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Aliadas: treinta años de trabajo con y por las mujeres

Rosa M. Tristán Rosa Tristán

Mujeres luchadoras, mujeres que caminan juntas, mujeres que pedalean con bicicletas con ruedas cuadradas, mujeres a las que se cierra la boca, que hablan al mundo, que callan la violencia que sufren, que vuelan o que hacen equilibrismo en el vacío. Son algunas de las imágenes expresadas en 60 obras de arte que estarán dentro de tres días en el centro de Madrid. Cada una nos retrata en una de esas facetas que nos convierten, en conjunto, en un caleidoscopio. Cada una es un espejo en el que podemos mirarnos, y reconocernos y aliarnos con la que está al otro lado. No se puede elegir porque somos todas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

No voy a mencionar a cada una y cada uno de los artistas que participan en esta muestras con la que Alianza por la Solidaridad conmemora 30 años de trabajo. Si diré que son 59 grandes, en realidad 60 si añadimos al comisario, que también lo es. Son demasiados como para no tener que dejar fuera a alguien cuyo nombre y trabajo se ha aliado solidariamente por una causa tan justa y tan necesaria como la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres en todos los ámbitos de la vida y todos los rincones del mundo. Los hay muy famosos y los hay que podrían llegar a serlo en el futuro.

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Nadie Abu Nahla: estrategias activistas contra la violencia en Gaza

Rosa M. Tristán Rosa Tristán

A los 12 años de edad, Nadia Abu Nahla ya escribía artículos en el periódico palestino Al Hayat. Hoy es la directora de la organización Women´s Affairs Technical Committees (WATC) en Gaza y, sobre todo, una luchadora por los derechos de unas mujeres que han nacido y que viven en desamparo por parte de su gobierno, hoy en manos de Hamas, de la comunidad internacional y dentro de sus propios hogares, Activista y feminista, el Comité que hoy dirige Nadia quiere romper con el silencio de esas palestinas con derechos pisoteados, con vidas envueltas en un círculo de violencia del que llevan demasiados años sin salir.

Nadie, durante su reciente visita a España. Imagen: Rosa M. Tristán / Alianza por la Solidaridad

Nadie, durante su reciente visita a España. Imagen: Rosa M. Tristán / Alianza por la Solidaridad

Nadia ha visitado Madrid y ha querido conocer a quienes trabajan en Alianza por la Solidaridad, una ONG española que apoya su trabajo contra la violencia de género en esa Franja bloqueada por el Estado de Israel desde hace ya nueve años. Es demasiado tiempo para esos 1.800.000 seres humanos encerrados en apenas 385 kilómetros cuadrados, veinte veces menos que la Comunidad de Madrid.  En cuanto empieza a hablar impresiona su fortaleza y su tesón después de tantas décadas de lucha, tanto como sus profundas ojeras.

“Nací en Gaza de un padre implicado en la política y una madre que era profesora y que llegó a dirigir su colegio. Todos en casa hablaban del sufrimiento de perder su país en 1948 para convertirse en refugiados. Crecida en ese ambiente, desde muy joven me impliqué en la política y a los 12 años ya escribía en un periódico. Que yo sepa fui la primera niña en hacer algo así”.

Con esos comienzos no resulta extraño que en la universidad no tardara en movilizarse políticamente, ‘sobre todo cuando comprobé que mis compañeras no eran conscientes de los derechos que no disfrutaban, de la discriminación de su estatus respecto a los hombres.  Sus escritos en este sentido, le generaron no pocos problemas con las autoridades académicas. ‘Tuve trabas, que siguieron muchos años después, cuando el Estado de Israel me impidió continuar mis estudios en la Universidad de Birzeit, en Ramala, al prohibirme salir de la Franja durante cinco años bajo amenaza de cárcel’, recuerda.

En los años 80, cuando los grupos islamistas tomaban fuerza en Palestina, una joven Nadia de 18 años era elegida como representante estudiantil en su campus, la única mujer que ha ostentado ese puesto desde entonces. Años después, a raíz de la Primera Intifada de 1987, se convertiría ya en una reconocida activista en apoyo de las mujeres palestinas, ya fuera organizando  ayudas familiares, escribiendo informes o realizando acciones que las concienciaran sobre unos derechos que eran desconocidos para la mayoría.

Son recuerdos que me va traduciendo del árabe Sabah A. Armana, una  palestina que la acompaña y que vive en España. Sabah llegó a ser directora general del Ministerio de Asuntos Sociales de su país. Hoy, con el estatuto de refugiada política, sobrevive con apenas 450 euros de ayuda pública en Madrid, donde aterrizó hace cuatro años.

Ambas, Nadia y Sabah, tienen buen recuerdo de los acuerdos de Oslo de 1993, que permitieron crear la Autoridad Nacional de Palestina, y de la explosión de organizaciones que surgieron después, un panorama en el que las mujeres quisieron reivindicar su papel, invisibilizado por el gabinete de Yassir Arafat. “Entonces montamos el Comité (Women´s Affairs Technical Committees) y peleamos para que no se implantara por ley la obligación de pedir permiso al padre o al esposo para poder trabajar fuera de casa, tal como se pretendía. Otras metas no las conseguimos entonces, pero sí después, como una cuota del 20% en las candidaturas electorales”.

Todos estos avances se truncaron con la victoria de Hamas en Gaza, con el bloqueo, con los bombardeos continuos de Israel sobre las familias del recientemente denominado Estado de Palestina. “Ahora Hamás tiene  el control de las calles. A las niñas se las obliga a llevar velo en las escuelas. Es una vuelta al pasado en derechos que habíamos conseguido”, denuncia Nadia.

Un velo de tristeza se posa sobre su mirada, mientras su voz se torna indignada.  “La comunidad internacional no aceptó el triunfo de Hamás en 2006 y desde entonces no recibimos ayuda. En cinco años hemos sufrido tres guerras, 11.000 familias no tienen vivienda. A menudo nos falta la luz, el agua para beber, la comida. No se han reconstruido las infraestructuras que Israel destruyó porque el bloqueo lo impide. Y fallan los servicios de salud, la educación, la posibilidad de tener un empleo”, enumera acelerada, como si quisiera golpear la conciencia abstracta de esa comunidad internacional con sus palabras.

Todos sus compatriotas en Gaza viven con ello, pero reconoce que las palestinas son quienes más reciben los impactos de ese olvido. “La violencia de género aumenta cuando los maridos no trabajan y detectamos cada vez más depresiones entre las mujeres, que aumentan los suicidios.  Otras están cayendo en la adicción a drogas para evadirse de esa realidad de la que no creen poder escapar. En WATC les ayudamos, les damos formación sobre violencia, sobre sus derechos, intentamos que se organicen y que sean capaces de tener una profesión y unos ingresos. Pero el mundo no puede  cerrar los ojos a lo que pasa allí. Deben abrirlos y deben hacerlo ya”.

Rosa Martín Tristán es Coordinadora de Comunicación de Alianza por la SolidaridadAlianza por la Solidaridad trabaja con Women´s Affairs Technical Committees (WATC) en Gaza desde 2011 con un proyecto de lucha contra la violencia de género y  que incluye campañas de sensibilización para toda la población y es financiado con fondos de la Agencia  Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID)

Día Internacional de acción por la salud de las mujeres: cuerpos y derechos

Por Rosa Martín Tristán Rosa Tristán

En la actualidad, 800 mujeres mueren cada día por causas directamente relacionadas con el parto y el embarazo, 47.000 mueren en abortos inseguros cada año y a dos millones de niñas se les practica la ablación del clítoris. En España, se acaba de aprobar una reforma de la Ley del Aborto que obliga a las menores a tener la autorización de sus padres y madres para interrumpir un embarazo, vulnerando su derecho a decidir. Este es un escueto resumen de lo que supone para la mitad de la población mundial no tener acceso a los derechos relacionados con su cuerpo, con su salud, con su bienestar y su dignidad.

Imagen alegórica de la campaña. Cortesía de Alianza por la Solidaridad.

Imagen alegórica de la campaña. Cortesía de Alianza por la Solidaridad.

Hoy  jueves, 28 de Mayo, se celebra el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, una jornada que, como tantas otras, tratan de poner el foco sobre situaciones que en pleno siglo XXI parecen sacadas del libro de los horrores. ¿Acaso no lo es que millones de mujeres sean obligadas a tener hijos que no quieren? ¿Acaso no lo es que se les mutile el cuerpo?  ¿O que mueran al abortar?

La campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, promovida por la coalición internacional Action2015, que hoy se lanza a nivel internacional, parte del convencimiento de que las generaciones futuras no podrán disponer de un mundo justo, igualitario y sostenible sin que los derechos a la salud y a una sexualidad y una reproducción elegidas en libertad, sean una realidad.

Action2015, en esta jornada, hace hincapié especialmente en estos derechos para las jóvenes, y promueve que sean reconocidos en las cumbres mundiales de Naciones Unidas que tendrán lugar este año como un objetivo fundamental en el compromiso por un mundo más justo y sostenible.

Ese ese el objetivo de la campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, que se celebrará en diferentes países de forma simultánea y que en España promueve Alianza por la Solidaridad.

En la misma, participan cinco reconocidas feministas, cineastas y periodistas, en un vídeo en el que responder a una pregunta sencilla: ¿Por qué como mujer tiene derechos sobre su cuerpo? Y las respuestas, contundentes, nos dicen que queda mucho por recorrer, aunque también mucho hemos avanzado.

En definitiva, hay que aprovechar la oportunidad que supone la definición de la nueva Agenda de Desarrollo Posterior al 2015 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible para instar a los Estados que adopten una visión que permita alcanzar los compromisos asumidos hace más de 20 años en Beijing. Ha pasado demasiado tiempo.

Alianza por la Solidaridad convoca a una acción de calle en Madrid para visibilizar esta campaña. Hoy jueves 28 de mayo estará en las calles para invitar a toda la ciudadanía a participar en un photocall con un tatuaje (calcomanía) en el que puede leerse este mismo lema: “Mi cuerpo, mis derechos”. Todas las imágenes tomadas formarán parte de la campaña a nivel mundial. Es una acción que tendrá lugar en la plaza junto al Museo Reina Sofía de Madrid (calle Santa Isabel, 52) entre las 11 y las 19 horas de hoy jueves 28 de mayo. Os invitamos a pasar por allí.

Rosa Martín Tristán es Coordinadora de Comunicación de Alianza por la Solidaridad.

Cinco mujeres chinas

 Por Rosa Martín Tristán Rosa Tristán

Cinco mujeres chinas han sido detenidas por salir a la calle a defender sus derechos. Cinco activistas que pensaron que preparar acciones para el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, no podía ser perseguido en el mismo país que prepara con la ONU una cumbre mundial sobre la mujer para el mes de septiembre de este año, justo 20 años después del encuentro de Beijing; y con el mismo presidente, Xi Jinping, que dijo al tomar el poder que los derechos de las mujeres serían una prioridad en sus políticas… Lo pensaron, si, pero se equivocaron y ahora las cinco están entre rejas porque dos días antes de esa fecha preparaban una actividad tan peligrosa y delictiva como es repartir pegatinas contra el acoso sexual en el transporte público en Pekín.

Imagen de la campaña por la liberación de las mujeres chinas.

Imagen de la campaña por la liberación de las mujeres chinas.

Ha pasado más de una semana desde que Li Tingting, de 25 años, también conocida como Li Maizi, Wang Man, Wei Tingting, Zheng Churan y Wu Rongrong , conocidas activists por los derechos humanos, decidieron participar en las acciones que se planificaban a nivel global dentro del movimiento Action/2015. Es un movimiento que aglutina a más de 1.200 organizaciones de todo el mundo para que en las dos grandes cumbres políticas de este año (la Cumbre del Clima y la Cumbre sobre los nuevos objetivos de desarrollo sostenible) tengan sobre la mesa las exigencias de la sociedad civil. Entre ellas, Alianza por la Solidaridad, y como tal participamos el 8 de marzo en acciones por todo el mundo.

En China, las cinco detenidas querían repartir pegatinas a los usuarios del metro, los trenes, los autobuses con  unos delictivos mensajes: “Fin del acoso sexual, permítannos seguridad” o “Policía, detenga al acosador sexual”. Pero no fue posible. Las autoridades chinas determinaron que pretender que a una mujer no la metan mano y que el que lo haga sea denunciado, es “generar disturbios” y “buscar problemas”. Así lo han señlado.

Resulta difícil de creer, y lo digo desde las muchas desigualdades que aún sufrimos en España, que un Estado del siglo XXI, que es la gran potencia económica del momento, que prepara su propia estación espacial, que presume de innovación tecnológica, persiga y arreste a cinco jóvenes, algunas en su propia casa, por querer que no haya más vejaciones a las mujeres, y aún es más sorprendente descubrir que  el mismo Gobierno ‘vende’ pùblicamente, y ya era hora, la próxima aprobación de una ley contra la violencia de género y los abusos sexuales.

Desde Alianza por la Solidaridad hemos lanzado una campaña de recogida de firmas dirigidas al embajador de China en España. Lo hacemos porque esa doble cara, la que tiene el Gobierno de Jinping en los organismos internacionales y la que viven cada día las activistas chinas de derechos humanos, debe ser denunciada. Sólo la presión internacional puede lograr su pronta liberación.

Hace unos años conocí en Vietnam a hombres chinos que iban a buscar mujeres al país vecino. En su país no encontraban. Tras el genocidio silencioso de las niñas, más recientemente con abortos selectivos o utilizando técnicas de fecundación ‘in vitro’, generaciones enteras se han quedado, y aún se quedan, sin posibilidad de encontrar pareja. Las compraban como una mercancía más a sus familias.

Ahora, estas detenciones no hacen sino poner en el escaparate global las incongruencias de una sociedad que presume de desarrollo mientras los derechos humanos son papel mojado.

Por las cinco, que son el espejo de millones, yo ya he firmado ¿Y tú?

Rosa Martín Tristán es Coordinadora de Comunicación de Alianza por la Solidaridad.