Entradas etiquetadas como ‘pintura’

Sean Norvet, pinturas surrealistas de gula y comida podrida

'Bad Trip Bologna' - Sean Norvet

‘Bad Trip Bologna’ – Sean Norvet

Pasa hasta en las mejores familias. Dentro de la nevera, olvidadas por completo, están aquellas sobras que confiábamos en aprovechar, metidas en un recipiente hermético y opaco que contribuye a que se mantengan en buen estado más tiempo, pero también a que pasen desapercibidas. Las descubrimos cuando ya es demasiado tarde y nos sometemos a una visión terrorífica, pero también fascinante, porque la comida estropeada provoca cierta curiosidad científica y llama a la observación, si no llega a ser porque el olor apremia a deshacernos de ella cuanto antes.

Con óleos sobre tabla o lienzo, Sean Norvet (1987, Los Ángeles – EE UU) se refocila en la podredumbre. En sus trabajos, la comida es la hermana siamesa de la decadencia, una presencia repulsiva y grasienta con cierto regusto apetecible. Practica un surrealismo pop ya tradicional de la cultura underground californiana, pero con especial interés en la gula, en el consumo impulsivo de fast food.

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‘Fusion Frames’ o cómo ser el Doctor Frankenstein de los marcos

'Fusion Frames' - Darryl Cox

‘Fusion Frames’ – Darryl Cox

Presentan y realzan la pintura, la delimitan con armonía. La gran contradicción de los marcos historiados es la de todos los diseños brillantes: son tan buenos que nadie se fija en ellos. Uno inapropiado puede arruinar el mejor retrato renacentista, uno bueno dota a la pieza de elegancia como vistiéndola de fiesta.

A pesar de ser invisibles, fueron siempre motivo de preocupación para el artista. En el gótico tardío se pueden interpretar como una evolución de los artesonados de los altares religiosos y en muchas iglesias eran piezas fijas en la arquitectura. El renacimiento trajo la secularización y se amplió la variedad de motivos, se hicieron portátiles y de quita y pon. El siglo XVII francés los recargó en el barroco…

Con los siglos, hubo un buen número de artistas que hicieron del ellos una prolongación de su estilo y sus ideas. Como detalla la introducción de Looking at European Frames (Mirando a los marcos europeos) —manual especializado editado por el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles—, los impresionistas son un buen indicativo del papel protagonista de un elemento en apariencia secundario. Como ejemplo claro de esta dedicación está Gauguin, que tallaba los suyos. «Es deber del artista ver su pintura adecuadamente enmarcada, en sintonía con los colores del trabajo y no con un discordante molde dorado«, declaró Degas.

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Karin Jurick, pinturas que ‘cazan’ al espectador

'Bacon' - Karin Jurick

‘Bacon’ – Karin Jurick

Deambular por las salas es sacar a pasear la mirada, buscar entre las obras aquella que te obligue a acercarte. Te detienes y la examinas con humildad, pero también adoptas la posición privilegiada del que juzga.

El lenguaje corporal es discreto: los brazos detrás de la espalda, el jugueteo con el plano del museo, las piernas separadas distribuyendo el peso del cuerpo de la manera más cómoda… Los sentimientos se camuflan en el silencio de la pinacoteca, gozamos de la invisibilidad de los que miran y no participan.

'Qi' - Karin Jurick

‘Qi’ – Karin Jurick

La recién finalizada serie de pinturas de Karin Jurick engulle al espectador. La artista estadounidense retrata a personas mirando cuadros y esculturas, piezas de Francis Bacon, John Singer Sargent, Pablo Picasso o Jasper Johns ejerciendo el derecho de llamar la atención de quien pasa frente a ellas.

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Figuras de cartón de trabajadores mexicanos ‘invisibles’

Figuras de cartón del artista Ramiro Gomez Jr.

Figuras de cartón del artista Ramiro Gomez Jr.

Asociamos Beverly Hills a la piscina impoluta, al césped recién cortado y de un verde tecnicolor, a la mansión californiana de fachada perfecta como la crema de un pastel. Quienes se encargan de mantener esa visión cinematográfica sin embargo no forman parte de la fantasía, son invisibles para los dueños del paraíso.

Beverly Hills cardboard cutout - Ramiro Gomez Jr.

Beverly Hills cardboard cutout – Ramiro Gomez Jr.

«Me interesa mostrar el otro lado de las cosas, la parte más real, la que yo veo» dice el artista californiano de origen mexicano Ramiro Gomez Jr. El acento en el apellido ha sucumbido a la gramática gringa, representa «la primera generación» de su familia nacida en los Estados Unidos. Hijo de un conductor de camiones de la cadena de hipermercados CostCo y de la encargada de mantenimiento de un colegio, nunca se le pasó por alto que sus padres hicieron de él y su hermana un proyecto de futuro, asegurándose de que sobresalieran en los estudios, aguantando trabajos de jornadas agotadoras sin cuestionarse nunca el sacrificio.

En Happy HillsColinas felices, en referencia a Beverly Hills, West Hollywood, Laurel Canyon y otras zonas asociadas a la fama y al dinero en Los Ángeles— el artista pinta figuras humanas troqueladas sobre cartón, el típico cartón marrón de las cajas de mudanzas, un soporte nada fino ni caro, pero resistente y efectivo.

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Los moratones ‘trofeo’ de las patinadoras de roller derby

'Fresh Meat in Fishnets' (2015) - Riikka Hyvönen

‘Fresh Meat in Fishnets’ (2015) – Riikka Hyvönen

No es válido atacar por detrás, ni el contacto por encima de los hombros o por debajo del medio muslo, están prohibidos los cabezazos y zancadillas… El roller derby es un deporte de contacto, extremo y dinámico, que se juega en una pista de circuito, con dos equipos de cinco patinadores cada uno. Para marcar un tanto, el jammer —con una estrella en el casco— se tiene que abrir paso entre los blockers, que deben impedir que el jammer siga avanzando.

Popular en los años veinte en los EE UU, no consiguió mantener un interés masivo. Nadie esperaba que a comienzos del siglo XXI renaciera en Austin (Texas) cuando ya parecía olvidado. Ahora es minoritario, pero tiene el atractivo de lo excéntrico y lo practican casi siempre mujeres: chicas cercanas a la estética punk, hipotéticas heroinas de un cómic independiente que diseñan sus uniformes con cascos de colores, medias de rejilla, tatuajes, calcetines de rayas, los labios pintados de negro, coderas y rodilleras todoterreno…

Golpes y moratones se intercalan con esguinces y roturas en la ruleta de lesiones habituales en las jugadoras. Un gran cardenal puede ser un trofeo que merece la pena enseñar. Sobre el lienzo de la piel, cambian de color con el paso de los días y regalan a la vista tonos violeta, amarillos y verdes con los matices oscuros de una aurora boreal.

'Violet! You're turning violet, Violet!' (2015) - Riikka Hyvönen

‘Violet! You’re turning violet, Violet!’ (2015) – Riikka Hyvönen

Las patinadoras los llaman «besos» y muchas los fotografían para colgarlos en foros de Internet. A partir de esas imágenes, seducida por las efímeras ‘insignias’, la artista Riikka Hyvönen (Rovaniemi-Finlandia, 1982) pinta muslos y nalgas marcadas. Roller Derby Kisses (Besos de roller derby) son obras figurativas y a gran escala, acrílicos en los que el gran moratón tiene el aspecto de una galaxia por descubrir y clasificar.

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Camp, paloma doméstica por accidente y musa de pintores

El huevo apareció en la encimera de la cocina, tal vez fruto del remordimiento. Los obreros que cambiaban los viejos marcos de las ventanas habían destruido sin querer un nido de palomas y quisieron reparar el error aunque sólo fuera poniendo a salvo al huevo que había en el interior.

La fotógrafa Mariah Naella y su marido el pintor George Keaton, residentes en Chicago (EE UU) se preparaban para celebrar su fiesta de compromiso en Wisconsin. Según cuenta la pareja a Splash, un suplemento del periódico Chicago Sun-Times, ni se inmutaron ante la presencia del huevo, ya era de noche y ella lo cogió con la intención de tirarlo y fue  entonces cuando notó que algo se movía en el interior. Sentir aquel balanceo fue decisivo, Naella quiso proteger a la cría que estaba a punto de nacer. A media noche la criatura ya había roto el cascarón.

Camp en su casa de Chicago - Foto: Facebook

Camp en su casa de Chicago – Foto: Facebook

No se imaginaban que ese era el comienzo de una convivencia con un animal a menudo menospreciado en las ciudades, un ave para muchos molesta y vulgar, y con fama de no tener demasiada sesera. Se llevaron al polluelo de viaje, compraron una fórmula vitaminada para pájaros recién nacidos y le dieron de comer con una jeringa.

'Camp for President' - Adele Renault

‘Camp for President’ – Adele Renault

Campbell (al que sus salvadores llaman Camp) creció y aprendió a volar, en siete semanas adoptó la apariencia de una ejemplar cualquiera de los que se ven a diario picoteando en una plaza. Sus dueños sabían que la vida en común con él duraría poco y, siguiendo el consejo del experto de un centro de rehabilitación de animales salvajes, lo liberaron. Pero la paloma no tenía intención de marcharse, tan solo aceptaba volar por los alrededores y siempre terminaba volviendo a casa.

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Los pecados capitales según el Bosco y los sociales según Brueghel

"Mesa de los pecados capitales" - El Bosco (Imagen: Museo del Prado)

«Mesa de los pecados capitales» – El Bosco (Imagen: Museo del Prado)

La primera filacteria, arriba, dice en latín:

Porque son un pueblo que no tiene ninguna comprensión ni visión, si fueran inteligentes entenderían esto y se prepararían para su fin.

Su contraparte, abajo, añade:

Apartaré de ellos mi rostro y observaré su fin.

Son citas del Deuteronomio, que se atribuyó durante siglos a la redacción de Moisés.

El círculo central semeja un ojo, en cuya pupila [para apreciar los detalles conviene ver la versión en alta resolución del Museo del Prado] aparece Cristo Varón de Dolores y la frase:

Cuidado, Cuidado, el Señor está mirando.

En torno a ese visor implacable, siete escenas reproducen los siete pecados capitales. En cada una de las cuatro esquinas otros tantos círculos describen la muerte, el juicio, el infierno y la gloria, las «cuatro cosas últimas» a las que tenemos opción según el dogma.

La pintura, un óleo sobre tabla de 1,2 por 1,5 metros, fue creada para servir de tablero o encimera para la Mesa de los Pecados Capitales. Se puede ver —y la contemplación merece horas— en el Prado y la autoría es atribuida a El Bosco, el primer surrealista, acaso el único.Seguro, el más feroz.

La atribución se tambalea porque un estudio del Proyecto de Investigación y Conservación sobre el pintor, de cuya muerte se cumplen 500 años en 2016, sostiene que la mano del misterioso artista no participó en las pinturas de la mesa, aunque sí tal vez actuaron artistas cercanos a su taller.

En el Prado están bastante cabreados con la facción holandesa del proyecto y se arrepienten de las facilidades que dieron a los expertos de los Países Bajos para analizar la delicada obra en el museo madrileño, que también prepara su propia exposición para sacar provecho del quinto centenario.

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Un cuadro del siglo XIX puesto patas arriba

'Painter's Mansion' (1855) - Ivan Khrutsky - Foto: Wikimedia commons

‘Painter’s Mansion’ (1855) – Ivan Khrutsky – Foto: Wikimedia commons

El niño juguetea con las cuerdas de la guitarra que tiene en el regazo; la niña, de perfil, sostiene lo que parece un papel enrollado. Mansión del pintor (1855) es una composición armónica, una de las escenas costumbristas que su autor, el bielorruso Ivan Khrutsky (1810-1885), produjo con placidez académica.

Además de ser famoso por pintar bodegones y retratos, era  apreciado como diseñador de interiores y tenía una cartera de clientes de clase alta que le confiaban la apariencia de sus viviendas. En el cuadro, cada objeto de la habitación, aislado, podría ser un bodegón en sí mismo: el samovar dorado, la taza de porcelana, la silla tallada de madera y tapicería azulada… En las paredes hay todo un museo —pinturas ocultas en la gran pintura— paisajes, imágenes religiosas y mundanas adornando el hogar burgués.

Es frecuente encontrar en la Red avalanchas de versiones de La Gioconda, el Guernica o La noche estrellada, ya sean artísticas, satíricas o recreadas con fideos para la sopa, pero las pequeñas joyas escapan del radar, no son reconocibles y a nadie le importa que se altere su aspecto original. La artista rusa Arina Shabanova, sin embargo, rompe con ese esquema y utiliza Mansión del pintor para ponerlo patas arriba y darse así un festín creativo.

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

Con una producción centrada en la ilustración y la imagen en movimiento, Shabanova se inclina por lo esquemático y plano, los colores vivos y las formas redondeadas. En sus manos, la pintura original se transforma en un delirio.

Los niños desaparecen y la mujer del cuadro de la esquina superior derecha posa sensual y gigantesca, el samovar en blanco y negro protagoniza una viñeta de cómic, las pinturas brillan como neones, la artista hasta arranca la habitación del resto de la casa y la recoloca en uno de los paisajes que hay en la pared, desconcertando al estilo de René Magritte. En la quietud doméstica que representa Khrutsky, los niños juegan sin tener ni una leve sospecha de las locuras que esconde la habitación.

Helena Celdrán

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

'Painter's Mansion' - Arina Shabanova

‘Painter’s Mansion’ – Arina Shabanova

¿Son blasfemas estas obras de arte moderno?

KRIS KUKSI, "Churchtank Type 7C", 2009, Courtesy: KRIS KUKSI & Thames

KRIS KUKSI, «Churchtank Type 7C», 2009, Courtesy: KRIS KUKSI & Thames & Hudson

Aaron Rosen, autor de un libro recién editado, Art & Religion in the 21st Century (Arte y religión en el siglo XXI), subraya el cretinismo del debate sobre el arte blasfemo: 

El buen arte nos debe desafiar: perforar nuestras devociones, religiosas o de otro tipo. Pero simplemente conseguir titulares ofensivos (y buenas ventas) es un truco barato, indigno de un buen artista. La mayor parte de quienes hablan de arte blasfemo no son artistas (…) y nunca han pisado una galería.

El ensayo, publicado por Thames & Hudson [256 páginas, 32 libras esterlinas] presenta obras como el tanque-iglesia rococó, postindustrial y pertinente del estadouniodense Kris Kuksi.

El libro se sustenta en la idea de cuando te vinculas al arte o te expones a sus efectos entras, de manera inevitable, en un terreno religioso. Es fácil advertirlo en obras de la Antiguedad —el Partenón, los Budas de Bamiyán o la Mezquita Azul…—.

¿Pero que pasa en el siglo XXI y por qué algunas obras son calificadas como blasfemas por los intolerantes, los cortos de miras o los salafistas de conciencia?, se pregunta Rosen.

Siguen unos cuantos ejemplos de obras impías y ofensivas incluídas en el libro.

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Convertir la comida en arte y recaudar fondos para museos

Versión de 'La creación de Adán', obra ganadora del concurso 'The Ultimate Edible Masterpiece' - © Priley Riley/Art Fund

Versión de ‘La creación de Adán’, obra ganadora del concurso ‘The Ultimate Edible Masterpiece’ – © Priley Riley/Art Fund

Entre glaseados pop, galletas de influencia grecorromana, un pastel daliniano y otras recetas, el jurado «deliberó durante más de una hora» para decidirse finalmente por la obra ganadora: una reinterpretación con gajos de mandarina de La creación de Adán, el famoso fresco de la Capilla Sixtina que Miguel Ángel pintó en torno al año 1511.

El acercamiento es minimalista y japonés, los platos uno junto al otro separan por poco las manos, representadas por dos gajos pequeños. La autora es Priley Riley, una estudiante de Bellas Artes de 21 años.

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