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Mordacidad, humor y elegancia en las viñetas de Andrea Ucini

'Economic paralysis' - Andrea Ucini - Imagen: Anna Goodson Illustration Agency

‘Economic paralysis’ – Andrea Ucini – Imagen: Anna Goodson Illustration Agency

Las escenas tienden a ser solitarias y están salpicadas de pocos elementos, pueden evocar el thriller y también provocar la sonrisa. El carrito de la compra con ladrillos en lugar de ruedas descansa en un parking desierto. Un chaval negro mira impotente a la bola de baloncesto que acaba de lanzar, atascada porque el aro de la cancha es demasiado pequeño. Dos policías investigan en una zona acordonada un crimen: la víctima es un like de Facebook y una de las pistas numeradas es una pluma color azul claro que hace referencia a Twitter.

Los objetos alterados transforman su función y propiedades originales, hay frecuentes guiños mordaces a nuestra sociedad, el acabado es limpio y elegante… Andrea Ucini maneja los resortes que activan en el espectador reacciones rápidas, crea ilustraciones que son viñetas del presente, instantes verdaderos disfrazados de metáforas.

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Neptuno con manguitos y Venus con bikini: óleos que ponen a prueba el icono

'Status update' - Matthew Quick - Foto: matthewquick.com.au

‘Status update’ – Matthew Quick – Foto: matthewquick.com.au

«En una era en que la sandez y la celebridad son consideradas al mismo nivel que el logro real, es interesante reflexionar sobre cómo serán los monumentos del futuro. Esta es mi propuesta», dice Matthew Quick (Adelaida – Australia, 1967) en un texto que acompaña a uno de sus óleos. En la pintura, un pato de goma copa una columna romana con filigranas también doradas, un exhibidor clásico para una banalidad pop.

Al artista plástico le gusta tirar de la palabra y es amigo de las enumeraciones y la sobrecarga de información cuando resume su trayectoria. Uno de los creadores clave del actual panorama artístico australiano, en el apartado biográfico de su página web y en entrevistas recientes revela que ha tenido tiempo para escribir un libro de relatos cortos, ha sido director de arte, diseñador interior, fotógrafo, publicista, profesor universitario… Ha vivido en el Reino Unido, Portugal y Malasia. Entre medias, con treinta y tantos años, batalló contra un cáncer y venció cuando los médicos le pronosticaban cinco años de vida.

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‘Debate’, una sátira sobre el lenguaje vacío de los políticos

En la Atenas del siglo V antes de la era común, en uno de los más esplendorosos periodos de Grecia, se inventó la democracia. Aunque se pone en duda que los atenienses fueran los primeros demócratas, instauraron un sistema sólido en el que no primaba el poder económico, con cargos asignados por sorteo (ya que unas elecciones beneficiarían a los ricos y famosos) y que implicaba a un alto porcentaje de los habitantes de la ciudad-estado griega.

Dos milenios y medio después, en una sala desangelada, un par de maniquíes encorbatados discuten entre ellos. En lugar de cabezas tienen polígonos que se iluminan cuando emiten pitidos. Esa es su manera de hablar, se empeñan en imponer sobre el contrario el pitido de su tono y la conversación, para cualquier humano que los observe, se vuelve aburrida para pronto ser insoportable y tener que abandonar la sala. «En lugar de mantener un diálogo constructivo para promover ideas y soluciones, (…) gastan su energía discutiendo entre ellos», explica el autor de la instalación.

Es un signo de los tiempos que el artista griego Georgios Cherouvim haya nacido en Atenas. El autor construye en sus trabajos «una representación visual» de lo social y lo político y explora cómo los «comportamientos sociales comunes y las ideologías nos han puesto en contra del medio ambiente y de nosotros mismos».

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La reacción de un niño de 8 años a las campañas de moda

A Yolanda Domínguez (Madrid, 1977) se le da bien hacer ruido, ha demostrado ser una maestra de la acción artística callejera. A ojos de los transeúntes, son caricaturescas o producto del desequilibrio mental, por eso ridiculizan con efectividad los estrambóticos cánones de belleza impuestos por la industria de la moda y fuerzan al público a mirar de frente la imagen que se difunde de la mujer en las campañas publicitarias.

En Poses (2011), uno de sus primeros proyectos sonados, una serie de mujeres adoptaban por la calle las posturas extremas y antinaturales de los editoriales de moda de las revistas. Para la acción colectiva Registro (2014), Domínguez puso de acuerdo a mujeres de varias ciudades de España para que registraran su cuerpo como propiedad en el Registro Mercantil de Bienes. Una de sus últimas performances ha sido Accesibles y Accesorias (2015), para la que un grupo de chicas en lencería acudieron a una sede de Multiópticas en respuesta a una campaña publicitaria de la cadena de ópticas que tenía como eslogan «Ten la increíble sensación de estrenar todas las veces que quieras».

Hace unos días colgó en YouTube un vídeo de su último experimento. Niños vs. Moda pone a niños de 8 años a comentar fotos de las últimas campañas de moda de grandes marcas (Prada, Marc Jacobs, Dior, Balenciaga, Hugo Boss, Pepe Jeans…) y al principio es refrescante descubrir las reacciones infantiles a imágenes supuestamente glamurosas o sofisticadas. Pronto queda claro que sus pensamientos traspasan el punto de vista divertido y genuino, son un ejemplo de objetividad.

«Parece que está asustada», «como… Si fuera pobre», «y parece que tiene una enfermedad, porque el brazo lo tiene aquí y aquí está el hombro», «se siente sola y con hambre», «le preguntaría a mi madre que cómo podríamos ayudar a que estuviera unos días en alojo para no estar en la calle». Todas esas observaciones corresponden a una de las imágenes publicitarias de Loewe para la colección primavera/verano 2015: una flaquísima modelo se tapa con el brazo la parte inferior de la cara y permanece tirada al pie de unas escaleras.

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Tetsuya Ishida: trabajo, crueldad, soledad y surrealismo en Japón

Obra del artista japonés Tetsuya Ishida

Obra del artista japonés Tetsuya Ishida

En japonés existe un término específico (karoshi) para denominar a la muerte por exceso de trabajo. El Ministerio de Sanidad de Japón tuvo que reconocer ya en 1987 la existencia del problema, el fallecimiento —a menudo derivado de un derrame cerebral o ataque cardiaco— de personas que, por exigencias de su empleo, prácticamente no descansan. Se calcula que cada año 200 japoneses mueren así, dedicándole al trabajo unas 110 horas semanales cada uno. La cifra podía ser mayor: tanto las empresas como los familiares guardan silencio al respecto, las primeras por negar su responsabilidad, las segundas por considerar que matarse trabajando es una consecuencia inevitable.

Las obras de Tetsuya Ishida (1973-2005) son testimonios del sufrimiento contenido, la despersonalización, la cruel cultura del trabajo y la destructiva soledad de la sociedad japonesa. Los trabajadores asalariados tienen forma de paquete postal, se venden desmontados en piezas listas para ensamblar, acuden a un bar tras la jornada laboral para que un camarero les sirva alcohol de un surtidor y poder perder el sentido lo antes posible.

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Hijo de un miembro del parlamento y una ama de casa, Ishida tenía claro que no quería formar parte de una legión de hombres encorbatados. Contra los deseos de sus padres, que lo habían presionado para que eligiera ser maestro o químico, estudió Arte en la Universidad de Musashino (en Kodaira, al oeste de Tokio) y se licenció en Diseño de Comunicación Visual.

Sin expresar emociones, los personajes de las pinturas del artista son un híbrido de ser humano y objeto, viven para ser manejados o han decidido dejar de oponer resistencia, fundirse con el paisaje social hasta dejar de existir como personas. Extraños para sí mismos, se abandonan a la pasividad y permiten ser engullidos por situaciones surrealistas. Cada elemento (el caparazón de insecto, el pijama con estampado de peces dorados, la barca-cuna, la desproporcionada bandeja con restos de comida…) parece contener un entramado de significados.

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Uno de esos objetos recurrentes es la bolsa de supermercado, a veces fundida con la anatomía humana. Siempre reticente a hablar de su trabajo, el autor nunca quiso desvelar qué representaban en su trabajo, aunque podría haber una pista en la adicción caricaturesca de los japoneses al envoltorio: en un paquete de galletas no es extraño encontrar a su vez las galletas empaquetadas de manera individual; si se compran varios productos en la misma tienda, se dará una bolsa por cada artículo; algunos establecimientos protegen cada pieza de fruta en una bolsa separada y después meten la compra a su vez en otra bolsa más grande.

Al acabar los estudios, Ishida tuvo dificultades para mantener una pequeña empresa, fundada junto a su amigo el director de cine Isamu Hirabayashi, dedicada a los proyectos audiovisuales y al diseño gráfico, pero a finales de los noventa consiguió el reconocimiento suficiente para dedicarse en exclusiva al arte. A pesar de no sentirse complacidos con el retrato descarnado y sarcástico que el autor presentaba de la sociedad de su país, los padres terminaron por reconocer la valía del hijo rebelde.

Dejó 180 obras acabadas, algunas publicadas de manera póstuma por su familia. Cada vez más popular y con mayor eco internacional, es extraño pensar que se suicidó, pero la teoría cobra peso al ser la única manera clara de explicar por qué Ishida permanecía quieto en su coche, en medio de un paso a nivel, cuando el 23 de mayo de 2005 murió de modo instantaneo arrollado por un tren.

Helena Celdrán

El artista Tetsuya Ishida junto a algunas de sus obras

El artista Tetsuya Ishida junto a algunas de sus obras

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

Tetsuya Ishida

¿Y si nos preocupara quien vive en la pobreza tanto como las ‘celebrities’?

Una de las portadas de revista ficticias de la fundación canadiense

Una de las portadas de revista ficticias de la fundación canadiense

En las portadas de las revistas de maquetas llamativas y titulares de colores hay fotos de varias mujeres. A diferencia de las modelos, actrices y famosas conocidas por algún motivo inexplicable; no aparecen pilladas in fraganti en bañador en una playa lejana, no escapan de los paparazzi en la terminal de un aeropuerto ni salen de compras por Manhattan.

Las mujeres de expresión seria protagonizan otro tipo de titulares: Tanya trata de evitar el desahucio, 25 cosas que ella no se puede permitir, Exclusiva: No me puedo permitir un desayuno, Niño enfermo. Sin Medicina, Sarah Kim trabaja sin parar sólo para ir tirando.

«¿Y si nos preocupáramos de los que viven en la pobreza tanto como de las celebrities. La pregunta la lanza la fundación canadiense WoodGreen, que ha colgado en su página web las portadas ficticias de revista y un vídeo que simula el avance de un programa de cotilleos. Con el hashtag #ChangeTheConversation (CambiaLaConversación), animan a los usuarios a que los compartan y extiendan la reflexión en la Red para arrojar luz sobre problemas que realmente merecen atención por parte de la sociedad.

WoodGreen es una fundación canadiense de Toronto que ayuda a personas en riesgo de exclusión a encontrar una vivienda «segura y asequible», a proporcionar programas extraescolares a niños de familias sin recursos, a que las personas sin hogar dejen de vivir en la calle…

La iniciativa #ChangeTheConversation está relacionada con su programa Homeward Bound (De vuelta a casa), dirigido a madres solteras. Desde hace cuatro años apoyan a estas mujeres a acceder a programas educativos que les permitan empezar una mejor trayectoria laboral para mantener a sus hijos: financian su formación y les facilitan guarderías para dejar a los niños durante las clases. «Hasta la fecha hemos ayudado a 176 mujeres con 216 niños a obtener títulos y ganar salarios competitivos», dicen en su página web.

Colgados en la web de WoodGreen también hay testimonios de algunas de las mujeres, celebrities anónimas para el mundo, que han vivido hundidas y ahora comienzan a ver en el futuro algo diferente a vivir en la calle o a la lucha constante por dar de comer a los niños o simplemente empiezan a tener su vida bajo control. Algunas son las mismas que posan en las portadas de las supuestas revistas sensacionalistas mirando al frente o abrazando a sus hijos, merecedoras de las miradas interesadas de quienes no las conocen.

Helena Celdrán

Celebrities - 'Seen' - Woodgeen

¿Cómo serían los ‘logos honestos’ de Apple, Microsoft, YouTube…?

'Vídeos de gatos'

'Vídeos de gatos'

De lejos podría poner Nintendo, McDonalds o MTV. Pero tras la primera ojeada rápida algo llama nuestra atención de atentos consumidores. En las pequeñas letras rojas de los fabricantes de consolas se lee Nothing to do (Nada que hacer). Atravesando la clásica M de la hamburguesería se lee McDiabetes. Bajo las letras ochenteras del canal de música se lee Moronic Television (Televisión imbécil).

«Revelan el contenido verdadero de cada compañía, como en realidad deberían llamarse. Algunos son fáciles, otros algo graciosos, otros puede que sean brillantes. No sé», dice el creador en su cuenta de Flickr.

Honest Logos (Logos honestos) es un proyecto del sueco Viktor Hertz, que ha modificado los emblemas de grandes marcas para decir verdades que duelen.

'La apariencia cuesta' - 'Funcionará durante un tiempo'

'La apariencia cuesta' - 'Funcionará durante un tiempo'

Con solo una imagen cautiva el ojo y la sonrisa del espectador. El diseñador de 29 años intenta desarrollar una idea del modo más simple y más directo posible, como creando flechas mentales que den en el sentimiento y en la razón de modo simultáneo.

Persigue el efecto y busca que quien mire sus trabajos lo vuelva a hacer una segunda e incluso una tercera vez sin caer en el aburrimiento.

'Alargamiento de pene'

'Alargamiento de pene'

Comenzó siendo un pequeño capricho personal. El primero que hizo fue parodiando a YouTube, al que llamo CatVideos (Vídeos de gatos) por la proliferación de grabaciones frívolas, con las gracietas de la mascota de turno, que pueblan el portal. (Por cierto, buscando por Cat Videos en el buscador salen 1.670.000 resultados). Las reacciones positivas en Internet le animaron a continuar con la serie, que ya tiene 29 logos.

Hertz declara que la colección de Logos honestos se tiene que tomar con ligereza, aunque reconoce que hay una importante crítica a las corporaciones tras el barniz de la broma: «Pero no es un ataque hacia ellos. Uso los productos y servicios de muchas de estas compañías, así que supongo que soy algo hipócrita».

Helena Celdrán

El mejor crítico de música no existe para las editoriales españolas

Greil Marcus

Greil Marcus

Se llama Greil Marcus y es uno de los mejores críticos de música popular de la historia, quizá el mejor.

Es un insulto colocarlo en la categoría de Top Secret de este blog. En todo caso, caiga la culpa sobre la industria editorial española, que parece no darse por enterada.

Desde 1972, Marcus ha editado, recopilado o coordinado veinte libros. Algunos son clásicos en el sentido literal: perennes.

De esa larga bibliografía, el sagaz gremio de los editores de este país (publicadores, convendría llamarlos) sólo ha tenido a bien entregarnos tres traducidos al castellano. Uno de ellos está agotado y es inencontrable.

Marcus es de esa clase de críticos que no entienden la música pop (incluyo al rock, más popular que ningún otro subgénero) como vanidad y fanatismo. Su profesión no es la del enciclopedista. Marcus es un cirujano forense que no concluye la autopsia hasta no haber analizado la tierra bajo la uña del último dedo. Su erudicción erudición es más instintiva que cerebral.

Es vergonzante para los editores y lastimoso para los lectores que siga siendo un desconocido lejano o un autor al que debes acudir con conocimientos de inglés.

Un repaso, primero a los libros editados y luego a los hurtados a los lectores españoles, a los que, por lo visto, no nos consideran suficientemente preparados para leer sobre pop si al mismo tiempo es necesario pensar.

"Rastros de carmín"

"Rastros de carmín"

Rastros de carmín (Anagrama, 1993). Una historia secreta del siglo XX trazada, en flashback, porque toda conspiración es un retorno, desde Johnny Rotten hasta las vanguardias de principios de siglo.

Tristan Tzara jugando al ajedrez con Lenin, el futuro suicida Guy Debord camuflado en la deriva situacionista, la Baader Meinhof prediciendo la belleza de los Clash, los letristas de Alexander Trocchi escribiendo las canciones que cantarán las Slits, un anarquista vestido de monje que entra en Notre Dame el Viernes Santo de 1950 para anunciar la muerte de dios, los criptógrafos de mayo de 1968, Danny el Rojo antes de ser criogenizado por la política parlamentaria…

Todos los herejes de la bella Europa revolucionaria de Antonio Gramsci juramentados para matar a Bambi.

Un libro que debería ser entregado a los adolescentes al mismo tiempo que el primer preservativo o a los enfermos deshauciados antes de desenchufar el respirador.

Tras leerlo por primera vez supe con certeza que en los campos de concentración que nos aguardan la música de ambiente será de Michael Jackson.

"Mistery Train"

"Mistery Train"

Mistery train: imágenes de América en el rock & roll. Editado en castellano en 1993 por Círculo de Lectores, pero ni siquiera lo incluyen ya en su catálogo. Es decir: pusieron en la calle mil ejemplares y se quedaron tan anchos.

Fue el primer gran libro de Marcus, que lo publicó en 1975, cuando a nadie importaba quiénes eran Stagger Lee o Harmonica Frank.

La idea, que el autor desarrolla en otras obras, es que la música popular responde a las leyes arcaicas y sagradas de la tierra y la sangre: el odio, el amor, el rencor, la venganza, el engaño, la verdad y la culpa. Cuestiones simples y, por su simpleza, de enorme importancia.

Robert Johnson, Elvis Presley, The Band, Randy Newman y Sly Stone, emisarios de un código secreto, son utilizados por Marcus para rastrear las huellas, complejas y oscuras, de los errabundos que viajan a bordo del tren misterioso.

Se puede comprar en inglés.

Like a Rolling Stone: Bob Dylan en la encrucijada (Global Rhythm Press, 2009). Es el tercer libro de Marcus publicado en España, un ensayo sobre una canción, quizá la más importante del siglo XX.

Es una obra de contexto político, que sitúa la pieza de Dylan -de quien Marcus ha escrito en todas las claves- en el centro del torbellino moral de una época.

Ahora le toca el turno a lo que nos estamos perdiendo.

"Old, Weird America"

"The Old, Weird America"

 The Old, Weird America: The World of Bob Dylan’s Basement Tapes (Picador, 2011). Apareció este año como edición revisada de Invisible Republic (1997).

Es uno de los libros fundamentales sobre música y es un pecado que no esté traducido al español.

Divertido, irónico y escrito con tono literario, narra la historia de un mito (Bob Dylan) que de pronto, en 1965 y por el pecado de enchufar una guitarra eléctrica, se convierte en invisible para sus compatriotas, los mismos que hasta entonces le consideraban un mesías redentor.

Crónica feliz y desternillante sobre la música escondida que Dylan y unos cuantos amigotes se dedicaron a hacer, por placer, en una casa pintada de rosa de las montañas.

Marcus retrocede hasta las fuentes primordiales e ilumina la senda de la febril canción americana, vieja, loca, arrebatada, poblada por tramposos, asesinos, mentirosos, fabuladores y matasanos, para demostrarnos que yendo hacia atrás siempre vas hacia adelante.

La antihistoria que nunca nos habían contado sobre los lamentos de los esclavos, las baladas de crímenes rurales y los cantos de juerga alcohólica que parieron al rock and roll y toda su imaginería.

El libro del que nace Rastros de carmín y, como éste, una de las piezas mayores de la crítica musical contemporánea.

"The Shape of Things to Come"

"The Shape of Things to Come"

The Shape of Things to Come: Prophecy and the American Voice (Picador, 2006).

Es uno de los libros más complejos de Marcus y, según sus detractores (que los hay, sobre todo entre los veneradores que entienden el pop como una sucesión de altares dedicados a héroes infalibles), uno de sus grandes fracasos.

La tesis es compleja: siete ensayos que pretenden construir con una misma voz, desde momentos históricos muy distintos, el aroma bíblico, apostólico, que sostiene espiritualmente a los EE UU.

Los profetas estadounidenses que Marcus propone son, cuando menos, sorprendentes: Martin Luther King, Philip Roth, David Lynch, John Dos Passos, Dave Thomas (líder del grupo Pere Ubu) y Bill Pullman.

La conclusión, si es que hay alguna, es que en los EE UU nada está donde lo encuentras y que antes de encontrarlo debes juzgarte para, con toda seguridad, declararte culpable de no importa qué, pero culpable como para soportar la carga de un peso que lastrará tu existencia.

"A New Literary History of America"

"A New Literary History of America"

«A New Literary History of America» (Harvard University Press, 2009). El proyecto más ambicioso en el que se ha embarcado Marcus, que en este tomo de más de mil páginas se encarga de la coordinación editorial junto al crítico literario Werner Sollors.

La idea es una delicia: confeccionar un coro de voces que tracen la historia de la literatura real de los EE UU, no la de las cátedras, sino la de la vida.

El resultado no decepciona: decenas de ensayos que reconstruyen el puzzle del made in USA desde el siglo XVI hasta el hip-hop, pasando por la televisión, los dibujos animados, el cine, la ciencia y la banalidad.

Linda Lovelace merece la misma consideración que Ronald Reagan, Alcohólicos Anónimos baila en el mismo salón que Chuck Berry, Emily Dickinson viaja a Oz, Dillinger pisa la Luna…

Un libro para leer durante toda la vida.

Hay más obras de Greil Marcus no traducidas al español, entre otras Dead Elvis: A Chronicle of a Cultural Obsession (1991), When That Rough God Goes Riding: Listening to Van Morrison (2010), Bob Dylan by Greil Marcus: Writings 1968-2010 (2010) y el recién editado The Doors: A Lifetime of Listening to Five Mean Years (2011).

Me gustaría saber en qué cajones han quedado abandonados en los kafkianos negociados de las editoriales españolas. Para saber a quién maldecir en mis oraciones al diablo.

Ánxel Grove