He decidido que, a partir de este domingo, voy a ejercer de Peñafiel de garrafón y a resumir mi intensa semana televisiva en algunos pantallazos. Cada día, de las capturas que voy haciendo para mi sección de la contraportada de Público, Visto/Dicho/Oído, hay muchas que se quedan en el disco duro -a veces porque pertenecen al mismo programa del que hablé el día anterior, o porque no me gusta mencionar dos programas de una misma cadena en un día, o porque no dan calidad para el papel…- y, sin embargo, merecen su momento de gloria.
ESTA SEMANA…
1. EL JUEGO DE TU VIDA / TELECINCO
Mientras Emma García le preguntaba a la concursante si «prefería pedir dinero prestado a trabajar limpiando casas», el realizador nos mostraba este primer plano del reloj de marca -de relojes de medio pelo, pero de marca- de la participante de uno de los programas donde el trabajo de las cámaras es casi tan perverso como el de los guionistas que redactan las preguntas. Impresionante.
Confieso que EL JUEGO DE TU VIDA es uno de esos placeres culpables televisivos que tanto disfruto y sobre los que
[ATENCIÓN: CUÑA PUBLICITARIA
Mañana hablaré en el programa de radio donde intervengo dos lunes al mes, EXTRARADI, en COMRADIO (creo que no os lo había contado).
FIN DE LA CUÑA]
2. ELENA TABLADA, BISBAL Y EL CASO POLICIAL
Seré muy mal pensado, pero que el mismo día en que salía a la luz el asunto de los chantajes online a Bisbal coincidiera con un acto promocional de su novia para una marca de compresas, no me pareció una casualidad, sino una forma muy inteligente de amortizar un suceso desagradable para conseguir mayor cobertura mediática para la muchacha y su patrocinador.
3. LO NATURAL, A CONTRALUZ
Dejo a un lado lo torticero del titular para destacar la contradicción entre la forma y el fondo. Si a ese joven homosexual le parece natural la promiscuidad, ¿por qué apareció con el rostro en penumbra y la voz distorsionada? ¿Por promiscuo o por homosexual? ¿Por decisión propia o del programa de AR, que así le ponía morbo y moralina al asunto?
y
4. ADIÓS TIRANTES, ADIÓS