Archivo de la categoría ‘Diversidad’

Aliadas: treinta años de trabajo con y por las mujeres

Rosa M. Tristán Rosa Tristán

Mujeres luchadoras, mujeres que caminan juntas, mujeres que pedalean con bicicletas con ruedas cuadradas, mujeres a las que se cierra la boca, que hablan al mundo, que callan la violencia que sufren, que vuelan o que hacen equilibrismo en el vacío. Son algunas de las imágenes expresadas en 60 obras de arte que estarán dentro de tres días en el centro de Madrid. Cada una nos retrata en una de esas facetas que nos convierten, en conjunto, en un caleidoscopio. Cada una es un espejo en el que podemos mirarnos, y reconocernos y aliarnos con la que está al otro lado. No se puede elegir porque somos todas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

No voy a mencionar a cada una y cada uno de los artistas que participan en esta muestras con la que Alianza por la Solidaridad conmemora 30 años de trabajo. Si diré que son 59 grandes, en realidad 60 si añadimos al comisario, que también lo es. Son demasiados como para no tener que dejar fuera a alguien cuyo nombre y trabajo se ha aliado solidariamente por una causa tan justa y tan necesaria como la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres en todos los ámbitos de la vida y todos los rincones del mundo. Los hay muy famosos y los hay que podrían llegar a serlo en el futuro.

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Isabel Martín, un motor en la India

Por Paloma Blanco 

Pensar en Isabel Martín siempre emociona. Aunque ya no la pueda ver, anda siempre revoloteando, cerca. Merece la pena. La conocí por casualidad y gracias a personas también extraordinarias, pero Isabel fue distinta. En una escala que hizo en Madrid de vuelta a Bombay, me dedicó un rato. Recuerdo una mujer físicamente no muy grande, vestida a la india, no de monja. Me miraba con ojos medio guiñados, ¿sonrientes?, mientras me oía.  La charla duró poco tiempo pero el suficiente para quedar en que, al mes siguiente, nos esperaba a mi hija y a mí en el aeropuerto de Bombay. Me pidió que le llevara telas, fieltros, hilos y peluches que les sirvieran de modelo a sus mujeres en los talleres de la gran cooperativa Creative Handicrafts, en Achanak Colony, en Andheri East. ‘Ah!’, me dijo, ‘y también te agradecería alguna crema buena para mi cara, me gusta que la gente me vea lo mas guapa posible…’.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Al mes allí la encontramos, en Bombay, junto a otra mujer sonriente, Carme Tió. Las dos formaban un tandem genial y nos enseñaron a movernos por aquella ciudad, por aquellos barrios y a adaptarnos a la comida de la que decían “no punchy”; pero sobre todo a ver y a mirar más allá de nuestras narices.

Isabel ha sido una persona inteligente, generosa, creativa, con ganas de hacer y de hacer y de no parar, independiente, que descubrió por dónde quería moverse y para ello aprendió de cerca el cómo y el qué, haciendo cursos o lo que fuera necesario. Conoció a gente grande, se empapó de su sabiduría y también les transmitió la suya. ¿Era de empatía de lo que Isabel rebosaba? De ‘las hierbas que otro arrojó‘  hacía el milagro de los panes y los peces y servían para que las distribuyera de la manera más práctica entre aquellas personas, tan variopintas y con tan variopintas necesidades.

Quería a todas “sus” mujeres que trabajaban en los talleres en aquellos suburbios, ideó y probó otras maneras de conseguir trabajos para otras más,  catering, conducción de rickshaws… Pero también quería trabajar con otras personas. De las experiencias con algún indeseable decía: ‘¿has visto la inteligencia que desarrolla el hombre para hacer cosas? ¡Es extraordinario!’ Tenía genio y se enfadaba, sobre todo al enfrentarse con la burocracia tan grandísima e interminable que debía hacer constantemente para conseguir sus metas. Moverse entre aquella gente y con aquel lío constante… ¡tiene narices! Nos regaló su tiempo llevándonos a Chesire Home a conocer a sus hermanas Misioneras de Cristo Jesús que trabajan allí con personas discapacitadas, pero también al centro de la ciudad, y a barrios elegantes para que entendiéramos las diferencias. Con sus novicias vivimos la experiencia de un ashram, en el Tamil Nadú. Nos acercó a muchísimas realidades, nos enseñó mucho sobre los demás y sobre nosotras mismas.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Tengo un montón de imágenes de Isabel, bebiendo cerveza del tiempo comprada  con “prudencia” en algún lugar de la India, o en Javier (España), con el pañuelo rojo atado al cuello entusiasmada viendo por la tele uno de los encierros de los Sanfermines. En la India fue genial, pero luego, en cada viaje a España se completó su imagen, cerca de su familia o recibiendo premios aquí, pero siempre pensando en allí. Cuando empezó a tener goteras hablaba de ellas como si estuvieran en otro cuerpo.

Tengo claro que hay gente estupenda y sacrificada por los demás, pero Isabel ha sido distinta.

Paloma Blanco es bióloga, investigadora botánica, deportista, y ha colaborado desde hace más de 20 años con la cooperativa Creative Handicrafts, fundada por Isabel Martín.

Por qué los niños tienen pito y otras preguntas estratégicas

Myriam Dufourcq

Por Myriam Dufourcq

Mamá, ¿Por qué los niños nacen con un pito y las niñas con una vulva…?  ¿Y por qué no nacemos todos con un pito o todos con una vulva?

Con 6 años, mi hijo mayor empieza a interesarse de forma un poco más filosófica sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Con esa edad ya se está forjando su identidad de género.

Profesores colaborando en un encuentro de educación transformadora en Andalucía. Imagen: Oxfam Intermón.

Profesores colaborando en un encuentro de educación transformadora en Andalucía. Imagen: Oxfam Intermón.

La construcción de la identidad de género empieza en los primeros años de vida de las personas y viene marcada por su realidad social, cultural e histórica.  Los niños y las niñas nacen en un grupo social que determina qué conductas, habilidades y valores deben tener y ejercer dependiendo de su sexo.  Su entorno determina también las oportunidades y limitaciones que tendrán en función de su género para desarrollarse plenamente,  su acceso y control de los recursos y su capacidad para tomar decisiones,  tanto individuales como colectivas. Cuando la construcción de la identidad se enfoca desde el poder y la subordinación de un género frente a otro, se están fomentando las desigualdades.

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Ahorro y microcrédito: cuando el objetivo es común

Por Susanna Oliver Susanna Ghana 2015

Siempre digo que soy una privilegiada. No sólo me dedico a lo que me gusta y para lo que (creo) sirvo, la cooperación al desarrollo, sino que además lo hago en una organización que me ha permitido conocer distintos países, culturas, proyectos y, sobre todo, a gente fabulosa. En mi último viaje, a Ghana, hace sólo unas semanas, estuve visitando las comunidades del distrito de Zabzugu, en el Norte del país, donde contrastan los preciosos paisajes de la sabana con las duras condiciones de vida para sus habitantes. Allí conocí (¡por fin en persona!) a los 5 grupos de ayuda de madre a madre que hemos ayudado a organizar y que hemos formado en nutrición, higiene y cuidado de la salud. Me impresionó especialmente el grupo de Chasindo, una de las comunidades más alejadas, en que tanto las líderes del grupo como el resto de sus miembros quisieron explicar lo que habían aprendido y cómo había mejorado la salud de los niños gracias al proyecto. Por eso me encantó saber que vamos a poder seguirles apoyando con otro proyecto: un grupo de ahorro que, si todo va bien, en unos meses será también de microcrédito.

Atta Potir produce aceite de coco desde hace 35 años. Un programa de microcréditos le permite vivir mejor.

Atta Potir produce aceite de coco desde hace 35 años. Un programa de microcréditos le permite vivir mejor. Imagen: World Vision

De hecho, estoy convencida de que todo irá bien. Por un lado, el grupo lleva un año formado y las mujeres se han conocido y apoyado con un objetivo común, que es la base fundamental para poder llevar a cabo este tipo de proyectos. Además, confían en el personal de World Vision porque han visto los resultados de lo que les han enseñado hasta ahora ¡Y lo han visto en la salud de sus propios hijos!, de modo que están ansiosas por aprender más. Y, claro está (si no, no tendría sentido), desean ahorrar y poder acceder a fondos para empezar pequeños negocios o diversificar sus cultivos. Con todo esto hecho, sólo falta darles tiempo y formación para que demuestren su capacidad de ahorrar y gestionar fondos, y darles el asesoramiento que necesiten para planificar bien cómo van a invertir el dinero que reciban y cómo van a organizarse, incluido redactar sus normas de funcionamiento (a qué plazo se van a prestar los fondos, a qué tipo de interés, etc.).

Seguro que pronto los compañeros de World Vision Ghana nos contarán historias sobre los éxitos de estas mujeres, similares a las que nos han llegado de otras comunidades. Una de mis favoritas es la de Atta Potir, una madre soltera de 7 hijos, que produce aceite de coco. Aprendió el oficio que de su madre, quien, a su vez, lo aprendió de la suya, y ésta es su única fuente de ingresos. Atta veía que lo que más dificultades le causaba era la escasez de cocos y su aumento del precio en la estación seca, de modo que cuando se incorporó a uno de los proyectos de microcrédito de World Vision decidió pedir un préstamo para plantar y cultivar sus propios cocos. Tenía las cosas muy claras y diseñó un plan de negocio que le permitiera almacenar el excedente y así seguir obteniendo sus pequeños beneficios en todas las estaciones. Tres años y tres préstamos más tarde, ha sido capaz de aumentar su producción y de almacenar el excedente para los tiempos de mayor escasez. Pero si preguntas a Atta cuál es su mayor logro, no tiene ninguna duda: “He sido capaz de enviar a mis dos hijos mayores a la universidad. World Vision ha tenido un enorme impacto en  nuestras vidas«.

Con mujeres así, qué duda cabe de que nuestros proyectos van a tener éxito.

Susanna Oliver es economista y trabaja como responsable de proyectos en la Fundación World Vision

No sólo un día al año

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hay días de los que todo el mundo se suele acordar; el día de la madre, el del padre, el de San Valentín, el de la mujer… Ahora que está cerca el primero, qué mejor momento para tener presente la maternidad.
Lo cierto es que frecuentemente cuando se piensa en las madres nos viene a la mente las que son jóvenes y dejamos de lado a aquellas que lo fueron primero, las mayores, que ahora además de madres incluso pueden ser abuelas.
La realidad es que ser madre es para toda la vida, no sólo cuando se es joven, vital, resolutiva, cuidadora, independiente o fuerte. Por eso este post va dedicado a las madres mayores, esas que frecuentemente están tan olvidadas por parte de la sociedad y de gran parte de sus familias, a muchas de ellas que viven solas, o en residencias, que pueden encontrarse con dolencias o enfermedades, pero que siguen siendo madres.

Imagen de promoción del Concurso de Fotografía Intergenracional de la Fundación Amigos de los Mayores.

Imagen de promoción del Concurso de Fotografía Intergenracional de la Fundación Amigos de los Mayores.

Son mujeres que experimentaron la maternidad hace cincuenta, sesenta o incluso setenta años cuando todavía no estaba ni siquiera presente la democracia en España y tuvieron que asumir, supuestamente sin rechistar, los condicionantes de una época histórica, social y política que las mantenía al margen.

Personas que han tenido que vivir e interiorizar cambios para los que nadie las preparó y han allanado el camino a las que hemos venido después. Mujeres que frecuentemente fueron educadas en un patriarcado que potenciaba la sumisión, la entrega incondicional y la dependencia de la mujer, pero que también lo cuestionaron o quisieron que sus hijas y nietas no viviesen lo mismo.

Al hilo de esto hace semanas una chica en la consulta me relataba como su abuela de más de ochenta años le aconsejaba, que no tuviese prisa por casarse y que disfrutase, experimentase y apreciase todo aquello que la vida le ofrecía sin tener como objetivo vital prioritario casarse y tener hijos. Esta mujer, que actualmente vive en una residencia de personas mayores, defendía la libertad, el aprendizaje, y la experimentación de la nieta; toda una apuesta por la vida en la vejez.

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Avanzadoras: propuestas, causas y homenajes

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Sé que el jurado del Concurso Avanzadoras lo ha tenido muy complicado. Han sido muchas, y de una enorme calidad, las propuestas de mujeres españolas que con su trabajo profesional o voluntario, con su capacidad de superación, con sus ideas, su esfuerzo, su capacidad para mover a otros, están cambiando muchas cosas en nuestro país y en el mundo. Es un concurso en el que los premios los reciben muchas personas todos los días.

Mabel Lozano con un compañero de su equipo durante el rodaje de #ChicasNuevas24horas

Mabel Lozano con un compañero de su equipo durante el rodaje de su proyecto actualmente en marcha #ChicasNuevas24horas. Imagen de Mabel Lozano.

Y también es un concurso que nos ayuda a abrir los ojos. El año pasado, Sagrario Mateo nos llevó a conocer la  violencia intrafamiliar, y un magnífico ejemplo de superación personal puesta a disposición de mujeres y hombres para superarla.

El año pasado también fue el pistoletazo de salida para otro homenaje, un proyecto musical, el disco Avanzadoras, que saldrá a la venta el próximo 10 de marzo y que también es un reconocimiento y un apoyo al trabajo de las mujeres que cada día superan barreras en todo el mundo. Sus beneficios irán destinados al trabajo de Oxfam Intermón en defensa de los derechos de las mujeres.

Pero hoy la noticia es Mabel Lozano, la ganadora del Concurso Avanzadoras 2015, que nos lleva a través de su trabajo documental y de ficción a otra realidad igualmente terrible: la de la trata de personas que mueve cada día 5 millones de euros según fuentes policiales y en la que las mafias tienen esclavizadas a millones de mujeres y niñas en todo el mundo. Pero no hablamos de una realidad lejana. Está aquí, a nuestro alrededor, en nuestros pueblos y ciudades. En España.  Una durísima realidad en la que distintos países ponen las víctimas, y nosotros la clientela que paga y hace millonario el negocio. Así que es importante reconocer el trabajo de alguien que, como Mabel, ha escrito, dirigido, y producido proyectos audiovisuales imprescindibles como Voces o Escúchame para obligarnos a abrir los ojos ante la trata. Aquí una durísima y brillante muestra:

Son muchas las causas y muchas las mujeres destacadas. El jurado ha seleccionado como finalistas a Laura Teresa Negrillo que superó un cáncer de mama y ha promovido una iniciativa parlamentaria para que la seguridad social incluya las prótesis capilares en su catálogo. Y a Patricia Orejudo, abogada, profesora universitaria de derecho internacional y activista de la Campaña Estatal por el Cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). Enhorabuena a ellas también, y nuestro compromiso de difundir sus causas y las de otras muchas propuestas presentadas al concurso.

Desde hace más de 30 años Oxfam Intermón trabaja por los derechos de las mujeres porque, para lograr un mundo sin pobreza e injusticia, es imprescindible que las mujeres y las niñas ganen poder sobre todos los aspectos de sus vidas y vivan libres de violencia. Son muchas las que  cada día superan barreras y nos ayudan a avanzar desde sus casas, sus barrios, sus pueblos y sus ciudades. Por eso merece la pena agradecer su esfuerzo y dedicarles el mejor homenaje: colaborar con sus causas.

Feliz Día de la Mujer

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Quiero conocer tu historia

Por Patricia AndersenPatricia Andersen

Hace unos días abrimos una ventana para que nos enviéis vuestras propuestas para la segunda edición del concurso #Avanzadoras. Muchos de vosotros y vosotras ya conoceréis esta interesante propuesta con la que desde Oxfam Intemón en colaboración con este diario queremos dar un merecido reconocimiento a aquellas mujeres que trabajan en nuestro país para lograr una sociedad mejor, más igualitaria y justa. Todas podemos ser avanzadoras y cualquier ámbito es válido organizaciones, asociaciones, literatura, arte, deporte…Sólo es cuestión de mirar dentro de nosotras y ver qué hacemos para avanzar y que los demás avancen con nosotros.

Ya hemos recibido las primeras propuestas y estamos encantadas con muchas de las historias. Hemos descubierto casos de mujeres que luchan por la igualdad de género en organizaciones, que emprenden sus propios proyectos para lograr aquello en lo que creen o que trabajan para educar en la igualdad, tanto con niños y niñas en escuelas como con adultos a través de talleres y terapias familiares.

(C) Oxfam Intermón

(C) Oxfam Intermón

La lucha contra la violencia de género es también una de las principales causas que nos han hecho llegar muchas de las mujeres que nos han escrito contándonos su historia. También la defensa de la infancia que como nos estáis demostrando se puede ejercer de muchas y variadas formas: luchando contra la pobreza infantil, defendiendo la educación o fomentando el deporte en la adolescencia, por poner algunos ejemplos.

Las mujeres emprendedoras merecen también una mención aparte. Hemos recibido historias de mujeres que han decidido dedicar su empresa al comercio justo, ofreciendo una alternativa de consumo a todo aquel preocupado por las condiciones de casi esclavitud y explotación infantil que muchas veces dominan la industria, especialmente la textil.

¡Y no nos podemos olvidar de las avanzadoras que  luchan por la defensa de los animales a través de las asociaciones protectoras de animales!

En definitiva, historias de mujeres que han sido testigo o víctimas de situaciones injustas y han decidido trabajar por el cambio. Por ellas mismas y por las demás mujeres. Porque es posible lograr cambios.

El jurado formado por Flor de Torres, (Fiscal Delegada de Andalucía de Violencia sobre  la mujer, y colaboradora habitual de Más de la Mitad), Virginia Pérez Alonso (vicedirectora del grupo 20minutos) y Lucila Rodríguez-Alarcón (directora de comunicación de Oxfam Intermón) tendrá la dura tarea de escoger entre todas las propuestas que recibamos, a las finalistas y a la ganadora del concurso #Avanzadoras de este año.

¿Te has sentido identificada? Hay muchas avanzadoras a nuestro alrededor y a veces ni nos damos cuentas. Nosotras mismas podemos serlo. Anímate a enviarnos tu historia o la de la avanzadora que conzocas. Puede ser tu hermana, amiga, madre, pareja… Tienes hasta las 00:00 del 02 de marzo para entrar en la web del concurso y contarnos tu historia.

Queremos que recibas el homenaje que mereces.

Patricia Andersen estudia Comunicación Audiovisual y colabora en el departamento de comunicación de Oxfam Intermón

¿Quién tiene prejuicios?

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Los prejuicios respecto a lo que se debe y no se debe ser, comportar, actuar, pensar, etc., están inmersos en cada persona mucho más profundamente de lo que creemos, afectando en cada decisión que tomamos, por pequeña que sea. El aspecto más relevante es que a menudo ni somos conscientes de tenerlos, y decidimos un tipo de comportamiento guiados por ellos; pudiendo tener consecuencias negativas para otras personas, para uno mismo, y para toda la sociedad.

Cartel de la película 'Las mujeres de verdad tienen curvas'.

Cartel de la película ‘Las mujeres de verdad tienen curvas’.

El otro día en una comida me contaban que un chico había sido padre y que no solicitó los veinte días de permiso de paternidad por las represalias que eso pudiese tener en su empresa, ya que ninguno de sus compañeros lo hacía. Hace unos meses una mujer me decía en terapia lo culpable que se siente por el volumen de trabajo que tiene y lo poco que ve a sus hijos, cuando el marido es el que pasa más tiempo con ellos. Mujeres inmigrantes que se responsabilizan de mantener a toda su familia en el país de origen y que no se permiten nada para ellas, niños que preguntan a sus progenitores cómo hacen el amor dos mujeres o dos hombres y obtienen silencio por respuesta, mujeres que toman la iniciativa para tener relaciones sexuales y son vistas como fáciles o busconas, un padre de familia que se siente hundido al estar en desempleo al ser visto como el único responsable del mantenimiento económico de su familia, mujeres maduras sin pareja a las que se les adjudica una «tara» sin valorar la opción y elección personal de no mantener una relación afectiva estable, organismos públicos o privados que no promueven el ascenso de mujeres a puestos directivos por ser madres, chicas musulmanas que llevan el velo y son vistas como raras o peligrosas, adolescentes que reniegan de su cuerpo por no cumplir con los modelos que aparecen en la publicidad y en los medios de comunicación, etc.

Algunos ejemplos, pequeños detalles, respuestas puntuales que siguen cargadas de prejuicios sobre lo que deben y no deben de ser los hombres y las mujeres, las madres y los padres, las culturas, las religiones, las parejas, las familias, el trabajo, las relaciones sexuales, la educación, el deporte, etc.

Los prejuicios abarcan diferentes secciones. Son ideas que sirven para establecer un juicio antes de que sea fundado, o experimentado. Pasan de generación en generación, ya que los adquirimos de personas relevantes para nosotros, en un contexto y momento determinado que no tiene por qué ser exclusivamente en la niñez; por ejemplo, si voy de viaje y mi guía me comenta de una ciudad donde sus habitantes son muy peligrosos, sin haberlo experimentado en persona, es fácil que  integre que me tendré que alejar de personas de ese lugar. Se acaba asumiendo entonces esa idea como propia.

Realmente funciona para la persona que prejuzga ya que le simplifica la vida: ‘Esto es bueno, esto es malo, esto es peligroso, esto es lo correcto, esto es lo incorrecto.…’ De esa forma los prejuicios pueden servir para facilitarnos la vida, darnos seguridad, y protegernos, pero también nos limitan, ya que no dejan de ser ideas que nos implican decidir, responder, y comportarnos de determinada manera muy sesgada. Además  suelen ser bastante estables, aunque haya distintas pruebas en contra que lo pudiesen refutar.

Hay países donde la amistad entre un hombre y una mujer fuera de lo que es una relación conyugal es mal vista y castigada. Otros, incluido España, donde muchas mujeres son asesinadas cuando empiezan a decir no, porque siguen siendo consideradas una propiedad de su pareja. A la mujer frecuentemente se le ve como un objeto (de satisfacción, de cuidado..), en vez de sujeto, donde se realza su apariencia física, antes que su inteligencia.

Prejuicios que están en la familia, en el colegio, en las relaciones laborales, en la pareja, en la publicidad, en todas las sociedades, y que debemos de reflexionar en cómo nos afectan y limitan.

Y tú, ¿qué prejuicios tienes?

Alejandra Luengo. Psicóloga clínica,  combino la atención psicológica en servicios públicos con la consulta privada. Creo firmemente que se pueden cambiar las cosas y en esa dirección camino. Autora del blog unterapeutafiel.

¡Viva la hospitalidad!

Por María Alexandra Vásquez 

Os invito a que nos coloquemos como espectadores de una situación que vivió una persona un sábado por la mañana. Toma un autobús interprovincial y al llegar a su primera parada, se baja del autobús y se dirige al maletero para sacar sus cosas. El conductor arranca el autobús sin previo aviso, y se cierra el maletero automáticamente, cuando la persona está dentro. La gente que lo ve desde la calle empieza a gritar para avisarle de que está una persona dentro, y al darse cuenta el conductor, frena,  abre el maletero y se baja del autobús para ver qué pasa. La persona intenta salir, pero cuando el maletero se abre, le golpea en la cabeza y la impulsa dos metros atrás. Queda inconsciente por unos minutos. Escucha a lo lejos que el conductor expresa que tiene mucha prisa, y que no puede hacer nada y se marcha, tras indicar al acompañante de la persona que la lleve al centro de salud que está a una calle de allí. Sin más, el autobús se va. Y la persona es auxiliada por unos vecinos, que la ayudan a llegar al centro de salud.

 

Si la convivencia fuera como en los anuncios... Imagen de TrasTando.

Si la convivencia fuera como en los anuncios… Imagen de TrasTando.

La persona sufre traumatismos en piernas y columna vertebral, que afectan a sus vértebras lumbares, dorsales y paravertebrales. Padece varias contracturas en la pierna, y mantiene los músculos inflamados después de 13 meses durante los cuales no ha podido cumplir con las sesiones de fisioterapia necesarias por falta de dinero. Permanece con fuertes dolores que le impiden ponerse en pie y en razón de la imposibilidad de tener autonomía desde los servicios sociales le asignan la ayuda a domicilio por dependencia para un semestre.

Tenemos la paradoja de que el conductor, responsable de sus pasajeros, y en este caso la persona que con su irresponsabilidad genera el daño, ‘se escaquea’ -usamos el término coloquial que significa evitar un trabajo, una obligación o una dificultad con disimulo-. Y en cambio hay unos vecinos, simples espectadores, que prestan su apoyo, ayudan, a pesar de que para ellos la víctima es una total desconocida. ¿Cómo es posible que seamos tan diferentes y que entre todos seamos capaces por un lado de generar acogida, ayuda, apoyo y por otro, indiferencia, rechazo, insensibilidad y desprecio?

Podríamos pensar en las causas y nos llevaría mucha ‘tinta’, que no vamos a malgastar porque sin duda la insensibilidad e indolencia existen. Esperemos que la causa responda a la ignorancia del sufrimiento del otro, que nos hace ser responsables de actitudes así, calificables de ‘pecado de omisión’ -por no entrar en el delito de omisión del deber de socorro, regulado en el Título IX del Código Penal con pena de prisión-, en el que cabría inscribir la actitud del conductor. Se inició un juicio penal, pero del letrado privado, después de recibir sus honorarios profesionales, no se supo más. La víctima no pudo someterse a los exámenes periciales ordenados por el juez, y el proceso se encuentra suspendido, según tuvo que investigar la víctima por su cuenta.

Pecar, desde el punto de vista cristiano, se entiende como esa trasgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno, que alude directamente a la negación de prestar auxilio a una persona que lo necesita, teniendo las posibilidades humanas para ello. Es una actitud inadmisible, pero ¿qué pasa cuando introducimos en la situación las caracteristicas de la víctima? ¿Podría cambiar algo? Pensamos que puede pasarle a cualquier persona: mi herman@, marid@, hij@, prim@, niet@, sobrin@, o en cualquier circunstancia: imaginemos que no le pase en su país, sino que se haya marchado a otro a buscar trabajo. La víctima es una mujer de Guinea Ecuatorial de color, de mediana edad con tres hijos: 10,  13 y 1 año, sin papeles en España desde hace 8 años, con un trabajo precario a jornadas parciales en empleo doméstico, hasta el accidente, que ella y sus hijos sobreviven gracias a las redes de apoyo sociales, que vienen a ser testimonios de solidaridad, aprecio, acogida y hospitalidad.

Muchas veces actuamos por condicionamientos externos, que nos llevan a olvidar de que todos somos seres humanos con dignidad, que bajo cualquier circunstancia los valores que deben prevalecer son el respeto, la solidaridad y la hospitalidad, porque cualquier día esa víctima puede ser cualquiera de nosotros. El ser migrantes simplemente nos indica que hemos sido personas valientes, arriesgadas y con una profunda esperanza de encontrar un espacio donde desarrollar nuestras propias capacidades, aportar todo lo que traemos, y formar parte de una comunidad que no es perfecta, aunque pretenda serlo, y que se alimenta de la diversidad innata de todos para construir sociedades plurales, democráticas y justas.

María Alexandra Vásquez forma parte del área jurídica del Centro Pueblos Unidos.

Ensalada de estereotipos

Por Mariana Vidal Mariana Vidal

‘El último, nena’, decían los alumnos de un conocidísimo colegio de Madrid cuando se retaban a iniciar una carrera. Han pasado los años, pero este video de una empresa norteamericana sobre los estereotipos respecto a las niñas me ha recordado esa frase.

Los vemos por todas partes, porque son profecías autocumplidas. Tratamos inconscientemente de confirmarlos, de que las personas que conocemos se adapten a un esquema de conocimiento anterior. Por eso triunfan.

Me parece tan revelador el video como la ristra de comentarios que lo acompañan en Facebook: estereotipo tras estereotipo, insisten en que los hombres tienen más masa muscular, que decir esto es una forma de picar a las niñas y ellas pueden decir otra cosa… Frente al argumento irrefutable de que existe un estereotipo que refuerza una idea tan añeja como la presunta incapacidad de las niñas para la actividad física. Estereotipo desmentido por el último mundial de natación, por no ir más lejos.

El debate sobre los estereotipos de género está cada día sobre la mesa, en nuestras pantallas, en nuestros colegios, en nuestras relaciones familiares y laborales. Quizá videos como este, publicitarios o no, puedan ayudarnos a entendernos mejor y pensar de otras posibles formas.

 

Mariana Vidal es comunicadora y especialista en América Latina.