Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

Noqueada por la deshojadora de libros

Tengo que dejar de ser tan escandalosamente permeable a estímulos literarios y/o cinematográficos, queridos. O eso o enloquezco del todo.

Es como si mi regia existencia estuviera vertebrada en tres que se despliegan en paralelo: la de las ficciones de libros y películas que me llenan las horas ajenas a la librería, la vida propia de reginaexlibrislandia y la carga vital de quienes se adentran en mis confines. Mientras cada una de ellas permanezca en su espacio no hay problema. Pero cuando hay escapes y encuentros fortuitos entre elementos de las tres a mi se me cortocircuita el pelucón y me pierdo en una dimensión desconocida: la cuarta.

Mi última visita a esa cuarta dimensión fue hace unas horas. Resulta que la noche anterior volví a ver la Rebeca de Hitchcock, porque tengo un debate pendiente con reginaexlibrislandiano asiduo sobre la adaptación del maestro británico de la novelita de Daphne Du Maurier, cuya relectura terminé hace un par de días.

Así que ahí me teníais a mi, de nuevo plumero en mano, tejiendo mentalmente mi red argumental sobre la comparativa entre novela y su versión en celuloide y mascando una de las gloriosas frases de la película:

«¿Verdad que no se puede estar cuerdo viviendo con el diablo?»

Ya que estamos os diré que ambas, novela original y adaptación, logran inquietarme hasta el delirio, así que mentiría si no os dijera que tenía el ánimo ligeramente desbocado.

Y ahí fue cuando entró ella en mis confines, una mujer de mediana edad, pelo encanecido y unas facciones tan duras que parecían horadadas en granito y que enmarcaban una mirada entre vacua y ausente. Cuando me habló lo hizo con una carga de autoridad tal que os juro por la pluma de Shakespeare que hubiera podido detener en seco una espantada de búfalos en el medio oeste norteamericano:

Clienta: Buenas tardes, señortita.

Regina: Buenas tardes, ¿puedo ayudarla?

C.: Eso espero. Quiero dos ejemplares de Nada, de Carmen Laforet; dos de El hereje, de Delibes; dos de Calígula, de Camus. Ah, si, y dos del nuevo de Ruiz Zafón.

R.: Disculpe, ¿dos de cada, o solo del de Zafón?

C.: No, dos de cada uno de ellos.

R.: Bien, a ver qué puedo hacer, un segundo.

Mientras recopilaba lo que me pidió trataba de separar mentalmente las dos figuras que mi enfermiza mente cuatridimensional acababa de solapar. Eran, claro, las de la mujer y la de la Señora Danvers, la perversa y oscura ama de llaves de la mansión Manderley obsesionada con la primera señora de la casa.

Claro, queridos, que la buena mujer aún no hubiera hecho nada definitivamente sospechoso no era obstáculo para que yo la arrastrara a mi cuarta dimensión ni para que yo me hubiera metamorfoseado en la joven e inocente segunda esposa de Maximilian de Winter…

R.: Bueno, parece que hubo suerte: aquí los tiene.

C.: Perfecto, muchas gracias. Lo normal es que me toque ir de una librería a otra porque no es fácil que siempre tengan más de un ejemplar salvo que se trata de una novedad.

R.: Disculpe pero, ¿siempre compra dos ejemplares de cada?

C.: Si, siempre.

R.: ¿Y puedo preguntarle por qué?

C.: Verá, mi biblioteca es como un santuario, así que uno de los ejemplares va directo a sus baldas. El otro es el que me leo y el que llevo encima porque me muevo mucho, tanto dentro de la ciudad como a otras ciudades. Por eso lo que hago es ir arrancando páginas según me las voy leyendo.

R.: ¿Arrancándolas dice?

C.: Si, las voy arrancando. Y cuando termino la última la tiro, junto con las pastas, al cubo de basura más próximo. Si ya me leí el libro y si el otro ejemplar ya está en mi biblioteca, ¿para qué iba yo a quererlas? Dígame usted, ¿Para qué IBA YO A QUERERLAS, SE-ÑO-RI-TA?

Ay de mi, queridos, sólo le faltó rematarme con la también mítica frasecita de Rebeca:

«Y otra cosa: no se ponga nunca un vestido negro, ni un collar de perlas, ni tenga nunca 36 años.»

Me dejó aterrada y muda, con las facciones congeladas en una mueca de estupor total.

Me hubiera gustado preguntarle que cómo podía deshojar libros impunemente, descuartizar historias y reconocérmelo con esa frialdad. Quise saber por qué no cedía esos ejemplares sobrantes a bibliotecas o cómo era que no los llevaba a librerías de ejemplares usados…

Pero no pude, la deshojadora-Danvers me noqueó, queridos. Me temo que hoy soñaré con ella…

Y vosotros, ¿qué opináis de su afición por descuartizar novelas? ¿Habíais oído algo semejante? ¿Qué diríais a la buena señora? Es más, ¿qué le digo si vuelve?

 

21 comentarios

  1. Dice ser Ana

    Yo no creo que pese tanto como para no poder transportarlo entero todo el tiempo que tarde en leerlo, en mi opinión sería mejor regalarlos aunque sea al primero que encuentre por la calle (para desacerse del «lastre» cuanto antes).Yo veo a alguien dehojando un libro mientras lo lee y desde luego q me quedaria :O. Lo mismo hasta le pediria las hojas para leerlo yo 😀

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser Capsia

    Hola Regina, llevo unos días dándole vueltas a la sección de libros de varios centros comerciales y librerías y preguntando a sus dependientes sobre libros veraniegos… me explico, la semana próxima me voy de vacaciones y mi plan es descansar y leer mucho pero me gustaría una lectura fácil, alegre y que pueda coger el hilo de la historia fácilmente. ¿Qué me recomendarías? Los que hasta ahora me han aconsejado no me han convencido mucho. Gracias.

    30 noviembre -0001 | 0:00

  3. Dice ser Izaskun

    Suena a asesinato con premeditación y alevosía… qué miedo…

    05 mayo 2008 | 2:34

  4. Dice ser Valentín Pérez

    La verdad es que no es la primera vez que me encuentro con alguien que arranca las páginas de un libro según las lee. La primera vez lo vi con mis propios ojos en el metro, un señor que leía una novela de las de kiosko y arrancaba las páginas al leerlas y las echaba en una bolsa de plástico (supuse que la intención era tirarlas después, pero vete tú a saber). La segunda vez se lo leí a un escritor de viajes en una entrevista, quizá fuera Reverte, no lo recuerdo, que leía sobre un camello e iba arrojando las páginas al viento porque igual que esta señora, cuando se viaja en determinadas condiciones hay que ir desalojando peso en cuanto se pueda. Evidentemente yo sería incapaz de hacerlo, pero parece que no es una práctica aislada…

    05 mayo 2008 | 10:21

  5. Dice ser Teblanco

    Uff… Pon un letrerito de «Reservado el derecho de admisión», porque además, si fuiste de las pocas librerías donde encontró dos ejemplares de todas las obras, seguro que vuelve.Por otro lado, su biblioteca de «libros intocables» debe ser descomunal ¿no crees?

    05 mayo 2008 | 10:22

  6. Dice ser Miranda

    Cada vez que creo que ya lo he visto todo, aparece Regina para demostrarme que no es así en absoluto. Vaya fauna que se pasea por las librerías. Y yo que creía que la gente que lee es de confianza. Si yo veo a alguien deshojando un libro cual margarita, me echo a llorar allí mismo.

    05 mayo 2008 | 11:43

  7. Dice ser Videos

    Muy buenos titulos los elegidos!!!

    05 mayo 2008 | 12:48

  8. Dice ser eunames

    Yo no sé a qué viene tanto escándalo. El fetichismo del libro previve por lo que veo. De los libros citados circulan cientos de miles de ejemplares por el mundo en diversas ediciones. No se pierde nada porque una señora los despedace, que es una forma de lectura como otra. En el caso de la novela de Zafón, incluso, no se perdería nada si desapareciera de veras toda la inmensa tirada. Tan sólo se trata de que todo ese papel que tira la supuesta señora -una ficción, supongo- vaya al contenedor de reciclaje.

    05 mayo 2008 | 13:29

  9. Dice ser Kitiara

    Soy de la opinión de que un libro NUNCA se debe tirar, y por supuesto ¡¡tampoco maltratar!! Si te has leido un libro y por alguna razón no lo quieres… subástalo por ebay, donalo a una biblioteca pública, de la caridad, a un colegio, a… donde te de la gana, pero no lo tires, te haya gustado o no puede servirle a alguien más como puerta a ese fantastico mundo que esconde dentro.Además… q tristes se ven las bibliotecas llenas de libros que nadie ha tocado… ¿no os gusta observar una buena estantería llena de libros que, aún estando bien cuidados, se ve claramente que los han asido manos ávidas?

    05 mayo 2008 | 15:33

  10. Dice ser Jeipi

    Pues yo lo que he visto son libros que se deshojan solos a la primera lectura.Tal vez esté ahí el origen de todo…

    05 mayo 2008 | 16:53

  11. Dice ser armstrongfl

    Mi Reina, si vuelve dígale que ni se atreva a acercarse a los libros, que deshoje margaritas como en la canción, pero que no toque sus libros. Ni le mencione el bookcrossing.Sí sabe Armstrongfl de alguien que deshojaba libros, el director de cine español Buñuel. Eso decían.

    05 mayo 2008 | 22:25

  12. Dice ser Raquel

    De sorpresa en sorpresa… Sobre lo que ocurre en tu librería, linda Regina, se podría hacer una buena serie de televisión. Tu ‘post’, como siempre, sublime.

    05 mayo 2008 | 23:25

  13. Dice ser Librero precoz

    ¿Y no te perturba/preocupa más la presencia de Zafón entre toda esa cúspide literaria?El placer de su propia historia me justifica el crimen. No a todos nos parece de locos vivir con el diablo.

    06 mayo 2008 | 4:32

  14. Dice ser Lilith

    ¿y qué me decís de los miles de ejemplares que DESTRUYEN las editoriales todos los años porque «sobran» y en la mayoría de los casos no quieren asumir los costes de enviarlos a países menos favorecidos?… para mi esto es tremendo…A mi me gusta más guardar el libro que he leido, no otro… con lo que no entiendo a esta señora.Eso si, confieso que he destruido a tijeretazos los libros de religión de la EGB para hacer trabajos de arte en el Bachiller….Saludos.

    06 mayo 2008 | 10:05

  15. Dice ser Victoria

    Hola Regina, llevo un par de dias buscando Confesiones de una máscara de Yukio Mishima, tiene algo tu librería de esto?Gracias 🙂

    06 mayo 2008 | 18:22

  16. Dice ser Regina ExLibris

    Querida Victoria,Mishima puebla mis baldas, naturalmente. Sobre Confesiones de una Máscara te sugiero una edición que Espasa sacó hace cinco o seis años en su colección de «Relecturas». No es fácil de encontrar (lloro de nuevo por los descatalogados) pero tampoco imposible…Además, metiéndonos en más harina mishimera te cuento que Siruela acaba de sacar del horno una gloriosa edición de La Perla y otros cuentos, y para rematar quizás te interese pasearte por El marino que perdió la gracia del mar, que está en Alianza.Besos y mares de letras,

    06 mayo 2008 | 19:18

  17. Dice ser jordix

    De un libro, según como esté editado, lo importante es el contenido y no el continente. No me parece un crimen demasiado imperdonable el ir deshojando una edición barata de bolsillo. Raro sí, pero nada más.Otra cosa sería irse cargando una biblia de guttenberg.

    07 mayo 2008 | 11:01

  18. Dice ser Roberto Samper

    A mí me encanta la literatura, y disfruto con un libro más que con muchos otros placeres de la vida, sin embargo me parece fetichista conservarlos una vez se han leído.Lo que suelo hacer es regalarlos, intercambiarlos o simplemente cogerlos en préstamo de bibliotecas para luego devolverlos. Comprendo que la señora se libre de ellos cuando ha terminado, aunque prefiero seguir mi método porque el suyo hace aún más fútil la vida del árbol destrozado para editar ese libro.Por otra parte, llenar baldas en casa me parece como decía Larry Seinfeld un modo de mostrar «trofeos» al mundo, decir «los he leído todos, cuanto saber hay entre estos muros, ¡admírame!».Un saludo.

    09 mayo 2008 | 18:55

  19. Dice ser klins

    Lo genial seria guardar todos los miembros (paginas) de todos los seres desguazados y posteriormente recomponer, al tuntun, una nueva criatura, hibrida de tantas otras, inmensa, sin sentido, y poderosa…

    02 junio 2008 | 11:42

  20. Dice ser Sonia

    Pues que quieres que te diga; «Mira abajo, querida, es fácil» … no deja de ser perturbador, y obstentoso.Yo tengo libros intactos en la librería, pero porque los leí sacados de la Biblioteca Pública, y luego los compré a la espera de releerlos.

    11 junio 2008 | 11:00

  21. Dice ser Nor

    Hola, Regina… llevo buscando años el libro de «fantasma» de Susan Kai… lo has tenido alguna vez¿

    18 enero 2009 | 19:04

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