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Los futbolistas de Inglaterra hacen el saludo nazi (y otro millón de minutos de noticias)

La selección inglesa de fútbol hace el saludo nazi en Berlín en 1938

La selección inglesa de fútbol hace el saludo nazi en Berlín en 1938

Un millón de minutos de reportajes cinematográficos cortos (newsreel, en inglés) han sido alojados en el canal de YouTube de la agencia Associated Press (AP). Son 550.000 noticias filmadas en cine desde 1895: un balcón para asomarse al pasado, un buen ejercicio, como es sabido, para combatir la borrachera del presente multicambiante y la resaca de sentir que nada anterior a la ingeniería informática sirve para nada.

Los promotores del archivo, el mayor de noticias filmadas y digitalizadas que puede encontrarse en línea, definen el asunto como «una enciclopedia visual» de alto calado. No les falta razón: serían necesarios dos años de visualización ininterrumpida para agotar el material. Además de AP, en la iniciativa está embarcada también British Movietone (British Pathé), la productora de noticias en cine que funcionó en el Reino Unido hasta 1986.

Abundan en los múltiples recodos de los archivos lecciones de historia contadas casi siempre con el tono algo añejo y rimbombante de los noticieros que nos ponían antes del largometraje y que, sin embargo, todavía son frescas y oportunas.

Por ejemplo:

1. El terremoto de San Francisco de 1906 que, junto con los incendios que provocó, dejó la ciudad convertida en un guiñapo. Algunos sismólogos dicen que no pasará demasiado tiempo antes de que la falla de San Andrés vuelva a eructar de nuevo con el sismo al que llaman big one (el grande, que en 2006 predecían para los próximos diez años, o sea: ya), una circunstancia que me emociona teniendo en cuenta que en las inmediaciones de la hoy clasista e invivible ciudad están los cuarteles generales de los supervillanos (Apple, Facebook, Oracle, Adobe, eBay, Twitter…).

2. Partido de fútbol Alemania-Inglaterra en Berlín, 1938. Cuando suena el himno alemán, los jugadores de la selección inglesa, en uno de esos gestos que han convertido el fútbol en el deporte más cazurro de la historia y a los futbolistas profesionales en los más descerebrados, hacen el saludo nazi —como la hoy Reina Isabel unos pocos años antes, cuando su real tío la entrenaba sobre cómo saludar a lo ario—. Poco después, Hitler empezó a bombardear el Reino Unido, país del que murieron 500.000 ciudadanos entre civiles y militares durante la II Guerra Mundial. El partido de fútbol se celebró en mayo de 1938, dos meses antes del anchluss que llevó a los nazis a anexionarse Austria e iniciar el cisco. Por si a alguien le importa, el clásico lo ganó Inglaterra por paliza: 6-3.

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¿Y si nos preocupara quien vive en la pobreza tanto como las ‘celebrities’?

Una de las portadas de revista ficticias de la fundación canadiense

Una de las portadas de revista ficticias de la fundación canadiense

En las portadas de las revistas de maquetas llamativas y titulares de colores hay fotos de varias mujeres. A diferencia de las modelos, actrices y famosas conocidas por algún motivo inexplicable; no aparecen pilladas in fraganti en bañador en una playa lejana, no escapan de los paparazzi en la terminal de un aeropuerto ni salen de compras por Manhattan.

Las mujeres de expresión seria protagonizan otro tipo de titulares: Tanya trata de evitar el desahucio, 25 cosas que ella no se puede permitir, Exclusiva: No me puedo permitir un desayuno, Niño enfermo. Sin Medicina, Sarah Kim trabaja sin parar sólo para ir tirando.

«¿Y si nos preocupáramos de los que viven en la pobreza tanto como de las celebrities. La pregunta la lanza la fundación canadiense WoodGreen, que ha colgado en su página web las portadas ficticias de revista y un vídeo que simula el avance de un programa de cotilleos. Con el hashtag #ChangeTheConversation (CambiaLaConversación), animan a los usuarios a que los compartan y extiendan la reflexión en la Red para arrojar luz sobre problemas que realmente merecen atención por parte de la sociedad.

WoodGreen es una fundación canadiense de Toronto que ayuda a personas en riesgo de exclusión a encontrar una vivienda «segura y asequible», a proporcionar programas extraescolares a niños de familias sin recursos, a que las personas sin hogar dejen de vivir en la calle…

La iniciativa #ChangeTheConversation está relacionada con su programa Homeward Bound (De vuelta a casa), dirigido a madres solteras. Desde hace cuatro años apoyan a estas mujeres a acceder a programas educativos que les permitan empezar una mejor trayectoria laboral para mantener a sus hijos: financian su formación y les facilitan guarderías para dejar a los niños durante las clases. «Hasta la fecha hemos ayudado a 176 mujeres con 216 niños a obtener títulos y ganar salarios competitivos», dicen en su página web.

Colgados en la web de WoodGreen también hay testimonios de algunas de las mujeres, celebrities anónimas para el mundo, que han vivido hundidas y ahora comienzan a ver en el futuro algo diferente a vivir en la calle o a la lucha constante por dar de comer a los niños o simplemente empiezan a tener su vida bajo control. Algunas son las mismas que posan en las portadas de las supuestas revistas sensacionalistas mirando al frente o abrazando a sus hijos, merecedoras de las miradas interesadas de quienes no las conocen.

Helena Celdrán

Celebrities - 'Seen' - Woodgeen

El director de «Smells Like Teen Spirit» quiere ser fotógrafo

A Samuel Bayer (Nueva York, 1965), a quien llaman The Bear (El Oso) por la altura y la pelambrera, le sonrió la suerte en 1991, cuando la discográfica DGC del sagaz multimillonario David Geffen, le puso 50.000 dólares en la mano para grabar el videoclip de la canción Smells Like Teen Spirit, de Nirvana. Bayer no sabe todavía hoy por qué le eligieron: no tenía experiencia de ningún tipo además de los vídeos que hacía a su familia. Quizá los productores y el grupo, sostiene, se quedaron prendados con la cinta demo que había remitido a la discografíca. «Era tan mala que debieron pensar que yo era muy punk», ha declarado.

Tras el videoclip, uno de los más difundidos y reverenciados del rock, a Bayer no han dejado de irle bien las cosas. Prolífico hasta la inconsciencia —le da igual dirigir cortos promocionales para Green Day, los Rolling Stones o David Bowie que para Natalie Imbruglia, Robbie Williams o Papa Roach—, se ha labrado fama de efectivo realizador, de esos que dan a sus obras un toque levemente sucio pero siempre suficientemente glamouroso para no desentonar con la decoración de las salas de estar de las clases medias.

Con las mismas mañas —garrulería simpática, belleza mancillada lo justo para no alcanzar la incorrección—, no ha dejado de llevarse premios en las dos últimas décadas como director de spots publicitarios para algunas de las megacorporaciones que explotan el marquismo consumista después de explotar previamente y con mayor intensidad a sus empleados en factorías camufladas en un sin número de aldeas invisibles del mundo pobre. Para completar currículo, en 2010 Bayer dirigió el remake de Pesadilla en Elm Street.

© Samuel Bayer

© Samuel Bayer

Bayer acaba de inagurar una exposición de fotos en una galería cuya ubicación geográfica es una declaración de principios: Beverly Hills. Se trata de 16 desnudos femeninos —con el vello púbico convenientemente rasurado— montados en forma de dípticos y trípticos verticales. La hoja promocional presenta las obras como «estudios contemporáneos de la forma femenina» y establece un cuando menos atrevido paralelismo con los trabajos de Diane Arbus y Robert Mapplethorpe.

No son las primeras fotos del realizador. Ya había aprovechado su envidiable agenda de contactos comerciales para hacer retratos de celebrities como los que abren esta entrada. También había tanteado con fotos que define, con descarado atrevimiento, como documentales.

Adivino en El Oso un desmedido intento por convertirse en el genio renacentista que no es. Adivino, sobre todo, un deseo no verbalizado de ser austero y profundo como el gran Anton Corbijn.

Mi recelo es que allí donde Corbijn retrata lo que ama, Bayer retrata lo que mola. El multiartista estadounidense sabe cómo vender unas Nike o una canción de los Strokes, pero jamás deja nada de sí mismo en una foto y nunca regresará al lugar donde la hizo.

Ánxel Grove

Las malas fotos muy bien subvencionadas de las ‘celebrities’

Andy Warhol - "European license plate", 1986

Andy Warhol - "European license plate", 1986

Acaban de exponer esta miseria en un museo. Dicen que es una foto y le atribuyen categoría de objeto artístico. De acuerdo, es un objeto, cosificado y repetido cuatro veces. También es una foto, una consecuencia física del impacto de la luz sobre una superficie sensible. De arte («visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros») tiene menos que Pérez Reverte de literatura o Mariano Rajoy de bonhomía.

Es de Andy Warhol, claro, la gran ramera, el artista trapichero con menos masa encefálica del siglo XX, un tipo vacío, inepto y simplón que no era capaz de hacer nada porque nada sabía hacer: a Basquiat intentó robarle el genio y los cuadros; a Paul Morrisey, le birló las películas, en cuyos rodajes Warhol ni siquiera aparecía; al gran Tom Wilson, la producción musical del primer disco de la Velvet Underground; a Valerie Solanas, un guión. Ella le respondió con tres balas del calibre 32. Si te dedicas a la delincuencia acabas como un delincuente. Pura lógica.

Desde la izquierda, Agatha Ruíz de la Prada, Warhol y Pitita Ridruejo. Madrid, 1983 (Foto: El Mundo)

Desde la izquierda, Agatha Ruíz de la Prada, Warhol y Pitita Ridruejo. Madrid, 1983 (Foto: El Mundo)

España, cierto sector de España y, en concreto, cierto moderneo muy madrileñista que se hace el amor a sí mismo de tanto que se gusta y ha crecido en el convencimiento de que Juana de Aizpuru es un avatar de Santa Teresa de Ávila y Carlos Berlanga una especie de Juan el Bautista, adora al mediocre Warhol, a quien, en plena movida, se le saludó en la aldea-capital con honores que no habían merecido, por citar sólo a dos genios humildes y necesarios, Jorge Luis Borges o Brian Eno. Durante una de sus dos visitas, Warhol hizo la foto-paparrucha de la matrícula del Peugeot 505 que abre esta entrada.

Warhol vuelve a estar en Madrid. Ahora en esencia, se murió, con la merecida vulgaridad, tras una operación de vesícula en 1987, con horas de diferencia de Zeca Afonso: nunca olvidaré quién lloró entonces por el capo del arte y quién por el trovador portugués, ésa es la frontera moral que trazo cuando me presentan a alguien: «en febrero de 1987, ¿lloraste por Zeca o por Andy»?, pregunto. Quien responda que por el primero, aquí tiene a un amigo. Prefiero no volver a frecuentar a quien diga que por el segundo.

¿Quién trae a Warhol de regreso? El interrogante es innecesario. Por supuesto, un banco. Nada menos que el Santander de ese señor que acaba de recibir en Brasil, disfrazado de salmón, al dolorido Rey de España —si menos o más dolorido que el huerfanito Dumbo es una duda de calado—.

Bianca Jagger, en una de las Polaroid de la serie 'Celebrities' de Warhol

Bianca Jagger, en una de las Polaroid de la serie 'Celebrities' de Warhol

El banco de Botín —el Señor Salmón que el año pasado se embolsó un botín salarial de 4,5 millones de euros y que acaba de ser declarado limpio hasta la ropa interior (¿se imaginan que también sea asalmonada?) por un supuesto delito fiscal relacionado con unas cuentas suizas para el small change— sufraga la magna exposición De la Factory al mundo. Fotografía y la comunidad de Warhol, seguramente la menos interesante de las muchas de PHotoEspaña 2012.

La muestra de Warhol y sus acólitos pagada por Botín es una colección de fotos sobre el fenómeno inexplicable de un mediocre, cuyo triunfo sólo proviene del culto a la personalidad, la decadencia y el hedonismo, valores que parecían muy cool en 1968 y en el Madrid de la movida, pero que en el medieval retrofuturo que padecemos sólo puede sufragar un megabanquero, sumamente tranquilo con su salario y la siempre agradable comodidad de los fondos de rescate como red de seguridad.

¿Por qué tantas celebrities se han convertido en apasionados fotógrafos? Tienen el mismo derecho que cualquiera, sin discusión, a hacer fotografías, incluso malísimas fotografías, como suele ser el caso, pero ése no es el asunto. A una celebrity le pagan por las fotos, sean malas o malísimas. Y les pagan, casi siempre, los únicos que tienen small change: los malos de la película en la que nos obligan a trabajar como extras.

Patti Smith - "Virginia Woolf's Desk, Monk's House", 2003

Patti Smith - "Virginia Woolf's Desk, Monk's House", 2003

Patti Smith, por ejemplo. Desde que la inspiración se le escapó de entre las manos hace ya unas décadas —en lo que a mí respecta su vida artística está justificada con un sólo disco, Horses (1975)—, Smith picotea aquí y allá con unas fotos Polaroid que, como la de la izquierda, sólo tienen un valor: estar firmadas por una estrella.

Hace unos años logró que financiará la publicación de algunas la Fundación Cartier. No se debe confundir con la Cartier-Bresson, donde la señora Smith sólo sería admitida pagando el ticket de entrada o como meritoria en un taller de iniciación a la fotografía: se trata de la Cartier de los joyeros-relojeros, magnates ante cuyas dádivas no parece tener reparos la muy revolucionaria cantante, cuyas salidas de tono recientes parecen presagiar algún tipo de anticipada senectud: se ha convertido en una iluminada redentorista de la literatura sudamericana tras tirarse cuarenta años sin quitar los ojos de los simbolistas franceses, sin advertir que en su siglo y en su continente también había otras voces (y traducidas al inglés).

Jessica Lange - "California"

Jessica Lange - "California"

Tercera pancista: Jessica Lange, la actriz en horas bajas que desde 2008 —cuando publicó 50 Photographs, un libro de vergüenza ajena con prólogo, nada es casual, de su amiga Patti Smith— anda mercadeando con su, ejem, mirada.

Lange mostró al mundo sus fotos el año pasado en el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias), ese chiringuito-elefante blanco que suspendió su programación poco después.

No consta quien aseguró a los responsables del castillo arquitectónico que Jessica Lange fuese fotógrafa y no una señora muy viajada y con posibles como para llevar una Leica encima. Tampoco consta cuánto le pagaron por colgar sus prácticas.

Como me niego a insertar un pastiche de Antonio Banderas, otro que ha mamado del dinero público (Instituto Cervantes) para sufragarse el capricho de retratar escenas dignas de una falla, termino con la obra del único famoso-fotógrafo que me parece poética, sincera y con intención.

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

El actor Brad Pitt lleva años retratando a Angelina Jolie y a los hijos de la pareja. Que yo sepa nunca ha exhibido las fotos, ni cobrado por ellas, ni intentado comercializarlas como arte a través de algún galerista o institución.

Son instantáneas de suave lirismo, gran riesgo formal —muy forzadas, de grano grueso y acabado errático—, un inteligente uso del espacio negativo y enorme poder de sugestión. Un inesperado y consolador placer entre tanta celebrity arribista.

Ánxel Grove

 

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie"

Brad Pitt - "Angelina Jolie