Y por supuesto un marido al que ves no decaer, al que ves como busca la manera de suavizar todo para ser feliz.

Al final todo en esta vida es lucha, y la mía no es mejor que las de todas las mujeres que lucharon, luchan y seguirán luchando para seguir viviendo y sonriendo a la vida con ilusión.

Demasiada carne

Por M. S. Capdevila

Son muchos los alimentos que, en distinto grado y según su dosis y modo de preparación, producen cáncer. El reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud no ha hecho sino concretar más algunos aspectos suyos en lo relativo a la carne, rompiendo –y eso es muy importante- el muro de intereses que intentaban disimularlo.

245863-620-465La industria cárnica ha cuadriplicado su producción en cincuenta años, a costa de “cultivar” una carne con productos muy perjudiciales para la salud, tanto respecto al cáncer como a otras enfermedades. Ha propagado la idea insana de que hay que comer carne en cantidades antes impensables.

Esto produce una erosión acelerada de los suelos, obliga a labrar otros nuevos y desgasta nuestra única Tierra. Un mismo terreno produce de diez a veinte veces más proteínas vegetales que animales.  La cría de ganado consume la mitad de los cereales y agua del mundo. Una dieta a base de carne cuesta el triple. También agrava la desnutrición de una gran parte de la humanidad.

De ahí que por mi salud, por mi economía, por mi planeta y por solidaridad con los demás y también con los animales  -criados en forma bárbara para el matadero- procuro, desde que fui tomando conciencia de estos hechos, consumir menos carne que la que mi ambiente me habían inducido a comer y que de tantas maneras nos perjudica, directa o indirectamente, a todos.

A las heroínas que luchan contra el cáncer de mama

Por Yaiza*

Queridas heroínas: Os habla una chica de dieciocho años desde el otro lado de la ventana. Personalmente, creo en la belleza, en la fuerza, en la capacidad de las palabras para encerrar ideas, sentimientos, sensaciones… “Cáncer” es una palabra fea, no me gusta o mejor dicho, me asusta. Supongo que como buenos antropocentristas, nos gusta creernos dueños de nuestro destino o desde un punto de vista más romántico, pintarnos como las marionetas de un destino del que, expectantes, esperamos sorpresas.

193987-944-619Sin embargo, hay veces en las que todo puede escapársenos de las manos y la fragilidad se apodera de nosotros. Sin saber por qué la vida te quita la venda rosa de los ojos y te la pone en la cabeza. Es entonces cuando yo os llamo heroínas porque día a día lucháis con la fuerza que imprime la palabra.

Os impregnáis de un coraje, una valentía que no sabíais ni que teníais y demostráis al mundo el sentido que tiene la vida y lo imbéciles que somos cuando permitimos que pase sin vivirla.

Existe una tendencia natural a quejarnos de la monotonía, rutina, necesidad de experimentar, anhelo de lo que no tenemos simplemente porque no lo tenemos.

Marwan diría que “la pasión siempre se comporta igual, viene con la novedad, viene de su mano, o aparece junto al amor cuando es intermitente porque la alternancia la lleva a renovarse, vuelve el viejo cuerpo a ser apetecible. Pero hace las maletas con pulcritud y sin demora cuando el amor se hace indefinido. La pasión es un artículo de lujo que nadie sabe reponer.”

El amor no es el único campo de batalla en el que ocurre y en el que la pasión juega un papel excepcional. Todo en la vida requiere una pizca de pasión porque si no, no tiene sentido. Por eso, cuando a veces nos quejamos por costumbre, por aburrimiento, por ignorancia, de la rutinaria vida que tenemos, hemos de parar un momento, analizar por qué nos quejamos y si verdaderamente tenemos el derecho moral a hacerlo o es puro vicio.

Estoy segura de que ellas, las heroínas, no cambiarían su rutina anterior por nada del mundo. Quizá el problema está en la concepción de rutina que tenemos, y es que al fin y al cabo, rutina también es querer vivir algo inolvidable todos los días.

Sin más, mis heroínas, me despido. Más que nunca me apetecía compartir emociones, soltar al aire lo frívolos que somos ajenos al dolor en el mundo y escribir, escribir como mejor manera de expresar mi admiración hacia vosotras.

Desearos toda la suerte y apoyo del mundo, ¡guapas, sexis, valientes!

* El Día Mundial contra el Cáncer de Mama se conmemoró el pasado 19 de octubre.

 

 

 

 

 

 

Un poder médico sin sensibilidad ante la muerte digna

Por Pablo Aceña de Mesa

Acaba de fallecer una amiga, tenía 64 años. Hace dos le diagnosticaron un cáncer grave. Le ofrecieron operarla,sin seguridad de sobrevivir, y unas perspectivas nada halagüeñas de calidad de vida. Decidió afrontar su destino sin operarse; tan sólo con algún tratamiento que hiciera más llevadera su enfermedad, disfrutando intensamente de la vida junto a los suyos, hasta que llegara su momento. Hizo testamento vital manifestando su voluntad de acabar con dignidad cuando la situación ya se hiciera insoportable. Todo acordado con la familia, que la ha arropado durante este tiempo.

(GTRES)

(GTRES)

Llegado el momento crítico, cuando su cuerpo ya estaba consumido y tras una crisis grave, expresó en el hospital su deseo de “marcharse”. Desde alguna instancia médica no se ha respondido adecuadamente a su voluntad y por ello se ha postergado su muerte un tiempo innecesario. He acompañado a la familia. He visto el sufrimiento evitable de ella y de su familia. Todos y todas nos hemos sentido impotentes ante un poder médico carente de la sensibilidad apropiada para ocupar sus funciones.

Algunos de estos profesionales deberían reflexionar y analizar adecuadamente lo que significa muerte digna, algo que resalta la vida que dicen defender, porque eso de mantenerla cuando ya no tiene sentido es una sinrazón. La muerte es algo tan serio que se debe hacer todo lo posible para garantizar la dignidad de quienes van a traspasar ese umbral y además lo han reflexionado y expresado previamente. Por otro lado, sé del gran apoyo encontrado en la familia, a través de DMD (asociación por el Derecho a Morir Dignamente), y en parte del personal sanitario, que han merecido su agradecimiento.

La eutanasia, ¿una decisión acertada?

Por Alba Pérez Rifà

Brittany y su perro Charley. (BRITANNY FUND)

Brittany y su perro Charley. (BRITANNY FUND)

Este fin de semana nos ha llegado la noticia de que Brittany, la joven estadounidense la cual padecía un cáncer cerebral, se ha quitado la vida tal y como anunció hace unos meses.

Después de una larga lucha contra esta grave enfermedad y los fuertes dolores, ha puesto fin a sus días.

Un hecho que nos ha emocionado a todos.

Pero a pesar de que se merece todos nuestros respetos y admiración, no creo que su decisión haya sido la más acertada, aunque totalmente respetable.

Si el suicido asistido solo es legal en cinco estados de EEUU, por algo será.

Realmente existen otras opciones como los cuidados paliativos para los enfermos terminales con los que lidiar el dolor y poder morir de una manera más digna en tu casa.

 

La solidaridad como cebo publicitario

Por Olga Rodríguez Noguera

Creo que hemos llegado a un punto en el que todo vale, en el que confundimos totalmente las cosas y perdemos valores, y esta semana, en un anuncio que vi por Internet, encontré un claro ejemplo de ello.

Una empresa de venta de moda femenina, VAN-DOS, aplica un 20% de descuento en el precio de venta, poniendo “SOLIDARIDAD” como código promocional por ser el 19 de octubre el día internacional del cáncer de mama.

Una mujer con una pañoleta rosa, color representativo de la lucha contra el cáncer de mama. (ARCHIVO).

Una mujer con una pañoleta rosa, color representativo de la lucha contra el cáncer de mama. (ARCHIVO).

Señores ¿hay que recordar que el cáncer es una enfermedad? El día 19 no es una celebración, no es una fiesta, es un recordatorio de que hay muchas personas que desgraciadamente padecen esa enfermedad y de que hacen falta recursos, ayudas y, en definitiva, dinero para investigación, para ayudar a los enfermos… No se puede hacer negocio con eso, ya que no colaboran, no benefician, no hacen nada positivo a la causa, lo único que intentan es beneficiarse utilizando el cebo de la solidaridad y el cáncer como gancho.

A dicha empresa les he pedido que retirasen dicha promoción, que dejen ese descuento, que sigan negociando pero que no utilicen una enfermedad como eslogan. Hasta la fecha de envío de mi carta a ustedes no lo han hecho, retiraron un post que tenían en redes sociales, pero tanto en su web como en la calle seguía.

A mí me ha tocado vivir el cáncer de cerca, de lleno y por desgracia a muchísimas personas. Desearía que no lo vivieran tan de cerca como yo, ni siquiera de lejos; en todo caso sabrían por qué entonces publicidades como esta duelen en el alma. Todo no vale.

Cáncer, ¿pacientes o casos de estudio?

Por Marissa Pani

Un médico atendiendo a un paciente. (EFE)

Un médico atendiendo a un paciente. (EFE)

Lamentablemente, el cáncer es una enfermedad que me ha tocado de cerca. La última experiencia ha sido con un amigo. Tras varias sesiones de quimioterapia y una complicada operación, le dijeron que estaba curado.

Un mes después, en un examen de control, le detectaron una mancha en el pulmón que podría tratarse de metástasis. Era muy raro ya que su tipo de cáncer no se comportaba de esa manera, pero le dijeron que «era un caso de estudio«. Sugirieron realizar un tratamiento muy agresivo que incluía varias sesiones de quimioterapia y concluía con un trasplante de médula, a pesar de que no estaban seguros del diagnóstico.

Mi amigo empezó el tratamiento de quimioterapia, pero gracias a tener recursos económicos pudo realizar una ‘interconsulta’ con un médico especialista en Estados Unidos, quien finalmente le confirmó que era un falso positivo, que estaba curado y que no era necesario realizar ningún tratamiento. Por suerte sólo había realizado la primera etapa del complicado tratamiento sugerido.

Esta historia ha terminado bien, con sufrimiento para la familia y sobre todo para mi amigo, pero yo me pregunto: ¿Cuántas quimioterapias ‘por si acaso’ se realizan? ¿Cuántos casos son ‘para estudio’? ¿Somos pacientes o somos casos de estudio?