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Entradas etiquetadas como ‘salvar’

Primeros auxilios debería ser una asignatura obligatoria en el colegio

Por Paula García

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Hace un par de días, iba andando por la calle, cuando una mujer cayó al suelo desmayada. Quise ayudarla y me di cuenta de que no sabía qué hacer, salvo llamar al número de emergencias. Esto me ha hecho recapacitar y preguntarme cómo es posible que con tantos estudios y tanta información que recibimos en la escuela, ignoremos cosas tan importantes y básicas como saber cómo ayudar a otras personas en distintas situaciones.

Los primeros auxilios deberían enseñarse y ser una asignatura obligatoria en el colegio como también otras cosas sencillas y básicas que forman parte de nuestro día a día. La salud debe ser responsabilidad de todos y por lo tanto toda la sociedad debe implicarse en su prevención y mantenimiento. Además, la profundización en este tema merece la pena, puesto que puede llegar a ser determinante incluso para salvar vidas.

Rescates de autopistas. Y después, ¿qué?

El peaje de Alella, en Barcelona. (JORDI PUJOLAR/ ACN)

El peaje de Alella, en Barcelona. (JORDI PUJOLAR/ ACN)

Por José María García

Las autopistas siempre vuelven. El tema ha estado aparcado por la urgencia del rescate bancario, pero una vez solucionado éste, no hay razón para dilatar el asunto. Eso al menos deben pensar los adjudicatarios de las autopistas en quiebra.

El modelo que parece que propone el Gobierno es el de constituir una empresa estatal que se encargue del saneamiento de estas carreteras fantasma. Esta empresa, una especie de ‘banco malo’ de las carreteras, se encargaría de salvar del desastre a estas ‘pobres’ empresas a costa de los bancos anteriormente rescatados, que tendrían que aceptar quitas  de hasta el 50%.

Los bancos ya sabían que estos créditos a las autopistas eran de dudoso cobro por lo que para liberar los fondos provisionados a tal fin es bastante probable que acepten las rebajas y endosen estos activos tóxicos al Estado y por ende a todos los ciudadanos.

Lo que no queda claro es qué pasaría después. Es evidente que estas empresas están en quiebra por la falta de usuarios y no creo que estemos en el mejor momento para promocionar el uso de carretera de pago.

Las opciones del Gobierno con estas carreteras son bastante limitadas. La opinión más extendida es que el Gobierno planteará una nueva concesión en mejores condiciones económicas para los adjudicatarios. Aunque así fuera, el problema de fondo seguiría ahí: no hay coches.

El gran problema de la crisis en España es la falta de consumidores que puedan acceder a los servicios. Gracias al paro y a los bestiales recortes que estamos padeciendo, los españoles vivimos en una economía de subsistencia en la que nuestra preocupación es la alimentación y poco más.

El gran peligro que corremos los ciudadanos es que para incentivar el uso de estas autopistas de pago, el Gobierno imponga el peaje en todas las que hasta ahora son gratuitas. Ya se tomó esta decisión en Portugal para aumentar la recaudación y además esta fue la propuesta que hicieron al Gobierno las empresas concesionarias de estas carreteras ruinosas.

Solo falta que el Gobierno diga que esto no tendrá coste para los ciudadanos para saber que esta película ya la hemos visto.

Historias de campamentos: «El destino quiso que fueran en el autobús equivocado»

Por Juan Manuel Hernández López

Mi hijo se llama Jorge Hernández y tiene nueve años. El lunes 15 de julio comenzó su campamento urbano, junto con sus tres primos y al igual que muchísimos otros niños. Este año hemos optado por un campamento que incluye fútbol y piscina como actividades principales.

En este campamento la actividad de fútbol la realizan todos los niños en el mismo lugar, en Villalba, mientras que para la segunda actividad, la piscina, se hacen grupos que se dirigen a varios pueblos del entorno.

Al grupo de mi hijo y de sus primos les corresponde quedarse en Villalba, pero debido a un error de coordinación, ese día acabaron los cuatro en el autobús que lleva a los niños a la piscina de Guadarrama. Cuando los organizadores del campamento se percataron del error, decidieron que, para que los niños no perdieran la actividad acuática, disfrutaran de la piscina de ese pueblo antes de traerlos de vuelta a Villalba para la comida. Piscina

Este lunes, cuando le preguntamos a los chiquitines por la jornada, no estuvieron excesivamente comunicativos, quizás llevados por cierto sentido de culpabilidad por haberse colado en un autobús que no les tocaba, responsabilidad que dicho sea de paso no les corresponde. Pero este martes, día 16 de julio, parecían mucho más abiertos a contar cosillas y al parecer habían disfrutado bastante de su segunda jornada en el campamento.

El caso es que de camino a la piscina de nuestra urbanización, por la tarde, mientras seguía preguntando a Jorge por su jornada, me dijo: “Ayer, en la piscina de Guadarrama, salvé a un niño de ahogarse”. En ese momento dos vecinos que llevábamos detrás se quedaron tan enganchados como yo al relato del chiquitín, que prosiguió: “Yo estaba nadando en lo hondo y vi como un niño pequeñito, que no sabía nadar, se tiraba al agua, sin flotador ni nada, y sin ningún mayor con él y no vi tampoco al socorrista. Entonces nadé hacia él y, agarrándole con los brazos y nadando de espaldas, sólo con los pies, llegué hasta el bordillo de la piscina, al que me agarré con un brazo, mientras sujetaba al niño con el otro”.

En ese momento miré hacia atrás a mis vecinos y me percaté que estaban tan alucinados como yo con el relato. Luego Jorge comentó que llegaron los padres del niño y se lo llevaron.

Mi chiquitín suele fantasear, pero en esos casos siempre inicia sus frases con un “te imaginas que…» Sin embargo en este caso relató los hechos en primera persona, tan detallados como los he descrito, por lo que me resultan bastante reales y creíbles, aunque no tengo forma ahora mismo de corroborar que esos hechos son ciertos al cien por cien.

Independientemente del hecho que podría tratarse de un hecho heroico en todos los sentidos en un niño de nueve años, y que me pone la piel de gallina, aunque ese rescate hubiera acontecido a escaso medio metro del borde de la piscina, también me resulta inevitable especular, de ser ciertos esos hechos, sobre qué hubiera podido pasar si esa mañana el destino no hubiera llevado a los chiquitines a montarse en el autobús equivocado.

El destino, burlón, a veces guarda sorpresas inesperadas. Tan es así que llegas a preguntarte si estaba en cierta manera predestinado que los niños se subieran a un autobús en el que no debían estar, para que otro chiquitín, desconocido, pueda seguir disfrutando de sus padres, juguetes, etc… Estas cosas estremecen.