Veo en ‘Tal cual lo contamos’ (tal cual me entran ganas de poner el escroto sobre la vitrocerámica encendida) uno de esos reportaje de investigación con cámara oculta -que hace unas semanas el Tribunal Supremo declaró inconstitucional- donde tratan de denunciar la existencia de mendicidad infantil en las calles.

Una cosa feísima e ilegal -lo de la mendicidad de las criaturas; bueno, y lo de la cámara oculta, también-, una canallada lo de aprovecharse de los niños para ganar dinero.

Menos mal que ‘Tal cual lo contamos’ (tal cual me bebo un lingotazo de desatascador de tuberías on the rocks), ese gran programa de acción social, se atreve a mandar a una reportera con una cámara en el bolso para que todos seamos conscientes del horror. Menos mal que ‘Tal cual lo contamos’ (tal cual me rizo las córneas con unos bigudís) cede los ingresos publicitarios obtenidos a costa de reportajes así a asociaciones de defensa de la infancia. Porque ellos no pueden ni quieren ser como esas malas madres que esclavizan a sus hijos y les condenan a la mendicidad para su propio lucro.

Porque… es así, ¿verdad? ¿’Tal cual lo contamos’ (tal cual yo, blablabla) no se aprovecha de las imágenes de niños mendigos para rascar ‘share’ y que Antena 3 haga caja, verdad que no? Seguro que no. Un programa tan sensible con los derechos infantiles nunca haría una cosa así. ¿O sí?