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¿Sabes a qué hace referencia el término ‘onicofagia’?

El término ‘onicofagia’ significa literalmente ‘comerse las uñas’, un vocablo utilizado sobre todo en medicina para hacer referencia al acto compulsivo e incontrolado de andar mordisqueándose las cutículas.

¿Sabes a qué hace referencia el término ‘onicofagia’?

Etimológicamente el término proviene del griego, uniendo los vocablos onyx’ (uña) y ‘phagein’ (comer).

La mayoría de expertos indican que la onicofagia se trata de un trastorno que se encuentra dentro del espectro obsesivo-compulsivo que ayuda al individuo que lo realiza a canalizar un estado de ansiedad o nervios y de ese modo, sin ser consciente, poder reducir la inquietud o malestar psíquico mordisqueándose las uñas.

Cabe destacar que hay quien indica que, en algunos casos determinados, también puede tratarse de un hábito adquirido, sin existir un componente de desorden que pueda preocupar o necesite tratamiento alguno.

 

 

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Fuente de la imagen: meddygarnet (Flickr)

¿Es correcto decir ‘aruñar’ en lugar de ‘arañar’ para indicar que se ha rasgado con las uñas?

A través de mi perfil @yaestaellistoquetodolosabe2 en Instagram, un seguidor me realiza la siguiente consulta: ¿Sería correcto decir ‘aruñar’ en lugar de ‘arañar’ para indicar que se ha rasgado con las uñas?

¿Es correcto decir ‘aruñar’ en lugar de ‘arañar’ para indicar que se ha rasgado con las uñas?

Según indica la RAE, a través de la respuesta dada por su servicio de consulta sobre dudas lingüísticas y la entrada correspondiente en el Diccionario panhispánico de dudas: ‘La variante «aruñar» es propia del habla coloquial y popular de algunas zonas;  la voz propia de la lengua estándar es «arañar»’.

Según aparece en la edición actual del Diccionario de la RAE, en la primera acepción de la entrada ‘arañar’, nos indica lo siguiente: ‘Raspar, rasgar, herir ligeramente la piel con las uñas o con un objeto cortante o punzante’. Y también nos indica que se trata de una etimología discutida, dándonos la posibilidad de que pueda provenir de los vocablos araña y arar.

A pesar de las dudas sobre la procedencia de dicho término, que señala actualmente la publicación académica, cabe destacar que son numerosos los etimólogos y lingüistas que llevan defendiendo desde hace muchísimo tiempo que el verbo ‘arañar’ está formado por los vocablos ‘arar’ y ‘uña’, debido a que la marca que queda (tras hacer una herida con las uñas) recuerda a los surcos que hay en la tierra tras haber arado.

Hay algunas voces discordantes (las menos) que indican que no proviene de unir arar con uña, sino de juntar ‘araña’ y ‘uña’, ya que dicha marca recuerda a las patas de un arácnido (sinceramente, yo me quedo con la primera explicación).

El término ‘arañar’ aparece en textos del siglo XVI y fue recogido por primera vez en Diccionario de Autoridades, en el año 1726, donde ya se le daba como explicación de su origen la unión de las palabras arar y uña e incluso, en esa misma publicación, ya aparecía recogida la palabra en la forma ‘aruñar’, dándole como significado exactamente la misma acepción que en la entrada ‘arañar’: ‘Herir con las uñas alguna cosa de modo que dexe señál. Dícese mas comunmente Arañar’.

¿Es correcto decir ‘aruñar’ en lugar de ‘arañar’ para indicar que se ha rasgado con las uñas?

Entradas en el Diccionario de Autoridades de 1726 para los términos ‘aruñar’ y ‘arañar’

Actualmente el diccionario de la RAE sigue recogiendo el término ‘aruñar’ el cual remite directamente a la entrada ‘arañar’. Numerosos son los lingüistas y publicaciones que podemos encontrar en la red o libros de consulta, que indican categóricamente que ambas formas son igual de válidas, pudiéndose utilizar como sinónimas en un mismo texto.

 

 

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Fuente de las imágenes: Wikimedia commons / Diccionario de Autoridades

¿Qué son las medias lunas que aparecen en las uñas?

Posiblemente muchos de vosotros habréis observado en más de una ocasión que en vuestras uñas hay una especie de ‘media luna’ de color blanquecino, que se encuentra en la parte más cercana a la raíz.

Media luna es el nombre por el que comúnmente se les conoce, pero en realidad se llaman ‘lúnulas’ y el término proviene del latín, siendo un diminutivo de ‘luna’, algo así como ‘lunita’.

Hemos de tener en cuenta que nuestras uñas son un tejido muerto formado por escamas de queratina endurecidas (el mismo componente que forma parte de nuestro pelo y capa superior de la piel) cuya función es proteger la parte blanda de los dedos y que se compacta sobre la piel. Al ser transparente podemos ver lo que hay debajo de ellas que no es más que nuestra carne. Al crecer, las células viejas se aplanan y endurecen gracias a la queratina y se desplazan por el lecho de la uña hacia la punta del dedo.

La media luna está formada por células que todavía no han acabado de endurecerse completamente.

Existen varias teorías sobre el color blancuzco de esta parte de la uña…

Una de ellas dice que la parte rosada muestra la carne irrigada profusamente por vasos sanguíneos, dicha irrigación es menor en la raíz, sin embargo otros expertos apuntan a que es el grosor de la matriz ungueal el que permite ver más o menos capilares y en consecuencia un color u otro.

Según un estudio presentado por el Dr. Montrose T. Burrows se debe a una reflexión de la luz, ya que la uña no se adhiere a los tejidos situados por debajo de ella en esta parte de la raíz, como sucede en las zonas más alejadas de ella.

Las uñas crecen muy poco a poco, aproximadamente 0,1 milímetro al día en el caso de las manos (unos 3 milímetros al mes). A dicha velocidad  a la uña le cuesta entre  3 y 6 meses crecer completamente. En el caso de los pies suelen crecer más lentamente.

Fuentes de consulta: podólogo / grupoargon / onlinelibrary / ecured

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Algunas curiosidades sobre el crecimiento de las uñas

  • El crecimiento de las uñas es mucho más rápido en los niños que en los adultos, mayor en verano que en invierno, pues la misma uña se renueva en 116 dí­as en verano y 132 en invierno.
  • Crecen más rápido las de la mano derecha que las de la izquierda. La velocidad de crecimiento en cada dedo es mayor o menor según su longitud; así­, crece más la uña del dedo corazón y menos la del pulgar.
  • La mano derecha tarda 82 dí­as menos que la izquierda para cambiar sus uñas.
  • Las uñas de las manos crecen más deprisa que las de los pies.

Fuente: Fisiquotidianía de Cayetano Gutiérrez Pérez  con expresa autorización del autor.