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Reflexiones de una librera
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«Déjate de moralinas y biblioretoza con Fanny Hill, la gran libertina de novela»

En cuestión de pasiones -altas, pero sobre todo bajas- Fanny Hill del inglés John Cleland es la biblioreferencia indiscutible, querid@s. Todo un clasicazo de la literatura erótica y de la literatura sin más. Y en reginaexlibrislandia rendimos pleitesía a esta criatura irreverente, ligera de cascos, generosa de escote y con amplitud de miras que lleva dos siglos sembrando bibliopolémica y envarando a mojigat@s de boquilla con sus memorias de casquivana sin complejos y con final feliz.

(Fanny Hill, 2007 / BBC)

(Fanny Hill, 2007 / BBC)

Porque las inquietudes, experiencias y aprendizajes de esta gran dama del libertinaje dentro y fuera del catre en el Londres dieciochesco relegan a Anastasia Steele, a su Grey y a todas sus sombras a la categoría de anécdotas de colegiales en plena explosión hormonal.

Os lo digo yo que no solo acabo de releerla, sino que decidí que ya era hora de consagrar un rinconcito de reginaexlibrislandia a Fanny Hill, Memorias de una mujer galante. Así que hice un pedido especial de ejemplares de la edición de Akal, y mientras lo recepcionaba café en mano y sonrisa pícara bajo mi regino pelucón mi atribulado librero no pudo más, y me espetó:

Librero: Oye, Regina, ¿y ESO?

Regina: ¿Qué? ¡ah! Son los ejemplares de Fanny Hill, de John Cleland en la edición de Akal que pedí. Acaban de llegar.

Librero: Pero, ¿por qué la destacamos?

Regina: Bueno, tras nuestro particular San Calentín de novela releí esta edición de Akal y pensé que era hora de reivindicar a Fanny, y de prescribirla es estos bibliolares. ¿La leíste?

Librero: Pues, sinceramente, no. Sé que son las memorias de una prostituta y un referente de literatura erótica, pero poco más, la verdad.

Regina: ¡Uy, querido! Pues sabes muy poco. Aquí donde la ves la buena de la Fanny es un clásico de la literatura erótica y un best seller mundial, y eso que en sus dos primeros siglos se vendió solo de forma clandestina. De hecho y a pesar de haber estado prohibido hasta la segunda mitad del SXX es el libro más reimpreso en inglés, ahí es nada. Y ten en cuenta que, cuando lo publicó John Cleland, la literatura pornográfica estaba en pleno apogeo en la Ilustración porque se utilizaba para satirizar cuestiones peliagudas como la religión, la ideología, a las clases privilegiadas y demás, así que no era fácil destacar.

Librero: Pero, entonces, ¿qué demonios tiene de especial?

Regina: Pues mira, por su enfoque novedoso -es la propia Fanny la que relata su vida encadenando amantes y burdeles sin ningún complejo ni remordimiento- y por esquivar con enorme creatividad los dos grandes escollos del género erótico, que eran y siguen siendo la reiteración y la vulgaridad. Al primero Cleane se lo peina con un despliegue sin igual de metáforas y símiles para citar sin nombrarlos de forma explícita órganos genitales, hábitos y posturas, mientras que la segunda es inexistente. La picaresca, el humor y la interiorización voluntaria y consciente de una forma de vida le dan otra vuelta de tuerca a la desenfrenada actividad de los burdeles.

Librero: Mmmm, no sé, no me interesa, qué quieres que te diga.

Regina: hazme caso, querid@, fue, es y seguirá siendo un novelón revolucionario por muchos motivos. Es Fanny quien termina en un prostíbulo, sí. Pero desde que llega lo asume, experimenta, aprende y saca partido de la situación. Tanto que, y este es otro de los grandes aciertos de Cleland, relata sus memorias sin vergüenza ni arrepentimiento, como un proceso de formación y deleite, y plenamente consciente de quién es y de cómo ha llegado hasta su presente, que, además es todo un «happy ending«. Y lejos de recibir castigos bíblicos o repudia social por ser una casquivana, y más lejos aún de lidiar con la culpa o el arrepentimiento por sus muchos, muchísimos pecados ella tiene todo lo que quiere, buen estatus social incluido.

Fanny Hill

Fanny Hill

Librero: Ya, pero es que a mi el género erótico como que no…

Regina: Te vas a sorprender, porque la clave es la forma: solo por ver el despliegue de recursos de John Cleland para contar, describir y relatar sin hacerlo de forma sórdida, soez o explícita ya vale la pena. Creo que conté hasta 30 maneras de referirse al pene sin nombrarlo, tú me dirás.

Librero: ¡Ya ves! A eso me refiero… ¿qué más me da a mi cómo se le ocurra no-nombrar un pene? ¿o cómo se lo monte con sus clientes? ¡Que no, que no!

Regina: ¡Anda, anda, déjate de moralinas y biblioretoza con Fanny Hill, la gran libertina de novela!

Al final, no sé si por interés o para que le dejara en paz, mi librero se llevó Fanny Hill, memorias de una mujer galante (Akal). No me malinterpreteis, querid@s: no soy una bibliofundamentalista ni tiro de látigo ni de galones para obligar a leer según qué títulos. Es que sé que es una novela que vale la pena y me apuesto el pelucón a que, una vez la empiece, se la va a leer del tirón.

Igual que vosotros si os decidís a biblioretozar con Fanny. No os arrepentiréis porque, después de todo, no soy solo yo, Regina ExLibris, quien os la recomienda. Son legiones de lectores de todo el mundo quienes lo llevan haciendo más de dos siglos. Y aunque hasta bien entrada la segunda mitad del SXX (en España hasta 1977, sí, 1977, y eso después de un tira y afloja legal del fundador de Akal con la censura) seguía leyéndose en la clandestinidad.

Pero gracias a la Providencia Librera y a unos cuantos editores Fanny Hill, memorias de una mujer galante anda suelta por las librerías y es, sin duda, una novela que todo el mundo debería leer al menos una vez. Incluidos Anastasia Steele, su Grey y todas sus sombras. Palabra de Regina ExLibris.

Pasa un ‘San Calentín’ de novela…

Hay veces en que esto de tener personalidad múltiple tiene sus ventajas, siempre y cuando todas mis reginas disociadas alcancen un consenso relativo, claro.

Por ejemplo, la semana pasada y tras arduas deliberaciones la Cámara Baja de reginaexlibrislandia acordó en pleno la no consagración del escaparate ni de rincón alguno de la librería al inminente Día de los Enamorados.

Y no solo porque de San Valentín lo único que tolero son los bombones de licor (y si, queridos, escupo el chocolate), sino porque he visto tantas aberraciones escaparatísticas con motivos en forma de corazón y títulos tan penosamente escogidos en tan pocos días que tengo la sensibilidad en carne viva, y las retinas humeando.

Si alguien entra en mis confines pidiendo asesoramiento sanvalentiniano haré lo que libreramente pueda y siempre según mi método empático: sonsacar retazos de su relación (¿matrimonio?, ¿affaire sin futuro?, ¿idilio adolescente?, ¿romance maduro?, ¿de ella para ella, de él para él, de ella para el o de el para ella?) antes de aventurarme a ‘recetar’ libros ‘de amor’. Y cuando eso pase os lo contaré.

Pero hasta ahora quien vino buscaba otra cosa más afín al temperamento de quien suscribe:

– Mira, quería un libro para regalar el jueves, pero nada de amor ni poesía.- ¿Algo de fotografía o de viajes?

– No, me refiero a algo con lo que animarnos ella y yo. Algo para leer juntos..

– Ah, ¿dice para celebrar San Calentín?

– ¿Qué? ¿Cómo? Ja, ja, ja… si, eso, eso…

Así que durante un rato entrañable y surrealista fuimos Dorothy y el hombre de Hojalata caminando no sobre baldosas amarillas, sino sobre lomos de libros de pesos pesados de las letras con personajes y escenas de alto voltaje y bajas pasiones que ponen al lector más recio mirando a Oz.

Allá van mis clasicazos en el no-género de los títulos más escandalosos de la historia de la Literatura:

EL AMANTE DE LADY CHATTERLEY, DH Lawrence. La intensa y sugerente relación entre una mujer de alcurnia y su jardinero es todo un reflejo de la moralista Inglaterra de principios del siglo XX.

LA LOZANA ANDALUZA, de Francisco Delicado. Publicada de forma anónima en Venecia en 1528 y tachada de soez, esta novelita picaresca narra las aventuras de una joven andaluza que, con su vocación de cortesana, revoluciona la Roma del primer cuarto del SXVI.

LAS EDADES DE LULÚ, Almudena Grandes. Lulú, que siendo una niña sucumbe a la atracción por un joven amigo de la familia, se dejará arrastrar indefensa al infierno de deseos peligrosos cuando pasa la treintena.

EMMANUELLE, A. de Emmanuelle. Hacer el amor a todas horas, en cualquier lugar y con la persona a la que se desea es la ley por la que se rige Emmanuelle cuando viaja a Bangkok para reunirse con su marido.

MEMORIAS DE UNA CANTANTE ALEMANA, W,S, Devrient. Atribuido a la famosa cantante alemana W. S. Devrient, aún sigue siendo el libro más leído de la literatura erótica germana.

LA FILOSOFÍA DEL TOCADOR, Marqués de Sade. Peripecias de una joven iniciada en el sexo por tres preceptores que desconocen –o no– los límites entre el bien y el mal.

FANNY HILL, John Cleland. En este clásico de la literatura libertina y cuento de hadas erótico una incauta joven de provincias cae en la prostitución al llegar a Londres.

LA BELLA DESCONOCIDA, Guy de Maupassant. Dedicado desde joven al flirteo con una voracidad de ave de presa, Maupassant recrea sus vivencias en una colección de lo que él llamó sus «cuentos libertinos», sobre burguesas maduras que suspiran por fornidos remeros o pícaras chicas en flor.

LAS ONCE MIL VERGAS, Apollinare. Publicada entre 1906 y 1907 para un círculo restringido, se extendió como la pólvora por los salones mundanos de París, rendidos ante la desenfrenada cadena de orgías con episodios de bestialismo, sadismo, pederastia y necrofilia.

HISTORIA DE O, Pauline Réage. Cuando en 1954 se publicó en Francia, estalló como una bomba en el puritano mundo posbélico, causando escándalo y desconcierto. Medio siglo después, sigue siendo un manual iniciático al sexo de jóvenes de todas las edades y países.

DIÁLOGOS DE CORTESANAS, Pierre Louÿs. Con el subtítulo de Manual de urbanidad para jovencitas, explora sin tapujos la sexualidad femenina en los prostíbulos parisinos.

INCESTO, DIARIO AMOROSO, de Anaïs Nin. Escritos entre 1932 y 1934, son el testimonio de quien buscó la libertad desde la satisfacción de sus deseos sexuales y emocionales. Hombres, mujeres, tríos y el incesto con su padre llenan las páginas de quien se sinceró consigo misma a través de la escritura.

TRÓPICO DE CÁNCER, Henry Miller. Publicada en Francia en 1934 y prohibida en Estados Unidos hasta 1962 por lo explícito de su contenido sexual, describe el desenfreno de las peripecias etílicas y carnales de un alter ego del autor en el París de los años previos a la II Guerra Mundial.

LOLITA, Nabokov. Un profesor de mediana edad vive obsesionado por Lolita, una doceañera más perversa que inocente y consciente de su poder sobre él. Humbert Humbert no tarda en sucumbir a su malsana atracción por las nínfulas y al incesto.

Mi cliente se llevó El amante de Lady Chatterley y Los Diarios de Anaïs Nin… Cuando iba a salir se giró y me dijo:

– ¡Y que pases un feliz San Calentín!

Y vosotros, ¿qué libro os han regalado, regalasteis o regalaríais por San Valentín? ¿O pensáis que no es la ocasión para dar libros?