Entradas etiquetadas como ‘arte moderno’

Cuando el marco se exhibe a sí mismo

'German Neo-Rococo Naturalistic Style' - Taylor Holland - Foto: taylorholland.com

‘German Neo-Rococo Naturalistic Style’ – Taylor Holland – Foto: taylorholland.com

Dentro del espacio que debería ocupar la pintura, se reproducen los motivos florales y geométricos, las volutas y zarcillos enlazándose en secuencias rococó y neorococó… Los listones se repiten y encajan como formando los caminos de un laberinto sin salidas.

Taylor Holland pone la artesanía del marco historiado «en el contexto del arte contemporáneo». La serie de trabajos titulada FRA[MES]MAR[COS]— puede interpretarse como un ensayo absurdo, un juego surrealista o un homenaje a la importancia del marco: un complemento casi siempre invisible que damos por sentado cuando admiramos la pintura que encuadra.

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¿Son blasfemas estas obras de arte moderno?

KRIS KUKSI, "Churchtank Type 7C", 2009, Courtesy: KRIS KUKSI & Thames

KRIS KUKSI, «Churchtank Type 7C», 2009, Courtesy: KRIS KUKSI & Thames & Hudson

Aaron Rosen, autor de un libro recién editado, Art & Religion in the 21st Century (Arte y religión en el siglo XXI), subraya el cretinismo del debate sobre el arte blasfemo: 

El buen arte nos debe desafiar: perforar nuestras devociones, religiosas o de otro tipo. Pero simplemente conseguir titulares ofensivos (y buenas ventas) es un truco barato, indigno de un buen artista. La mayor parte de quienes hablan de arte blasfemo no son artistas (…) y nunca han pisado una galería.

El ensayo, publicado por Thames & Hudson [256 páginas, 32 libras esterlinas] presenta obras como el tanque-iglesia rococó, postindustrial y pertinente del estadouniodense Kris Kuksi.

El libro se sustenta en la idea de cuando te vinculas al arte o te expones a sus efectos entras, de manera inevitable, en un terreno religioso. Es fácil advertirlo en obras de la Antiguedad —el Partenón, los Budas de Bamiyán o la Mezquita Azul…—.

¿Pero que pasa en el siglo XXI y por qué algunas obras son calificadas como blasfemas por los intolerantes, los cortos de miras o los salafistas de conciencia?, se pregunta Rosen.

Siguen unos cuantos ejemplos de obras impías y ofensivas incluídas en el libro.

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‘Gestión de residuos’, bodegones sacados del vertedero

'#1 Furniture' - Waste Management  - Vincent Skoglund

‘#1 Furniture’ – Waste Management – Vincent Skoglund

«Cuando vas al cuarto de baño, la mierda desaparece. Tiras de la cadena. Por supuesto, racionalmente, sabes que está ahí, en las canalizaciones y demás, pero en un cierto momento, en tu experiencia más elemental, desaparece de tu mundo. El problema es que la basura no desaparece».

Para explicar su proyecto, el fotógrafo Vincent Skoglund (Falun – Suecia, 1974) cita al filósofo esloveno Slavoj Žižek (Liubliana, 1949), famoso por buscar ejemplos en lo cotidiano con el fin de explicar sus teorías. El artista utiliza la inteligente reflexión para subrayar la negligencia humana, la forma en que nos enfrentamos la degradación del planeta con un fatalismo suicida, incapaces de terminar de creer que destruiremos el mundo si no cambiamos de hábitos de manera radical.

Los bodegones fotográficos del creador sueco están construidos con radiadores viejos, contenedores de plástico, sillas de jardín rotas, extintores vacíos… Basura que tardará cientos o miles de años en desintegrarse por completo. Verlos amontonados provoca desolación, pero Skoglund se las apaña para disponerlos en combinaciones estéticas, conjuntos de colores y formas que establecen un extraño vínculo con el arte moderno.

'#37 Fire Extinguishers' - 'Waste Management' - Vincent Skoglund

‘#37 Fire Extinguishers’ – ‘Waste Management’ – Vincent Skoglund

Obligan al espectador a reflexionar sobre el tipo de mundo de usar y tirar que hemos creado y a la vez reúnen gran variedad de colores, formas, texturas… La colección de imágenes de Waste Management (Gestión de residuos) crece desde el 2011 y en ella se amontonan en dantescas montañas alfombrillas de coches, fundas de raquetas de tenis, aparatos hospitalarios y otros artículos que cuesta imaginarse en un vertedero.

El autor ha descubierto con la iniciativa que los basureros son lugares de gran interés, una especie de archivo antropológico con productos en diversos estados de deterioro. Por supuesto, uno no puede evitar la travesura de comparar esas pilas de desechos con obras de arte moderno que no pretenden denunciar un exceso de consumo ni lanzar una alerta ecológica, sino sencillamente epatar o crear un selecto club de admiradores que puede que entiendan o no entiendan lo que ven… Pero eso es otra historia.

Helena  Celdrán

'#3 Carparts' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#3 Carparts’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#23 Foam' - Waste Management  - Vincent Skoglund

‘#23 Foam’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#24 Plastic Containers' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#24 Plastic Containers’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#30 Styrofoam and Rebar' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#30 Styrofoam and Rebar’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#32 Tricycles and Petrol Cans' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#32 Tricycles and Petrol Cans’ – Waste Management – Vincent Skoglund

Cómo convertir las chapuzas callejeras en arte moderno

'Grey on White'. 2014. Acrylic on Wall - Neglected Works

‘Grey on White’. 2014. Acrylic on Wall – Neglected Works

Un grafiti tapado con una pintura de un tono diferente al de la pared, una mancha clareada en un muro de ladrillos, la pequeña raya diagonal azul pintada con espray junto a un portal, tal vez para señalar alguna futura reforma… Las chapuzas estéticas están en cada rincón de una ciudad, se burlan de la perfección, nacen del accidente, de la reparación rápida, son un remiendo para salir del paso.

No cabría duda de que, de ninguna manera, se habla de arte, pero sí sería un ejercicio de humor y burla comparar esos errores urbanos con los ejemplos más extremos y arduos de arte moderno. Así lo han hecho Basile Cuvelier y Seth Alexander, afincados en Londres y autores de un microblog de Tumblr que lleva por título Neglected Works (Trabajos abandonados).

Artistas y diseñadores, Cuvelier y Alexander recopilan en la recién inaugurada página ejemplos de estas chapuzas urbanas en la capital inglesa. Para rematar el absurdo, las convierten en obras de arte de la manera más sencilla: pegando a su lado un pequeño cartel rectangular y blanco con el supuesto título del trabajo, el supuesto año de su creación y la técnica empleada.

Así, junto a la mancha gris sobre la pared blanca (seguramente un parche para una pintada), la ficha informativa dice: «Gris sobre blanco. 2014. Acrílico sobre pared». Sobre el muro de hormigón, tal vez parte de la estructura de un puente, el discreto cartel anuncia con solemnidad: «Cruz y punto azul. 2014. Acrílico sobre concreto».

En muchos casos, los autores se ponen creativos y titulan una mancha de humedad sobre una pared de ladrillos Catarata, un intento descolorido de borrar un grafiti, Nube o tres unos brochazos verticales mal dados sobre la madera, Podio. Con el cartel a su lado, las vulgares reparaciones de repente se convierten en focos de interés, en posibles creaciones artísticas que —en la galería de arte adecuada— se podrían vender al mejor postor o contemplar tomando largo rato con una copa de vino en la mano.

Helena Celdrán

'Cross and Blue dot'. 2014. Acrylic on concrete - Neglected Works

‘Cross and Blue dot’. 2014. Acrylic on concrete – Neglected Works

'Waterfall'. 2014. Water-stained brick - Neglected Works

‘Waterfall’. 2014. Water-stained brick – Neglected Works

'Podium'. 2014. Acrylic on wood- Neglected Works

‘Podium’. 2014. Acrylic on wood- Neglected Works

'Cloud'. 2014. Spray paint on brick - Neglected Works

‘Cloud’. 2014. Spray paint on brick – Neglected Works

'Blue Diagonal'. 2014. Spray paint on brick - Neglected Works

‘Blue Diagonal’. 2014. Spray paint on brick – Neglected Works

'Dot Dot Dash'. 2014. Acrylic on concrete - Neglected Works

‘Dot Dot Dash’. 2014. Acrylic on concrete – Neglected Works

Marco Bottin, objetos que se sublevan contra el ser humano

'A Middle Class Portrait' - Marco Bottin

‘A Middle Class Portrait’ – Marco Bottin

El piano tiene en la caja de resonancia las cuerdas de acero, las entrañas del instrumento que, cuando se trata de un piano de cola, asoman indiscretas. El artista italiano Marco Bottin (Padua, 1975) las utiliza para un fin muy diferente: de ellas cuelgan la ropa sujeta por pinzas de colores. El título de la obra escultórica, A middleclass portrait (Un retrato de la clase media), revela la observación social y económica que representa el autor.

Tiene un currículum heterodoxo para un artista. Bottin estudió Antropología Cultural en la Universidad de Frankfurt J.W. Goethe y se licenció en Filosofía en la Universidad de Venecia. Hizo una tesis sobre Sociología económica, en particular sobre el regalo y la reciprocidad.

En el perfil que le dedica la galería Saatchy Art —que lo representa— hay una docena de obras, las escultóricas son claras herederas de los estudios universitarios. En Broke (Arruinado), un hombre con traje y maletín mama de la ubre de una vaca que a su vez se alimenta de billetes verdes como los pastos. In loving memory (En recuerdo de) convierte una cómoda de madera en un contenedor de piezas de maniquí.

«Algo pasa en la génesis humana cuando la reproducción de la especie parece ser secundaria con respecto a la producción de mercancías», dice el artista en la web de Saatchi Art. «Poniendo todas sus expectativas en la posesión, el hombre se vuelve un ser estéril que carga el mundo de objetos con tanto peso simbólico que los mismos objetos se sublevan contra él».

Helena Celdrán

'In Loving Memory' - Marco Bottin

‘In Loving Memory’ – Marco Bottin

'Statements, injuries, predictions' - Marco Bottin

‘Statements, injuries, predictions’ – Marco Bottin

'Broke' - Marco Bottin

‘Broke’ – Marco Bottin

Una parodia de libro infantil que satiriza el arte moderno

'We Go to the Gallery' - Miriam Elia

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. «No hay nada en la habitación porque Dios está muerto», dice mamá. «¡Vaya, hombre!», dice Peter.

Peter mira la pintura. «Yo podría hacer eso», dice Peter. «Pero no lo hiciste», dice mamá.

La madre, con la permanente perfecta y vestida con un abrigo y un sombrero amarillos estilo años cincuenta, lleva a los dos niños (Jane y Peter, ideales y repeinados, ella rubia y con una diadema azul; él con jersey rojo, corbata y pantalones cortos grises) a una galería de arte moderno. La estética idílica y los textos supuestamente educativos contrastan con humor con el «nihilismo» de las obras: una habitación vacía, un conejo disecado, una enorme vagina en primer plano, un cuadro hecho con cuatro brochazos… En el colmo del tópico, la exposición se llama La muerte del significado.

El tomo es una parodia de los libros publicados por la editorial británica de libros infantiles Ladybird (Mariquita), propiedad del grupo Penguin: una institución de la literatura infantil inglesa. Nacida en 1867, comenzó a editar libros para niños en 1915 y en 1940 publicó su primer título de bolsillo y tapa dura característico de su serie más famosa. Las historias estaban ilustradas con esmero y los ejemplares tenían un precio muy asequible. A las narraciones protagonizadas por animales se unieron más tarde los títulos educativos relacionados con la naturaleza, las aficciones de los niños, la historia y los viajes.

Miriam Elia (Londres, 1982) recupera la nostalgia de las épocas más celebradas y recordadas de la editorial y reimagina uno de esos títulos en una sátira sobre el arte moderno que une las ilustraciones clásicas y las construcciones gramaticales sencillas con el sinsentido de las explicaciones de la madre posmoderna que acompaña a los críos.

'We Go to the Gallery' - Miriam Elia

We Go to the Gallery (Vamos a la galería) presenta todos los rasgos característicos de estos cuentos: tiene un estilo educativo, en el pie de cada página hay tres palabras destacadas en el texto para que el niño adquiera vocabulario, los dibujos presentan la plácida candidez de una visita a un museo en la compañía de un adulto instruido…

«Pensé que sería cómico ver a mamá, Peter y Jane acudir a una exposición de arte moderno realmente nihilista», dice la autora, una humorista consumada que exhibe en piezas artísticas y de diseño un humor siempre cercano al sarcasmo. Para la narración ha imaginado obras que imitan el estilo de Tracey Emin, Jeff Koons, Martin Creed y otras primeras figuras del arte contemporáneo. Con un lenguaje que emula al empleado para acercarse al público infantil, Elia alude a la muerte de Dios, al sexo y a otros temas y obsesiones machacados en el arte posmoderno.

Helena Celdrán

Peter ve la gran vagina. A mamá le gusta la gran vagina. "Las vaginas grandes son feministas", dice mamá. Peter está asustado.

Peter ve la gran vagina. A mamá le gusta la gran vagina. «Las vaginas grandes son feministas», dice mamá. Peter está asustado.

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. "No hay nada en la habitación porque Dios está muerto", dice mamá. "¡Vaya, hombre!", dice Peter.

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. «No hay nada en la habitación porque Dios está muerto», dice mamá. «¡Vaya, hombre!», dice Peter.

Jane mira la pintura. Es una pintura bonita. "¿Por qué hay un pene en la pintura?", dice Jane. "Porque Dios está muerto y todo es sexo", dice mamá".

Jane mira la pintura. Es una pintura bonita. «¿Por qué hay un pene en la pintura?», dice Jane. «Porque Dios está muerto y todo es sexo», dice mamá».

 

"¡Mira!", dice Peter. "El conejo está muerto". "Yo creo que está feliz", dice Jane.

«¡Mira!», dice Peter. «El conejo está muerto». «Yo creo que está feliz», dice Jane.

"¿Tú eres una artista?", dice Jane. "No pude ser artista porque te tuve a ti", dice mamá. Peter y Jane se sienten culpables.

«¿Tú eres una artista?», dice Jane. «No pude ser artista porque te tuve a ti», dice mamá. Peter y Jane se sienten culpables.

'We Go to the Gallery'