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‘Insatisfactorio’, vídeos de pequeñas frustraciones que todos sufrimos

'Unsatisfying' - Parallel Studio

‘Unsatisfying’ – Parallel Studio

Una lata, a punto ya de caer, se engancha en la espiral de la máquina expendedora. La cuchara se hunde en el cuenco de sopa, la pelota de baloncesto rueda y bota sobre el aro de la cancha sin entrar, la tostada cae en el suelo por el lado de la mermelada. Como banda sonora, una pieza musical de emotiva tristeza que Samuel Barber (1910-1981) compuso en 1938, Adagio for Strings (Adagio para cuerdas).

En 1 minuto y 17 segundos las microfrustraciones se suceden en Unsatisfying, término en inglés para describir aquello que defrauda, no satisface o es decepcionante. El vídeo del estudio parisino de diseño Parallel es tan irritante como humorístico, una oda a la imperfección, una carcajada a la neurosis estética que define Instagram.

Después del éxito viral de la animación, colgada en Internet en verano de 2016, los autores han decidido darle una vuelta más a las insatisfacciones mínimas que nos acechan y son «dolorosas de vivir e incluso de ver». Parallel propone un «reto de animación en torno esta idea» e invita a otros estudios y animadores a que les manden cortísimos vídeos con una de esas situaciones «molestas».

La animación debe tener sonido pero no música, mostrar el título durante dos segundos, tener una duración de unos 10 segundos y medir 1080×1080 pixels.

En el canal de Vimeo Unsatisfying Challenge (Reto insatisfactorio) se pueden ver ya 84 vídeos. Entre la procesión de pequeñas degracias, una anilla se rompe al intentar abrir la lata, el grifo con sensor inteligente no se enciende cuando ya tenemos las manos enjabonadas, el globo de agua rebota sobre el adversario y —por supuesto— se acaba el papel higiénico cuando más lo necesitas.

Helena Celdrán

‘Arrópame’, el corto de terror que sólo dura un minuto y ya es viral

Fotograma de 'Tuck me in', el cortometraje de Ignacio F. Rodó - (Filminute)

Fotograma de ‘Tuck me in’, el cortometraje de Ignacio F. Rodó – (Filminute)

La historia pone a prueba al espectador con uno de los miedos más clásicos de la infancia: imaginar que el dormitorio, que de día parece el lugar más seguro del mundo, se transforma por la noche en un escenario oscuro en el que se esconde lo desconocido. Tuck me in (Arrópame) es un cortometraje de Ignacio F. Rodó (Barcelona, 1986), que sólo necesita 60 segundos para que el público adulto justifique el terror infantil.

Tal vez para hacerla más universal, Rodó escoge el inglés como idioma y no sitúa la escena en ningún lugar reconocible. La microhistoria del padre que da las buenas noches a su hijo es perfecta para durar un minuto, tiene un final difícil de continuar, no es posible sacar conclusiones y el adorable niño protagonista ya no es quien parece ser.

Desde que el siete de octubre el jurado del festival de cortometrajes Filminute lo nombrara ganador de su novena edición y los organizadores lo colgaran el día 11 en YouTube, el espeluznante trabajo del barcelonés se ha convertido en viral con casi un millón y medio de visionados sólo en este canal de vídeos. También disponible en Vimeo, la página web del certamen y la del autor, las respuestas de los internautas oscila entre las felicitaciones por lograr ponerles los pelos de punta, el intento de buscar explicaciones lógicas a la historia (por ejemplo, que el padre tiene una enfermedad mental) y la dificultad de ser padre o madre.

El festival internacional Filminute reta a «directores, guionistas, animadores, artistas, diseñadores y productores creativos» a desarrollar una gran historia con la única premisa de que tenga un minuto de duración, «ni más ni menos». Los organizadores del certamen independiente creen en el poder de la brevedad y defienden que un gran cortometraje es aquel que, a pesar de ser extremadamente conciso, «sigue resonando» en la cabeza del espectador.

Helena Celdrán

Un sencillo corto de terror que ya es un fenómeno de Internet

En las menciones especiales del concurso de cortometrajes de terror Who’s there? (¿Quién anda ahí?), que acaba de celebrar su primera edición, premiado como el mejor director aparece David F. Sandberg (Suecia, 1981) con Lights Out (Luces fuera). El autor confía en la efectividad de la situación cotidiana —una mujer, antes de acostarse, apaga progresivamente las luces de su casa— y utiliza con habilidad uno de los temores más primarios del ser humano, el miedo a la oscuridad, para grabar sin apenas presupuesto una historia que en 2 minutos y 41 segundos aterra al espectador.

La productora de cine británica Bloody Cuts ha animado a cineastas de todo el mundo a participar en el concurso. Las condiciones de los organizadores eran pocas, pero claras: el corto no podía durar más de 3 minutos, el presupuesto no debía exceder los 1.000 dólares (725 euros) y tenía que ser una obra original producida expresamente para el certamen y que guardara relación con la frase «¿quién anda ahí?». Formaron parte del jurado el director de cine Joe Dante, el guionista y director Marcus Dunstan, el guionista Patrick Melton, la productora y coguionista de Terminator (James Cameron, 1984) Gale Anne Hurd

David Sandberg y su mujer Lota Losten en el "misterioso" pasillo de su casa, donde se grabó el corto

David Sandberg y su mujer Lota Losten en el «misterioso» pasillo de su casa, donde se grabó el corto

Los tres grandes premios fueron para Play Time, de Ryan Thompson (una pesadilla que comienza con una tele encendiéndose sola y mostrando imágenes perturbadoras en blanco y negro); A…, de Peter Czikrai (de toque lynchiano y con trasfondo satánico) e Invectum de Adam-Gabriel Belley y Francis Fortin, un corto que apuesta más por la ciencia ficción que por el terror clásico.

Más visto que las tres propuestas ganadoras, la de Sandberg (que no recibió más que una mención) tiene 1.414.630 vistas en YouTube y en Vimeo ha llegado ya a los 5.300.000. Incluso hay una lista de reproducción de vídeos en YouTube que recopila las reacciones de quienes la ven por primera vez. El autor admite estar «estupefacto por la respuesta» de los internautas ante el humilde corto protagonizado por su mujer Lotta Losten.

El germen de Lights Out se ve con claridad en obras anteriores de Sandberg, en particular en Cam Closer, protagonizada también por Losten y grabado en la misma casa, una historia de poco más de dos minutos en la que buena parte del desarrollo tiene que ver con la pantalla de un smartphone. Esta última pieza sin embargo se ha convertido en viral, ha despertado el deseo de los internautas de compartir el vídeo y lo que han experimentado al verlo.

En su página web personal, Losten (ante el aluvión de visionados del corto) decidió hace unos días recopilar algunos de los comentarios que más le han llamado la atención en las redes sociales. Del «yo hubiera dejado la casa después de ver eso en mi pasillo» al «lo he parado a los 56 segundos hace ya media hora y no sé qué hacer» pasando por el que opina que Lights Out es la película más terrorífica del concurso; la colección de opiniones reafirma la teoría de que el miedo más profundo es el que nos transporta a la intimidad de la situación cotidiana, de repente alterada por un suceso que no tiene explicación.

Helena Celdrán