«Larga vida a la ficción histórica» | Crónica del VIII Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda

Simon Scarrow se mezcla con los recreadores del Certamen de Úbeda (FOTO: JESÚS DELGADO)

«¡Larga vida a la ficción histórica!» Así concluyó el escritor británico Simon Scarrow (Lagos, Nigeria, 1962), padre de los célebres personajes literarios Cato y Macro, la recepción del premio Ivanhoe a toda su trayectoria que le entregó el sábado el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda. Fue uno de los muchos momentos interesantes de esta cita anual que lleva ocho años celebrándose y que ha confirmado que la ciudad jienense, Patrimonio de la UNESCO, es una de las capitales españolas del género y podría servir como buen colofón y resumen de una intensa semana de actividad cultural. Scarrow, al recoger el diploma, defendió estos premios «porque son importantes». «Lo que pasa con el brexit o en Cataluña es porque la gente no lee, porque la gente no conoce su pasado«, aseguró el novelista, «no son cosas populares de decir, pero es así. ¡Larga vida a la ficción histórica!».

[ENTREVISTA | Simon Scarrow, premio Ivanhoe: «Cuando escribes novela histórica, no solo hablas del pasado»]

Desde el martes pasado, el caso antiguo de la ciudad ubetense acogió diversas actividades literarias y de recreación histórica, que solo quedaron empañadas por la climatología durante su última jornada. No sólo Úbeda fue escenario, sino también algunas diversas pequeñas localidades de la vecina comarca del Condado. Sin ir más lejos, el viernes por la tarde, Scarrow, en un encuentro con distintos clubs de lecturas animados por el grupo que organiza el Certamen, congregó a cien personas en Santiesteban del Puerto y aprovechó para hablar de su última novela, la última aventura de Cato y Macro que está a punto de llegar a las librerías españolas, titulada La sangre de Roma. Buena iniciativa, que demuestra que también las pequeñas zonas rurales tienen hambre de actividad cultural y que harían bien los programadores en dirigir su atención ahí.

El equipo comandado por Pablo Lozano, director del Certamen, preparó para su octava edición una agenda intensa: actividades de recreación centradas en la guerra Anglo-Zulú y el mundo de los gladiadores de la Antigua Roma y un completo y variado programa de charlas de escritores. Además de Scarrow, comparecieron Carlos Bardem, Francisco Narla, el irlandés Ben Kane, el francés Baptiste Touverey, Pedro Santamaría, Emilio Lara, Mercedes Santos, Julio Alejandre, José Zoilo Hernández, Claudia Casanova, Sebastián Roa, entre otros.

Fueron combativos los premiados en esta edición. Además de Scarrow, el ganador del premio a novela inédita del Certamen, el Ciudad de Úbeda, recayó en un joven autor chileno, debutante y llamado a entrar por la puerta grande del género, Alan Pitronello. Pitronello, historiador que ha firmado una épica novela de aventuras titulada La Segunda Expedición, sobre los conquistadores de América, se mostró combativo con la Leyenda Negra, defendió «una unidad entre los dos lados del Atlántico basada en la lengua castellana» y abogó por recuperar la épica hispana, «hurtada por el cine y la cultura de masas anglosajona». Habrá que estar atentos a este jovencísimo autor: por lo que escribe y por lo que dice apunta a un futuro extraordinario.

El tercer premio, el que homenajeaba a la mejor novela histórica publicada en España en 2018, los Cerros de Úbeda, recayó en Iñaki Biggi, autor de Valkirias, ficción de aventuras vikingas donde el peso de la trama y de la acción recae en las mujeres, no en los hombres.

Más allá de las batallas particulares y sociales de cada novela, una idea recorrió de principio a fin las intervenciones del Certamen: la verbalizaron más claramente Emilio Lara y Sebastián Roa, pero casi todos los autores parecieron suscribir, la «preeminencia del sustantivo novela sobre el adjetivo histórica«. La victoria de la literatura, en resumen, de la libertad creativa, aunque se busque su equilibro con la realidad histórica.

La joya de la corona, en materia de recreación, fue en esta edición una espectacular recreación de la batalla de Isandlwana (1879). Los recreadores, convertidos en soldados británicos (incluidos este periodista) y el público, dirigido por un animador, transformado en la masa zulú atacante que derrotó al poderoso imperio colonial protagonizaron el choque. Una actividad brillante, participativa y espectacular, en su detalle en uniformes y armas, en su guionización y en el uso de pirotecnia, que deleitó a los asistentes. Lástima que la lluvia, invitada que amenazaba con llegar, terminó por presentarse el domingo y provocó la cancelación de los juegos gladiatorios y de la recreación de la batalla de Rorke´s Drift.

En el apartado más literario, se pudieron ver diferentes visiones sobre la novela histórica, tanto entre los autores internacionales presentes como entre los nacionales. El Certamen se vuelve a confirmar como un masivo e intenso intercambio de ideas entre diferentes autores, periodistas y blogueros, editores y lectores. En privado y en público, se habló mucho de novela histórica, de literatura y de industria. De esa «ciudad toscana insertada en Jaén», que la llamó Emilio Lara, salieron, seguro, ideas y cambios que marcarán el género en los próximos meses y años.

Además, es una ocasión de conocer en las distancias cortas a los escritores que leemos. Allí, donde, por ejemplo el santanderino Pedro Santamaría y el canario José Zoilo Hernández, destacaron por su calidez y simpatía.

Para los que llevamos algunos años siguiendo esta cita el Certamen ha ido creciendo: cada vez más autores, más actividades distintas, más premios, distintas sedes y cada vez más patrocinadores. Esta cita cultural y el equipo que la lleva a cabo han sabido crecer y reinventarse cada vez, con sus muchos aciertos y algunos errores. El reto era difícil, pero parece en parte logrado: convertir a Úbeda en la sorprendente capital de la novela histórica en España. Al final se demuestra que, como a veces ocurre en el deporte, no gana quién más poder o dinero tiene, sino quien le hecha más ganas y esfuerzo. Este edición fue buena muestra de eso, pues trajo autores de todos los puntos de España y de Europa, en su año más global, como destaca el periodista Javier Velasco en TodoLiteratura.

Pasó rápido el tiempo, tan lleno de actividades como estaba, y el Certamen Internacional de Novela Histórica terminó con despedidas hasta ediciones próximas y poniendo las bases para las mismas. Y la idea clara en la mente de los asistentes que expresó Scarrow: «¡Larga vida a la ficción histórica!». Por lo visto estos días, la tendrá.

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