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‘Señor’, ‘senior’, ‘monseñor’ y ‘senador’, cuatro términos que comparten una misma raíz etimológica

‘Señor’, ‘senior’, ‘monseñor’ y ‘senador’, cuatro términos que comparten una misma raíz etimológica

Los términos ‘señor’ o ‘señora’ son de los más utilizados en nuestro vocabulario para referirnos a infinidad de cosas, entre ellas a modo de tratamiento hacia una persona, otorgar distinción a alguien, hacer referencia a quien manda, gobierna o es propietario de algún lugar, al que ya tiene cierta edad e incluso para referirnos a Dios o Jesucristo (masculino) y a la Virgen (femenino); entre los muchísimos usos que tiene (en el diccionario de la RAE se le da cerca de una veintena de acepciones).

Por su parte, ‘senior’ se utiliza únicamente en su forma masculina y se hace con el fin de señalar a alguien de más edad o categoría superior (por ejemplo en el deporte) e incluso para diferenciar entre un padre e hijo que se llaman del mismo modo.

‘Monseñor’ es un título honorario que es concedido por el papa de Roma a ciertos eclesiásticos de cierta relevancia. Al castellano llego desde el italiano ‘monsignore’ (mi señor) y este mismo vocablo también viajó hasta el francés donde dicho término (en la forma ‘monseigneur’) era utilizado para hacer referencia al príncipe heredero de la corona (el ‘Delfín de Francia’) y por extensión a los miembros de la aristocracia y nobleza.

El de ‘senador’ es un antiquísimo cargo público por el cual se nombraba a un hombre sabio y de mayor edad de la comunidad, ciudad o Estado, que tenía como cometido el aconsejar a los miembros del gobierno (magistrados, emperadores, cónsules…) y que hoy en día hace referencia al representante político de la Cámara Alta.

Estos cuatro términos, utilizados para referirse a cosas o personas de rango o estamentos muy diferentes, provienen de una misma raíz etimológica y que hacía referencia al miembro de mayor edad de un lugar.

Todos esos vocablos provienen del latín ‘senex’ cuyo significado literal era ‘viejo’, ‘anciano’ y que con el paso del tiempo fue derivando en diferentes términos.

Por ejemplo, ‘señor’ y ‘senior’, en su origen, se utilizaba para hacer referencia a lo mismo y fue a partir de la aparición de la eñe cuando se diferenció sus significados.

Curiosamente, durante largo tiempo se utilizó para referirse al dueño de alguna cosa, quien tenía dominio y propiedad sobre la misma, la forma ‘sor’ (que nada tiene que ver con una monja de una comunidad religiosa) y que era la síncopa de ‘seor’ y éste a su vez de ‘señor’.

 

 

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Fuente de la imagen: wordart

El curioso origen etimológico del término ‘duende’

Conocemos como duende a aquel personaje o espíritu proveniente del mundo de la fantasía o mitología que se encarga de hacer algunas travesuras y dar quebraderos de cabeza a las personas que residen en el lugar donde aparece.

El curioso origen etimológico del término ‘duende’

Normalmente suele decirse que los duendes son seres diminutos que habitan en los bosques, aunque también se les ubica en los hogares y es de este último lugar de donde surge su curiosa etimología.

Desde la antigüedad se tenía el convencimiento de que en muchas casas se escondía algún ser fantástico o espíritu que andaba realizando trastadas, cambiando las cosas o enceres de sitio, abriendo y cerrando ventanas y puertas o haciendo todo tipo de ruidos.

El temor que se les tenía a esos seres hacía que estos se adueñaran de la casa y, precisamente, esa es su etimología. El término ‘duende’ proviene de la unión del término en castellano antiguo ‘duen de’ que quería decir literalmente ‘dueño de’ y, en este caso, del lugar donde habita (duen de casa / dueño de la casa).

Este es el origen proporcionado por la mayoría de expertos y etimólogos (incluido el diccionario de la RAE), pero podemos encontrar que en el libro ‘El Diccionario de los Monstruos’ de Massimo Izzi, si indica que proviene del árabe ‘duar de’ cuyo significado es ‘que habita en’.

La literatura y cinematografía se ha encargado de darle múltiples personalidades a los duendes y actualmente nos encontramos que numerosísimos son los seres fantásticos e imaginarios que surgen de ellos y que son denominados con diferentes nombres, entre ellos como gnomo o elfo.

Pero el término duende también es utilizado para referirse a otras cosas, como por ejemplo para decir que alguien ‘tiene duende’, como referencia a su arte o encanto especial para algún tipo de arte o disciplina.

También se le denominaba de ese modo (hace varios siglos atrás) a ciertas monedas utilizadas antiguamente en España (‘maravedis, tarjas, medios reales de plata y otras monedas endebles’ tal  como se describe en el diccionario usual de la Academia de 1780), debido  que las ‘monedas de duendes’ tan rápido se ven como se desvanecen (esconden) de entre los dedos tal y como hacen esos seres traviesos.

 

 

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